El sistema financiero mundial se ha visto sacudido estos días por la explosión de la grave crisis que comenzó hace ya un año como consecuencia del desastre de las llamadas hipotecas basura, y que por el momento se ha llevado ya por delante a dos de los principales bancos de inversiones de Estados Unidos (uno, en quiebra; el otro, vendido), y a una de las aseguradoras más grandes del mundo, también estadounidense, que ha tenido que ser prácticamente nacionalizada para evitar que se fuese a pique.
Las bolsas han vivido una semana negra (pese a la remontada del viernes y el gran cierre del IBEX, que acabó la jornada con la mayor subida de su historia mientras que Wall Street aplaude el plan del Tesoro contra la crisis y cierra con un alza del 3,36%), la confianza en el sistema bancario ha sufrido un duro revés, el miedo se ha extendido en los mercados y entre los inversores, los bancos centrales han acabado interviniendo, y la crisis económica puede haber encontrado un nuevo obstáculo en su ya difícil camino de salida.
¿Qué ha provocado esta crisis? ¿Cómo es de grave? ¿Quiénes son los responsables? ¿Qué consecuencias ha tenido ya y tendrá en un futuro? ¿Cómo nos afecta? Éstas son, en 20 preguntas y respuestas, las principales claves para entender la última gran crisis financiera mundial.
1. ¿Cuándo comenzó la crisis?
Hace aproximadamente año y medio, en marzo de 2007, D. R. Horton, una de las mayores constructoras de EE UU, dio el primer aviso: La venta de casas estaba empezando a caer en picado, pero lo más preocupante era el fracaso de un nuevo mercado por el que habían estado apostando muchos bancos durante años: las hipotecas de alto riesgo, o hipotecas basura, conocidas en inglés como ‘subprime’.
Para el mes de mayo ya había una financiera pidiendo protección por bancarrota (New Century) y la Reserva Federal estadounidense (el banco central de este país) decía sin tapujos que la crisis de las hipotecas podía asestar un duro golpe a la economía nacional.
2. ¿Que son las hipotecas ‘subprime’?
Son préstamos hipotecarios que concedieron los bancos de forma masiva (una quinta parte de las hipotecas que vendieron eran de este tipo) a clientes poco seguros y de alto riesgo, animados desde el año 2000 por la buena marcha del mercado inmobiliario (precios asequibles, tipos de interés muy bajos, boom de la construcción) y de la economía en general.
Muchos de estos clientes tenían historiales dudosos a la hora de pagar sus deudas, o carecían en sus cuentas corrientes del dinero suficiente como para que, en condiciones normales, los bancos les hubiesen concedido un crédito.
3. ¿Por qué acabaron siendo un problema?
Cuando la crisis económica empezó a enseñar los dientes y el mercado inmobiliario se desplomó, los tipos de interés fueron subiendo (las hipotecas subprime son a interés variable) y la vida se puso más cara. Los clientes no pudieron pagar sus deudas con los bancos, que empezaron a quedarse sin dinero para préstamos según iban venciendo los plazos.
La situación no sólo afectó a los bancos estadounidenses, sino también a muchas entidades financieras europeas y de medio mundo, incluidas cajas de ahorro, que, a su vez, habían prestado dinero a los bancos de EE UU.
4. ¿Cuáles fueron las consecuencias?
Para el mes de agosto del año pasado el pánico financiero ya se había generalizado, las bolsas entraron en mínimos anuales y, lo más grave, se había sentado un peligroso precedente de falta de confianza, tanto para los bancos, que empezaron a ser más reticentes a la hora de conceder créditos, como para los inversores, algo especialmente grave para un sistema que depende más de las previsiones, expectativas y temores de éstos que de la realidad económica en sí.
Los bancos de inversiones empiezan a anunciar pérdidas en cadena: en octubre, el estadounidense Merrill Lynch (5.500 millones de dólares); en noviembre, Wachovia (1.100 millones) y Citigroup (57% menos de beneficios); en diciembre, la Unión Bancaria Suiza (10.000 millones) y Morgan Stanley (9.000 millones)…
5. ¿Qué tienen que ver las hipotecas con el mercado financiero?
En este caso, mucho. Con el objetivo de ganar más dinero, los bancos que concedieron estos préstamos aprovecharon para vender los títulos hipotecarios correspondientes en los mercados financieros y negociaron con ellos. Estos títulos eran muy inseguros, de mucho riesgo, y por tanto, muy rentables en el caso de que las cosas fueran bien. Pero cuando los clientes empezaron a no poder pagar, los inversores (en muchos casos, también bancos) que habían comprado estos títulos comenzaron a retirarlos. Es cuando se produce la crisis de liquidez.
