EE UU intenta superar el trauma del asalto al Capitolio un año después, con Trump cada vez más contra las cuerdas

Miguel Máiquez, 5/1/2022

El 6 de enero de 2021 fue un día que quedará graba­do para siem­pre en la memo­ria de los esta­dounidens­es. En un ataque sin prece­dentes, retrans­mi­ti­do en direc­to por tele­visión, una tur­ba de sim­pa­ti­zantes del entonces pres­i­dente, Don­ald Trump, destroz­a­ba las puer­tas y ven­tanas de la sede del Con­gre­so, en Wash­ing­ton DC, e irrumpía en el Capi­to­lio, inter­rumpi­en­do la sesión con­jun­ta del poder leg­isla­ti­vo que se disponía a cer­ti­ficar la vic­to­ria de Joe Biden en las elec­ciones pres­i­den­ciales de 2020.

El asalto se pro­du­jo jus­to después de un incen­di­ario mitin de Trump, en el que el man­datario agitó sus men­ti­ras sobre un supuesto fraude elec­toral, y alen­tó a sus seguidores a mar­char hacia el Capi­to­lio y «luchar». Tras el dis­cur­so, unas 10.000 per­sonas se dirigieron hacia el Con­gre­so y, tras rodear­lo, cer­ca de 800 lograron entrar en el emblemáti­co edi­fi­cio, superan­do las bar­reras poli­ciales y obligan­do a los leg­is­ladores a bus­car refu­gio a toda prisa.

Las imá­genes sur­re­al­is­tas que se pro­du­jeron entonces, con energú­menos cam­pan­do a sus anchas por las insta­la­ciones, atavi­a­dos con exóti­cas ves­ti­men­tas y parafer­na­lia trump­ista, y cau­san­do destro­zos mien­tras onde­a­ban ban­deras con­fed­er­adas, dieron la vuelta al mun­do y con­tinúan aún en la reti­na de los ciudadanos.

La jor­na­da ter­minó con el trági­co bal­ance de cin­co muer­tos, cer­ca de 140 agentes heri­dos y el trau­ma colec­ti­vo de haber vis­to ame­naza­do el corazón mis­mo de las insti­tu­ciones democráti­cas del país.

Ya de madru­ga­da, el Con­gre­so cumplió con su mis­ión de cer­ti­ficar la vic­to­ria de Biden en las elec­ciones y la der­ro­ta de Trump, quien pos­te­ri­or­mente se con­ver­tiría en el úni­co pres­i­dente de la his­to­ria de EE UU en super­ar un segun­do impeach­ment (juicio políti­co), impul­sa­do esta vez bajo la acusación de inci­tar la insurrección.

Un año después, la heri­da sigue abier­ta: el 68% de los votantes repub­li­canos pien­sa todavía que a Trump le robaron las elec­ciones y que, por tan­to, Biden ejerce su poder de for­ma ilegí­ti­ma, según una encues­ta de noviem­bre de la fir­ma demoscópi­ca PRRI.

Contra «el odio» y «las mentiras»

Biden, por su parte, dará este jueves un dis­cur­so en el que, según ha ade­lan­ta­do la Casa Blan­ca, con­denará el «odio» que provocó el ataque y las «men­ti­ras» que des­de entonces han difun­di­do Trump y sus ali­a­dos, apoyán­dose en teorías de la con­spir­ación, según las cuales los asaltantes no fueron seguidores del entonces pres­i­dente, a pesar de que varias inves­ti­ga­ciones han demostra­do ya que sí lo eran.

«El pres­i­dente hablará del sig­nifi­ca­do históri­co del 6 de enero [de 2021], y de lo que supone para el país un año después», dijo este martes la por­tavoz de la Casa Blan­ca, Jen Psaki.

Tan­to Biden como la vicepres­i­den­ta, Kamala Har­ris, pro­nun­cia­rán sendos dis­cur­sos des­de el mis­mo Capi­to­lio, donde hay pro­gra­ma­dos var­ios actos solemnes con moti­vo del primer aniver­sario del asalto.

«El pres­i­dente hablará sobre la ver­dad de lo que ocur­rió, no sobre las men­ti­ras que algunos han difun­di­do des­de entonces, y sobre el peli­gro que ha supuesto para la legal­i­dad y para nue­stro sis­tema de Gob­ier­no democráti­co», recal­có Psa­ki. Además, Biden pedirá seguir tra­ba­jan­do para «ase­gu­rar y for­t­ale­cer la democ­ra­cia y las insti­tu­ciones», para «rec­haz­ar el odio y las men­ti­ras que vimos el 6 de enero», y para «unir al país», agregó.

No está claro si Biden criti­cará direc­ta­mente a Trump en su dis­cur­so, pero Psa­ki ase­guró que el actu­al man­datario tiene claro que su pre­de­ce­sor «inten­tó blo­quear la tran­si­ción pací­fi­ca de poder» tras las elec­ciones de 2020 y «defendió a la tur­ba que atacó el Capi­to­lio y a los policías» que lo custodiaban.

En cuan­to al pro­pio Trump, el expres­i­dente tenía pre­vis­to dar una rue­da de pren­sa sobre el aniver­sario tam­bién este jueves, pero final­mente anun­ció en un comu­ni­ca­do este martes que había deci­di­do can­ce­lar­la, debido a «la total par­cial­i­dad» del comité de la Cámara de Rep­re­sen­tantes que inves­ti­ga el asalto.

Culpables materiales e intelectuales

Porque, entre tan­to, la jus­ti­cia y la inves­ti­gación siguen su cur­so. Un año después del asalto, cen­tenares de pro­ce­sos, tan­to judi­ciales como políti­cos, con­tinúan bus­can­do a los cul­pa­bles mate­ri­ales e int­elec­tuales del ataque, y estrechan­do cada vez más el cer­co sobre Don­ald Trump. 

Las inves­ti­ga­ciones se div­i­den en dos grandes gru­pos: por un lado, la per­se­cu­ción poli­cial (encabeza­da por el FBI) y judi­cial a cen­tenares de per­sonas que pro­tag­oni­zaron actos vio­len­tos o vandáli­cos en esa jor­na­da; por otro, el pro­ce­so políti­co cen­tra­do en miem­bros de la órbi­ta del exman­datario, que lle­va a cabo el comité del Con­gre­so al que se refer­ía Trump este martes.

Has­ta la fecha se han pre­sen­ta­do car­gos con­tra más de 700 per­sonas por deli­tos que van des­de atacar físi­ca­mente a policías has­ta impedir el ejer­ci­cio de sus fun­ciones, pasan­do por destru­ir propiedad del Gob­ier­no o entrar en un edi­fi­cio de acce­so restringi­do. La may­or con­de­na emi­ti­da has­ta aho­ra —dada a cono­cer el pasa­do 17 de diciem­bre— recayó sobre un hom­bre que atacó a agentes de policía con un extin­tor y que fue sen­ten­ci­a­do a cin­co años y tres meses de prisión.

Los hombres del presidente

Y mien­tras el FBI y la Jus­ti­cia lid­i­an con los ciu­dadanos anón­i­mos que pro­tag­oni­zaron los hechos, el men­ciona­do comité de la Cámara de Rep­re­sen­tantes —con­tro­la­da por el Par­tido Demócra­ta— desar­rol­la una inves­ti­gación para­lela sobre qué ocur­rió el 6 de enero y los días prece­dentes en las más altas instan­cias del Gob­ier­no estadounidense. 

Este comité fue crea­do por la pres­i­den­ta de la Cámara de Rep­re­sen­tantes, la demócra­ta Nan­cy Pelosi, y está for­ma­do por una may­oría de con­gre­sis­tas demócratas, aunque hay tam­bién dos inte­grantes repub­li­canos ‑Liz Cheney y Adam Kinzinger- que están enfrenta­dos con Trump. Su mis­ión es inves­ti­gar por qué ocur­rió el asalto, quién fue respon­s­able y qué puede hac­erse para evi­tar otro suce­so similar.

El Con­gre­so no tiene capaci­dad de san­cionar, por lo que la inves­ti­gación es mera­mente infor­ma­ti­va, pero si alguno de los lla­ma­dos a tes­ti­ficar se nie­ga a hac­er­lo, el comité puede declarar en desaca­to a esa per­sona, para que el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia deci­da después si pre­sen­ta cargos. 

Es lo que ha suce­di­do, pre­cisa­mente, con tres exco­lab­o­radores de Trump: su exas­esor y exjefe de cam­paña Steve Ban­non, su exjefe de gabi­nete Mark Mead­ows, y el exayu­dante del fis­cal gen­er­al Jef­frey Clark, todos ellos declar­a­dos en desaca­to. Si son hal­la­dos cul­pa­bles, podrían ser con­de­na­dos a var­ios meses o inclu­so un año de prisión.

Denuncias directas contra Trump

En el fon­do del debate tras los casos de Ban­non, Mead­ows y Clark está la figu­ra del pro­pio expres­i­dente, y la incóg­ni­ta sobre si el comité pedirá al Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia que pre­sente car­gos crim­i­nales con­tra Trump, en fun­ción de lo que encuen­tre. La pren­sa esta­dounidense ase­gu­ra que los demócratas lo tienen sobre la mesa, pero inclu­so entre las propias filas pro­gre­sis­tas existe división de opiniones.

Por lo pron­to, tres policías deman­daron este mis­mo martes al expres­i­dente por su papel durante el asalto al Capi­to­lio, con lo que ya son diez las acciones legales impul­sadas con­tra Trump, después de que dos agentes denun­cia­ran al exgob­er­nante repub­li­cano en mar­zo y siete más en agos­to del año pasado.

Los policías acu­san a Trump de asalto y agre­sión, com­pli­ci­dad en el asalto y la agre­sión, y vio­lación del estatu­to de seguri­dad públi­ca del Dis­tri­to de Colum­bia, entre otros delitos.

Los documentos secretos

Por otra parte, sigue en pie la batal­la judi­cial de Trump por man­ten­er ocul­tos una serie doc­u­men­tos sobre el asalto al Capi­to­lio que están aho­ra en poder de los Archivos Nacionales de Esta­dos Unidos. 

A prin­ci­p­ios de octubre, Biden autor­izó que los Archivos entre­gasen los doc­u­men­tos al comité del Con­gre­so que inves­ti­ga el asalto, rec­hazan­do así los argu­men­tos de Trump, que defiende que esos informes deben man­ten­erse en secre­to porque podrían pon­er en peli­gro la seguri­dad nacional. El 18 de octubre, Trump inter­pu­so una deman­da ante la Corte Fed­er­al de Wash­ing­ton, pero en noviem­bre una jueza de esa instan­cia fal­ló en su con­tra. Trump recur­rió, y el pasa­do 9 de diciem­bre un tri­bunal fed­er­al de apela­ciones rec­hazó su recur­so. No obstante, el exman­datario aún puede acud­ir al Tri­bunal Supremo.

El con­tenido exac­to de esos doc­u­men­tos se desconoce, pero supues­ta­mente se tra­ta de corre­os elec­tróni­cos, bor­radores de dis­cur­sos y reg­istros de vis­i­tas que podrían rev­e­lar qué pasó exac­ta­mente en la Casa Blan­ca durante el asalto al Capi­to­lio y en los días que rodearon el suceso.


Con infor­ma­ción de Efe

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