A partir del 1 de abril, la factura de la luz tal y como la conocemos pasará a la historia. El precio del kilovatio (kW) dependerá de lo que se pague por él en los mercados mayoristas, de acuerdo con un valor que varía día a día. Hasta ahora, este precio se fijaba en una subasta trimestral que aseguraba un mismo coste durante todo el periodo, a cambio de pagar un seguro con el que las comercializadoras se cubrían ante posibles bajadas y que acababa encareciendo la electricidad. Con el nuevo sistema, lo que pagaremos será una media del precio alcanzado por el kilovatio en el mercado durante el periodo de facturación (mensual o bimensual). Aunque dos usuarios consuman lo mismo, podrían pagar cantidades diferentes si consumen en horas distintas.
La medida, recién anunciada por el Gobierno, está dirigida a los 16 millones de usuarios de la tarifa regulada (la llamada antes tarifa de último recurso o TUR), que suponen el 15% de la demanda total. Sin embargo, solo unos 7 millones disponen de contadores con discriminación horaria o ‘inteligentes’ (capaces de registrar el consumo en cada momento) para poder pagar en función de su consumo y del precio del mercado en cada hora. Al resto se les tarificará en función de un precio medio calculado para su periodo de facturación.
Los consumidores también podrán contratar una tarifa con precio fijo para todo el año (una especie de tarifa plana). Esta opción, no obstante, saldría más cara. El Gobierno calcula que con esta nueva regulación será posible ahorrar unos 200 millones de euros en las facturas, lo que supondría un abaratamiento del 3% al año. Según Industria, el sistema anterior de precios fijados trimestralmente generó un sobrecoste de 1.160 millones de euros entre 2010 y 2013. El nuevo sistema, sin embargo, introduce una dosis de volatilidad en los precios superior a la de cualquier otro país de la UE.
Los últimos cambios afectan a la parte variable del recibo. La otra parte, la de los costes regulados, también acaba de modificarse. Desde este mes ha subido lo que pagamos por la potencia contratada, y ha bajado el peso de lo que pagamos por kilovatio consumido.
El precio que se paga para una factura media de 50 euros se compone de tres partes: unos 20,6 euros corresponden a los llamados peajes (transporte y distribución, energías renovables, pago por interrumpibilidad, anualidades del déficit de tarifa); otros 10,7 euros son impuestos, y los restantes 18,7 euros, los que pagaban efectivamente el coste real de la energía. Apenas un 37% del recibo estaba vinculado, por tanto, al precio de generación de la energía. Pero el método de subasta fue invalidado en diciembre tras registrar un alza del 25%. En su lugar, el Gobierno aprobó una subida en vigor para el primer trimestre del año.
Desde el pasado mes de julio, el Gobierno ha ido incrementando poco a poco el peso relativo de la parte fija de los peajes, que depende de la potencia contratada, respecto a la variable, relacionada con el consumo de cada usuario.
Cuando el Gobierno decide subir los peajes, ese incremento debe repartirse entre ambas partes. En enero de 2013 la relación era de un 35-65% a favor de la parte variable. A partir del 1 de agosto, cuando se decretó una subida de los peajes del 3,2%, pasó a ser del 50-50%. Tras la última subida del 1 de febrero (0,9%), el peso de la parte fija superaba ya al de la variable (60-40%). Así, el importe del término fijo de la tarifa, es decir, el que se paga siempre, se consuma electricidad o no, se ha duplicado desde enero de 2013.
Vivienda habitual o no
Industria afirma que el objetivo de dar un mayor peso a la parte fija es «reducir su coste para los grupos de mayor consumo, como las primeras residencias y, especialmente, las familias con hijos». Según el Ministerio, para las segundas residencias y viviendas vacías, la subida media de la factura eléctrica entre 2004 y 2011 fue del 53%, frente al 62,3% para los consumidores domésticos. En este sentido, Industria asegura que durante los últimos años los hogares ocupados han estado sosteniendo el gasto de las viviendas vacías o segundas residencias, y que ahora las vacías elevarán sus costes un 20% y los hogares ocupados lo bajarán un 15%.
Esta subida en los peajes viene acompañada de una bajada del 6,9% del término de energía (la parte variable de la factura) para aquellos que no tengan discriminación horaria. Ello supone una bajada del precio del kW consumido que beneficia a las grandes potencias y consumos, al compensarles la subida del término fijo con la bajada de la electricidad consumida.