6. ¿Cómo se reaccionó?
Tanto la Reserva Federal estadounidense como el Banco Central Europeo y el Banco Central de Japón decidieron inyectar liquidez, es decir, meter más dinero, en el sistema. Desembolsaron, respectivamente, 2.000, 65.000 y 5.000 millones de dólares. Además, la Reserva Federal empezó a bajar un poco el tipo de interés para calmar los ánimos.
En el Reino Unido, por primera vez desde los años setenta, el Banco de Inglaterra dio apoyo financiero a un banco, el Northern Rock.
Por su parte, algunos de los grandes bancos estadounidenses hicieron varios intentos por coordinar sus políticas.
7. ¿Se emprendieron acciones legales?
El Congreso de EE UU empezó a investigar en marzo por qué los directores de los bancos que dimitieron como consecuencia de la crisis de las hipotecas habían recibido compensaciones millonarias, y el FBI, a su vez, investigó a 14 compañías relacionadas con este tipo de préstamos.
El pasado mes de junio fueron arrestadas 406 personas, incluidos promotores inmobiliarios y corredores de bolsa, por un fraude hipotecario de 1.000 millones de dólares.
8. ¿Por qué se mantiene aún la crisis, un año después?
Porque aún persiste una situación de gran desconfianza entre las grandes entidades financieras internacionales, algo que no terminará mientras la caída del mercado inmobiliario siga aumentando los problemas de los bancos, y mientras no se conozcan cuáles han sido los efectos reales del derrumbe (muchos bancos no están diciendo sus pérdidas para poder mantenerse en el mercado).
La esperanza, por parte de las autoridades, de que la crisis acabase resolviéndose por sí misma, no se ha cumplido.
9. ¿Cuándo empiezan los grandes batacazos?
El 13 de julio el Gobierno estadounidense se vio obligado a tomar el control total del banco hipotecario Indy-Mac (uno de los gigantes del sector) para evitar que quebrase ante la retirada continua de fondos por parte de sus inversionistas, y dos días después las autoridades monetarias (la reserva Federal y el Tesoro) decidieron ayudar a dos de las instituciones hipotecarias más importantes de EE UU, Fannie Mae y Freddi Mac, para evitar que su hundimiento afectara a millones de pequeños clientes (cerca del 50% de las viviendas de todo el país). También salvaron a Bear Stearns.
Ya en septiembre, el pasado día 15, el Bank of America compró el grupo de inversión Merrill Lynch por 44.000 millones de dólares, para hacer frente a las consecuencias de la inminente quiebra de Lehman Brothers, que finalmente acaba derrumbándose poco después. Lehman, el cuarto banco de inversión estadounidense, que llevaba operando desde hacía 158 años, declara la bancarrota más grave desde 1990, abrumado por el fiasco hipotecario y tras haber intentado en vano ser comprado por el Bank of America y por el británico Barclays, pese a estar a precio de saldo. Los inversores españoles tienen fondos en este banco por valor de 300 millones de euros.
En menos de seis meses han desaparecido o cambiado de manos en EE UU tres grandes bancos de inversiones y los dos gigantes hipotecarios están bajo el control de Washington.
10. ¿Qué consecuencias tiene la caída del banco Lehman?
Estamos hablando de uno de los bancos de inversión claves en Wall Street desde hace décadas, un banco que, dedicado a la compra y venta de acciones y activos inmovilizados, al comercio y a la investigación, opera a gran escala; un banco que negocia con gobiernos y grandes empresas, con una plantilla de 25.000 personas en todo el mundo.
No tiene cuentas corrientes para clientes pequeños, pero la mayoría de nuestros bancos tienen negocios con él, y ahora van a tener problemas para obtener el dinero que han invertido.
11. ¿Por qué no ha recibido ayuda del tesoro de EE UU?
Tras haber rescatado a Fannie Mae y Freddie Mac (con dinero del contribuyente), el Gobierno necesitaba muchas garantías a la hora de salvar también a Lehman Brothers. Estas garantías las tenía que haber aportado el banco que iba a comprar Lehman (Barclays, en este caso), pero no lo hizo.
12. ¿Qué ha ocurrido con la aseguradora AIG?
Después de la quiebra de Lehman Brothers y de la venta de Merrill Lynch a Bank of America, la tercera gran hecatombe fue el desplome de la aseguradora AIG (American International Group). Se trata de la mayor compañía aseguradora de EE UU y una de las más grandes del mundo. Ocupaba el puesto 18 en el ranking mundial de empresas.
