Incertidumbre frente al ascenso ‘ultra’: quién es quién en las elecciones presidenciales francesas

Enva­len­ton­a­da por las encues­tas, y cabal­gan­do a lomos del brex­it, de la vic­to­ria de Don­ald Trump, del ascen­so de otros movimien­tos ultra­na­cional­is­tas y demagógi­cos en Europa, y de los espec­tac­u­lares resul­ta­dos de su pro­pio par­tido en las últi­mas elec­ciones euro­peas y regionales, Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN) y prin­ci­pal ref­er­ente de la extrema derecha gala, espera con­seguir en un par de meses lo que hace tan solo unos años habría resul­ta­do impens­able para un políti­co de su ide­ología: con­ver­tirse en la primera pres­i­den­ta de la Repúbli­ca Francesa.

Las encues­tas no son aún lo sufi­cien­te­mente con­cluyentes como para que pue­da can­tar vic­to­ria, pero lo cier­to es que Le Pen está más cer­ca que nun­ca del Elíseo. En los próx­i­mos comi­cios pres­i­den­ciales, la líder ultra­derechista se enfrentará a dos can­didatos salpic­a­dos, aunque en dis­tin­ta medi­da, por escán­da­los (el con­ser­vador François Fil­lon, acu­sa­do de haber aprovecha­do su car­go para favore­cer económi­ca­mente a su esposa, y el inde­pen­di­ente Emmanuel Macron, acu­sa­do de engañar a la suya en una relación extra­mar­i­tal), y a un ter­cero al que los son­deos dan aún muy pocas posi­bil­i­dades, el nue­vo aspi­rante social­ista, Benoît Hamon. Las elec­ciones se cel­e­brarán el 23 de abril, con una segun­da vuelta pre­vista para el 7 de mayo entre los dos aspi­rantes más vota­dos, en caso de que ninguno haya obtenido la may­oría suficiente.

De momen­to, todo apun­ta a que su prin­ci­pal escol­lo será Emmanuel Macron, a quien el últi­mo son­deo de inten­ción de voto, elab­o­ra­do por Opin­ion­way y pub­li­ca­do hace unos días por Elabe y Les Echos, otor­ga la vic­to­ria en las pres­i­den­ciales, si bien la lograría en una hipotéti­ca segun­da vuelta, en la que se enfrentaría a Marine Le Pen. En esa segun­da vuelta, el can­dida­to inde­pen­di­ente, que has­ta aho­ra no ha sido nun­ca elegi­do en las urnas para car­go públi­co alguno, se impon­dría con el 65% de los votos. En la primera vuelta, no obstante, la líder del Frente Nacional sería la más vota­da, con entre un 26% y un 27% de los votos, mien­tras que Macron quedaría en segun­do lugar, con entre un 22% y un 23% de los sufragios.

Por su parte, el can­dida­to con­ser­vador, François Fil­lon, a quien has­ta aho­ra la may­oría de las encues­tas habían situ­a­do, jun­to con Le Pen, en esa segun­da vuelta, pagaría el pre­cio del escán­da­lo por la supues­ta con­trat­ación irreg­u­lar de su mujer como aseso­ra de la Asam­blea Nacional, y quedaría descar­ta­do, con alrede­dor del 20% de los votos, es decir, en ter­cera posi­ción. No obstante, en el caso de que Fil­lon lograse pasar a la segun­da vuelta, y se enfrentase en ella a Le Pen, el son­deo vatic­i­na que tam­bién aquí el can­dida­to con­ser­vador podría batir a la líder del FN, aunque con un mar­gen menor que Macron: un 59% de los votos. La duda parece ser, pues, quién de los dos será el encar­ga­do de inten­tar fre­nar a la extrema derecha.

