Reserva

Miguel Máiquez, 18/04/2023
Damasco, Siria. Enero 1995. Foto: Miguel Máiquez
Damasco, Siria. Enero 1995. Foto: Miguel Máiquez
Foto: Miguel Máiquez

Técnicamente no es gran cosa, pero a la foto que encabeza este texto le tengo, no sé por qué, un cariño especial. En realidad es una diapositiva, que es lo que usaba siempre por entonces en mi cámara, una Yashica 108 a la que también le tengo cariño, a pesar de que hace años que no sale de su funda. La imagen la tomé en Damasco en enero de 1995, en una de las veces que viajé a Siria durante el año que viví en Jordania. La diapositiva original la escaneé bastante después, cuando los colores empezaban ya a perderse.

Lo obvio sería, supongo, el abrigo rojo de la niña: el inevitable y algo burdo paralelismo con La lista de Schindler, aquella otra niña y la guerra que empezaría a devastar Siria 16 años después. La película se estrenó, de hecho, algo antes, en 1993, pero no recuerdo haber sido consciente del detalle del abrigo cuando hice la foto, ni siquiera al revelarla. Probablemente porque, aunque la situación del país, que llevaba ya un cuarto de siglo bajo la brutal dictadura de Hafez al Asad, era ciertamente difícil, tampoco resultaba imaginable una guerra civil como la que lo lleva desangrando desde 2011.

Siempre resulta fácil, y tramposo, atribuir significados a posteriori. En cualquier caso, no es su posible simbolismo lo que hace especial esta imagen para mí. Tampoco los recuerdos de aquella intensa época de mi vida, ni la nostalgia.

Tal vez sea la luz, el sol que obliga a la niña a protegerse los ojos y difumina hasta borrarlos los contornos de los patos en el estanque; el calor tenue que, en un día de pleno invierno, parece aliviar toda la escena y revestirla de una especie de calma. O sentir que esa calma llega también a la charla de los dos hombres sentados en el suelo, a los pensamientos de la madre mientras sujeta a duras penas al bebé, a lo que quiera que esté vislumbrando la niña en los reflejos del agua.

Todas las fotos capturan el tiempo, todas preservan un instante. Esta, además, parece haber mantenido esa cálida densidad del aire, ese invencible verano interior en mitad del invierno del que hablaba Camus. Una reserva de luz para, ahora sí, tiempos más oscuros.


Miguel Máiquez, 18/4/2023

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