«Nunca había visto una tensión tan alta en la península de Corea». Así de rotundo se mostró el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, tras la última prueba nuclear llevada a cabo por Corea del Norte, el pasado día 9. El ensayo, segundo en lo que va de año, el quinto desde 2006, y el más potente hasta ahora, sitúa a Pyongyan un poco más cerca de poder armar misiles con cabezas nucleares, y, aunque la verdadera capacidad atómica del régimen norcoreano sigue sin estar clara, ha vuelto a hacer saltar, por enésima vez, todas las alarmas, desde Washington hasta Pekín, pasando por Tokio y, muy especialmente, Seúl.
La respuesta inmediata de la comunidad internacional, aparte de las habituales protestas verbales, ha sido, una vez más, apostar por endurecer las sanciones económicas impuestas a la dictadura de Kim Jong-un: el Consejo de Seguridad de la ONU emitió una fuerte declaración de condena, e inició los preparativos para elaborar una nueva resolución de castigo.
No obstante, y a pesar del desastroso estado en que se encuentra la economía norcoreana (algo mejor que en los años 90, cuando el país llegó a sufrir una terrible hambruna, pero aún bajo mínimos), no parece que al Gobierno de Pyongyan le preocupen mucho esta clase de represalias: por un lado, el régimen utiliza ampliamente la propaganda militar y explota su papel de víctima para enmascar la miseria, las violaciones de los derechos humanos y la falta de libertades de la población; por otro, las autoridades norcoreanas son conscientes de que las armas nucleares son la única opción que tiene el país para contrarrestar la asimétrica relación con sus rivales. De hecho, Naciones Unidas ya aprobó el pasado marzo la resolución 2270, en la que se contemplaban duras sanciones comerciales a Corea del Norte, como respuesta a su cuarta prueba nuclear y al lanzamiento de un cohete espacial con tecnología de misiles.
Así, la telévisión del régimen (la única que opera en el país) difundió el miércoles pasado imágenes de un acto multitudinario presidido por altos mandatarios del Gobierno y llevado a cabo en el centro de la capital norcoreana, en el que decenas de miles de ciudadanos situados de manera coreográfica celebraban con aplausos y gritos de victoria el éxito del último ensayo nuclear. Un día después, y en respuesta al anuncio de sanciones por parte de la ONU, el canciller norcoreano, Ri Yong Ho, aseguró, en el marco de la XVII cumbre del Movimiento de Países No Alineados, que «las pruebas que hemos realizado recientemente son una medida de protección contra las amenazas y las sanciones de las fuerzas hostiles, incluyendo a los Estados Unidos», al tiempo que tachaba las sanciones internacionales de «imparciales» e «irracionales».
En este sentido, el régimen norcoreano suele aludir a la contradicción que supone el hecho de que las sanciones procedan de países fuertemente nuclearizados o que no intervienen en otros casos de naciones que, aunque no lo admiten oficialmente, también poseen armamento nuclear.
¿Qué potencial bélico tiene realmente Corea del Norte?, ¿hasta qué punto es preocupante?, ¿qué efecto han tenido las sanciones anteriores? Las claves de esta nueva escalada de la tensión nuclear, en preguntas y respuestas.
¿Cómo ha sido el último ensayo nuclear?
Hasta ahora, Corea del Norte había dejado pasar entre dos y tres años antes de realizar una nueva prueba nuclear. Las cuatro anteriores las efectuó en 2006, 2009, 2013 y enero de 2016. Este quinto ensayo, sin embargo, se ha producido tan solo ocho meses después del anterior, coincidiendo con el 68 aniversario de la fundación de la república actual, y en plena recta final de la campaña presidencial en Estados Unidos.
El ejercicio se llevó a cabo el pasado 9 de septiembre en la zona de pruebas nucleares de Punggye-ri, unos 50 kilómetros al norte de la ciudad de Kilju, en el noreste del país, y causó una fuerte explosión subterránea de unos 10 kilotones (la más potente de las registradas hasta ahora), que generó un terremoto de magnitud 5,04 en la escala de Richter y sacudió los alrededores de la base militar.
¿Por qué es especialmente preocupante?
La prueba consistió en la detonación de una cabeza nuclear ajustable a un misil, lo que ha aumentado la preocupación internacional de que en un futuro Corea del Norte sea capaz de miniaturizar cabezas nucleares y emplazarlas con éxito en sus misiles balísticos (de los que el país posee un abundante arsenal) de corto, medio, e incluso largo alcance. Ese era, en cualquier caso, el objetivo del ensayo.