Es decir, cuanto más se consume, menos se paga. Y, según las asociaciones de consumidores, la medida desincentiva el ahorro energético, penaliza a las primeras viviendas con una potencia elevada y perjudica a aquellos que viven solos o intentan consumir poco por problemas económicos.
Tipos de tarifas
Si la potencia contratada es inferior a 10 kW, hay dos opciones: la tarifa de precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC), antes tarifa de último recurso, o contratar con una comercializadora, al precio que fije esta. En el PVPC, que fija el Gobierno, están la mayoría de hogares y pequeñas empresas. Puede contratarse con las comercializadoras de último recurso (Gas Natural, E.ON, Endesa, Iberdrola y HC Naturgas). Si se superan los 10 kW, hay que ir al mercado libre.
Cinco consejos para ahorrar energía
1. Bajar los kW contratados si concluimos que tenemos más potencia de la que necesitamos. La potencia contratada se controla mediante el ICP (Interruptor de Control de Potencia, conocido como ‘el automático’, o ‘los plomos’), que se desconecta de forma automática si se supera. En la web del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) se puede calcular la potencia que necesita cada hogar. El consumo medio al año en España es de 3.487 kW/h.
2. Tarifas con discriminación horaria. Las tarifas punta son un 21,5% más caras que la tarifa plana y las tarifas valle son un 57% más baratas. Las primeras suelen abarcar desde las 22.00 o las 23.00 horas (dependiendo de que sea invierno o verano) hasta las 12.00 o las 13.00 horas.
3. Comprar electrodomésticos más eficientes. El conjunto de los electrodomésticos representa entre el 20% y el 60% del consumo total de energía eléctrica en un hogar.
4. Consultar el consumo en tiempo real mediante contadores digitales. Actualmente están instalados en siete millones de hogares, y serán obligatorios en todas las casas a partir del año 2018.
5. Modificar los patrones de consumo. Evitar usar al mismo tiempo la lavadora y el lavavajillas, por ejemplo.
La factura, al detalle
La confusión de los recibos y el rechazo de los consumidores por las subidas han llevado a algunas empresas (Iberdrola, en este caso) a tratar de explicar la factura que envían, en un intento por desmarcarse de la parte del total que escapa a su control. Así es un recibo típico, paso a paso:
1. Datos básicos. Periodo, código, día en el que se emitió la factura y día en el que se cargará al cliente, cuota mensual e importe total.
2. Consumo. Evolución en los últimos 13 meses y consumo medio (línea horizontal). En el resumen de facturación aparece lo que corresponde a gasto de energía.
3. Sellos. Certificación de calidad de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) y Sistema Arbitral de Consumo para la resolución de conflictos y reclamaciones.
4. Suministro. Titular y NIF, códigos del contador y del contrato, punto de suministro (identificable ante cualquier distribuidora o comercializadora), forma de pago, datos del banco, potencia contratada, oferta contratada, peaje de acceso a la red (correspondiente al punto de suministro), precios de los peajes (marcados por el Gobierno), duración de contrato, actividad económica principal del suministro (el 95100 corresponde a la vivienda habitual) y dirección fiscal del domicilio.
5. Energía y detalles de consumo. Potencia facturada (el mínimo a cobrar por parte de la compañía, un fijo que se calcula multiplicando la potencia contratada por los días del periodo de facturación y por el precio del kW), importe del consumo durante el periodo facturado, descuentos, impuesto sobre electricidad (se multiplica lo que se paga por el consumo y la potencia facturados por 5,1127%, según la Ley), alquiler de equipos de medida (los días del periodo de facturación por el precio del alquiler del contador, que determina el BOE, y salvo que el contador sea propiedad del cliente), importe total e IVA. Debajo, la lectura anterior y la actual del contador: la real es el valor leído por la empresa distribuidora; la estimada es un valor que la empresa calcula con base en los consumos históricos y según una fórmula reglamentada por Industria (antes de 2008 las facturas se enviaban cada dos meses y aún hay contadores de lectura bimensual, un desfase que la empresa soluciona con un cálculo aproximado que se corrige en la factura siguiente).
6. Destino. Parte de la factura destinada a pagar los impuestos y recargos marcados por la normativa vigente, y la destinada a la producción y el suministro de la energía eléctrica y a las redes de distribución. 7. Información útil. Teléfono de atención al cliente y compromiso adquirido con el Sistema Arbitral del Consumo. 8. Contacto. Formas de contactar con la compañía distribuidora (teléfono, correo postal, página web, etcétera).