En la cola de la encues­ta, entre tan­to, apare­cen el can­dida­to del Par­tido Social­ista, Benoît Hamon, quien figu­ra con tan solo un 14% en las esti­ma­ciones de voto para la primera vuelta, y el can­dida­to del Frente de Izquier­das, Jean-Luc Mélen­chon, quien ocu­pa la quin­ta posi­ción, con un 11%. El resto de los aspi­rantes ni siquiera alcan­zan el 5%.

Aparte del descen­so del apoyo a los par­tidos más tradi­cionales (con­ser­vadores y social­is­tas), la incer­tidum­bre, por tan­to, es aún muy alta, en unos comi­cios que pueden ser cru­ciales para el futuro de Europa. Tras el golpe que ha supuesto la decisión del Reino Unido de aban­donar la UE, la lle­ga­da al gob­ier­no francés de un par­tido como el Frente Nacional, que, además de pop­ulista y ultra­na­cional­ista, es, por supuesto, euroescép­ti­co (cuan­do no direc­ta­mente euró­fobo), puede crear un prece­dente de con­se­cuen­cias impre­vis­i­bles. Vinien­do de un país de tan­to peso como Fran­cia, el posi­ble efec­to dom­inó podría lle­gar a sacud­ir los cimien­tos mis­mos de la Unión, y a pon­er en entredi­cho la respues­ta euro­pea a desafíos como el ‘ter­re­mo­to Trump’, la cri­sis de los refu­gia­dos, el auge de la islam­o­fo­bia, la relación con Rusia, la trans­for­ma­ción del Esta­do de Bien­es­tar, o la nego­ciación de futur­os trata­dos com­er­ciales intercontinentales.

En los comi­cios de abril, la undéci­ma elec­ción pres­i­den­cial de la Quin­ta Repúbli­ca, los ciu­dadanos ele­girán al que será el Jefe de Esta­do durante los próx­i­mos cin­co años. Se tra­ta de la primera vez en la his­to­ria del rég­i­men actu­al (en vig­or des­de 1958) en que el pres­i­dente saliente (en este caso, el social­ista François Hol­lande) no se pre­sen­ta a la reelec­ción. Tras las elec­ciones pres­i­den­ciales se cel­e­brarán, entre el 11 y el 18 de junio, elec­ciones parlamentarias.

Estos son los cua­tro prin­ci­pales can­didatos que se dis­putarán el cargo:

Emmanuel Macron (independiente)
La revelación ‘transversal’

Aspi­rante a con­ver­tirse en la gran rev­elación de los próx­i­mos comi­cios pres­i­den­ciales france­ses, Emmanuel Macron tiene escasa trayec­to­ria en políti­ca, con­curre como inde­pen­di­ente, al mar­gen de los par­tidos tradi­cionales, y defiende un pro­gra­ma cal­i­fi­ca­do de «cen­trista» y «trans­ver­sal». Si, como pare­cen augu­rar las últi­mas encues­tas, fuera elegi­do final­mente pres­i­dente de la Repúbli­ca, sería uno de los can­didatos más jóvenes en lle­gar al car­go, con tan solo 39 años de edad.

Hijo de una pare­ja de médi­cos, Macron es diplo­ma­do por el Insti­tu­to de Estu­dios Políti­cos de París y por la Escuela Nacional de Admin­is­tración, y licen­ci­a­do en Filosofía y Cien­cias Políti­cas. Actual­mente ejerce como alto fun­cionario del Esta­do (inspec­tor de finanzas).

Afil­i­a­do des­de los 24 años al par­tido social­ista francés, sus orí­genes famil­iares están en la alta bur­guesía gala. La Escuela Nacional de Admin­is­tración, en la que se educó, es donde tradi­cional­mente se for­man las élites france­sas, y entre sus con­tac­tos per­son­ales y famil­iares fig­u­ran, además de promi­nentes políti­cos, el pres­i­dente de Nestlé, o miem­bros de la Ban­ca Rothchild, insti­tu­ción para la que comen­zó a tra­ba­jar en 2008, y en la per­maneció cua­tro años, lle­gan­do a alcan­zar la cat­e­goría de socio. Durante el ejer­ci­cio del car­go, Macron dirigió la com­pra de una fil­ial de Pfiz­er por parte de Nestlé, por un pre­cio de 9.000 mil­lones de dólares y sus­tan­ciosos dividendos.

