Las claves de la tregua entre Israel y Hamás: un acuerdo con el que ambos claman victoria tras casi 250 muertos

Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, que controla la Franja de Gaza, anunciaron a última hora de este jueves una tregua bilateral para poner fin a once días de escalada bélica que se han saldado con cerca de 250 muertos, la inmensa mayoría en el lado palestino. Estas son, a falta de detalles sobre el contenido del pacto, las claves de un alto el fuego que ambas partes interpretan como una victoria:

¿Cuándo ha entrado en vigor la tregua, y hasta cuándo?

El alto el fuego se hizo efectivo a las 2.00 hora local de este viernes (23.00 GMT del jueves). En principio, se trata de una tregua indefinida.

¿Se está cumpliendo?

El Ejército israelí no había informado en la madrugada de este viernes de nuevas alarmas antiaéreas en las comunidades israelíes colindantes a la Franja, siendo la última notificada a la 01.51 hora local (10.51 GMT), informa Efe. Tampoco hubo bombardeos israelíes en Gaza durante la noche.

¿A qué se han comprometido?

Se da por sentado que ambas partes se han comprometido a detener las hostilidades (esencialmente, bombardeos contra Gaza por parte de Israel, y lanzamiento de cohetes contra territorio israelí por parte de Hamás). 

El Gobierno israelí, que no suele pronunciarse sobre los altos el fuego con las milicias, confirmó que se trata de un acuerdo incondicional. La oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, señaló en ese sentido que se había acordado por unanimidad «aceptar la propuesta de Egipto de un alto el fuego mutuo y sin condiciones».

El portavoz de Hamás, Hazem Qassem, aseguró por su parte que habían obtenido «garantías de los mediadores» para una tregua «mutua y simultánea».

¿Qué incluye el acuerdo?

Este jueves por la noche no se conocían aún con detalle los términos de la tregua, pero, según medios citados por Efe, estos no incluirían, pese a las exigencias de Hamás, referencias a las tensiones por el desalojo de familias palestinas en Jerusalén Este ocupado o por las incursiones en la Explanada de las Mezquitas, hechos que el pasado día 10 de mayo desencadenaron la escalada bélica, sin precedentes en los últimos siete años.

¿Quién ha mediado para lograrlo?

El Gobierno israelí aseguró que se llegó a un acuerdo a partir de una propuesta de Egipto, mediador tradicional entre las dos partes. 

Como parte de su papel como mediador, El Cairo enviará en los próximos días dos delegaciones de seguridad a Tel Aviv, en Israel, y a los territorios palestinos para vigilar y hacer seguimiento de la tregua alcanzada, según informó la agencia palestina WAFA, citada por Europa Press.

¿Qué factores han influido para conseguirlo?

La presión internacional para un alto el fuego ante el constante incremento de víctimas y de destrucción puede haber sido una de las claves. No obstante, Netanyahu ya había rechazado anteriormente dos propuestas de tregua, insistiendo en que los ataques continuarían «el tiempo que fuese necesario», hasta que Israel alcanzase todos sus objetivos (en teoría, debilitar a Hamás eliminando a miembros de su cúpula, destruyendo sus infraestructuras y limitando su capacidad de atacar a Israel). Es posible también, por tanto, que los haya conseguido ya, o que considere suficiente lo logrado, tanto en el aspecto militar como en el político.

Por otro lado, con el paso de los días se iban incrementando las protestas palestinas, no solo en Gaza y, significativamente, en Cisjordania, sino también por parte de los árabes de origen palestino que viven dentro del territorio israelí, lo que ha supuesto un punto de inflexión importante que quizá Israel ha querido atajar.

¿Cómo ha sido la presión internacional?

La presión de la comunidad internacional a Netanyahu para que declarase un alto el fuego se incrementó en las últimas horas, incluyendo una petición de su gran aliado, el presidente de EE UU, Joe Biden, para que aceptase el cese de hostilidades. En concreto, Biden pidió este miércoles al primer ministro israelí una «significativa desescalada bélica» inmediata, y el enviado especial estadounidense para Oriente Medio, Tor Wennesland, también intensificó los contactos para facilitar la tregua.

La actividad diplomática fue especialmente intensa este jueves en la región. Una delegación egipcia viajó a Ramala, en Cisjordania, para informar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de la posible tregua, mientras el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, visitaba tanto Israel como los territorios palestinos, en medio de los esfuerzos internacionales por lograr una desescalada de la violencia.

De hecho, el anuncio del cese de las hotilidades se produjo mientras aún se celebraba una reunión de la Asamblea General de la ONU convocada para presionar a las partes.

¿Cómo han reaccionado las dos partes?

Ambos consideran que han salido reforzados del conflicto. El jefe del Estado Mayor israelí, el jefe del servicio de inteligencia interior y altos mandos del Ejército «informaron a los ministros sobre los importantes logros de Israel en la operación, algunos de los cuales no tienen precedentes», según detalló un comunicado oficial recogido por Efe.

Mientras, el portavoz de Hamás, Hazem Qassem, indicó en otro comunicado que «la resistencia demuestra en todos sus pasos que es el escudo del pueblo y el más capaz de proteger los fundamentos de la causa palestina».

En una entrevista para el diario Al Mayadeen, recogida por Europa Press, uno de los líderes de Hamás, Mushir al Masry, se refirió al alto el fuego como una «declaración de derrota» por parte de Israel y una «huida del campo de batalla». Al Masry celebró «la saga de victorias» de Hamás durante este último enfrentamiento, así como «la unidad y la revolución del pueblo», que supieron «penetrar en las fortalezas enemigas, disipando sus ilusiones e imponiendo nuevas reglas».

¿Qué otras reacciones ha habido?

El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió este jueves, tras anunciarse el alto el fuego, seguir con su «diplomacia silenciosa e incansable» con Israel y Palestina. «Creo que los palestinos e israelíes merecen igualmente vivir de forma segura y disfrutar de las mismas medidas de libertad, prosperidad y democracia. Mi Administración seguirá con su diplomacia silenciosa e incansable con ese fin», afirmó, en una alocución televisada.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dio la bienvenida al alto el fuego, pero a la vez pidió a los líderes de las partes enfrentadas que comiencen un «serio diálogo» sobre la raíz del conflicto.

¿Cuál es el balance de víctimas?

El lanzamiento de cohetes desde Gaza, más de 4.400 desde el inicio de la escalada, fue seguido por la operación militar israelí bautizada como «Guardian de los Muertos», que ha tenido un alto coste material y humano en el bloqueado enclave costero, donde viven dos millones de palestinos.

El Ejército israelí atacó más de 800 objetivos de las milicias y sus operativos, y asegura haber matado a más de 130 milicianos.

En los once días de escalada bélica han muerto al menos 232 palestinos, entre ellos 65 menores, y otros 1.900 han resultado heridos. En Israel han muerto 12 personas, entre ellas dos menores, y más de 340 han resultado heridas.

Durante estos días también se ha extendido la violencia y los enfrentamientos civiles entre palestinos e israelíes que, más allá de la escalada bélica que podría terminar este viernes, parecen haber abierto una crisis más profunda en la región.


Con información de Efe y Europa Press

Las claves de un ‘acuerdo del siglo’ a la medida de Israel, inaceptable para los palestinos y oportuno para Trump

«Mi propuesta presenta una oportunidad con la que ganarían los dos lados, una solución realista de dos Estados que resuelve el riesgo que suponía para la seguridad de Israel un Estado palestino». Así desvelaba este martes Donald Trump en la Casa Blanca su «acuerdo del siglo» para Israel y Palestina, en una solemne ceremonia en la que el presidente estadounidense apareció acompañado del primer ministro israelí en funciones, Benjamin Netanyahu, y en la que, significativamente, no hubo representación palestina alguna, ni de ningún otro mandatario internacional.

El acuerdo fue rechazado de inmediato y con vehemencia por el presidente palestino, Mahmud Abás (lo calificó como «la bofetada del siglo»), y también por las distintas facciones palestinas, en una poco habitual muestra de unidad. En las calles de Gaza y Cisjordania el anuncio fue recibido con airadas protestas, mientras que Amnistía Internacional señalaba que se trata de «un manual para más sufrimiento y abusos».

Esperado desde hace más de dos años, el plan se ha dado finalmente a conocer en un momento políticamente crucial, tanto para Trump como para Netanyahu. El primero busca ponerle un broche histórico a su política internacional y, según muchos analistas, desviar también el foco del juicio político (impeachment) al que está siendo sometido en el Senado; el segundo, imputado por fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos de corrupción, y candidato asimismo en los comicios generales que celebrará Israel en marzo (los terceros en menos de un año), recibe un espaldarazo fundamental de su principal y más poderoso socio, y prácticamente carta blanca para consolidar promesas electorales que hasta ahora eran consideradas problemáticas, como la anexión de las colonias en los territorios ocupados.

¿Cuáles son los principales puntos del acuerdo?

En esencia, el plan de Trump mantiene la llamada solución de los dos Estados, reconociendo el derecho palestino a tener uno, pero anteponiendo en cualquier caso la seguridad de Israel y dando por muertas las demarcaciones que aún reconoce la ONU. Para ello contempla cambios fronterizos que permitirían a Israel anexionarse parte de Cisjordania. También amplía el territorio palestino, pero lo fragmenta más aún, dejando dentro los asentamientos israelíes. Además, en uno de sus aspectos más polémicos, apuntala Jerusalén como «capital indivisible» de Israel y, en principio, de un futuro Estado palestino que se antoja inviable.

¿Quién lo ha negociado y cómo?

Uno de los principales artífices del plan es Jared Kushner, yerno de Trump y asesor del presidente. Kushner elaboró la hoja de ruta junto con el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, y el ahora exenviado de la Casa Blanca para Oriente Medio, Jason Greenblatt.

El equipo hizo un primer amago de presentar su acuerdo hace dos años, pero acabó aplazándolo una y otra vez, alegando que quería esperar a contar con un gobierno estable en Israel, y esperando conseguir asimismo más apoyos de los países árabes. Mientras, Trump seguía haciendo gestos políticos hacia Netanyahu, como el reconocimiento por parte de Washington de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.

Los líderes palestinos se han negado a negociar en los términos previstos y, de hecho, no tienen contacto oficial con Washington desde que Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel en 2017.

¿En qué se diferencia de acuerdos anteriores?

El acuerdo presentado por Trump incluye nuevas propuestas referentes al trazado de fronteras entre Israel y los territorios ocupados, y concreta el estatus de Jerusalén, que en procesos de paz anteriores se había dejado siempre como uno de los puntos finales sobre los que llegar a un consenso, una vez que se hubiesen conseguido los demás objetivos.

Resucita además la solución de los dos Estados, que empezó a gestarse tras el reconocimiento mutuo entre Israel y la OLP en 1993, a través de los Acuerdos de Oslo de ese mismo año, pero que estaba enterrada en la práctica.

Trump argumentó este martes que su plan de paz es «diferente» al de sus predecesores porque contiene muchos más detalles «técnicos» de partida, con 80 páginas de propuestas. «Esta es la primera vez que Israel ha autorizado la publicación de un mapa conceptual que ilustra las concesiones territoriales que está dispuesto a hacer para conseguir la paz», subrayó.

Lo más novedoso, no obstante, quizá sea que, a diferencia de todos los demás acuerdos de paz negociados por Estados Unidos, la Casa Blanca no ha buscado esta vez la aprobación de Palestina antes de cerrar el plan, sino que le ha bastado la luz verde israelí.

Enlace a YouTube: President Trump Delivers Joint Remarks with the Prime Minister of the State of Israel (White House)

¿Desde cuándo están estancadas las negociaciones?

El último plan de paz de Washington para la zona lo presentó Barack Obama en 2011, e incluía un Estado palestino basado en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, «con intercambios de tierra acordados mutuamente», algo que Netanyahu rechazó.

Aunque hubo un intento, fallido, de retomar conversaciones directas entre palestinos e israelíes en 2010, la negociaciones están estancadas desde 2008, cuando Israel lanzó la operación Plomo Fundido en la franja de Gaza en respuesta al lanzamiento de cohetes por Hamás, una operación que dejó más de 1.400 palestinos muertos.

¿Cómo cambiarían las fronteras actuales con el plan de Trump, y cómo sería el Estado palestino?

La Casa Blanca señala que su plan «quiere lograr un reconocimiento mutuo del Estado de Israel como una nación-Estado para el pueblo judío y el futuro Estado de Palestina como el Estado-nación del pueblo palestino, con los mismos derechos civiles para todos los ciudadanos».

El mapa que marca muestra, no obstante, un Estado palestino hiperfragmentado a modo de archipiélago, con asentamientos israelíes en su interior, conectados con el Estado israelí a través de corredores que parten el territorio.

Asimismo, concede a Israel zonas al oeste del valle del río Jordán, situadas en Cisjordania, con lo que este área ocupada quedaría sin salida directa a Jordania, a la que estaría vinculada por dos carreteras que cruzarían territorio israelí. «El valle del Jordán, que es crítico para la seguridad nacional de Israel, estará bajo la soberanía de Israel», sentencia el texto. Se trata de una zona que constituye alrededor del 30% del territorio de Cisjordania, y su anexión es un reclamo histórico de la derecha israelí.

Cisjordania y Gaza estarían unidas a través de un túnel que las conectaría y que atravesaría Israel.

Según el plan, las nuevas fronteras garantizan una «expansión territorial» a los palestinos a través de territorios en el desierto del Negev, que supondrían un territorio «comparable en tamaño» al que controlaban antes de 1967.

Mapa del plan del gobierno estadounidense de Donald Trump para Israel y Palestina. Mapa: Presidencia de Estados Unidos

¿Qué pasaría con los asentamientos?

Los asentamientos israelíes existentes en Cisjordania (considerados ilegales por la legislación internacional) serían incorporados al Estado de Israel, que se comprometería a no construir nuevos asentamientos, expandir los existentes o aprobar planes para construcción en las zonas que serán parte del Estado de Palestino.

Israel no procederá a demoler estructuras existentes, una moratoria que no incluye «construcciones ilegales» ni aquellas que «supongan un riesgo de seguridad, según determine el Estado de Israel», o «demoliciones de castigo por actos de terrorismo».

Cerca del 97% de los israelíes en asentamientos en Cisjordania quedarían en territorio israelí adyacente, cifra similar para los palestinos en Cisjordania que quedarían en territorio palestino.

¿Y con Jerusalén?

La propuesta de la Casa Blanca reconoce a «Jerusalén como capital de Israel» y reitera que «debería permanecer como una ciudad íntegra».

Además, sostiene que Israel debe ser guardián de los lugares religiosos en Jerusalén, tanto judíos, como cristianos y musulmanes, y aboga por mantener el «estatus quo actual».

