Los niveles de contaminación que padecen nuestras principales ciudades están empezando a resultar difícilmente soportables. Y la situación se agrava cuando, como ocurrió la semana pasada, se suceden varios días anticiclónicos, con escasas lluvias y poco viento. Aparecen entonces las famosas «boinas», las grandes urbes como Madrid o Barcelona se vuelven irrespirables, las alertas se disparan y resurge la polémica… Hasta que un poco de agua (como la anunciada a partir de este domingo para la capital de España, por ejemplo) apacigua la situación y el tema queda aparcado de nuevo.
La contaminación atmosférica provoca actualmente unas 370.000 muertes prematuras en la UE, 16.000 en España, según datos de la Comisión Europea. Sin embargo, hincarle el diente a una de las principales causas del problema, el imparable incremento del tráfico rodado en las ciudades, no parece fácil. En una sociedad en la que el coche se ha vuelto intocable, las poco electoralistas apuestas por otros medios de transporte más ecológicos (bicicleta, vehículos eléctricos), o por restringir o encarecer la circulación, siguen lejos de la agenda real de los grandes ayuntamientos. Y la crisis, con el consiguiente miedo a aumentar cualquier tipo de impuesto o a dañar al comercio, no alienta precisamente las iniciativas más osadas.
Los ciudadanos, por su parte, tampoco están por la labor: Según señala el estudio Ciudadanía y conciencia medioambiental en España, publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2010, sólo el 10% de los españoles se muestra dispuesto a usar menos el automóvil por cuestiones ambientales, frente al 17% de media de la UE.
¿En qué consiste exactamente la polución que envenena nuestros cielos? ¿Cuáles son sus efectos para la salud? ¿Qué dice la Ley? ¿Cómo ha sido la controversia, política y medioambiental, creada por la situación crítica de estos días? ¿Qué soluciones se proponen, y qué medidas han adoptado ya otras ciudades europeas? Estas son las claves de un fenómeno propio de las sociedades urbanas e industrializadas al que, sin embargo, no habría por qué resignarse.
¿Qué es la contaminación del aire?
El aire que compone la atmósfera, la capa que envuelve la Tierra, está formado por una veintena de gases en proporciones constantes. Cuando, debido fundamentalmente a la actividad del hombre, se alteran las proporciones naturales de esos gases o se detectan sustancias ajenas a las de la propia composición atmosférica, se contamina y degrada la calidad del aire, en ocasiones, en niveles superiores a lo tolerable para la salud.
La Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera, en vigor desde el 16 de noviembre de 2007, define la contaminación del aire como «la presencia en la atmósfera de materias, sustancias o formas de energía que impliquen molestia grave, riesgo o daño para la seguridad o la salud de las personas, el medio ambiente y demás bienes de cualquier naturaleza».
¿Qué la provoca?
Los principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones residenciales, y que generan dióxido y monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes.
¿Qué efecto tiene sobre la salud?
En España, la contaminación del aire causa 16.000 muertes anuales prematuras (370.000 en toda la Unión Europea), según datos de la Comisión Europea sobre Medio Ambiente. Otro informe, el del II Observatorio DKV Salud y Medio Ambiente 2010, realizado por la Fundación Ecológica y Desarrollo (ECODES) y DKV Seguros, señala que unas 300.000 personas podrían fallecer en Europa cada año a causa de la contaminación atmosférica.
Los médicos indican que para las personas sanas, sin ningún síntoma respiratorio, las concentraciones excesivas de elementos contaminantes en el aire no representan un riesgo inmediato, aunque sí pueden tener efectos a largo plazo. Sin embargo, las personas que sufren alergias, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) u otras enfermedades respiratorias, así como niños y ancianos, son grupos especialmente sensibles.
Según la directiva de la UE al respecto, las partículas contaminantes emitidas por la industria, el tráfico y la calefacción doméstica contribuyen a desarrollar problemas de asma, deficiencias cardiovasculares, cáncer de pulmón y muertes prematuras. La misma UE señala que el ciudadano europeo pierde de media ocho meses de esperanza de vida como consecuencia de la presencia en el aire de partículas tóxicas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de dos millones de personas mueren al año por la contaminación del aire (datos de 2006). Para la ONG Ecologistas en Acción, los episodios graves de contaminación que se mantienen durante varios días pueden aumentar la mortalidad hasta en un 5%.
¿A cuántos afecta?
Teniendo como referencia las limitaciones establecidas por la UE, 16 millones de españoles respiran aire contaminado. Esta cifra se elevaría a 37 millones si se aplican los parámetros de la OMS.
El último informe del Observatorio de la Sostenibilidad (OSE), publicado en febrero de 2008 con datos de 2005, señala que las ciudades con más de 500.000 habitantes rebasaron sistemáticamente ese año los límites de contaminantes.
Trece ciudades españolas, encabezadas por Alcorcón, Madrid, Getafe, Barcelona y Valencia, presentaron concentraciones medias anuales de NO2 superiores a las fijadas para 2010, y el 75,7% incumplía el límite diario en partículas en suspensión.
España, donde tres de cada cuatro ciudadanos respiran aire contaminado, dedica 16.839 millones de euros a afrontar los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica, según el citado informe del OSE.
¿Qué leyes hay al respecto?
En general, la Constitución establece en su artículo 45 que «todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo».
Más concretamente, la mencionada Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera regula desde 2007 las actividades potencialmente contaminadoras y establece máximos para la emisión de gases.
A finales del mes pasado, el Gobierno aprobó dos decretos relativos a la normativa sobre contaminación. El primero revisa los límites legales de contaminantes en el aire y las medidas a adoptar para cumplirlos, y el segundo actualiza –con más de dos años de retraso sobre las previsiones de la Ley– la relación de actividades emisoras de contaminantes a la atmósfera y las medidas de control sobre las mismas.
¿Cuáles son las sustancias contaminantes y cómo están reguladas?
La relación de materias contaminantes es muy amplia, pero, por su relevancia y toxicidad, destacan, las siguientes:
- Partículas en suspensión (PM). Son sustancias sólidas y líquidas, orgánicas e inorgánicas, compuestas por nitratos, sulfatos, amoniaco, carbón, agua, cloruro sódico y polvo de minerales que, o bien se emiten a la atmósfera tras el uso de combustibles en hogares, actividades industriales o motores de combustión, o bien se transforman en el aire debido a reacciones químicas. Según su diámetro, se clasifican en PM10 (diámetro menor de 10µg (microgramos) y PM2,5 (menor de 2,5µg). Las PM2,5 son las más peligrosas, ya que una vez inhaladas, pueden entrar en el flujo sanguíneo y derivar en enfermedades que pueden ser mortales, informa la agencia Efe. El Decreto de 2002, adaptado a la Directiva de 1999, establece que el valor límite diario de las PM10 será de 50 µg/m3, y que éste no podrá superarse en más de 35 ocasiones al año, mientras que el valor límite anual será de 40µg/m3. Las PM2,5 se incluyen, por primera vez, en la Directiva aprobada por el Consejo de Europa en abril de 2008, que obliga a reducir un 20% para 2020 la exposición a esas partículas en las zonas urbanas con respecto a los niveles de 2010.
- Monóxido de Carbono (CO). Es un gas incoloro e inodoro, resultado de la combustión incompleta del carbón, la gasolina, la madera, etc. Es altamente tóxico, ya que dificulta la distribución del oxígeno en la sangre. El Decreto de 2002, adaptado a la Directiva de 2000, establece un valor límite de 10µg/m3 como media de ocho horas máximas en un día.
- Ozono (O3). De color azulado y olor fuerte, es altamente tóxico y se encuentra como contaminante de la troposfera. El Real Decreto de 2003 fija el nivel en 120µg/m3, una marca que no deberá superarse más de 25 días por año de promedio, en un periodo de 3 años.
- Dióxido de Nitrógeno (NO2). Es de color rojizo, venenoso y corrosivo. Su principal fuente de emisión procede de la quema de combustibles a altas temperaturas. Es el principal responsable de la «boina» en las ciudades y provoca inflamación en las vías respiratorias. El Real Decreto de 2002 establece el límite en 40µg/m3 de media anual y 200 µg/m3 de media en una hora, que no podrá superarse en más de 18 ocasiones por año.
- Dióxido de Azufre (SO2). Gas incoloro, se produce por la combustión de carbón y petróleo. Provoca irritación de las vías respiratorias y puede alterar la función pulmonar. El Decreto de 2002 establece un límite de 359µg/m3; se fija el valor límite diario en 125µg/m3, que no podrá superarse en más de 3 ocasiones por año, y el umbral de alerta en 500µg/m3 durante tres horas consecutivas.
¿Qué suponen los nuevos decretos aprobados por el Gobierno?
Según el Gobierno, estos decretos endurecen la legislación, ya que obligan al Ejecutivo a elaborar un plan nacional de lucha contra la contaminación, con medidas, calendarios y objetivos concretos, que servirá de pauta para los que aprueben las comunidades autónomas y las entidades locales que miden la calidad de su aire.
El Gobierno destaca asimismo que se va a prestar especial atención a las partículas en suspensión PM2,5, relacionadas con el aumento de la mortalidad y los ingresos hospitalarios, y que España se va a adelantar al resto de países de la UE al incluir el control de otro contaminante, el amoniaco (NH3).
Para Ecologistas en Acción, sin embargo, los nuevos decretos aumentan los límites de partículas permitidos y posibilitan niveles de contaminación atmosférica nocivos para la salud pública, en algunos casos muy por encima de los estándares recomendados por la OMS. En este sentido, destacan que el valor límite diario de dióxido de azufre es seis veces superior a la recomendación de la OMS, los valores límite anuales de partículas PM10 y PM2,5 duplican los recomendados por la OMS, y el valor objetivo de ozono es un 20% superior al de la Guía de la OMS.
Añaden que, en el caso de las partículas PM10, se va a derogar el valor límite anual establecido para 2010 de 20 μg/m3 (microgramos por metro cúbico), manteniendo el mucho más permisivo establecido para 2005 (40 μg/m3). Respecto al valor límite diario para este contaminante (50 μg/m3), la normativa en vigor permitía que se superara un máximo de 7 días en el año 2010, que ahora se elevará a 35 días al año, cuando la recomendación de la OMS es que no se rebase más de 3 días al año.
¿Qué dice la normativa europea?
La directiva europea de Calidad del Aire establece que desde 2005 deben respetarse unos niveles máximos de exposición a las partículas PM10 de 40 microgramos por metro cúbico anuales, con un máximo diario de 50 microgramos, que no puede superarse más de 35 veces en el conjunto del año.
¿La estamos cumpliendo?
No. El Tribunal de Justicia de la UE ha comenzado a tramitar una denuncia contra España, formulada por la Comisión Europea el pasado 24 de noviembre, por no respetar los límites máximos de micropartículas gruesas en suspensión en el aire (las PM10) en diferentes zonas del país, ni adoptar medidas efectivas para reducir esos niveles de contaminación.
Madrid, Barcelona y otras zonas industriales españolas solicitaron una moratoria para cumplir esas exigencias, pero la Comisión Europea rechazó ambas solicitudes por estimar que los planes para mejorar la calidad del aire propuestos no eran suficientes para garantizar el objetivo previsto. El Ejecutivo comunitario sólo concedió la moratoria a la zona de Puertollano, en Castilla-La Mancha.
La Comisión Europea envió su último aviso por escrito a España a comienzos de 2010, y le advirtió de que, de continuar con el incumplimiento, el siguiente paso sería la denuncia ante el Tribunal de Justicia comunitario.
Por lo pronto, la Fiscalía española de Medio Ambiente ha abierto una investigación para determinar si las grandes ciudades de nuestro país están cumpliendo o no la directiva europea de Calidad del Aire, para lo cual ha pedido información detallada de sus niveles de contaminación atmosférica y de las medidas que están tomando para combatirlos.
¿Vamos a mejor o a peor?
Los niveles de contaminación en las grandes ciudades españolas se van reduciendo año tras año, pero demasiado lentamente, dada la magnitud del problema.
Según el Informe sobre la calidad del aire en el Estado español durante 2009, realizado por Ecologistas en Acción, al igual que en 2008, durante 2009 se apreció una reducción de la contaminación con respecto a años precedentes. No obstante, el informe, elaborado con los datos que facilitan las Administraciones autonómicas a partir de sus redes de medición de la contaminación, indica que esta reducción se debe más a razones coyunturales que por la aplicación de medidas orientadas a reducir esta polución.
Así, entre las causas de esta bajada destacan, según la ONG, la reducción de la movilidad originada por la crisis (el consumo de combustibles de automoción bajó un 5,1% en 2009); la disminución del consumo eléctrico también por la crisis, lo que conllevó un menor funcionamiento de las centrales térmicas (13% menos); una meteorología más inestable que en años precedentes (lo que favorece la dispersión de contaminantes); y por último, ciertos cambios en el parque automovilístico hacia vehículos más pequeños y eficientes y, por tanto, menos contaminadores (en 2009 se incrementó la venta de estos vehículos un 42%, mientras que descendieron todos los demás tipos y también el número total de coches, en un 18% con respecto a 2008).
En cualquier caso, la organización ecologista subraya que las superaciones de los límites legales se vienen repitiendo de forma sistemática en los últimos años, que la información al ciudadano no es adecuada, y que los planes de Mejora de la Calidad del Aire, obligatorios según la legislación vigente, en muchos casos no existen, y en otros apenas tienen efectividad.
¿Por qué ha habido niveles tan altos de contaminación estos días?
A lo largo de la semana pasada se instaló en nuestro país un anticiclón que se prolongó hasta el fin de semana. Los anticiclones, al no llevar viento, provocan una tapadera que impide que el aire de las capas bajas de la atmósfera vaya hacia arriba y haya ventilación. El resultado es la llamada «boina», una gran nube de polución y humos formada por dióxidos de nitrógeno, de azúfre y partículas en suspensión, que cubre las ciudades más castigadas por la polución, como Madrid y Barcelona.
¿Qué niveles llegaron a alcanzarse?
Madrid padeció el martes y el miércoles concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) superiores a los 60 microgramos por metro cúbico, y en zonas concretas del sur de la Comunidad se rebasaron los 100 ug/m3.
En menos de dos meses, dos estaciones de medición del centro de Madrid, la de la plaza Fernández Ladreda, en Carabanchel, y la de Ramón y Cajal, en Chamartín, ya han superado el valor límite legal para todo el año de NO2. La directiva europea permite un máximo de 18 superaciones (en una hora) de los 200 microgramos por metro cúbico en un año. El pasado día 8 Fernández Ladreda sumaba ya 21 y Ramón y Cajal, 19.
Barcelona, por su parte, registró el pasado jueves picos máximos de polución que duplican y hasta triplican las medias anuales de dióxido de nitrógeno. Los registros más elevados se daban en las zonas de Gràcia- Sant Gervasi y Montcada i Reixac, donde se midieron más de 120 microgramos por m3 de NO2. Pese a todo, no se rebasó el nivel de alerta (200 en una hora).
¿Qué reacciones ha habido en Madrid?
El Ayuntamiento de Madrid hizo, con poco éxito, un llamamiento a los ciudadanos para que dejasen el coche en casa y utilizasen el transporte público. No obstante, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, sostiene que la contaminación que ha registrado estos días la capital se consideraba «normal» hace cinco años y está «muy lejos de los niveles de alerta», ya que actualmente los ayuntamientos han puesto el nivel de exigencia «extraordinariamente alto».
Ruiz-Gallardón (PP) pidió al Gobierno socialista que no siga bonificando los coches diesel, los más contaminantes, y le acusó de «cargar» contra el Ayuntamiento madrileño por la cercanía de las elecciones municipales de mayo, haciéndolo ahora a cuenta de la contaminación, a pesar de que el Ejecutivo «no adopta en esta materia las medidas que debería».
Mientras, el Consistorio ha sido acusado de maquillar los resultados de los medidores de contaminación, al situar algunas estaciones en zonas verdes, como la Casa de Campo.
En noviembre del año pasado el alcalde de la capital anunció que se cortaría el tráfico en el centro, pero no antes de los próximos comicios. Para Ruiz-Gallardón, en tiempos de crisis, limitar el acceso a Madrid del millón de personas que se desplazan diariamente con sus vehículos a la capital dañaría la ciudad y a sus comerciantes.
