Las 10 tareas de Barack Obama en el exterior

El presidente electo de Estados Unidos tiene ante sí el trabajo de finalizar dos guerras, y asume el poder en medio de una de las peores crisis de los últimos años en Oriente Próximo. También tendrá que lidiar con Rusia, Irán, Venezuela…

Estos son los 10 temas principales sobre los que tendrá que trabajar Barack Obama en el exterior, tras su toma de posesión este martes.

1. IRAK

La tarea

Resolver la empantanada situación creada por la guerra de Irak, logrando un país estabilizado y sin tropas estadounidenses, será una de las tareas más importantes y, a la vez, más difíciles del nuevo gobierno de Barack Obama.

Casi seis años después de la invasión de Irak por EE UU y sus aliados, George W. Bush dijo esta misma semana en su discurso de despedida que el país árabe es «una democracia en el corazón de Oriente Medio».

Al margen de que el Gobierno iraquí dependa aún totalmente de EE UU, o de que la situación política esté aún muy lejos de estabilizarse, y pese a que la violencia ha disminuido en los últimos meses, el balance de la ocupación estadounidense en Irak resulta, sin embargo, demoledor.

En los años posteriores a la invasión, y sin contar las bajas producidas durante la ocupación en sí o las de otros países aliados, han muerto en Irak, en combates, enfrentamientos y atentados terroristas, más de 4.000 soldados estadounidenses y han resultado heridos 30.000. El número de víctimas civiles no se sabe con exactitud. Según Bush, ronda las 30.000. Otras fuentes elevan esta cifra a 82.000. La mayoría hablan de 600.000 iraquíes muertos y algunos, contando causas directas e indirectas, hasta de un millón.

La guerra le ha costado a EE UU entre 60.000 millones de dólares (según Bush) y 3 billones (según algunos expertos). Casi un tercio de la población iraquí necesita ayuda de emergencia para sobrevivir y escándalos como las torturas en Abu Ghraib o los beneficios obtenidos por empresas privadas estadounidenses han deteriorado considerablemente la imagen de EE UU en el mundo.

Las promesas

Obama ha dicho que su Gobierno sacará de Irak a las unidades de combate estadounidenses en un plazo de 16 meses. En una entrevista a The New York Times, el presidente electo dijo que «en Irak no hay opciones buenas. No las hay desde hace mucho tiempo. No me sorprendería que hubiera picos de violencia al iniciar la retirada. Pero durante esos 16 meses voy a instrumentar una gestión diplomática firme y sistemática, no sólo con las facciones de la región, sino también con Irán, Siria, los saudíes, Jordania y con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU».

2. AFGANISTÁN

La tarea

Han pasado más de ocho años desde que EE UU invadiera Afganistán y derrocara al gobierno talibán, como parte de la lucha del Gobierno de Bush contra el terrorismo internacional tras los atentados del 11‑S, y en un intento de capturar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, quien sigue libre.

Según Bush, Afganistán es ahora «una joven democracia que lucha contra el terrorismo y anima a las niñas a ir a la escuela», pero la realidad es que se trata, también, de un país destrozado por la guerra en el que aún no han cesado los combates entre tropas gubernamentales e insurgentes, y desde donde se sigue produciendo un goteo incesante de muertos, tanto civiles afganos como soldados de las tropas internacionales desplegadas (españoles incluidos).

En 2008 las bajas de la OTAN aumentaron considerablemente, con más muertos en junio, julio y agosto que en Irak. A finales de año, el país seguía en un clima de guerra constante y, según publicó el Financial Times, con un descontento creciente con el gobierno de Hamid Karzai.

Entre las tareas de Obama, una de las más importantes será el establecimiento de una fecha para la conclusión de esta guerra.

Las promesas

Junto a la retirada de las tropas de Irak, la otra gran promesa de Obama ha sido incrementar el número de soldados estadounidenses en Afganistán para tratar de aumentar las condiciones de seguridad en el país asiático.

Para el verano de 2009 podrían ser enviados a este país entre 20.000 y 30.000 militares más, duplicando el número de efectivos que se encuentran desplegados actualmente.

3. ORIENTE PRÓXIMO

La tarea

Obama llega al poder en uno de los momentos más críticos y difíciles dentro de la ya de por sí complicada situación de Oriente Próximo, tras una ofensiva israelí sobre Gaza que, hasta el momento, ha dejado ya más de mil muertos (la mitad de ellos, civiles), y con las posturas de ambas partes completamente radicalizadas.

Tras los tímidos avances alcanzados durante la era Clinton, la Administración Bush apenas ha hecho nada para impulsar un proceso de paz que lleva ya más de una década más muerto que vivo, y lo que ha hecho (incluida la última conferencia apadrinada por Bush hace tan sólo unos meses, de la que ya no queda ni el recuerdo) ha sido poco efectivo o sencillamente contraproducente.

Gran parte de lo que pase dependerá de cómo se resuelva la ofensiva actual, pero, en cualquier caso, Obama tendrá que mediar con, por un lado, un Gobierno israelí en plena transición política y marcado por la última intervención militar y sus consecuencias, y, por otro, con unos palestinos completamente divididos entre los nacionalistas laicos de la desprestigiada e inoperante Autoridad Nacional Palestina y los fundamentalistas islámicos de Hamás, seriamente diezmados tras el último ataque.

Y todo ello sin olvidar los otros dos frentes: Los radicales islamistas chiíes de Hizbulá al norte, en el Líbano, y la cuestión, eternamente pendiente con Siria, de los ocupados Altos del Golán.

Cuando se calmaron los atentados en suelo israelí vinieron los ataques de cohetes. Tras la invasión de Gaza volverán, probablemente, los atentados, y, entre tanto, continúan sin ser resueltos problemas como la cuestión de los dos Estados (el mandato de la ONU tiene ya 60 años), el destino de los refugiados y exiliados palestinos, o el estatus de Jerusalén.

