El fin del pacto con Irán, otro clavo de Trump en el ataúd del legado de Obama

Don­ald Trump no ha ocul­ta­do nun­ca su inten­ción de rever­tir has­ta donde le fuese posi­ble las ini­cia­ti­vas impul­sadas y pues­tas en mar­cha por su pre­de­ce­sor en la Casa Blan­ca. Des­de que asum­ió la pres­i­den­cia el 20 de enero de 2017, el mag­nate ha inten­ta­do mod­i­ficar, o direc­ta­mente elim­i­nar, los prin­ci­pales logros de Barack Oba­ma, incluyen­do algunos de los más emblemáti­cos, como los referi­dos a la sanidad o el medio ambi­ente. Trump no es, des­de luego, el primer man­datario que tra­ta de cor­re­gir el lega­do recibido, tan­to en Esta­dos Unidos como en cualquier otro país, pero pocos lo han hecho de un modo tan sis­temáti­co y tan poco sutil.

En este sen­ti­do, el anun­cio hecho esta sem­ana por el pres­i­dente de que EE UU aban­dona el pacto nuclear alcan­za­do con Irán puede inter­pre­tarse como un nue­vo paso en lo que algunos exper­tos han definido como políti­ca neg­a­ti­va de Trump, más ori­en­ta­da a destru­ir lo ante­ri­or que a pro­pon­er novedades o mejo­rar lo alcanzado.

El acuer­do con Irán, fir­ma­do por Rusia, Chi­na, el Reino Unido, Fran­cia y Ale­ma­nia, además de por Wash­ing­ton y Teherán, fue con­segui­do tras largas y duras nego­cia­ciones durante la ante­ri­or Admin­is­tración esta­dounidense, con un fuerte coste políti­co para Oba­ma, quien tuvo que enfrentarse a una enorme pre­sión, no solo parte del Par­tido Repub­li­cano, sino tam­bién de tradi­cionales ali­a­dos de EE UU en la región, como Ara­bia Saudí y, espe­cial­mente, Israel (jun­to con el poderoso lob­by pro israelí en Washington).

‘America First’

Nada más asumir el car­go, en su primera jor­na­da de tra­ba­jo, Trump fir­mó una orden ejec­u­ti­va (ven­drían muchas más después, todas ellas rubri­cadas de for­ma teatral ante las cámaras) para sacar a EE UU del Acuer­do Transpací­fi­co de Coop­eración Económi­ca (TPP, por sus siglas en inglés), un trata­do impul­sa­do por Oba­ma y que EE UU había alcan­za­do jun­to con otros 11 países.

La decisión se enmar­ca­ba en la nue­va políti­ca pro­tec­cionista de la Casa Blan­ca (Amer­i­ca First, Esta­dos Unidos primero), que lle­varía pos­te­ri­or­mente a Wash­ing­ton a forzar la rene­go­ciación del Trata­do de Libre Com­er­cio de Améri­ca del Norte (TLCAN) con Canadá y Méx­i­co, y a impon­er arance­les a las importa­ciones de acero y alu­minio, así como altas tasas a pro­duc­tos chi­nos.

Algu­nas de estas deci­siones com­er­ciales están aún en sus­pen­so (en abril el Gob­ier­no esta­dounidense afir­mó que se esta­ba plante­an­do volver al TPP porque «cree en el libre com­er­cio», las espadas de la nego­ciación del TLCAN siguen en alto, y los arance­les del met­al a la UE y otros país­es no se han mate­ri­al­iza­do todavía), pero el efec­to pub­lic­i­tario, espe­cial­mente de cara a su base elec­toral, ya se ha conseguido.

Adiós a París

Más defin­i­ti­va fue la que quizá haya sido, jun­to con la rup­tura uni­lat­er­al del pacto iraní, su decisión inter­na­cional más trascen­den­tal has­ta aho­ra: la sal­i­da de Esta­dos Unidos del Acuer­do de París sobre el cam­bio climáti­co, en junio de 2017.

Al aban­donar el trata­do, Trump anun­ció que EE UU «cesará todas las imple­menta­ciones» de sus com­pro­misos climáti­cos en el mar­co de París «a par­tir de hoy», lo que incluye la meta prop­ues­ta por Oba­ma de reducir para 2025 las emi­siones de gas­es de efec­to inver­nadero entre un 26% y un 28% respec­to a los nive­les de 2005.

El acuer­do, dijo el man­datario, fue «nego­ci­a­do mal y con deses­peración» por el Gob­ier­no de Oba­ma, «en detri­men­to» de la economía y el crec­imien­to de EE UU. Después, la famosa frase: «He sido elegi­do para rep­re­sen­tar a los ciu­dadanos de Pitts­burgh, no de París».

Las ‘cor­reciones’ de las políti­cas de Oba­ma con respec­to al medio ambi­ente tam­bién han tenido lugar de puer­tas aden­tro. En diciem­bre del año pasa­do, por ejem­p­lo, Trump ordenó la may­or reduc­ción de tier­ras públi­cas pro­te­gi­das en la his­to­ria de EE UU, al recor­tar más de 9.200 kilómet­ros cuadra­dos en dos par­ques en Utah, una medi­da que fue alaba­da por los con­ser­vadores del esta­do y dura­mente crit­i­ca­da por ecol­o­gis­tas y tribus nati­vas. En con­cre­to, Trump ordenó reducir sus­tan­cial­mente la super­fi­cie de dos mon­u­men­tos nacionales que habían res­guarda­do tan­to Oba­ma, como Bill Clin­ton.

Además, Trump ha anun­ci­a­do per­misos para per­forar el Árti­co en bus­ca de com­bustibles fósiles, y ha reac­ti­va­do la con­struc­ción de polémi­cos oleo­duc­tos con­ge­la­dos por su ante­cesor en el cargo.

Soñadores y sanidad

Otro de los grandes cabal­los de batal­la de Trump ha sido, y sigue sien­do, la inmi­gración, y tam­bién aquí su medi­da más con­tro­ver­ti­da has­ta aho­ra (aparte de la con­struc­ción del muro en la fron­tera con Méx­i­co) es un dis­paro direc­to con­tra el lega­do de Oba­ma: la elim­i­nación del plan DACA, una ini­cia­ti­va aproba­da por el ante­ri­or inquili­no de la Casa Blan­ca, que pro­tege de la deportación a miles de jóvenes indoc­u­men­ta­dos que lle­garon al país sien­do menores de edad (los cono­ci­dos como dream­ers, soñadores).

De momen­to, diver­sos reveses judi­ciales con­tra el Gob­ier­no de Trump mantienen vivo el plan, y el pro­pio pres­i­dente ha sido ambiguo sobre quién se vería afec­ta­do exac­ta­mente, al tiem­po que es con­sciente del val­or del DACA como mon­e­da de cam­bio en la nego­ciación que mantiene con el Con­gre­so sobre su políti­ca migra­to­ria (y el dinero que nece­si­ta para su muro).

Sin aban­donar la políti­ca inte­ri­or, la otra gran obsesión ‘anti-Oba­ma’ de Trump es el sis­tema de pro­tec­ción san­i­taria puesto en mar­cha por su pre­de­ce­sor, la nor­ma cono­ci­da como Oba­macare. Tum­bar­la fue una de sus prome­sas elec­torales estrel­la, y el mag­nate neoy­orquino no se ha ren­di­do aún, pero has­ta aho­ra no ha con­ta­do con el apoyo sufi­ciente en el Con­gre­so para derog­ar y reem­plazar la reforma.

El pasa­do mes de sep­tiem­bre, la oposi­ción de tres senadores hizo imposi­ble apro­bar el proyec­to de ley impul­sa­do por el pres­i­dente, en el que era ya su segun­do inten­to. Días antes, no obstante, Trump anun­ció su inten­cion de asfix­i­ar el pro­gra­ma, reducien­do en un 90% los fon­dos des­ti­na­dos a pub­li­ci­dad y ayu­da para las inscrip­ciones ciu­dadanas en el mer­ca­do de seguros médi­cos de la ley.

Frenazo en Cuba

Por últi­mo, y volvien­do al exte­ri­or, Trump ha dado mar­cha atrás, o al menos ha fre­na­do en seco, con respec­to a una de las deci­siones de la ante­ri­or Admin­is­tración cal­i­fi­cadas como «históri­c­as»: la aper­tu­ra con Cuba y la pro­gre­si­va nor­mal­ización de las rela­ciones bilat­erales, tras medio siglo de hostilidades.

En un dis­cur­so pro­nun­ci­a­do el pasa­do mes de junio en Mia­mi (donde se con­cen­tra la may­or can­ti­dad de exil­i­a­dos y disidentes cubanos en EE UU), el pres­i­dente anun­ció un cam­bio, «con efec­to inmedi­a­to», de la políti­ca esta­dounidense hacia la isla, que incluye el man­ten­imien­to del embar­go com­er­cial y financiero que había empeza­do a aliviar Oba­ma, y su oposi­ción a las peti­ciones inter­na­cionales de que el Con­gre­so lo levante.

Una vez más, sin embar­go, tam­bién en el caso de Cuba es impor­tante dis­tin­guir entre las pal­abras y los hechos. Pese al lengua­je habit­u­al de cam­bios rad­i­cales emplea­do por Trump, lo cier­to es que sus medi­das no anu­lan las rela­ciones diplomáti­cas con La Habana restable­ci­das por Oba­ma, ni pro­híben las conex­iones aéreas y marí­ti­mas con la isla. De momen­to, tan solo se revisan algunos aspec­tos de la relación bilat­er­al encam­i­na­dos a reducir los pagos de esta­dounidens­es a empre­sas con­tro­ladas por mil­itares cubanos, o a aumen­tar las restric­ciones de via­jes indi­vid­uales a Cuba.

El agridulce legado de Barack Obama, un cambio a medias

Barack Obama, en Chicago, durante su último discurso en público como presidente de los Estados Unidos. Foto: The White House / Wikimedia Commons
Barack Oba­ma, en Chica­go, durante su últi­mo dis­cur­so en públi­co como pres­i­dente de los Esta­dos Unidos. Foto: The White House / Wiki­me­dia Commons

Al 44º pres­i­dente de los Esta­dos Unidos se le podrán reprochar muchas cosas, pero la fal­ta de opti­mis­mo no es una de ellas. Cuan­do el pasa­do día 11, de vuelta en su queri­da Chica­go, Barack Oba­ma se des­pidió del pueblo esta­dounidense en su últi­mo dis­cur­so públi­co (una nue­va demostración de su bril­lante ora­to­ria y de su capaci­dad para conec­tar con la gente), el todavía inquili­no de la Casa Blan­ca recu­peró, sin dudar­lo, el históri­co lema que le llevó has­ta la pres­i­den­cia por primera vez, hace ocho años. Ante una audi­en­cia entre­ga­da que clam­a­ba por el imposi­ble («Four more years!», ¡cua­tro años más!), y pese al ‘coitus inter­rup­tus’ de saber que en tan solo unos días ocu­pará su puesto un per­son­aje como Don­ald Trump, Oba­ma cer­ró sus pal­abras con el mis­mo men­saje de esper­an­za que con­ven­ció a mil­lones de per­sonas en 2008, hacien­do posi­ble la haz­a­ña de situ­ar por vez primera a un hom­bre negro en el car­go más impor­tante del país, y, en muchos sen­ti­dos, del mun­do: Yes, we can (Sí, podemos). Y luego añadió: Yes, we did (Sí, lo hici­mos; sí, pudi­mos). Pero, ¿ha podi­do realmente?

En tér­mi­nos gen­erales, Oba­ma deja un país mejor que el que encon­tró, al menos en lo que respec­ta a la economía, pero tam­bién un buen número de expec­ta­ti­vas frustradas o direc­ta­mente incumpl­i­das. El que fuera el can­dida­to del «cam­bio» y la «esper­an­za»ha sido asimis­mo, para muchos, el pres­i­dente de las opor­tu­nidades per­di­das, unas opor­tu­nidades que, a la vista de quien va a sen­tarse en el Despa­cho Oval a par­tir del próx­i­mo viernes, no van a volver a repe­tirse fácil­mente. Y algunos de sus logros más impor­tantes, como la refor­ma san­i­taria o la migra­to­ria, podrían ten­er los días contados.

En el exte­ri­or, Oba­ma, pre­mi­a­do en 2009 con un Nobel de la Paz que resultó ser, prob­a­ble­mente, algo pre­maturo, tam­poco puede pre­sumir demasi­a­do. El entu­si­as­mo ini­cial que des­pertó en todo el mun­do el cam­bio que el joven pres­i­dente suponía con respec­to a su ante­cesor (George W. Bush), con sus acer­camien­tos al mun­do musul­mán (qué lejos que­da ya aquel famoso dis­cur­so en El Cairo), o sus deci­siones de pon­er fin a dos guer­ras (Afgan­istán e Irak), se fue trans­for­man­do poco a poco en decep­ción y, en muchas oca­siones, en más de lo mismo.

Quedarán, en el aparta­do del debe, sus fra­ca­sos en el trági­co atol­ladero de Siria y en el mori­bun­do pro­ce­so de paz palesti­no-israelí, o los miles de muertes cau­sadas por sus drones (durante el manda­to de Oba­ma, EE UU ha bom­bardea­do un total de siete país­es —Afgan­istán, Irak, Pak­istán, Soma­lia, Yemen, Lib­ia y Siria—, frente a los cua­tro bom­bardea­d­os por Bush —los cua­tro primeros— ). En el aparta­do del haber, pasos históri­cos como la reaper­tu­ra de rela­ciones con Cuba y el acuer­do nuclear con Irán, sus ini­cia­ti­vas en con­tra de la tor­tu­ra, o momen­tos ‘cum­bre’ como, dejan­do a un lado las nor­mas del dere­cho inter­na­cional, el asesina­to del líder de Al Qae­da y cere­bro de los aten­ta­dos del 11‑S, Osama Bin Laden.

Cambios profundos

No obstante, y como siem­pre en estos casos, tan injus­to sería cul­par al pres­i­dente de todos los aspec­tos neg­a­tivos ocur­ri­dos durante su manda­to, como atribuir­le en exclu­si­va todos los logros. La sociedad esta­dounidense, como la glob­al, ha exper­i­men­ta­do durante estos ocho años cam­bios muy pro­fun­dos, unos cam­bios que han acaba­do tra­ducién­dose, de algún modo, en una gran polar­ización ide­ológ­i­ca y una evi­dente desconex­ión entre ciu­dadanos y politi­cos, de izquier­da a derecha, refle­jadas en man­i­festa­ciones tan dis­tin­tas como el movimien­to Occu­py que se extendió por EE UU en 2011 tras el 15‑M español, o la ines­per­a­da elec­ción como pres­i­dente del mil­lonario Don­ald Trump en 2016. Unos cam­bios que, al mis­mo tiem­po, han per­mi­ti­do tam­bién hitos como el reconocimien­to, en todo el país, de la legal­i­dad del mat­ri­mo­nio entre homo­sex­u­ales, o el hecho de que, por primera vez, una mujer (Hillary Clin­ton) haya esta­do a pun­to de ocu­par la Casa Blanca.

