Facebook y el sexo: la difícil y embarazosa relación de la red social con los desnudos

Miguel Máiquez, 8/1/2017
Face­book cen­suró una fotografía de la estat­ua de Nep­tuno en Bolo­nia, Italia (en la ima­gen), por con­sid­er­ar­la ‘sex­ual­mente explíci­ta’. Foto: Fontana Erman­no / Wiki­me­dia Commons

Si ust­ed se encuen­tra entre quienes pien­san que el Museo del Pra­do no es apto para niños, o que al David de Miguel Ángel habría que colo­car­le unos cal­z­on­cil­los, Face­book es su ami­go. O, al menos, eso es lo que parece a la vista del cri­te­rio uti­liza­do a veces por la may­or red social del mun­do a la hora de cen­surar según qué imágenes.

En real­i­dad, no es que la com­pañía de Mark Zucker­berg haya declar­a­do una guer­ra total al desnudo en el arte. De hecho, una búsque­da ráp­i­da per­mite encon­trar, sin mucha difi­cul­tad, imá­genes de, por ejem­p­lo, Las tres Gra­cias de Rubens, o fotografías de Hel­mut New­ton. Sin embar­go, la ambigüedad con la que, en oca­siones, pueden ser inter­pre­tadas sus condi­ciones de uso (empezan­do por el mis­mo con­cep­to, cier­ta­mente sub­je­ti­vo, de qué es arte y qué no), uni­da al prob­le­ma que supone con­tro­lar la ingente can­ti­dad de con­tenido grá­fi­co que se pub­li­ca a diario en la red social, y al hecho de que a menudo se actúe medi­ante algo­rit­mos en base a denun­cias de los pro­pios usuar­ios, lle­va a Face­book, una y otra vez, a desa­tar la polémi­ca con su celo censor.

La últi­ma víc­ti­ma ha sido el Renacimien­to. Conc­re­ta­mente, la estat­ua de la fuente de Nep­tuno en Bolo­nia, una sober­bia escul­tura real­iza­da en 1565 por el artista fla­men­co Jean Boulogne (Juan de Bolo­nia). La estat­ua, retrata­da cada día por miles de tur­is­tas, y uno de los emble­mas de la ciu­dad ital­iana, rep­re­sen­ta al dios de los mares en todo su esplen­dor, es decir, suje­tan­do su leg­en­dario tri­dente… y desnudo. Cuan­do la escrito­ra ital­iana Elisa Bar­bari quiso uti­lizar una fotografía de la escul­tura para pro­mo­cionar su pági­na de Face­book (ded­i­ca­da a Bolo­nia), lo últi­mo que prob­a­ble­mente pen­só es que ten­dría que enfrentarse a la censura.

Según la expli­cación que le dio la red social tras rec­haz­ar su anun­cio, la ima­gen elegi­da por Bar­bari incluía «con­tenido sex­ual­mente explíc­i­to, y que mues­tra el cuer­po en un gra­do exce­si­vo, con­cen­trán­dose innece­sari­a­mente en algu­nas partes» (en la foto de Bar­bari se pueden ver las nal­gas del dios). La adver­ten­cia añadía, según pub­licó el diario británi­co The Tele­graph, que «la uti­lización de imá­genes o vídeos de cuer­pos desnudos o escotes no está per­mi­ti­da, inclu­so si es para usos artís­ti­cos o educativos».

Entre sor­pren­di­da y escan­dal­iza­da, Bar­bari com­par­tió en su propia pági­na, el pasa­do jueves, el men­saje que le había envi­a­do Face­book. En el tex­to aña­di­do por la escrito­ra puede leerse: «¿El Nep­tuno? ¡Es de locos!».

Horas después, Face­book recono­ció «el error» y pidió dis­cul­pas en un nue­vo men­saje, sim­i­lar a los que pub­li­ca nor­mal­mente en estas oca­siones: «Nue­stro equipo proce­sa mil­lones de imá­genes pub­lic­i­tarias cada día y a veces pro­hibi­mos anun­cios de for­ma equiv­o­ca­da. La ima­gen no vio­la nues­tra políti­ca de anun­cios. Lamen­ta­mos el error y hemos comu­ni­ca­do al anun­ciante que vamos a apro­bar su anun­cio». Las expli­ca­ciones no parecieron ser sufi­cientes para Bar­bari, quien pub­licó otra foto de la estat­ua en el encabeza­mien­to de su pági­na, esta vez con el tex­to: «Sí al Nep­tuno, no a la censura».