El problema es que esta firma no sólo asegura, por ejemplo, viviendas de particulares, sino que también cubre a grandes compañías, entre ellas, bancos. Cuando un banco hace una gran inversión, AIG asegura sus pérdidas en el caso de que el negocio vaya mal.
De modo que, ahora, la crisis hipotecaria ha situado a la aseguradora ante una situación de práctica quiebra, ya que el dinero que tiene (mucho) está atrapado en inversiones que no puede vender.
Para poder salvarse necesita dinero en efectivo, y la única institución que puede proporcionárselo es la Reserva Federal, es decir, el Gobierno, quien finalmente lo ha hecho: el rescate de AIG, realizado en forma de préstamo a dos años, le ha costado al contribuyente estadounidense 85.000 millones de dólares (60.000 millones de euros) y ha supuesto la práctica nacionalización de la empresa aseguradora.
En España, AIG lleva operando 30 años y tiene algo más de un millón de clientes. Su negocio principal son los seguros de vida. Fuentes de la empresa han señalado que la nueva situación de la aseguradora no tiene por qué afectar a los clientes españoles.
13. ¿Cómo ha justificado el Gobierno de EE UU su rescate?
La medida es controvertida, al tratarse de utilizar dinero público para salvar de la quiebra a una compañía privada que, en principio, ha acabado en situación de quiebra, en parte, por su mala gestión. También porque este tipo de acciones suelen acabar incrementando el déficit del Estado o traduciéndose, a la larga, en más impuestos. Y, en general, por lo que tiene de intervencionismo estatal en un país que rinde culto a los principios del capitalismo.
El Gobierno, con el respaldo del presidente, George W. Bush, ha explicado que el préstamo tiene como objetivo «promover la estabilidad en los mercados financieros» (la bancarrota de AIG habría tenido graves consecuencias no sólo en los bancos estadounidenses, sino también en muchos europeos) y «limitar el daño en la economía genera».
En cualquier caso, tras lo ocurrido con AIG, Fannie Mae y Freddie Mac, por un lado, y con Lehman Brothers, por otro, parece claro que la Reserva Federal sólo está dispuesta a socorrer a aquellas entidades financieras cuya quiebra ponga el peligro el sistema, o cuando esta quiebra resulte más cara, a la larga, que brindarles ayuda.
Ayer mismo, la Reserva Federal, el Tesoro y el Congreso de los EE UU acordaron lanzar un paquete de medidas legislativas de manera «expeditiva» para afrontar la crisis, que se centrará en dar solución a los activos fallidos del mercado hipotecario que tienen en sus balances las instituciones financieras,
14. ¿Qué han hecho esta vez los bancos centrales?
Volver a inyectar grandes dosis de dinero, tirando de fondos de emergencia y de préstamos: 50.000 millones de dólares (unos 35.000 millones de euros) la Reserva Federal estadounidense (que, sin embargo, no ha bajado los tipos de interés), 70.000 millones de euros el Banco Central Europeo, 25.000 millones el Banco de Inglaterra, 17.000 millones el Banco de Japón…
Los seis principales bancos centrales anunciaron este jueves «medidas coordinadas» contra la falta de liquidez, y acordaron inyectar hasta 180.000 millones de dólares (unos 125.000 millones de euros). Estas inyecciones masivas de dinero son un arma de doble filo: por un lado, ayudan a los bancos a capear el temporal, pero por otro introducen más miedo y dudas en los mercados al hacerse evidente que el problema es de una gran magnitud.
15. ¿Y los bancos?
La crisis está precipitando fusiones y compras bancarias para ganar fuerza en una situación que está resultando ser límite para muchas entidades financieras.
Esta misma semana, el banco británico Halifax Bank of Scotland, la mayor entidad financiera del Reino Unido, ha llegado un acuerdo para ser comprado por el también británico Lloyds TSB. La unión de ambos creará un auténtico gigante de la banca. Por su parte, el segundo mayor banco de inversión estadounidense, Morgan Stanley, también está estudiando fusionarse con otro banco.
16. ¿Qué ha dicho el Gobierno español?
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que «el sistema financiero español está resistiendo muy bien ante una crisis financiera internacional» en la que «hemos visto muchos países con entidades financieras que se han visto afectadas de una manera muy seria, de manera especial la primera economía del mundo».
Sobre la petición que realizó este miércoles el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, para que el Ejecutivo inyecte dinero con el fin de paliar la crisis de liquidez que viven las empresas (lo que calificó de «paréntesis» en el libre mercado), Zapatero se limitó a decir que el Gobierno ayudará a las empresas «de forma prudente y sensata», recordando asimismo a la patronal que ya se han tomado medidas a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para paliar la situación.