Paradóji­ca­mente, ha sido durante el manda­to del primer pres­i­dente negro cuan­do los hon­dos con­flic­tos raciales tan pre­sentes aún en EE UU han vuel­to a exac­er­barse (debido, sobre todo, a la vio­len­cia dis­crim­i­na­to­ria ejer­ci­da por la Policía con­tra ciu­dadanos negros), y ha sido tam­bién durante el manda­to del que iba a ser «el pres­i­dente de la gente» cuan­do hemos cono­ci­do, por ejem­p­lo, el masi­vo espi­ona­je cibernéti­co al que el Gob­ier­no esta­dounidense somete a sus ciu­dadanos. A menudo, tam­bién es cier­to, Oba­ma se ha dado de frente con­tra el muro de la fal­ta de apoyo políti­co, espe­cial­mente en el Con­gre­so, una cámara que ha esta­do fér­rea­mente dom­i­na­da por los repub­li­canos en estos últi­mos años: para cuan­do el pres­i­dente quiso apre­tar el acel­er­ador de sus refor­mas, en el tramo final de su manda­to, ya era demasi­a­do tarde. A su pesar, Guan­tá­namo sigue abier­to, y el cam­bio en las leyes que reg­u­lan la pos­esión de armas, pendiente.

Tal vez el error, vis­to sobre todo des­de Europa, o des­de la Europa más de izquier­das, haya sido creer que Oba­ma era un autén­ti­co rev­olu­cionario, y no tan­to lo que final­mente resultó ser: un pres­i­dente con hon­es­tas inten­ciones trans­for­mado­ras, pero depen­di­ente, al fin y al cabo, y no siem­pre en con­tra de su vol­un­tad, de los mecan­is­mos de poder (políti­cos, económi­cos, mil­itares) y los val­ores tradi­cionales (cap­i­tal­is­mo incues­tion­able, cier­to chau­vin­is­mo) que siguen mar­can­do bue­na parte de la real­i­dad de su país.

Lo que parece claro es que Oba­ma se va con la pop­u­lar­i­dad prác­ti­ca­mente intac­ta, un fac­tor al que prob­a­ble­mente haya con­tribui­do el cli­ma vici­a­do que ha car­ac­ter­i­za­do las últi­mas elec­ciones pres­i­den­ciales. Según un últi­mo son­deo de Asso­ci­at­ed Press-Norc Cen­ter for Pub­lic Affairs, el 57% de los esta­dounidens­es encues­ta­dos aprue­ban su gestión, lo que le sitúa muy por delante de su pre­de­ce­sor (Bush se fue con un 32%) y lig­era­mente por enci­ma de Ronald Rea­gan (51%), aunque aún lejos de Bill Clin­ton (63%). Para el 27%, Oba­ma ha sido inca­paz de man­ten­er su prome­sa de unificar el país, y uno de cada tres opina que ha incumpli­do sus com­pro­misos, si bien el 44% cree que, al menos, lo ha intentado.

Oba­ma asum­ió la pres­i­den­cia de EE UU con una heren­cia, la de George W. Bush, que incluía, entre otras cosas, dos guer­ras, una cri­sis económi­ca inter­na sin prece­dentes des­de la Gran Depre­sión y una ima­gen de Esta­dos Unidos en el mun­do por los sue­los. El nue­vo pres­i­dente ofrecía, para empezar, un talante com­ple­ta­mente dis­tin­to: más inteligente y tol­er­ante, con un mejor carác­ter y un fino y agu­do sen­ti­do del humor, edu­ca­do en Har­vard pero no elit­ista, soñador pero real­ista, pro­gre­sista pero en modo alguno rad­i­cal, e inmune (algo que ha logra­do man­ten­er) a cualquier escán­da­lo de cor­rup­ción o de carác­ter per­son­al. Repasamos aho­ra su lega­do, recor­dan­do tam­bién sus prome­sas y retos de hace ocho años, tan­to en políti­ca exte­ri­or como en políti­ca interior.

EL LEGADO DE OBAMA EN EL EXTERIOR

Oriente Medio

Cuan­do Oba­ma llegó al poder en enero de 2009, tres años antes del estal­li­do de la ‘pri­mav­era árabe’, y ocho antes de la san­gri­en­ta irrup­ción de Esta­do Islámi­co, el nue­vo pres­i­dente tenía ante sí tres desafíos fun­da­men­tales en lo que respec­ta a la región más con­vul­sa del plan­e­ta: reti­rar las tropas esta­dounidens­es de Irak y y lograr la esta­bi­lización del país, pon­er fin a la guer­ra en Afgan­istán, y con­tribuir a un pro­ce­so de paz real entre palesti­nos e israelíes. Ocho años después, la reti­ra­da de los sol­da­dos es una real­i­dad en Irak, pero el país, aso­la­do por el ter­ror­is­mo yihadista, la división sec­taria y la debil­i­dad de su gob­ier­no tras la nefas­ta gestión esta­dounidense que sigu­ió a la invasión de 2003, está muy lejos de ser estable; la guer­ra de Afgan­istán se cer­ró más bien en fal­so (EE UU aún mantiene tropas allí); y el pro­ce­so de paz palesti­no-israelí está com­ple­ta­mente muerto.

En el camino, las nuevas real­i­dades de la zona han supuesto un desafío con­stante, al que la admin­is­tración esta­dounidense no ha sabido respon­der ade­cuada­mente. La trage­dia de la guer­ra en Siria es, tal vez, el prin­ci­pal ejem­p­lo: la políti­ca con­tra­dic­to­ria y pasi­va de Wash­ing­ton ha con­tribui­do a per­pet­u­ar el con­flic­to y ha dado alas a la Rusia de Putin, cuyo apoyo incondi­cional al rég­i­men de Asad sigue hacien­do imposi­ble una sal­i­da. Por otro lado, EE UU ha inten­ta­do dis­tan­ciar su dis­cur­so de la políti­ca israelí, pero no ha pre­sion­a­do lo sufi­ciente como para forzar avances en el pro­ce­so de paz, e inclu­so ha alcan­za­do nive­les récord en la ven­ta de armas a este país. Y en Yemen, donde otra guer­ra prác­ti­ca­mente olvi­da­da sigue masacran­do a la población, Wash­ing­ton mantiene su respal­do a la coali­ción, lid­er­a­da por Ara­bia Saudí, que está lan­zan­do las bombas.

Según expli­ca a 20minutos.es Igna­cio Álvarez-Oso­rio, pro­fe­sor de Estu­dios Árabes e Islámi­cos en la Uni­ver­si­dad de Ali­cante y coor­di­nador de Ori­ente Medio y el Magreb en la Fun­dación Alter­na­ti­vas, «la inac­ción, el dis­tan­ci­amien­to y la paráli­sis» que han car­ac­ter­i­za­do la políti­ca «fal­l­i­da, erráti­ca e impro­visa­da» de Oba­ma en Ori­ente Medio han deja­do una región «bas­tante peor de lo que esta­ba hace ocho años», incluyen­do la expan­sión de Esta­do Islámi­co, frente al que EE UU no ha sido capaz de opon­er una estrate­gia ver­dadera­mente efi­caz. Aún recono­cien­do el condi­cio­nante de la heren­cia de Bush, Álvarez-Osso­rio no duda en hablar de «gran decep­ción», tras un prin­ci­pio que parecía esper­an­zador, «gra­cias al dis­cur­so en El Cairo, o al hecho de que se dejase caer a Mubarak en Egipto».

Sin embar­go, tenien­do en cuen­ta las duras críti­cas recibidas por Bush a causa de su inter­ven­cionis­mo en la región, ¿qué opciones reales tenía Oba­ma? «Podía haber explo­rado más otras alter­na­ti­vas, basadas en una diplo­ma­cia más coher­ente y en el mul­ti­lat­er­al­is­mo, en bus­car otros actores», expli­ca Álvarez-Oso­rio. «El inter­ven­cionis­mo mil­i­tar no es la úni­ca opción, pero es difí­cil ganar cred­i­bil­i­dad cuan­do tus prin­ci­pales ali­a­dos siguen sien­do país­es autocráti­cos, o cuan­do el dis­tan­ci­amien­to de gob­ier­nos como el saudí o el israelí es tan tibio».

El may­or logro con­segui­do por la admin­is­tración de Oba­ma en Ori­ente Medio es, sin duda, la con­se­cu­ción del acuer­do con Irán, un acuer­do que per­mi­tió con­tro­lar la escal­a­da nuclear en este país y lev­an­tar las san­ciones impues­tas a Teherán; que, en cualquier caso, no es atribuible en exclu­si­va a la diplo­ma­cia esta­dounidense, y que está pen­di­ente aho­ra de lo que pue­da hac­er con él el nue­vo pres­i­dente Trump.

Cuba y Corea del Norte

Jun­to con el acuer­do nuclear con Irán, el otro gran momen­to del manda­to de Oba­ma en políti­ca exte­ri­or ha sido la nor­mal­ización de las rela­ciones con Cuba, un pro­ce­so cuya primera fase cul­minó en el históri­co apretón de manos en La Habana entre el pres­i­dente esta­dounidense y el cubano, Raúl Cas­tro, en mar­zo de 2016. Era la primera vez en 88 años que un man­datario de EE UU vis­ita­ba la isla, un gesto com­pa­ra­ble, en sig­nifi­cación históri­ca, a la visi­ta que Oba­ma hizo tam­bién a Hiroshi­ma, la primera de un pres­i­dente esta­dounidense a la ciu­dad japone­sa arrasa­da por la primera bom­ba atómi­ca hace 50 años.

No obstante, tam­poco aquí el éxi­to es atribuible tan solo a Oba­ma. La situación de cier­to aper­tur­is­mo en la isla tras la reti­ra­da de Fidel Cas­tro del poder, y el final de los años duros de George W. Bush fueron fac­tores fun­da­men­tales. Y no hay que olvi­dar que, al igual que en lo ref­er­ente a Irán, el nue­vo pres­i­dente, Trump, ten­drá la autori­dad ejec­u­ti­va de rever­tir las prop­ues­tas diplomáti­cas de Oba­ma para con la isla, incluyen­do la rela­jación de las san­ciones y las restric­ciones de via­je. Trump, de momen­to, mantiene abier­tas «todas las opciones».

Con otro de los tradi­cionales antag­o­nistas de EE UU, Corea del Norte, las cosas no han ido tan bien, aunque, en este caso, ha sido la pos­tu­ra ais­la­cionista y belig­er­ante del rég­i­men dic­ta­to­r­i­al de Pio­nyang la que no ha con­tribui­do, pre­cisa­mente, a alla­nar el camino. La ten­sión nuclear, las provo­ca­ciones a los veci­nos y los ensayos arma­men­tís­ti­cos han segui­do incre­men­tán­dose, y los conatos de diál­o­go pare­cen haber pasa­do a mejor vida.

Europa y Rusia

«Cuan­do Oba­ma fue elegi­do en 2008 se gen­eró una gran expectación en Europa», comen­ta a 20minutos.es Car­lota Gar­cía Enci­na, inves­ti­gado­ra del Real Insti­tu­to Elcano y pro­fe­so­ra de Rela­ciones Inter­na­cionales en la Uni­ver­si­dad Fran­cis­co de Vito­ria de Madrid: «Parecía, sobre todo en com­para­ción con los años de Bush, que se ini­cia­ba una nue­va relación transatlán­ti­ca, pero la gen­eración de Oba­ma no se siente tan lig­a­da al Viejo Con­ti­nente como las ante­ri­ores y, aunque en un primer momen­to el tra­to fue cor­dial, EE UU empezó a mirar cada vez más a Asia y a los país­es emer­gentes, y a dejar claro su deseo de que los país­es europeos se fue­sen hacien­do car­go de su propia defen­sa», añade.

Esta cier­ta dis­tan­cia, no obstante, ha ido evolu­cio­nan­do a lo largo de todo el manda­to, espe­cial­mente ante la mag­ni­tud de prob­le­mas glob­ales como el ter­ror­is­mo o la lle­ga­da masi­va de refu­gia­dos, o debido a situa­ciones de cri­sis como la guer­ra en Ucra­nia. Gar­cía Enci­na señala, en este sen­ti­do, que «Oba­ma fue cada vez más con­sciente de que nece­sita­ba una Europa fuerte, de que no existe una alter­na­ti­va, y de que esta­dounidens­es y europeos son quienes siguen hacién­dose car­go de la may­oría de los prob­le­mas del mun­do». «Por eso», agre­ga, «Oba­ma ha venido insistien­do, sobre todo al final de su pres­i­den­cia, en la necesi­dad de ‘más Europa’ [cuan­do apoyó la opción con­traria al brex­it, por ejem­p­lo], y de una Europa más acti­va que reactiva».

La relación con el otro lado del Atlán­ti­co, sin embar­go, ha esta­do mar­ca­da por la cre­ciente ten­sión, cuan­do no ene­mis­tad direc­ta, con la Rusia de Putin. Como recuer­da Gar­cía Enci­na, los planes de Oba­ma para mejo­rar las rela­ciones con Moscú (ese «volver a empezar» que se pro­pu­so al ini­cio de su segun­do manda­to) se vieron trun­ca­dos por la guer­ra en Ucra­nia y la anex­ión rusa de Crimea en 2014, y, espe­cial­mente, por el apoyo del Krem­lin al rég­i­men sirio de Bashar al Asad. Tras las acusa­ciones a Moscú de haber inter­venido en la cam­paña elec­toral esta­dounidense, y a pesar del ‘idilio’ políti­co entre Vladimir Putin y Don­ald Trump, restable­cer una mín­i­ma nor­mal­i­dad entre ambas poten­cias no va a ser tarea fácil.

Tratados comerciales

Antes de ser elegi­do pres­i­dente, Oba­ma, quien llegó a ser acu­sa­do de «pro­tec­cionista encu­bier­to» por su primer rival elec­toral, el repub­li­cano John McCain, se había mostra­do par­tidario, en gen­er­al, del libre com­er­cio mundi­al, si bien mati­zan­do que «no todos los acuer­dos son buenos». Al tér­mi­no de su manda­to, el bal­ance en este sen­ti­do es más bien pobre, con solo tres acuer­dos imple­men­ta­dos exi­tosa­mente (Panamá, Colom­bia y Corea del Sur), algo no nece­sari­a­mente neg­a­ti­vo para los detrac­tores de este tipo de trata­dos, tan­to des­de la derecha más pro­tec­cionista («roban tra­ba­jo a los locales y favore­cen a las empre­sas extran­jeras»), como des­de el activis­mo izquierdista («con­tribuyen a aumen­tar el poder de las grandes cor­po­ra­ciones frente a los gob­ier­nos, y minan los dere­chos sociales y laborales»).