Las promesas

Obama apenas se ha implicado en la crisis actual, aduciendo que Estados Unidos ya tiene un presidente (lo que no le ha impedido opinar de otros asuntos, como la crisis económica).

En cualquier caso, el presidente electo ha manifestado claramente en varias ocasiones que su Gobierno jamás «dejará de lado» al estado de Israel, si bien también se ha declarado partidario de la existencia de un estado palestino: «La seguridad de Israel es sacrosanta. No es negociable. Los palestinos necesitan un estado que sea contiguo y que esté cohesionado y que les permita prosperar. Pero cualquier acuerdo con el pueblo palestino debe preservar la identidad de Israel como un Estado judío con fronteras seguras, reconocidas y defendibles. Jerusalén seguirá siendo la capital de Israel, y debe permanecer indivisa’.

Fuentes cercanas al presidente electo han asegurado que su equipo estudia la posibilidad de abrir canales de diálogo con Hamás. La organización islamista, que gobierna (o gobernaba) Gaza tras haber ganado las elecciones, ha estado hasta ahora completamente aislada por todos los Gobiernos occidentales, que la consideran una organización terrorista.

4. IRÁN Y COREA DEL NORTE

La tarea

Ambos países forman parte del bautizado por George W. Bush como «eje del mal», y con ambos las relaciones de EE UU han ido, durante estos últimos años, de mal en peor. A ello ha contribuido la emergencia en el poder iraní del radical y desafiante presidente Mahmud Ahmadineyad, y la postura aislacionista de la brutal dictadura norcoreana, ésta última, además, con el añadido de las armas nucleares.

La situación es especialmente grave por el peligro potencial que estos países, especialmente Irán, tienen a la hora de crear desequilibrios en la zona.
La energía nuclear y su supuesto desarrollo para fines militares ha sido, precisamente, el principal caballo de batalla con el régimen de Teherán, que, no obstante, saludó como positiva la elección de Barack Obama.

Las promesas

En principio, Obama se ha mostrado abierto a cierto diálogo con Teherán siempre y cuando el régimen iraní acepte una serie de condiciones.
«No tengo interés –ha dicho el presidente electo– en hablar con nuestros adversarios sólo por hablar. Pero estaría dispuesto a encabezar una diplomacia dura y con principios con el dirigente iraní adecuado en el momento y lugar que yo escoja, si, y sólo si, puede hacer avanzar los intereses de Estados Unidos. Haré todo lo que esté en mi poder para prevenir que Irán obtenga un arma nuclear, todo».

5. RUSIA

La tarea

En el último año, el Gobierno de Moscú ha ido distanciándose cada vez más de Occidente, en un intento de reclamar su condición de potencia mundial y de no perder lo que le queda de área de influencia. Ello se ha traducido en una mayor tensión de las relaciones entre Rusia y Occidente en general, y entre Rusia y la OTAN y EE UU, más en particular.

La intervención rusa en Georgia del verano pasado supuso el peor punto en las relaciones entre Washington y Moscú desde hacía años, y la reciente guerra del gas ha demostrado los puntos vulnerables a los que se enfrentan las naciones europeas aliadas de EE UU a causa de su dependencia energética.

Otro punto de fricción ha sido el establecimiento de escudos antimisiles estadounidenses en el este de Europa, asunto que Moscú considera un peligro para su seguridad nacional.

Obama tiene por delante la tarea de normalizar estas relaciones, algo que, hoy por hoy, dependerá en buena medida de la actitud del Kremlin y de hasta dónde esté dispuesto a tensar la cuerda el primer ministro ruso, Vladimir Putin.

Las promesas

Más allá de desear buenas relaciones entre Washington y Moscú, y de «conseguir una mayor unidad transatlántica que nos permita negociar con Rusia con una sola voz», Obama no ha dejado muy claro cómo va a ser su postura respecto a Rusia. Durante la campaña criticó la intervención militar en Georgia y, una vez elegido, se declaró dispuesto a cooperar con Moscú en el desarme nuclear.

6. VENEZUELA Y LATINOAMÉRICA

La tarea

Durante el mandato de Bush, Estados Unidos se ha convertido en el enemigo público número uno del Gobierno venezolano de Hugo Chávez y, siguiendo su estela, de los otros nuevos gobiernos ‘neosocialistas’ de América Latina, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

La relación con Caracas se ha deteriorado hasta el punto de la expulsión mutua de embajadores y, en el caso de Chávez, del insulto directo.

La importancia estratégica de Venezuela, tanto como productor de petróleo como por su influencia en muchos países latinoamericanos, convierte no obstante la mejora de estas relaciones en una importante tarea para el gobierno del nuevo presidente.

Chávez ha depositado sus esperanzas en el cambio que pueda representar la llegada de Obama al poder.

Las promesas

El equipo de Obama ha llegado a la presidencia sin una agenda clara sobre Latinoamérica. No obstante, Hillary Clinton, la designada por Obama como secretaria de Estado (ministra de Exteriores), ya ha adelantado que el presidente electo desea «una nueva cara» en la diplomacia de EE UU hacia América Latina. «Estados Unidos debe reforzar sus programas de cooperación con América Latina para frenar el deterioro de la democracia en una región clave que Washington tiene abandonada».

El propio Obama no ha descartado la posibilidad de «sentarse a hablar con Hugo Chávez bajo ciertas condiciones».

7. CUBA

La tarea

La enemistad entre Cuba y EE UU no ha hecho más que crecer durante los años de gobierno de George W. Bush. El férreo embargo a la isla continúa y las esperadas reformas siguen haciéndose esperar en el país caribeño, a pesar de la apenas perceptible apertura que ha supuesto la retirada de Fidel Castro y la llegada al poder de su hermano Raúl.

Cuba está sumida en una gravísima crisis económica y confía en que la nueva administración estadounidense aporte gestos que le permitan introducir cambios sin que parezca que ha perdido su batalla de 50 años.