Del  ‘Origen del mundo’ a la lactancia materna

El episo­dio de la estat­ua de Nep­tuno no pasaría de sim­ple anéc­do­ta si fuese un caso ais­la­do. Pero los ejem­p­los polémi­cos de cen­sura en Face­book abun­dan, y, aunque por regla gen­er­al la com­pañía aca­ba dan­do mar­cha atrás, las rec­ti­fi­ca­ciones se sue­len pro­ducir, no tan­to motu pro­pio, sino a raíz de las protes­tas de los afec­ta­dos, o una vez que el asun­to ha salta­do a los medios de comu­ni­cación o se ha propa­ga­do por las redes sociales.

Uno de los casos más son­ados es el del cuadro El ori­gen del mun­do, pin­ta­do por Gus­tave Courbet en 1866, con­ser­va­do en el Museo de Orsay, en París, y que mues­tra de for­ma explíci­ta la vagi­na de una mujer. Su cen­sura por parte de Face­book motivó que, por primera vez, un tri­bunal francés se haya declar­a­do com­pe­tente para juz­gar a la com­pañía de Zucker­berg por haber blo­quea­do la cuen­ta en que se pub­licó la ima­gen de la pintura.

Entre los prece­dentes se encon­tra­ba nada menos que La Sireni­ta de Copen­h­ague: en enero de 2016 Face­book fue acu­sa­da de haber cen­sura­do fotos de la famosa escul­tura por mostrar «demasi­a­da piel desnu­da». Meses más tarde le tocaría el turno a Car­avag­gio, cuan­do la red social cen­suró el cuadro del mae­stro ital­iano El amor vic­to­rioso, por mostrar de frente los gen­i­tales masculinos.

El gran cabal­lo de batal­la para los defen­sores de la lib­er­tad de expre­sión en Face­book ha sido, no obstante, la lac­tan­cia mater­na. La polémi­ca no comen­zó con una sola foto, pero quizá la más céle­bre fuese la pub­li­ca­da en enero de 2011 por la chile­na Leslie Pow­er, en la que se la veía ama­man­tan­do a su hijo. Face­book blo­queó su cuen­ta y, como respues­ta, se mul­ti­pli­caron las reac­ciones de protes­ta y los gru­pos de apoyo en la propia red social (FB v Breast­feed­ing, Hey Face­book! Breast­feed­ing is Not Obscene), recor­dan­do que la lac­tan­cia no es pornografía y que lo cen­surable eran muchos de los comen­tar­ios machis­tas a estas imá­genes. Tras la cam­paña, que se extendió por todo el mun­do y en la que destac­aron activis­tas como Lau­ra Bates, Soraya Chemaly o Jaclyn Fried­man, Face­book acabó mod­i­f­i­can­do sus condi­ciones de uso. En las nuevas nor­mas, los pechos de mujeres dan­do de mamar ya no se se incluyen en la cat­e­goría de desnudos, y la lac­tan­cia es «algo her­moso y natural».

Esta nue­va ‘tol­er­an­cia’ no fue, sin embar­go, lo sufi­cien­te­mente amplia como para alcan­zar a Fran­cie, una madre esta­dounidense que pub­licó en la red social una foto dan­do a luz a su hija para cel­e­brar el primer cumpleaños de la pequeña. Tras la denun­cia pre­sen­ta­da por uno de los miem­bros del grupo pri­va­do sobre lac­tan­cia, embara­zo y par­to al que pertenecía Fran­cie, la red social cen­suró la ima­gen, ale­gan­do que lo mostra­do en ella (el pecho de la mujer y parte del pubis) vul­ner­a­ba las condi­ciones establecidas.

