De Kioto a Copenhague, 12 años de lucha infructuosa contra el calentamiento global

Los líderes del mun­do se han reunido esta sem­ana en Nue­va York para preparar la con­fer­en­cia que se cel­e­brará en diciem­bre en Copen­h­ague. En ella se revis­ará el Pro­to­co­lo fir­ma­do en Japón en 1997 para tratar de fre­nar los efec­tos del cam­bio climáti­co. En más de dos décadas, se ha habla­do mucho y se ha con­segui­do poco. Las claves del prob­le­ma y los pasos que se han dado, de la A a la Z.

A

Arrhenius, Svante August

Quími­co sue­co (1859–1927) y Pre­mio Nobel. Acuñó por primera ver el tér­mi­no «efec­to inver­nadero», prin­ci­pal causa del calen­tamien­to glob­al. Se lla­ma efec­to inver­nadero al fenó­meno por el cual deter­mi­na­dos gas­es, com­po­nentes de la atmós­fera, retienen la energía que emite el sue­lo ter­restre, devolvien­do una parte a la super­fi­cie e impi­di­en­do así que toda la energía emi­ti­da por la Tier­ra sal­ga al espa­cio, lo que provo­caría un con­tin­uo enfri­amien­to que impediría la vida.

Según la gran may­oría de los cien­tí­fi­cos, el incre­men­to de algunos de estos gas­es pro­duci­do por la activi­dad humana está aumen­tan­do exce­si­va­mente el efec­to inver­nadero y dan­do lugar a un calen­tamien­to anor­mal del planeta.

B

Broecker, Wallace

Inves­ti­gador esta­dounidense. Fue el primero en usar la expre­sión «calen­tamien­to glob­al», en el artícu­lo Cam­bio climáti­co: ¿Esta­mos al bor­de de un calen­tamien­to glob­al pro­nun­ci­a­do?, pub­li­ca­do en 1975 en la revista Science. 

El pasa­do mes de junio, Broeck­er indicó que para luchar con­tra el calen­tamien­to glob­al no bas­ta con que los país­es indus­tri­al­iza­dos reduz­can sus emi­siones, sino que deberán extraer de la atmós­fera, y enter­rar pos­te­ri­or­mente, el dióx­i­do de car­bono (CO2) que ya han emitido.

C

Cambio climático

Un cam­bio climáti­co es una variación glob­al, en cualquier sen­ti­do, del cli­ma de la Tier­ra, enten­di­en­do por cli­ma el con­jun­to de condi­ciones mete­o­rológ­i­cas que car­ac­ter­i­zan una región durante un largo espa­cio de tiempo.

Calentamiento global

El calen­tamien­to glob­al es un cam­bio climáti­co que tiene como con­se­cuen­cia la ele­vación gen­er­al de la tem­per­atu­ra media de la Tier­ra. Según han demostra­do numerosos estu­dios, a lo largo del siglo XX la tem­per­atu­ra media de la Tier­ra subió medio gra­do y para los próx­i­mos cien años, los pronós­ti­cos del últi­mo informe del Grupo Inter­gu­ber­na­men­tal de exper­tos en Cam­bio Climáti­co (IPCC, siglas en inglés) de la ONU, pub­li­ca­do en 2007, augu­ran un aumen­to de entre 1,8 y 4 gra­dos, pudi­en­do lle­gar inclu­so a 6,4 gra­dos, incre­men­to nun­ca exper­i­men­ta­do has­ta ahora.

El calen­tamien­to de la Tier­ra, fru­to de la uti­lización masi­va de com­bustibles fósiles –car­bón, petróleo y gas nat­ur­al– como fuentes de energía, es lento y se remon­ta al siglo XIX. Des­de la Rev­olu­ción Indus­tri­al se ha pro­duci­do un aumen­to de un 25% en la con­cen­tración atmos­féri­ca de CO2, un 19% de óxi­dos nitrosos, un 100% de metano y más de un 200% de CFCs, cau­santes todos ellos del efec­to inver­nadero. Des­de entonces, la tem­per­atu­ra media se ha ele­va­do 0,8 gra­dos cen­tí­gra­dos sobre los nive­les preindustriales.