En cuanto a la capital del hipotético Estado palestino, el plan recoge que debería ubicarse en Jerusalén Este, concretamente, en «todas las zonas al este y el norte de las barreras de seguridad existentes, incluyendo Kafr Aqab, la parte este de Shuafat y Abu Dis», y que podría ser renombrada como Al Quds (como la denominan los árabes) o con otra denominación que decidan los palestinos.

Esto significa que la posible capital palestina se localizaría en barrios ubicados en las afueras de la Jerusalén actual.

¿Algún cambio sobre Gaza?

El plan recuerda que Gaza ha estado gobernada por el grupo islámico Hamás, al que describe como una «organización terrorista, responsable de asesinatos y ataques a miles de israelíes», y concede a Israel la soberanía de las aguas territoriales de la franja, al considerar que son vitales para la seguridad del Estado israelí.

Advierte además de que «no habrá mejoras significativas en Gaza hasta que haya un alto el fuego con Israel, una desmilitarización completa de la franja y una estructura de gobierno que permita a la comunidad internacional invertir de forma segura y cómoda» para mejorar su economía.

La iniciativa propone también que Israel ceda territorio a los palestinos cerca de Gaza, que pueden ser «áreas pobladas y no pobladas».

¿Quién se encargaría de la seguridad, y cómo?

Israel mantendría una «responsabilidad de seguridad predominante» del Estado de Palestina, con las fuerzas palestinas encargadas únicamente de la seguridad interna, de la lucha antiterrorista, la seguridad fronteriza y la respuesta a desastres.

Israel sería responsable de la seguridad en los cruces internacionales y, en el caso de Rafá, en la frontera con Egipto, se abordarían acuerdos específicos con El Cairo.

Además, Israel mantendría el control del espacio aéreo al oeste del río Jordán, mientras que la Armada israelí podría bloquear la entrega de «armas y materiales para la fabricación de materiales en el Estado de Palestina, incluida Gaza».

¿Podrían regresar los refugiados palestinos?

La iniciativa aborda uno de los temas más espinosos en unas hipotéticas negociaciones entre israelíes y palestinos: el derecho de retorno de los refugiados.

A ese respecto, y pese a lo que establece la resolución 194 de la ONU, el plan marca que «no habrá derecho de retorno, o absorción de ningún refugiado palestino en Israel».

Establece, no obstante, tres opciones para los refugiados palestinos que busquen un sitio permanente de residencia: «absorción» para aquellos registrados en la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el futuro Estado palestino; integración en sus países actuales de acogida; o su reasentamiento en los países miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), que los acepten.

En ese sentido, el plan indica que «los hermanos árabes tienen la responsabilidad moral de integrar a los refugiados en sus territorios del mismo modo que los judíos fueron integrados en el Estado de Israel».

¿Qué limitaciones tendría el nuevo Estado palestino

Entre otras, Palestina no podría alcanzar acuerdos militares, de Inteligencia o seguridad con ningún Estado u organización que «afecte de forma adversa la seguridad de Israel» ni podrá desarrollar capacidades «militares o paramilitares» dentro o fuera de su territorio.

Tampoco podría unirse a organizaciones internacionales sin el consentimiento de Israel, y debería retirar sus demandas contra Israel, EE UU y los ciudadanos de estos países ante el TPI, la CIJ o cualquier otro tribunal, así como no recurrir a Interpol contra ellos.

Así, el nuevo estado no podría tener «capacidades que puedan amenazar al Estado de Israel», mientras que Israel tendría derecho a «desmantelar o destruir» instalaciones utilizadas para producir armas o con «propósitos hostiles», así como para adoptar medidas de seguridad para mantener Palestina «desmilitarizada».

¿Recoge el plan alguna demanda palestina?

Según declaró a Efe el experto de la Universidad George Washington Nizar Farsakh, antiguo asesor del ex primer ministro palestino Salam Fayad y miembro en el pasado del equipo negociador palestino, cuando se lee el plan, «si se compara con la postura palestina publicada en la página web del Departamento de Estado, es exactamente lo opuesto a lo que los palestinos piden».

Trump prometió a los palestinos una inversión de 50.000 millones de dólares para duplicar su PIB y crear un millón de empleos, pero exigió a cambio un alto el fuego con Israel, cambios en su estructura de Gobierno y la desmilitarización de Gaza.

¿Hay un plazo para negociar?

Aunque Abás ya ha dicho «mil veces no» a la propuesta, Trump le ha dado cuatro años para superar sus reservas y sentarse a la mesa de negociación, y el Gobierno israelí ha indicado asimismo que está dispuesto a esperar ese tiempo.

¿Cómo ha reaccionado la comunidad internacional?

La ONU seguirá defendiendo una solución al conflicto que pase por la creación de dos Estados basados en las fronteras previas a 1967, según dijo este mismo martes el secretario general de la organización, António Guterres.

Entre los países árabes, Egipto llamó a Israel y Palestina a considerar «a fondo» el plan de Trump, y aplaudió los esfuerzos de Washington para lograr un acuerdo «amplio y justo». En una línea semejante se expresó Arabia Saudí, valorando positivamente los esfuerzos de EE UU y reafirmando su «apoyo a lograr una solución justa y completa al conflicto palestino».

Rusia considera que el plan debe ser analizado por el llamado Cuarteto de Madrid, formado por EE UU, la ONU, la UE y la propia Rusia, mientras que Irán afirmó que el acuerdo busca «humillar» a los musulmanes, y que «está muerto» antes de ver la luz. Es un plan que «nace muerto», indicó igualmente el Gobierno de Turquía.

El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, afirmó por su parte que el plan de paz «podría ser un paso positivo hacia adelante», y la Unión Europea señaló, a través de su Alto Representante para Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, que la propuesta «supone una oportunidad para relanzar los muy necesarios esfuerzos» para lograr un acuerdo.

El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, afirmó por su parte que el plan de paz «podría ser un paso positivo hacia adelante», y la Unión Europea señaló, a través de su Alto Representante para Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, que la propuesta «supone una oportunidad para relanzar los muy necesarios esfuerzos» para lograr un acuerdo.


Con información de Efe y Europa Press

Veinte incógnitas sobre la muerte de Osama bin Laden

Es mucho lo que sabemos ya acerca de las circunstancias que han rodeado la muerte de Osama bin Laden; mucho más lo que, con toda probabilidad, iremos sabiendo en los próximos días y mucho, también, lo que ignoramos aún, ignoraremos siempre o, sencillamente, está sujeto a diferentes versiones, más o menos subjetivas.

En general, las preguntas básicas están respondidas, al menos, de forma oficial. Conocemos el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y, aunque esta cuestión pueda ser más interpretable, también el porqué.

Sabemos que comandos especiales de la Marina de EE UU mataron al líder de Al Qaeda en una operación militar la noche del pasado domingo. Que los hechos ocurrieron en la localidad paquistaní de Abottabad, al norte del país, no muy lejos de Islamabad. Que Bin Laden vivía en un complejo residencial relativamente aislado, que fue tomado al asalto con la ayuda de helicópteros. Que hubo «intercambio de disparos» y que, además de Bin Laden, murieron otras tres personas. Que el líder terrorista no estaba armado y que falleció tras recibir un disparo en la cabeza y varios en el pecho.

Sabemos también que la operación duró exactamente 38 minutos, que el riesgo de fracaso era elevado (las posibilidades de encontrar allí a Bin Laden eran del 60%) y que el gobierno paquistaní no había sido informado. Y sabemos, además, que la orden directa del ataque la dio el presidente de EE UU, Barack Obama, y que lo hizo sin el pleno consenso de su equipo. No sólo eso. Sabemos que la orden no era capturarlo vivo, sino matarlo, a menos que Bin Laden «levantase las manos y se rindiera», algo que, según había expresado el propio líder de Al Qaeda en muchas ocasiones, era prácticamente imposible que ocurriese.

¿Qué más? Hemos visto gráficos detallados de la casa, de cómo atacaron los soldados y hasta de las armas que llevaban. Nos han dicho que el cuerpo de Bin Laden fue «arrojado al mar» y que su ADN está comprobado. Y con la información que hay ya sobre las pistas, informantes y torturas en Guantánamo (asfixia simulada incluida) que condujeron hasta el (aún presunto) cerebro del 11‑S, contamos con material de sobra para escribir el guión de una película (Hollywood ya la está preparando).

Ya tenemos incluso una lectura política: La popularidad de Obama ha subido como la espuma, tras haber caído en los últimos meses como consecuencia de estar acorralado en el Congreso y de haber perdido parte de su prestigio internacional.

Y, sin embargo, los interrogantes siguen siendo, como poco, igual de numerosos.

Muchos de ellos tienen que ver con la legalidad de la operación militar en sí y, en este caso, hay respuestas en los dos sentidos. Otros, como qué va a ocurrir ahora con Al Qaeda, o hasta qué punto la muerte de Bin Laden supondrá un antes y un después en la llamada guerra contra el terrorismo, sólo pueden responderse todavía en el terreno de la especulación, en caliente. Y algunas de las preguntas que todavía no tienen respuesta son, por último, mucho más concretas, pero, por una u otra razón, no tenemos una versión oficial clara, o simplemente permanecen en secreto.

Estos son, sin necesidad de acudir a las muchas teorías ‘conspiranóicas’ que ya han surgido, 20 de los muchos misterios que envuelven aún la muerte del terrorista más buscado del mundo.

1. ¿Ha sido una operación legal según el derecho internacional?

Teniendo en cuenta que las fuerzas estadounidenses no contaban con autorización expresa del gobierno paquistaní para entrar en el país y llevar a cabo una operación militar, la respuesta es que no. Estamos ante una violación de la soberanía de un Estado.

El director de la CIA, Leon Panetta, no se ha andado por las ramas: «El Gobierno paquistaní nunca supo nada sobre esta misión, porque Estados Unidos se planteó de forma deliberada que se trataría de una misión unilateral. El presidente Obama había dejado muy claro a los paquistaníes que si teníamos pruebas sólidas de dónde estaba localizado Bin Laden, entraríamos a por él. Y eso es justo lo que ocurrió».

Algunos expertos, sin embargo, lo justifican apelando a la condición de criminal internacional de Bin Laden y a la ineficacia (en el mejor de los casos) para capturarle demostrada por el país en el que se encontraba. Argumentan asimismo que la legislación internacional es ambigua y deja espacio suficiente como para que un Estado que está inmerso en un conflicto armado, o en una legítima defensa, pueda llevar a cabo este tipo de acciones sin necesidad de aplicar procesos legales.

2. ¿Y según la legislación interna estadounidense?

Depende. Según expertos consultados por la BBC, las dos normas fundamentales para responder a esta pregunta son la «Autorización para el uso de la fuerza militar» y la «Resolución de poderes de guerra». La primera fue emitida tras el 11‑S y autoriza al presidente a emplear toda la fuerza necesaria contra quienes «considere que de forma determinante» son responsables de los atentados.

Pero esta facultad estaría supeditada, en principio, a la segunda norma mencionada, aprobada en 1973, y que exige que el inicio de hostilidades bélicas sea consultado al Congreso, algo que no se ha hecho en esta ocasión.

El debate queda reconducido, por tanto, a si se ha tratado de un acto de guerra o no.

3. ¿Ha sido un acto de guerra?

Implícitamente, EE UU considera que sí. Bin Laden se declaró en guerra contra el país norteamericano, y eso le habría convertido automáticamente en enemigo. Pero, por una parte, muchos expertos opinan que sólo puede existir guerra, jurídicamente hablando, cuando ambos contendientes son Estados y, por otro lado, Washington no se ha declarado nunca oficialmente en guerra contra Bin Laden (o contra Al Qaeda, para el caso). De hecho, EE UU sólo ha declarado oficialmente la guerra cinco veces a ocho países en toda su historia. Muchos de los conflictos en los que ha participado (Vietnam, Irak, Afganistán) han sido calificados de «enfrentamientos militares».

4. Una operación así, ¿no debería autorizarla el Consejo de Seguridad de la ONU, o algún otro organismo internacional?

Si se trata de una intervención militar en un país extranjero, parece lógico pensar que habría sido necesario el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU (el caso de Libia, por ejemplo). No, evidentemente, en el momento mismo de la operación, sino como una especie de aval, «ocurra cuando ocurra». EE UU, desde luego, no lo tenía.

Tampoco se ha tratado de una operación coordinada por organismos policiales como la Interpol, con capacidad legítima para actuar internacionalmente. En este sentido, la pregunta vuelve a remitir al punto de partida: ¿Era una operación militar o una operación policial?

5. ¿Qué era Bin Laden? ¿Un delincuente o un enemigo?

Tampoco está claro. Si se le consideraba un delincuente, un criminal, entonces se ha violado la presunción de inocencia, el derecho a un juicio justo y el derecho a una defensa legal. Se le ha aplicado la pena de muerte (a él y a las otras personas que murieron en el asalto) sin proceso alguno.

Y si se le consideraba un enemigo, entonces tenía derecho a la protección que establece, entre otros acuerdos, la Convención de Ginebra, a menos que su muerte se haya producido durante una acción bélica. En cualquier caso, la intención, como ha reconocido el propio jefe de la CIA, era acabar con su vida.

6. ¿Era inevitable acabar con su vida?

No lo sabemos. Nos han dicho que hubo «resistencia», pero no exactamente cuánta ni de qué tipo.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reveló el martes que Bin Laden estaba desarmado en el momento en el que las fuerzas especiales de EE UU accedieron a su domicilio, pero que «se resistió» a ser capturado y no mostró intención de rendirse. Este relato contradice la primera versión ofrecida por el principal asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Brennan, quien aseguró que Bin Laden «estuvo implicado en el tiroteo».

Las operaciones especiales son patrimonio de hombres sometidos a durísimos entrenamientos de resistencia física y psicológica. Solo las personas más excelentes tienen acceso a cuerpos de élite como los Navy SEALS, responsables de la operación que acabó con la vida de Bin Laden. Brennan matizó que «si se hubiese podido capturar vivo a Bin Laden, se habría hecho». Resulta cuando menos dudoso pensar que este comando no pudo haber reducido a un hombre desarmado de 54 años sin necesidad de matarlo a tiros. «Existen formas de resistencia que no implican esgrimir un arma», puntualizó Carney.

Una hija del terrorista, bajo custodia paquistaní, aseguró que su padre fue capturado vivo por soldados antes de recibir un tiro en la cabeza y en el pecho ante su familia.

7. ¿Qué habría pasado si le hubiesen capturado vivo?