Las madres no son las úni­cas agravi­adas por mostrar los pechos. Como recuer­dan en este artícu­lo pub­li­ca­do en Verne, «por sor­pre­dente que parez­ca, en 2012 el algo­rit­mo o el equipo que ges­tiona las denun­cias de los usuar­ios elim­inó la ima­gen de una mujer en la bañera al con­fundir su codo con un pezón. La decisión provocó que la fotografía se difundiera por otros canales como la web The­o­ries of the Deep Under­stand­ing of Things (TDUT) (Teorías para enten­der cues­tiones pro­fun­das), en la que plantearon el test: ¿Codo o pezón? El vol­u­men de críti­cas y comen­tar­ios provocó que Face­book rec­ti­ficara y volviera a pub­licar la imagen».

Entre las víc­ti­mas más con­tro­ver­tidas de la tijera de Face­book se encuen­tran asimis­mo algu­nas imá­genes que tienen que ver con enfer­medades, o que son pub­li­cadas para con­cien­ciar sobre algu­na enfer­medad, incluyen­do un proyec­to artís­ti­co del fotó­grafo Michael Colanero en el que éste retra­ta, con el cuer­po desnudo pin­ta­do, a mujeres que se han tenido que some­ter a mas­tec­tomías a causa del cáncer de mama. El proyec­to no pasó el ‘fil­tro anti pornografia’ de Face­book, como tam­poco lo hizo un repor­ta­je del diario El Mun­do sobre un artista que tat­u­a­ba pezones a mujeres a las que se los habían extir­pa­do. La políti­ca de Face­book sobre masec­tomías ha cam­bi­a­do des­de entonces.

Tam­poco es el desnudo femeni­no el úni­co blan­co. A prin­ci­p­ios de este año, por ejem­p­lo, Face­book cen­suró el tráil­er pro­mo­cional (un anun­cio paga­do) de la pelícu­la colom­biana El abra­zo de la ser­pi­ente, nom­i­na­da al Oscar a la mejor pelícu­la de habla no ingle­sa. La razón: demasi­a­da piel (en las imá­genes se ve a un indí­ge­na del Ama­zonas colom­biano cam­i­nan­do por la sel­va, atavi­a­do con tan solo un taparra­bos). Tam­bién en este caso, Face­book rectificó.

La niña de Vietnam

Pero si hay un caso espe­cial­mente polémi­co ese es, sin duda, el de la céle­bre fotografía de la niña que huye, desnu­da, de un bom­bardeo con napalm durante la guer­ra de Viet­nam. Cap­ta­da en 1972 por el fotó­grafo viet­na­mi­ta de la agen­cia AP Nick Ut, la ima­gen, galar­don­a­da con el pre­mio Pulitzer, es con­sid­er­a­da uno de los sím­bo­los más poderosos sobre el hor­ror de la guer­ra. Face­book, sin embar­go, iden­ti­ficó la foto como con­tenido inade­cua­do, y, además de bor­rar­la de la red, sus­pendió tem­po­ral­mente la cuen­ta del escritor noruego Tom Ege­land por haber­la pub­li­ca­do, provo­can­do la indi­gnación no solo del pro­pio Ege­land, sino tam­bién la del diario Aften­posten (el may­or de su país) y has­ta la del Gob­ier­no noruego, incluyen­do a su primera min­is­tra, Erna Solberg.

Espe­cial­mente difun­di­da fue una car­ta abier­ta que Espen Egil Hansen, redac­tor jefe y con­se­jero del­e­ga­do de Aften­posten, dirigió a Mark Zucker­berg: «Escucha, Mark, esto es serio. Primero hacéis reglas que no dis­tinguen entre pornografía infan­til y famosas fotos de guer­ra, luego las aplicáis sin dejar mar­gen al buen juicio y después cen­suráis tam­bién la críti­ca y el debate y cas­tigáis a quienes se atreven a criticar», escribió.

«Escucha, Mark, esto es serio. Primero hacéis reglas que no dis­tinguen entre pornografía infan­til y famosas fotos de guer­ra, luego las aplicáis sin dejar mar­gen al buen juicio y después cen­suráis tam­bién la críti­ca y el debate y cas­tigáis a quienes se atreven a criticar», escribió.

