La escalada mundial en el precio de los productos básicos amenaza con crear 100 millones de pobres y conflictos en casi 40 países. Estas son las causas, las consecuencias y las posibles soluciones de uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el planeta a corto plazo.
1. ¿Qué está pasando?
Un gran aumento en el comercio internacional de los precios de los productos alimentarios más básicos:
- El trigo, el arroz y el maíz son casi el doble de caros que hace un año.
- En algunos países también se han duplicado los precios de la leche y la carne.
- En diciembre pasado se registró el alza de precios mensual más alta en casi 20 años.
- En 2007 los cereales experimentaron un alza del 41%; los aceites vegetales, del 60%; los productos lácteos, del 83%.
- Esta tendencia no se ha frenado, sino que se mantiene: entre marzo de 2008 y el mismo mes de 2007, el valor de venta del trigo (materia prima para el pan) se disparó un 130%.
- Hasta 70 productos agrícolas diferentes han aumentado su precio en el mercado internacional en un 37% en el último año.
- Se trata de una crisis de dimensiones globales.
- Los datos son de la ONU, concretamente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO (por sus siglas en inglés).
2. ¿Cuáles son las principales causas?
No hay una causa concreta, sino muchas. La combinación de todas ellas es lo que ha dado lugar a la crisis. Las más importantes son:
- El elevado precio del petróleo, que afecta a todas las fases de la cadena, desde la producción de fertilizantes hasta el combustible de los tractores. Esta misma semana, el precio del barril de crudo de la OPEP alcanzó una nueva marca histórica al venderse el jueves a 127,59 dólares, 3,14 dólares (un 2,4%) más que el anterior día de cotización.
- Una demanda de grano mayor que nunca, debida, principalmente, a tres factores: 1. El crecimiento constante de la población mundial, que alcanzará los 9.000 millones de habitantes a mediados de siglo. 2. El aumento en el consumo de productos animales como carne y lácteos (los animales que nos comemos se alimentan de grano), tanto en el primer mundo como, especialmente, entre las clases emergentes de países superpoblados como China (600 millones de habitantes más de aquí a 2020) o Brasil. 3. La producción de etanol y biodiésel para vehículos a partir de cereales. Se dedican inmensas áreas de cultivo a producir este combustible en lugar de comida.
- La pérdida, en estos últimos años, de cosechas enteras, especialmente de arroz (principal fuente de alimentación de casi la mitad de la población mundial), debido a fenómenos meteorológicos adversos. La gran demanda de este cereal supera la cantidad disponible, lo que provoca un aumento de precios.
- Los países que poseen cantidades almacenadas de grano, ante el riesgo de quedar desabastecidos, han restringido su venta. Tampoco ayuda la política arancelaria de los miembros de la UE y de otros países desarrollados.
3. ¿A quién beneficia el biodiésel?
En todo el planeta hay unos 800 millones de automóviles, que son los primeros causantes del efecto invernadero. Los críticos del uso del biodiésel como combustible alternativo (sustituto de un petróleo cada vez más escaso) señalan que, puesto que la producción de grano en los países ricos no es suficiente para satisfacer la demanda, se recurre a plantar grandes extensiones de monocultivos en Asia, América Latina y África para producir combustible, con los costes que ello implica, tanto en términos sociales como en cantidad de comida. En Brasil, por ejemplo, la producción de etanol desde el azúcar de caña ha conllevado deforestación.
Los defensores del biodiésel, por su parte, argumentan que se trata de un paso necesario ante la crisis energética, y que supone una transición en el desarrollo tecnológico de fuentes de energía más limpias y menos problemáticas. En cualquier caso, la industria biotecnológica, conectada en muchos casos con la petrolera, y necesaria para la producción de este combustible, sería la principal beneficiaria.
4. ¿Qué otros factores influyen en la crisis?
- Condiciones climatológicas adversas y desastres naturales, atribuidos en parte al cambio climático: las sequías de años en algunos de los principales graneros del mundo, como Australia o Centroamérica, y en zonas con riesgo constante de hambruna (Sahel, Eritrea); el tsunami del Índico en 2004 (tres años de cosechas perdidas); las grandes inundaciones de 2007 en Asia y Suramérica; el avance de la desertificación en China y el África Subsahariana; el ciclón de este año en Birmania…
- Guerras: El conflicto de Darfur , por ejemplo, ha hecho que se hunda la producción de maíz en la zona. El impacto de cinco años de guerra en Irak también ha sido importante, tanto en el mercado energético como en el alimentario.