Los dos grandes obje­tivos de su admin­is­tración fueron el Acuer­do Transpací­fi­co de Coop­eración Económi­ca (TPP) y la Aso­ciación Transatlán­ti­ca para el Com­er­cio y la Inver­sión (TTIP). El TPP, fir­ma­do en febrero de 2016 por 12 país­es que, jun­tos, rep­re­sen­tan el 40% de la economía mundi­al, todavía no ha sido rat­i­fi­ca­do y, tenien­do en cuen­ta que Trump ha anun­ci­a­do la reti­ra­da esta­dounidense del mis­mo, su futuro es, sien­do opti­mis­tas, incier­to. Mien­tras, el TTIP, la con­tro­ver­ti­da prop­ues­ta de libre com­er­cio entre EE UU y la UE, sigue nego­cián­dose, pero está sien­do aban­don­a­da por cada vez más políti­cos a ambos lados del Atlán­ti­co. «A difer­en­cia de lo que ocurre en Europa», indi­ca Gar­cía Enci­na, «el TTIP no está en el debate públi­co en EE UU; es un asun­to de Washington».

EL LEGADO DE OBAMA EN CASA

Economía

Oba­ma llegó al poder en mitad de una cri­sis económi­ca desco­mu­nal, cuyos efec­tos aún siguen sufrién­dose en medio mun­do. Con más de 9 mil­lones de para­dos, el desem­pleo afecta­ba al 6,7% de la población acti­va; la deu­da públi­ca super­a­ba los 10.600 mil­lones de dólares; la indus­tria financiera esta­ba a un paso del colap­so, y 700.000 mil­lones de dólares eran ded­i­ca­dos a gas­to mil­i­tar. Grandes empre­sas habían que­bra­do, la con­fi­an­za de los inver­sores era prác­ti­ca­mente inex­is­tente, había decre­ci­do alar­man­te­mente la capaci­dad adquis­i­ti­va y, por tan­to, el con­sumo; la indus­tria auto­movilís­ti­ca (uno de los motores del país) esta­ba en coma, y el déficit pre­supues­tario alcan­z­a­ba un reg­istro históri­co de 483.000 mil­lones de dólares, sin con­tar con los 700.000 mil­lones del erario públi­co des­ti­na­dos a rescatar, prin­ci­pal­mente, a los ban­cos y enti­dades financieras a la vez cau­santes y víc­ti­mas de bue­na parte de la crisis.

Al ini­cio de su primer manda­to, Oba­ma impul­só un impor­tante paque­te de estí­mu­lo económi­co y una serie de refor­mas legales y financieras que, poco a poco, han ido dan­do fru­tos. Su gob­ier­no super­visó la sal­vación de Gen­er­al Motors, imple­men­tó un Pro­gra­ma de Vivien­das Ase­quibles que evitó que mil­lones de propi­etar­ios perdier­an sus casas al per­mi­tir­les refi­nan­ciar sus hipote­cas, y nego­ció un acuer­do que anuló muchos de los recortes de impuestos aproba­dos en la era de George W. Bush, a cam­bio de con­ge­lar el gas­to gen­er­al, e incluyen­do impor­tantes medi­das fis­cales como la Ley de Recu­peración y Rein­ver­sión de 2009.

Ocho años después, el desem­pleo ha caí­do al 4,6%, el niv­el más bajo des­de 2007, y la creación de puestos de tra­ba­jo sigue estable, con 178.000 nuevos empleos reg­istra­dos el pasa­do mes de noviem­bre. Además, y pese a que Oba­ma no ha con­segui­do avances en su empeño por aumen­tar el salario mín­i­mo fed­er­al (el Con­gre­so, dom­i­na­do por los repub­li­canos, se ha opuesto sis­temáti­ca­mente), o a que el poder adquis­i­ti­vo sigue sin alcan­zar los nive­les esper­a­dos (el ingre­so de los hog­a­res en 2015 seguía sien­do infe­ri­or al de 2007), los suel­dos, en gen­er­al, han empeza­do a recu­per­arse (aunque sigue existien­do desigual­dad entre hom­bres y mujeres), y el mer­ca­do de val­ores está alcan­zan­do nuevos máximos.

Según un informe del Con­se­jo de Asesores Económi­cos de la Casa Blan­ca, el crec­imien­to de los salarios reales ha sido en estos últi­mos años el más rápi­do des­de prin­ci­p­ios de la déca­da de los seten­ta, y en el ter­cer trimestre de 2016, la economía esta­dounidense cre­ció un 11,5% por enci­ma del máx­i­mo reg­istra­do antes de la cri­sis, con la renta per capi­ta situ­a­da un 4% sobre los nive­les ante­ri­ores a 2009.

Sanidad

La refor­ma del sis­tema san­i­tario esta­dounidense fue, des­de un prin­ci­pio, la gran apues­ta de Barack Oba­ma, y tam­bién el prin­ci­pal blan­co de los ataques al pres­i­dente prove­nientes de los sec­tores más con­ser­vadores. Su imple­mentación, aunque fuese reba­jan­do en parte sus ambi­ciosos planes ini­ciales, ha sido, según él mis­mo, su gran lega­do. Su futuro, con­sideran­do que Trump ha prometi­do hin­car­le el diente («sus­pender­la» y «apro­bar una prop­ues­ta mejor») nada más asumir la pres­i­den­cia, está en el aire.

Bási­ca­mente, el lla­ma­do Oba­macare, el paque­te de refor­mas san­i­tarias aproba­do en 2010, tiene como obje­ti­vo per­mi­tir un may­or acce­so de los ciu­dadanos al sis­tema de salud, en un país donde no existe una sanidad públi­ca como tal. Los esta­dounidens­es pueden aho­ra com­prar seguros médi­cos fed­eral­mente reg­u­la­dos y sub­sidi­a­dos por el Esta­do, lo que ha per­mi­ti­do que el por­centa­je de per­sonas sin pro­tec­ción se haya reduci­do del 15,7% (un total de 30 mil­lones) en 2011 al 9,1% en 2015.

La ley, por ejem­p­lo, pro­híbe a las com­pañías de seguros ten­er en cuen­ta condi­ciones pre­ex­is­tentes, y les exige otor­gar cober­tu­ra a todos los solic­i­tantes, ofre­cién­doles las mis­mas tar­i­fas sin impor­tar su esta­do de salud o su sexo. Además, aumen­ta las sub­ven­ciones y la cober­tu­ra de Med­ic­aid, el pro­gra­ma de seguros de salud del Gobierno.

La refor­ma, sin embar­go, ha tenido que con­vivir con serios prob­le­mas, incluyen­do el hecho de que var­ios esta­dos gob­er­na­dos por repub­li­canos se han nega­do a aplicar su parte, o graves difi­cul­tades infor­máti­cas que fueron ampli­a­mente divul­gadas por la pren­sa y uti­lizadas por la oposi­ción, dis­paran­do las críti­cas de sus detractores.

Inmigración

La refor­ma migra­to­ria fue, jun­to con la san­i­taria, la otra gran prome­sa de Oba­ma durante la cam­paña elec­toral que le llevó a la Casa Blan­ca en 2008, pero sus esfuer­zos por que el Con­gre­so la sacase ade­lante cayeron una y otra vez en saco roto. Final­mente, nada más ser reelegi­do, el pres­i­dente anun­ció que no esta­ba dis­puesto a seguir esperan­do, y que apro­baría una serie de medi­das por decre­to (acción ejec­u­ti­va). Lo hizo, final­mente, y entre las airadas críti­cas de los repub­li­canos, en 2014.

Esta ‘minire­for­ma’ no afecta­ba a aspec­tos como la ciu­dadanía o la res­i­den­cia per­ma­nente (Oba­ma no podía lle­gar tan lejos, con la ley en la mano), pero sí per­mitía reg­u­larizar la situación de cer­ca de la mitad de los inmi­grantes indoc­u­men­ta­dos que res­i­den en el país (unos cin­co mil­lones, de un total de 11 mil­lones de ‘sin pape­les’). En con­cre­to, la refor­ma afecta­ba a aque­l­los que tienen hijos que son ciu­dadanos esta­dounidens­es o res­i­dentes per­ma­nentes, y que pueden demostrar que lle­van en el país des­de antes del 1 de enero de 2010 y care­cen de antecedentes crim­i­nales. La ley está aho­ra sus­pendi­da por una larga batal­la legal en la que se ha cues­tion­a­do su constitucionalidad.

Por otro lado, la dura y xenó­fo­ba retóri­ca anti-inmi­gración del pres­i­dente elec­to, Don­ald Trump, ha hecho olvi­dar a menudo que la admin­is­tración de Oba­ma osten­ta el récord de deporta­ciones de EE UU has­ta la fecha, con una media de 400.000 al año. Según datos del Depar­ta­men­to de Seguri­dad Nacional (DHS), el gob­ier­no de Oba­ma deportó a cer­ca de 2,5 mil­lones de inmi­grantes entre 2009 y 2015. El may­or número de deporta­ciones se pro­du­jo en 2012, cuan­do fueron expul­sadas 410.000 per­sonas, alrede­dor del doble que en 2003. Un informe de 2013 del Ser­vi­cio de Inmi­gración y Con­trol de Adu­a­nas de EE UU señal­a­ba que alrede­dor de 369.000 inmi­grantes irreg­u­lares fueron depor­ta­dos durante ese año. La may­oría de los depor­ta­dos, 241.493, eran mexicanos.

Crimen y armas

Las afir­ma­ciones de Don­ald Trump según las cuales la crim­i­nal­i­dad en EE UU está «peor que nun­ca» son fal­sas. Es cier­to que en algu­nas grandes ciu­dades ha cre­ci­do la tasa de homi­cidios, pero, en gen­er­al, los índices de delin­cuen­cia han baja­do de for­ma con­stante durante los ocho años de gob­ier­no de Barack Oba­ma, uno de cuyos grandes obje­tivos (no cumpli­do del todo) ha sido la refor­ma del sis­tema de jus­ti­cia penal y, en espe­cial, inten­tar acabar con la dis­crim­i­nación racial que con­ll­e­va actualmente.

Como desta­ca la BBC en un repa­so al lega­do de Oba­ma en este aspec­to cru­cial de la políti­ca domés­ti­ca, en 2010 el pres­i­dente fir­mó la lla­ma­da Acta de Sen­ten­cias, con la que se equiparararon las penas por pos­esión de crack y de cocaí­na en pol­vo. Has­ta entonces, los cas­ti­gos para los con­de­na­dos por lo primero, la may­oría ciu­dadanos afroamer­i­canoss, eran muy sev­eras. En ese mis­mo año, Oba­ma fir­mó otra ley que establece que el tiem­po mín­i­mo de prisión oblig­a­to­ria por pos­esión de cocaí­na, que suele implicar despro­por­cionada­mente a delin­cuentes de raza negra, sea más acorde con las penas de cocaí­na en polvo.

En enero de 2016, por otra parte, Oba­ma tomó una serie de medi­das ejec­u­ti­vas des­ti­nadas a lim­i­tar el uso del ais­lamien­to en las cárce­les fed­erales y pro­por­cionar un mejor tra­to a los reclu­sos con enfer­medades men­tales. Tam­bién ha uti­liza­do su poder pres­i­den­cial para con­mu­tar las penas por dro­gas a más de 1.000 infrac­tores no vio­len­tos, y ha apoy­a­do una políti­ca del Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia que dio lugar a la lib­eración antic­i­pa­da de unos 6.000 reclusos.

Su gran frus­tración, no obstante, ha sido no poder lograr un may­or con­trol sobre la pos­esión de armas de fuego. Tras la matan­za de la escuela pri­maria de Sandy Hook en Con­necti­cut, el 14 de diciem­bre de 2012, Oba­ma pidió may­ores restric­ciones, algo en lo que ha insis­ti­do des­de entonces, públi­ca­mente, varias veces. Sin embar­go, debido al poder de pre­sión de lob­bies como la Aso­ciación Nacional del Rifle, y a la oposi­ción del ala más con­ser­vado­ra del Con­gre­so, al final no ha podi­do pro­mul­gar nuevas políti­cas impor­tantes al respecto.

Guantánamo

Antes de ser elegi­do por primera vez, Oba­ma prometió que cer­raría la base esta­dounidense de Guan­tá­namo, en Cuba, lo antes posi­ble. De hecho, en la primera sem­ana tras su toma de pos­esión (el segun­do día, para ser exac­tos), el nue­vo pres­i­dente fir­mó un decre­to que con­tem­pla­ba la clausura defin­i­ti­va, «en menos de un año», de esta prisión mil­i­tar, un com­ple­jo pen­i­ten­cia­rio fuera de la ley por el que habían pasa­do entonces casi 800 hom­bres, con­sid­er­a­dos por EE UU «com­bat­ientes ene­mi­gos ile­gales»; la may­oría de ellos, acu­sa­dos de pertenecer a los tal­ibanes o a Al Qae­da, algunos someti­dos a tor­turas, y ninguno con el dere­cho recono­ci­do a un juicio pre­vio o a la rep­re­sentación de un abo­ga­do. Ocho años después, y aunque con menos pri­sioneros (45 en la actu­al­i­dad, frente a los 242 reos que había en 2009), el gran sím­bo­lo de la ‘guer­ra con­tra el ter­ror’ de George W. Bush sigue abierto.

A lo largo de estos ocho años, Oba­ma ha inten­ta­do en numerosas oca­siones hac­er efec­ti­vo el cierre de la prisión, pero se ha encon­tra­do una y otra vez con el rec­ha­zo y las restric­ciones del Con­gre­so, rea­cio, prin­ci­pal­mente, al trasla­do a sue­lo esta­dounidense de pri­sioneros que supon­dría la clausura de la base. En respues­ta, la admin­is­tración de Oba­ma ha ido lle­van­do a cabo un plan de trans­fer­en­cia de pri­sioneros a otros país­es, pero no ha sido suficiente.

Medio ambiente y cambio climático

Oba­ma llegó a la Casa Blan­ca con una agen­da medioam­bi­en­tal muy clara y es jus­to recono­cer que ha trata­do de cumplir­la. El pres­i­dente ha inten­ta­do impul­sar las energías ren­ov­ables, pro­movien­do la con­struc­ción de más plan­tas solares y toman­do medi­das para mod­ern­izar la indus­tria y hac­er­la menos depen­di­ente del car­bón. Tam­bién pro­hibió per­fora­ciones petrol­eras en el Atlán­ti­co y el Árti­co, y par­ticipó acti­va­mente en el debate inter­na­cional sobre el calen­tamien­to glob­al, con­tribuyen­do de for­ma deter­mi­nante a la nego­ciación del gran acuer­do para com­bat­ir el cam­bio climáti­co que 195 país­es fir­maron durante el COP21 en París, en diciem­bre de 2015.

Este acuer­do, rat­i­fi­ca­do por EE UU (y ame­naza­do aho­ra por la pos­tu­ra en con­tra de Trump), estable­ció una serie de nuevas reg­u­la­ciones que con­trolan la con­t­a­m­i­nación de las cen­trales eléc­tri­c­as de car­bón y lim­i­tan la min­ería del car­bón y la per­foración de petróleo y gas, tan­to en tier­ras con­ti­nen­tales como en aguas costeras.

Además, el pres­i­dente esta­dounidense hizo uso de su autori­dad ejec­u­ti­va para des­ig­nar un total de 548 mil­lones de acres (más de 2,2 mil­lones de Km²) de ter­ri­to­rio como hábi­tat pro­te­gi­do, más que cualquier pres­i­dente anterior.

