La obra de Banksy toma Toronto por partida doble… y con polémica

Miguel Máiquez, 7/6/2018
La Rata de Haight Street, de Banksy, expues­ta en Yorkville Vil­lage, en Toron­to. Foto: Lat­tin Magazine

La coin­ci­den­cia en Toron­to durante este mes de junio de dos exposi­ciones de la obra de Banksy es una mag­ní­fi­ca ocasión para ver ‘en direc­to’ las crea­ciones del míti­co artista calle­jero y activista británi­co, pero ha lev­an­ta­do tam­bién cier­ta polémi­ca. Por un lado, ningu­na de las dos mues­tras está autor­iza­da ofi­cial­mente por el artista; por otro, muchos fans del escur­ridi­zo y provo­cador mae­stro del sten­cil art, creador de emblemáti­cas imá­genes como la niña y el globo rojo en for­ma de corazón, los monos que un día dom­i­narán el mun­do, o los dos policías fun­di­dos en un tier­no beso, ven como mín­i­mo una con­tradic­ción que obras con­ce­bidas orig­i­nal­mente para ser con­tem­pladas en lugares públi­cos, en un espa­cio deter­mi­na­do y de for­ma gra­tui­ta, se exhiban fuera de con­tex­to y rodeadas de tien­das de lujo en un caso, o pagan­do una entra­da en el otro.

La primera exposi­ción, tit­u­la­da Sav­ing Banksy (Sal­van­do a Banksy), está com­pues­ta por una sola obra, una de las más emblemáti­cas del artista. Se tra­ta de la famosa Rata de Haight Street, cuyo orig­i­nal (es decir, la sec­ción del muro donde fue pin­ta­da orig­i­nal­mente, en San Fran­cis­co) puede verse has­ta el 11 de junio en el cen­tro com­er­cial de Yorkville Vil­lage, com­par­tien­do espa­cio con tien­das de mar­cas como Chanel, Tiffany o Prada.

La obra, eso sí, puede con­tem­plarse de for­ma gra­tui­ta, y en prin­ci­pio su exhibi­ción cumple las condi­ciones impues­tas por su ‘propi­etario’ (él se define más bien como «preser­vador») en todos los lugares que ha recor­ri­do ya la mues­tra (Mia­mi, Los Ánge­les, la propia San Fran­cis­co): además de ser gratis y de estar abier­ta al pub­li­co en gen­er­al, la exposi­ción debe pro­mover la impor­tan­cia del arte calle­jero y la ima­gen de la pin­tu­ra no puede ser comercializada.

La Rata de Haight Street fue pin­ta­da por Banksy en 2010 en el históri­co bar­rio de Haight and Ash­bury de San Fran­cis­co, durante las dos sem­anas que el artista estu­vo tra­ba­jan­do en las calles de la ciu­dad cal­i­for­ni­ana, con moti­vo del estreno de su doc­u­men­tal Exit Through the Gift Shop (nom­i­na­do al Óscar en 2011 a la mejor pelícu­la doc­u­men­tal, y ganador del Inde­pen­dent Spir­it Awards en 2010, tam­bién a la mejor pelícu­la doc­u­men­tal). Des­de la calle, los vian­dantes podían leer un men­saje («Aquí es donde mar­co la línea»), del que partía una línea roja has­ta el edi­fi­cio con­tiguo, donde esta­ba la pin­tu­ra de la rata en sí, soste­nien­do una especie de rotu­lador y atavi­a­da con una gor­ra que recuer­da a la del Che Guevara.