En 2011, Macron apos­tó por la can­di­datu­ra del social­ista François Hol­lande a la pres­i­den­cia de la Repúbli­ca, y par­ticipó acti­va­mente en la elab­o­ración de sus dis­cur­sos y pro­gra­ma. Tras ganar las elec­ciones, Hol­lande lo incor­poró a su gabi­nete y le encar­gó el área económi­ca. En mayo de 2012 fue nom­bra­do sub­sec­re­tario gen­er­al adjun­to del Elíseo, puesto que desem­peñó has­ta 2014.

Ese mis­mo año fue des­ig­na­do min­istro de Economía del segun­do gob­ier­no de Manuel Valls, con quien no dudó en enfrentarse dialéc­ti­ca­mente al dis­en­tir reit­er­ada­mente con la línea guber­na­men­tal. Rep­re­sen­tante del ala más lib­er­al del par­tido, en solo dos años Macron se con­vir­tió en una ref­er­en­cia para el lib­er­al­is­mo, «más próx­i­mo a los empre­sar­ios que a los sindi­catos», según sus detractores.

En agos­to de 2016 pre­sen­tó su dimisión. Para entonces, el políti­co ya había crea­do su pro­pio movimien­to-par­tido políti­co En Marche! (E. M., las siglas de su nom­bre y apel­li­do). De su paso por el min­is­te­rio de Economía dejó como may­or lega­do la ley que lle­va su nom­bre, un tex­to que con­tiene una tími­da lib­er­al­ización y cuyas dis­posi­ciones prin­ci­pales estip­u­lan la ampliación de 5 a 12 los domin­gos al año en que los com­er­cios pueden abrir en las zonas turís­ti­cas y la desreg­u­lación de pro­fe­siones como la de notario. En noviem­bre de 2016 anun­ció su can­di­datu­ra a la presidencia.

Emmanuel Macron es con­sid­er­a­do un neolib­er­al que tra­ta de con­ju­gar su posi­ción ide­ológ­i­ca con val­ores de la izquier­da. Es cono­ci­do asimis­mo por su defen­sa de los musul­manes y por su claro dis­cur­so en con­tra de la islamofobia.

Casa­do des­de 2007 con Brigitte Trogneus, su antigua pro­fe­so­ra de lengua, 24 años may­or que él, Macron toca el piano y lee filosofía. La pren­sa gala desta­ca de él su gran inteligen­cia, y ha lle­ga­do a cal­i­fi­car­le como una especie de «Steve Jobs a la francesa».

El pasa­do día 7, Macron decidió salir al paso de los rumores que apunt­a­ban a que el can­dida­to man­ten­dría una relación extra­conyu­gal de carác­ter homo­sex­u­al con el peri­odista Math­ieu Gal­let, pres­i­dente de Radio France: «Soy como soy, nun­ca he tenido nada que escon­der», ase­guró el antiguo min­istro de Economía. «Si os dicen que ten­go una doble vida con Math­ieu Gal­let, es mi holo­gra­ma, pero no puedo ser yo», agregó.

Marine Le Pen (Frente Nacional)
La punta de lanza de la ultraderecha europea

Auto­procla­ma­da «sal­vado­ra de Fran­cia» frente la Unión Euro­pea, los extran­jeros, la «glob­al­ización económi­ca» y el «fun­da­men­tal­is­mo islamista», Marine Le Pen (48 años) arrancó el pasa­do día 5 su cam­paña elec­toral ase­gu­ran­do ante 3.000 per­sonas que «lo imposi­ble es posi­ble», y ponien­do como ejem­p­los el brex­it y el reciente tri­un­fo de Don­ald Trump en las pres­i­den­ciales de EE UU. No en vano, Le Pen fue la primera políti­ca euro­pea en felic­i­tar públi­ca­mente a Trump tras su vic­to­ria, a la que la pres­i­den­ta del Frente Nacional (FN) se refir­ió como «el prin­ci­pio de un nue­vo mun­do».