Consecuencias

Los exper­tos advierten de que si siguen subi­en­do las tem­per­at­uras glob­ales por enci­ma de la vari­abil­i­dad nat­ur­al del cli­ma, será imposi­ble deten­er y evi­tar impactos, en oca­siones cat­a­stró­fi­cos y, sobre todo, descono­ci­dos. Según el IPCC, «el cam­bio climáti­co afec­ta ya a mil­lones de per­sonas, eco­sis­temas y especies en todo el mun­do, pero si no se hace nada al respec­to provo­cará may­ores impactos y más severos». Algunos efec­tos del calen­tamien­to global:

  • Deshielo: Según el IPCC la exten­sión de la nieve ha dis­minui­do en torno a un 10% en el hem­is­fe­rio norte des­de los años 60. Los glacia­res y cas­quetes polares con­tin­uarán retro­ce­di­en­do a lo largo de este siglo. Des­de 1894 has­ta el 2000, se apre­cia una pér­di­da de casi un 85% de la super­fi­cie glaciar de los Pirineos.
  • Subi­da del niv­el de mar: La pér­di­da de masa de glacia­res y cas­quetes polares puede causar un aumen­to del niv­el marí­ti­mo de 15 a 95 cen­tímet­ros para 2100. En España este será uno de los prin­ci­pales prob­le­mas deriva­dos del cam­bio climáti­co en las zonas costeras (deltas del Ebro, Llo­bre­gat, Man­ga del Mar Menor, cos­ta de Doñana). El sec­re­tario gen­er­al de la ONU, Ban Ki-moon, dijo hace unos días que «a finales de este siglo, el niv­el del mar podría subir entre medio metro y dos met­ros, lo que pon­dría en peli­gro archip­iéla­gos, deltas y ciu­dades como Tokio, Nue­va Orleans o Shanghái».
  • Sequías y deser­ti­zación: Peri­o­dos más exten­sos de sequía debido al cam­bio en los patrones de llu­vias, los flu­jos de los ríos, los nive­les de los lagos y el agua del sue­lo. Según la ONU, un ter­cio de la super­fi­cie de España (el país más ári­do de Europa) sufre una tasa muy ele­va­da de deser­ti­zación y un 6% ya se ha degrada­do de for­ma irreversible.
  • Fenó­menos mete­o­rológi­cos extremos: Teóri­co aumen­to de la fre­cuen­cia y la sev­eri­dad de sequías, inun­da­ciones, olas de calor, avalan­chas y hura­canes (es el caso, por ejem­p­lo, de El Niño, o, según muchos exper­tos, del huracán Kat­ri­na, aunque no todos estos fenó­menos son atribuibles al cam­bio climáti­co). Dis­min­u­ción, en cam­bio, de fenó­menos rela­ciona­dos con el frío intenso.
  • Pér­di­das económi­cas: Aumen­to los costes socioe­conómi­cos por los daños oca­sion­a­dos por inun­da­ciones, seguías, incen­dios fore­stales… El IPCC desta­ca que los país­es menos desar­rol­la­dos son los más vul­ner­a­bles a los impactos del cam­bio climático.
  • Emi­gración: El aumen­to de la erosión y las inun­da­ciones puede provo­car que mil­lones de per­sonas que viv­en cer­ca de la cos­ta o en regiones menos desar­rol­ladas se vean oblig­adas a cam­biar de hog­ar. Ya se habla de «refu­gia­dos» por el cam­bio climáti­co. En 2050 podrían lle­gar a 150 mil­lones de per­sonas, según Green­peace.
  • Extin­ción de especies: Se cal­cu­la que entre el 15 y el 37% de las especies del plan­e­ta podrían extin­guirse, con la con­se­cuente pér­di­da de bio­di­ver­si­dad y expan­sión de especies inva­so­ras y pla­gas. Entre los eco­sis­temas nat­u­rales en ries­go por su espe­cial vul­ner­a­bil­i­dad se incluyen los glacia­res, los arrecifes corali­nos y atolones, los manglares, los bosques trop­i­cales y bore­ales, los eco­sis­temas polares y alpinos y, las zonas húmedas y praderas.
  • Pér­di­da de recur­sos: Reduc­ción de la pro­duc­ción de ali­men­tos y prob­le­mas de abastec­imien­to en muchas regiones del mun­do, como África. Sequías e inun­da­ciones pueden afec­tar a cose­chas, ani­males y eco­sis­temas enteros.
  • Enfer­medades: Según la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (OMS), el Pro­gra­ma de Naciones Unidas para el Medio Ambi­ente y la Orga­ni­zación Mete­o­rológ­i­ca Mundi­al, cada año mueren 150.000 per­sonas debido al cam­bio climáti­co, prin­ci­pal­mente por la propa­gación de epi­demias. El IPCC, por su parte, aler­ta de un aumen­to y exten­sión de las enfer­medades infecciosas.