Aunque aquí entramos en el terreno de la elucubración, los defensores de la acción estadounidense destacan que un Bin Laden vivo y ante los tribunales habría sido aprovechado de forma propagandística por Al Qaeda y el integrismo islámico. Argumentan, también, que ninguna de las posibles opciones era recomendable: ¿Lo habrían enviado a Guantánamo o habría sido juzgado en suelo estadounidense (en Nueva York o en Washington, en este caso, que es donde cometió los delitos)? ¿Bin Laden en Nueva York? ¿O habría sido juzgado, tal vez, en Afganistán (el país que invadió EE UU para capturarlo), en plena guerra contra los talibanes? ¿Y qué habría pasado si los saudíes, aliados de EE UU, hubiesen querido extraditarlo?

Los detractores de la operación de EE UU, sin embargo, indican que con su muerte se ha fabricado un mártir, un héroe al que no han logrado capturar vivo, una leyenda. Y otros, como el periodista británico Robert Fisk, van más allá aún: «Un tribunal podría haber preocupado a más gente, no sólo a Bin Laden. Después de todo, Bin Laden podría haber hablado de sus contactos con la CIA durante la ocupación soviética de Afganistán, o acerca de sus encuentros íntimos en Islamabad con el príncipe Turki, el jefe de la inteligencia saudí. Justo igual que ocurrió con Sadam, que fue juzgado por el asesinato de sólo 153 personas, y no por los miles de kurdos a los que gaseó, y que fue ahorcado antes de que tuviese la oportunidad de contarnos cosas sobre los componentes de las armas químicas procedentes de EE UU, o sobre su amistad con Donald Rumsfeld, a quien recibió en 1980 después de invadir Irán, siendo éste asistente militar del ejército estadounidense».

8. ¿Es cierto que no hubo ninguna baja estadounidense durante la operación?

En principio, esa es la versión oficial, pero algunos analistas militares consideran poco probable que, si realmente hubo un tiroteo intenso, no se produjese ni un solo herido, aunque fuese leve, entre los soldados de EE UU.

En cualquier caso, se trata de la fuerza de élite de los marines, especialmente entrenada para este tipo de misiones y de una eficacia letal (no en vano le cuestan al contribuyente de EE UU unos 1.000 millones de dólares al año), por lo que, de haber contado con el elemento sorpresa, tampoco es descartable que no se produjeran bajas.

9. ¿Cuántos helicópteros se emplearon en el ataque y de dónde venían?

Según el diario británico Daily Telegraph, que cita fuentes de la inteligencia de Pakistán, en la operación tomaron parte cuatro helicópteros que despegaron de una base paquistaní, en el norte del país (otras informaciones sitúan en Afganistán el inicio de la operación). La revista Time también informa de cuatro aparatos, pero The Wall Street Journal habla de sólo dos, y The New York Times señaló que testigos habían visto un total de tres.

10. ¿Qué pasó con el helicóptero destruido?

Tampoco está claro qué pasó con el helicóptero que fue destruido con explosivos por los propios soldados estadounidenses tras el asalto, teóricamente, para que los restos no fuesen confiscados. Según algunas versiones, había sido alcanzado por disparos efectuados desde tierra, mientras que en otras, la mayoría, se especula con la posibilidad de un fallo mecánico.

11. ¿Por qué han arrojado al mar el cuerpo?

Según se ha informado, el cuerpo de Bin Laden fue trasladado hasta el Mar Arábigo, envuelto en un manto blanco y lanzado al mar. Estados Unidos justificó la rapidez de esta acción amparándose en la ley islámica, que aconseja enterrar a los difuntos en un corto plazo de tiempo. Sin embargo, expertos en el islam han explicado que arrojar un cadáver al mar contradice la sharia.

¿Cuál es, en cualquier caso, la verdadera razón para hacer desaparecer el cadáver? ¿Evitar que una posible tumba se convierta en santuario para sus seguidores y fuente de futuros conflictos? Por otro lado, si se tiene en cuenta que Bin Laden nació en Yemen, creció en Arabia Saudí y luego renegó de este país y vivió en Sudán, Afganistán y Pakistán, tampoco resultaba fácil decidir dónde enviar sus restos para ser enterrados.

Y queda pendiente, además, otra cuestión importante: ¿Qué pasa con el derecho de los familiares a recuperar el cuerpo?

12. ¿Veremos las fotos del cadáver?

El director de la CIA dice que sí, pero Barack Obama ha decidido que no se publiquen porque el cadáver de Bin Laden «no es un trofeo». La fotografía, supuestamente, muestra una enorme herida encima del ojo izquierdo que deja entrever parte del cerebro.

La imagen de un Bin Laden cosido a tiros puede resultar, en palabras de funcionarios del propio gobierno estadounidense, «incendiaria». Pero, a la vez, sería una prueba más sólida que las muestras de ADN (unas muestras que tampoco se han hecho públicas hasta ahora) de cara a que, tanto los más escépticos como muchos de sus seguidores, pudiesen convencerse de que realmente ha muerto.

13. ¿Es cierto que Bin Laden usó a una de sus mujeres como escudo humano?

El Pentágono, Washington y el propio John Brennan defendieron en un primer momento que Bin Laden había utilizado a una de sus mujeres como escudo humano para refugiarse de los disparos. La información ha sido desmentida posteriormente por todas las partes. La mujer en cuestión permanece hospitalizada con un tiro en la pierna y no fue utilizada como escudo.

14. ¿Llegaron a decirle algo antes de matarlo?

No ha trascendido si los militares estadounidenses y Bin Laden intercambiaron o no palabra alguna, o si Bin Laden llegó a expresar algún mensaje antes de ser abatido.

15. ¿Quiénes son las otras víctimas de la operación?

Lo único que se sabe es que se trata de dos hombres y una mujer, pero nada más. Tampoco se ha informado de qué se ha hecho con sus cuerpos.

16. ¿Quién más había en la casa? ¿Hay algún detenido?

Según la agencia AP, los soldados dejaron en el recinto a 23 niños y nueve mujeres, pero un funcionario paquistaní indicó que están bajo custodia solo nueve niños de entre dos y 12 años. El gobierno de Pakistán, por su parte, habría asegurado tener bajo custodia a una mujer de Bin Laden y a una de sus hijas, detenidas tras el asalto a la residencia.

La agencia Efe, citando una fuente de los servicios secretos de Pakistán, añade que ambas se encontraban en la casa cuando entraron los soldados.

A día de hoy, se desconoce el número de colaboradores de Bin Laden detenidos en la operación, o quiénes son.

17. ¿Tiene derecho EE UU a llevarse la información obtenida en la casa de Bin Laden?

Según informó el portal de Internet Politico, el comando que asaltó la casa de Bin Laden logró hacerse con gran cantidad de equipo informático y discos duros pertenecientes al jefe de Al Qaeda. Los servicios de inteligencia de EE UU estarían revisando estos discos duros y externos en un enclave secreto en Afganistán, desde donde, también teóricamente, se lanzó la operación. Pero, ¿tiene Estados Unidos derecho legal a sacar ese tipo de material del país donde ha sido requisado?

18. ¿Cómo es posible que llevase al menos tres años viviendo en Pakistán sin que lo supiesen los servicios secretos de este país?

Es las pregunta del millón. Bin Laden ocupaba un complejo nada discreto, a unas cuantas decenas de kilómetros de la capital paquistaní, cerca de una ciudad en la que hay una base y una academia militar del ejército de Pakistán. En principio, con los servicios de inteligencia de medio mundo detrás de él, no parece el mejor escondite. Muchos en EE UU apuntan ya directamente a una complicidad de Pakistán. Las otras opciones son dos, una ineficacia total por parte de los servicios secretos de este país, o una habilidad increíble por parte de Bin Laden.

En este sentido, la revista The New Yorker plantea un buen número de interrogantes que, no por obvios, tienen menos importancia: ¿De quién es la tierra donde construyó Bin Laden la casa? ¿Cómo adquirió el terreno o a través de quién? ¿Quién le diseñó la vivienda? ¿Quiénes trabajaban allí? ¿Le visitaba alguien? ¿Con qué frecuencia?

Y, más aún: ¿No salía nunca? ¿No le vio nunca nadie? ¿Había cambiado de aspecto para evitar ser reconocido? ¿Qué aspecto tenía? ¿Cuántas personas sabían de su presencia allí? ¿Alguna de ellas tenía algún tipo de cargo público?

19. ¿Dónde se ocultó Bin Laden antes de allí? ¿Llegó a vivir en cuevas?

No hay ninguna prueba real de que Bin Laden haya vivido en cuevas durante estos años, pese a que eso es lo que se creyó durante mucho tiempo.

A principios de los noventa, y con propósitos propagandísticos, Bin Laden invitaba a algunos periodistas a entrevistarle en cuevas de Tora Bora, en Afganistán, pero él vivía realmente en un confortable complejo perteneciente a uno de los señores de la guerra locales. A finales de esa década se mudó a otro complejo cerca de Kandahar, también en Afganistán, y ahora vivía en otra gran vivienda en Pakistán.

Entre medias, aún no se sabe, pero la Casa Blanca ha indicado que, tras años de búsqueda, EE UU se dió cuenta finalmente de que Al Qaeda prefiere «áreas muy pobladas» a «cuevas o pequeños pueblos».

20. ¿Quién filtró la foto falsa de Bin Laden?

Una imagen del supuesto cadáver de Osama bin Laden fue divulgada por varios medios y redes sociales poco después de conocerse la muerte del líder de Al Qaeda. Sin embargo, según un comunicado de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) emitido horas después, la imagen era falsa. ¿Quién filtró la fotografía? ¿Con qué intención?

El permiso de la ONU para atacar Libia, ¿oxígeno para las revueltas árabes?

La luz verde del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el uso de la fuerza contra el régimen libio y para el establecimiento de una zona de exclusión aérea en este país puede tener un doble efecto inmediato: salvar las vidas de muchos de los rebeldes que esperaban en el bastión de Bengasi la acometida final del Ejército de Gadafi, y mantener también con vida la oleada de revueltas que sacude Oriente Medio y el Magreb desde hace cerca de tres meses.

Lo primero dependerá de la velocidad con que sea capaz de actuar la comunidad internacional. En la noche del jueves se esperaba que los bombardeos fuesen inmediatos, con el fin de evitar la caída de Bengasi.

Y en cuanto a lo que se ha venido en llamar la ‘primavera árabe’, la decisión de Naciones Unidas llega en buen momento. La resistencia del régimen en Libia ha estancado un movimiento popular cuyo éxito se estaba basando, en buena parte, en la velocidad de propagación. Egipto sucedió a Túnez en cuestión de semanas y el contagio por toda la región fue prácticamente instantáneo. Pero, tras los primeros levantamientos y protestas en Argelia, Marruecos, Bahréin, Yemen, Omán e incluso Irán, el testigo pasó claramente a Libia, y, a diferencia del presidente egipcio Hosni Mubarak y del tunecino Ben Alí, que acabaron renunciando a sus cargos, Muammar el Gadafi optó por atrincherarse y jugar la baza de la represión y la guerra civil.

Fre­nazo

La comunidad internacional, aliada del dictador libio hasta antes de ayer por intereses energéticos, comerciales y teóricamente antiterroristas, respondió con titubeos. La primera reacción de Italia fue recordar que Libia era un país amigo; la UE dejó pasar días hasta que fue capaz de emitir una condena; el presidente de EE UU, Barak Obama, fue el último en pronunciarse contra la violencia de Gadafi, y Alemania aún se abstuvo este jueves en la votación del Consejo de Seguridad, argumentando que una acción militar supondrá «considerables daños y riesgos», algo en lo que, por otra parte, coinciden también diversos analistas tras el fiasco de Irak.

Sobre el terreno, mientras tanto, los rebeldes y las tribus libias disidentes no han sido capaces de hacer frente a un ejército profesional reforzado con mercenarios.

El resultado: Gadafi ha aprovechado para contraatacar sin piedad.

Repre­sión

Los gobiernos de los países del Golfo Pérsico, por su parte, han empezado a practicar un doble juego, encaminado a mantener en el poder a sus dirigentes mientras guardan la ropa condenando al ‘tirano oficial’ (Gadafi).

Por un lado, la Liga Árabe ha sido, junto con Francia y el Reino Unido, el organismo que más ha presionado para el establecimiento de una zona de exclusión aérea en Libia. Por otro, la represión en sus propios territorios se ha incrementado en estos últimos días, especialmente tras la entrada en Bahréin de miles de soldados de Arabia Saudí y los Emiratos, bajo el paraguas del Consejo de Cooperación del Golfo, y con el objetivo de «mantener el orden».

Amparándose en el estado de emergencia (y con el secretario de Defensa de EE UU de visita en la zona, el pasado fin de semana), las fuerzas del orden no se han andado con contemplaciones a la hora de disolver a los manifestantes acampados en la Plaza de la Perla de Manama, la capital de Bahréin.

A favor de esta escalada represiva juega asimismo el hecho de que la atención mundial se haya desplazado inevitablemente a Japón, dadas las terribles consecuencias del terremoto y el tsunami que han devastado el país asiático, generando además un gravísimo riesgo nuclear.

Desde hace días, la revuelta árabe, que antes ocupaba invariablemente los principales titulares de todos los medios de comunicación del mundo, ha pasado a segundo plano.

Olvi­da­dos

Con el foco centrado en la guerra libia, Bahréin fuertemente controlado, y Egipto y Túnez sumidos en una transición que siempre es difícil, larga y poco generadora de grandes titulares, otros países han empezado a caer en el olvido, a pesar de que muchos de sus ciudadanos mantienen viva, en mayor o menor medida, la llama de la rebelión.

Es el caso, principalmente, de Yemen, que gozó de una gran atención hace unas semanas, pero que parece haber perdido algo de interés informativo; de Omán, un país considerado por la mayoría de los países occidentales como «estable y reformista», a pesar del carácter autocrático y absolutista de su régimen, o incluso de Irak, donde la comunidad kurda se ha rebelado durante semanas contra la lentitud del proceso de reformas.

Al mismo tiempo, en otros países los gobernantes han aprovechado la ralentización para prometer reformas encaminadas tanto a mejorar la situación económica como, en teoría, a aumentar las libertades. Entre estos últimos destacan Marruecos, Jordania y Argelia.

Pales­tina e Irán

El caso palestino es más complicado. Tanto en Gaza como en Cisjordania, los gobernantes (Hamás y Al Fatah, respectivamente) están tratando de desinflar las (de momento, escasas) protestas con el argumento de que la lucha debe centrarse en combatir al ocupante israelí.

La revuelta aquí se enfrenta, pues, a dos problemas: La ocupación (con la consiguiente represión y limitación de movimientos), y la presión de unos gobiernos cuyos niveles de corrupción están, sin duda, a la altura de muchos de sus vecinos.