Las promesas

Durante la campaña, Obama habló de la posibilidad de eliminar las restricciones para viajes y determinados productos que ha aplicado durante estos últimos años el Gobierno de Bush, una medida que estaría acompañada con ir negociando el embargo comercial, a cambio de pasos en favor de la democratización en Cuba, incluyendo la excarcelación de todos los presos políticos.

8. TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

La tarea

Fiel a sus consejeros neoconservadores, el presidente saliente de EE UU, George W Bush, ha hecho en numerosas ocasiones llamamientos contra el proteccionismo y a favor del libre comercio, mediante la firma de tratados bilaterales que suponen, esencialmente, la eliminación de aranceles y trabas. Ésta sido, tradicionalmente, una de sus soluciones ante la crisis económica.

El Gobierno de Obama deberá renegociar, anular o impulsar varios tratados que estados Unidos tiene pendientes, entre ellos, uno con Colombia.

En plena crisis económica, los estadounidenses se han vuelto cada vez más proteccionistas y menos partidarios de los tratados de libre comercio (el 53% se mostraba contrario al NAFTA, el tratado con México y Canadá, según una encuesta reciente).

Las promesas

Obama, que fue acusado de «proteccionista encubierto» por su rival electoral, el republicano John McCain, se ha mostrado partidario, en general, del libre comercio mundial, si bien matizando que «no todos los acuerdos son buenos».

En este sentido, ha abogado por una renegociación del polémico tratado de libre comercio con México y Canadá (Nafta), votó en su día en contra del tratado de libre comercio de América Central, y se ha opuesto a futuros acuerdos con Corea y Colombia.

9. CONFLICTOS Y DRAMAS OLVIDADOS

La tarea

Esta misma semana, la ONG Médicos son Fronteras ha publicado el informe Las diez crisis humanas más desatendidas de 2008, en el que da cuenta de la situación en que se encuentran «millones de personas afectadas por guerras y por enfermedades, cuyas necesidades de salud más inmediatas se ven relegadas al olvido y cuyo sufrimiento a menudo pasa desapercibido».

Entre las crisis y los conflictos enumerados, la mayoría de ellos en África, se mencionan las guerras en Somalia, la República Democrática del Congo o Sudán, la desnutrición y las consecuencias de enfermedades pandémicas como el sida.

Como primera potencia mundial, la labor de Estados Unidos es clave a la hora de reducir la brecha existente entre los países ricos y los países pobres, una labor que va a depender directamente de la voluntad y las prioridades que se marque el nuevo equipo de gobierno.

Las promesas

Obama se ha comprometido, entre otras cosas, a tratar de parar «lo antes posible» el genocidio en Darfur, a duplicar la inversión anual de Estados Unidos en ayuda para el desarrollo (hasta 50.000 millones de dólares) y a favorecer la implantación de pequeñas empresas basadas en el uso de energías limpias, tanto en África como en Latinoamérica.

También ha asegurado que abrazará los Objetivos del Milenio propuestos por la ONU, cuyo fin es reducir a la mitad la pobreza extrema en el mundo para el año 2015.

10. LA IMAGEN DE EE UU EN EL MUNDO

La tarea

Una de las principales consecuencias de los gobiernos del presidente Bush ha sido el deterioro de la imagen de Estados Unidos en buena parte del mundo, a raíz de acciones como la invasión de Irak, los escándalos de torturas perpetradas por militares y funcionarios estadounidenses, tanto en este país como en Guantánamo; la postura de EE UU frente al cambio climático; la reacción ante crisis y tragedias como la causada por el huracán Katrina o la negativa sistemática de la Administración Bush a entablar diálogo con sus rivales o enemigos en política internacional.

Todo ello se ha traducido en un descrédito general de la política estadounidense, tanto dentro como fuera de las fronteras del país, que ha minado la esencial capacidad de mediación de la primera potencia mundial en muchos conflictos.

Las promesas

El presidente electo ha afirmado que su Gobierno «hablará con todo el mundo, ya sean amigos o enemigos». «Si América está dispuesta a acudir a la mesa, el resto del mundo estará más dispuesto a asumir el liderazgo de América a la hora de resolver problemas como Irán, Corea del Norte o el terrorismo internacional».


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Gas ruso: la nueva guerra fría

En plena ola de frío y con temperaturas bajo cero en medio continente, millones de personas en 18 países europeos han comenzado el año congeladas. La razón: sus calefacciones no han recibido el gas que necesitan para funcionar, un gas que  viene de Rusia y que, para ello, ha de atravesar Ucrania. Rusia y Ucrania mantienen desde hace años una disputa por los precios del combustible que no es sólo económica, sino también política.

Y la guerra ha vuelto a estallar: el pasado día 1, la compañía gasística rusa, Gazprom, anunció que cortaba el grifo. Desde entonces se han sucedido las negociaciones y la tensión, y muchos países han llegado a declarar el estado de emergencia. Finalmente, la Unión Europea tomó cartas en el asunto, enviando observadores para supervisar los envíos de gas ruso por territorio ucraniano

Este viernes parecía haberse llegado a un acuerdo, pero aunque el suministro comenzase hoy mismo, en muchas zonas afectadas por el corte el gas no llegará hasta dentro de al menos tres días.

Ésta es la crónica de nueve días de ‘guerra fría’ en Europa, así como las claves del conflicto y sus orígenes, en 20 preguntas y respuestas.

1. ¿Cuándo decidió cortar Rusia el suministro de gas?

Rusia suspendió el suministro de gas a Ucrania el pasado 1 de enero, tras la ruptura, un día antes, de las negociaciones entre las empresas de gas de ambos países (la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz).

2. ¿Por qué ha afectado a Europa?

Porque por Ucrania pasa la gran mayoría del gas natural ruso que Gazprom exporta a los países europeos. El corte del suministro ha afectado a un total de 18 países, muchos de los cuales reciben de Rusia el 100% del gas natural que necesitan para, entre otras cosas, alimentar sus calefacciones en invierno.

La mayoría han tirando de reservas o de fuentes alternativas, pero tras nueve días de enfrentamiento y en medio de una ola de frío, las reservas han caído con rapidez.

3. ¿Qué países lo han sufrido?

Las principales víctimas han sido los países balcánicos y los de Europa del Este. Así, el impacto ha sido especialmente grave en Bulgaria y Hungría (países sin recursos propios ni alternativas de suministro), Rumanía (las autoridades aseguraron que sólo quedaba gas para cien días), Macedonia, Croacia (en estado de crisis y con reducciones en el suministro a algunos consumidores industriales), Serbia (los precios de los calefactores eléctricos han subido hasta en un 50%), Bosnia (el 100% del gas que se consume en este país procede de Rusia, y los ciudadanos agotaron las existencias de estufas eléctricas en los comercios) y Turquía.

Pero la decisión rusa también se ha sentido con fuerza en Europa Occidental. A Francia dejó de llegar el 70% del gas; Alemania, que importa de Rusia el 37% de su gas, ha estado en alerta máxima y dependiendo por completo del combustible que recibe a través de Bielorrusia, y en Italia el gas ruso se ha reducido hasta en un 90%.

Eslovaquia se vio forzada a declarar el estado de emergencia tras registrar una caída de 70% en el suministro de gas ruso. La República Checa también dejó de recibir igual cantidad del carburante, y Austria tuvo que recurrir a sus reservas para suplir el corte del combustible en un 90%.

En Grecia también ha habido problemas, pero el corte ha podido paliarse con una estación de abastecimiento puesta recientemente en funcionamiento cerca de Atenas.

4. ¿Por qué cortó Rusia el suministro?

Tras meses de negociaciones, Rusia cumplió su amenaza de cortar el suministro después de que las negociaciones entre Gazprom y Naftogaz se rompiesen, el pasado 31 de diciembre. Ambas empresas no lograron llegar a un acuerdo sobre el precio que deberá pagar Ucrania por el carburante ruso en 2009, ni sobre las tarifas correspondientes al tránsito del gas.

En noviembre del año pasado, Rusia había exigido a Ucrania que pagase a Grazpom su deuda (2,4 millones de dólares). El 4 de diciembre, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, amenazó ya con reducir el suministro de gas si Kiev no pagaba lo que debía, así como una parte por las extracciones ilegales. El día 20 de ese mismo mes, Ucrania dijo haber pagado su deuda correspondiente a noviembre y diciembre (1,5 millones de dólares).

Antes de romperse las negociaciones, Moscú propuso a Ucrania elevar el precio del gas de 179,5 dólares por mil metros cúbicos en 2008 a 250 dólares en 2009, manteniendo la tarifa de tránsito en 1,7 dólares para el transporte de cada mil metros a cien kilómetros de distancia.

Kiev, por su parte pedía mantener el precio de 2008 y cómo máximo aceptaba su aumento hasta los 235 dólares si también subía la tarifa de transito. Naftogaz declinó seguir negociando incluso ante las amenazas rusas de elevar el precio a 418 dólares por cada mil metros cúbicos.

5. ¿Son Gazprom y Naftogaz empresas privadas?

No. Pese a ser una empresa privada sobre el papel, Gazprom está controlada por el Estado ruso (antes tenía hasta un ministerio exclusivo para su gestión), aunque el 6% de la compañía está en manos de empresas alemanas. Su valor de mercado, 270.000 millones de dólares, según una estimación de 2006, la convierte en una de las mayores corporaciones del mundo. Grazpom controla el 15% de las reservas mundiales de gas y una gran cantidad de las de petróleo. Naftogaz, por su parte, está controlada en un 100% por el Estado ucraniano.

6. ¿Qué son las extracciones ilegales?

Una forma eufemística para hablar de robos de gas. Cuando Naftogaz acusó a Rusia de reducir en una sexta parte el bombeo de gas para Europa, Gazprom denunció que ese carburante es sustraído ilegalmente de los gasoductos y depósitos subterráneos por Ucrania.

Gazprom acusó a Naftogaz de «desviar» (robar) el carburante exportado por su territorio a Europa, y acto seguido incrementó el bombeo a través de Bielorrusia y Turquía para compensar esta presunta sustracción de gas.

Expertos ucranianos consultados por El País explicaron que para bombear el combustible a través de Ucrania es necesario quemar gas, que se toma del flujo general.

7. ¿Paga Ucrania un precio de mercado por el gas?

No. Ucrania paga, según Rusia, menos de la mitad de lo que pagan los países europeos. Además, disfruta de moratorias especiales en el pago de sus deudas. Ucrania mantiene estas condiciones preferentes como herencia de la época en que estaba bajo la influencia soviética.

8. ¿Qué consecuencias tiene esto?

Desde que desapareció la Unión Soviética las crisis se repiten de forma periódica. Ucrania defiende su independencia frente a Rusia, pero a la vez pretende mantener sus condiciones especiales en el pago del gas. Rusia, por su parte, se niega a conceder este trato preferencial y trata de fijar precios de mercado y plazos para las deudas.

La postura de Rusia es más dura desde que el Gobierno ucraniano de Víctor Yúshenko, surgido de la Revolución Naranja, en 2004, comenzó a acercarse a Occidente y a tratar de alejarse de la órbita de Moscú, con pretensiones incluso de ingresar en la OTAN.

9. ¿Cuándo se produjeron los primeros cortes?

Las primeras disputas comenzaron nada más derrumbarse la Unión Soviética, en los años noventa. Alegando impagos por parte de Ucrania, Rusia cortó el suministro en varias ocasiones en 1992, 1993 y 1994. Ello condujo, a su vez, a las primeras extracciones ilegales de gas en suelo ucraniano.

10. ¿Cuándo fue la primera gran crisis?

El primer conflicto importante tuvo lugar en enero de 2006, cuando, tras muchos meses de intensas negociaciones, Gazprom cortó las entregas a Ucrania después de haber pretendido subir el precio de 50 dólares por 1.000 metros cúbicos a 230 dólares.