- Otros, como la especulación existente en el mercado de alimentos o la crisis económica que atraviesa EE UU. Numerosas organizaciones no gubernamentales han responsabilizado a las políticas del Banco Mundial por el desaliento de la producción agrícola en los países pobres. La crisis ha avivado el debate sobre la globalización.
5. ¿Hay comida para todos?
El problema no es tanto la falta de alimentos en el mundo, como la imposibilidad de acceder a ellos. Desde los años 70 la producción de cereales se ha triplicado, mientras que la población mundial sólo se ha duplicado.
6. ¿Ha ocurrido otras veces?
El mundo no vivía una crisis global de alimentos como ésta desde hace 30 años. El momento actual puede acabar con tres décadas de relativa estabilidad en los precios de los alimentos básicos, que, salvo alguna excepción, no experimentaban ni grandes subidas ni grandes descensos, lo que hacía innecesaria la acumulación de reservas.
7. ¿Cuándo saltó la alarma?
Pese a que los efectos se venían sintiendo ya desde hace meses, fue el pasado mes de abril cuando la ONU advirtió de que el aumento del precios de los alimentos va a crear 100 millones de pobres más y causará conflictos hasta en 37 países. Naciones Unidas llamó a la crisis el “tsunami silencioso”.
8. ¿Hubo algún aviso anterior?
Sí. Un informe de la ONU de febrero de 2005, al que apenas se hizo caso, señalaba claramente que 47 países afrontaban una escasez de alimentos, 36 necesitaban ayuda inmediata y 11 tenían perspectivas desfavorables. Muchas de las causas principales eran las mismas que ahora: crisis energética, sequías, guerras, cambio climático.
9. ¿Quiénes son las principales víctimas?
Los pobres. Especialmente, los que viven en las ciudades, y, concretamente, los habitantes de las grandes urbes de los países menos desarrollados, ya que son los que, con salarios muy bajos, se enfrentan a los precios más altos de los alimentos importados.
10. ¿Quién se está beneficiando?
En primer lugar, las multinacionales que copan los diferentes eslabones de la cadena de producción, transformación y distribución de los alimentos, y, en general, los grandes granjeros y las compañías de los países ricos (o emergentes en el mercado internacional) y grandes productores. En concreto, los de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá y Australia. Algunos granjeros pobres de estos países también se están beneficiado de los precios altos.
11. ¿Cómo se está padeciendo la crisis en las distintas zonas del mundo?
- En México, el precio de las tortillas (tortitas de maíz, básicas en la dieta del país) se disparó a principios de 2007, con incrementos de hasta un 25%. Como consecuencia subieron también otros productos básicos como la leche, el azúcar o los huevos.
- En Egipto los precios de los alimentos más básicos se han incrementado hasta un 50% en el último año. El Gobierno ha incluido a 10 millones de personas en su red de asistencia social.
- En EE UU el mercado minorista llegó a imponer restricciones a las ventas de arroz ante la falta de cantidad suficiente. En muchas zonas del país, las lluvias han hecho peligrar cosechas enteras de maíz. Los granjeros se están planteando cambiar los cultivos por soja.
- India ha restringido la exportación de casi todos los tipos de arroz que produce. Ante el temor de una escasez generalizada, ha eliminado asimismo las tasas que grababan la importación de productos como el aceite o el maíz.
- El ciclón que devastó Birmania hace unas semanas disparó los precios de los alimentos básicos y del combustible en uno de los países más pobres y aislados del mundo. El precio del arroz llegó a duplicarse en algunos mercados de Rangún. En la zona afectada por el desastre se cultivan más de dos tercios de la producción total del cereal del país.
- En Tailandia, los precios del arroz se han multiplicado por tres entre enero y abril. El país es el principal exportador del mundo de este cereal.
- El precio del arroz ha subido en Vietnam un 20% desde principios de este año. Ello, unido a una fuerte inflación general, llevó al Gobierno a prohibir la salida de este cereal hasta el mes de junio. No obstante, Vietnam, uno de los mayores exportadores del grano, espera tener una cosecha récord en la región del Mekong.
- En Australia, la sequía, que dura ya seis años, ha reducido las cosechas de arroz en un 98%.
- Rusia llegó a congelar por ley los precios de la leche, los huevos, el aceite y el pan.
- Afganistán pidió la inclusión de dos millones y medio de personas más en en el Programa de Alimentos de la ONU. Las cartillas de racionamiento volverán a verse en este país por primera vez en más de 20 años.