La líder ultra­derechista insis­tió asimis­mo en su prome­sa de con­vo­car un refer­én­dum en los seis primeros meses de su manda­to para aban­donar la UE. «¡Este es nue­stro país!», proclamó, aña­di­en­do que «la división ya no es entre izquier­da y derecha, sino entre patri­o­tas y glob­al­is­tas», y ase­gu­ran­do que los inmi­grantes indoc­u­men­ta­dos no podrán per­manecer en Fran­cia ni ten­er asis­ten­cia san­i­taria gra­tui­ta. Le Pen, que se mantiene en los son­deos como favorita para vencer en la primera ron­da, pre­sen­tó un pro­gra­ma con 144 com­pro­misos que ha divi­di­do en var­ios grandes temas, bajo los aparta­dos de una Fran­cia «libre», «segu­ra», «próspera», «jus­ta», «orgul­losa», «potente» y «sostenible».

Naci­da en Neuil­ly-Sur-Seine (Île de France), e hija de Jean-Marie Le Pen, el líder históri­co del Frente Nacional, Mar­i­on Anne Per­rine Le Pen es licen­ci­a­da en Dere­cho y abo­ga­da de pro­fe­sión. En 1998 se ini­ció en políti­ca local, donde ha desar­rol­la­do gran parte de su car­rera públi­ca. En 2004 fue elegi­da diputa­da del Par­la­men­to Europeo, y en 2009 ren­ovó su escaño, que con­ser­va actualmente.

Entre 2003 y 2011 Marine Le Pen ejer­ció como vicepres­i­den­ta del FN, y en enero de 2011 fue procla­ma­da pres­i­den­ta del mis­mo, en susti­tu­ción de su padre. En las elec­ciones can­tonales de mar­zo de ese mis­mo año, la for­ma­ción obtu­vo una impor­tante subi­da, con el 11% de los votos, y logró entrar en estas insti­tu­ciones locales. En mayo de 2011, Le Pen fue elegi­da can­di­da­ta a las elec­ciones pres­i­den­ciales de 2012, en las que logró situ­arse en ter­cera posición.

Mediáti­ca o pop­ulista, según quien se refiera a ella, su escal­a­da elec­toral se con­solidó, con cre­ces, durante las elec­ciones euro­peas  de 2014, en las que su par­tido se con­vir­tió en la for­ma­ción más vota­da en Fran­cia, con el 25% de los votos. La nue­va dimen­sión del FN, que por primera vez en su his­to­ria lle­ga­ba en cabeza en unas elec­ciones de carác­ter nacional, provocó un ter­re­mo­to políti­co en Fran­cia, y llevó a Marine Le Pen a exi­gir elec­ciones anticipadas.

En junio de 2015, Le Pen logró for­mar grupo pro­pio en el Par­la­men­to Europeo, y en diciem­bre de ese año su par­tido trip­licó el número de con­se­jeros en las elec­ciones regionales, quedán­dose a un paso de la vic­to­ria, tras haberse impuesto en la primera vuelta. Meses antes, Marine Le Pen había pro­tag­on­i­za­do un sonoro des­en­cuen­tro con su padre cuan­do, tras unas declara­ciones sobre el holo­caus­to ver­tidas por el patri­ar­ca, éste fue expul­sa­do del par­tido. El líder fun­da­cional acusó entonces a su hija de su «asesina­to políti­co», lo que se tradu­jo en un dis­tan­ci­amien­to que aún persiste.

