El candidato republicano a la presidencia de EE UU y actual presidente, Donald Trump, y su rival demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, protagonizaron este jueves en la Universidad de Belmont, en Nashville (Tennessee), un segundo y último debate electoral menos caótico que el anterior cara a cara, pero en el que no faltaron, al igual que en el primer encuentro, graves acusaciones y duros intercambios dialécticos.
A la mayor fluidez contribuyó, sin duda, la medida implementada por los organizadores de silenciar el micrófono del candidato que no estaba en uso de la palabra durante los primeros minutos de la intervención de su rival, al principio de los distintos tramos, para evitar interrupciones. También, el hecho de que la moderadora, la periodista de la cadena NBC Kristen Welker, no llegara a perder del todo las riendas, como le ocurrió en el anterior debate a su colega de Fox News, Chris Wallace.
Los candidatos chocaron en todos los tramos, pero especialmente en los referidos a la inmigración y los menores indocumentados separados de sus familias, la gestión de la pandemia del coronavirus, el racismo, y el supuesto dinero que ambos se acusaron mutuamente de haber recibido de gobiernos extranjeros. Y China volvió a ocupar, como en el anterior encuentro, un lugar predominante.
Una vacuna «en semanas» frente a «un invierno oscuro»
El debate arrancó con la pandemia de COVID-19 sobre la mesa, una crisis sanitaria que este jueves se saldaba ya con 8.399.689 casos y 222.965 muertos en Estados Unidos.
Los dos candidatos dibujaron un panorama completamente diferente del reto al que se enfrenta el país. «Creo que habrá una vacuna dentro de semanas, y será distribuida muy rápido, está lista», aseguró Trump. Interpelado por la moderadora, el presidente reconoció, no obstante, que no tiene «garantías» de que la vacuna vaya a distribuirse en ese plazo, pero insistió en que cree que llegará «antes de que acabe el año», a pesar de que muchos científicos apuntan más bien a 2021.
Preguntado sobre cuál será la farmacéutica que lo conseguirá, Trump respondió: «Johnson&Johnson lo está haciendo muy bien, Moderna lo está haciendo muy bien, Pfizer lo está haciendo muy bien».
Por su parte, Biden acusó al presidente de no asumir «su responsabilidad» por el impacto de la pandemia en el país, y sentenció: «Cualquiera que sea responsable por tantas muertes no debería seguir siendo presidente».
«Estamos a punto de entrar en un invierno oscuro, y él no tiene un plan claro» para combatir la COVID-19, subrayó el candidato demócrata, a lo que Trump replicó: «[A Biden] le gusta meterse en un sótano y quedarse ahí, pero la gente no puede hacer eso, tenemos que aprender a vivir con ello. El 99% de la gente se recupera. No podemos cerrar la nación, tenemos que abrir las escuelas».
«Dice que estamos aprendiendo a vivir con esto, ¡increíble! Estamos aprendiendo a morir con esto», le respondió Biden.
El dinero de Rusia y los impuestos
Otro de los momentos tensos del debate se produjo cuando ambos se acusaron mutuamente de haber recibido dinero de gobiernos extranjeros, lo que los dos negaron.
Trump acusó a Biden de haber recibido dinero de Rusia, de haber puesto a su hijo Hunter en una compañía gasística ucraniana y de haber facilitado negocios para sus hermanos en sitios como Irak: «Joe consiguió 3,5 millones de dólares de Rusia y vinieron de Putin porque fue muy amigable con el exalcalde de Moscú, y fue la esposa del alcalde de Moscú [sic], y usted obtuvo 3,5 millones de dólares», dijo.
Biden, que negó haber recibido «ni un centavo» de gobiernos extranjeros, respondió que los negocios de su hijo en Ucrania fueron «éticos». «El tipo que se metió en problemas en Ucrania fue este [Trump], que intentó sobornar al Gobierno ucraniano para que dijera algo negativo sobre mí, lo que no hicieron», añadió el demócrata.
Biden aprovechó también para recordar que Trump «paga más impuestos en el extranjero que en Estados Unidos» y que tiene «una cuenta bancaria secreta en China». «Yo he publicado mis impuestos durante toda mi vida, algo que tú no has hecho, ¿por qué? Publica tus impuestos».
Trump replicó, sin presentar pruebas, que él ha «‘prepagado’ millones y millones de dólares en impuestos». Sobre la supuesta cuenta bancaria en China, el presidente alegó que estuvo activa entre 2013 y 2015 cuando estaba dedicado a negocios inmobiliarios.
La separación de familias inmigrantes, «criminal»
En el apartado dedicado a la inmigración, Biden, tachó de «criminal» la política de separación de familias inmigrantes sin papeles en la frontera, mientras que Trump defendió que su Gobierno «trata muy bien» a los 545 niños cuyos padres todavía no ha localizado después de implementar esa medida.
«Es algo criminal. Hace que seamos el hazmerreír del mundo y viola todo los conceptos de lo que somos como nación», dijo el demócrata. Trump respondió que su gobierno está «intentando muy en serio» localizar a los padres de esos menores, a pesar de que no es cierto que sea su Ejecutivo sino que los que lo hacen son abogados y grupos de derechos humanos.
«Los estamos tratando tan bien, están en instalaciones que son tan limpias», afirmó el presidente, en referencia a los niños separados de sus padres. «A los niños los han traído ‘coyotes’ [traficantes] y mala gente», agregó, algo que Biden rebatió de inmediato al insistir en que vinieron «con sus padres».
Trump, además, insultó a los indocumentados que, una vez dentro de EE UU, siguen la ley y se presentan ante los tribunales de inmigración: «Odio decirlo, pero los únicos que podrían aparecer son los que tienen el coeficiente intelectual más bajo», dijo.
«El menos racista de esta sala», «el más racista de la historia»
«Creo que tengo buenas relaciones con todo el mundo, soy la persona menos racista de esta sala», dijo Trump, en el bloque del cara a cara dedicado al racismo en el país. El presidente recordó asimismo que su rival fue el impulsor en el Senado de una ley del crimen en 1994 que provocó que «miles de afroamericanos terminasen entre rejas», y que él aprobó una reforma en el sentido contrario poco después de llegar al poder.
También afirmó que ha sido el presidente que «más ha hecho por la comunidad negra en la historia de Estados Unidos, con la posible excepción de Abraham Lincoln», quien abolió la esclavitud en 1863.
Biden, por su parte, repasó el historial de comentarios racistas de Trump y recordó que en 1989 abogó por la pena de muerte para un grupo de adolescentes afroamericanos conocidos como los «Central Park Five» que fueron acusados de un crimen que no cometieron.
«Nunca hemos respondido del todo a nuestro ideal de que todos somos creados iguales, pero siempre nos hemos movido hacia allí, paso a paso. Este es el primer presidente que ha parado eso, es el presidente más racista de la historia moderna de EE UU», dijo el demócrata.