El desafío de los manifestantes de Hong Kong al Gobierno chino, uno de los mayores afrontados por las autoridades de Pekín desde las movilizaciones de la plaza de Tiananmen en 1989, se acerca ya a su primera semana, después de que miles de personas volviesen a llenar este miércoles, Día Nacional de China, las calles de la antigua colonia británica.
Los manifestantes, que exigen elecciones «completamente democráticas», siguieron lanzando consignas contra el Gobierno, ocupando amplias zonas de la ciudad, e impidiendo el normal funcionamiento de empresas privadas, desde bancos hasta joyerías.
Lester Shum, unos de los líderes estudiantiles que encabezan la conocida ya como «revolución de los paraguas», lanzó un ultimátum al gobernador del territorio: o dimite «cuanto antes» o tendrá que enfrentarse a manifestaciones aún mayores que las de estos últimos días.
Estas son, en 10 preguntas y respuestas, las principales claves de las mayores protestas registradas en Hong Kong desde que China retomó su control en 1997.
1. ¿Qué exigen los manifestantes?
Democracia. En concreto, que se elimine el filtro que representa el Comité Electoral, un órgano formado por 1.200 notables hongkoneses, la mayoría afines a Pekín, que debe dar su visto bueno a los candidatos que pretendan presentarse a las próximas elecciones a gobernador, previstas para 2017.
Los manifestantes, liderados por grupos estudiantiles y de activistas prodemocráticos, denuncian que este Comité Electoral supone una merma democrática y consideran que los candidatos que apruebe serán fieles al Gobierno central chino.
2. ¿En qué se diferencia Hong Kong del resto de China?
Desde que el Reino Unido devolvió Hong Kong a China, el 1 de julio de 1997, en el territorio se ha venido poniendo en práctica el principio de «un país, dos sistemas», que permite que la región tenga sus propias instituciones legislativas, ejecutivas y judiciales independientes de China, además de, al menos en teoría, cierta libertad de expresión. En cualquier otra parte de China, una manifestación abiertamente política o antigubernamental es reprimida en cuestión de minutos.
La propia Ley Fundamental de Hong Kong consagra que «el sistema y las políticas socialistas no se aplicarán en la Región Administrativa Especial de Hong Kong y el sistema capitalista anterior y su modo de vida perdurará sin cambios durante 50 años».
3. ¿Por qué han estallado las protestas precisamente ahora?
La Ley Fundamental de Hong Kong, una especie de Constitución, recoge el compromiso de Pekín de que los ciudadanos del territorio podrán elegir a su propio jefe ejecutivo, algo que se esperaba que ocurriese al fin en las próximas elecciones de 2017.
Pero el pasado mes de agosto, el Gobierno chino especificó que, aunque los comicios serían «libres», los candidatos serán filtrados por el mencionado comité, a las órdenes de Pekín. El presidente chino, Xi Jinping, dejó claro que prefería asumir el riesgo de que se produjeran manifestaciones antes que propiciar el posible surgimiento de un líder local y con un peso real legitimado por las urnas.
A pesar del carácter más bien conservador de la sociedad hongkonesa, a muchos ciudadanos, sobre todo a los jóvenes, se les ha agotado la paciencia. Ello, unido a la reacción por la represión policial en las primeras manifestaciones, y al efecto contagio a través de los medios de comunicación, Internet y las redes sociales, ha sacado a miles de personas la calle.
4. ¿Quién las está impulsando?
El grupo más visible de entre los que han organizado las movilizaciones prodemocráticas de estos días es el denominado Occupy Central with Love and Peace (Ocupa Central –Central, o «centro», es uno de los principales distritos financieros de Hong Kong–, con Paz y Amor), conocido como Occupy Central. El movimiento surgió al calor de las protestas mundiales del 15 de octubre de 2011 propiciadas por la Primavera Árabe, las protestas griegas y el 15-M español, entre otras movilizaciones ciudadanas.
Los otros organizadores más importantes son la Federación de Estudiantes y varias organizaciones juveniles, como Scholarism, que agrupa a alumnos universitarios y de educación secundaria. Agunos estudiantes se han quejado de que Occupy Central «ha secuestrado» su protesta, pero lo cierto es que en las manifestaciones participan ya todo tipo de ciudadanos.
La editora de la BBC en Pekín, Carrie Gracie, explica que «la conducta de los académicos de mediana edad que lideran el movimiento Occupy Central es fácil de predecir y contrarrestar para el Gobierno de Pekín. Pero lo que los asusta de verdad son los estudiantes universitarios que quieren un cambio en el sistema y que dicen que continuarán sus demandas hasta que Pekín los escuche».
«A través de su sostenida oposición a una reforma electoral –añade–, China ha creado un movimiento opositor con un claro sentido de su deber y su propósito, en una comunidad donde antes estaban más ocupados en sus clases y en el futuro de sus carreras. […] En los últimos días, esos estudiantes tomaron las calles para que sus voces fueran escuchadas mientras los rociaban con gas pimienta y detenían a sus líderes. Y fue allí donde aparecieron los académicos de Occupy, que sintieron también la necesidad de salir de acompañar a sus alumnos».
5. ¿Cuándo comenzaron y cómo?
El pasado mes de julio más de medio millar personas fueron detenidas durante una gran marcha prodemocrática que reunió a más de 500.000 manifestantes. La movilización tuvo lugar tras un referéndum a través de Internet organizado por Occupy Central en el que participaron más de 765.000 personas (la región tiene algo más de 7 millones de habitantes), a pesar de las restricciones.