Oba­ma, sin embar­go, dejó pasar tam­bién opor­tu­nidades impor­tantes. A prin­ci­p­ios de su manda­to, cuan­do los demócratas tenían aún may­oría, el Con­gre­so llegó a apro­bar un estric­to pro­gra­ma para con­tro­lar las emi­siones de car­bono. El Sena­do, sin embar­go, dio pri­or­i­dad a las refor­mas financiera y san­i­taria, y, para cuan­do la ley volvió al Con­gre­so, los demócratas esta­ban ya en minoría.

Las 10 tareas de Barack Obama en el exterior

El pres­i­dente elec­to de Esta­dos Unidos tiene ante sí el tra­ba­jo de finalizar dos guer­ras, y asume el poder en medio de una de las peo­res cri­sis de los últi­mos años en Ori­ente Próx­i­mo. Tam­bién ten­drá que lidiar con Rusia, Irán, Venezuela…

Estos son los 10 temas prin­ci­pales sobre los que ten­drá que tra­ba­jar Barack Oba­ma en el exte­ri­or, tras su toma de pos­esión este martes.

1. IRAK

La tarea

Resolver la empan­tana­da situación crea­da por la guer­ra de Irak, logran­do un país esta­bi­liza­do y sin tropas esta­dounidens­es, será una de las tar­eas más impor­tantes y, a la vez, más difí­ciles del nue­vo gob­ier­no de Barack Obama.

Casi seis años después de la invasión de Irak por EE UU y sus ali­a­dos, George W. Bush dijo esta mis­ma sem­ana en su dis­cur­so de des­pe­di­da que el país árabe es «una democ­ra­cia en el corazón de Ori­ente Medio».

Al mar­gen de que el Gob­ier­no iraquí depen­da aún total­mente de EE UU, o de que la situación políti­ca esté aún muy lejos de esta­bi­lizarse, y pese a que la vio­len­cia ha dis­minui­do en los últi­mos meses, el bal­ance de la ocu­pación esta­dounidense en Irak resul­ta, sin embar­go, demoledor.

En los años pos­te­ri­ores a la invasión, y sin con­tar las bajas pro­duci­das durante la ocu­pación en sí o las de otros país­es ali­a­dos, han muer­to en Irak, en com­bat­es, enfrentamien­tos y aten­ta­dos ter­ror­is­tas, más de 4.000 sol­da­dos esta­dounidens­es y han resul­ta­do heri­dos 30.000. El número de víc­ti­mas civiles no se sabe con exac­ti­tud. Según Bush, ron­da las 30.000. Otras fuentes ele­van esta cifra a 82.000. La may­oría hablan de 600.000 iraquíes muer­tos y algunos, con­tan­do causas direc­tas e indi­rec­tas, has­ta de un millón.

La guer­ra le ha costa­do a EE UU entre 60.000 mil­lones de dólares (según Bush) y 3 bil­lones (según algunos exper­tos). Casi un ter­cio de la población iraquí nece­si­ta ayu­da de emer­gen­cia para sobre­vivir y escán­da­los como las tor­turas en Abu Ghraib o los ben­efi­cios obtenidos por empre­sas pri­vadas esta­dounidens­es han dete­ri­o­ra­do con­sid­er­able­mente la ima­gen de EE UU en el mundo.

Las promesas

Oba­ma ha dicho que su Gob­ier­no sacará de Irak a las unidades de com­bate esta­dounidens­es en un pla­zo de 16 meses. En una entre­vista a The New York Times, el pres­i­dente elec­to dijo que «en Irak no hay opciones bue­nas. No las hay des­de hace mucho tiem­po. No me sor­pren­dería que hubiera picos de vio­len­cia al ini­ciar la reti­ra­da. Pero durante esos 16 meses voy a instru­men­tar una gestión diplomáti­ca firme y sis­temáti­ca, no sólo con las fac­ciones de la región, sino tam­bién con Irán, Siria, los saudíes, Jor­da­nia y con los miem­bros del Con­se­jo de Seguri­dad de la ONU».

2. AFGANISTÁN

La tarea

Han pasa­do más de ocho años des­de que EE UU invadiera Afgan­istán y der­ro­cara al gob­ier­no tal­ibán, como parte de la lucha del Gob­ier­no de Bush con­tra el ter­ror­is­mo inter­na­cional tras los aten­ta­dos del 11‑S, y en un inten­to de cap­turar al líder de Al Qae­da, Osama Bin Laden, quien sigue libre.

Según Bush, Afgan­istán es aho­ra «una joven democ­ra­cia que lucha con­tra el ter­ror­is­mo y ani­ma a las niñas a ir a la escuela», pero la real­i­dad es que se tra­ta, tam­bién, de un país destroza­do por la guer­ra en el que aún no han cesa­do los com­bat­es entre tropas guber­na­men­tales e insur­gentes, y des­de donde se sigue pro­ducien­do un goteo ince­sante de muer­tos, tan­to civiles afganos como sol­da­dos de las tropas inter­na­cionales desple­gadas (españoles incluidos).

En 2008 las bajas de la OTAN aumen­taron con­sid­er­able­mente, con más muer­tos en junio, julio y agos­to que en Irak. A finales de año, el país seguía en un cli­ma de guer­ra con­stante y, según pub­licó el Finan­cial Times, con un descon­tento cre­ciente con el gob­ier­no de Hamid Karzai.

Entre las tar­eas de Oba­ma, una de las más impor­tantes será el establec­imien­to de una fecha para la con­clusión de esta guerra.

Las promesas

Jun­to a la reti­ra­da de las tropas de Irak, la otra gran prome­sa de Oba­ma ha sido incre­men­tar el número de sol­da­dos esta­dounidens­es en Afgan­istán para tratar de aumen­tar las condi­ciones de seguri­dad en el país asiático.

Para el ver­a­no de 2009 podrían ser envi­a­dos a este país entre 20.000 y 30.000 mil­itares más, dupli­can­do el número de efec­tivos que se encuen­tran desple­ga­dos actualmente.

3. ORIENTE PRÓXIMO

La tarea

Oba­ma lle­ga al poder en uno de los momen­tos más críti­cos y difí­ciles den­tro de la ya de por sí com­pli­ca­da situación de Ori­ente Próx­i­mo, tras una ofen­si­va israelí sobre Gaza que, has­ta el momen­to, ha deja­do ya más de mil muer­tos (la mitad de ellos, civiles), y con las pos­turas de ambas partes com­ple­ta­mente radicalizadas.

Tras los tími­dos avances alcan­za­dos durante la era Clin­ton, la Admin­is­tración Bush ape­nas ha hecho nada para impul­sar un pro­ce­so de paz que lle­va ya más de una déca­da más muer­to que vivo, y lo que ha hecho (inclu­i­da la últi­ma con­fer­en­cia apadri­na­da por Bush hace tan sólo unos meses, de la que ya no que­da ni el recuer­do) ha sido poco efec­ti­vo o sen­cil­la­mente contraproducente.

Gran parte de lo que pase depen­derá de cómo se resuel­va la ofen­si­va actu­al, pero, en cualquier caso, Oba­ma ten­drá que medi­ar con, por un lado, un Gob­ier­no israelí en ple­na tran­si­ción políti­ca y mar­ca­do por la últi­ma inter­ven­ción mil­i­tar y sus con­se­cuen­cias, y, por otro, con unos palesti­nos com­ple­ta­mente divi­di­dos entre los nacional­is­tas laicos de la despres­ti­gia­da e inop­er­ante Autori­dad Nacional Palesti­na y los fun­da­men­tal­is­tas islámi­cos de Hamás, seri­amente diez­ma­dos tras el últi­mo ataque.

Y todo ello sin olvi­dar los otros dos frentes: Los rad­i­cales islamis­tas chiíes de Hizbulá al norte, en el Líbano, y la cuestión, eter­na­mente pen­di­ente con Siria, de los ocu­pa­dos Altos del Golán.

Cuan­do se cal­maron los aten­ta­dos en sue­lo israelí vinieron los ataques de cohetes. Tras la invasión de Gaza volverán, prob­a­ble­mente, los aten­ta­dos, y, entre tan­to, con­tinúan sin ser resuel­tos prob­le­mas como la cuestión de los dos Esta­dos (el manda­to de la ONU tiene ya 60 años), el des­ti­no de los refu­gia­dos y exil­i­a­dos palesti­nos, o el esta­tus de Jerusalén.

Las promesas

Oba­ma ape­nas se ha impli­ca­do en la cri­sis actu­al, aducien­do que Esta­dos Unidos ya tiene un pres­i­dente (lo que no le ha impe­di­do opinar de otros asun­tos, como la cri­sis económica).

En cualquier caso, el pres­i­dente elec­to ha man­i­fes­ta­do clara­mente en varias oca­siones que su Gob­ier­no jamás «dejará de lado» al esta­do de Israel, si bien tam­bién se ha declar­a­do par­tidario de la exis­ten­cia de un esta­do palesti­no: «La seguri­dad de Israel es sacrosan­ta. No es nego­cia­ble. Los palesti­nos nece­si­tan un esta­do que sea con­tiguo y que esté cohe­sion­a­do y que les per­mi­ta pros­per­ar. Pero cualquier acuer­do con el pueblo palesti­no debe preser­var la iden­ti­dad de Israel como un Esta­do judío con fron­teras seguras, recono­ci­das y defendibles. Jerusalén seguirá sien­do la cap­i­tal de Israel, y debe per­manecer indivisa’.

Fuentes cer­canas al pres­i­dente elec­to han ase­gu­ra­do que su equipo estu­dia la posi­bil­i­dad de abrir canales de diál­o­go con Hamás. La orga­ni­zación islamista, que gob­ier­na (o gob­ern­a­ba) Gaza tras haber gana­do las elec­ciones, ha esta­do has­ta aho­ra com­ple­ta­mente ais­la­da por todos los Gob­ier­nos occi­den­tales, que la con­sid­er­an una orga­ni­zación terrorista.

4. IRÁN Y COREA DEL NORTE

La tarea

Ambos país­es for­man parte del bau­ti­za­do por George W. Bush como «eje del mal», y con ambos las rela­ciones de EE UU han ido, durante estos últi­mos años, de mal en peor. A ello ha con­tribui­do la emer­gen­cia en el poder iraní del rad­i­cal y desafi­ante pres­i­dente Mah­mud Ahmadineyad, y la pos­tu­ra ais­la­cionista de la bru­tal dic­tadu­ra nor­core­ana, ésta últi­ma, además, con el aña­di­do de las armas nucleares.

La situación es espe­cial­mente grave por el peli­gro poten­cial que estos país­es, espe­cial­mente Irán, tienen a la hora de crear dese­qui­lib­rios en la zona.
La energía nuclear y su supuesto desar­rol­lo para fines mil­itares ha sido, pre­cisa­mente, el prin­ci­pal cabal­lo de batal­la con el rég­i­men de Teherán, que, no obstante, saludó como pos­i­ti­va la elec­ción de Barack Obama.

Las promesas

En prin­ci­pio, Oba­ma se ha mostra­do abier­to a cier­to diál­o­go con Teherán siem­pre y cuan­do el rég­i­men iraní acepte una serie de condi­ciones.
«No ten­go interés –ha dicho el pres­i­dente elec­to– en hablar con nue­stros adver­sar­ios sólo por hablar. Pero estaría dis­puesto a encabezar una diplo­ma­cia dura y con prin­ci­p­ios con el diri­gente iraní ade­cua­do en el momen­to y lugar que yo esco­ja, si, y sólo si, puede hac­er avan­zar los intere­ses de Esta­dos Unidos. Haré todo lo que esté en mi poder para pre­venir que Irán obten­ga un arma nuclear, todo».

5. RUSIA

La tarea

En el últi­mo año, el Gob­ier­no de Moscú ha ido dis­tan­cián­dose cada vez más de Occi­dente, en un inten­to de recla­mar su condi­ción de poten­cia mundi­al y de no perder lo que le que­da de área de influ­en­cia. Ello se ha tra­duci­do en una may­or ten­sión de las rela­ciones entre Rusia y Occi­dente en gen­er­al, y entre Rusia y la OTAN y EE UU, más en particular.

La inter­ven­ción rusa en Geor­gia del ver­a­no pasa­do supu­so el peor pun­to en las rela­ciones entre Wash­ing­ton y Moscú des­de hacía años, y la reciente guer­ra del gas ha demostra­do los pun­tos vul­ner­a­bles a los que se enfrentan las naciones euro­peas ali­adas de EE UU a causa de su depen­den­cia energética.

Otro pun­to de fric­ción ha sido el establec­imien­to de escu­d­os antimisiles esta­dounidens­es en el este de Europa, asun­to que Moscú con­sid­era un peli­gro para su seguri­dad nacional.

Oba­ma tiene por delante la tarea de nor­malizar estas rela­ciones, algo que, hoy por hoy, depen­derá en bue­na medi­da de la acti­tud del Krem­lin y de has­ta dónde esté dis­puesto a ten­sar la cuer­da el primer min­istro ruso, Vladimir Putin.

Las promesas

Más allá de desear bue­nas rela­ciones entre Wash­ing­ton y Moscú, y de «con­seguir una may­or unidad transatlán­ti­ca que nos per­mi­ta nego­ciar con Rusia con una sola voz», Oba­ma no ha deja­do muy claro cómo va a ser su pos­tu­ra respec­to a Rusia. Durante la cam­paña crit­icó la inter­ven­ción mil­i­tar en Geor­gia y, una vez elegi­do, se declaró dis­puesto a coop­er­ar con Moscú en el desarme nuclear.

6. VENEZUELA Y LATINOAMÉRICA

La tarea

Durante el manda­to de Bush, Esta­dos Unidos se ha con­ver­tido en el ene­mi­go públi­co número uno del Gob­ier­no vene­zolano de Hugo Chávez y, sigu­ien­do su estela, de los otros nuevos gob­ier­nos ‘neoso­cial­is­tas’ de Améri­ca Lati­na, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

La relación con Cara­cas se ha dete­ri­o­ra­do has­ta el pun­to de la expul­sión mutua de emba­jadores y, en el caso de Chávez, del insul­to direc­to.

La impor­tan­cia estratég­i­ca de Venezuela, tan­to como pro­duc­tor de petróleo como por su influ­en­cia en muchos país­es lati­noamer­i­canos, con­vierte no obstante la mejo­ra de estas rela­ciones en una impor­tante tarea para el gob­ier­no del nue­vo presidente.

Chávez ha deposi­ta­do sus esper­an­zas en el cam­bio que pue­da rep­re­sen­tar la lle­ga­da de Oba­ma al poder.

Las promesas

El equipo de Oba­ma ha lle­ga­do a la pres­i­den­cia sin una agen­da clara sobre Lati­noaméri­ca. No obstante, Hillary Clin­ton, la des­ig­na­da por Oba­ma como sec­re­taria de Esta­do (min­is­tra de Exte­ri­ores), ya ha ade­lan­ta­do que el pres­i­dente elec­to desea «una nue­va cara» en la diplo­ma­cia de EE UU hacia Améri­ca Lati­na. «Esta­dos Unidos debe reforzar sus pro­gra­mas de coop­eración con Améri­ca Lati­na para fre­nar el dete­ri­oro de la democ­ra­cia en una región clave que Wash­ing­ton tiene abandonada».