Científicos

Aunque no existe una­n­im­i­dad abso­lu­ta, la inmen­sa may­oría de la comu­nidad cien­tí­fi­ca, incluyen­do el grupo de exper­tos de la ONU, avala tan­to la exis­ten­cia del calen­tamien­to glob­al como la denom­i­na­da teoría antro­pogéni­ca, según la cual este calen­tamien­to es con­se­cuen­cia de la activi­dad humana. Si bien no todos lo afir­man categóri­ca­mente, la may­or parte habla de una alta prob­a­bil­i­dad, que es sufi­ciente, en cualquier caso, para tomar medi­das al respecto.

Exis­ten, no obstante, voces disidentes: el pasa­do mes de enero, por ejem­p­lo, la minoría repub­li­cana del Sena­do de EE UU elaboró una lista con más de 700 cien­tí­fi­cos que dis­en­tían del ori­gen humano del cam­bio de tem­per­atu­ra. Sin embar­go, y en con­traste con el gran número de tra­ba­jos pub­li­ca­dos en sen­ti­do con­trario, no fue pre­sen­ta­da pub­li­cación alguna.

D

Debate

Pese al amplio con­sen­so cien­tí­fi­co y a la asun­ción del calen­tamien­to glob­al por parte de los gob­ier­nos y las prin­ci­pales insti­tu­ciones inter­na­cionales, existe aún un inten­so debate políti­co y social sobre si hay evi­den­cia o no del ori­gen humano del calen­tamien­to global.

Para muchos de los defen­sores de la teoría antro­pogéni­ca, este debate estaría sus­ten­ta­do por la pre­sión de las grandes empre­sas que se verían per­ju­di­cadas por un may­or con­trol en las emi­siones de CO2.

Dinero

A escala glob­al, se cal­cu­la que las pér­di­das económi­cas aso­ci­adas a desas­tres nat­u­rales han pasa­do de 131.000 mil­lones de dólares en la déca­da de los 70 a 629.000 mil­lones de dólares en los años 90.

Por otra parte, el mun­do nece­si­taría una inver­sión de al menos 45 bil­lones de dólares (30 bil­lones de euros) en tec­nología has­ta 2050 para reducir a la mitad las emi­siones glob­ales de CO2 en esa fecha, según un informe pub­li­ca­do el año pasa­do por la Agen­cia Inter­na­cional de la Energía (AIE).

El Ban­co Mundi­al, por su parte, ha cal­cu­la­do que, has­ta 2030, el pre­supuesto anu­al nece­sario incluiría 75.000 mil­lones de dólares para que las naciones más pobres puedan adap­tarse, o pro­te­gerse a sí mis­mas, con­tra el impacto del cam­bio climáti­co; 400.000 mil­lones para reducir las emi­siones en los país­es en vías de desar­rol­lo y «cien­tos de miles de mil­lones» en inves­ti­gación e imple­mentación del uso de energías renovables.

La may­or parte de esta finan­ciación, según el Ban­co Mundi­al, debería pro­ced­er de los esta­dos que uti­lizaron los com­bustibles fósiles para su industrialización.

