Café Tortoni, Buenos Aires. La lluvia, densa, cubre por completo las ventanas. Como una gigantesca cortina de agua que cayese del cielo, o un mar desprendiéndose desde lo alto. Es como estar en un submarino. Afuera todo es indistinguible y oceánico, incoloro, mágico, sin formas. El traqueteo de la tormenta arrincona todos los demás sonidos. Sobre la mesa, dos vasos y una botella de whisky.
RICK: He pensado en ella cada día de toda mi puta vida, Louie. Cada día.
LOUIE: Lo sé, amigo, lo sé.
RICK: Cada jodido día.
Miguel Máiquez, 13/1/2009
En el relato: Rick Blaine
2 comentarios
Qué gran película, qué bonitos diálogos. Ojalá a veces la vida fuera como el cine, ¿verdad?
Besos desde el otro lado del océano y gracias, pequeño caballero andante.
Gracias a ti, y besos desde este lado 🙂