Marine Le Pen ha sido obje­to de diver­sas inves­ti­ga­ciones judi­ciales en relación con declara­ciones sus­cep­ti­bles de deli­to. En 2014, la jus­ti­cia france­sa con­fir­mó además la aper­tu­ra de una inves­ti­gación con­tra ella por pre­sun­ta finan­ciación irreg­u­lar de algu­nas sus cam­pañas, y a prin­ci­p­ios de este mes de febrero, la Eurocá­mara le embargó la mitad de su suel­dopor una malver­sación de 340.000 euros.

Le Pen rep­re­sen­ta la nue­va gen­eración del FN, y tiene como obje­ti­vo desar­rol­lar una cul­tura de gob­ier­no en la for­ma­ción políti­ca y dar una «ima­gen ren­o­va­da» a la for­ma­ción. En este sen­ti­do, suele des­men­tir las acusa­ciones de xeno­fo­bia, y se limi­ta a decir que abo­ga por una «políti­ca de inmi­gración dis­ua­si­va». A pesar de que es con­sid­er­a­da más mod­er­a­da que su padre, Marine Le Pen defiende la pena de muerte, crit­i­ca abier­ta­mente a los sindi­catos y se opone a que los musul­manes puedan rezar en públi­co en las calles, algo que cal­i­fi­ca de «acto políti­co» y que com­para con una «ocu­pación en toda regla».

Es madre de tres hijos de su primer mat­ri­mo­nio y está casa­da en segun­das nup­cias con Eric Dorio, tam­bién miem­bro del FN.

François Fillon (conservador)
Un veterano golpeado por el escándalo

Las grandes posi­bil­i­dades de vic­to­ria que tenía ini­cial­mente el con­ser­vador François Fil­lon(62 años), can­dida­to de la Agru­pación por la Repúbli­ca (RPR, cen­tro-derecha), se vieron seri­amente mer­madas a prin­ci­p­ios de enero, a solo tres meses de las elec­ciones pres­i­den­ciales, cuan­do el que fuera primer min­istro bajo la pres­i­den­cia de Nico­las Sarkozy (2007–2012) se vio envuel­to en un escán­da­lo, tras la pub­li­cación por el sem­a­nario satíri­co Le Canard Enchaîné de unos supuestos empleos fic­ti­cios de su mujer como asis­tente par­la­men­taria suya y de otro diputa­do, y como colab­o­rado­ra de una revista, por un suel­do glob­al cer­cano al mil­lón de euros. La inves­ti­gación judi­cial se amplió después a dos de sus hijos que, en la época en que Fil­lon era senador, fueron con­trata­dos como colab­o­radores suyos cuan­do todavía no se habían cole­gia­do como abogados.

El ex primer min­istro ha ase­gu­ra­do que solo se reti­rará de la car­rera hacia el Elíseo en caso de resul­tar imputa­do. No obstante, tam­bién ha pedi­do perdón por haber emplea­do a su esposa: «Fue un error, pero no hice nada ile­gal. Lo lamen­to pro­fun­da­mente y pre­sen­to mis excusas», declaró el pasa­do día 6.

Con un pro­gra­ma que com­bi­na un enfoque lib­er­al en lo económi­co y con­ser­vador en lo moral, Fil­lon es par­tidario de reducir drás­ti­ca­mente el número de fun­cionar­ios con un plan que incluye la supre­sión de 500.000 puestos, com­pen­sa­dos con un aumen­to del tiem­po de tra­ba­jo en los empleos públi­cos. Además, se ha prop­uesto elim­i­nar una de las grandes medi­das de la izquier­da gala en las últi­mas décadas: la jor­na­da lab­o­ral de 35 horas.

