El nadador

Miguel Máiquez, 06/11/2010

—Giuseppe Verdi… Es un honor tenerle aquí. Gracias por venir.

—No hay de qué, me encanta su programa.

—¿Escucha mucho la radio?

—Siempre que puedo.

—¿No le resulta extraña la música actual?

—No.

—Hace ciento diecisiete años que no compone usted nada…

—Correcto.

—¿Y a qué se dedica?

—Nado.

—¿Nada?

—No, nado. Es difícil de explicar.

—Inténtelo.

—Al principio resulta abrumador, pero en el fondo es tremendamente sencillo. Lo increíble es no darse cuenta.

—¿Darse cuenta?

—Estás en un café, sentado junto a la ventana, mirando a la calle…

—Sí.

—Y en la calle, la gente pasa, caminando… Alguien entra de pronto en tu campo de visión, lo atraviesa, y después se va, desaparece. Y luego alguien más, o dos a la vez. Por la derecha, por la izquierda…

—¿Y?

—Todos dejan un rastro. Todo deja un rastro. Y yo lo veo.

—¿El aura?

—Por Dios, no…

—¿Un rastro? ¿Como los caracoles? ¿La huella de carbono?

—No. Es… Todo lo que ocurre se… Mis ojos… Al final del día ese pedazo de calle es como un mercado lleno de gente, pero sin ruido. Una multitud silenciosa. Aunque aparentemente no quede nadie ya… Todas las imágenes permanecen en la trayectoria que ocuparon al pasar, se superponen, se entremezclan, todas juntas. El hombre que llevaba a su hijo de la mano a las ocho y media de la mañana, la vieja que arrastraba un carro de basura a mediodía, la chica de la bicicleta de las siete de la tarde, el reflejo de la camarera del café en el cristal cuando encendieron las luces… Al final del día es como un solo ser hecho de cientos de seres. En armonía. Como una danza, las voces fundidas del coro… Un río de mil colores, mil brillos, mil texturas… Pero el mismo río, en el mismo lugar…

—¿Y luego?

—Luego sólo tengo que salir del café, echarme al agua y empezar a nadar.

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Miguel Máiquez, 6/11/2010
En el relato: Giuseppe Verdi
Imagen: The Swimmer #23 (Paul Sierra, 2008), óleo, detalle

Comentarios

8 comentarios

  • Juanmi dice:

    Muy bonito. No viene a cuento en cuanto al contenido de lo que has escrito, pero sí en cuanto al título. No sé si conoces o incluso has visto «El nadador», una película de Burt Lancaster de finales de los ’60.
    A mi parecer es una película tremenda, pero desde que la vi por primera vez, hace una vida, cada vez que he ido a verla de nuevo, lo he hecho con un poquito de pena o algo así, porque siempre, al acabarla, no puedo evitar tener un sentimiento de tristeza, nostalgia, soledad, …, es dificil de explicar.
    Te la recomiendo.

  • Miguel dice:

    Muchas gracias. No he visto la película, pero sí he leído el relato en que está basada: El nadador, de John Cheever, una pequeña obra maestra que produce los mismos sentimientos y que, también yo, te recomiendo. Está publicada en castellano en La geometría del amor, un libro maravilloso, y también en su antología de relatos. Un abrazo.

  • Enrique dice:

    Pues yo últimamente me estoy negando a leer a Cheever, de quien además se acaba de publicar en España una biografía. No sé, últimamente todas las referencias que me llegan de él son tan tristes… ¿Puede un hombre tan atormentado como él celebrar la vida en sus relatos? Además, despreciaba a Salinger. De momento, no me atrevo. Quizá si algún día aparece por aquí vivito y coleando. En cambio, sí pondré ahora mismo algo del amigo Giuseppe Verdi, a quien agradecemos esa visión de una calle tan hermosa y viva (ésta sí). Sigue nadando también tú, Miguel.

  • Miguel dice:

    No estaría mal resucitarle, ahora que lo dices, aunque sólo fuese por darte la oportunidad de hacer las paces con él… ¿Por qué habría de celebrar la vida en sus relatos, por otra parte? Lo de Salinger sí que es más imperdonable… Por cierto, y para pasar de la natación a la natación sincronizada, mañana mismo voy a buscar en la biblioteca La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. Con ese título no creo que me defraude.

  • Enrique dice:

    ¡Te enamorarás de Juliet…! y de paso puedes unirte a nuestro club de lectura:
    http://colaboraenred.com/lectura/

  • juanjomar dice:

    Me encanta, me encanta.

  • Eva dice:

    Precioso… transmiten melancólica belleza… la imagen, la música y las palabras.

  • juanjomar dice:

    «DIgo todo, y el eco dice nada. Digo nada y el eco dice todo»
    …José Hierro.

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