22

Miguel Máiquez, 09/12/2008

—¿Logró llegar a Suecia, capitán?

—¿No ha leído la segunda parte del libro?

—No. La primera es demasiado brillante. Lo siento, pero prefiero no estropearla.

—No puede saber qué ocurrió si no la lee.

—A menos que me lo diga usted…

—A menos que se lo diga yo.

—¿Me lo dice?

—Sólo se lo diré si promete leerla.

—¿La segunda parte?

—Eso es.

—Prometo leerla.

—En ese caso, no hace falta que se lo diga. Ya lo verá usted mismo.

—Bien, pues no prometo leerla.

—Entonces no se lo diré. Se lo prometo.

—No prometo no leerla si no promete no decírmelo.

—No prometo no decírselo.

—No prometo no leerla.

—Bien.

¿22?

—Casi, casi.

Publicado el 9/12/2008
En el relato: John Joseph Yos­sar­i­an
Imagen: Detalle de la portada de la primera edición de la novela de Joseph Heller «Catch-22» (ilustración de Paul Bacon, 1961)

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