François Fil­lon tiene en la lib­er­al­ización de la economía, la restau­ración de la autori­dad del Esta­do y la «afir­ma­ción de los val­ores» sus ejes pri­or­i­tar­ios. Su cam­po de batal­la incluye reser­var la adop­ción ple­na y la pro­creación asis­ti­da a las pare­jas het­ero­sex­u­ales y pro­hibir la gestación sub­ro­ga­da (vien­tres de alquil­er), así como una baja­da de las coti­za­ciones sobre todos los salarios. El can­dida­to con­ser­vador pre­vé asimis­mo alcan­zar un ahor­ro en el gas­to públi­co de 100.000 mil­lones de euros en cin­co años, e incre­men­tar en 12.000 mil­lones el pre­supuesto de Defen­sa y Seguri­dad, y abo­ga tam­bién por la oblig­a­to­riedad del uni­forme en la escuela o la reduc­ción de la inmi­gración al mín­i­mo estricto.

De acti­tud fría y una vida per­son­al her­méti­ca que ha entre­abier­to por sus obliga­ciones públi­cas, Fil­lon nació en Le Mans, en el seno de una famil­ia gaullista aco­moda­da. Licen­ci­a­do en Dere­cho, llegó a la políti­ca en 1976, y en 1981 fue elegi­do diputa­do, con­vir­tién­dose a los 27 años en el rep­re­sente más joven de la Asam­blea Nacional. Min­istro de Edu­cación Supe­ri­or (1993–1995) en el Ejec­u­ti­vo de Édouard Bal­ladur, y tit­u­lar de Tec­nologías de la Infor­ma­ción (1995) y min­istro del­e­ga­do de Tele­co­mu­ni­ca­ciones (1995–1997) en el de Alain Jup­pé, sus carteras incluyen tam­bién la de Asun­tos Sociales (2002–2004) con Jean-Pierre Raf­farin. De nue­vo al frente de Edu­cación en 2004, para cuan­do llegó a la jefatu­ra de Gob­ier­no de la mano de Sarkozy, ate­sora­ba ya una amplia experiencia.

Exclu­i­do del nue­vo ejec­u­ti­vo de Dom­inque de Villepin en 2005, Fil­lon fue elegi­do senador ese mis­mo año, y se acer­có entonces a la UMP de Sarkozy, quien, tras ser elegi­do pres­i­dente (en 2007), le nom­bró primer min­istro. Fil­lon ocupó el car­go has­ta que el social­ista François Hol­lande fue elegi­do pres­i­dente, en 2012. Como jefe del Gob­ier­no, vivió la cri­sis económi­ca ini­ci­a­da en 2008, y que llevó a Fran­cia a apro­bar en 2010, entre otras medi­das, una polémi­ca refor­ma de las pensiones.

En noviem­bre de 2012 Fil­lon y Jean-François Copé pro­tag­oni­zaron un inten­so due­lo por el lid­er­az­go de la UMP, que final­mente se resolvió con la cel­e­bración de pri­marias, en noviem­bre de 2016. En ellas, y con­tra todo pronós­ti­co, Fil­lon logró des­ban­car a Sarkozy y a Alain Jup­pé.

François Fil­lon está casa­do des­de 1980 con Péné­lope Clarke (de ori­gen galés), y tiene cin­co hijos. En 2006 pub­licó el libro Fran­cia puede sopor­tar la ver­dad, títu­lo con­ver­tido des­de entonces en una de sus consignas.

Benoît Hamon (socialista)
¿El resurgir de la izquierda?

Benoît Hamon, ex min­istro de Edu­cación, rep­re­sen­ta el ala más izquierdista del gob­er­nante Par­tido Social­ista, una for­ma­ción en horas bajas, con la pop­u­lar­i­dad seri­amente daña­da y aque­ja­da de una impor­tante división inter­na. El pasa­do 29 de enero, Hamon logró la can­di­datu­ra de su for­ma­ción para las elec­ciones pres­i­den­ciales, al impon­erse al ex primer min­istro Manuel Valls. Hamon (49 años) aparece como estandarte de una izquier­da ide­al­ista y joven, opues­ta a la ren­o­vación lib­er­al que encar­n­a­ba su rival. Encara la car­rera hacia la pres­i­den­cia sin el apoyo del apara­to de su par­tido, y oblig­a­do a remon­tar los pési­mos resul­ta­dos de unas encues­tas en las que, de momen­to, se mantiene rel­e­ga­do en la cuar­ta posi­ción, con ape­nas el 14% de los votos.

Defen­sor de un ideario en el que apues­ta por el ecol­o­gis­mo, una políti­ca de inmi­gración menos restric­ti­va, o la legal­ización del cannabis, Hamon pre­tende además derog­ar la refor­ma lab­o­ral que pro­movió el pro­pio Valls aus­pi­ci­a­do por el pres­i­dente Hol­lande. Su prop­ues­ta estrel­la, no obstante, es la de una renta bási­ca uni­ver­sal para todos los france­ses may­ores de edad, una asi­gnación que aspi­ra a que llegue a los 750 euros men­su­ales y que apli­caría «de for­ma gradual».

A pesar de las críti­cas —le han lla­ma­do «der­rochador» y «utópi­co»—, Hamon ha man­tenido esta prop­ues­ta, y ha logra­do ganarse así el apoyo de muchos jóvenes, en un momen­to en que el social-lib­er­al Emmanuel Macron y el neo­co­mu­nista Jean-Luc Mélen­chon están reco­gien­do muchos de los votantes des­en­can­ta­dos con los social­is­tas. Otra de las medi­das más comen­tadas del lla­ma­do can­dida­to de los «bo-bos» —bour­geois et bohèmes, bur­gue­ses y bohemios— es la de crear un impuesto espe­cial para las empre­sas que usen robots para reem­plazar mano de obra.

Hijo de una sec­re­taria y de un inge­niero que tra­ba­jó en unos astilleros mil­itares, Hamon se crió entre la por­tu­ar­ia Brest y la cap­i­tal de Sene­gal, Dakar, donde vivió de los 9 a los 13 años, debido al trasla­do de sus padres al país africano. Allí recibió una edu­cación católi­ca que asume, aunque ase­gu­ra que no pro­fe­sa, pese a que se declara admi­rador del papa Fran­cis­co. Tras regre­sar a Fran­cia, empezó a mil­i­tar en el PS (a los 19 años) y se licen­ció en Historia.

A comien­zos de los noven­ta su car­rera políti­ca se con­solidó al con­ver­tirse en el primer pres­i­dente de las juven­tudes social­is­tas. Entre 1995 y 2000 pasó a ser asesor del entonces líder del PS, Lionel Jospin, y pos­te­ri­or­mente de Mar­tine Aubry cuan­do ésta fue min­is­tra de Empleo e ideó la sem­ana lab­o­ral de 35 horas. Entre 2004 y 2009 ocupó un escaño en el Par­la­men­to Europeo y más tarde se con­vir­tió en por­tavoz del PS (2008–2012), has­ta que en 2012 fue elegi­do diputa­do de la Asam­blea Nacional.

En el primer gob­ier­no de Hol­lande, Hamon ocupó el car­go de respon­s­able de Con­sumo (2012–2014) y, después, se con­vir­tió en el tit­u­lar de Edu­cación durante ape­nas cua­tro meses. Dim­i­tió en agos­to de 2014, descon­tento con la «políti­ca de aus­teri­dad» del Ejec­u­ti­vo lid­er­a­do por el entonces primer min­istro, Manuel Valls, quien per­manecería en el puesto has­ta 2016.

Pare­ja de hecho de una alta ejec­u­ti­va de ori­gen danés, la polí­glota Gabrielle Gual­lar, con la que tiene dos hijas, Hamon admi­ra al leg­en­dario box­eador Muham­mad Ali, uno de cuyos lemas, «lo imposi­ble es tem­po­ral», dice haber hecho suyo.