La gran may­oría de las obras que pin­tó Banksy durante aque­l­la estancia en San Fran­cis­co fueron bor­radas, bien por los propi­etar­ios de los inmue­bles donde las real­izó, bien por las autori­dades. La Rata, sin embar­go, sobre­vivió, y un colec­cionista de arte, Bri­an Greif, decidió sal­var­la. Para ello, Greif pagó 40.000 dólares. No para com­prar­la, pues téc­ni­ca­mente no esta­ba en ven­ta, sino para poder ‘arran­car­la’, y preser­var­la. De hecho, y a pesar de que Greif ha tenido ofer­tas de has­ta medio mil­lón de dólares por la pin­tu­ra, has­ta aho­ra las ha rec­haz­a­do todas, embar­cán­dose, en su lugar, en esta especie de exposi­ción itin­er­ante. En la mues­tra de Yorkville Vil­lage, que cualquiera puede ver y fotografi­ar sin pagar un dólar, la obra está acom­paña­da por pan­e­les explica­tivos y por otros tra­ba­jos rela­ciona­dos con el arte callejero.

La Rata de Haight Street es tam­bién el tema prin­ci­pal de un doc­u­men­tal, pro­duci­do por Net­flix y tit­u­la­do asimis­mo Sav­ing Banksy, en el que el debate sobre la exhibi­ción de arte calle­jero en con­tex­tos difer­entes a sus espa­cios orig­i­nales es, pre­cisa­mente, uno de los asun­tos fundamentales.

La segun­da exposi­ción es The Art of Banksy (el arte de Banksy), un gran even­to que lle­ga a Toron­to pre­ce­di­do de una potente cam­paña pub­lic­i­taria (los carte­les anun­cián­dola pueden verse des­de hace sem­anas en muchas de las prin­ci­pales avenidas de la ciu­dad), y que mostrará, por primera vez en Norteaméri­ca, más de 40 obras del artista, val­o­radas en unos 35 mil­lones de dólares.

La exposi­ción, no autor­iza­da tam­poco por el artista, ha sido comis­ari­a­da a par­tir de difer­entes colec­ciones pri­vadas por Steve Lazarides, exa­gente del pro­pio Banksy, con quien rompió pro­fe­sion­al­mente en el año 2009. En este caso, además, la entra­da no es gra­tui­ta. Cues­ta 35 dólares (32,50 para estu­di­antes y seniors).

The Art of Banksy podrá verse en el 213 de Ster­ling Road durante cua­tro sem­anas, tras haber pasa­do por ciu­dades como Mel­bourne, Ams­ter­dam, Tel Aviv, Auck­land y Berlín. La may­oría de las obras que for­man la mues­tra fueron expues­tas orig­i­nal­mente en algu­nas de las primeras exposi­ciones real­izadas por el artista a prin­ci­p­ios de los años 2000, entre ellas, Turf Wars (Lon­dres, 2003) y Bare­ly Legal (Los Ánge­les, 2006). La exposi­ción incluye obras emblemáti­cas como Girl and Bal­loon, Laugh Now o Flag Wall.

Activismo a pie de calle

Banksy, quien no ha apare­ci­do nun­ca en públi­co ni ha rev­e­la­do jamás su iden­ti­dad, es un pin­tor, artista calle­jero y activista social, con­sid­er­a­do uno de los grafiteros políti­cos más impor­tantes e influyentes del mundo.

Comen­zó su obra en las calles de Bris­tol (Reino Unido), su ciu­dad natal, entre 1992 y 1994, y en el año 2000 orga­nizó una exposi­ción en Lon­dres. Des­de entonces, sus pin­tadas han apare­ci­do en ciu­dades de todo el mun­do y en lugares de gran sig­nifi­cación políti­ca, como el muro con­stru­i­do por Israel en la Cisjor­da­nia ocupada.

Banksy es cono­ci­do asimis­mo por haberse intro­duci­do, dis­fraza­do, en famosos museos de todo el mun­do para col­gar algu­nas de sus obras de man­era clan­des­ti­na, incluyen­do la Tate Mod­ern y el Museo Británi­co, en Lon­dres, y el MOMA de Nue­va York.

En su obra mez­cla imá­genes de una gran car­ga sim­bóli­ca, jugan­do con el humor y recur­rien­do a menudo a los con­trastes y las con­tradic­ciones del sis­tema cap­i­tal­ista occi­den­tal, en la línea del movimien­to de denun­cia de la pub­li­ci­dad y el con­sum­is­mo encabeza­do por revis­tas como Adbusters.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *