Échalo todo al fuego, déjalo arder, deja que arda… Todo. Sin miedo. Que no queden más que brasas, ceniza, polvo…
Quema tu casa y tu ropa, tus cosas, tus fotos y tus libros, tus muebles, tus recuerdos. Tu familia. Incendia.
Mira cómo se eleva el humo, observa cómo se desvanece en la noche. Todo desaparece. Desaparece también tú. Vete.
Y después vuelve.
Empieza de nuevo.
Un claro en el bosque, la madera, los cimientos, la primera viga, un perro.
La casa.
El río, la cosecha, el invierno.
La mujer.
El río, la cosecha, el invierno.
El hijo.
Los restos olvidados de una hoguera, lo que fuiste, lo que eres, lo que serás…
Y un día miras por la ventana y hay una ciudad, y hay también una montaña y un océano. Hay todo. Y entonces comprendes que a la muerte no hay que vencerla, porque la muerte no existe.
You must live in the present, launch yourself on every wave, find your eternity in each moment.
Henry David Thoreau
Publicado el 14/3/2012
En el relato: Henry David Thoreau
Imagen: Cita de Thoreau, cerca de donde construyó su cabaña, en Walden Pond, Massachusetts, EE UU (foto: Alex, Wikimedia Commons)
4 comentarios
Precioso… siento ganas de calzarme mis botas y correr hacia el bosque!!!!
Maravilloso, sencillo, eterno, presente, lleno de belleza y paz.….gracias!
¿Y qué hacemos después de las cenizas? ¿Qué hacemos cuando hemos vuelto? Qué locura. Ojalá encontráramos ese bosque de eternidad aquí. Pero ¿no nos estaremos alejando? ¡Gracias por recordárnoslo! Y con tan bellas palabras.
Lo sabremos cuando volvamos, ¿no? O eso espero… Gracias a vosotros por seguir siempre ahí.