La mayor polémica, no obstante, la provocó la delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, al afirmar que «nunca es un tema sanitario, sino una cuestión medioambiental. Estamos lejísimos de una alerta, que nunca se va a producir. Estamos un momento en el que la gente está deprimida por el paro. Eso asfixia más».
¿Y en Barcelona?
La directora general de Calidad Ambiental de la Generalitat, Assumpta Farran, señaló también que la contaminación de Cataluña es ahora menor que hace cinco años, y pidió que no se haga «alarmismo».
Pese a que los niveles de polución en Barcelona no son tan altos como en Madrid, la situación creada por el anticiclón de estos días llevó a las autoridades a mantener la controvertida limitación de la velocidad a 80 Km/h en los accesos a la capital catalana.
En cualquier caso, el Ayuntamiento barcelonés, que preside el socialista Jordi Hereu, ha indicado que no piensa limitar el tráfico en la ciudad, y la concejala de Medio Ambiente (Imma Mayor, de ICV), ha descartado restringir el acceso de vehículos.
El Ayuntamiento de Barcelona está negociando con los partidos de la oposición el llamado Plan de Energía, que contempla 70 medidas para reducir la contaminación en la ciudad.
Algunas declaraciones sobre el problema
- Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente: «El Gobierno no quiere cobrar más impuestos por la mala calidad del aire. La respuesta y la solución a la contaminación no está sólo en la fiscalidad».
- Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, en RNE: «Hay que apostar por el transporte público en detrimento del transporte privado y por una descentralización de la vida en la ciudad. Hay que sacar las Administraciones a la periferia. No pueden llegar 4 millones de madrileños todos los días a Madrid a hacer gestiones, trabajar o comprar. No se pueden hacer carreteras más anchas sino usarlas menos».
- Pere Navarro, director general de Tráfico: «En todos los debates que se están produciendo a nivel europeo sobre tráfico hay dos palabras claves: limpio y seguro. El camino lo estamos haciendo, pero los indicadores nos dicen que no es suficiente, que hay que ir más allá».
- Antonio Serrano, catedrático de Ordenación del Territorio y numero dos del Ministerio de Medio Ambiente con Cristina Narbona, en El País: «Hablamos con 40.000 alcaldes a los que les pedíamos que limitaran el tráfico. La mayoría decía que sabían que había que hacerlo, pero que mejor después de las elecciones».
- Juan Ruiz Manzano, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR): «Está demostrado que con los picos altos de contaminación hay una mayor cantidad de recaídas, ingresos (tanto a urgencias como admisiones en los hospitales) y una mayor mortalidad en pacientes crónicos, ya que los pulmones están expuestos al aire que respiramos».
¿Qué posibles soluciones hay?
Las soluciones más eficaces al problema de la contaminación en las grandes ciudades pasan por reducir los efectos del tráfico de automóviles. Antonio Cerrillo concreta en La Vanguardia algunas de las opciones básicas:
- Cambiar el parque de vehículos. La sustitución de los vehículos de motor de gasolina por vehículos diesel ha llenado las ciudades de coches sucios, que emiten menos CO2, pero más más partículas y más NO2.
- Reducir el tráfico. Más del 80% de los contaminantes proviene de los coches. Según el Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental, la reducción debería ser de al menos un 30%.
- Cambiar los valores. Más y mejor transporte público, más caminar en trayectos cortos, más bicicletas, más zonas peatonales, más espacios verdes. Los avances tecnológicos en los coches no bastan. Barcelona, según indica el mencionado artículo, tiene 6.000 vehículos por Km2; Londres, 1.400.
- Limitar las congestiones. Reducir los atascos en las vías de entrada a las grandes ciudades, combinando la mejora de las vías con los límites de velocidad, y estableciendo los llamados carriles de alta ocupación (restringidos a coches que estén ocupados por un mínimo de tres pasajeros).
¿Cómo combaten la contaminación otras ciudades europeas?
Cerrar al tráfico el centro urbano cuando suben los niveles de contaminación, impulsar el uso de la bicicleta y del vehículo eléctrico compartido o penalizar la utilización del vehículo privado son algunas de las opciones por las que diferentes ciudades europeas han optado para mejorar su calidad del aire.