¿Cuáles son los antecedentes más recientes?
El pasado 22 de junio, Corea del Norte lanzó con éxito un misil de medio alcance, del tipo Musudan-1, a una altitud de 1.413,7 kilómetros y con un rango de 400 kilómetros. La prueba demostró que la base militar estadounidense de Guam, en el Pacífico, podría quedar dentro del radio de acción de los misiles norcoreanos.
Un mes después, el 24 de agosto, Corea del Norte lanzó, también con éxito, un misil submarino del tipo Pukkuksong-1. El objetivo fue esta vez la Zona de Identificación de Defensa Aerea (ADIZ) de Japón, con un rango de 500 kilómetros. El lanzamiento se realizó justo horas antes de que arrancase una cumbre trilateral entre el Gobierno nipón, Corea del Sur y China.
Por último, cuatro días antes de efectuar su último ensayo nuclear, Corea del Norte volvió a disparar tres misiles balísticos al Mar de Japón (Mar del Este), según informó el Ejército surcoreano. Los proyectiles cayeron de nuevo en aguas de la ADIZ japonesa, tras recorrer una distancia de aproximadamente 1.000 kilómetros, indicó un portavoz del Ministerio de Defensa de Corea del Sur.
¿Habrá más pruebas?
Lo más probable es que sí. De hecho, el Gobierno de Corea del Sur ya aseguró el lunes pasado, tan solo tres días después de que el régimen de Kim Jong-un realizara su quinto ensayo atómico, que Corea del Norte está «preparada» para llevar a cabo en cualquier momento una nueva detonación nuclear.
«Corea del Norte se prepara para llevar a cabo una prueba nuclear adicional en la base de Punggye-ri, según las últimas investigaciones de inteligencia de Corea del Sur y EE UU», indicó a la agencia Efe un portavoz del Ministerio de Defensa de Seúl. El portavoz no especificó cuáles son las evidencias que han llevado a los aliados a sacar esa conclusión, ya que, según señaló, se trata de «información confidencial».
Previamente, una fuente gubernamental de Seúl había indicado a la agencia local Yonhap que en el sitio de pruebas de Punggye-ri, donde han tenido lugar todos los ensayos nucleares anteriores, existe un tercer túnel sin usar en el que supuestamente Pyongyang prepara una próxima detonación.
Entre tanto, el régimen de Pyongyan sigue adelante con su también controvertido programa espacial, un plan de cinco años al que EE UU y sus aliados atribuyen fines militares. Este mismo martes, día 20, el Gobierno norcoreano afirmó haber probado con éxito un motor de alta potencia de un nuevo cohete espacial para transportar satélites geoestacionarios (incluidos satélites de observación de la Tierra), según informó la agencia estatal de noticias del país, KCNA. De acuerdo con la agencia, la prueba fue supervisada por el propio Kim Jong-un, en la primera aparición pública del líder norcoreano recogida por los medios estatales desde el ensayo nuclear del 9 de septiembre.
¿Cómo ha reaccionado la comunidad internacional?
Estados Unidos anunció su intención de que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una nueva resolución «lo más fuerte posible y cuanto antes», que incluya sanciones más duras al país asiático. El representante de Washington sobre políticas hacia Corea del Norte, Sung Kim, aludió a la necesidad de «demostrar a Corea del Norte que sus acciones ilegales y peligrosas tienen graves consecuencias». Según el enviado estadounidense, el ensayo nuclear norcoreano «ha servido para fortalecer y alentar la determinación internacional de hacer pagar por sus acciones a Corea del Norte».
Además, Estados Unidos acompañó sus palabras con una demostración de fuerza. El martes pasado, dos bombarderos supersónicos de su Fuerza Aérea volaron sobre Corea del Sur, flanqueados por aviones de combate F-15K surcoreanos y F-16 estadounidenses. Los dos bombarderos estratégicos B-1B Lancer realizaron un vuelo a baja altura cerca de la base de Osan, a unos 50 kilómetros al sur de la capital surcoreana. Seúl y Washington emitieron un comunicado conjunto en el que indicaron que están «preparados para responder en todo momento a las amenazas contra la estabilidad y la seguridad en la región».
Por su parte, la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha defendido una estrecha coordinación del bloque con Japón y otros socios estratégicos para promover igualmente nuevas sanciones de la ONU contra Corea del Norte. En terminos semejantes se expresó el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, quien aseguró que «no podemos permitir que las acciones dirigidas a socavar el régimen de no proliferación, que representan amenaza a la paz y la seguridad, queden sin respuesta».
