Oriente Próximo sigue inmerso en el caos un siglo después de que el tratado de Sykes-Picot entre británicos y franceses esbozase sus fronteras. A la herencia colonial se suman décadas de dictaduras, intereses geoestratégicos, extremismo religioso, dobles raseros y políticas marcadas por el petróleo.
La ejecución de un clérigo chií en Arabia Saudí ha desatado una crisis que viene de lejos y trasciende las tensiones entre las dos ramas mayoritarias del islam. La escalada de la lucha entre ambos países por la hegemonía en Oriente Medio aleja más aún las posibilidades de resolver conflictos como los de Siria o Yemen.
El papel de Osama como líder había disminuido, pero aún conservaba un efecto simbólico y aglutinador entre los desunidos grupos integristas. En muchos países, la red terrorista es más una marca de referencia que una organización real, y los objetivos locales priman sobre la agenda global. Todavía tiene una gran influencia, pero las actuales revueltas populares en Oriente Medio y el Magreb le han hecho mucho daño.