- China ha limitado sus exportaciones y ha impuesto cuotas a la importación. Sufre una inflación del 18%.
- En Bangladesh los salarios no han subido en los últimos 12 meses, periodo en el que se ha duplicado el precio del arroz.
- En Filipinas, que en los últimos 20 años ha perdido el 50% de su tierra cultivada como consecuencia del desarrollo urbano, el Gobierno pidió a varias cadenas de comida rápida que ofrecieran raciones con la mitad de arroz.
- En Nigeria se produce muy poco trigo, pero la población cada vez consume más pan debido, en parte, al impacto del marketing realizado por los exportadores estadounidenses. El consumo de pan per cápita triplicó en este país entre 1995 y 2005, desplazando otros alimentos tradicionales. En el último año, el precio del pan en Nigeria se ha incrementado en un 50%. La demanda de trigo también se ha incrementado notablemente en países como Túnez, Venezuela o India.
- En Italia, el pasado mes de septiembre se llevó a cabo una huelga por parte de los consumidores, que dejaron de comprar pasta durante un día. El precio del grano disparó el de la harina, que en un solo año había subido un 11%. Como consecuencia, los espaguetis, por ejemplo, estaban un 27% más caros.
12. ¿Qué efectos tiene en España?
Como en otros países de nuestro entorno europeo, el consumidor ha notado fuertes subidas en los precios de alimentos básicos procedentes de cereales, como el pan o la pasta. El año pasado, los productos indispensables en la cesta de la compra experimentaron subidas muy fuertes (el pan,un 6,1% interanual; la carne de ave, un 6%; la de vacuno, un 5,7%). El pasado mes de abril la carne de pollo reflejó una subida del 12,93% con respecto a abril de 2007, y los huevos, del 10,74%. La subida de precios se va trasladando al resto de la cadena, y podría provocar el cierre del 30% de las explotaciones ganaderas de todo el país, según las empresas del sector.
Por otra parte, la escalada de los precios de las materias primas agrícolas ha provocado que unas 30 plantas de producción de biodiésel y bioetanol, inauguradas en los últimos dos o tres años en España, estén prácticamente paralizadas en la actualidad.
13. ¿Qué reacciones ha producido la crisis?
La escalada de precios ha dado lugar a protestas por parte de la población más afectada. En mayor o menor escala, se han producido disturbios violentos por todo el planeta:
- Haití. A principios de abril, y durante una semana, miles de haitianos se manifestaron -a menudo violentamente y al grito de “¡tenemos hambre!”- para denunciar el brusco incremento de los precios de los alimentos en varias ciudades del país más pobre del hemisferio occidental. Las protestas se saldaron con al menos 5 muertos y 200 heridos.
- México. Miles de personas tomaron las calles en enero de 2007 para protestar por el alza en los precios de las tradicionales tortillas.
- Argentina. En marzo, granjeros que exigían la revocación de un nuevo impuesto sobre la soja bloquearon barcos con cargamentos de grano y anuncian nuevos cortes en las principales autopistas del país.
- Egipto. Cientos de policías fueron sacados a las calles en el mes de abril para abortar una huelga de protesta por el encarecimiento de los alimentos básicos.
- Somalia. A principios de mayo, dos personas murieron cuando la Policía disparó contra los manifestantes en la capital, Mogadiscio. Protestaban por la escasez y los altos precios de la comida.
- Afganistán. Cerca de 400 manifestantes bloquearon una de las principales carreteras del país el pasado mes de abril como protesta a la decisión de Pakistán de no seguir exportando trigo. Días después, el Gobierno paquistaní anunció que exportará 50.000 toneladas de trigo a Afganistán para ayudar a combatir la escasez de grano que atraviesa el país vecino, y a pesar de que Pakistán también vive una crisis similar.
- Mongolia. Más de 20.000 personas se manifestaron en abril en la capital, Ulán Bator, para protestar por la subida del precio de los alimentos.
- También se han registrados disturbios provocados por la carestía de los alimentos en Camerún, Costa de Marfil, Mauritania, Etiopía, Senegal, Burkina Faso, Madagascar, Pakistán, Filipinas, Indonesia…
14. ¿Qué consecuencias políticas han tenido estas protestas?
Los disturbios han causado una gran inestabilidad política en países cuya situación, en la mayoría de los casos, es ya muy inestable. El caso más extremo ha sido Haití, donde las revueltas acabaron forzando la destitución del primer ministro, Jacques Alexis, por parte del Senado del país.