El pro­pio Oba­ma no ha descar­ta­do la posi­bil­i­dad de «sen­tarse a hablar con Hugo Chávez bajo cier­tas condiciones».

7. CUBA

La tarea

La ene­mis­tad entre Cuba y EE UU no ha hecho más que cre­cer durante los años de gob­ier­no de George W. Bush. El férreo embar­go a la isla con­tinúa y las esper­adas refor­mas siguen hacién­dose esper­ar en el país caribeño, a pesar de la ape­nas per­cep­ti­ble aper­tu­ra que ha supuesto la reti­ra­da de Fidel Cas­tro y la lle­ga­da al poder de su her­mano Raúl.

Cuba está sum­i­da en una gravísi­ma cri­sis económi­ca y con­fía en que la nue­va admin­is­tración esta­dounidense aporte gestos que le per­mi­tan intro­ducir cam­bios sin que parez­ca que ha per­di­do su batal­la de 50 años.

Las promesas

Durante la cam­paña, Oba­ma habló de la posi­bil­i­dad de elim­i­nar las restric­ciones para via­jes y deter­mi­na­dos pro­duc­tos que ha apli­ca­do durante estos últi­mos años el Gob­ier­no de Bush, una medi­da que estaría acom­paña­da con ir nego­cian­do el embar­go com­er­cial, a cam­bio de pasos en favor de la democ­ra­ti­zación en Cuba, incluyen­do la excarcelación de todos los pre­sos políticos.

8. TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

La tarea

Fiel a sus con­se­jeros neo­con­ser­vadores, el pres­i­dente saliente de EE UU, George W Bush, ha hecho en numerosas oca­siones lla­mamien­tos con­tra el pro­tec­cionis­mo y a favor del libre com­er­cio, medi­ante la fir­ma de trata­dos bilat­erales que supo­nen, esen­cial­mente, la elim­i­nación de arance­les y tra­bas. Ésta sido, tradi­cional­mente, una de sus solu­ciones ante la cri­sis económica.

El Gob­ier­no de Oba­ma deberá rene­go­ciar, anu­lar o impul­sar var­ios trata­dos que esta­dos Unidos tiene pen­di­entes, entre ellos, uno con Colombia.

En ple­na cri­sis económi­ca, los esta­dounidens­es se han vuel­to cada vez más pro­tec­cionistas y menos par­tidar­ios de los trata­dos de libre com­er­cio (el 53% se mostra­ba con­trario al NAFTA, el trata­do con Méx­i­co y Canadá, según una encues­ta reciente).

Las promesas

Oba­ma, que fue acu­sa­do de «pro­tec­cionista encu­bier­to» por su rival elec­toral, el repub­li­cano John McCain, se ha mostra­do par­tidario, en gen­er­al, del libre com­er­cio mundi­al, si bien mati­zan­do que «no todos los acuer­dos son buenos».

En este sen­ti­do, ha abo­ga­do por una rene­go­ciación del polémi­co trata­do de libre com­er­cio con Méx­i­co y Canadá (Naf­ta), votó en su día en con­tra del trata­do de libre com­er­cio de Améri­ca Cen­tral, y se ha opuesto a futur­os acuer­dos con Corea y Colombia.

9. CONFLICTOS Y DRAMAS OLVIDADOS

La tarea

Esta mis­ma sem­ana, la ONG Médi­cos son Fron­teras ha pub­li­ca­do el informe Las diez cri­sis humanas más desa­ten­di­das de 2008, en el que da cuen­ta de la situación en que se encuen­tran «mil­lones de per­sonas afec­tadas por guer­ras y por enfer­medades, cuyas necesi­dades de salud más inmedi­atas se ven rel­e­gadas al olvi­do y cuyo sufrim­ien­to a menudo pasa desapercibido».

Entre las cri­sis y los con­flic­tos enu­mer­a­dos, la may­oría de ellos en África, se men­cio­nan las guer­ras en Soma­lia, la Repúbli­ca Democráti­ca del Con­go o Sudán, la desnu­tri­ción y las con­se­cuen­cias de enfer­medades pandémi­cas como el sida.

Como primera poten­cia mundi­al, la labor de Esta­dos Unidos es clave a la hora de reducir la brecha exis­tente entre los país­es ricos y los país­es pobres, una labor que va a depen­der direc­ta­mente de la vol­un­tad y las pri­or­i­dades que se mar­que el nue­vo equipo de gobierno.

Las promesas

Oba­ma se ha com­pro­meti­do, entre otras cosas, a tratar de parar «lo antes posi­ble» el geno­cidio en Dar­fur, a duplicar la inver­sión anu­al de Esta­dos Unidos en ayu­da para el desar­rol­lo (has­ta 50.000 mil­lones de dólares) y a favore­cer la implantación de pequeñas empre­sas basadas en el uso de energías limpias, tan­to en África como en Latinoamérica.

Tam­bién ha ase­gu­ra­do que abrazará los Obje­tivos del Mile­nio prop­uestos por la ONU, cuyo fin es reducir a la mitad la pobreza extrema en el mun­do para el año 2015.

10. LA IMAGEN DE EE UU EN EL MUNDO

La tarea

Una de las prin­ci­pales con­se­cuen­cias de los gob­ier­nos del pres­i­dente Bush ha sido el dete­ri­oro de la ima­gen de Esta­dos Unidos en bue­na parte del mun­do, a raíz de acciones como la invasión de Irak, los escán­da­los de tor­turas per­pe­tradas por mil­itares y fun­cionar­ios esta­dounidens­es, tan­to en este país como en Guan­tá­namo; la pos­tu­ra de EE UU frente al cam­bio climáti­co; la reac­ción ante cri­sis y trage­dias como la cau­sa­da por el huracán Kat­ri­na o la neg­a­ti­va sis­temáti­ca de la Admin­is­tración Bush a entablar diál­o­go con sus rivales o ene­mi­gos en políti­ca internacional.

Todo ello se ha tra­duci­do en un descrédi­to gen­er­al de la políti­ca esta­dounidense, tan­to den­tro como fuera de las fron­teras del país, que ha mina­do la esen­cial capaci­dad de mediación de la primera poten­cia mundi­al en muchos conflictos.

Las promesas

El pres­i­dente elec­to ha afir­ma­do que su Gob­ier­no «hablará con todo el mun­do, ya sean ami­gos o ene­mi­gos». «Si Améri­ca está dis­pues­ta a acud­ir a la mesa, el resto del mun­do estará más dis­puesto a asumir el lid­er­az­go de Améri­ca a la hora de resolver prob­le­mas como Irán, Corea del Norte o el ter­ror­is­mo internacional».


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Las 10 tareas de Barack Obama en casa

El pres­i­dente elec­to de Esta­dos Unidos ha situ­a­do la cri­sis económi­ca como gran pri­or­i­dad para el prin­ci­pio de su manda­to. Deberá afrontar tam­bién otros temas can­dentes, como la refor­ma del sis­tema san­i­tario, el cierre de Guan­tá­namo o el uso de energías alternativas.

Estos son los 10 temas prin­ci­pales sobre los que ten­drá que tra­ba­jar Barack Oba­ma en el inte­ri­or, tras su toma de pos­esión este martes.

1. LA CRISIS ECONÓMICA Y FINANCIERA

La tarea

Esta­dos Unidos está al bor­de de un autén­ti­co abis­mo económi­co y financiero. En los últi­mos meses, miles de per­sonas han per­di­do sus puestos de tra­ba­jo (2,6 mil­lones sólo en 2008), han que­bra­do grandes empre­sas, la con­fi­an­za de los inver­sores es prác­ti­ca­mente inex­is­tente, ha decre­ci­do alar­man­te­mente la capaci­dad adquis­i­ti­va y, por tan­to, el con­sumo; la indus­tria auto­movilís­ti­ca (uno de los motores del país) está en coma, y el déficit pre­supues­tario ha alcan­za­do un reg­istro históri­co de 483.000 mil­lones de dólares, sin con­tar con los 700.000 mil­lones del erario públi­co des­ti­na­dos a rescatar, prin­ci­pal­mente, a los ban­cos y enti­dades financieras a la vez cau­santes y víc­ti­mas de bue­na parte de esta crisis.

El Gob­ier­no de Oba­ma ten­drá que cor­re­gir un mod­e­lo financiero basa­do en la lib­er­tad total y la fal­ta de con­trol, que ha hecho aguas de la mano de la lla­ma­da cri­sis de las hipote­cas y de la cod­i­cia de Wall Street, con la ines­timable ayu­da del alza de los pre­cios del petróleo y de los ali­men­tos, y de una políti­ca poco pre­vi­so­ra de la Reser­va Fed­er­al cuan­do la situación económi­ca era más favorable.

Además de tratar de pon­er orden en las finan­zas, el nue­vo equipo será el encar­ga­do de pon­er en prác­ti­ca los últi­mos planes de rescate económi­co y deberá hac­er frente, asimis­mo, a las necesi­dades de los ciu­dadanos desem­plea­d­os o que no dispo­nen de recur­sos para encar­ar los gas­tos de salud, ali­mentación o combustible.

Las promesas

Oba­ma ha insis­ti­do en que la cri­sis económi­ca será su primera pri­or­i­dad al comen­zar su manda­to, y en que para enfrentar­la bus­cará la may­or unidad posi­ble entre demócratas y republicanos.

Entre las medi­das que ha ade­lan­ta­do des­de que fue elegi­do se encuen­tran un plan de estí­mu­lo económi­co espe­cial para la clase media con aliv­ios fis­cales, may­ores ayu­das a los desem­plea­d­os y a las empre­sas que creen empleo, más con­trol de los sis­temas financieros, políti­cas para ayu­dar a adap­tarse a la indus­tria auto­movilís­ti­ca y una may­or pro­tec­ción legal para los con­tribuyentes y propi­etar­ios de viviendas.

Oba­ma ha prop­uesto asimis­mo un plan de con­struc­ción nacional de obras públi­cas (puentes, car­reteras, escue­las, edi­fi­cios públi­cos), con el que espera inyec­tar efec­ti­vo en el sis­tema de for­ma ráp­i­da y crear empleo.

2. GUANTÁNAMO

La tarea

Hace ape­nas una sem­ana se cumpli­eron siete años des­de la lle­ga­da de los primeros pre­sos a la cár­cel de Guan­tá­namo, en la base mil­i­tar que EE UU tiene en Cuba. La prisión fue habil­i­ta­da por el Gob­ier­no de George W. Bush como parte de la lucha con­tra el ter­ror­is­mo y para reten­er, prin­ci­pal­mente, a los pri­sioneros cap­tura­dos en las guer­ras de Afgan­istán e Irak.

Des­de entonces, casi 800 hom­bres, con­sid­er­a­dos por EE UU «com­bat­ientes ene­mi­gos ile­gales», y la may­oría de ellos, acu­sa­dos de pertenecer a los tal­ibanes o a Al Qae­da, han pasa­do por esta prisión fuera de la ley. Algunos de ellos han sido someti­dos a tor­turas y a ninguno se le ha con­ce­di­do el dere­cho a un juicio pre­vio o a la rep­re­sentación de un abo­ga­do, algo que ha sido crit­i­ca­do por gob­ier­nos y orga­ni­za­ciones de dere­chos humanos de todo el mun­do. Todavía quedan 250 detenidos.

Las promesas

El pres­i­dente elec­to ha prometi­do varias veces que cer­rará Guan­tá­namo lo antes posi­ble. De hecho, y según rev­e­laron dos de sus asesores, Oba­ma podría fir­mar la orden para el cierre de la prisión en su primera sem­ana de manda­to, nada más lle­gar a la Casa Blanca.

No obstante, Oba­ma no ha aclara­do aún qué hará con los detenidos que se encuen­tran en ella actual­mente. El desafío, ha dicho, es «estable­cer un pro­ce­so legal para juz­gar­los que respete el esta­do de dere­cho, pero que no resulte en la lib­eración de per­sonas que quieren asesinarnos».

3. EL SISTEMA DE SALUD

La tarea

Un total de 47 mil­lones de esta­dounidens­es –entre ellos, casi 15 mil­lones de lati­nos– care­cen de seguro médi­co. Además, las pri­mas de los seguros médi­cos han subido cua­tro veces más rápi­do que los salarios en los últi­mos seis años, en un país que afronta autén­ti­cas epi­demias de obesi­dad y enfer­medades crónicas.

A pesar de estos datos, y según el Par­tido Demócra­ta, el Gob­ier­no invierte menos de 4 cen­tavos de cada dólar des­ti­na­do al cuida­do de la salud en la pre­ven­ción y en el sis­tema san­i­tario público.

Las promesas

Oba­ma ha prometi­do des­ti­nar 100.000 mil­lones de dólares para que todos los esta­dounidens­es ten­gan seguro médi­co. Su proyec­to incluye un nue­vo plan nacional de salud que, sin ser oblig­a­to­rio, estará a dis­posi­ción de todos los ciu­dadanos, con un paque­te de ben­efi­cios «sim­i­lar al ofre­ci­do para los emplea­d­os fed­erales y del que dis­fru­tan los miem­bros del Congreso».

Para lle­var a cabo su refor­ma, Oba­ma deberá enfrentarse a las empre­sas ase­gu­rado­ras y far­ma­céu­ti­cas, y ganarse el apoyo de los senadores repub­li­canos que nece­si­ta para que el plan sea aprobado.

4. LA ENERGÍA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

La tarea

Esta­dos Unidos es el may­or emisor del mun­do de los gas­es de efec­to inver­nadero que cau­san el calen­tamien­to glob­al (es respon­s­able de un cuar­to del total de emi­siones de todo el plan­e­ta), y el últi­mo de los país­es que inte­gran el grupo de las naciones más indus­tri­al­izadas (G8) en lo que respec­ta a medi­das y políti­cas de pre­ven­ción y lucha frente al cam­bio climático.

El Gob­ier­no de George W. Bush se ha nega­do a fir­mar el Pro­to­co­lo de Kyoto con­tra el cam­bio climáti­co, alu­di­en­do que per­ju­di­ca a la indus­tria esta­dounidense y que es ine­fi­ciente e injus­to, al involu­crar sólo a los país­es indus­tri­al­iza­dos y excluir de las restric­ciones a algunos de los may­ores emisores de gas­es en vías de desar­rol­lo, como Chi­na e India.

Las promesas

Oba­ma se ha com­pro­meti­do a que el 10% de la elec­t­ri­ci­dad del país proven­ga de energías ren­ov­ables para el año 2012, un por­centa­je que cre­cerá has­ta el 25% en 2025. Tam­bién espera que, para el año 2050, las emi­siones de gas­es de efec­to inver­nadero se hayan reduci­do en un 80%.

Por lo pron­to, ha prop­uesto inver­tir 150.000 mil­lones de dólares en la pro­duc­ción de com­bustibles alter­na­tivos durante los próx­i­mos 10 años, y tiene pen­sa­do lle­var a cabo este mis­mo año un pro­gra­ma que reg­ule los dere­chos de emisión de las empresas.

Entre otras cosas, Oba­ma prometió durante la cam­paña un mil­lón de automóviles híbri­dos (fab­ri­ca­dos en EE UU) en las car­reteras para el año 2015.

5. EL TERRORISMO

La tarea

La lucha con­tra la ame­naza ter­ror­ista ha sido la gran obsesión del Gob­ier­no de George W. Bush des­de los aten­ta­dos del 11 de sep­tiem­bre de 2001. Ello ha impli­ca­do que los may­ores incre­men­tos en las par­tidas pre­supues­tarias esta­dounidens­es hayan sido para el Ejérci­to y para medi­das de seguri­dad interna.

Aparte de las guer­ras en Irak y Afgan­istán, la políti­ca antiter­ror­ista del Gob­ier­no de Bush ha supuesto, en el pro­pio país, una restric­ción en las lib­er­tades de los ciu­dadanos (según la Aso­ciación esta­dounidense para las Lib­er­tades Civiles, más de un mil­lón de «sospe­chosos» fig­u­ran en la lista de vig­i­lan­cia antiter­ror­ista con­fec­ciona­da por las autori­dades para ser envi­a­da a las com­pañías aéreas, agen­cias de via­jes y aduanas).

Según el Par­tido Demócra­ta, no obstante, siete años después del 11‑S EE UU «todavía no está prepara­do para un ataque ter­ror­ista», y las recomen­da­ciones de la Comisión crea­da tras los aten­ta­dos –mejor pro­tec­ción de las plan­tas quími­cas y de los sis­temas de trán­si­to, mejo­ras en los sis­temas de revisión de los aerop­uer­tos y puer­tos– «han sido igno­radas y su finan­ciamien­to ha sido insuficiente».

Las promesas

La seguri­dad frente a la ame­naza ter­ror­ista es otra de las pri­or­i­dades de Oba­ma, quien ha trata­do durante la cam­paña elec­toral de no dejar que este tema sea vis­to como uno de sus posi­bles pun­tos débiles.

En este sen­ti­do, el pres­i­dente elec­to ha prometi­do una may­or pro­tec­ción y vig­i­lan­cia de plan­tas quími­cas y nuclear­es, así como de los sis­temas de agua potable.

Por otra parte, y según infor­mó el diario The New York Times, Oba­ma tiene inten­ción de mod­ern­izar la for­ma en que el Gob­ier­no coor­di­na la lucha antiter­ror­ista. Para ello, aboliría la ofic­i­na del asesor de seguri­dad nacional de la Casa Blan­ca y trans­feriría sus respon­s­abil­i­dades al Con­se­jo de Seguri­dad Nacional. Un viceas­esor de seguri­dad nacional super­vis­aría los planes para pro­te­gerse con­tra actos ter­ror­is­tas y tam­bién la respues­ta frente a los desas­tres naturales.

6. LA EDUCACIÓN

La tarea

Según puso de man­i­fiesto el pro­pio Oba­ma durante la cam­paña elec­toral, seis mil­lones de alum­nos de escuela inter­me­dia y secun­daria en EE UU leen muy por deba­jo de su niv­el, una ter­cera parte de los grad­u­a­dos de secun­daria no entran inmedi­ata­mente en la uni­ver­si­dad, los estu­di­antes esta­dounidens­es de 15 años ocu­pan el puesto número 28 entre los alum­nos de 40 país­es en matemáti­cas, y el 19 en ciencias.

Además, los EE UU tienen una de las tasas más altas de deser­ción esco­lar del mun­do indus­tri­al­iza­do, y los estu­di­antes afroamer­i­canos y lati­nos aún tienen muchas menos prob­a­bil­i­dades de grad­uarse que los estu­di­antes blancos.

Las promesas

Oba­ma ha prometi­do incre­men­tar las sub­ven­ciones para edu­cación y las ayu­das a las escue­las públi­cas, con nuevos proyec­tos de actuación como el plan «De cero a cin­co», así como la creación de más crédi­tos fis­cales para los estu­di­antes universitarios.

Tam­bién quiere mejo­rar las condi­ciones de los mae­stros y ampli­ar su número. En un dis­cur­so en Los Ánge­les, el pasa­do 20 de octubre, dijo: «Recon­struyamos nues­tras escue­las y reclute­mos a un ejérci­to de mae­stros, porque lo que más impacto tiene en la edu­cación de un niño es la per­sona que está al frente del aula»

7. LA INMIGRACIÓN

La tarea

La can­ti­dad de inmi­grantes indoc­u­men­ta­dos en EE UU ha aumen­ta­do en más de un 40% des­de el año 2000, y cada año, más de medio mil­lón de per­sonas entran ile­gal­mente en el país, o se quedan ile­gal­mente en él.

Las condi­ciones de vida de los inmi­grantes legales, por otra parte, siguen sien­do muy precarias.

Las promesas

Al igual que hiciera George W. Bush, Oba­ma basará su políti­ca migra­to­ria en abrir más el camino para la nat­u­ral­ización de los actuales inmi­grantes sin pape­les, y en for­t­ale­cer al máx­i­mo la seguri­dad en la fron­tera, incluyen­do nuevos trata­dos de colab­o­ración con México.

8. EL CONTROL DE LAS ARMAS

La tarea

Se cal­cu­la que actual­mente exis­ten en EE UU unos 200 mil­lones de armas de fuego en manos pri­vadas. Según cifras ofi­ciales, entre 2000 y 2004 más de 140.000 per­sonas (14.000 de ellas, menores) murieron por arma de fuego en un país donde este tipo de armas está pre­sente en aprox­i­mada­mente el 30% de los hogares.

Según infor­mó la agen­cia Efe, la ven­ta de fusiles, pis­to­las y muni­ción se incre­men­tó con­sid­er­able­mente en varias zonas de Esta­dos Unidos tras las últi­mas elec­ciones, ante el temor de que la elec­ción de Oba­ma pue­da supon­er recortes y lim­ita­ciones en la com­pra de armamento.

Las promesas

Oba­ma man­i­festó su apoyo al dere­cho a poseer y por­tar armas recogi­do en la Segun­da Enmien­da de la Con­sti­tu­ción esta­dounidense, pero abo­ga por la pro­hibi­ción de las armas de asalto, como los fusiles semi­au­tomáti­cos, y por la apli­cación de medi­das «de sen­ti­do común» para que las armas estén lejos de los menores y los criminales.

En 1999 dio su apoyo a un incre­men­to del 500% en el impuesto fed­er­al sobre las armas de fuego y la munición.

9. EL CONTROL DE LOS ‘LOBBIES’

La tarea

El Gob­ier­no de George W. Bush (y la may­oría de los de sus pre­de­ce­sores) ha esta­do mar­ca­do por la fuerte influ­en­cia de diver­sos lob­bies (gru­pos de pre­sión), tan­to ide­ológi­cos (los lla­ma­dos neo­con­ser­vadores o los gru­pos favor­ables a la políti­ca de Israel, entre otros), como económicos.

Los demócratas han denun­ci­a­do, por ejem­p­lo, que el grupo de indus­trias energéti­cas del vicepres­i­dente Dick Cheney, inte­gra­do por rep­re­sen­tantes de la indus­tria de hidro­car­buros, ha esta­do detrás del dis­eño de toda la políti­ca energéti­ca de la Admin­is­tración Bush.

Las promesas

El equipo de Oba­ma ha prometi­do gob­ernar al mar­gen de la pre­sión de los lob­bies, aunque está por ver si será capaz de hac­er­lo. Cuen­ta con la ven­ta­ja de haber finan­cia­do la may­oría de su cam­paña elec­toral a través de pequeñas dona­ciones por Inter­net, y no de la con­tribu­ción de grandes empre­sas u organizaciones.

10. LOS JUBILADOS

La tarea

Los ahor­ros para la jubi­lación en Esta­dos Unidos están cer­ca de los nive­les más bajos de la his­to­ria, y, según denun­ció Oba­ma, unos 75 mil­lones de ciu­dadanos care­cen actual­mente de planes de jubi­lación ofre­ci­dos por sus empresas.

Las promesas

Además de pro­mover planes gen­erales de apoyo al ahor­ro para la jubi­lación, Oba­ma ha prometi­do elim­i­nar todos los impuestos sobre los ingre­sos de las per­sonas may­ores que ganen menos de 50.000 dólares al año. Tam­bién exi­girá la divul­gación de las inver­siones de las empre­sas con fon­dos de pensiones.


Leer tam­bién: Las 10 tar­eas de Barack Oba­ma en el exterior

Los 20 trabajos de Barack Obama

El próx­i­mo martes Barack Oba­ma hará his­to­ria al con­ver­tirse ofi­cial­mente en el pres­i­dente número 44 de los Esta­dos Unidos de Améri­ca. Y será un día históri­co no sólo por el hecho de ser Oba­ma el primer pres­i­dente negro de este país, o por que habrá con­clu­i­do al fin uno de los mandatos, el de George W. Bush, más nefas­tos que se recuer­dan en esta nación, sino tam­bién por la can­ti­dad de esper­an­zas deposi­tadas en el nue­vo líder, y por la mag­ni­tud de los tra­ba­jos que éste tiene por delante.

En teoría, la tarea del pres­i­dente del país más poderoso del plan­e­ta podría encuadrarse en tér­mi­nos tan gen­erales y ambi­ciosos como se quiera, des­de sen­tar las bases para la paz mundi­al a erradicar la pobreza, pasan­do por fre­nar el cam­bio climático.

En la prác­ti­ca, sin embar­go, las tar­eas de Oba­ma, al menos en su primer año de manda­to, serán mucho más conc­re­tas, aunque no por ello, en muchos casos, menos com­pli­cadas.
La primera parte de su pres­i­den­cia estará mar­ca­da por el lega­do de su ante­cesor, que se mar­cha con el peor niv­el de pop­u­lar­i­dad de la his­to­ria mod­er­na de EE UU (sólo aprue­ban la gestión de Bush el 29% de los ciu­dadanos), super­a­do sólo por Richard Nixon.

El legado

La heren­cia de Bush incluye, entre otras cosas, dos guer­ras (Irak y Afgan­istán), una cri­sis económi­ca inter­na sin prece­dentes des­de la Gran Depre­sión, una deu­da públi­ca de 10.699 mil­lones de dólares, casi 9 mil­lones de para­dos (el 6,7% de la población acti­va), 700.000 mil­lones de dólares ded­i­ca­dos a gas­to mil­i­tar, y una ima­gen de Esta­dos Unidos en el mun­do por los suelos.

De los medios que pon­gan Oba­ma y su equipo para tratar de resolver todos estos desafíos depen­derá, en bue­na medi­da, la esta­bil­i­dad mundi­al en los próx­i­mos años.

Prob­a­ble­mente, el nue­vo pres­i­dente decep­cionará a los que han vis­to en él a un rev­olu­cionario (no tiene pre­vis­to, que se sepa, abolir la pena de muerte, exi­gir a Israel que cumpla las res­olu­ciones de la ONU, o medir a la dic­tadu­ra comu­nista chi­na con el mis­mo rasero con que mide EE UU a la dic­tadu­ra comu­nista cubana, por ejem­p­lo), pero, sin duda, supon­drá un cambio.

Éstas son las 20 tar­eas más impor­tantes a las que se enfrentará, a par­tir de esta mis­ma sem­ana, el nue­vo Gob­ier­no estadounidense:

En el interior

Ver en detalle

  1. Afrontar la cri­sis económica.
  2. Cer­rar Guantánamo.
  3. Refor­mar el sis­tema de salud.
  4. Pro­mover nuevas fuentes de energía y com­bat­ir el cam­bio climático.
  5. Hac­er frente a la ame­naza terrorista.
  6. Refor­mar el sis­tema educativo.
  7. Dis­minuir el número de inmi­grantes indocumentados.
  8. Con­tro­lar la pos­esión de armas de fuego.
  9. Reducir la pre­sión de los lob­bies.
  10. Mejo­rar las condi­ciones de los pensionistas.

En el exterior

Ver en detalle

  1. Reti­ra­da de Irak y esta­bi­lización del país.
  2. Pon­er fin a la guer­ra en Afganistán.
  3. Con­tribuir a un pro­ce­so de paz real en Ori­ente Próximo.
  4. Dis­eñar una nue­va políti­ca hacia Irán y Corea del Norte.
  5. Nor­malizar las rela­ciones con Rusia.
  6. Mejo­rar las rela­ciones con Lati­noaméri­ca, espe­cial­mente con Venezuela, Bolivia y Ecuador.
  7. Dis­eñar una nue­va políti­ca para con Cuba.
  8. Resolver los con­flic­tos con los trata­dos de libre com­er­cio y el sis­tema de aranceles.
  9. Actu­ar de for­ma más efec­ti­va sobre los con­flic­tos olvi­da­dos en el mun­do y las cri­sis humanas.
  10. Mejo­rar la ima­gen de EE UU en el mundo.

Obama: «Hemos tardado mucho en llegar, pero esta noche el cambio ha llegado»

Tran­qui­lo, con el gesto serio y con­tenido, y acom­paña­do por su esposa Michelle y por sus dos hijas, el recién elec­to primer pres­i­dente negro de los Esta­dos Unidos, Barack Oba­ma, com­pare­ció ante la mul­ti­tud que le aclam­a­ba en el Par­que Grant de Chica­go al filo de las seis de la mañana (hora española).

«Si alguien duda aún de que en Améri­ca todo es posi­ble, de que se pueden con­seguir los sueños de nue­stros padres, si alguien duda aún del poder de la democ­ra­cia, aquí tienen la respues­ta», dijo Oba­ma, con­tin­u­a­mente inter­rumpi­do por los aplau­sos. «Hemos tar­da­do mucho en lle­gar has­ta aquí, pero esta noche, el cam­bio ha lle­ga­do», afirmó.

«La vic­to­ria es vues­tra, de la gente», ase­guró, dirigién­dose a todos los ciu­dadanos y, en espe­cial, a todos los que han colab­o­ra­do en su cam­paña electoral.

McCain, «un gran líder»

Oba­ma comen­zó su dis­cur­so ala­ban­do a su rival, el can­dida­to demócra­ta John McCain, de quien dijo que «ha sac­ri­fi­ca­do por Améri­ca mucho más de lo que podemos imag­i­nar», y gra­cias al cual «Améri­ca es un lugar mejor». «Es un gran líder», dijo, «y le felic­i­to». Tam­bién felic­itó a Sarah Palin, la can­di­da­ta repub­li­cana a la vicepresidencia.

El nue­vo pres­i­dente elec­to tuvo a con­tin­uación pal­abras de agradec­imien­to al que será su vicepres­i­dente, Joe Biden («mi com­pañero de via­je»), y afir­mó después que «no estaría aquí sin el apoyo de mi mejor ami­ga, mi gran amor, mi esposa Michelle». A con­tin­uación se dirigió a sus hijas: «Os quiero, os quiero mucho», dijo.

Tam­bién recordó a su abuela mater­na, que ayudó a cri­ar­lo cuan­do era niño, y que fal­l­e­ció de cáncer este lunes, en vísperas de las elecciones.

«La peor crisis»

Oba­ma, que prometió ser el pres­i­dente tan­to de los que le han vota­do como de los que no lo han hecho, tuvo asimis­mo pal­abras para las tropas esta­dounidens­es en Afgan­istán e Irak. Con respec­to a estas dos guer­ras, afir­mó: «Habrá algún revés y vuelta a empezar, pero siem­pre ser­e­mos hon­estos con los desafíos a los que nos enfrentamos».