- Reino Unido. En Londres, el Ayuntamiento decidió declarar sus áreas de mayor tráfico como Zonas Penalizadas de Congestión (CCZ en sus siglas en inglés) en el año 2003. Todos aquellos conductores que quieran acceder a estas áreas penalizadas, excepto los que circulen en un coche eléctrico, tendrán que pagar una cuota diaria de 10 libras (11,8 euros) entre las 7 de la mañana y las 6 de la tarde, de lunes a viernes, bajo multas de incumplimiento de entre 60 y 180 libras. Los fondos recaudados se destinan a mejorar el sistema público de transporte de la ciudad. Ocho años después de la implantación del CCZ, las autoridades aseguran que las emisiones contaminantes se han reducido entre un 17 y un 20%, al tiempo que el tráfico ha bajado un 20%. Además, se ha implantado la llamada Zona de Bajas Emisiones (LEZ en sus siglas en inglés), que, desde 2008, obliga al pago de una tasa a los vehículos comerciales con motores diesel de más de 1,2 toneladas que circulen por la capital y su zona metropolitana.
- Italia. Una norma obliga a cerrar al tráfico los centros urbanos como mínimo una jornada en cuanto se registren valores de contaminación por encima de los niveles fijados por la UE. Esta medida se ha aplicado ya en varias ocasiones en ciudades italianas como Milán, Turín, Roma o Nápoles. Por otra parte, el acceso de los coches a los centros de las ciudades italianas con mayores índices de contaminación sólo está permitido para aquellos vehículos que cumplan la normativa Euro4 sobre emisiones contaminantes.
- Francia. París ha apostado por una intensa promoción del transporte público, con la prolongación de la red de tranvías, la ampliación de carriles para autobuses y bicicletas o el proyecto Autolib, que pondrá a disposición de los ciudadanos 3.000 coches eléctricos para uso individual o colectivo a partir del otoño de 2011. Tambien se ha promocionado el uso de la bicicleta, con un eficiente servicio de bicicletas públicas, que cuenta con más de 160.000 abonados. El Ayuntamiento de París asegura que ha conseguido reducir la intensidad del tráfico en un 24% y duplicar el uso de la bicicleta en los desplazamientos.
- Alemania. En 2007 en Alemania se abrió la posibilidad legal a las ciudades de decretar de terminados sectores urbanos como Zonas Ecológicas, en las que sólo pueden entrar vehículos con matrículas especiales que tienen que ser adquiridas y que acreditan que el auto en cuestión no sobrepasa determinado límite de emisiones de gases contaminantes. Las primeras ciudades en hacer uso de esa posibilidad han sido Berlín, Colonia, Hannover y Stuttgart. Desde 2008, las normas sobre emisión de partículas se han hecho más estrictas. Entrar en estas áreas sin placa está penalizado con una multa de 40 euros.
¿Qué se ha hecho en las ciudades españolas?
- Madrid. En 2006 Gallardón anunció que los coches más contaminantes no podrían pasar al centro. Nunca se aplicó. En 2009 presentó las Zonas de Bajas Emisiones, que no establece qué medidas aplicar ni cuándo.
- Barcelona. Está pendiente de aprobar el mencionado plan de más de 70 medidas para combatir la contaminación. Además, han estrenado un pavimento que absorbe la contaminación del aire. Su sistema de alquiler de bicicletas, bicing, ha sido un éxito. Este plan también fue anunciado por Gallardón, pero ha sido aplazado de forma indefinida.
- Sevilla. Es la ciudad española que menos ha sufrido la polución debido, sobre todo, a su apuesta decidida por la bicicleta (ha creado 130 kilómetros de carril-bici) y la ampliación de Metrocentro.
- Valencia. También ha ampliado el carril-bici y ha puesto en marcha un sistema de alquiler de bicicletas.
¿Qué se aconseja a las personas que más sufren la contaminación durante los días de niveles muy altos?
- Evitar las zonas más contaminadas de la ciudad y frecuentar las zonas verdes.
- Intentar evitar la práctica de ejercicio físico al aire libre.
- Extremar la disciplina en el seguimiento de los tratamientos médicos si se sufre una enfermedad respiratoria.