Por su parte, los estudiantes universitarios convocaron, el 22 de septiembre, sus propias manifestaciones prodemocráticas, con una huelga a la que se unieron después los alumnos de secundaria. El viernes, los estudiantes marcharon hasta la sede del gobierno de Hong Kong, lo que provocó una escalada de la tensión a lo largo del fin de semana, y que Occupy Central se sumara a sus protestas, adelantando la campaña de desobediencia civil no violenta que este movimiento había conovocado a partir del 1 de octubre (65 aniversario de la proclamación de la República Popular de China, y fiesta nacional del país).
La dura represión policial y el inesperado uso de la fuerza atrajo a más manifestantes a las calles.
6. ¿Está habiendo violencia?
La Policía ha empleado aerosoles de pimienta y gases lacrimógenos contra los manifestantes, y algunos medios han informado de que podría estar usando también balas de goma, aunque esto último no ha sido confirmado. Por otro lado, y a diferencia de protestas anteriores, esta vez los manifestantes están mejor organizados, y han intentado ocupar edificios públicos.
Hasta ahora las protestas están siendo controladas por las autoridades locales hongkonesas. A menos que la situación derive en violencia más grave, o que Pekín considere que se le está yendo de las manos, no es probable que vaya a producirse una intervención de las fuerzas de seguridad chinas, algo que conllevaría graves repercusiones internacionales y económicas.
7. ¿Por qué la llaman «revolución de los paraguas»?
Porque muchos manifestantes utilizan paraguas para defenderse de los gases lacrimógenos y los aerosoles de pimienta con que les ataca la policía. Occupy Central, que insiste en lograr sus objetivos sin recurrir a la violencia, distribuyó por Internet un manual en el que se detallaba qué llevar a las manifestaciones.
8. ¿Pueden conseguir algo los manifestantes?
Aunque Hong Kong se encuentra bajo soberanía china, movilizaciones ciudadanas anteriores consiguieron tumbar iniciativas como la ley antisubversiva de 2003, conocida como Artículo 23. Pekín también dio marcha atrás en su intención de implantar la «educación patriótica» en Hong Kong, tras otra serie de manifestaciones.
En esta ocasión, las movilizaciones son más intensas, pero a la vez afectan a cuestiones más estructurales y, sobre todo, suponen un reto directo a la influencia y la autoridad de Pekín en la antigua colonia, con el consiguiente riesgo de sentar un precedente para otros puntos ‘calientes’ del país, por lo que no es fácil que el Gobierno chino vaya a ceder demasiado. A pesar de la ya imparable e irreversible apertura económica, una revolución democrática multipartidista no es precisamente lo que China tiene en mente para el futuro próximo.
Por otro lado, en los dos años que lleva al frente del Partido Comunista Chino, Xi Jinping se ha creado importantes enemigos internos debido, principalmente, a las campañas anticorrupción impulsadas por su gobierno. Un error (o una «derrota») en la gestión de la crisis de Hong Kong podría salirle muy cara.
Las opciones de los manifestantes dependen de que las autoridades hongkonesas impulsen un plan de reforma política en el Parlamento, con el fin de que pueda aplicarse el sufragio directo en la elección del gobernador. Pero para ello, explica Reuters, deberán tener el apoyo de los partidos prodemocráticos, con representación suficiente como para frenar cualquier iniciativa que asuma los postulados de Pekín.
9. ¿A quien culpa Pekín de las protestas?
Como era previsible, a «extranjeros» que, según uno de los argumentos usados en los últimos días por los principales representantes del Gobierno chino, estarían arengando a los manifestantes con el objetivo de dañar la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong y, debilitar, así, a la China continental.
Como ejemplo, la BBC informó de que uno de los periódicos favorables al Gobierno chino que circulan en Hong Kong publicó el pasado fin de semana que uno de los más conocidos líderes estudiantiles del movimiento, Joshua Wong, tenía vínculos con el gobierno de Estados Unidos.
Este miércoles, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, advirtió a Washington de que las protestas prodemocráticas en Hong Kong son «asuntos internos», al tiempo que aseguró que ningún país «toleraría actos ilegales que violen el orden público».
«Los asuntos de Hong Kong son asuntos internos de China, y todos los países deberían respetar la soberanía de China», señaló Wang antes de reunirse en Washington con el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, quien reiteró, por su parte, que Washington apoya la reclamación de los manifestantes de un sufragio universal.
10. ¿Quién es Joshua Wong?
Joshua Wong es uno de los principales líderes estudiantiles del grupo Scholarism. Tiene solo 17 años, pero su precoz activismo (desde los 15), su desafiante oposición a las autoridades chinas, sus frases contundentes y su presencia en los medios le han convertido en el rostro internacional de las protestas.
El pasado viernes, tras las manifestaciones que la Policía reprimió con gases lacrimógenos, Wong pasó 40 horas detenido sin cargos (junto con otras 70 personas), hasta que sus abogados consiguieron liberarle. Otros dirigentes estudiantiles, como Lester Shum y Alex Chow, permanecieron arrestados.
Algunas de sus frases de estos días: «La movilización ya no pertenece a los lideres de Occupy Central, de la Federación de Estudiantes o de Scholarism. Ahora pertenece a los ciudadanos de Hong Kong». «La gente no debería tener miedo de su Gobierno; es el Gobierno quien debería tener miedo de su gente». «No creo que nuestra batalla sea muy larga. Si tienes la mentalidad de que la lucha por la democracia es una larga e interminable guerra, te lo tomarás con calma y nunca lo conseguirás. Hay que ver cada batalla como la batalla final, solo entonces tendrás la determinación de luchar».
Con información de agencias