Pasó después a hablar del difí­cil momen­to económi­co que atraviesa el país, que cal­i­ficó como «la peor cri­sis financiera del siglo», y expresó su con­fi­an­za en que «jun­tos podremos super­ar­lo». «No voy a olvi­dar a las famil­ias que tienen prob­le­mas para pagar sus fac­turas», destacó.

Oba­ma con­cluyó su dis­cur­so con el que ha sido el lema de toda su cam­paña: «Yes, we can» (sí, podemos).

La victoria de Obama en las primarias, de la A a la Z

Cin­cuen­ta claves para enten­der la des­i­gnación del primer can­dida­to negro a la pres­i­den­cia de EE UU. Quién es, qué pro­pone, por qué ha gana­do a Hillary Clin­ton. Los detalles de cin­co meses de batal­la electoral.

A

1. Afroamericano

El senador por Illi­nois Barack Oba­ma (47 años) ha mar­ca­do esta sem­ana un hito en la his­to­ria de los Esta­dos Unidos al haber sido elegi­do can­dida­to por el Par­tido Demócra­ta a la pres­i­den­cia del país. Es el primer can­dida­to afroamer­i­cano y de raza negra (mula­to, en real­i­dad, al ser su padre negro y su madre blan­ca) que luchará por ocu­par la Casa Blan­ca.

2. Abolición

La elec­ción de Oba­ma se pro­duce 143 años después de la abol­i­ción de la esclav­i­tud en EE UU.

3. Apoyo

Oba­ma recibirá hoy sába­do el apoyo de su gran rival has­ta esta sem­ana, la tam­bién demócra­ta Hillary Clin­ton, quien, pese a que llegó a com­para­rse a sí mis­ma con Rocky, porque «nun­ca tira la toal­la», tiene pre­vis­to anun­ciar su reti­ra­da como aspi­rante a la pres­i­den­cia tras un pro­ce­so de acer­camien­to que ambos incia­ron en una reunión el pasa­do jueves por la noche.

De haber sido elegi­da, Clin­ton habría mar­ca­do tam­bién un hito históri­co como primera mujer can­di­da­ta a la presidencia.

B

4. Baza

En los últi­mos días se han mul­ti­pli­ca­do las con­je­turas sobre la posi­bil­i­dad de que Oba­ma ofrez­ca a Clin­ton ser su número dos, como gran baza para recu­per­ar a los seguidores de la senado­ra de cara a su enfrentamien­to con el repub­li­cano McCain.

Par­tidar­ios de Hillary ase­gu­ran que, si final­mente se le ofrece, acep­tará el puesto. Has­ta ayer, ella se había lim­i­ta­do a afir­mar que no bus­ca el car­go de vicepres­i­den­ta, aunque tam­poco había dicho que no esté interesada.

C

5. Cinco meses

La elec­ción de Oba­ma ha puesto fin a más de cin­co meses de encar­niza­da lucha entre ambos aspi­rantes a la can­di­datu­ra demócra­ta. Final­mente, el pasa­do martes Oba­ma con­sigu­ió los 2.118 del­e­ga­dos nece­sar­ios para ase­gu­rar la can­di­datu­ra. Alcanzó esta cifra tras la decisión del par­tido de incluir a los del­e­ga­dos de Flori­da y Michi­gan, y gra­cias al apoyo que le otor­garon más de 20 inte­grantes de la élite del par­tido, cono­ci­dos como superdelegados.

En total, Oba­ma lle­va con­segui­dos 2.156 del­e­ga­dos, frente a los 1.923 de Hillary Clinton.

6. Claves de la victoria de Obama

Novedad. Ha hecho suya la pal­abra «cam­bio» y ha logra­do rep­re­sen­tar «lo nue­vo» frente a can­didatos mejor cono­ci­dos o may­ores que él y con más experiencia.

Estrate­gia acer­ta­da. Una bue­na cam­paña, dis­eña­da a largo pla­zo y enfo­ca­da no sólo en el ‘super­martes’ (la primera gran votación, tras la que solía estar claro el can­dida­to), sino tam­bién en los ‘cau­cus’ (asam­bleas de votantes) y vota­ciones posteriores.

Ora­to­ria. Un dis­cur­so bril­lante en públi­co, capaz de ilu­sion­ar y arras­trar a las masas.

Equipo. Un sóli­do y unido equipo de cam­paña, dirigi­do por el estrate­ga David Axelrod.

Del­e­ga­dos. Oba­ma entendió que no podría ganar en número total de votos al no poder com­pe­tir con Clin­ton en grandes esta­dos como Cal­i­for­nia o Nue­va York, y se cen­tró en esta­dos pequeños para con­seguir más delegados.

Inter­net. Ha gana­do la batal­la en la Red, tan­to a la hora de vender su ima­gen y su men­saje como, espe­cial­mente, al usar­la para recau­dar fondos.

Dinero. Pese a ten­er el apoyo de las grandes for­tu­nas de su par­tido, Clin­ton ha con­traí­do una deu­da de 30 mil­lones de dólares en esta cam­paña, y tuvo inclu­so que prestarse 20 mil­lones a sí mis­ma. En total, recaudó 215 mil­lones frente a los 265 mil­lones de Obama.

Irak. Oba­ma se ha opuesto clara­mente a la guer­ra, mien­tras que sus rivales no han sido claros al respecto.

7. Claves de la derrota de Clinton

El rival. Muy prob­a­ble­mente, Clin­ton habría gana­do sin prob­le­mas de no haber sido Oba­ma su oponente.

Exce­so de con­fi­an­za. Gran favorita en diciem­bre del año pasa­do, no val­oró sufi­cien­te­mente a su rival.

Estrate­gia equiv­o­ca­da. Segu­ra de que ganaría pron­to, no tenía un plan claro para después del super­martes (foto­galería).

Men­saje equiv­o­ca­do. Apos­tó por su vet­er­anía y expe­ri­en­cia, pero los votantes han preferi­do el cam­bio. No quiso vender­se como la primera mujer can­di­da­ta, pero tam­poco supo hac­erse con el voto negro.

División. Su equipo se mostró desunido. Primero dim­i­tió su jefa de cam­paña, y luego su prin­ci­pal asesor.

Ataques. La cam­paña de Clin­ton se ha cen­tra­do demasi­a­do en atacar a Oba­ma, lo que ha dado como resul­ta­do una ima­gen de neg­a­tivi­dad contraproducente.

Bill Clin­ton. La pres­en­cia con­stante y el apoyo del ex pres­i­dente Bill Clin­ton, mari­do de Hillary, tam­poco ha ayu­da­do. Además de algu­nas declara­ciones desafor­tu­nadas que han lastra­do su cam­paña, su acti­va par­tic­i­pación ha sido inter­pre­ta­da como vuelta al pasa­do y «más de lo mismo».

¿Sex­is­mo? Los prin­ci­pales anal­is­tas políti­cos están divi­di­dos a la hora de val­o­rar el papel que ha tenido el sex­is­mo en la der­ro­ta de Clin­ton. Mien­tras que unos ase­gu­ran que su condi­ción de mujer no ha influ­i­do, otros con­cluyen que, final­mente, el machis­mo de una parte de los votantes puede haber sido may­or inclu­so que el racis­mo, seña­lan­do que muchas de las reac­ciones o fac­etas de la per­son­al­i­dad de Hillary (la sin­ceri­dad o no de sus lágri­mas en públi­co cuan­do las vota­ciones empezaron a ponérse­le en con­tra, por ejem­p­lo, o los debates sobre si es fría y cal­cu­lado­ra o no) no se habrían juz­ga­do ni anal­iza­do igual si hubiese sido un hombre.

CH

8. Chicago

Ciu­dad en la que reside actual­mente Barack Oba­ma, y donde ha desar­rol­la­do su car­rera pro­fe­sion­al. El 35,3% de su población son negros; el 30,6%, blan­cos; el 28,2%, his­panos, y el 4,9%, asiáticos.

D

9. Discurso

Uno de los momen­tos clave de la cam­paña fue el dis­cur­so sobre las razas que pro­nun­ció Obba­ma en Filadelfia el 18 de mar­zo. Tras haber elu­di­do el tema has­ta entonces, y pre­sion­a­do por la polémi­ca desa­ta­da por su pas­tor en Chica­go, el rev­eren­do rad­i­cal Jere­mi­ah Wright, Oba­ma abor­dó el prob­le­ma en un dis­cur­so que se ha lle­ga­do a com­parar con los de Mar­tin Luther King. Oba­ma se dis­tan­ció de Wright y recono­ció las penas y las difi­cul­tades de los negros, así como la ira de gen­era­ciones de afroamer­i­canos, una ira que, dijo, no será fácil superar.

10. Debates

Clin­ton y Oba­ma se han enfrenta­do en 21 debates a lo largo de toda la cam­paña. El can­dida­to repub­li­cano, John McCain, ha reta­do a Oba­ma ha man­ten­er con él 10 debates en los que las pre­gun­tas serían for­mu­ladas por la audiencia.

E

11. Encuestas

Las últi­mas encues­tas pub­li­cadas en los medios esta­dounidens­es mues­tran que Oba­ma y McCain están casi empata­dos. El demócra­ta lograría el 49% de los votos frente al 46% del republicano.

Tam­bién rev­e­lan que uno de cada cin­co votantes podría cam­biar de opinión antes de las elec­ciones, y que el 54% de los que se declar­an demócratas quieren que Clin­ton fig­ure como can­di­da­ta a la vicepresidencia.

12. Estados

Oba­ma ha gana­do en Iowa, Car­oli­na del Sur, Illi­nois, Geor­gia, Alaba­ma, Delaware, Kansas, Dako­ta del Norte, Utah, Con­necti­cut, Col­orado, Ida­ho, Min­neso­ta, Alas­ka, Mis­souri, Nebras­ka, Wash­ing­ton, Luisiana, Islas Vír­genes, Maine, Vir­ginia, Mary­land, Colum­bia, Wis­con­sin, Ver­mont, Mis­isipí, Guam, Car­oli­na del Norte, Mon­tana y Oregón.

Clin­ton ven­ció en Flori­da, Michi­gan, New Hamp­shire, Neva­da, Okla­homa, Ten­nessee, Arkansas, Mass­a­chu­setts, Nue­va York, New Jer­sey, Ari­zona, Cal­i­for­nia, Nue­vo Méx­i­co, Rhode Island, Ohio, Texas, Samoa, Pen­sil­va­nia, Indi­ana, Dako­ta del Sur, Puer­to Rico, Ken­tucky y Vir­ginia Occidental.

13. España

Los esta­dounidens­es seguidores del Par­tido Demócra­ta res­i­dentes en España pre­firieron a Oba­ma. De los más de 600 ciu­dadanos que votaron, el 63,5% lo hizo por el senador por Illi­nois, y el 35% por Hillary Clin­ton. Entre los ciu­dadanos españoles, el 38% se incli­na a favor de Oba­ma como suce­sor de George W. Bush, frente al 23% que optó por Clin­ton, según una encues­ta del Real Insti­tu­to Elcano.

14. Experiencia

La fal­ta de expe­ri­en­cia de Oba­ma en cues­tiones de Gob­ier­no ha sido uno de los ejes cen­trales de los ataques dirigi­dos con­tra él por Hillary Clin­ton, quien ha invo­ca­do fre­cuente­mente su larga trayec­to­ria políti­ca, tan­to como senado­ra por Nue­va York como en la Casa Blan­ca, incluyen­do sus incia­ti­vas en temas de Sanidad durante la pres­i­den­cia de su mari­do o su papel como primera dama en la esce­na internacional.

Esto últi­mo, no obstante, se volvió con­tra ella cuan­do se des­cubrió que no era cier­ta su afir­ma­ción de que en un via­je a Bosnia tuvo que ater­rizar bajo el fuego de fran­coti­radores. Tam­bién afir­mó que había con­tribui­do a «traer la paz a Irlan­da del Norte», que nego­ció con Mace­do­nia para que abri­era sus fron­teras a los refu­gia­dos de Koso­vo y que «se enfren­tó» al Gob­ier­no chi­no por el tra­to a las mujeres en su país.

15. Edwards, John

Can­dida­to a la nom­i­nación demócra­ta has­ta que se retiró a finales de enero, dejan­do la car­rera en un cuer­po a cuer­po entre Oba­ma y Clin­ton, Edwards anun­ció después su apoyo al senador por Illinois.

F

16. Famosos

Entre las cele­bri­dades que han mostra­do ya públi­ca­mente su apoyo a Barack Oba­ma se encuen­tran Bob Dylan, Tom Han­ks, Scar­lett Johans­son, Oprah Win­frey, George Clooney, Will Smith, Jane Fon­da, Bruce Spring­steen, Jen­nifer Anis­ton, Sharon Stone, Ste­vie Won­der, Ben Affleck, Susan Saran­don, Sean Penn, Robert De Niro, Halle Berry y los pro­tag­o­nistas de la series Anatomía de Grey, CSI y Sin Ras­tro. Microsoft, al igual que The New York Times, apoyó a Hillary Clin­ton, mien­tras que Google y Yahoo optaron por Obama.

17. «Formidable»

Es el adje­ti­vo con el que el can­dida­to repub­li­cano, John McCain, definió a Barack Oba­ma, tras la elec­ción de éste. «Es un adver­sario for­mi­da­ble», dijo.

G

18. Giuliani, Rudolph

La pop­u­lar­i­dad alcan­za­da por el ex alcalde de Nue­va York tras los aten­ta­dos del 11‑S no le sirvió de mucho en su inten­ción de ser el can­dida­to repub­li­cano a la pres­i­den­cia. Desan­i­ma­do por el esca­so número de votos que esta­ba reci­bi­en­do, Giu­liani se retiró a finales de enero y respaldó la can­di­datu­ra de McCain.

19. Gasolina

Otro de los momen­tos más impor­tantes de las pri­marias demócratas tuvo que ver con el cada vez más alto pre­cio de la gasoli­na en EE UU (una de las prin­ci­pales pre­ocu­pa­ciones de los esta­dounidens­es). Oba­ma se mostró en con­tra de la idea de bajar el impuesto a este car­bu­rante durante los meses del ver­a­no, una medi­da que apoy­a­ban tan­to Clin­ton como el repub­li­cano McCain.

H

20. Hispanos

Lograr el respal­do de la comu­nidad his­pana de EE UU, que ha apoy­a­do may­ori­tari­a­mente a Hillary Clin­ton, es uno de los prin­ci­pales retos a los que se enfrenta aho­ra Obama.

21. Honolulu

Cap­i­tal del esta­do de Hawai y lugar de nacimien­to de Barack Obama.

22. Hussein

Segun­do nom­bre de Oba­ma, cuyo nom­bre com­ple­to es Barack Hus­sein Oba­ma Junior. El hecho de que se trate de un nom­bre típi­ca­mente musul­mán dio lugar a una cam­paña, sobre todo en Inter­net, en la que se llegó a lig­ar al can­dida­to demócra­ta con el fun­da­men­tal­is­mo islámico.