¿Qué papel juega China en la crisis?
El régimen comunista chino es considerado tradicionalmente como el único aliado de Corea del Norte en la región, más por razones geoestratégicas (una eventual reunificación de la península situaría en la órbita de EE UU a otro de los principales vecinos de China), que puramente ideológicas (Corea del Norte es también una dictadura de inspiración comunista, pero completamente cerrada al exterior, basada en un culto desmedido a la personalidad de su líder, y sin concesiones algunas al capitalismo económico). El papel de Pekín como mediador, y como actor clave a la hora de presionar a Pyongyan, se considera, pues, fundamental. No en vano, China es el principal apoyo comercial de una Corea del Norte cuya economía se encuentra en estado de colapso.
Hasta ahora, Pekín se ha mostrado reticente a alinearse por completo con el resto de los países implicados (EE UU, Corea del Sur, Japón) en su respuesta a los desafíos norcoreanos, pero la paciencia de China parece estar agotándose. Tras la última prueba nuclear norcoeana, el Gobierno chino mostró su enfado con las acciones de Corea del Norte y apostó por endurecer las sanciones económicas, aunque, eso sí, siempre en el marco de Naciones Unidas, y no de un modo unilateral.
A lo largo de estos últimos años, el principal objetivo de EE UU ha sido hacer comprender a Kim Jong-un que, debido a las sanciones económicas, mantener la carrera nuclear puede llegar a significar la caída total de su régimen. El problema es que la imposición de esas sanciones ha tenido el efecto de trasladar la pelota de la crisis a China, el principal y prácticamente único socio comercial de Corea del Norte. Y, en estos momentos, la confianza estratégica mutua entre Washington y Pekín se encuentra muy en cuarentena debido al desarrollo de un polémico sistema antimisiles en Corea del Sur, el llamado THAAD (Thermal High Altitude Area Defense), apoyado por EE UU y que se espera esté operativo en 2017.
En este sentido, los expertos destacan que esta nueva brecha abierta entre chinos y estadounidenses ha dado oxígeno al régimen norcoreano, e insiten en que cerrarla es la única posibilidad de avanzar de forma efectiva hacia la desnuclearización del régimen de Pyongyan.
¿En qué estado se encuentra el programa nuclear norcoreano?
Técnicamente, Corea del Norte tiene capacidad para fabricar una bomba nuclear (los ensayos atómicos realizados serían la prueba). No obstante, para poder lanzar un ataque contra otros paises necesita poder fabricar cabezas nucleares lo suficientemente pequeñas como para poder instalarlas en misiles. Pyongyan asegura que ya lo ha conseguido, o que está a punto de conseguirlo, pero esta información no ha sido verificada por ninguna fuente independiente.
La impenetrabilidad del régimen hace que las informaciones sobre su capacidad militar se muevan siempre en el terreno de la especulación. De hecho, ni siquiera está claro si este último ensayo nuclear se ha realizado con bombas atómicas o con bombas de hidrogeno (bomba H). A grandes rasgos, en las primeras se utiliza la técnica de fisión nuclear (división de átomos), mientras que en las segundas, más potentes, se recurre a la fusión nuclear (unión de átomos). Las pruebas de 2006, 2009 y 2013 fueron todas ensayos con bombas atómicas. Según Pyongyan, la del pasado mes de enero se llevó a cabo con una bomba de hidrógeno.
Otro aspecto a tener en centa es si se está utilizando uranio o plutonio. Los expertos creen que en las dos primeras pruebas se usó plutonio, pero no se sabe a ciencia cierta cuál de los dos minerales ha usado desde entonces el régimen norcoreano. Una prueba exitosa con uranio, es decir, lograr enriquecer uranio para su uso en una bomba, significaría un gran paso adelante en la carrera nuclear de Corea del Norte, ya que las reservas de plutonio del país son limitadas. Otro factor importante es que el enriquecimiento de plutonio necesita de grandes instalaciones, fácilmente localizables, mientras que el de uranio puede llevarse a cabo de un modo más secreto.
Según el experto en el programa nuclear norcoreano Siegfried Hecker, quien recorrió en 2010 Yongbyon, la principal instalación nuclear de Corea del Norte, Pyongyan tendría material suficiente para fabricar hasta 20 bombas nucleares antes de finales de este año, gracias a una aceleración de la actividad de sus instalaciones de enriquecimiento de uranio, y a una reserva existente de plutonio. En un informe recién publicado en el sitio de internet 38 North, de la Universidad Johns Hopkins de Washington, Hecker indica que Corea del Norte tiene una abundancia de reservas de uranio, y que ha trabajado en secreto durante más de una década en un proyecto para enriquecer el material a nivel de grado de armas.