Face­book, final­mente, reculó: «Debido a su esta­tus de ima­gen icóni­ca de impor­tan­cia históri­ca, el val­or de per­mi­tir com­par­tir­la supera al deseo de pro­te­ger a la comu­nidad, así que hemos deci­di­do rein­ser­tar la ima­gen en los sitios de donde la hayamos bor­ra­do», señalaron fuentes de la red social a la agen­cia France Press. La jefa de opera­ciones de la red social, Sheryl Sand­berg, se dis­culpó ante la primera min­is­tra norue­ga por haber bor­ra­do una pub­li­cación en la que Sol­berg había com­par­tido la foto, en sol­i­dari­dad con Ege­land: «Se tra­ta de deci­siones difí­ciles y a veces nos equiv­o­camos. Inclu­so con nor­mas claras, escanear cada sem­ana mil­lones de pub­li­ca­ciones, caso por caso, es un desafío», señaló Sandberg.

Las razones de Facebook

«Pro­te­ger a la comu­nidad», o lo que Face­book entiende por pro­te­gerla, es, pre­cisa­mente, uno de los prin­ci­pales argu­men­tos esgrim­i­dos por la red social a la hora de aplicar cen­sura. Otra de las razones más impor­tantes es evi­tar que la red se vea inun­da­da de con­tenido pura­mente pornográ­fi­co, incluyen­do el proce­dente de sitios web sin cri­te­rios artís­ti­cos o infor­ma­tivos, y con áni­mo de lucro, así como la pro­tec­ción a los menores de edad. Bajo el aparta­do de «Nor­mas comu­ni­tarias», y en un epí­grafe denom­i­na­do «Desnudos», sus condi­ciones de uso estip­u­lan, en con­cre­to, lo siguiente :

A veces, la gente com­parte desnudos con un fin deter­mi­na­do, por ejem­p­lo, cam­pañas de con­cien­ciación o proyec­tos artís­ti­cos. Restringi­mos la exhibi­ción de desnudos para evi­tar que deter­mi­na­dos sec­tores de nues­tra comu­nidad mundi­al que mues­tran una espe­cial sen­si­bil­i­dad ante ellos se puedan sen­tir mal, en par­tic­u­lar, por su con­tex­to cul­tur­al o su edad. Para tratar a todos de una for­ma jus­ta y respon­der a los reportes con rapi­dez, es fun­da­men­tal con­tar con políti­cas que nue­stros equipos en todo el mun­do puedan aplicar fácil­mente y con uni­formi­dad al revis­ar el con­tenido. Como resul­ta­do, nues­tras políti­cas pueden ser a veces más direc­tas de lo que nos gus­taría y restringir con­tenido com­par­tido con fines legí­ti­mos. Tra­ba­jamos con­stan­te­mente para mejo­rar la eval­u­ación de este con­tenido y la apli­cación de nues­tras normas.

Elim­i­namos fotografías que muestren los gen­i­tales o las nal­gas en su total­i­dad y de una for­ma direc­ta. Tam­bién restringi­mos algu­nas imá­genes de senos femeni­nos si se mues­tra el pezón, pero siem­pre per­miti­mos fotos de mujeres ama­man­tan­do o que muestren los pechos con cica­tri­ces por una mas­tec­tomía. Tam­bién per­miti­mos fotografías de pin­turas, escul­turas y otras obras de arte donde se muestren fig­uras desnudas. Las restric­ciones sobre la exhibi­ción de desnudos y activi­dades sex­u­ales tam­bién se apli­can al con­tenido dig­i­tal, a menos que dicho con­tenido se publique con fines educa­tivos, humorís­ti­cos o satíri­cos. Se pro­híben las imá­genes explíc­i­tas de rela­ciones sex­u­ales. Tam­bién podemos elim­i­nar descrip­ciones de actos sex­u­ales que sean demasi­a­do gráficas.

Se tra­ta, no hay que olvi­dar­lo, de nor­mas estable­ci­das por una empre­sa pri­va­da y acep­tadas libre­mente por el usuario, pero, en oca­siones, esas nor­mas pueden afec­tar a dere­chos fun­da­men­tales, como la lib­er­tad de expre­sión, que se sitúan por enci­ma de los con­tratos entre par­tic­u­lares, y es ahí donde está el conflicto.

