Frentes judiciales, menos medios amigos, la sombra del Capitolio, rivales fuertes… Trump vuelve cuesta arriba a la carrera presidencial

Miguel Máiquez, 19/11/2022

«Devolver la glo­ria» a Esta­dos Unidos; un país «en deca­den­cia», «inva­di­do» y «de rodil­las»; «voy a ser vues­tra voz»; «soy una víc­ti­ma»… Con un dis­cur­so lleno de sus habit­uales hipér­boles, y recur­rien­do una vez más al vic­tim­is­mo, al pop­ulis­mo y al nativis­mo más bási­co, Don­ald Trump con­fir­mó este martes ofi­cial­mente que volverá a inten­tar ser el can­dida­to de su par­tido en las elec­ciones pres­i­den­ciales de 2024, abrien­do así la car­rera por la nom­i­nación republicana.

Trump, de 76 años, escogió la opu­len­cia de su man­sión de Mar-a-Lago en Flori­da para hac­er un anun­cio que venía insin­uan­do des­de hace meses, y que aho­ra lle­ga en un momen­to en que su estrel­la políti­ca no es lo que solía ser, con prob­le­mas, además, tan­to con la Jus­ti­cia como en el Congreso.

Será la ter­cera vez que com­pi­ta por ser can­dida­to a la Casa Blan­ca. Lo hizo en 2000 por un par­tido alter­na­ti­vo, después ya como repub­li­cano en 2016 —su por aho­ra úni­co inten­to vic­to­rioso—, y final­mente en 2020, cuan­do acabó sien­do ven­ci­do por el hoy pres­i­dente, Joe Biden, aunque nun­ca haya admi­ti­do su der­ro­ta y siga atribuyen­do el resul­ta­do de las elec­ciones a «un robo».

Antes de él, úni­ca­mente seis expres­i­dentes han inten­ta­do regre­sar a la Casa Blan­ca después de haber­la aban­don­a­do, y solo uno, Stephen Grover Cleve­land, lo logró… en 1893.

En su anun­cio del martes, Trump se mostró seguro de que logrará más votos en 2024 que en 2016, sin lle­gar a men­cionar siquiera que para ser can­dida­to deberá primero ganar las pri­marias republicanas.

Sin embar­go, las encues­tas sobre inten­ción de voto para esas pri­marias le son adver­sas, y hay numerosos políti­cos repub­li­canos que, disc­re­ta­mente, señalan ya que Trump no debe ser la opción.

Por si fuera poco, medios de comu­ni­cación que fueron sus may­ores pro­pa­gan­dis­tas le han dado la espal­da, o ya no le tien­den la alfom­bra roja que solían pon­er a su disposición.

‘Hombre de Florida hace anuncio’

Su tradi­cional bastión, Fox News, por ejem­p­lo, no retrans­mi­tió ínte­gra­mente su anun­cio del martes, que inter­rumpió para dar paso a sus anal­is­tas, eso sí, después de dejar hablar al expres­i­dente durante unos 40 min­u­tos (CNN aguan­tó solo 20, y MSNBC no llegó ni a conec­tar en directo).

La cade­na con­ser­vado­ra de tele­visión no es, además, la úni­ca rama del impe­rio mediáti­co de Rupert Mur­doch que se ha dis­tan­ci­a­do de Trump, que parece haber sido aban­don­a­do a su suerte por el mag­nate aus­traliano, mien­tras antigu­os adu­ladores le cul­pan aho­ra de que el Par­tido Repub­li­cano no haya sido capaz de lograr una vic­to­ria clara en las elec­ciones de medio manda­to (han con­segui­do la may­oría en la Cámara de Rep­re­sen­tantes, pero no el Sena­do).

Aparte del más pre­vis­i­ble ataque de The Wall Street Jour­nal, uno de cuyos edi­to­ri­ales llevó por títu­lo «Trump es el may­or perde­dor del Par­tido Repub­li­cano», la bofe­ta­da más dura des­de los medios de Mur­doch (has­ta aho­ra) ha lle­ga­do nada menos que des­de el tabloide New York Post. En la parte de aba­jo de su por­ta­da de este miér­coles, ape­nas desta­ca­do, podía leerse: «Hom­bre de Flori­da hace anuncio».

Y un ejem­p­lo más: la revista Nation­al Review, toda una insti­tu­ción en el peri­odis­mo con­ser­vador en EE UU, pub­licó este mis­mo miér­coles un edi­to­r­i­al tit­u­la­do escue­ta­mente «No», en el que describe la can­di­datu­ra pres­i­den­cial de Trump como una «invitación a redoblar los atro­pel­los y fra­ca­sos de los últi­mos años que los repub­li­canos deberían rec­haz­ar sin vac­ilar ni dudar».

Rivales de peso

Otra de las grandes difer­en­cias con respec­to a su ante­ri­or car­rera para con­ver­tirse en el can­dida­to repub­li­cano a la Casa Blan­ca es que esta vez sus posi­bles rivales no se lo van a pon­er tan fácil.

Los últi­mos son­deos indi­can que el fla­mante reelegi­do gob­er­nador de Flori­da, su exali­a­do Ron DeSan­tis —que aún no ha desve­la­do si se pre­sen­tará o no—, le sacaría una ven­ta­ja sig­ni­fica­ti­va si final­mente se diera un due­lo entre ambos en las pri­marias. A tenor de los recientes ataques y burlas de Trump con­tra la emer­gente estrel­la repub­li­cana, a quien el expres­i­dente lla­ma «Ron DeSan­tur­rón», puede aveci­narse una guer­ra sin cuar­tel. Más aún tenien­do en cuen­ta que el gob­er­nador está ganan­do cada vez más apoyo en medios como la propia Fox News.

El otro nom­bre que sue­na con fuerza es Mike Pence, que fue su vicepres­i­dente, y que aca­ba de sacar un libro en el que Trump no sale nada bien para­do. «Hay mejores opciones», dijo Pence sobre su antiguo jefe en una reciente entre­vista. En cuan­to a sus inten­ciones de com­pe­tir él mis­mo por la nom­i­nación tan solo men­cionó que lo «está considerando».

Ante la Justicia, frente al Congreso, y sin sus hijos

Trump atraviesa además por un peri­o­do espe­cial­mente difí­cil, con difer­entes frentes abier­tos ante la Jus­ti­cia y en el Con­gre­so. En el primer caso, por las finan­zas de su empre­sa famil­iar, y en el segun­do, por el asalto al Capi­to­lio de enero de 2021 por parte de una tur­ba de seguidores suyos, a los que antes había aren­ga­do en un mitin para que defendiesen su supues­ta vic­to­ria electoral.

En su dis­cur­so de este martes, Trump no dudó en describirse como «una víc­ti­ma», «persegui­do» por una con­fab­u­lación de toda clase de fuerzas y peor trata­do que el gáng­ster Al Capone.

Por otra parte, tam­poco parece que vaya a ten­er en esta ocasión el apoyo direc­to de sus hijos con el que ha con­ta­do otras veces. Durante su esper­a­do anun­cio de este martes no estu­vo pre­sente ninguno de ellos. En un comu­ni­ca­do tras el dis­cur­so, Ivan­ka dijo que «amo a mi padre», pero que «esta vez he deci­di­do dar­le pri­or­i­dad a mis hijos pequeños y la vida pri­va­da», aña­di­en­do que «no ten­go planea­do estar involu­cra­da en políti­ca». Don­ald Trump Junior alegó por su parte haber per­di­do un avión, y Tiffany se encuen­tra de luna de miel. Solo estu­vo, entre el públi­co, Eric, su hijo con Mela­nia, de 16 años.

Y aún así…

Trump con­fía en que el anun­cio de su entra­da en las pri­marias repub­li­canas insu­fle un nue­vo aire de opti­mis­mo en las filas de un par­tido que había apos­ta­do por lograr mejores resul­ta­dos en las elec­ciones de mitad de manda­to aprovechan­do la caí­da de pop­u­lar­i­dad de la Admin­is­tración de Biden. 

En la tarea pesarán, sin duda, sus años al frente de la Casa Blan­ca, incluyen­do su crit­i­ca­da gestión de la pan­demia o el dudoso hon­or de ser el primer pres­i­dente de Esta­dos Unidos en haberse tenido que enfrentar a dos juicios políticos.

Y a pesar de todo, la can­di­datu­ra de Trump, que provo­ca tan­to entu­si­as­mo como temor den­tro de su pro­pio par­tido, es, a día de hoy, la favorita. No en vano, el mag­nate sabe bien lo que es moverse en unas pri­marias: en 2016 no dudó en atacar con espe­cial vir­u­len­cia a la doce­na de opo­nentes que se pos­tu­la­ban como can­didatos, provo­can­do per­ple­ji­dad den­tro del par­tido, pero las deli­cias de un elec­tora­do de base que más tarde se con­ver­tiría en el prin­ci­pal acti­vo de su mandato. 

Esa base incondi­cional sigue sien­do, de momen­to, su prin­ci­pal esperanza.


Con infor­ma­ción de Efe y Europa Press.

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