15. ¿Tenemos reservas?
Sí, pero cada vez menos. El Programa Mundial de Alimentos ha advertido de que las reservas de alimentos en muchos países se encuentran al nivel más bajo de los últimos 30 años, y en algunos casos de los últimos 60 años, “en gran parte es porque se consume más de lo que se produce”. En febrero, esta agencia de la ONU se vio obligada a pedir 500 millones de dólares (317 millones de euros) de urgencia a la comunidad internacional ante el agujero que el alza de los precios ha dejado en su presupuesto.
16. ¿Cuántas personas dependen directamente de la ONU para comer?
En 2008 el Programa Mundial de Alimentos tiene previsto alimentar a 73 millones de personas en todo el mundo (de ellas, tres millones en Darfur).
17. ¿Cuáles son las perspectivas para el futuro?
Las previsiones son poco optimistas. Según el Banco Mundial, la crisis no se va a resolver en unas semanas, ni siquiera en meses, sino que durará al menos siete años. Es decir, que estaremos padeciendo precios altos de alimentos al menos hasta 2015. Los nuevos hábitos alimenticios no van a cambiar de la noche a la mañana, China y la India van a seguir creciendo, el precio del petróleo sigue alto y tiene proyecciones de alza, los problemas climáticos van a seguir…
18. ¿Hay solución?
Algunos gobiernos están enviando tropas para distribuir comida en barrios pobres, otros han ordenado un incremento de los salarios, otros han prohibido las exportaciones de grano… Pero las soluciones a la crisis ni cuentan con consenso ni son fáciles ni inmediatas. En cualquier caso, deberán adoptarse a escala global.
- Granjas pequeñas. Algunos expertos recomiendan hacer grandes inversiones en granjas pequeñas, en lugar de dejarlas a merced del libre comercio. EE UU, sin embargo, apuesta más por sacar de sus tierras a los productores agrícolas menos efectivos, darles trabajo en las ciudades, y que con sus salarios compren comida barata, obtenida en campos cultivados más eficazmente.
- Proteccionismo frente a más liberalización. Frente a la opción de combatir la crisis mediante un mayor crecimiento de las producciones agrícolas internas y más proteccionismo, la Organización Mundial del Comercio apuesta por liberalizar más aún los mercados mundiales, eliminando impuestos, trabas y aranceles.
- Mejorar la productividad de las cosechas. Un granjero africano medio, por ejemplo, usa diez veces menos fertilizantes que uno occidental. Un granjero en la India produce el triple de comida que uno africano en la misma cantidad de tierra; uno chino, siete veces más. Esta mejora, no obstante, debe hacerse sin caer en un uso indiscriminado de pesticidas o en la destrucción de los modos de vida y de producción agrícola locales, en favor de formas de explotación de tipo occidental que acaben beneficiando tan sólo a algunas empresas (casi todos los cultivos transgénicos en el mundo están en manos de cinco empresas transnacionales; las mismas empresas controlan la venta de semillas y son las mayores productoras de agrotóxicos), en lugar de a los interesados. La apuesta por la modificación genética de las semillas y por los alimentos transgénicos como solución a la crisis es polémica. Conlleva graves riesgos ecológicos, plantea problemas éticos y puede dejar el control de la producción en manos de una élite.
- Paralizar o establecer una moratoria en la producción de biocombustibles.
- Mejorar los mecanismos de distribución de la ayuda. El proceso burocrático que conlleva reduce en muchos casos su eficacia. Centrar la ayuda en proyectos locales a medio y largo plazo y no exclusivamente, salvo en casos de emergencia, en dinero o toneladas de comida.
- Poner freno a los especuladores. Limitar, por ejemplo, el número de contratos que pueden realizar.
19. ¿Qué se está haciendo ya para combatir la crisis?
- La primera decisión de la ONU fue hacer un llamamiento, en particular a las naciones industrializadas, para que aporten con urgencia al Programa Mundial de Alimentos la suma de 500 millones de dólares para equilibrar su presupuesto ante los nuevos precios internacionales de los productos básicos alimentarios.
- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, creará un equipo de trabajo para combatir la crisis. Estará compuesto por los directores de todos los organismos de Naciones Unidas relacionados, así como por representantes del Banco Mundial.
- La UE ha propuesto recortes en las ayudas agrícolas directas para dedicar ese dinero a políticas de desarrollo rural (en España, de los 897.170 productores que reciben ayudas solamente un 23% se vería afectado). Además, apuesta por una mayor vigilancia a los supermercados o ayuda agrícola a los países más necesitados.
- EE UU ha ofrecido una ayuda directa de 700 millones de dólares. El Programa Mundial de Alimentos anunció un plan de 50.000 toneladas de comida para hacer frente a la escasez de alimentos y a la pobreza en Haití.
20. ¿Qué podemos hacer nosotros?
- Reducir el consumo de carne. Una gran parte del problema se encuentra en que, por ejemplo, los brasileños comen ahora el doble de carne que hace 20 años. En China, cuatro veces más.
- Tirar menos comida a la basura. Hacerlo no ayudará de forma directa a alimentar bocas en otra parte del mundo, pero supone un cambio en la conciencia sobre los hábitos alimenticios y un ahorro de dinero que puede emplearse en ayudar a solucionar el problema.
- Donar dinero. Hacerlo a organizaciones que apuesten por un desarrollo sostenible.
Zoom
En los países pobres, la población con menos recursos gasta en comida el 75% de sus ingresos; en los países ricos, la media es un 15%.
Antes de que estallase la crisis de alimentos ya había en el mundo 854 millones de personas gravemente subalimentadas.
La escala del problema es global. La BBC reflejó en un reportaje la forma en que la crisis de alimentos ha afectado a 6 familias de distintas partes del mundo: “Solíamos comer carne cinco veces a la semana, ahora sólo dos (Evelyn, Guatemala); “Gastamos en comida alrededor del 10% de nuestros ingresos. No hemos notado grandes subidas en los vegetales, pero sí en la carne. Aún así, nuestros hábitos no han cambiado” (Joanne, Reino Unido); “Hemos notado mucho la subida de precios en los últimos dos años, pero no puedo comprar menos comida; es la que necesitamos. Simplemente, me queda menos dinero” (Poonam, India); “Los precios han subido tanto que ya no podemos comer carne todos los días, ni ahorrar para nuestra hija. Para gastar menos, mi mujer va en bicicleta a un mercado de vegetales más barato que está a una hora de distancia. Ahora comemos más verdura” (Wang Jun, China)”; “Sigo comprando el arroz, el azúcar y la harina en el supermercado, pero para la carne y la verdura voy a tiendas pequeñas, que son más baratas. También comemos menos carne” (Sheila, Kenya); “Nunca pensé que los precios subirían tanto. Solía ir al mercado y comprar lo primero que veía, ahora me lo tengo que pensar bien antes” (Aza, Egipto).
El 10% de la población de América Latina y el Caribe padece hambre, pese a que la región produce un 40% más de los alimentos que necesita para abastecerse. El dato es de la FAO .
Del total de la cosecha recogida este año en el mundo se destinarán a consumo humano unos 1.010 millones de toneladas, 760 millones para alimentación animal y 100 millones para la producción de bioenergía, según el Parlamento Europeo .
La producción de biocombustibles a partir de alimentos se ha disparado. En 2004 se produjeron en el mundo unos 12.000 millones de litros de etanol; en 2007, más de 35.000 millones.
El alza de los precios del arroz está cambiando también los menús en los restaurantes. En Liberia, donde el arroz es muy popular pese a que el 90% es importado desde Asia y EE UU, las cartas de los restaurantes están empezado a ofrecer espaguetis por primera vez.
Hacen falta entre 1.000 y 2.000 litros de agua para producir un kilo de trigo, y entre 10.000 y 13.000 litros para producir un kilo de carne de vaca. Para producir un trozo de 100 calorías de carne se requieren 700 calorías de alimento para el animal.
Más de la mitad de los consumidores italianos secundaron el año pasado la llamada huelga de la pasta en protesta por el encarecimiento de los productos básicos. Durante un día se abstuvieron de comprar el alimento número uno en el país. Las familias italianas gastaron el año pasado 1.000 euros más de lo previsto debido al incremento de los precios, no sólo en la alimentación, sino también en otros sectores como el transporte.
«Cuando las personas son tan pobres y la inflación erosiona sus ya exiguos ingresos, en general optan por una de las dos opciones siguientes: compran menos alimentos o los compran más baratos y menos nutritivos. El resultado final es el mismo: más hambre y menos probabilidades de un futuro saludable” (Ban Ki-moon, secretario general de la ONU).
Cada día mueren por hambre unas 25.000 personas (más de ocho veces más que los fallecidos en los atentados del 11-S). Cada año se tiran a la basura en Estados Unidos 43.000 millones de kilos de comida, 145 kilos por persona.