¿Y en Irán? De momento, el régimen islámico ha logrado mantener a raya los nuevos conatos de protesta, herederos de la ‘revolución verde‘, y ha encarcelado a los líderes de la oposición.

Con respecto a las revueltas en sus vecinos árabes, Teherán mantiene una posición un tanto ambigua con la que trata de sacar partido ante lo que considera un nuevo equilibrio de fuerzas en Oriente Medio: Menos regímenes aliados de Estados Unidos (en principio), gobiernos dominados por chiíes en Líbano e Irak, y el propio país persa como posible nueva potencia regional.

Las revueltas, además, han surgido justo cuando Irán estaba sin­tiendo la pre­sión de las san­cio­nes inter­na­cio­na­les en torno a su pro­grama nuclear, algo de lo que pocos parecen acordarse ahora.

Todo ello, añadido a la creciente inclinación de Turquía hacia Oriente en lugar de hacia Occidente (en parte, por el rechazo de la Unión Europea), está poniendo especialmente nervioso al Gobierno israelí. Y la falta de voluntad de este último para frenar las colonias ilegales en territorio palestino ha empezado a minar el apoyo internacional con el que siempre cuenta.

¿Pri­ma­vera o invierno?

La gran pregunta a estas alturas es si la intervención de la comunidad internacional llega o no demasiado tarde. O, como escribe el profesor Paul Rogers en openDemocracy, si la primavera árabe acabará o no convirtiéndose en invierno, justo en vísperas de la primavera real.

Ello dependerá de la capacidad de Gadafi para resistir (la mayoría de los analistas le dan por acabado, pero el proceso puede durar semanas), y del éxito que tengan las élites gobernantes del Golfo a la hora de reprimir las protestas.

La acción militar autorizada por la ONU tampoco va a ser fácil. Los objetivos no están todavía muy claros, y, además, puede tratarse de la tercera invasión a un país musulmán de una coalición en la que participa EE UU en menos de una década, algo que puede levantar suspicacias, y que Gadafi intentará aprovechar con fines propagandísticos.

Pero incluso en el peor de los casos, es muy poco probable que el fuego de las revueltas se extinga por completo. La magnitud de lo ocurrido en Túnez y, sobre todo, en Egipto, ha iniciado un proceso sin vuelta atrás, aunque bien podría prolongarse durante años.

Y mientras, la onda expansiva de la revolución y sus consecuencias están haciendo extraños compañeros de cama. Líbano, cuyo gobierno está dominado desde hace unos meses por los chiíes de Hizbulá (grupo radicalmente antiaestadounidense), ha sido el país árabe impulsor de la resolución de la ONU, en compañía de Francia, el Reino Unido y… Estados Unidos.

No hay que olvidar, sin embargo, que uno de los líderes históricos chiíes, Mousa al-Sadr, desapareció precisamente en la Libia de Gadafi, presumiblemente asesinado por el régimen libio. Ocurrió en 1978, pero, al parecer, la venganza sigue siendo un plato que se sirve frío.

Las 10 tareas de Barack Obama en el exterior

El presidente electo de Estados Unidos tiene ante sí el trabajo de finalizar dos guerras, y asume el poder en medio de una de las peores crisis de los últimos años en Oriente Próximo. También tendrá que lidiar con Rusia, Irán, Venezuela…

Estos son los 10 temas principales sobre los que tendrá que trabajar Barack Obama en el exterior, tras su toma de posesión este martes.

1. IRAK

La tarea

Resolver la empantanada situación creada por la guerra de Irak, logrando un país estabilizado y sin tropas estadounidenses, será una de las tareas más importantes y, a la vez, más difíciles del nuevo gobierno de Barack Obama.

Casi seis años después de la invasión de Irak por EE UU y sus aliados, George W. Bush dijo esta misma semana en su discurso de despedida que el país árabe es «una democracia en el corazón de Oriente Medio».

Al margen de que el Gobierno iraquí dependa aún totalmente de EE UU, o de que la situación política esté aún muy lejos de estabilizarse, y pese a que la violencia ha disminuido en los últimos meses, el balance de la ocupación estadounidense en Irak resulta, sin embargo, demoledor.

En los años posteriores a la invasión, y sin contar las bajas producidas durante la ocupación en sí o las de otros países aliados, han muerto en Irak, en combates, enfrentamientos y atentados terroristas, más de 4.000 soldados estadounidenses y han resultado heridos 30.000. El número de víctimas civiles no se sabe con exactitud. Según Bush, ronda las 30.000. Otras fuentes elevan esta cifra a 82.000. La mayoría hablan de 600.000 iraquíes muertos y algunos, contando causas directas e indirectas, hasta de un millón.

La guerra le ha costado a EE UU entre 60.000 millones de dólares (según Bush) y 3 billones (según algunos expertos). Casi un tercio de la población iraquí necesita ayuda de emergencia para sobrevivir y escándalos como las torturas en Abu Ghraib o los beneficios obtenidos por empresas privadas estadounidenses han deteriorado considerablemente la imagen de EE UU en el mundo.

Las promesas

Obama ha dicho que su Gobierno sacará de Irak a las unidades de combate estadounidenses en un plazo de 16 meses. En una entrevista a The New York Times, el presidente electo dijo que «en Irak no hay opciones buenas. No las hay desde hace mucho tiempo. No me sorprendería que hubiera picos de violencia al iniciar la retirada. Pero durante esos 16 meses voy a instrumentar una gestión diplomática firme y sistemática, no sólo con las facciones de la región, sino también con Irán, Siria, los saudíes, Jordania y con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU».

2. AFGANISTÁN

La tarea

Han pasado más de ocho años desde que EE UU invadiera Afganistán y derrocara al gobierno talibán, como parte de la lucha del Gobierno de Bush contra el terrorismo internacional tras los atentados del 11‑S, y en un intento de capturar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, quien sigue libre.

Según Bush, Afganistán es ahora «una joven democracia que lucha contra el terrorismo y anima a las niñas a ir a la escuela», pero la realidad es que se trata, también, de un país destrozado por la guerra en el que aún no han cesado los combates entre tropas gubernamentales e insurgentes, y desde donde se sigue produciendo un goteo incesante de muertos, tanto civiles afganos como soldados de las tropas internacionales desplegadas (españoles incluidos).

En 2008 las bajas de la OTAN aumentaron considerablemente, con más muertos en junio, julio y agosto que en Irak. A finales de año, el país seguía en un clima de guerra constante y, según publicó el Financial Times, con un descontento creciente con el gobierno de Hamid Karzai.

Entre las tareas de Obama, una de las más importantes será el establecimiento de una fecha para la conclusión de esta guerra.

Las promesas

Junto a la retirada de las tropas de Irak, la otra gran promesa de Obama ha sido incrementar el número de soldados estadounidenses en Afganistán para tratar de aumentar las condiciones de seguridad en el país asiático.

Para el verano de 2009 podrían ser enviados a este país entre 20.000 y 30.000 militares más, duplicando el número de efectivos que se encuentran desplegados actualmente.

3. ORIENTE PRÓXIMO

La tarea

Obama llega al poder en uno de los momentos más críticos y difíciles dentro de la ya de por sí complicada situación de Oriente Próximo, tras una ofensiva israelí sobre Gaza que, hasta el momento, ha dejado ya más de mil muertos (la mitad de ellos, civiles), y con las posturas de ambas partes completamente radicalizadas.

Tras los tímidos avances alcanzados durante la era Clinton, la Administración Bush apenas ha hecho nada para impulsar un proceso de paz que lleva ya más de una década más muerto que vivo, y lo que ha hecho (incluida la última conferencia apadrinada por Bush hace tan sólo unos meses, de la que ya no queda ni el recuerdo) ha sido poco efectivo o sencillamente contraproducente.

Gran parte de lo que pase dependerá de cómo se resuelva la ofensiva actual, pero, en cualquier caso, Obama tendrá que mediar con, por un lado, un Gobierno israelí en plena transición política y marcado por la última intervención militar y sus consecuencias, y, por otro, con unos palestinos completamente divididos entre los nacionalistas laicos de la desprestigiada e inoperante Autoridad Nacional Palestina y los fundamentalistas islámicos de Hamás, seriamente diezmados tras el último ataque.

Y todo ello sin olvidar los otros dos frentes: Los radicales islamistas chiíes de Hizbulá al norte, en el Líbano, y la cuestión, eternamente pendiente con Siria, de los ocupados Altos del Golán.

Cuando se calmaron los atentados en suelo israelí vinieron los ataques de cohetes. Tras la invasión de Gaza volverán, probablemente, los atentados, y, entre tanto, continúan sin ser resueltos problemas como la cuestión de los dos Estados (el mandato de la ONU tiene ya 60 años), el destino de los refugiados y exiliados palestinos, o el estatus de Jerusalén.

Las promesas

Obama apenas se ha implicado en la crisis actual, aduciendo que Estados Unidos ya tiene un presidente (lo que no le ha impedido opinar de otros asuntos, como la crisis económica).

En cualquier caso, el presidente electo ha manifestado claramente en varias ocasiones que su Gobierno jamás «dejará de lado» al estado de Israel, si bien también se ha declarado partidario de la existencia de un estado palestino: «La seguridad de Israel es sacrosanta. No es negociable. Los palestinos necesitan un estado que sea contiguo y que esté cohesionado y que les permita prosperar. Pero cualquier acuerdo con el pueblo palestino debe preservar la identidad de Israel como un Estado judío con fronteras seguras, reconocidas y defendibles. Jerusalén seguirá siendo la capital de Israel, y debe permanecer indivisa’.

Fuentes cercanas al presidente electo han asegurado que su equipo estudia la posibilidad de abrir canales de diálogo con Hamás. La organización islamista, que gobierna (o gobernaba) Gaza tras haber ganado las elecciones, ha estado hasta ahora completamente aislada por todos los Gobiernos occidentales, que la consideran una organización terrorista.

4. IRÁN Y COREA DEL NORTE

La tarea

Ambos países forman parte del bautizado por George W. Bush como «eje del mal», y con ambos las relaciones de EE UU han ido, durante estos últimos años, de mal en peor. A ello ha contribuido la emergencia en el poder iraní del radical y desafiante presidente Mahmud Ahmadineyad, y la postura aislacionista de la brutal dictadura norcoreana, ésta última, además, con el añadido de las armas nucleares.

La situación es especialmente grave por el peligro potencial que estos países, especialmente Irán, tienen a la hora de crear desequilibrios en la zona.
La energía nuclear y su supuesto desarrollo para fines militares ha sido, precisamente, el principal caballo de batalla con el régimen de Teherán, que, no obstante, saludó como positiva la elección de Barack Obama.

Las promesas

En principio, Obama se ha mostrado abierto a cierto diálogo con Teherán siempre y cuando el régimen iraní acepte una serie de condiciones.
«No tengo interés –ha dicho el presidente electo– en hablar con nuestros adversarios sólo por hablar. Pero estaría dispuesto a encabezar una diplomacia dura y con principios con el dirigente iraní adecuado en el momento y lugar que yo escoja, si, y sólo si, puede hacer avanzar los intereses de Estados Unidos. Haré todo lo que esté en mi poder para prevenir que Irán obtenga un arma nuclear, todo».

5. RUSIA

La tarea

En el último año, el Gobierno de Moscú ha ido distanciándose cada vez más de Occidente, en un intento de reclamar su condición de potencia mundial y de no perder lo que le queda de área de influencia. Ello se ha traducido en una mayor tensión de las relaciones entre Rusia y Occidente en general, y entre Rusia y la OTAN y EE UU, más en particular.

La intervención rusa en Georgia del verano pasado supuso el peor punto en las relaciones entre Washington y Moscú desde hacía años, y la reciente guerra del gas ha demostrado los puntos vulnerables a los que se enfrentan las naciones europeas aliadas de EE UU a causa de su dependencia energética.

Otro punto de fricción ha sido el establecimiento de escudos antimisiles estadounidenses en el este de Europa, asunto que Moscú considera un peligro para su seguridad nacional.

Obama tiene por delante la tarea de normalizar estas relaciones, algo que, hoy por hoy, dependerá en buena medida de la actitud del Kremlin y de hasta dónde esté dispuesto a tensar la cuerda el primer ministro ruso, Vladimir Putin.

Las promesas

Más allá de desear buenas relaciones entre Washington y Moscú, y de «conseguir una mayor unidad transatlántica que nos permita negociar con Rusia con una sola voz», Obama no ha dejado muy claro cómo va a ser su postura respecto a Rusia. Durante la campaña criticó la intervención militar en Georgia y, una vez elegido, se declaró dispuesto a cooperar con Moscú en el desarme nuclear.

6. VENEZUELA Y LATINOAMÉRICA

La tarea

Durante el mandato de Bush, Estados Unidos se ha convertido en el enemigo público número uno del Gobierno venezolano de Hugo Chávez y, siguiendo su estela, de los otros nuevos gobiernos ‘neosocialistas’ de América Latina, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

La relación con Caracas se ha deteriorado hasta el punto de la expulsión mutua de embajadores y, en el caso de Chávez, del insulto directo.

La importancia estratégica de Venezuela, tanto como productor de petróleo como por su influencia en muchos países latinoamericanos, convierte no obstante la mejora de estas relaciones en una importante tarea para el gobierno del nuevo presidente.

Chávez ha depositado sus esperanzas en el cambio que pueda representar la llegada de Obama al poder.

Las promesas

El equipo de Obama ha llegado a la presidencia sin una agenda clara sobre Latinoamérica. No obstante, Hillary Clinton, la designada por Obama como secretaria de Estado (ministra de Exteriores), ya ha adelantado que el presidente electo desea «una nueva cara» en la diplomacia de EE UU hacia América Latina. «Estados Unidos debe reforzar sus programas de cooperación con América Latina para frenar el deterioro de la democracia en una región clave que Washington tiene abandonada».

El propio Obama no ha descartado la posibilidad de «sentarse a hablar con Hugo Chávez bajo ciertas condiciones».

7. CUBA

La tarea

La enemistad entre Cuba y EE UU no ha hecho más que crecer durante los años de gobierno de George W. Bush. El férreo embargo a la isla continúa y las esperadas reformas siguen haciéndose esperar en el país caribeño, a pesar de la apenas perceptible apertura que ha supuesto la retirada de Fidel Castro y la llegada al poder de su hermano Raúl.

Cuba está sumida en una gravísima crisis económica y confía en que la nueva administración estadounidense aporte gestos que le permitan introducir cambios sin que parezca que ha perdido su batalla de 50 años.