E

Estados Unidos y China

EE UU es el país que más con­tribuye per cápi­ta al con­jun­to de las emi­siones de gas­es de efec­to inver­nadero. Chi­na, por su gran población, es el que más emite. No obstante, cada esta­dounidense emite de media cua­tro veces más CO2 que un chi­no, y el doble que un europeo occi­den­tal, mien­tras que las emi­siones per cápi­ta de Chi­na se sitúan en la media mundial.

En la cum­bre cel­e­bra­da esta sem­ana en Nue­va York para preparar la reunión de Copen­h­ague del próx­i­mo mes de diciem­bre, EE UU y Chi­na se com­pro­metieron a inten­tar reducir sus emi­siones de dióx­i­do de car­bono, aunque no dieron cifras conc­re­tas ni se acer­caron a los por­centa­jes que exige la Unión Europea.

España

El estu­dio El cam­bio climáti­co en España. Esta­do de Situación, pre­sen­ta­do en 2007 y elab­o­ra­do por 15 exper­tos a peti­ción del pres­i­dente Rodríguez Zap­a­tero, coin­cide con el del IPCC e insiste en que el cam­bio climáti­co en España es un hecho «irrefutable e inequívo­co», al tiem­po que señala que algunos de sus impactos son ya importantes.

España recortó un 1,7% sus emi­siones de CO2 en 2006, a pesar de lo cual el año pasa­do seguía sien­do el país más ale­ja­do de los obje­tivos del Pro­to­co­lo de Kioto, según datos de la Agen­cia Euro­pea de Medio Ambi­ente.

No obstante, el recorte en nue­stro país superó la media euro­pea (-1,7%, frente al ‑0,8% en los 15 país­es más antigu­os de la UE y al ‑0,3% en el con­jun­to de la Unión).

Estas son algu­nas de las medi­das adop­tadas en España:

  • 1992. Se crea la Comisión Nacional del Cli­ma, con la mis­ión de armo­nizar activi­dades rela­cionadas con el cam­bio climáti­co. Pos­te­ri­or­mente surgieron otros organ­is­mos, como el Con­se­jo Nacional del Cli­ma (CNC).
  • 1997. España fir­ma el Pro­to­co­lo de Kioto, que fue rat­i­fi­ca­do en 2002, está en vig­or des­de 2005 y empezó a apli­carse el 1 de enero de 2008.
  • 2001. Nace la Ofic­i­na de Cam­bio Climáti­co, adscri­ta al Min­is­te­rio de Medio Ambiente.
  • 2006. Se pone en mar­cha el Plan Nacional de Adaptación al Cam­bio Climáti­co, mar­co de ref­er­en­cia de las Admin­is­tra­ciones para la eval­u­ación de impactos, vul­ner­a­bil­i­dad y adaptación al cam­bio del cli­ma en el país.
  • 2007. Para acor­tar las grandes dis­tan­cias en los com­pro­misos de Kioto, el Gob­ier­no aprue­ba la Estrate­gia de Cam­bio Climáti­co y Energía Limpia (EECCEL). Entre las medi­das inclu­idas se encuen­tran la mod­i­fi­cación del impuesto de matric­u­lación para incen­ti­var la com­pra y fab­ri­cación de vehícu­los menos con­t­a­m­i­nantes, un por­centa­je mín­i­mo de bio­car­bu­rantes, apoyo al trans­porte de mer­cancías por fer­ro­car­ril, audi­torías energéti­cas y uso de energías ren­ov­ables, susti­tu­ción pro­gre­si­va de bom­bil­las tradi­cionales, poten­ciación de par­ques eóli­cos, sub­ven­ciones a las empre­sas que mejoren su efi­cien­cia energética…

Encuestas

El 86% de los españoles cree que la activi­dad humana es respon­s­able del cam­bio climáti­co y cua­tro de cada diez que ya tiene con­se­cuen­cias en España, según el estu­dio Per­cep­ciones y acti­tudes de los españoles hacia el calen­tamien­to glob­al de la Fun­dación BBVA, de 2008.

Según el barómetro del Cen­tro de Inves­ti­ga­ciones Soci­ológ­i­cas (CIS) de diciem­bre de 2007, el 87,6% de los españoles están dis­puesto a mod­i­ficar sus hábitos de con­sumo y su esti­lo de vida para com­bat­ir el cam­bio climático.

F

Fechas, frutos y fracasos

Algunos de los momen­tos más desta­ca­dos en la lucha con­tra el cam­bio climáti­co en el mun­do des­de la aprobación del Pro­to­co­lo de Kioto, hace doce años, recogi­dos por la agen­cia Efe:

  • 11 de diciem­bre de 1997. Se adop­ta en Kioto (Japón) el Pro­to­co­lo de Kioto, un acuer­do sin prece­dentes para fre­nar la degradación medioambiental.
  • 1998. El 16 de mar­zo, el Pro­to­co­lo de Kioto se abre a la fir­ma en la sede de la ONU. El 29 de abril, los país­es de la UE, inclu­i­da España lo fir­man conjuntamente.
  • 2000. Fra­casa en La Haya la sex­ta reunión de las partes inte­grantes de la Con­ven­ción Mar­co de las Naciones Unidas sobre el Cam­bio Climático.
  • 2001. EE UU decide no rat­i­ficar el Pro­to­co­lo de Kioto. En la con­fer­en­cia de Bonn,  Rusia, Aus­tralia, Canadá y Japón se dis­tan­cian de EE UU y se alían con la UE para que el Pro­to­co­lo de Kioto pue­da apro­barse con­forme a lo previsto.
  • 2002. La UE rat­i­fi­ca unán­ime­mente el Pro­to­co­lo de Kioto, tras su aprobación en los par­la­men­tos nacionales. Japón (cuar­to emisor de CO2 del plan­e­ta) tam­bién lo rat­i­fi­ca, al igual que Canadá y Nue­va Zelanda.
  • 2004. Rusia, que rep­re­sen­ta el 17,4% de las emi­siones, aprue­ba el Pro­to­co­lo, con lo que que­da super­a­do el 55% de emi­siones requeri­das en el trata­do como condi­ción para su entra­da en vigor.
  • 2005. Entra en vig­or el Pro­to­co­lo de Kioto con la ausen­cia de EE UU y Aus­tralia. Chi­na e India, que jun­to con los ante­ri­ores, son los país­es que más con­t­a­m­i­nan, no están oblig­a­dos a recor­tar sus emi­siones por ser país­es en vías de desarrollo.
  • 2007. La UE decide uni­lat­eral­mente reducir sus emi­siones un 20% en 2020 respec­to al niv­el de 1990. Se pre­sen­ta en Valen­cia (España) el IV informe de sín­te­sis del IPCC que afir­ma que el cam­bio climáti­co es un fenó­meno «inequívo­co» y que algunos de sus efec­tos son ya irre­versibles. Aus­tralia rat­i­fi­ca el Pro­to­co­lo de Kioto y se cel­e­bra en Bali (Indone­sia) la XIII Con­fer­en­cia de la ONU sobre Cam­bio Climático.
  • 28 de mar­zo de 2009. El Fon­do Mundi­al por la Nat­u­raleza (WWF) con­vo­ca el Apagón Mundi­al con­tra el cam­bio climáti­co al que se sumaron 4.000 ciu­dades de 88 país­es en las 25 zonas horarias.

G

Gore, Al

Ex vicepres­i­dente y can­dida­to a la pres­i­den­cia de EE UU, ha aban­der­a­do en los últi­mos años la lucha con­tra el calen­tamien­to glob­al medi­ante pub­li­ca­ciones, con­fer­en­cias y, espe­cial­mente, el doc­u­men­tal Una ver­dad incó­mo­da, que tuvo una gran reper­cusión mundial.

En la pelícu­la, Gore exigía acciones inmedi­atas y denun­cia­ba la acti­tud de quienes mantienen que no existe con­sen­so cien­tí­fi­co sobre el cam­bio climáti­co, tratan­do de demostrar lo con­trario con mul­ti­tud de datos.