Como ahora, muchos países europeos se vieron entonces afectados en plena ola de frío, y, también como ahora, Rusia acusó a Ucrania de robar gas. Finalmente, y tras cuatro días con el grifo cerrado, Gazprom y Naftogaz llegaron a un acuerdo y fijaron el precio en 230 dólares.

La guerra volvió a estallar en octubre del año siguiente, justo después de que se celebrasen las elecciones legislativas en Ucrania, con nuevas amenazas por parte de Rusia, lo que muchos analistas vieron como un «castigo» de Moscú al nuevo Gobierno pro occidental ucraniano. Esta vez ambos países lograron llegar a un acuerdo, pero en marzo de 2008 Gazprom redujo sus entregas a la mitad, hasta que se firmó un nuevo acuerdo sobre los precios.

Pese a que Kiev y Moscú acordaron en octubre del año pasado un protocolo para ir pasando poco a poco a precios de mercado, el tema de la deuda seguía pendiente y las negociaciones volvieron a romperse el pasado 31 de diciembre.

11. ¿Por qué se repiten las crisis?

Se trata de un tira y afloja entre ambos gobiernos. Rusia tiene en sus manos el recurso de cortar el suministro, pero esto puede ser un arma de doble filo, ya que Europa es el principal cliente de su gas, por lo que, al final, acaba siempre cediendo. Las crisis, no obstante, se cierran en falso una y otra vez, y surgen de nuevo cuando la deuda vuelve a crecer, varían los precios de mercado o se conjugan intereses políticos en ambas partes.

12. ¿Qué papel juega Ucrania?

Ucrania, que acusa a Rusia de «chantaje», alega que el problema es político y no económico. Sus gobernantes juegan ante Europa el papel de víctimas, mostrando la carta del «peligro ruso» para ganar apoyo occidental, y convencidos de que ni la UE ni EE UU les dejaran tirados frente a Rusia.

Sumida en rivalidades internas (según Moscú, el origen de la crisis se encuentra en las disputas entre el presidente ucraniano, Víctor Yúshenko, y la primer ministro, Yulia Timoshenko), y sin haber hecho una necesaria reforma de todo su sector energético, Ucrania está inmersa en una grave crisis económica (en noviembre el FMI tuvo que darle un crédito de más de 16.000 millones de dólares), que pretende compensar con la importancia estratégica de su situación geográfica. Esta situación económica desesperada le lleva, al mismo tiempo, a tratar de impedir con todos los recursos a su alcance un incremento en los precios del gas ruso.

Según Ucrania, Gazprom, con su subida de precios, estaría tratando de provocar la bancarrota de Naftogaz para poder hacerse con el control del sistema de gasoductos.

13. ¿Qué intereses tiene Rusia?

Aparte de querer mantener a Ucrania lo más pegada posible a su área de influencia, y de tratar de impedir que un territorio tan importante (tanto en términos de población como geoestratégicos) pase «a manos» occidentales, Moscú aprovecha las crisis del gas para presionar a las empresas y gobiernos europeos sobre la necesidad de que apoyen la construcción de dos grandes gasoductos (a través del Báltico y del Mar Negro), que permitirán aumentar el suministro sin tener que pasar ni por Ucrania ni por Bielorrusia.

14. ¿Cómo ha reaccionado la Unión Europea?

En un principio, la UE, como en anteriores ocasiones, declinó intervenir directamente en la crisis actual, alegando que se trataba de un problema comercial entre Ucrania y Rusia. No obstante, y ante la magnitud del problema y el hecho de que muchos de sus miembros se estaban viendo directamente afectados (entre ellos, la República Checa, que ostenta actualmente la presidencia de turno en la UE), Bruselas comenzó a adoptar un papel más activo como mediador.

El pasado día 6, la UE exigió el restablecimiento «inmediato» del suministro de gas desde Rusia y calificó la situación como «completamente inaceptable», afirmando que los cortes se habían producido sin aviso previo y «en clara contradicción» con las garantías dadas por las máximas autoridades rusas y ucranianas de que sus tensiones bilaterales no afectarían al suministro.

Dos días después, Rusia accedió finalmente al despliegue de observadores europeos en sus instalaciones para revisar la entrada de gas por Ucrania. El primer contingente del equipo de 22 observadores llegó este viernes a Kiev, con la misión de verificar que no se producen por parte de Ucrania sustracciones del gas ruso destinado a la UE.

15. ¿Se ha logrado una solución?

El principio de acuerdo alcanzado sobre el despliegue de observadores internacionales parece haber puesto a la crisis en su recta final. No obstante, y aún en el caso de que Rusia comenzase a bombear gas de nuevo hoy mismo, la Comisión Europea explicó que el gas necesitará unas 30 horas hasta llegar a la frontera ucraniana, y entre 16 y 36 horas para atravesar toda Ucrania hasta la frontera de la UE, con lo que a muchos países no llegaría el suministro hasta dentro de, al menos, tres días.

16. ¿Cuánto depende Europa del gas ruso?

La crisis del gas entre Rusia y Ucrania ha reavivado la alarma sobre la dependencia energética que la UE tiene del exterior, especialmente de Rusia, y sobre la dificultad de poner fin a esta situación, debido a su escasez de recursos y a su limitada capacidad de almacenamiento.

Del gas que la UE importa del exterior (un 60%), el 42% viene de Rusia, que envía el 80% de sus exportaciones a través de Ucrania y el 20% vía Bielorrusia. Rusia es también el principal proveedor de petróleo a la UE, con un 33% de sus importaciones, y de carbón, con un 26% de sus compras al exterior.

Los estados bálticos, Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y la República Checa dependen de las importaciones rusas de gas en más de un 70%.

17. ¿Qué gasoductos hay entre Rusia y la UE?

El más importante es el ucraniano, que atraviesa este país y se ramifica después para llegar a los países balcánicos, los de Europa del Este, los de Centroeuropa, Alemania y Francia.

El gasoducto «Yamal Europa» cruza Bielorrusia y llega hasta Alemania a través de Polonia, y el llamado «Corriente Azul» une Rusia con Turquía, esquivando Georgia a través del Mar Negro.

18. ¿Qué proyectos de nuevos gasoductos hay?

Gazprom tiene dos grandes proyectos: los gasoductos «Corriente del Norte» y «Corriente del Sur». El primero recorrerá 1.200 kilómetros siguiendo la costa del Báltico hasta el norte de Alemania, y el segundo cruzará todo el Mar Negro hasta Grecia y, después, Italia.

Por su parte, la Unión Europea confía en su proyecto «Nabucco», en cuya financiación participa también Estados Unidos, para acabar con la dependencia del gas ruso. Este gasoducto transportará el gas de Asia Central y el Caspio, desde Turquía hasta Austria, pasando por Bulgaria, Rumanía y Hungría.

El problema es que se calcula que «Nabucco» tan sólo proveerá el 5% de las necesidades totales de gas de la UE. Otro inconveniente es que una de las rutas de enlace hasta el gasoducto en Turquía pasa por Georgia, un país cuya estabilidad sigue en entredicho, especialmente tras la operación militar rusa del pasado verano.

19. ¿Ha afectado la crisis a España?

No. España es uno de los pocos países de Europa Occidental (junto con Gran Bretaña o Irlanda), cuyo aprovisionamiento de gas natural no depende del suministro de Gazprom.

20. ¿De dónde recibimos nosotros el gas?

Por un lado, y pese a que España depende por completo del exterior para abastecerse, nuestro país ha apostado tradicionalmente por el gas natural licuado, es decir, el que se transporta en buques y no a través de gasoductos. Este gas cubre cerca del 69% de todo el consumo total.

Por otra parte, el gas que llega por gasoductos lo hace principalmente de yacimientos situados en el Norte de África, sobre todo en Argelia. Este país suministra un tercio de todo el gas que se consume en España. El otro gran proveedor es Nigeria. Entre ambos cubren más de la mitad del consumo español.

Aparte de África, España también importa gas de Oriente Medio (especialmente de Qatar, un 13%) y de América (Trinidad y Tobago suministra un 11%), según datos publicados por la Cadena Ser.
El gas que nos llega de Europa (un 5%) lo hace desde Noruega.

Rusia: el imperio contraataca

Hace algo menos de dos décadas, después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, Rusia era una nación empobrecida, dependiente de la ayuda económica de Occidente y seriamente tocada en su orgullo histórico tras haber perdido una buena parte del imperio amasado por los zares y mantenido con mano de hierro por el Estado soviético durante tres cuartos de siglo.

Actualmente, sin embargo, las tornas parecen haber cambiado. Los países europeos necesitan sus enormes recursos de gas y petróleo, EE UU necesita su apoyo en conflictos como el de Irán y, pese a las críticas, Moscú se siente libre para defender sus intereses, tanto afianzando y extendiendo sin complejos su influencia y su poder sobre las débiles repúblicas vecinas, como fortaleciendo sus alianzas tradicionales más allá de sus fronteras (apoyando a Serbia en contra de la independencia de Kosovo, por ejemplo), digan lo que digan Washington y Bruselas.

El reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, tras la intervención militar en esta última, es el ejemplo más claro y reciente de esta nueva política internacional de desafío al margen del orden mundial promovido por Occidente, una política largamente ensayada ya antes en el interior de su propio territorio (Chechenia), cuya amenaza sienten ya, en mayor o menor grado, otros estados como Ucrania o los países bálticos, y que el grupo de las naciones más industrializadas del mundo (el G‑7) no ha dudado en calificar como «expansionista».

Éstas son, de la A la Z, algunas de las claves del nuevo expansionismo ruso tras la intervención en Georgia y de la respuesta internacional a la crisis.

A

Antecedentes

Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, ésta se dividió en un total de 15 repúblicas independientes, incluyendo la propia Rusia, cada una con su lengua y su cultura pero, al mismo tiempo, con la herencia de inestabilidad dejada por el centralismo comunista, las deportaciones masivas del estalinismo, el rompecabezas de las minorías y la dependencia del poder ruso.

Las relaciones de estos nuevos países con Moscú varían desde el apoyo incondicional de Bielorrusia hasta el enfrentamiento frontal con Georgia. De Asia Central al Báltico, y del Cáucaso a Europa del Este, todas estas repúblicas comparten, además de un pasado común, un futuro incierto a la sombra de la gran Rusia.

Argumentos

Rusia justifica su ingerencia en los asuntos de las ex repúblicas soviéticas en la necesidad de proteger a las minorías de etnia rusa que viven en ellas y en cuestiones relacionadas con amenazas a su seguridad. El hecho de que muchos de estos nuevos países, como Georgia o Ucrania, deseen estrechar lazos con EE UU y Europa, integrándose en la OTAN y en la UE, es visto también por Moscú como una pérdida de poder en su zona de influencia.

El negocio de las armas también juega un papel importante: Israel, por ejemplo, vende armas a Georgia, mientras que Rusia hace lo propio con Irán y Siria, enemigos ambos de los israelíes.

Fuentes del Gobierno ruso han indicado recientemente que «la nueva Rusia debe llevar a cabo una política internacional de dientes afilados para volver a emerger como potencia mundial».

Asia central

Rusia ha hecho valer su influencia en las ex repúblicas soviéticas de Asia Central para asegurarse el control de las grandes exportaciones de gas procedentes de esta zona del mundo.

Así, el año pasado, el Kremlin pactó con Turkmenistán, Kazajistán y Uzbekistán la construcción de un gran gasoducto bordeando el Mar Caspio.

La iniciativa supuso un duro golpe para la UE, que desea reducir su dependencia del gas ruso con la construcción de otro gasoducto desde Turkmenistán hasta Turquía, a través de Azerbaiyán, el Mar Caspio y Georgia.

B

Báltico

Marcadas por las tragedias y deportaciones inflingidas por Stalin y conscientes de su debilidad económica, las tres ex repúblicas soviéticas del Báltico (Estonia, Lituania y Letonia) son de las más sensibles ante lo que consideran el «histórico expansionismo ruso».

El miedo a una intervención es especialmente grande en Letonia y Estonia, donde los rusófonos son un tercio de la población. Tras la acción militar rusa en Georgia, los tres países bálticos se alinearon con el Gobierno de Tblisi, en contra de Moscú. «La gente tiene miedo de que Rusia pueda agredir a Lituania, como lo ha hecho en Georgia», explicó a la agencia AFP el politólogo lituano Kestutis Girnius.

El Gobierno estonio señaló, por su parte, que «cuando una agresión militar está justificada en la necesidad de proteger los intereses de los ciudadanos rusos en Georgia, ello plantea serios problemas a los países que tienen residentes que gozan de la ciudadanía rusa».

Bielorrusia, Ucrania y Moldavia

De las tres ex repúblicas soviéticas de Europa del Este, sólo Bielorrusia, cuyas relaciones con EE UU y otros países occidentales son pésimas, y cuyo presidente, Alezandr Lukashenko, es considerado por la oposición como «el último dictador de Europa», mantiene una posición de alianza incondicional con Rusia.

Mientras, Ucrania ha denunciado la ingerencia política de Moscú desde la instauración en Kiev de un Gobierno pro occidental tras la Revolución Naranja de 2004. Por otro lado, los ucranianos temen que la próxima intervención rusa en el exterior se produzca en la península de Crimea, la única parte de Ucrania donde los rusos étnicos son mayoría, ya que muchos de ellos piden abiertamente una anexión con Rusia que Moscú ha fomentado durante años.

En Moldavia, por último, Rusia posee un gran depósito de municiones y tiene destacadas fuerzas de paz desde el conflicto que enfrentó al Estado moldavo con la región separatista (y rusófona) de Transnitria, en 1992.

C

Cáucaso

La zona más conflictiva de la antigua URSS y una de las más volátiles e inestables del planeta tiene una importancia geoestratégica fundamental, tanto para Moscú como para Occidente, dada su condición de lugar obligado de paso de recursos vitales de gas y petróleo.

En el norte, las aspiraciones independentistas de Chechenia fueron aplastadas por Moscú en dos arremetidas militares (1994 y 2000) que dejaron miles de víctimas, pero el conflicto, que ha incluido también brutales acciones terroristas chechenas como la toma de rehenes en un teatro de Moscú en 2002 o el asalto en 2004 a la escuela de Beslan, en la pro rusa Osetia del Norte, sigue sin resolverse.

Y en el sur, la llamada ‘guerra congelada’ de Georgia acaba de estallar. Tras un supuesto ataque georgiano contra los separatistas de Osetia del Sur, Rusia intervino militarmente en esta región aduciendo la necesidad de proteger a sus ciudadanos, pro rusos en su mayoría y favorables a una futura unión con la región rusa de Osetia del Norte. Finalmente, Moscú ha reconocido la independencia tanto de Osetia del Sur como de la otra región separatista de Georgia, Abjasia, una aspiración que ambas mantenían desde la caída de la URSS.

CH

China

El Gobierno de Pekín ha apoyado a Rusia en la crisis de Georgia, pero sólo a medias, ya que, con problemas separatistas en su propio suelo (Tibet), China ha respaldado la intervención militar rusa pero no el reconocimiento de la independencia de Abjasia y de Osetia del Sur por parte de Moscú.

D

Dependencia energética

En los últimos años, Moscú no ha dudado en cortar los suministros de gas y petróleo para sus vecinos en momentos de crisis o o conflictos políticos, lo que ha llevado a la UE a impulsar proyectos, como el gasoducto Nabucco, que circunvalen Rusia para asegurarse las importaciones energéticas.

La UE depende de Rusia para la obtención de un cuarto de su gas y de una gran parte de su petróleo. Además, se prevé que las importaciones aumentarán más aún por la caída de la producción del Mar del Norte.

E

Expansionismo

El pasado día 27, los siete países más industrializados (el G7) condenaron de manera unánime y rotunda la «política expansionista» de Rusia. Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos afirmaron que el reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia por parte de Moscú «viola la integridad territorial y la soberanía de Georgia y es contrario a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU».

Estados Unidos

Washington ha condenado firmemente tanto la intervención militar rusa en Georgia como el reconocimiento de la independencia de las dos regiones separatistas. No obstante, la necesidad de recibir apoyo de Moscú en la ONU para su enfrentamiento con Irán hace dudar de que el Gobierno estadounidense pueda ir mucho más lejos.

Por su parte, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, ha expresado sus sospechas de que el conflicto bélico en Georgia fue provocado por fuerzas políticas estadounidenses para favorecer la elección del candidato presidencial republicano, John McCain, cuyos ataques a Moscú se habrían incrementado estos días, aupándole en las encuestas electorales.

F

Francia

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se ha convertido en uno de los protagonistas de la crisis al diseñar un plan de paz que fue aceptado, en principio, tanto por Rusia como por Georgia. Sarkozy, no obstante, ha recalcado que «no puede haber y no habrá una solución que no incluya el respeto de la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Georgia en sus fronteras internacionalmente reconocidas».

G

Guerra Fría

El conflicto de Georgia ha hecho renacer el fantasma de la Guerra Fría, el enfrentamiento político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo que libraron EE UU y la antigua Unión Soviética junto a sus aliados respectivos entre 1947 y 1991.

En este sentido, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, ha llegado a decir que «no tenemos miedo a nada, ni siquiera a la perspectiva de una guerra fría, aunque no la queremos».

H

Historia

El Imperio ruso, bajo el que fueron conquistados los territorios que conformarían luego la Unión Soviética, se prolongó desde 1721 hasta la revolución comunista de 1917. A finales del siglo XIX ocupaba casi 23 millones de kilómetros cuadrados y albergaba a más de 100 grupos étnicos diferentes. En 1917 incluía territorios de los actuales estados bálticos, Bielorrusia, parte de Polonia, Moldavia, el Cáucaso, Finlandia, la mayoría del Asia Central y una parte de Turquía. Entre 1732 y 1867 poseyó también Alaska.

I

Intervención exterior

Las tropas rusas no habían cruzado una frontera internacional en misión de combate desde la creación del país en 1991. La última intervención de soldados soviéticos en el extranjero fue en 1979, durante la invasión de Afganistán.

J

Josef Stalin

El dictador soviético (1878–1953), nacido, además, en Georgia, fue el principal responsable de las deportaciones masivas y limpiezas étnicas en las que se encuentra el germen de gran parte de los problemas que sufren las actuales repúblicas de la ex URSS.

Se calcula que un total de 14 nacionalidades fueron deportadas por completo y 48 parcialmente. Sólo entre las etnias del Cáucaso se deportó a 650.000 personas en tres operaciones militares.

K

Kosovo

El reconocimiento, el pasado mes de febrero, de la declaración unilateral de independencia de Kosovo por parte de muchos Gobiernos europeos y de Estados Unidos ha sido invocado por Rusia como justificación para reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.

Moscú ha criticado asimismo el doble rasero de Occidente al condenar la actitud del Kremlin para con las regiones separatistas de Georgia. Occidente, por su parte, ha hecho lo propio con Rusia, ya que ésta se negó a reconocer la independencia kosovar invocando el mismo derecho internacional que ahora parece ignorar.

Cabe recordar que Serbia, país del que se independizó Kosovo, es un aliado tradicional de Rusia, mientras que Georgia lo es de Estados Unidos.

L

Legislación internacional

La OTAN ha acusado a Rusia de violar la legislación internacional con su intervención en Georgia y ha solicitado a los aliados que consideren reducir sus vínculos con Moscú para que respete el acuerdo de paz.

El Kremlin, por su parte, respondió que la Alianza «sigue anclada en la Guerra Fría» y ha anunciado que tiene intención de revisar su cooperación con la organización atlántica.

M

Misiles

Poco después de que que Estados Unidos y Polonia firmaran un acuerdo para el despliegue de un sistema de defensa antimisiles estadunidense en territorio polaco, y en plena tensión internacional por el conflicto entre Moscú y Georgia, Rusia confirmó que ha probado un misil balístico intercontinental «capaz de atravesar la tecnología de un escudo antimisiles enemigo».

N

Naciones Unidas

El hecho de que Rusia sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, con derecho a veto, hace muy improbable que el organismo internacional pueda aprobar una resolución de condena por lo ocurrido en Georgia. No obstante, el Consejo anunció el viernes que celebrará una nueva reunión sobre la crisis.

O

Oso

El oso es el símbolo tradicional de Rusia. Los caricaturistas ingleses del siglo XIX y principios del XX representaban el imperialismo ruso en la forma de este animal (frente al león inglés). El político y estadista estadounidense Henry Kissinger solía decir que «hay que dejarle espacio al oso ruso».

P

Putin, Vladimir

El ex presidente y actual primer ministro ruso sigue teniendo un papel preponderante en la política de Moscú, y es uno de los principales valedores de la política de resurgimiento de Rusia como potencia mundial. De hecho, cuando estalló la guerra en Georgia, fue él y no el nuevo presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, quien explicó las razones de la intervención.

Durante su mandato se calcula que hasta 70.000 ciudadanos de Osetia del Sur que se consideran rusos recibieron pasaportes de Rusia, lo que contravendría el derecho internacional.

Q

Queja

El ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov, principal artífice del final de la URSS, se quejó de que Occidente «envalentonara» a Georgia para atacar la región separatista de Osetia del Sur. Añadió que «acusan a Rusia de agredir a los pobres e indefensos georgianos, pero eso no sólo es hipócrita, sino que muestra una falta de humanidad».

R

Revoluciones

Rusia ha acusado a Occidente, y, más concretamente, a Estados Unidos, de estar detrás de la Revolución Naranja y de la Revolución Rosa, los movimientos ciudadanos que auparon al poder, respectivamente, a los gobiernos pro occidentales de Víktor Yushenko en Ucrania y Mijail Saakashvili en Georgia.

S

Sanciones

Pese a amenazar con ello hace unos días, la UE ha decidido finalmente no adoptar aún sanciones contra Rusia en su cumbre extraordinaria de este lunes.

T

Terrorismo

El Servicio Federal de Seguridad ruso llegó a acusar a Georgia de planear ataques terroristas en Rusia como respuesta al conflicto militar mantenido por ambos países por Osetia del Sur, información que fue desmentida por el Ministerio del Interior georgiano.

U

Unión Europea

Los líderes de los Veintisiete, que asistirán este lunes en Bruselas a una reunión extraordinaria convocada por el presidente francés y de turno de la UE, Nicolas Sarkozy, insistirán en que el acuerdo de alto el fuego, de seis puntos, debe cumplirse en su totalidad. Mientras ese acuerdo no esté plenamente respetado, las relaciones entre la UE y Rusia seguirán «bajo observación».

V

Vashadze, Grigor

El viceministro de Relaciones Exteriores de Georgia fue el encargado de anunciar la decisión de este país de romper relaciones diplomáticas con Rusia, a raíz del reciente conflicto bélico y del reconocimiento por Moscú de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.

Georgia retirará en los próximos días a todos sus diplomáticos de su embajada en Moscú, mientras que Rusia va a cerrar la embajada en la capital georgiana.

Y

Yushenko, Víktor

El presidente ucraniano señaló que el reconocimiento por parte de Rusia de la independencia Abjasia y Osetia del Sur «significa una amenaza para la paz en toda la región y en Europa». También ha pedido que se acelere el ingreso de su país en la OTAN. En Ucrania, el conflicto armado entre Rusia y Georgia ha exacerbado la división entre los pro occidentales del centro y el oeste y los pro rusos, concentrados en el sur y el este del país.

Z

Zar

El último zar (emperador) de Rusia fue Nicolás II. Fue fusilado junto a su familia por los bolcheviques en 1918.