17. ¿Cómo han reaccionado las bolsas?
El efecto de la crisis financiera en las bolsas ha sido fulminante, en parte porque uno de sus principales motores, las fusiones y adquisiciones, se ven seriamente reducidas cuando se acaba el dinero barato para financiarlas, al endurecerse los créditos.
Ésta ha sido una semana negra para las bolsas de todo el mundo, y especialmente para Wall Street, que no empezó a remontar hasta el jueves, tras las inyecciones de dinero por parte de los bancos centrales.
El martes, y como consecuencia de la quiebra de Lehman Brothers y la venta de Merrill Lynch, Wall Street sufrió la mayor caída desde los atentados del 11-S, un 4,42%, y el miércoles reaccionó al rescate de AIG por parte del Tesoro estadounidense con otra gran bajada, esta vez, del 4,06%.
Las bolsas europeas y asiáticas han encadenado también varios días de grandes pérdidas. En España, el Ibex cerró el miércoles con pérdidas del 2,29%, mínimo desde enero de 2006. Ese mismo día, en Rusia, el desplome de la Bolsa de Moscú obligó a suspender las operaciones.
18. ¿Qué efecto ha tenido la crisis en la campaña electoral de Estados Unidos?
Por el momento ha dado un auténtico vuelco a los temas de los que se venía hablando en los últimos días. La polémica, y efectista, designación por parte del candidato republicano John McCain de Sarah Palin como candidata a vicepresidenta ha quedado en segundo plano ante la magnitud de la crisis financiera.
Además, McCain, firme defensor de la mínima regulación financiera posible, ha tenido que ver cómo el Gobierno de su compañero de partido, el presidente Bush, decidía intervenir para salvar a una aseguradora privada.
El candidato demócrata, Barak Obama, por su parte, no ha desaprovechado la oportunidad de criticar duramente «la economía fallida de los últimos ocho años».
19. ¿Quiénes son los culpables de la crisis?
Al margen de las causas que pueden encontrarse en la crisis económica mundial, derivada de muchos factores, como el precio del petróleo o de los alimentos, y que acaba influyendo tanto en el poder adquisitivo de los consumidores y en su capacidad para pagar sus deudas, como en la confianza de los mercados financieros, la crisis actual tiene sus propios responsables:
- Los banqueros: Su política de ganar más dinero mediante la venta de títulos de riesgo, a través de las hipotecas concedidas a clientes poco seguros, en un sistema que, además, se ramifica internacionalmente, ha resultado ser desastrosa.
- La Reserva Federal de Estados Unidos: Las grandes bajadas de los tipos de interés que llevó a cabo desde el año 2000 contribuyeron en buena parte a generar la burbuja inmobiliaria que está explotando ahora.
- El Gobierno estadounidense: El modelo, propugnado por la Administración de George W. Bush, de que sean las entidades financieras las que se regulen a sí mismas, ha quedado en evidencia. Habría sido necesario un mayor y mejor sistema de supervisión y control por parte del Gobierno, sobre todo en lo que respecta a las operaciones de riesgo.
- Los agentes inmobiliarios: Más preocupados en muchos casos por conseguir clientes y vender casas a cualquier precio, que por asegurarse de que los compradores accedían a préstamos de calidad o de que estaban en condiciones de poder pagarlos.
20. ¿Cómo nos afecta todo esto?
La crisis financiera que comenzó hace un año y ha estallado ahora afecta a la economía ‘real’ (nuestros bolsillos y nuestros puestos de trabajo): la pérdida de confianza por parte de sus inversores y la falta de liquidez hace que los bancos endurezcan las condiciones de sus préstamos, y eso perjudica tanto a las familias (sus hipotecas serán más caras) como, principalmente, al mercado inmobiliario, que hasta ahora ha sido el principal motor de la economía, al menos en España. Las inmobiliarias tienen más problemas para conseguir créditos con los que seguir construyendo y empiezan a perder dinero, suspenden pagos o contratan a menos gente para trabajar.
Por otra parte, los bancos centrales están metiendo más dinero en el sistema, pero también tendrán que acabar subiendo los tipos de interés para que las entidades financieras puedan incrementar la retribución que reciben por el dinero que prestan, y devuelvan al mercado los recursos que han retirado durante la crisis, lo que se traduce, también, en créditos más caros para las familias y para las empresas.
Por lo pronto, miles de personas en Estados Unidos tienen en peligro sus viviendas o sus ahorros.