Pese a que recibió críti­cas referi­das a algu­nas de sus afir­ma­ciones, el doc­u­men­tal ha cau­sa­do un con­sid­er­able aumen­to de la toma de con­cien­cia de la sociedad con respec­to al problema.

H

Hambre

El Pro­gra­ma Mundi­al de Ali­men­tos de la ONU ha señal­a­do que el cam­bio climáti­co está agra­van­do las condi­ciones ya de por sí adver­sas de muchas zonas del mun­do donde está exten­di­da el ham­bre, como el Cuer­no de África.

La ONG Oxfam, por su parte, ha denun­ci­a­do en un informe que mil­lones de per­sonas sufren ham­bre a causa del cam­bio climático.

I

Informes

El Grupo Inter­gu­ber­na­men­tal de Exper­tos sobre el Cam­bio Climáti­co (IPCC) ha pub­li­ca­do, des­de que se con­sti­tuyó en 1988 cua­tro informes:

  • 1990. Con­du­jo a la creación de la Con­ven­ción Mar­co de la ONU con­tra el Cam­bio Climático.
  • 1995. Pro­por­cionó la infor­ma­ción clave para las nego­cia­ciones que derivaron en el Pro­to­co­lo de Kioto.
  • 2001. Man­i­festó evi­den­cias cien­tí­fi­cas del cam­bio climáti­co y sirvió para ori­en­tar políti­cas nacionales y locales para combatirlo.
  • 2007. Será la base para nego­ciar en Copen­h­ague el acuer­do post-Kioto.

Inequívoco e irreversible

El cuar­to informe del IPCC, pre­sen­ta­do en Valen­cia, afir­ma que el cam­bio climáti­co es un fenó­meno «inequívo­co» y que algunos efec­tos son ya «irre­versibles».

Impuesto

El pres­i­dente de Fran­cia, Nicolás Sarkozy, anun­ció hace unos días la creación de un impuesto sobre el car­bono que gravará el con­sumo de gas, el petróleo y el car­bón en este país. Este nue­vo impuesto empezará a apli­carse en 2010, pero no incluirá el con­sumo eléctrico.

J

Japón y Australia

Dos de los país­es más con­t­a­m­i­nantes, su ini­cial acti­tud con­traria al pro­to­co­lo de Kioto ha cam­bi­a­do en los últi­mos años gra­cias a cam­bios en sus gobiernos.

K

Kioto

El Trata­do obliga a 38 país­es indus­tri­al­iza­dos, más la Unión Euro­pea, a reducir las emi­siones de seis gas­es respon­s­ables del efec­to inver­nadero sobre los nive­les de 1990 entre los años 2008 y 2012. EE UU se com­pro­met­tió a reba­jar un 7% sus emi­siones, Japón un 6% y la UE un 8%.

L

Lomborj, Björn

Pro­fe­sor en la Escuela de Nego­cios de Copen­h­ague y escritor, Björn Lom­borg (Dina­mar­ca, 1965) es cono­ci­do prin­ci­pal­mente como autor del famoso y polémi­co libro El ecol­o­gista escép­ti­co, en el que, a través de 400 pági­nas y con casi 3.000 notas al pie, pone en duda muchos de los prob­le­mas ambi­en­tales admi­ti­dos ya tan­to por la sociedad como por la may­or parte de la comu­nidad científica.

M

Mediterráneo

El Mediter­rá­neo podría aumen­tar su niv­el entre 3 y 61 cen­tímet­ros y su tem­per­atu­ra entre 1 y 2,5º en los próx­i­mos 90 años en tres esce­nar­ios difer­entes, según una inves­ti­gación his­pano-ingle­sa pub­li­ca­da recien­te­mente en Jour­nal of Geo­phys­i­cal Research-Oceans.

N

Nobel

El ex vicepres­i­dente de Esta­dos Unidos Al Gore y el comité del cli­ma de la ONU fueron galar­don­a­dos con el Pre­mio Nobel de la Paz en 2007 por su labor para con­cien­ciar sobre los ries­gos del cam­bio climático.