Por otro lado, como señal­a­ba en su car­ta el redac­tor jefe de Aften­posten, no siem­pre es posi­ble «crear reglas comunes y uni­ver­sales sobre lo que puede o no pub­li­carse». La tesis de Hansen es que a veces hay que ‘mojarse’, y cita como ejem­p­lo el caso de las famosas car­i­cat­uras de Mahoma, y el debate sobre los límites de la lib­er­tad de expre­sión que orig­inó su pub­li­cación en el diario danés Jyl­lands-Posten, en 2005. Otra cosa es que Face­book pre­fiera asumir el ries­go de la mala ima­gen que algunos casos polémi­cos de cen­sura puedan acar­rear­le, antes que la posi­bil­i­dad de perder miles de usuar­ios pertenecientes a cul­turas con planteamien­tos morales más estric­tos respec­to al desnudo o a la sexualidad.

Más allá del desnudo: China y Donald Trump

La cen­sura en Face­book no se limi­ta a los desnudos. La red blo­quea asimis­mo men­sajes cuyo lengua­je incite al odio, así como «imá­genes grá­fi­cas cuan­do se com­parten para pro­ducir un efec­to sádi­co o para fomen­tar o exal­tar la vio­len­cia».

¿Y cen­sura políti­ca? El pasa­do mes de octubre Face­book anun­ció que sus inge­nieros han desar­rol­la­do una her­ramien­ta para adap­tar la red social a la cen­sura en Inter­net de Chi­na (país donde Face­book per­manece blo­quea­da des­de hace siete años), y aden­trarse así en el gigante asiáti­co, según infor­mó The New York Times.

Este soft­ware, que Face­book por el momen­to tan solo habría proba­do inter­na­mente, per­mi­tiría cen­surar entradas de los usuar­ios antes de que vier­an la luz para cumplir con la legal­i­dad de Chi­na, ase­guró el rota­ti­vo neoy­orquino, que cita anón­i­ma­mente a emplea­d­os y extra­ba­jadores de la compañía.

Sin respon­der direc­ta­mente al diario, Face­book difundió un comu­ni­ca­do en el que abor­dó sus planes en el país asiáti­co: «Durante mucho tiem­po hemos dicho que esta­mos intere­sa­dos en Chi­na, y esta­mos invir­tien­do tiem­po en enten­der y apren­der más sobre ese país», indicó Deb­bie Frost, una por­tavoz de la com­pañía. Frost tam­bién ase­guró que Face­book «todavía no ha toma­do ningu­na decisión» en su «acer­camien­to» a China.

Has­ta la fecha, Face­book ha restringi­do con­tenidos para cumplir con las nor­ma­ti­vas locales en país­es como Rusia, Turquía o Pak­istán, pero la her­ramien­ta crea­da para aden­trarse en Chi­na supon­dría ir un paso más allá.

Las repeti­das acusa­ciones según las cuales Face­book apli­ca fil­tros exce­si­va­mente rig­urosos al con­tenido com­par­tido por los usuar­ios lle­varon a la red social a intro­ducir, tam­bién en octubre, cam­bios en su políti­ca edi­to­r­i­al, más cer­cana aho­ra a las de un medio comu­ni­cación tradi­cional. Así, Face­book podría per­mi­tir pub­licar mate­r­i­al grá­fi­co (o escrito) que, aunque vaya en con­tra de sus nor­mas gen­erales, resulte «noti­cioso, sig­ni­fica­ti­vo o espe­cial­mente impor­tante para el público».

Un ejem­p­lo podrían ser muchos de los dicur­sos del entonces can­dida­to a la pres­i­den­cia de EE UU, y actu­al pres­i­dente elec­to, Don­ald Trump, que, a pesar de poder ser con­sid­er­a­dos como inci­ta­dores al odio, sí fueron recogi­dos en Face­book. Según pub­licó The Wall Street Jour­nal, «Zucker­berg era con­sciente de que la prop­ues­ta de Trump de pro­hibir la entra­da en EE UU a los musul­manes podía ser con­sid­er­a­da como lengua­je que inci­ta al odio, pero dijo que las impli­ca­ciones de bor­rar esos dis­cur­sos habrían sido demasi­a­do graves».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *