Ganar con menos votos que el rival: el peculiar sistema electoral de EE UU podría beneficiar de nuevo a Trump

Miguel Máiquez, 30/10/2020

En las elec­ciones de 2016 Don­ald Trump recibió unos 3,2 mil­lones de votos menos que su rival demócra­ta, Hillary Clin­ton, a pesar de lo cual el can­dida­to repub­li­cano obtu­vo la vic­to­ria, al aca­parar más votos en el Cole­gio Elec­toral. Cua­tro años después, la his­to­ria podría repetirse.

Miles de sim­u­lacros por orde­nador real­iza­dos en la Uni­ver­si­dad de Colum­bia indi­can que, si el lla­ma­do voto pop­u­lar (el número total de sufra­gios que recibe cada can­dida­to) aca­ba sien­do muy igual­a­do, el pecu­liar sis­tema de Cole­gio Elec­toral por el que se rigen los comi­cios pres­i­den­ciales en EE UU volverá a incli­narse la sem­ana que viene a favor del actu­al inquili­no de la Casa Blan­ca, aunque algo menos que en 2016, según señala un estu­dio pub­li­ca­do esta sem­ana en la revista Pro­ceed­ings of the Nation­al Acad­e­my of Sci­ences (PNAS), y recogi­do por Efe.

Los respon­s­ables del informe, Robert Erik­son, un pro­fe­sor de cien­cias políti­cas, y Karl Sig­man, pro­fe­sor de inge­niería indus­tri­al, exam­i­naron la for­ma en que los resul­ta­dos del Cole­gio Elec­toral están condi­ciona­dos por el modo en que los Esta­dos votaron en elec­ciones pre­vias. Tras analizar los desen­laces elec­torales des­de el año 1980, y después de efec­tu­ar miles de sim­u­lacros, con­cluyeron que Trump ten­drá ven­ta­ja en el Cole­gio Elec­toral frente a su rival demócra­ta, el ex vicepres­i­dente Joe Biden, en el caso de que el resul­ta­do sea, como se pre­vé, ajustado.

Los autores sostienen que, de acuer­do con los datos de su análi­sis, el pun­to de inflex­ión entre una prob­a­ble vic­to­ria demócra­ta o repub­li­cana en el Cole­gio Elec­toral no está en un voto pop­u­lar repar­tido 50 a 50, sino más bien en una horquil­la de un 51% de voto demócra­ta frente a un 49% republicano. 

Actual­mente, las encues­tas dan a Biden el lid­er­az­go con un 52,1% del voto pop­u­lar, mien­tras que Trump acu­mu­la el 43%, según la media pon­der­a­da que elab­o­ra la web espe­cial­iza­da FiveThirtyEight.

Erik­son recuer­da que Trump sal­ió airoso del Cole­gio Elec­toral debido a su vic­to­ria por már­genes muy estre­chos en Wis­con­sin, Michi­gan y Pen­sil­va­nia, pero que hay otros Esta­dos, como Ari­zona, Flori­da, Geor­gia y Car­oli­na del Norte, que «tam­bién podrían ten­er peso en 2020».

El voto delegado

A difer­en­cia de la may­oría de las otras democ­ra­cias del mun­do, en Esta­dos Unidos el pres­i­dente no resul­ta elegi­do direc­ta­mente a par­tir del voto de los ciu­dadanos. No es, por tan­to, el voto pop­u­lar el que deter­mi­na quién ocu­pará el Despa­cho Oval, sino el Cole­gio Elec­toral, en cuyos miem­bros los ciu­dadanos del­e­gan esa función. 

Este Cole­gio está for­ma­do por 538 com­pro­mis­ar­ios o elec­tores –nom­i­na­dos por los par­tidos y dis­tribui­dos en pro­por­ción a la población de cada esta­do– que, en nom­bre de los ciu­dadanos, votan en los 50 esta­dos del país y el Dis­tri­to de Colum­bia (sede de la cap­i­tal). Para ser elegi­do, el can­dida­to debe ten­er una may­oría (al menos 270) de los votos emi­ti­dos por el Cole­gio Elec­toral, y si ninguno de los dos la logra, la decisión pasa al Con­gre­so. Cada com­pro­mis­ario emite un voto elec­toral que debe ser, en prin­ci­pio, para el can­dida­to más vota­do en el Esta­do, sal­vo en los casos de Nebras­ka y Maine, donde el voto elec­toral se dis­tribuye en fun­ción del por­centa­je de los votos obtenidos.

El can­dida­to que recibe la may­oría de los votos de un Esta­do gana de esta for­ma todos los sufra­gios emi­ti­dos por los elec­tores de ese Esta­do, y por eso las cam­pañas elec­torales se con­cen­tran en ganar el voto pop­u­lar en una com­bi­nación de los Esta­dos que otorguen una may­oría de elec­tores, en lugar de en con­seguir el may­or número de votos a niv­el nacional.