Las promesas

Durante la campaña, Obama habló de la posibilidad de eliminar las restricciones para viajes y determinados productos que ha aplicado durante estos últimos años el Gobierno de Bush, una medida que estaría acompañada con ir negociando el embargo comercial, a cambio de pasos en favor de la democratización en Cuba, incluyendo la excarcelación de todos los presos políticos.

8. TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

La tarea

Fiel a sus consejeros neoconservadores, el presidente saliente de EE UU, George W Bush, ha hecho en numerosas ocasiones llamamientos contra el proteccionismo y a favor del libre comercio, mediante la firma de tratados bilaterales que suponen, esencialmente, la eliminación de aranceles y trabas. Ésta sido, tradicionalmente, una de sus soluciones ante la crisis económica.

El Gobierno de Obama deberá renegociar, anular o impulsar varios tratados que estados Unidos tiene pendientes, entre ellos, uno con Colombia.

En plena crisis económica, los estadounidenses se han vuelto cada vez más proteccionistas y menos partidarios de los tratados de libre comercio (el 53% se mostraba contrario al NAFTA, el tratado con México y Canadá, según una encuesta reciente).

Las promesas

Obama, que fue acusado de «proteccionista encubierto» por su rival electoral, el republicano John McCain, se ha mostrado partidario, en general, del libre comercio mundial, si bien matizando que «no todos los acuerdos son buenos».

En este sentido, ha abogado por una renegociación del polémico tratado de libre comercio con México y Canadá (Nafta), votó en su día en contra del tratado de libre comercio de América Central, y se ha opuesto a futuros acuerdos con Corea y Colombia.

9. CONFLICTOS Y DRAMAS OLVIDADOS

La tarea

Esta misma semana, la ONG Médicos son Fronteras ha publicado el informe Las diez crisis humanas más desatendidas de 2008, en el que da cuenta de la situación en que se encuentran «millones de personas afectadas por guerras y por enfermedades, cuyas necesidades de salud más inmediatas se ven relegadas al olvido y cuyo sufrimiento a menudo pasa desapercibido».

Entre las crisis y los conflictos enumerados, la mayoría de ellos en África, se mencionan las guerras en Somalia, la República Democrática del Congo o Sudán, la desnutrición y las consecuencias de enfermedades pandémicas como el sida.

Como primera potencia mundial, la labor de Estados Unidos es clave a la hora de reducir la brecha existente entre los países ricos y los países pobres, una labor que va a depender directamente de la voluntad y las prioridades que se marque el nuevo equipo de gobierno.

Las promesas

Obama se ha comprometido, entre otras cosas, a tratar de parar «lo antes posible» el genocidio en Darfur, a duplicar la inversión anual de Estados Unidos en ayuda para el desarrollo (hasta 50.000 millones de dólares) y a favorecer la implantación de pequeñas empresas basadas en el uso de energías limpias, tanto en África como en Latinoamérica.

También ha asegurado que abrazará los Objetivos del Milenio propuestos por la ONU, cuyo fin es reducir a la mitad la pobreza extrema en el mundo para el año 2015.

10. LA IMAGEN DE EE UU EN EL MUNDO

La tarea

Una de las principales consecuencias de los gobiernos del presidente Bush ha sido el deterioro de la imagen de Estados Unidos en buena parte del mundo, a raíz de acciones como la invasión de Irak, los escándalos de torturas perpetradas por militares y funcionarios estadounidenses, tanto en este país como en Guantánamo; la postura de EE UU frente al cambio climático; la reacción ante crisis y tragedias como la causada por el huracán Katrina o la negativa sistemática de la Administración Bush a entablar diálogo con sus rivales o enemigos en política internacional.

Todo ello se ha traducido en un descrédito general de la política estadounidense, tanto dentro como fuera de las fronteras del país, que ha minado la esencial capacidad de mediación de la primera potencia mundial en muchos conflictos.

Las promesas

El presidente electo ha afirmado que su Gobierno «hablará con todo el mundo, ya sean amigos o enemigos». «Si América está dispuesta a acudir a la mesa, el resto del mundo estará más dispuesto a asumir el liderazgo de América a la hora de resolver problemas como Irán, Corea del Norte o el terrorismo internacional».


Leer también: Las 10 tareas de Barack Obama en casa

Hamás: la piedra en la bota de Israel

«Un personaje enorme y barbudo, muy respetado por todos los seguidores de Hamás, partidario de la línea más dura contra Israel». Así describe Alan Johnston, ex corresponsal de la BBC en Gaza, a Nizar Rayyan, uno de los máximos líderes del movimiento islámico en el territorio palestino.

Johnston estuvo secuestrado durante cuatro meses por militantes del Ejército del Islam en un apartamento de esta superpoblada y extremadamente pobre zona del planeta. Fue liberado el 4 de julio de 2007, poco después de que, tras haber ganado las elecciones un año antes, Hamás se hiciera con el control total en la Franja, y en una demostración del gran poder que esta organización tiene en Gaza.

Desde el día histórico en que ganó las elecciones, y pese al aislamiento al que la somete una comunidad internacional que, en su mayoría, la considera un grupo terrorista, la fuerza de Hamás no ha dejado de crecer y la organización se ha convertido en la mayor piedra en el zapato del Gobierno israelí.

Hace una semana, Israel decidió sacarse la piedra a base de bombas y desencadenó la mayor ofensiva en 40 años contra los palestinos. El ataque ha dejado, hasta el momento, miles de heridos y más de 400 muertos. Entre estos últimos, Nizar Rayyan y 15 miembros de su familia, incluyendo varios niños.

Rayyan no es el primer líder de Hamás asesinado por Israel, pero su muerte, en el contexto del brutal ataque israelí a Gaza, será aprovechada por Hamás como ninguna otra hasta ahora. Por lo pronto, la organización ya ha decretado un «Día de la Ira», y ha llamado a los palestinos a «atacar a Israel por todos los medios».

¿Qué es Hamás? ¿Cuál es su origen? ¿Quiénes han sido y son sus líderes? ¿Cómo se organiza? ¿Cuáles han sido sus atentados más sangrientos? ¿Qué papel juega en la sociedad palestina? Todas las claves del movimiento cuya erradicación ha tomado Israel como excusa para su masiva ofensiva contra la Franja de Gaza, en 25 puntos.

¿Qué es Hamás?

1. Resistencia islámica

Hamás («fervor», en árabe, y también el acrónimo de Harakat al-Muqáwama al-Islamiya: Movimiento de Resistencia Islámico) es una organización palestina de carácter nacionalista y religioso (islámico, dentro de la rama suní).

2. Palestina

El objetivo de Hamás es el establecimiento, con capital en Jerusalén, de un estado independiente islámico en la región histórica de Palestina, lo que comprendería todo el actual territorio de Israel, más Cisjordania y la Franja de Gaza.

3. Verde

El color simbólico de Hamás, y también el de su bandera, es el verde (el color del Islam).

¿Cuál es su origen?

4. Los Hermanos Musulmanes y la Yihad

Tras el surgimiento, desde los años cincuenta, de diversos grupos de resistencia palestinos de carácter laico e ideologías marxistas y socialistas, los Hermanos Musulmanes (grupo fundado en Egipto en 1928 y que propugna la aplicación de la ley islámica en la vida diaria) retomaron en 1973 su guerra contra los gobernantes árabes laicos en Siria y Egipto.

Miembros de esta organización crearon entonces en El Cairo el movimiento Yihad Islámica, defensor de la consecución de sus objetivos mediante la lucha armada y la violencia.

Poco después, en la Franja de Gaza, una subdivisión de este grupo comenzó una guerra de baja intensidad contra el ejército de Israel y la administración que este país ejercía en los territorios palestinos desde 1967. Su poco éxito hizo que Al Fatah (el partido del ex presidente palestino Yasir Arafat) y otros grupos palestinos en el exilio tuviesen más apoyos.

5. «El terrorista en silla de ruedas»

A finales de los años setenta, un alumno tetrapléjico de la escuela coránica de Gaza, el jeque Ahmed Yasín, logra crear un movimiento social en la Franja que, además de abogar por la destrucción de Israel, tiene un elevado componente de moral islámica fundamentalista y lleva su lucha a otros aspectos más sociales como la prostitución, el narcotráfico, la «relajación» de las costumbres tradicionales, la pobreza, la corrupción, la influencia extranjera…

Yasín, conocido por la prensa como «el terrorista en silla de ruedas», fue detenido y encarcelado por Israel en 1984 tras encontrarse armas en su casa y descubrirse que preparaba una sublevación en Gaza.

Durante su estancia en prisión su fama se hizo mucho mayor y sus seguidores, que controlaban ya una buena parte de la red social y religiosa de la Franja, fueron consolidando la organización y obteniendo cada vez más fondos entre empresarios y jeques petroleros del Golfo.

6. «El camino del sacrificio y el martirio»

Finalmente, en 1987, y durante el estallido de la Primera Intifada, Yasín sale de la cárcel y Hamás nace de manera oficial con su primer comunicado, emitido en diciembre de ese año: «La Intifada de nuestro pueblo rechaza la ocupación y sus presiones, la confiscación de la tierra, la construcción de asentamientos y la política de sometimiento de los sionistas […]. El Islam es la solución y la alternativa. Nuestro pueblo conoce el camino del sacrificio y el martirio. Haced que entiendan que la violencia no engendra más que violencia, que la muerte no trae más que muerte».

Se trataba del cambio más radical experimentado en el escenario político palestino desde la ocupación de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este por Israel en 1967.

¿Cuál es su objetivo?

7. Su propia «hoja de ruta»

En su carta fundacional, Hamás afirma que «el Islam es el programa de Hamás. Del Islam se derivan sus ideas y preceptos fundamentales, su visión de la vida y su entendimiento del hombre y del universo».

Añade que Palestina es un estado islámico «confiado a todas las generaciones musulmanas hasta el día del Juicio Final, por lo que nadie tiene derecho a entregar el conjunto o parte de ella: ningún Estado árabe, ningún rey, ningún presidente y ninguna organización».

«Renunciar a una parte de Palestina –señala– es como renunciar a la propia religión […]. No hay solución a la cuestión palestina sino por medio de la yihad».

Hamás, por tanto, no reconoce la legitimidad del Estado de Israel, ni acepta la resolución de la ONU de 1947 en la que se establecía la partición de Palestina en dos estados.

Sus líderes han calificado en reiteradas ocasiones los diálogos entre árabes e israelíes (los Acuerdos de Oslo, incluidos) como una «pérdida de tiempo». Apoyan la lucha armada y los ataques suicidas contra civiles como medio para el logro de sus objetivos.

8. Adaptación

A lo largo de los años, no obstante, en algunas facciones de Hamás la destrucción del Estado de Israel como objetivo principal ha ido cediendo terreno frente a la consecución de un estado palestino independiente.

De hecho, el movimiento se ha declarado dispuesto a aceptar como «solución temporal» un Estado palestino en los territorios ocupados en 1967 por Israel, pero sin reconocer el derecho a la existencia del Estado judío.

9. Antisemitismo

Hamás ha sido acusada de antisemitismo por el contenido de algunos de los artículos en su carta fundacional. El número 22, por ejemplo, dice: «Organizaciones sionistas acumularon una riqueza material grande e influyente, con la cual tomaron el control de la prensa mundial […]. Estuvieron detrás de la Revolución Francesa y las revoluciones comunistas […], de la Primera Guerra Mundial […] y de la Segunda […]. No hay guerra que haya estallado en lugar alguno que no lleve sus huellas digitales».

¿Cómo está organizada?

10. Dos ramas de un mismo árbol

Hamás está organizada en torno a múltiples organizaciones dependientes entre sí, que se encargan de dar respuesta a las diferentes demandas de la sociedad palestina.

No obstante, la organización se divide, principalmente, en dos ramas, la política (que, surgida de la lista Cambio y Reforma con que se presentó a las elecciones, ostenta actualmente el Gobierno en Gaza) y el brazo armado (las Brigadas de Azedín Al-Kasam, encargadas de mantener la lucha contra Israel).

11. Los líderes

El Gobierno en Gaza está liderado por Ismail Haniya. El 14 de junio de 2007 Haniya fue destituido por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, quien le sustituyó por Salam Fayad, ex funcionario del FMI. Haniya no admitió la destitución y continúa gobernando Gaza de facto.

Para muchos analistas, sin embargo, el poder real lo detenta Jaled Mechal, jefe de la Oficina Estatal (la rama externa de Hamás, con sede en Damasco, Siria), y partidario de una línea más dura que Haniya.

Entre las víctimas mortales de la actual ofensiva israelí se encuentra otro de los principales líderes de la organización: Nizar Rayyan. Rayyan era el dirigente más importante de Hamás en el norte de Gaza y el encargado de coordinar las ramas política y militar de Hamás. Es, hasta ahora, la víctima de mayor rango de la ofensiva.

¿Cómo y cuándo obtuvo el poder?

12. La victoria electoral

Hamás se mantuvo apartada de la vida política de la Autoridad Nacional Palestina desde la creación de ésta, en 1994, hasta que decidió presentarse a las elecciones, en 2006. El 25 de enero de ese año, la organización islámica ganó los comicios en Gaza de forma arrolladora, venciendo claramente a Al Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat y que había encabezado las aspiraciones palestinas durante medio siglo.

13. La batalla de Gaza

El conflicto entre Al Fatah y Hamás, larvado desde siempre, estalló finalmente cuando ésta última ganó las elecciones. Israel y EE UU apoyaron y armaron a Al Fatah para una eventual «guerra civil».

La tensión creció cuando, en enero de 2006, las milicias de Hamás intentaron sustituir a la Policía palestina en el control de la seguridad en Gaza. La lucha principal se produjo entre el 7 y el 15 de junio de 2007: Hamás forzó la salida de Al Fatah de la Franja, después de un conflicto que dejó al menos 118 muertos y unos 550 heridos.

14. El ejercicio del poder y el bloqueo

El Gobierno de Hamás, boicoteado financiera y diplomáticamente por la mayor parte de la comunidad internacional, controla un territorio de apenas 360 kilómetros cuadrados donde se hacinan casi un millón y medio de personas (la densidad de población es de más de 4.000 habitantes por Km cuadrado).

Sometida a un férreo bloqueo por parte del Gobierno israelí desde junio de 2007, la situación económica en Gaza es desesperada: el 90% de la actividad industrial está suspendida, la tasa de paro supera el 40% y sus habitantes, a la inmensa de mayoría de los cuales no se les permite cruzar la frontera, dependen en un 80% de la ayuda humanitaria extranjera. Apenas hay suministro de electricidad y gas.

Muchos ciudadanos malviven con lo que consiguen del contrabando o tras cruzar clandestinamente la frontera de Egipto a través de cientos de túneles (en enero de 2008 milicianos de Hamás volaron parte del muro fronterizo, lo que permitió durante 11 días la entrada masiva de palestinos a Egipto para comprar productos).

En estas condiciones, Hamás ha conseguido ciertos logros desde que está en el poder, empezando por una mayor seguridad en las calles y siguiendo por un nivel mucho menor de corrupción en los órganos oficiales.

En el plano exterior, Hamás ha seguido apoyando (tácita o expresamente) los ataques contra Israel (misiles lanzados desde la Franja a las ciudades cercanas) llevados a cabo por militantes palestinos.

¿Son terroristas?

15. En la lista negra

Hamás ha sido declarada organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea (España, incluida), Japón, Australia, Canadá y, por supuesto, Israel.

En 2002 la ONG Human Rights Watch la acusó de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Muchos de los atentados de las Brigadas de Azedín Al-Kasam han tenido como blanco objetivos civiles.

16. Los atentados

La mayor oleada de atentados terroristas cometidos por Hamás, muchos de ellos suicidas, se produjo entre 1994 y 2004. Entre el principio del proceso de paz en Oslo (1993) y 2003 Hamás envió 113 suicidas a perpetrar atentados con bomba en Israel.

Muchos de estos atentados, cometidos en suelo israelí, tuvieron lugar en calles, restaurantes y cafés, autobuses públicos, centros comerciales… En 2001 murieron en Israel, víctimas de atentados de Hamás, medio centenar de personas; en 2002, 81; en 2003, 76; en 2004, 23… A ellos hay que sumar los centenares de heridos y las víctimas de atentados de otras organizaciones, como Yihad Islámica o las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.

Hamás dejó de cometer atentados tras su llegada al poder en Gaza, pero no ha impedido hacerlo a otras milicias.

17. Los atentados selectivos

Aparte de al mencionado Nizar Rayyan, Israel ha matado (sin juicio previo) a numerosos líderes de Hamás en los llamados «asesinatos selectivos».

Entre los más importantes, Ahmad Yasín, fundador y líder espiritual de la organización (asesinado el 22 de marzo de 2004); Abdel Aziz ar-Rantisi, portavoz del movimiento y su jefe político y civil (el 17 de abril, 2004); Adnan Rrul y Imad Abás (21 de octubre de 2004); Salaj Chejade (22 de Julio, 2002) e Izzedín Subji (26 de Septiembre, 2004).

¿Quién la apoya?

18. El dinero

A lo largo de su historia, Hamás ha recibido apoyo económico de muchas partes, incluyendo a jeques petroleros del Golfo y, según las acusaciones de EE UU e Israel, a gobiernos como el de Irán (pese a pertenecer a la rama chií del islam, rival de la suní imperante en Hamás), Arabia Saudí o Siria. También otros gobiernos, como el de Venezuela o el de Cuba, han sido acusados de prestarle apoyo.

Por otra parte, Hamás está estructurada en torno a la dawa el principio musulmán de asistencia a los necesitados y a los conceptos de zaqqat (caridad) y sadaqat (donaciones), a través de los cuales recibe fondos de muchas organizaciones de beneficencia situadas fuera de los territorios palestinos.

Israel ha declarado como «organizaciones clandestinas» a 20 comités de beneficencia de Hamás dentro de Cisjordania y Gaza y a 8 entidades de caridad de fuera de los territorios, debido a su relación con Hamás.

El pasado mes de noviembre, cinco dirigentes de una institución de caridad musulmana de Estados Unidos fueron declarados culpables de apoyar el terrorismo, de lavado de dinero y de fraude tributario.

Hamás mantiene en secreto sus principales canales de financiación.

¿De qué fuerza dispone?

19. La fuerza humana

Desde que se desplegara por primera vez en las calles de Gaza, en mayo de 2006, las fuerzas de seguridad de Hamás han aumentado de 3.000 a 13.000 miembros, divididos en varias unidades. De ellos, al menos 180 han muerto hasta ahora por los ataques aéreos de la actual ofensiva israelí.

El núcleo principal de esta fuerza está compuesto mayoritariamente por integrantes del ala armada de Hamás, aunque incluye también miembros de facciones militantes aliadas, como el Comité de Resistencia Popular.

Se calcula que las Brigadas de Azedín Al-Kasam tienen unos 25.000 combatientes, equipados con rifles de asalto y granadas. Algunos poseen también armas antitanque que introducen de contrabando.

20. Las armas

Hamás cuenta con unos 40.000 cohetes de corto alcance y con decenas de misiles de largo alcance. Estos últimos pueden impactar en centros poblados israelíes situados hasta a 40 kilómetros de Gaza. Algunos de sus cohetes son capaces de llegar a tan sólo 20 kilómetros de Tel Aviv.

¿Cómo ha sido la tregua?

21. El alto el fuego

A fines de 2006 y principios de 2007 Hamás declaró una primera tregua y puso fin oficialmente a su campaña de atentados terroristas contra Israel.

En junio del pasado año 2008, y gracias a la mediación de Egipto, Hamás acordó una tregua de seis meses con Israel, destinada a aliviar el bloqueo y a permitir la liberación de un soldado israelí retenido por el grupo islámico.

22. El fin de la ‘calma’

El pasado 14 de diciembre el líder de Hamás afirmó que el grupo islámico no iba a renovar la tregua de seis meses, una vez que ésta hubiese vencido.

«Anunciamos que la calma entre nosotros y el enemigo sionista ha terminado por completo y no será renovada como resultado de la negativa de la ocupación a cumplir sus condiciones y obligaciones fundamentales», dijeron en un comunicado las Brigadas de Azedín Al-Kasam.

Días después, y tras el lanzamiento de varios cohetes sobre territorio israelí, comenzó la ofensiva contra Gaza.

¿En qué situación se encuentra Hamás ahora?

23. Reforzada, pero aislada

La tregua permitió a Hamás reforzarse militarmente, sobre todo gracias al contrabando desde Egipto. La organización aprovechó asimismo para eliminar los restos de oposición interna.

Como contrapartida, Hamás se encuentra ahora más aislada que nunca, sin el apoyo de la Autoridad Nacional Palestina ni del propio Egipto, y asfixiada por el bloqueo israelí y de la comunidad internacional.

24. El efecto de la ofensiva israelí

En espera de la temida invasión terrestre por parte de Israel, y de sus consecuencias para el futuro de la organización y de la propia Franja de Gaza, los ataques de estos días han debilitado seriamente a Hamás, al menos en lo que se refiere a sus líderes y combatientes (muchos de ellos han muerto en los bombardeos), y a su infraestructura (han sido destruidos ministerios, oficinas, instalaciones de seguridad, militares y culturales…).

Por otro lado, Hamás ha ganado estos días el apoyo de muchos palestinos de Cisjordania y de musulmanes de todo el mundo. Miles de personas tomaron este viernes las calles de los territorios en respuesta al llamamiento al «Día de la Ira» realizado por Hamás tras el asesinato de Nizar Rayyan.

¿Cómo funciona su red social?

25. Un apoyo entre la miseria

Una de las claves de la popularidad de Hamás entre la población palestina es la eficacia de su red de apoyo social, la única con la que, aparte de la ayuda humanitaria internacional, cuentan los habitantes de Gaza.

La organización mantiene económicamente a los familiares de sus activistas y militantes encarcelados, y a los de los muertos en ataques israelíes o en ataques contra Israel.

Hamás tiene asimismo una gran red de escuelas coránicas y de centros de atención sanitaria, y en las épocas de mayor escasez organiza repartos de comida.

Cinco años desde la captura de Sadam

Este sábado se cumplen cinco años de la captura de Sadam Husein por parte de soldados estadounidenses. Eran las ocho y cuarto de la tarde del 13 de diciembre de 2003. Habían pasado ocho meses desde la invasión de Irak y siete desde el derrocamiento de su régimen. El dictador iraquí estaba escondido en lo que se definió como un «agujero de arañas», un zulo apenas oculto en una granja al sur de Tikrit, su ciudad natal. Presentaba el aspecto de un anciano cansado y enfermo, con el cabello y la barba crecidos. Se entregó sin oponer resistencia. Tres años después fue ahorcado en Bagdad.

Décadas de cruel tiranía en Irak, la primera Guerra del Golfo, el 11 de septiembre, Afganistán, el «eje del mal», el cuento de las armas de destrucción masiva, los desafíos, los interminables e inútiles debates en la ONU, las manifestaciones de millones de ciudadanos en todo el mundo contra la guerra, la invasión y, finalmente, el arresto y el patíbulo.

Y, sin embargo, la guerra estaba aún lejos de acabarse. Desde entonces, decenas de miles de muertos (civiles y militares), torturas y escándalos políticos y económicos, cientos de atentados, un país destrozado, miles de millones de dólares en pérdidas…

Esta misma semana, 13 muertos en Bagdad (con la ciudad en toque de queda ante el aniversario de este sábado), y al menos otros 47 en un atentado suicida en un restaurante en Kirkuk.

Un lustro después de la caída de Sadam, a Irak le falta aún un largo y complicado camino para ser realmente una «misión cumplida», la desafortunada frase que pronunció en 2005 el presidente de EE UU, George W. Bush.

No será él, en cualquier caso, quien se encargue de ello. Cuando el próximo mes de enero Bush abandone la Casa Blanca, el nuevo presidente electo, Barack Obama, recogerá una herencia que no le será fácil corregir.

Al final, el agujero de las arañas ha acabado convirtiéndose en un gran agujero negro, tanto para el gobierno de EE UU como para la población iraquí.

Lo más relevante de estos cinco años, un balance y las perspectivas de futuro, en las siguientes 20 claves:

1. El coste humano

Más de 2.2 millones de personas han sido desplazadas internamente durante la guerra y la posguerra, y otras tantas viven como refugiados en países limítrofes, como Siria y Jordania. Estas cifras representan alrededor del 15% del total de la población de Irak, estimada en unos 27 millones de habitantes.

En estos cinco años han muerto más de 4.000 soldados estadounidenses (sólo 171 de ellos fallecieron durante la invasión) y han resultado heridos 30.000. También han fallecido 175 soldados británicos y unos 140 de otros países, entre ellos, 33 italianos, 20 polacos, 18 ucranianos, 11 españoles (incluyendo siete agentes del CNI y un comandante de la Guardia Civil)…

El número de víctimas civiles no se sabe a ciencia cierta. Bush dijo hace algunos meses que ronda las 30.000. Otras fuentes, las estimaciones más bajas, elevan esta cifra a 82.000. La mayoría hablan de 600.000 iraquíes muertos y algunos, contando causas directas e indirectas, hasta de un millón.

A pesar de que la violencia ha decrecido considerablemente en los últimos meses, prácticamente a diario se siguen produciendo ataques, escaramuzas o atentados. Según la ONU, la violencia se ha convertido en la principal causa de muerte entre los hombres iraquíes de 15 a 59 años desde 2003.

Desde el comienzo de la invasión han muerto en Irak 174 periodistas, entre ellos, dos españoles, José Couso y Julio Anguita Parado.

2. Los atentados sin fin

Desde la caída de Sadam, los atentados, muchos de ellos cometidos por suicidas, han sido el pan nuestro de casi cada día. Miles de personas han perdido la vida en ellos, ante una opinión pública occidental cada vez más insensibilizada, como resultado de la repetición continúa de noticias similares.

El acto de violencia más brutal en estos cinco años ocurrió el 14 de agosto de 2007 en la provincia de Nínive. La explosión de cuatro camiones bomba mató al menos a 250 personas (se llegó a hablar de medio millar de muertos).

La siguiente cronología, con datos recogidos por la agencia Efe, resume los atentados más graves. A las cifras frías de los muertos hay que sumar las de los supervivientes: las familias, los seres queridos, los huérfanos, los heridos y los mutilados, el clima de terror continuo.

  • 29.08.2003. Al menos 85 muertos, entre ellos el ayatolá Al-Hakim, máximo líder chií, al explotar un coche bomba junto a la mezquita del Imán Ali, en la ciudad santa de Nayaf.
  • 01.02.2004. Dos terroristas suicidas causan la muerte de al menos 105 personas en las sedes de los dos principales partidos kurdos en Erbil.
  • 02.03.2004. Una cadena de atentados suicidas casi simultáneos ‑cinco en Kerbala y cuatro en Bagdad- causa al menos 181 muertos, coincidiendo con el día de la Ashura chií.
  • 28.02.2005. Al menos 125 muertos al explotar un coche bomba frente a un centro médico en Hilla.
  • 16.07.2005. Al menos 98 muertos y 152 heridos al accionar un suicida una carga explosiva junto a un camión de combustible en Al Musayeb.
  • 14.09.2005. Al menos 113 muertos y 162 heridos al explotar un coche bomba en el barrio chií de Kadimiya, al norte de Bagdad.
  • 18.11.2005. Al menos 83 muertos en un doble atentado suicida contra sendas mezquitas en Janakin.
  • 05.01.2006. Más de cien muertos y decenas de heridos en dos atentados suicidas perpetrados en la ciudad santa chií de Kerbala y en Ramadi, bastión insurgente.
  • 23.11.2006. Al menos 203 muertos y más de 250 heridos al explotar seis coches bomba y varios proyectiles de mortero, en el barrio chií de Ciudad Sadr, en Bagdad.
  • 16.01.2007. Al menos 105 muertos como consecuencia de una cadena de atentados en Bagdad. De ellos, 70 perecieron en un ataque a la Universidad.
  • 03.02.2007. Un total de 131 muertos y 305 heridos al explotar un camión bomba en un céntrico mercado de Bagdad.
  • 06.03.2007. Al menos 105 peregrinos chiíes muertos y otros 190 heridos al hacer explotar dos suicidas los cinturones que llevaban cargados con explosivos en Hilla.
  • 27.03.2007. Al menos 152 muertos y más de 300 heridos en un doble atentado con camión y coche bomba, en Tel Afar. Un día después, al menos otros 47 civiles perdieron la vida en los ataques de represalia por esos atentados.
  • 18.04.2007. Al menos 176 muertos y casi 200 heridos en jornada sangrienta en Bagdad. Sólo en uno de los atentados, al menos 140 personas murieron tras una explosión en una plaza del céntrico distrito de Sadriya.
  • 07.07.2007. Un total de 156 muertos al explotar un camión cargado con explosivos en un mercado de la zona de Amarli, al norte de Bagdad.
  • 16-07-2007. Al menos 83 muertos en un doble atentado en Kirkuk. La explosión más grave tuvo lugar en un mercado, donde estalló un camión cargado de explosivos. La segunda tuvo como blanco la sede del Unión del Pueblo del Kurdistán (UPK).
  • 14.08.2007. Los mencionados 250 muertos de Nínive. Los ataques tuvieron como blanco la pequeña comunidad religiosa kurda de los yazadíes.
  • 01.02.2008. Un total de 98 muertos en un doble atentado contra dos mercados de animales domésticos en Bagdad, perpetrado por dos mujeres suicidas, una de ellas discapacitada mental.

3. El despilfarro económico

En los días previos a la invasión, Bush fijó el coste de la guerra entre 50.000 y 60.000 millones de dólares. Actualmente, los cálculos más conservadores sitúan esta cantidad en un billón de dólares, y el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz eleva la cifra hasta los 3 billones, un coste que Bush ha calificado de «exagerado».

«El fraude, el despilfarro, el abuso y la corrupción en Irak han obstaculizado la reconstrucción, la producción de petróleo no ha excedido los niveles de antes de la guerra, y los servicios de luz y agua potable no están disponibles para la mayoría de iraquíes» (de un informe del Comité de Asignaciones del Senado de EE UU, del pasado 11 de marzo).

4. Un país deshecho

Millones de iraquíes carecían aún de acceso a agua potable y a atención sanitaria cinco años después del inicio de la guerra, en lo que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) considera «una de las más graves situaciones humanitarias del mundo».

Casi un tercio de la población –unos ocho millones de personas– necesita ayuda de emergencia para sobrevivir.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siete de cada diez pacientes heridos de gravedad en algún hecho de violencia en Irak mueren en las unidades de urgencias y cuidados intensivos por la escasez de personal médico, así como por la falta de medicinas y equipamiento.

5. Un Estado federal y desunido

Aprobada en referéndum popular el 15 de octubre de 2005, con el 78% de los votos, la actual Constitución iraquí describe Irak como un estado federal, en un intento de dar respuesta a los intereses contrapuestos de las diferentes comunidades que lo integran.

6. Minorías en guerra

La antes hegemónica minoría suní ha perdido sus privilegios frente a chiíes y kurdos, que controlan el Gobierno, el Parlamento y el Ejército. Por otra parte, la llegada de los combatientes de Al Qaeda ha puesto en una situación muy difícil a los suníes más moderados. Suníes y chiíes han estado inmersos durante estos años en una auténtica guerra civil.

7. Un gobierno a medias

El 30 de enero de 2004 se celebraron las primeras elecciones legislativas, que ganó la chií Alianza Unida Iraquí. Ibrahim al Yafari fue elegido primer ministro. En abril, el kurdo Yalal Tabalabani fue nombrado nuevo presidente.

Tras la aprobación de la nueva Constitución, el 15 de diciembre de 2005 tuvieron lugar primeras elecciones parlamentarias. Chíies y kurdos revalidaron victoria.

Aunque teóricamente independiente, y surgido de unas elecciones democráticas, el Gobierno iraquí sigue de hecho bajo la tutela de EE UU y dependiendo de Washington para mantener la seguridad en el país. En amplias zonas del país, el líder chií Muqtada Al Sadr y sus insurgentes tienen tanto poder o más que el propio Gobierno.

El poder administrativo lo ostenta actualmente el Gobierno que preside el chií Nuri al Maliki, el primer ejecutivo estable tras la invasión que acabó con el régimen de Sadam. Integrado, en principio, por ministros de todas las tendencias (suníes, chiíes y kurdos), su continuidad se ha visto amenazada tras la retirada de varios grupos políticos, que coinciden en acusar a al Maliki de gobernar sin consenso.

Su autoridad tiene, además, la limitación que supone la presencia en el país de unos 156.000 soldados extranjeros.

8. Las tropas extranjeras

Cerca de 40 países, entre ellos España, que secundó la invasión con el Gobierno de José María Aznar, contribuyeron con sus tropas en 2003 a la coalición multinacional desplegada en Irak.

Más del 50%, sin embargo, ya ha abandonado el país. Es el caso de España, que retiró sus tropas a finales de abril de 2004 tras dar la orden en marzo el recién elegido presidente, José Luis Rodríguez Zapatero; Singapur, Nicaragua, la República Dominicana, Honduras, Filipinas, Noruega, Tailandia, Nueva Zelanda, Tonga, Hungría, Portugal, Holanda, Ucrania, Bulgaria, Japón, Italia, Eslovaquia, Dinamarca, Lituania, Australia, Georgia, Kazajistán, Polonia y Bosnia Herzegovina, el último país en hacerlo.

Según cálculos de la agencia Efe, en torno a 156.000 efectivos integran actualmente la fuerza internacional desplegada en el país árabe, compuesta mayoritariamente por estadounidenses, y dentro de la cual también participan el Reino Unido, Corea del Sur, Rumanía y otros países en un número más reducido. Corea del Sur ya ha anunciado la retirada de sus tropas para el próximo día 20.

Estados Unidos invadió Irak con 150.000 soldados, y ha llegado a desplegar a 160.000 en ocasiones especiales, como el referéndum constitucional de 2006 o durante periodos de especial violencia.

En julio de 2008, el contingente estadounidense se redujo hasta los 146.000 soldados tras la retirada de unos 24.000, cifra que siguió rebajándose hasta los 140.000 efectivos hasta septiembre. En enero de 2009, está previsto que una de las brigadas, integrada por cerca de 5.000 soldados, no sea reemplazada.

El Reino Unido, por su parte, es el segundo país en número de efectivos: 4.000 en la actualidad, todos ellos en Basora, en el sur de Irak.

9. Los derechos humanos

Irak sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo en lo que se refiere a los derechos humanos, según informe de Amnistía Internacional del pasado mes de marzo.

En el mismo informe se señala que siguen recibiéndose informes de detenciones arbitrarias, reclusiones y tortura incluso en las provincias kurdas, y que la disidencia política pacífica apenas se tolera. Se ha detenido sin cargos a opositores políticos, y los homicidios por motivos de ‘honor’ (mujeres que mueren a manos de sus familias) continúan siendo un problema.

10. Abu Ghraib

La ocupación de Irak ha sido también el escenario de uno de los episodios más negros de la historia reciente de EE UU: las torturas y abusos perpetrados por soldados estadounidenses a prisioneros iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, un lugar que ya era tristemente famoso, a su vez, por las torturas del régimen de Sadam a sus prisioneros políticos.

Los hechos ocurrieron a principios del 2003 y fueron cometidos por el personal de la Brigada 372 de la Policía Militar de los EE UU, agentes de la CIA y contratistas involucrados en la ocupación de Irak. La historia salió a la luz gracias a diversos informes e informaciones periodísticas, y al darse a conocer fotografías de las torturas que conmocionaron a la opinión pública mundial.

El Departamento de Defensa expulsó a 17 soldados y oficiales del servicio y siete soldados fueron acusados de abandono del servicio, maltrato, asalto agravado y lesiones personales. Otros siete soldados fueron sentenciados a prisión, rebajados de rango y dados de baja del servicio en forma deshonrosa. Dos más, el especialista Charles Grane y su novia Lynndie England, fueron sentenciados a 10 y 3 años de cárcel. La responsable de la prisión, Brigadier General Janis Karpinski, fue rebajada de su rango a coronel.

En 2006, una veintena de asociaciones de derechos humanos demandaron al entonces secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld y a otros cargos estadounidenses en el Tribunal Supremo alemán de Karlsruhe por crímenes de guerra.

El pasado jueves, la comisión de Servicios Armados del Senado de EE UU hizo responsable a Rumsfeld y a otros altos cargos de los abusos cometidos, tanto en Abu Ghraib como en Guantánamo.

El informe, presentado por el ex candidato republicano a la presidencia John McCain y por el demócrata Carl Levin, destaca que «el abuso de detenidos no se puede atribuir simplemente a ‘malas hierbas’ que actuaban por su cuenta» y considera que consideran que el origen del uso de estos métodos será un memorándum firmado por Bush el 7 de febrero de 2002 en el que declaraba que las Convenciones de Ginebra no protegen a los detenidos sospechosos de ser miembros de Al Qaeda o del movimiento talibán.

Hasta ahora, la Casa Blanca ha culpado siempre a mandos intermedios.

11. Blackwater

Uno de los momentos de mayor tensión entre los gobiernos estadounidense e iraquí fue el llamado caso Blackwater. En 2007, cinco miembros de esta empresa de seguridad privada (utilizada por EE UU como apoyo a sus tropas en Irak y Afganistán) dispararon sin provocación previa sobre civiles desarmados en Bagdad y mataron a 14 personas, ninguna de ellas pertenecientes a la insurgencia.

Fueron acusados de homicidio y, finalmente, el pasado lunes se entregaron, junto con un soldado, ante las autoridades federales estadounidenses.

12. El petróleo

El control de los enormes recursos petroleros iraquíes fue una de las principales causas de la guerra. No obstante, cinco años después, estas reservas no han logrado frenar el alza del precio del crudo.

Irak era, hasta el embargo impuesto por la ONU en 1991, el segundo país exportador de petróleo después de Arabia Saudí. Miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el país se encuentra actualmente excluido del sistema de cuotas del cartel debido a la inestabilidad y la violencia que padece, y su producción ronda actualmente los 2,3 millones de barriles diarios, informa Efe.

13. Beneficiados

Uno de los pocos beneficiados de la guerra ha sido, probablemente, la empresa Kellog Brown and Root, ex filial de Halliburton, una compañía de servicios petroleros que estuvo dirigida por el actual vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, y que ha obtenido importantes contratos destinados a alimentar a soldados, suministrar combustible y construir infraestructuras para el Ejército de EE UU desplegado en Irak.

Según Defense Industry Daily, las actividades de esta empresa le han reportado ingresos de 15.400 millones de dólares (9.865 millones de euros).

14. Afganistán

Obsesionado por la guerra de Irak y empantanado en los problemas que ha conllevado la ocupación, el Gobierno de EE UU dejó de lado la situación de Afganistán, cuya solución parece ahora más lejos incluso que hace cinco años.

«Se suponía que la de Afganistán iba a ser la guerra justa, la guerra que EE UU iba a ganar, pero, debido a la desatención de la Administración Bush, incluso la guerra justa va mal» (The New York Times en un editorial).

15. Oriente Medio

La guerra en Irak durante los cinco años transcurridos desde la caída de Sadam ha contribuido de un modo muy importante a la radicalización del conflicto general en Oriente Medio, y particularmente entre israelíes y palestinos y en Irán.

La política de la Administración Bush ha eliminado a Estados Unidos como potencia respetada por todas las partes a la hora de mediar, y ha alimentado el odio de los grupos más extremistas, que han encontrado en la guerra de Irak una justificación para sus actos.

16. Los otros desastres

Junto a la catástrofe humana y económica, la invasión trajo también un desastre cultural sin precedentes.

Además de los daños causados en restos arqueológicos y del abandono de yacimientos (unos 10.000 fueron dejados a su suerte y han sido pasto de ladrones y saqueadores) y de bienes culturales de todo tipo, los hechos más graves se produjeron a los pocos días de la toma de Bagdad, cuando, ante la pasividad de las tropas de ocupación, se produjo el saqueo del Museo Nacional de Bagdad (más de 200.000 piezas robadas) y de la Biblioteca Nacional.

Las piezas sustraídas van recuperándose poco a poco, pero una gran parte del daño perpetrado es ya irreversible.

También los daños medioambientales consecuencia de las guerras (ésta y la Primera Guerra del Golfo) han sido importantes. EE UU usó armas con uranio empobrecido, un elemento altamente contaminante y que puede resultar tóxico, según informes de Naciones Unidas. Se calcula que al menos 350 lugares de Irak fueron contaminados durante los bombardeos.

17. Lo que piensan los iraquíes

Una encuesta realizada entre 2.000 iraquíes, encargada por la BBC, ABC News y NHK, y publicada a finales del año pasado, revelaba que cerca del 70% consideraban un fracaso la actuación las tropas estadounidenses.

Además, el 60% de los iraquíes opinaba que los ataques contra las fuerzas lideradas por EE UU están justificados (afirmación que compartía el 93% de los suníes, frente al 50% de los chiíes).

A pesar de todo, los iraquíes son optimistas: más del 50% piensan que sus vidas son buenas, por lo menos desde los últimos tres años, según otra encuesta posterior encargada hace unos meses por los mismos medios.

Este sondeo revela asimismo que, aunque la mayoría de los iraquíes creen que las tropas de los EE UU están haciendo las cosas mal, el número de gente que quiere que los estadounidenses se vayan del país ha ido disminuyendo poco a poco.

El estudio también señala, por otro lado, que la población está cada vez más dividida: sólo el 33% de los suníes son felices con sus vidas, comparado con el 62% de los chiíes y el 73% de los kurdos.

18. Lo que piensan los estadounidenses

En EE UU, mientras tanto, las encuestas dicen que alrededor de dos terceras partes de los ciudadanos estadounidenses consideran que la guerra fue un error. Un reciente sondeo realizado para la CNN revelaba que el 66% de los ciudadanos se muestra contrario a la guerra de Irak y sólo el 32% la defiende.

19. Bush

La guerra y la ocupación de Irak es el principal motivo por el que George W. Bush dejará la Casa Blanca con el índice de popularidad más bajo de un presidente de EE UU en la era moderna (desaprueba su gestión el 76% de los ciudadanos según una última encuesta de la CNN).

Bush ha reconocido parte del fracaso y recientemente llegó a admitir incluso que «haber creído» que había armas de destrucción masiva en Irak ha sido el «gran error» de su mandato.

En cualquier caso el presidente entiende que, aunque «nadie puede discutir que esta guerra ha tenido un alto coste en vidas y en dinero, esos costes eran necesarios cuando consideramos el coste que tendría la victoria de nuestros enemigos en Irak. El mundo es mejor y EE UU más seguro porque intervinimos en Irak».

20. El futuro

Las tropas estadounidenses están presentes en Irak gracias a un mandato dado por el Consejo de Seguridad de la ONU que vence el próximo 31 de diciembre. No obstante, el pasado 28 de noviembre el Parlamento iraquí aprobó un acuerdo con EE UU para permitir a los soldados estadounidenses continuar en el país hasta finales de 2011.

El presidente electo de EE UU, el demócrata Barack Obama, ha dicho que su Gobierno, que se inicia el 20 de enero, sacará de Irak a las unidades de combate en 16 meses. En contra de sus planes juega la demostrada incapacidad de las fuerzas de seguridad locales a la hora de mantener la estabilidad en el país.

Con respecto a las tropas del Reino Unido, el Ejecutivo británico filtró este miércoles a la prensa que comenzará a retirar sus tropas de Irak el próximo mes de marzo y que pretende culminar el repliegue en junio, cuando ya sólo quedarán en el país árabe unos cuantos cientos de oficiales del Ejército dedicados a la formación de las tropas y fuerzas de seguridad locales.

