
Caminamos a través de la selva durante meses. Le encontramos cuando se nos agotó el recuerdo del mundo del que veníamos.
Estaba desnudo, en mitad del río, esquelético, solo. La barba hasta la cintura, los ojos desorbitados, las piernas llenas de llagas. En silencio. Solo. Como si el sol le hubiese dado la espalda durante siglos. Como si llevara siglos buscando inútilmente un poco de expiación.
Publicado el 3/11/2010 en Están todos vivos
Ilustración: Hernán Cortés (detalle)
En el relato: Hernán Cortés
Deja una respuesta