I

23. Indonesia

Lugar de nacimien­to del padras­tro de Oba­ma, y en cuya cap­i­tal, Yakar­ta, paso éste gran parte de su infan­cia, cur­san­do allí sus estu­dios pri­mar­ios, conc­re­ta­mente en una escuela de ori­entación musul­mana (otro hecho, jun­to a la pub­li­cación de una foto donde Oba­ma aparecía atavi­a­do con un tur­bante durante un via­je a Soma­lia, que dio pie a los rumores sobre su relación con el Islam).

24. Iglesia Unida de Cristo

Con­gre­gación cris­tiana a la que pertenece Barack Oba­ma. Es una rama protes­tante naci­da en 1957 de la unión de igle­sias evangéli­cas y reformis­tas, con aprox­i­mada­mente 1,2 mil­lones de fieles.

J

25. Jackson, Jesse

Activista por los dere­chos civiles y min­istro bap­tista esta­dounidense, es el prece­dente más cer­cano, aunque no llegó tan lejos como Oba­ma. Jack­son, tam­bién de raza negra, fue can­dida­to, sin éxi­to, a las pri­marias pres­i­den­ciales demócratas en 1984 y 1988.

26. Juventud

A sus 47 años, Barack Oba­ma es, después de Theodore Roo­sevelt y John F. Kennedy, el can­dida­to más joven a la pres­i­den­cia de los EE UU (Kennedy tenía 43 años cuan­do fue elegi­do pres­i­dente, y Roo­sevelt, 42). Su opo­nente repub­li­cano, John McCain, de 72 años, podría ser su padre.

K

27. Kennedy

El clan de los Kennedy ha planea­do con fuerza sobre las pri­marias demócratas. Además de haber sido com­para­do fre­cuente­mente con el asesina­do pres­i­dente John F. Kennedy, Oba­ma ha recibido el apoyo del senador Edward (Ted) Kennedy, de la sob­ri­na de éste, Car­o­line, y su de hijo Patrick.

Por otra parte, Hillary Clin­ton tuvo que dis­cul­parse por haber cita­do el asesina­to de Robert F. Kennedy en 1968 como una razón para seguir en la campaña.

L

28. Luther King, Martin

La raza de Barack Oba­ma y sus men­sajes sobre la vigen­cia de la lucha por los dere­chos civiles han hecho que la figu­ra de Mar­tin Luther King, el leg­en­dario defen­sor de la igual­dad racial, y de cuyo asesina­to en 1968 se cumpli­eron en abril 40 años, haya sido una de las más invo­cadas durante estas primarias.

29. Libros

Oba­ma ha escrito dos libros: The Auda­cy of Hope: Thoughts on Reclaim­ing the Amer­i­can Dream (La auda­cia de la esper­an­za: Reflex­iones sobre cómo restau­rar el sueño amer­i­cano), pub­li­ca­do en 2006, y Dreams from my Father: A Sto­ry of Race and Inher­i­tance (Sueños de mi padre: una his­to­ria de raza y heren­cia), en 1995.

M

30. Marihuana

Oba­ma ha recono­ci­do que fumó mar­i­hua­na y con­sum­ió oca­sion­al­mente cocaí­na en su juventud.

31. McCain, John

El can­dida­to repub­li­cano a la Casa Blan­ca es senador por Ari­zona des­de 1987. Fue tam­bién aspi­rante a can­dida­to pres­i­den­cial en 2000. Durante la Guer­ra de Viet­nam, McCain fue hecho pri­sionero y tor­tu­ra­do. Pese a ser un repub­li­cano «de toda la vida», ha apoy­a­do algu­nas ini­cia­ti­vas ale­jadas de la línea tradi­cional del par­tido. Se ha espec­u­la­do con su esta­do de salud, ya que en 1993 le detec­taron un cáncer de piel y en 2000 le extra­jeron un melanoma malig­no en el lado izquier­do de su cara del que se recu­peró. Tiene 72 años. Está divor­ci­a­do y tiene tres hijos (uno que tuvo con su ex mujer y dos ante­ri­ores de ésta, que adoptó).

N

32. Nader, Ralph

El abo­ga­do esta­dounidense, activista y críti­co del bipar­tidis­mo esta­dounidense, volverá a pre­sen­tarse como can­dida­to inde­pen­di­ente a pres­i­dente en estas elec­ciones. Sus críti­cos le reprochan que «roba» votos a los can­didatos demócratas.

33. NAFTA

Una polémi­ca sobre el acuer­do de libre com­er­cio entre EE UU, Méx­i­co y Canadá (NAFTA, en sus siglas en inglés), poco pop­u­lar entre los votantes, resultó ser un duro revés para Oba­ma durante estas primarias.

Oba­ma crit­icó dura­mente a Clin­ton por su apoyo al Trata­do, y después se supo que un miem­bro de la cam­paña del senador había con­fe­sa­do a un rep­re­sen­tante del Gob­ier­no cana­di­ense que se trata­ba tan sólo de «retóri­ca política».

34. Noviembre, 4

Fecha de las próx­i­mas elec­ciones pres­i­den­ciales en Esta­dos Unidos.

35. Números

En las pri­marias demócratas se han cel­e­bra­do un total de 54 vota­ciones, en las que han vota­do casi 38 mil­lones de per­sonas. Oba­ma y Clin­ton se han dis­puta­do la nom­i­nación durante cer­ca de 500 días. Ambos han pro­nun­ci­a­do unas 375.000 pal­abras en los debates que han mantenido.

Oba­ma ha gas­ta­do en estas pri­marias 47,6 mil­lones de dólares en los medios de comu­ni­cación, 26,1 mil­lones en via­jes, 1.951 dólares en piz­zas y 3.765 en Starbucks.

O

36. Obama, Sarah

Abuela pater­na de Barack Oba­ma. Nació en Kenia, donde sigue resi­di­en­do en la actu­al­i­dad, conc­re­ta­mente en la pequeña aldea de Koge­lo, al oeste del país. Tiene 85 años y ha segui­do la cam­paña de su nieto por la radio, ya que no tiene televisión.

P

37. Portland

El pasa­do 18 de mayo Oba­ma logró con­gre­gar en Port­land (Oregón) a más de 75.000 per­sonas, batien­do por más del doble el récord que él mis­mo ostenta­ba en estas pri­marias (35.000 per­sonas en Filadelfia).

38. Propuestas

Se acusa a Oba­ma de ten­er un men­saje demasi­a­do gen­er­al y poco con­cre­to, basa­do más en gener­ar ilusión de un modo abstrac­to que en prop­ues­tas claras. No obstante, estos son algunos de sus pun­tos de vista:

Irak. Oposi­ción a la guer­ra. Reti­ra­da en fas­es de las tropas. Abo­ga por impul­sar el papel de la ONU para la reconciliación.

Israel. Ha expre­sa­do su claro apoyo al Esta­do israelí, prome­tien­do defend­er­lo y respal­dar­lo arma­men­tís­ti­ca­mente. Ha dicho que «Jerusalén debe ser la cap­i­tal, sin dividirse», y que ayu­dará para que haya «un Esta­do judío y otro palestino».

Ene­mi­gos. Diál­o­go con los supuestos ene­mi­gos de EE UU, incluyen­do al pres­i­dente de Venezuela, Hugo Chávez y al de Irán, Mah­moud Ahmadunejad.

Sanidad. Intro­duc­ción pau­lati­na de un sis­tema de salud públi­ca universal.

Cam­bio climáti­co. Reduc­ción en un 80% de las emi­siones cau­santes del efec­to inver­nadero. Lid­er­az­go de EE UU en la lucha con­tra el calen­tamien­to glob­al. Inver­sión de 150.000 mil­lones de dólares en 10 años en energías limpias.

Inmi­gración ile­gal. Más policía en la fron­tera con Méx­i­co y mul­tas más altas para quien con­trate inmi­grantes sin papeles.

Economía. Más ayu­das para las famil­ias de clase media.

Abor­to. Libre elec­ción de la mujer, aseso­ra­da por su médi­co y su familia.

39. Perfil

Barack Oba­ma es hijo de Barack Oba­ma Sr., un econ­o­mista negro de Kenia, y de Shirley Ana Dun­ham, una antropólo­ga blan­ca de Kansas (EE UU). Sus padres se conocieron cuan­do ambos estu­di­a­ban en la Uni­ver­si­dad de Hawai, y se divor­cia­ron cuan­do Barack tenía dos años. La madre volvió a casarse con un indone­sio y se mudó a este país, en cuya cap­i­tal, Yakar­ta, vivió Barack entre 1967 y 1971. Cre­ció con su her­manas­tra Maya Kas­san­dra, y tiene otros seis hermanastros.

Ya en EE UU, estudió Cien­cias Políti­cas en la Uni­ver­si­dad de Colum­bia y, después, Dere­cho en la de Har­vard, donde se graduó con magna cum laude.

En Chica­go comen­zó a tra­ba­jar en una con­se­jería jurídi­ca por los dere­chos civiles y como pro­fe­sor de Dere­cho Con­sti­tu­cional. Como abo­ga­do, ha ejer­ci­do en Chica­go entre 1993 y 2004.

Fue elegi­do miem­bro del Sena­do de Illi­nois en 1997, y rep­re­sen­tante de este Esta­do en el Sena­do de EE UU en 2004. Es el quin­to leg­is­lador afroamer­i­cano que ha con­segui­do lle­gar al Sena­do de los Esta­dos Unidos (el segun­do demócrata).

Vive en Chica­go (Illi­nois) y está casa­do con Michelle Robin­son des­de 1992. El mat­ri­mom­nio tiene dos hijas: Malia, naci­da en 1999, y Natasha, naci­da en 2001. Su deporte favorito es el balon­ces­to, que prac­ti­ca asiduamente.

Fuma, pero ase­gu­ra que no mucho y que está inten­tan­do dejar­lo. De no haber sido políti­co le habría gus­ta­do ser arqui­tec­to. Afir­ma que es un buen jugador de póquer.

Q

40. Quejas

Además de su desliz sobre el Trata­do de Libre Com­er­cio, Oba­ma recibió numerosas que­jas y fue tacha­do de elit­ista y con­de­scen­di­ente cuan­do habló de la «amar­gu­ra» crea­da por la cri­sis económi­ca: «no es sor­pren­dente que [los tra­ba­jadores] se amar­guen, que se amar­ren a las armas o a la religión o a la antipatía de gente que no son como ellos o al sen­timien­to anti­in­mi­grante como una for­ma de explicar sus frus­tra­ciones», dijo.

R

41. Rezko, Antoin

Mag­nate inmo­bil­iario de Chica­go, antiguo cono­ci­do (para otros, ami­go) de Barack Oba­ma y ex colab­o­rador de éste en la recogi­da de fon­dos para su cam­paña. Ha puesto en un apri­eto al senador demócra­ta al haber sido declar­a­do cul­pa­ble de cor­rup­ción en su labor como asesor y recolec­tor de dinero del gob­er­nador de Illi­nois, Rod Blagojevich.

S

42. Sistema electoral

Tras el com­ple­jo mecan­is­mo de las pri­marias (basa­do en vota­ciones en todos los esta­dos, tan­to en asam­bleas de rep­re­sen­tantes como en sufra­gios pop­u­lares, así como en los votos de cal­i­dad de los lla­ma­dos superdel­e­ga­dos) , en las elec­ciones del próx­i­mo 4 de noviem­bre habrá 538 votos elec­torales divi­di­dos entre los 50 esta­dos y el Dis­tri­to de Columbia.

Cada esta­do tiene un elec­tor por cada uno de sus miem­bros en el Con­gre­so, uno por cada leg­is­lador de la Cámara de Rep­re­sen­tantes (deter­mi­na­do por la población estatal) y uno por cada senador (cada esta­do tiene dos). Un can­dida­to nece­si­ta la mitad más uno de los votos elec­torales para lle­gar a la presidencia..

T

43. Travesía

En su primer dis­cur­so tras cono­cerse su elec­ción como can­dida­to demócra­ta, Oba­ma dijo que «hoy empieza una trav­es­ía que traerá un nue­vo y mejor día para América».

U

44. Unidad

Hillary Clin­ton tiene pre­vis­to apelar hoy a la unidad del Par­tido Demócra­ta, seri­amente daña­da tras la dura lucha de las pri­marias, para poder vencer al can­dida­to repub­li­cano. Los demócratas temen que muchos seguidores de la senado­ra no respalden a Oba­ma en noviem­bre frente a McCain.

V

45. Vídeos

La comu­ni­cación audio­vi­su­al ha sido clave en estas pri­marias. Los vídeos con los actos y mítines de ambos can­didatos se han segui­do como nun­ca antes, gra­cias a su difusión en Inter­net, a través de YouTube y de la cada vez may­or inclusión de vídeos en los per­iódi­cos on line.

Tam­bién en la red se col­gar­on el polémi­co vídeo con el ser­món del pas­tor Jere­mi­ah Wright o el de la can­ción que grabaron algunos de los famosos que apoy­an a Oba­ma. Una de las graba­ciones del dis­cur­so de Oba­ma en Filadelfia, por ejem­p­lo, ha sido vista en YouTube más de 5 mil­lones de veces.

W

46. Web

Con­sul­ta todo sobre Barack Oba­ma y las elec­ciones esta­dounidens­es en el espe­cial de 20minutos.es.

47. Wright, Jeremiah A.

El pas­tor de la con­gre­gación a la que ha perteneci­do Oba­ma durante 20 años, cono­ci­do por sus pos­turas rad­i­cales y polémi­cas, ha sido la may­or pesadil­la para el senador demócra­ta durante las pri­marias, dada la estrecha relación que unía a ambos (Wright casó a Oba­ma y bau­tizó a sus dos hijas).

El rev­eren­do ha malde­ci­do a los EE UU por cómo tra­ta a su población afroamer­i­cana («el Gob­ier­no les da dro­gas, con­struye cárce­les más grandes, … y aún quiere que dig­amos ‘Dios bendi­ga a Amer­i­ca’. No, no, no, Dios maldiga a Améri­ca») y respon­s­abi­lizó al Gob­ier­no esta­dounidense de los ataques del 11‑S, aña­di­en­do que los EE UU «mataron a mucha más gente en Hiroshi­ma y Nagasa­ki sin pestañear».

Oba­ma tuvo que des­mar­carse de Wright, repu­dian­do sus declara­ciones en repeti­das oca­siones y de for­ma explícita.

X

48. X, Malcolm

Algu­nas de las ideas del pas­tor Wright beben direc­ta­mente del dis­cur­so del líder y activista negro de los años sesen­ta Mal­colm X, prin­ci­pal por­tavoz del grupo Nación del Islam, y asesina­do en 1965.

Y

49. «Yes, We Can»

«Sí, nosotros podemos». El lema de la cam­paña de Barack Oba­ma durante estas pri­marias, core­a­do por miles de per­sonas en cada mitin, se ha con­ver­tido en un autén­ti­co him­no para sus seguidores.

Z

50. Zapatero, José Luis

El pres­i­dente del Gob­ier­no español ha apos­ta­do por Barack Oba­ma frente a John McCain, y ha man­i­fes­ta­do su deseo de ver al senador demócra­ta en la Casa Blan­ca, así como de lograr una mejor relación con Esta­dos Unidos.