O

ONU

El actu­al sec­re­tario gen­er­al de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, es una de las voces más com­bat­i­vas en la lucha con­tra el cam­bio climáti­co. Apues­ta por un futuro de «economías verdes» y por el desar­rol­lo sostenible como reme­dio con­tra el calen­tamien­to global.

Ban Ki-Moon ha man­i­fes­ta­do, por ejem­p­lo, que «el cam­bio climáti­co nos afec­ta a todos, pero no a todos por igual». A su juicio, los país­es indus­tri­al­iza­dos tienen la «obligación éti­ca de cor­re­gir la injus­ti­cia» que sufren las naciones en vías de desar­rol­lo, por lo que les ha emplaza­do a lid­er­ar los esfuer­zos para rever­tir la actu­al situación y dar incen­tivos «para que sus her­manos más pobres puedan com­bat­ir el prob­le­ma sin fre­nar su crec­imien­to económico».

Ozono

Se denom­i­na agu­jero de la capa de ozono a la zona de la atmós­fera donde se pro­ducen reduc­ciones anor­males de la capa de ozono, fenó­meno anu­al obser­va­do durante la pri­mav­era en las regiones polares y que es segui­do de una recu­peración durante el ver­a­no. Sobre la Antár­ti­da la pér­di­da de ozono lle­ga al 70%, mien­tras que sobre el Árti­co lle­ga al 30%.

Un amplio sec­tor cien­tí­fi­co acha­ca este fenó­meno al aumen­to de la con­cen­tración de cloro y de bro­mo en la estratos­fera debido a las emi­siones de gas­es clo­ro­flu­o­ro­car­bona­dos (CFC) fru­to de la activi­dad humana.

P

Porcentaje del PIB

El pres­i­dente del Gob­ier­no español, José Luis Rodríguez Zap­a­tero, ha prop­uesto esta sem­ana en Nue­va York a los país­es indus­tri­al­iza­dos des­ti­nar un 0,7% del PIB a tec­nología e inves­ti­gación para com­bat­ir el cam­bio climático.

R

Relegado por la recesión

Numerosas ONG han denun­ci­a­do que la cri­sis económi­ca mundi­al está rel­e­gan­do a un segun­do plano la pre­ocu­pación por el cam­bio climáti­co, y reducien­do la cuan­tía de los recur­sos que se ded­i­can a la con­ser­vación y pro­tec­ción medioambiental.

Tam­bién denun­cian que las refor­mas que se están acome­tien­do para afrontar la rece­sión (más infraestruc­turas o el apoyo a energías no ren­ov­ables) insis­ten en políti­cas con­sid­er­adas der­rochado­ras por los ecologistas.

Roedores y peces

El tamaño de la cabeza de los roe­dores (son más grandes) y la for­ma de su cuer­po han cam­bi­a­do durante el últi­mo siglo debido al aumen­to de la población humana y las alteraciones mete­o­rológ­i­cas cau­sadas por el cam­bio climáti­co, ase­guró un estu­dio de la revista PLoS ONE.

Sin embar­go, el cam­bio climáti­co está provo­can­do que los peces sean cada vez más pequeños, según han des­cu­bier­to cien­tí­fi­cos del Insti­tu­to Leib­niz de Cien­cias Mari­nas (IFM-GEOMAR) de Kiel (Ale­ma­nia), en colab­o­ración con inves­ti­gadores franceses.

S

Soluciones domésticas

Algu­nas prop­ues­tas para con­tribuir indi­vid­ual­mente a la reduc­ción de las emi­siones de efec­to invernadero:

