El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, propuso el pasado martes al juez quebequés Richard Wagner como nuevo presidente de la Corte Suprema de Canadá, uno de los cargos más importantes en el sistema judicial del país. Wagner, nacido en Montreal hace 60 años, tomará posesión el próximo día 17, en sustitución de Beverley McLachlin, quien se retira este viernes tras 28 años de servicio en el más alto tribunal canadiense.
Con el nombramiento de Richard Wagner, Trudeau rompe con una tradición, la de proponer para el puesto al miembro de más edad de la corte (en este caso, Rosalie Abella), pero recupera otra, la de alternar entre un magistrado de la parte anglófona de Canadá experto en la jurisprudencia y el derecho anglosajones (common law) que rige en esa parte del país, y uno de Quebec especialista en la legislación y los códigos civil y penal de raigambre continental (civil law), vigentes en la provincia francófona. Tanto el Colegio de Abogados de Quebec como la legislatura de esta provincia habían acordado por unanimidad solicitar al primer ministro el nombramiento de un magistrado quebequés como nuevo presidente de la Corte Suprema.
La apuesta por Wagner deja a un lado, por otra parte, el objetivo de Trudeau de nombrar a mujeres en cargos ‘senior’ siempre que sea posible. Rosalie Abella, de 71 años de edad y con 13 de experiencia en el alto tribunal, es una magistrada reconocida internacionalmente por su altura intelectual y por su compromiso en defensa de los derechos humanos, por lo que habría sido una opción totalmente pausible.
Con un sueldo total de 405.400 dólares, y aparte de presidir la Corte Suprema, Wagner será asimismo el presidente del Consejo Judicial Canadiense (el estamento que reúne a los jueces federales), y del consejo del Instituto Judicial Nacional, encargado de la educación jurídica. También ejercerá como consejero para la concesión de la Orden de Canadá, y como posible sustituto de la Gobernadora General, Julie Payette.
Centrista
Hijo del senador del Partido Conservador Claude Wagner, Richard Wagner es considerado un juez centrista, no especialmente alejado de, aunque tampoco especialmente cercano a, las posiciones del Partido Liberal, y que en principio se siente cómodo con el voto mayoritario en el seno del Tribunal. Se ha descrito a sí mismo como un seguidor convencido de los principios de imparcialidad y despolitización de la justicia. En 2012 afirmó que veía la Carta de Derechos y Libertades como «un documento vivo y en evolución». Miembro de la Corte Suprema desde 2012, votó a favor en muchas de las decisiones aprobadas por unanimidad por el alto tribunal en contra de leyes propuestas por el anterior primer ministro, el conservador Stephen Harper, si bien se ha inclinado más de una vez a favor de medidas más duras en asuntos relacionados con la criminalidad.
Entre los momentos polémicos de su carrera se encuentra su decisión, tomada el año pasado, de dejar fuera de las audiencias a grupos representantes de la comunidad LGBTQ, en una apelación relacionada con un caso de discriminación por orientación sexual en el que estaba implicada la universidad cristiana Trinity Western, y que afecataba a los colegios legales de Ontario y Columbia Británica. En aquella ocasión, Wagner defendió la medida (en una explicación ante la prensa, algo poco común entre los magistrados de la Corte Suprema), asegurando que no estaba intentando excluir a ninguna de las voces en el debate. La decisión de Wagner fue finalmente revertida por la entonces presidenta de la Corte Suprema, Beverley McLachlin.
No obstante, su trayectoria en la Corte Suprema no se ha caracterizado por presentar un perfil especialmente destacado, por lo que muchos expertos coinciden en señalar que es difícil predecir cuál será su orientación. La mayoría valora, en cualquier caso, su alta preparación, su total bilingüismo, su buena mano con los abogados y su talante «amable».
Wagner, cuyos abuelos emigraron a Canadá desde Bavaria (Alemania), es católico (educado con los jesuitas) y padre de dos hijos (un hijo y una hija), ambos también abogados. Está casado con la jueza de la Corte Superior de Quebec Catherine Mandeville. La mayor parte de su carrera profesional la ejerció como abogado de empresas en Montreal, hasta que fue elegido juez de la Corte Superior de Quebec en 2004, y después, en 2011, de la Corte de Apelaciones de esta misma provincia.
La cúspide del sistema judicial
La Corte Suprema de Canadá, con sede en Ottawa, está formada por un total de nueve jueces, incluido el presidente. Todos los magistrados son designados por el Gabinete de Ministros a propuesta del primer ministro, y aprobados, de forma simbólica, por el Gobernador General. Situada en la cúspide de la pirámide judicial, la Corte es el último recurso para las apelaciones procedentes de los tribunales provinciales y de la Corte Federal de Apelaciones, si bien en algunos casos las apelaciones se realizan directamente desde los tribunales de primera instancia. La Corte Suprema puede ser consultada también por el Gobierno sobre importantes cuestiones jurídicas, incluyendo la constitucionalidad o no de una propuesta de ley, ya sea provincial o federal, o cuestiones relativas a la división de poderes.