He pasado varios días dándole vueltas a una historia… Un hombre va caminando por la calle, distraído, sin prestar mucha atención a su entorno ni a la gente que le rodea. Camina despacio entre el ruido y la congestión de la ciudad.
El hombre llega a un semáforo. Está en verde y se dispone a cruzar. Sumido aún en sus pensamientos, avanza mirando el disco, mirándolo, pero sin verlo en realidad. Sin embargo, cuando la luz cambia a ambar y el resto de los viandantes acelera el paso, entonces él, de pronto, se queda paralizado. La luz naranja, que apenas va a durar unos segundos, le está atrapando, hipnotizando, seduciéndole por completo. No puede moverse, se ha quedado clavado en mitad de la calle con los ojos fijos en el ambar brillante. El tiempo se ha detenido (se le ha detenido) y todo lo demás ha dejado de existir.
Se está fundiendo con el sol, se está fundiendo con todo lo que existe. Justo en ese momento.
Me gusta que el detonante sea el sol porque, aunque como símbolo sea un gran tópico, el sol tiene una fuerza incuestionable y a salvo incluso de los peligros de la nueva era. Y también porque hoy hace un día gris y lluvioso, y lo estoy echando de menos. El sol, en fin, hace posible que vivamos y, a la vez, también él está vivo. Como nosotros, además, es imperfecto. Está en ebullición constante, explotando y consumiéndose, siempre a medio hacer. Pero calienta. Es magnífico.
El semáforo es una excusa, da lo mismo. Podría haber sido cualquier otra cosa. Algo ha hecho clic en la mente de este hombre, en sus sentidos. Y no nos importa en qué iba pensando, o si era feliz o desgraciado, o qué va a ser de él a partir de ahora (baste decir que sobrevivió). Lo que importa es que algo en él ha hecho clic. Con un semáforo. Porque uno puede hacer clic con cualquier cosa, en cualquier parte.
Tampoco nos importa quién es, aunque a mí me gustaría que fuese un pintor, y que ese pintor fuese, por ejemplo, Van Gogh. Pero Van Gogh es demasiado famoso y uno, esta vez sí, debería huir de los tópicos.
Miguel Máiquez, 21/10/2009
En el relato: Vincent Van Gogh
2 comentarios
Llevo toda la tarde paseando por aquí.
Me he enganchado un poco y he sufrido un atracón, aún así te he puesto en favoritos para estar al tanto cuando renueves! Gracias!
🙂 Gracias a ti.