  • Cam­biar las bom­bil­las tradi­cionales por otras de bajo consumo.
  • Pon­er el ter­mosta­to con dos gra­dos menos en invier­no y dos gra­dos más en verano.
  • Evi­tar el uso exce­si­vo del agua caliente (con una ducha-telé­fono de baja pre­sión, por ejemplo).
  • Ten­der la ropa en lugar de usar secadoras.
  • Com­prar pro­duc­tos de papel reciclado.
  • Com­prar ali­men­tos fres­cos (pro­ducir comi­da con­ge­la­da con­sume 10 veces más energía).
  • Evi­tar com­prar pro­duc­tos envasa­dos. Si se reduce en un 10% la basura per­son­al se puede ahor­rar 540 kilos de dióx­i­do de car­bono al año.
  • Desconec­tar los aparatos eléc­tri­cos que no se estén utilizando.
  • Ele­gir un vehícu­lo de menor consumo.
  • Usar menos el automóvil. Cam­i­nar, ir en bici­cle­ta, com­par­tir el vehícu­lo y usar el trans­porte público.
  • Plan­tar árboles. Una hec­tárea de árboles, elim­i­na a lo largo de un año, la mis­ma can­ti­dad de dióx­i­do de car­bono que pro­ducen cua­tro famil­ias en ese mis­mo tiempo.

T

Tirón demográfico

Un estu­dio de la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud, cita­do en un artícu­lo de la revista cien­tí­fi­ca The Lancet, señala que 37 de 40 de los país­es menos desar­rol­la­dos rela­cio­nan direc­ta­mente el aumen­to demográ­fi­co y el cam­bio climáti­co, pero que sólo seis de ellos recono­cen la plan­i­fi­cación famil­iar como una estrate­gia clave para luchar con­tra este fenó­meno meteorológico.

U

Unión Europea

La UE lid­era en la actu­al­i­dad la lucha con­tra el cam­bio climáti­co en el mun­do. En diciem­bre del año pasa­do, y tras un año de inten­sas nego­cia­ciones, aprobó un ambi­cioso con­jun­to de medi­das encam­i­nadas a cumplir antes de 2020 con sus com­pro­misos de recor­tar las emi­siones de CO2 en un 20%, mejo­rar la efi­cien­cia energéti­ca en otro 20% y que el 20% de la energía que con­sume pro­ce­da de fuentes renovables.

V

Vegetarianos

Según declaró el pres­i­dente del Grupo Inter­gu­ber­na­men­tal sobre el Cam­bio Climáti­co (IPCC) de la ONU, Rajen­drat Pachau­ri, «la gente debería dejar de com­er carne un día a la sem­ana si quiere hac­er una con­tribu­ción per­son­al y efec­ti­va a la lucha con­tra el cam­bio climático».

Pachau­ri indicó, en este sen­ti­do, que el sec­tor ganadero rep­re­sen­ta una quin­ta parte de las emi­siones glob­ales de gas­es de efec­to inver­nadero, por su gran can­ti­dad de emi­siones de dióx­i­do de car­bono y por otros prob­le­mas medioam­bi­en­tales aso­ci­a­dos a la cría de ganado.

W

Wigley

El cli­matól­o­go Tom M. L. Wigley pub­licó en 1998 los resul­ta­dos de la apli­cación de un mod­e­lo climáti­co a los efec­tos del Pro­to­co­lo de Kioto. Su con­clusión fue que, de cara a la reduc­ción de la tem­per­atu­ra glob­al, ape­nas había variación entre lim­i­tarse a cumplir el Pro­to­co­lo sin añadir nuevas medi­das, o cumplir­lo estable­cien­do lim­ita­ciones adi­cionales posteriores.

Pese a que este tra­ba­jo es cita­do habit­ual­mente por los lla­ma­dos escép­ti­cos, el pro­pio Wigley matizó que, aunque el Pro­to­co­lo es insu­fi­ciente, «sigue sien­do impor­tante como primer paso hacia la esta­bi­lización del sis­tema climático» .

Z

Zonas críticas

Las Islas Cíes, los glacia­res pire­naicos, los fon­dos mari­nos de Balear­es o el Par­que de Doñana son algu­nas de las zonas españo­las que más ame­nazadas se encuen­tran por el calen­tamien­to glob­al, según el doc­u­men­tal Cam­bio Climáti­co en España: un desafío para todos, pro­duci­do por Nation­al Geo­graph­ic, y que mues­tra los efec­tos direc­tos del cam­bio climáti­co en nue­stro país.