Bin Laden: el gran clan del apellido maldito

Se llama Omar y es, probablemente, el hijo más conocido del terrorista más buscado del planeta. Aún joven (28 años), Omar Osama bin Laden se define a sí mismo como pacifista, condena los actos de su padre, está casado con una británica que le dobla la edad y esta semana ha sido expulsado de España al no haber admitido el Gobierno su petición de asilo. Tiene 18 hermanos (algunos dicen que hasta 23) y pertenece a una familia bendecida por los negocios, maldita por el terrorismo y, en cualquier caso, muy extensa.

Nacido en Jeddah (Arabia Saudí) en 1957, su padre, el líder máximo de Al Qaeda, tiene 53 hermanos (de diferentes madres) y cinco esposas (la primera se divorció de él). En total, se calcula que actualmente existen unos 600 parientes directos del responsable de los ataques del 11‑S. Entre ellos, unos le apoyan y, la mayoría, no, pero casi todos comparten un común denominador: mucho dinero.

Éstas son las claves de la familia con el apellido más incómodo del mundo.

¿De dónde proceden los Bin Laden?

Los Bin Laden son originarios del sur de Yemen, lugar de nacimiento de Mohamed bin Laden, un estibador que, según la mayoría de las fuentes, había nacido prácticamente en la pobreza, y a quien se considera el fundador de la familia.

Mohamed emigró a Arabia Saudí, donde, de sus 11 esposas, nacieron sus 54 hijos, entre ellos, el número 17, Osama bin Laden. Una vez establecido en Arabia Saudí, Mohamed fundó una empresa constructora y logró hacer una fortuna al hacerse con los derechos de la edificación y restauración de mezquitas. Murió en 1967, en un accidente de helicóptero.

¿A qué se dedican?

Los intereses de la familia Bin Laden en la actualidad están representados por el grupo Saudí Binladen, un conglomerado mundial de empresas de la construcción y de gestión de activos financieros, cuyos ingresos anuales se calculan en unos 5.000 millones de dólares.

Se trata de una de las compañías constructoras más grandes del mundo islámico, y tiene oficinas en Londres y en Ginebra. Cuando ocurrieron los atentados del 11‑S, el grupo empleaba a 36.000 personas en 30 países, estando la mayoría del negocio en Arabia Saudí.

El pasado mes de julio, varios diarios ingleses informaron de que el grupo Saudi Binladen quería comprar el equipo de fútbol Newcastle United, lo que fue negado por el propio club.

¿Cuáles son los principales grupos de la familia?

Tradicionalmente, la familia se divide en grupos que vienen definidos por la nacionalidad de las esposas. Los más importantes son el grupo saudí, el sirio, el libanés y el egipcio.

¿Quién es la madre de Osama bin Laden?

Osama bin Laden es el único hijo que la décima esposa de Mohamed bin Laden, Hamida, tuvo con el patriarca de la familia. Nacida en Siria (el líder de Al Qaeda pertenece, pues, al grupo sirio), Hamida se divorció poco después de dar a luz a Osama y se casó después con Mohamed Al Attas, con quien tuvo otros cuatro hijos (tres niños y una niña, hermanastros de Osama). Ambos criaron a Osama en Jeddah (Arabia Saudí).

¿Quiénes son sus hermanos?

Muchos de los hermanos (en realidad, hermanastros, de padre) de Osama fueron educados en Occidente y varios continúan al frente del imperio económico de la familia. Algunos de los más relevantes:

  • Salem. Guitarrista aficionado de rock en los años setenta, se casó con una inglesa y apoyó al Gobierno de Ronald Reagan en los ochenta (se le llegó a acusar de proporcionar dinero a la contra nicaragüense contra el Gobierno sandinista). Fue presidente del grupo Saudi Binladen, que expandió hasta Estados Unidos, desde 1972, cuando el Estado saudí devolvió la empresa al control familiar, hasta su muerte, en un accidente aéreo en Texas, en 1988.
  • Tarek. Fue supervisor de la International Islamic Relief Organization (organización internacional de ayuda islámica) en los años noventa.
  • Mahrous. Estuvo implicado en la revuelta de insurgentes islamistas que tomaron el control de la Gran Mezquita de La Meca, en 1979. Fue arrestado, pero puesto en libertad más tarde. Se unió al negocio familiar y dirige la rama de la empresa en Medina.
  • Bakr. El sucesor de Salem al frente del grupo Saudi Binladen y una de las personas más poderosas de Jeddah.
  • Yeslam. Estudió en la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles y se estableció después en Europa, convirtiéndose en ciudadano suizo en 2001. Dirige desde Ginebra la rama europea de la compañía. Asegura que no ha tenido contacto con Osama desde 1981.
  • Abdulah. Graduado en Harvard. Fue el único pariente de Osama que permaneció durante un tiempo en EE UU tras los ataques del 11‑S.
  • Shafik. Uno de los 13 miembros de la familia que abandonó EE UU tras el 11‑S.

¿Cuántas esposas tiene?

Osama bin Laden se ha casado cinco veces. A sus esposas, como es tradicional en muchas partes del mundo árabe, se las conoce por el nombre de «Madre (en árabe: umm) de»:

  • Umm Abdulah (Najwa). Su primera mujer (prima suya), con la que se casó en 1974 y con la que compartió las privaciones del exilio en Sudán, una vida dura que acabó en divorcio. Ha tenido con ella ocho hijos.
  • Umm Hamza. Doctora en psicología infantil, se casó con Osama en 1982. Sólo ha tenido un hijo del líder de Al Qaeda. Dicen que es su favorita.
  • Umm Jaled. Originaria de Medina y también con un doctorado (en gramática árabe), ha tenido con Osama cuatro hijos (tres niñas y un niño).
  • Umm Ali. Nacida en La Meca, ha tenido tres hijos con el líder de Al Qaeda. Hace unos años expresó su deseo de divorciarse.
  • Amal. La última y la más joven, una joven yemení con la que se casó cuando ella tenía 17 años (ahora tiene 24), después de divorciarse de Najwa. Tuvieron su primer hijo en 2002.

¿Quiénes son sus hijos?

Osama bin Laden tiene 19 hijos, aunque algunas fuentes elevan la cifra hasta 24. De ellos, tuvo ocho con Najwa (su primera mujer), siete niños y una niña: Abdalah (30 años), Abdel Rahman (¿29?), Saad (28), Omar (28), Utman (24), Mohamed (23), Hamza (16) y Fatima (27).

Mientras que algunos, como Omar, se han distanciado de su padre, Saad, Mohamed y Hamza se cree que luchan en las filas de Al Qaeda. Del resto de sus hijos con otras esposas apenas se sabe nada.

  • Abdalah. Es el hijo mayor. El Gobierno de EE UU asegura que no tiene nada que ver con su padre, si bien él no ha repudiado nunca al líder de Al Qaeda. Dirige su propia empresa en Jeddah y está vigilado por el Gobierno saudí, que ha restringido sus movimientos en el país.
  • Saad. Acompañó a su padre en el exilio en Sudán entre 1991 y 1996. Se cree que participó en el atentado contra una sinagoga en Túnez, en marzo de 2002, en el que murieron 17 personas, la mayoría turistas alemanes. Según el Gobierno estadounidense, actualmente se encuentra en Irán, bajo custodia de las autoridades de este país.
  • Omar. Abandonó a su padre en el año 2000 para convertirse en contratista en Egipto, después de haber sido entrenado en uno de los campos de Al Qaeda en Afganistán. Antes, había vivido también con su padre durante 10 años en el exilio en Sudán. En el 11‑S se encontraba en Arabia Saudí.
    En 2006 se casó en Egipto con la británica Jane Felix-Browne, de 51 años (24 años más que él), quien tenía ya tres hijos y cinco nietos de cinco matrimonios anteriores. Pese a que, debido a presiones de la familia de él, llegaron a anunciar su divorcio en 2007, finalmente decidieron continuar con su matrimonio.
    Jane, convertida al Islam, reveló que su abuelo era judío y aseguró que su marido «lo sabe y lo acepta» porque ella es musulmana.
    De gran parecido físico con su padre, Omar se define a sí mismo como pacifista y ha declarado que su objetivo es luchar por defender el Islam por medios muy diferentes a los de su padre y desterrar «los prejuicios de Occidente según los cuales todos los árabes somos terroristas».
    Esta semana pidió asilo en España. El Ministerio del Interior se lo ha denegado alegando que su vida no corre peligro y este sábado ha sido expulsado del país.
  • Mohamed. Es, al parecer, el favorito del líder de Al Qaeda. Está casado con una hija de Mohamed Atef, un líder de Al Qaeda que murió durante un ataque estadounidense en 2001.
  • Hamza. El hijo menor de Osama bin Laden (se cree que viajaba con su padre en Afganistán) sólo tiene 16 años pero ya es denominado por muchos medios como «El príncipe del terror». Compuso y publicó en una web una poesía donde pide la muerte de todos los enemigos de Al Qaeda y celebraba los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres.
  • Fatima. Su única hija con Najwa. Está casada y ha hecho abuelo a su padre. Algunos informes sin confirmar señalan que su marido milita en las filas de Al Qaeda.

¿Quién era Yamal Jalifa?

El comerciante de diamantes saudí Yamal Jalifa era cuñado de Osama bin Laden (el líder de Al Qaeda arregló su matrimonio con una de sus hermanas) y uno de sus antiguos mejores amigos. Fue asesinado en enero de 2007 mientras efectuaba un viaje de negocios a Madagascar, según las autoridades saudíes, por bandidos locales, aunque la familia puso en duda esta versión.

En los años setenta, el empresario fue uno de los colaboradores más estrechos de Bin Laden, con el que se implicó en la lucha de la resistencia afgana contra la invasión soviética (1979–1989). Pero Jalifa insistía en que había roto con su cuñado a finales de los ochenta por desacuerdos sobre la campaña de lucha contra Occidente que Bin Laden quería lanzar. De hecho, en 2003 publicó una carta abierta al líder de Al Qaeda en un periódico saudí en el que le instaba a renunciar al terrorismo.

No obstante, sus conexiones personales y familiares con Bin Laden le mantuvieron siempre bajo sospecha, y se le llegó a relacionar en Filipinas con el grupo separatista musulmán Abu Sayyaf.

¿Quién es Carmen Bin Ladin?

De madre iraní y padre suizo, la suiza Carmen Dufou adoptó el apellido Bin Laden (ella lo escribe «Bin Ladin», o «Binladin», en consonancia con la fonética árabe) al casarse con Yeslam bin Laden, décimo hijo de Mohamed bin Laden y hermano del líder de Al Qaeda.

El matrimonio duró nueve años, y Carmen conoció bien a la familia Bin Laden durante los años que vivió en Jeddah. Es madre de tres hijas, Wafah, Najia y Noor y actualmente está separada y vive en Suiza.

En 2004 publicó un libro: Inside the Kingdom: My Life in Saudi Arabia (editado en castellano como Un reino lejano, mi vida con la familia Bin Laden –Temas de Hoy–). Asegura que su apellido es «un lastre», a pesar de lo cual no quiere cambiarlo porque «ni yo ni mis hijas tenemos nada que ocultar, pese a que sé que se ha convertido en sinónimo de violencia ciega y terror».

¿Existen vínculos entre los Bin Laden y los Bush?

Las relaciones comerciales entre la familia Bin Laden y la familia del todavía presidente de los EE UU, George W. Bush, fueron denunciadas, entre otros, por el cineasta estadounidense Michael Moore en su polémico documental Fahrenheit 9/11, estrenado en 2004.

En él, Moore, que basa la mayoría de sus acusaciones en el libro de Craig Unger, House of Bush, House of Saud (Casa de Bush, Casa de Saud), detalla las conexiones económicas que, a lo largo de 30 años, han mantenido los Bush con miembros de familias de Arabia Saudí (incluida la de Bin Laden), y destaca la evacuación de familiares del líder de Al Qaeda organizada por el Gobierno de George W. Bush tras el 11‑S.

Entre otras cosas, el documental, cuyo objetivo es denunciar que buena parte de las razones de los ataques estadounidenses a Afganistán e Irak se encontraban en intereses económicos personales, explica que Salem bin Laden invirtió en Arbusto Energy, una compañía dirigida entonces por George W. Bush, por mediación de un representante comercial en los Estados Unidos.

Fahrenheit 9/11 obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

¿Qué pasó tras el 11‑S con los Bin Laden que vivían en EE UU?

Acompañados de guardaespaldas y personas cercanas, al menos 13 parientes de Osama bin Laden habrían recibido permiso especial de las autoridades estadounidenses para abandonar el país en un vuelo especialmente fletado para ello, nueve días después de los atentados del 11‑S.

Los hechos han sido relatados detalladamente por el periodista y ganador de un premio Pulitzer Steve Coll, en su libro Los Bin Laden. Una familia árabe en un mundo sin fronteras (RBA, 2008).

La mayoría de estos familiares se refugiaron en Egipto, donde continuaron con sus negocios, cambiando, eso sí, el nombre de la empresa, que, con el fin de evitar la mala reputación del apellido Bin Laden, pasó a llamarse Al Murasim.

¿Ha recibido Osama bin Laden apoyo de su familia?

Durante los años que Osama bin Laden pasó en el exilio, en Sudán, y según reveló en su día el semanario alemán Der Spiegel, el Gobierno saudí envió varias veces a su hermano Bakr y a su madre para que trataran de convencerle de que abandonase las actividades terroristas.

Los portavoces de la familia aseguran que ésta repudió y desheredó a Osama bin Laden en 1994, pero diversas investigaciones señalan que los lazos y el apoyo económico, tanto a Osama como a Al Qaeda, siguieron existiendo de algún modo, y por parte de algunos miembros del clan, después de esa fecha.

En diciembre de 2004, el diario francés Le Monde informó de que un juez planeaba investigar las operaciones financieras de la familia Bin Laden, a raíz de una cuenta abierta en 1994 por los hermanos Omar y Heidar bin Laden en un banco suizo, con un depósito inicial de 450.000 dólares y a la que, según algunas informaciones, sólo tenían acceso dos personas: Yeslam bin Laden (hermanastro del líder de Al Qaeda) y el propio Osama. El juez pretendía investigar el destino de 241 millones de euros que habrían sido desviados desde Suiza a cuentas bancarias fantasma en Pakistán.

¿Quién es el «hijo colombiano» de Bin Laden?

Se llama Fernando Aguirre, es conocido en Bogotá como «Osama bin Laden», y patrulla un barrio marginal en la capital colombiana. Asegura ser hijo del líder de Al Qaeda. Se dedica a vigilar calles peligrosas y vive de lo que la gente le da por vigilar locales o viviendas armado con un rifle falso, que lleva con permiso de la Policía.