Café A Brasileira, Lisboa, en el Barrio Alto. Once y media de una tórrida noche de verano. El calor se mezcla con el ruido y con las voces de la gente, como si todo fuese una misma cosa. Sobre la mesa, una botella de oporto y dos vasos.
ILSA: No he dejado de pensar en él ni un solo día, Louie. Ni un solo día.
LOUIE: Lo sé, querida, lo sé.
ILSA: Ni uno solo.
Publicado el 16/12/2008
En el relato: Ilsa Laszlo
Imagen: «Casablanca», Michael Curtiz, 1942
1 comentario
Yo tampoco…