¿Qué fuerzas hay desplegadas en la zona?
Según fuentes citadas por la agencia Efe, Corea del Norte, cuyo presupuesto anual para defensa asciende a 8.770 millones de dólares, cuenta con un ejército de alrededor de un millón de soldados en activo, más 4,5 millones de «guardias rojos» en la reserva. El país, uno de los más militarizados del mundo, dispone de 21.000 piezas de artillería, 4.200 carros de combate, 72 submarinos, 706 navíos de guerra y 1.800 aviones de combate.
Corea del Sur, por su parte, tiene más de 522.000 soldados en activo, y unos tres millones en la reserva, además de 11.000 piezas de artillería, 2.400 carros de combate, 10 submarinos, 167 barcos de guerra y 590 carros de combate; Japón cuenta con 150.000 soldados, 1.770 piezas de artillería, 1.500 carros de combate, 18 submarinos, 47 navíos de guerra y 552 aviones; y EE UU mantiene en la región a un total de 28.500 soldados, 70 aviones de combate, 48 carros, 16 piezas de artillería y 1.500 misiles de crucero Tomahawk. Además, el portaviones Ronald Reagan y un bombardero con misiles nucleares se incorporarán a las maniobras que los estadounidenses realizarán el próximo mes de octubre en la zona, junto con Corea del Sur y Japón.
¿Qué políticas defienden los dos candidatos a la Casa Blanca?
En línea con la llamada política de «paciencia estratégica» de la actual Administración de Barack Obama, la candidata demócrata a la presidencia de EE UU, Hillary Clinton, es partidaria de seguir recurriendo a sanciones económicas hasta que el régimen norcoreano renuncie a su arsenal atómico, y de hacerlo en el marco de Naciones Unidas. También ha pedido a China que use su influencia para que Pyongyan ponga fin a sus «acciones irresponsables».
Durante el tiempo en que Clinton ocupó el cargo de Secretaria de Estado (ministra de Exteriores), entre 2009 y 2013, Corea del Norte rompió las negociaciones multilaterales sobre su programa nuclear, violó las prohibiciones de la ONU sobre pruebas con misiles de largo alcance, y realizó dos ensayos atómicos. Clinton insistió en la política estadounidense de mantener el acuerdo firmado en 2005, que estipulaba una desnuclearización verificable de la península de Corea, «de un modo pacífico».
La candidata demócrata ha apoyado asimismo la postura favorable del presidente Obama a incrementar la presencia militar estadounidense en Asia para contrarrestar, en parte, la amenaza norcoreana.
Por su parte, el candidato republicano, Donald Trump, ha expresado diversos puntos de vista, a menudo contradictorios. Trump ha señalado que el Gobierno estadounidense debería «prestar mas atención» a un país que está «dirigido por un maníaco», si bien, en mayo de este año aseguró que estaría dispuesto a entablar conversaciones directas con el líder norcoreano, Kim Jong-un, lo que, aparte de poner fin a tres décadas de estrategia diplomática, supondría, según advierten los expertos, legitimar oficialmente el estatus de Corea del Norte como país con armamento nuclear y provocar la reacción negativa de aliados como Corea del Sur y Japón.
Tras la prueba nuclear del pasado enero, Trump indicó que China tiene «control total» sobre Corea del Norte, y que si Pekín «no resuelve el problema», EE UU debería «hacer muy difíciles las relaciones comerciales con China». «Yo obligaría a China a que hiciese desaparecer [a Kim Jong-un], de un modo u otro, lo antes posible», añadió semanas después.
Trump también se ha mostrado partidario de que Japón desarrolle sus propias armas nucleares como medida defensiva, y, en el año 2000, escribió que «yo haría saber a Pyongyan que, o se deshace de sus armas nucleares, o se puede ir preparando para un castigo similar al que Ronald Reagan infligió a Gadafi en 1986».
Cronología: Medio siglo de tensión
- 1953. Concluye la Guerra de Corea con la firma de un armisticio. No se firma la paz, por lo que, técnicamente, las dos Coreas siguen en guerra hasta hoy.
- 1964. Se inicia la construcción del reactor nuclear de Yongbyon, que comienza a operar en 1987.
- 1965. Corea del Norte termina el ensamblaje de su primer reactor atómico, con ayuda de la URSS. A finales de los 70 comienza a desarrollar su programa de armas nucleares.
- 1985. Corea del Norte firma el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
- 1992. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informa de que Pyongyang no puede producir armas nucleares.
- 1993. Corea del Norte se retira del TNP tras incumplir los requisitos del OIEA. Primeras conversaciones oficiales con EE UU. Pyongyang suspende su retirada del TNP.
- 1994. Fallece el líder norcoreano Kim Il-sung y es sucedido por su hijo Kim Jong-il. Se alcanza un acuerdo por el que Pyongyang se compromete a congelar su programa nuclear a cambio de la construcción de reactores de agua ligera.
- 1998. Corea del Norte ensaya un misil de largo alcance, lo que paraliza temporalmente la aplicación del acuerdo de 1994.
- 2002. EE UU incluye a Corea del Norte en el «eje del mal». Corea del Norte admite que desarrolló un programa nuclear secreto durante años, violando los acuerdos de 1994, y expulsa a los inspectores del OIEA.
- 2003. Pyongyang anuncia por primera vez oficialmente que posee arsenal nuclear y suspende el diálogo. Más tarde, se celebra la primera ronda de las seis partes directamente afectadas por la crisis (EE UU, ambas Coreas, Japón, China y Rusia), sin resultados.
- 2004. Tres nuevas rondas de negociaciones, sin avances. Washington impone sanciones financieras a entidades norcoreanas por blanqueo de dinero.
- 2005. Tras más de dos años de desencuentros, el 19 de septiembre, los seis países llegan a un acuerdo por el que Pyongyang se compromete a desmantelar su programa nuclear con fines armamentísticos, a cambio de ayuda energética y garantías de seguridad por parte de EE UU.
- 2006. Pyongyang prueba al menos siete misiles y efectúa «con éxito» una prueba nuclear subterránea. La ONU aprueba sanciones comerciales y armamentísticas. A finales de año se reanuda el diálogo multilateral tras 13 meses de estancamiento, pero sin avances.
- 2007. Acuerdo que implica el cierre de las instalaciones nucleares de Corea del Norte a cambio de ayuda energética y económica. Inspectores del OIEA visitan Corea del Norte, pero concluye el plazo para que Pyongyang declare todo su programa nuclear, y las negociaciones se estancan.
- 2008. Corea del Norte entrega el inventario sobre actividades e instalaciones nucleares. EE UU anuncia que levantará parcialmente las sanciones y excluye a Corea del Norte de la lista de países terroristas.
- 2009. El Ejército norcoreano lanza nuevamente un misil balístico intercontinental. Condena unánime del Consejo de Seguridad de la ONU. Corea del Norte efectúa «con éxito» su segunda prueba nuclear. Nuevas sanciones de la ONU.
- 2010. Pyongyang anuncia que consiguió con éxito desarrollar fusión nuclear, y que tiene una planta de enriquecimiento de uranio.
- 2011. Fallece el líder norcoreano, Kim Jong-il. Le sucede su hijo Kim Jong-un.
- 2012. Pyongyang anuncia una moratoria de su programa de enriquecimiento de uranio. En abril, hace un lanzamiento fallido de un cohete de largo alcance, y EE UU cancela el acuerdo de ayuda alimentaria. En diciembre lanza un cohete de largo alcance. Nuevas sanciones del Consejo de Seguridad.
- 2014. Corea del Norte dispara al mar dos misiles de corto alcance y amenaza con lanzar un ataque nuclear sobre la Casa Blanca y el Pentágono.
- 2015. Pyongyang revela la construcción de nuevo centro de control de satélites y la continuidad de su «programa espacial», asegura haber realizado con éxito su primer lanzamiento de prueba de un misil balístico submarino y afirma que tiene capacidad para miniaturizar explosivos nucleares.
- 2016. En enero, Corea del Norte anuncia que ha llevado a cabo una nueva prueba nuclear y asegura que se trata de la primera realizada con una bomba de hidrógeno. En febrero lanza un cohete espacial, considerado un ensayo de misiles encubierto, y reactiva un reactor de producción de plutonio. En marzo, el Consejo de Seguridad y Estados Unidos imponen nuevas sanciones. En agosto, el régimen norcoreano confirma que ha retomado la producción de plutonio y asegura que no planea detener sus ensayos nucleares mientras continúe percibiendo amenazas de EE UU. El 9 de septiembre, Corea del Norte lleva a cabo su quinta prueba nuclear. Desde que Kim Jong-un llegó al poder, Corea del Norte ha realizado un total de 30 pruebas de misiles y otros proyectiles balísticos, según datos de Seúl.
Con información de Efe