Mandato ciudadano

La con­se­cuen­cia de este sis­tema es que cuan­do una per­sona deposi­ta su voto por un can­dida­to pres­i­den­cial en EE UU, lo que real­mente está hacien­do es pedir a los com­pro­mis­ar­ios de su Esta­do que voten por su aspi­rante en el Cole­gio Elec­toral, algo que se da por hecho, al enten­der­se como un manda­to ciu­dadano. Los com­pro­mis­ar­ios son per­sonas con­sid­er­adas leales al par­tido, y en algunos Esta­dos sus nom­bres apare­cen inclu­so en las papele­tas jun­to a los del can­dida­to a pres­i­dente y vicepresidente.

De hecho, la his­to­ria reg­is­tra tan solo un puña­do de casos (en 1948, 1956, 1960, 1968, 1972, 1976 y 1988) en los que algún elec­tor se negó a apo­yar al can­dida­to con el que se había com­pro­meti­do (en 2000 hubo un voto en blan­co), y una sola vez en la que el Cole­gio Elec­toral no votó por el ganador, cuan­do, en 1836, el órgano le negó a Richard Men­tor John­son los votos nece­sar­ios para ser nom­bra­do vicepres­i­dente. En 2016 hubo siete com­pro­mis­ar­ios que se des­mar­caron en la votación por el pres­i­dente y seis que lo hicieron en la del vicepresidente.

Precedentes

La vic­to­ria de Trump en 2016 pese a haber obtenido menos votos (el 46,15% frente al 48,17% de Clin­ton) no es el úni­co caso en la his­to­ria de la democ­ra­cia esta­dounidense en que el can­dida­to más vota­do acabó der­ro­ta­do. En 1825, ni John Quin­cy Adams ni Andrew Jack­son con­sigu­ieron la may­oría de los votos elec­torales y final­mente la Cámara de Rep­re­sen­tantes eligió a Adams pres­i­dente, a pesar de que Jack­son había recibido más votos populares.

En 1876 Ruther­ford B. Hayes obtu­vo el apoyo casi unán­ime de los Esta­dos pequeños y resultó elegi­do pres­i­dente, a pesar de que Samuel J. Tilden había logra­do 264.000 votos más, y en 1888 Ben­jamin Har­ri­son se impu­so frente a su rival, Grover Cleve­land, que había tenido más sufragios.

Ya en 2000, George W. Bush fue elegi­do con 271 votos elec­torales después de se le adju­dicaran los com­pro­mis­ar­ios de Flori­da —por solo 573 votos— tras la impu­gnación del resul­ta­do y un nue­vo recuen­to, aunque Al Gore había logra­do casi 450.000 votos pop­u­lares más en todo el país.

¿Un sistema injusto?

El Cole­gio Elec­toral fue crea­do por los rep­re­sen­tantes de los Esta­dos que con­for­maron la repúbli­ca, antes de que la may­oría de la población pud­iese votar, y con el obje­ti­vo de evi­tar el dominio de las zonas más pobladas del país. Los autores del estu­dio de la Uni­ver­si­dad de Colum­bia señalan que «a menudo es vis­to como insti­tu­ción injus­ta que puede negar la pres­i­den­cia al ganador del voto pop­u­lar, una cir­cun­stan­cia denom­i­na­da a veces como una ‘inver­sión’ electoral».

Erik­son y Sig­man añaden que hay quienes argu­men­tan que «el Cole­gio Elec­toral favorece a los Esta­dos pequeños, dado que sus cuo­tas siem­pre incluyen dos votos extra que rep­re­sen­tan a los dos senadores que cada Esta­do elige sea cual sea su población».

Otros, sin embar­go, «opinan que el favoritismo se incli­na hacia los Esta­dos más pobla­dos, puesto que el ganador se lle­va todos los rep­re­sen­tantes, lo cual les da un poder enorme». Cal­i­for­nia, por ejem­p­lo, con 39,5 mil­lones de habi­tantes, tiene 55 votos elec­torales (com­pro­mis­ar­ios); Mon­tana, con cer­ca de un mil­lón, tiene 3.

Según expli­ca a Europa Press Jere­my May­er, pro­fe­sor aso­ci­a­do de Políti­ca y Gob­ier­no en la Uni­ver­si­dad George Mason, el sis­tema se ideó de este modo para «evi­tar que hubiera un pres­i­dente region­al, por ejem­p­lo del sur, lo que podría provo­car una nue­va guerra».

El exper­to sub­raya que, tenien­do en cuen­ta que «ben­e­fi­cia a los Esta­dos más pequeños», parece poco prob­a­ble que estos accedan a respal­dar una refor­ma, algo para lo que sería nece­sario enmen­dar la Con­sti­tu­ción, con el respal­do de dos ter­ceras partes del Con­gre­so y de tres cuar­tas partes de los 50 estados.

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