La escalada nuclear norcoreana: cuánto debería preocuparnos y por qué es tan difícil frenarla

Miguel Máiquez, 24/9/2016

«Nun­ca había vis­to una ten­sión tan alta en la penín­su­la de Corea». Así de rotun­do se mostró el sec­re­tario gen­er­al de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, tras la últi­ma prue­ba nuclear lle­va­da a cabo por Corea del Norte, el pasa­do día 9. El ensayo, segun­do en lo que va de año, el quin­to des­de 2006, y el más potente has­ta aho­ra, sitúa a Pyongyan un poco más cer­ca de poder armar mis­iles con cabezas nuclear­es, y, aunque la ver­dadera capaci­dad atómi­ca del rég­i­men nor­core­ano sigue sin estar clara, ha vuel­to a hac­er saltar, por enési­ma vez, todas las alar­mas, des­de Wash­ing­ton has­ta Pekín, pasan­do por Tokio y, muy espe­cial­mente, Seúl.

La respues­ta inmedi­a­ta de la comu­nidad inter­na­cional, aparte de las habit­uales protes­tas ver­bales, ha sido, una vez más, apos­tar por endure­cer las san­ciones económi­cas impues­tas a la dic­tadu­ra de Kim Jong-un: el Con­se­jo de Seguri­dad de la ONU emi­tió una fuerte declaración de con­de­na, e ini­ció los prepar­a­tivos para elab­o­rar una nue­va res­olu­ción de castigo.

No obstante, y a pesar del desas­troso esta­do en que se encuen­tra la economía nor­core­ana (algo mejor que en los años 90, cuan­do el país llegó a sufrir una ter­ri­ble ham­bruna, pero aún bajo mín­i­mos), no parece que al Gob­ier­no de Pyongyan le pre­ocu­pen mucho esta clase de repre­salias: por un lado, el rég­i­men uti­liza ampli­a­mente la pro­pa­gan­da mil­i­tar y explota su papel de víc­ti­ma para enmas­car la mis­e­ria, las vio­la­ciones de los dere­chos humanos y la fal­ta de lib­er­tades de la población; por otro, las autori­dades nor­core­anas son con­scientes de que las armas nuclear­es son la úni­ca opción que tiene el país para con­trar­restar la asimétri­ca relación con sus rivales. De hecho, Naciones Unidas ya aprobó el pasa­do mar­zo la res­olu­ción 2270, en la que se con­tem­pla­ban duras san­ciones com­er­ciales a Corea del Norte, como respues­ta a su cuar­ta prue­ba nuclear y al lan­za­mien­to de un cohete espa­cial con tec­nología de misiles.

Así, la telévisión del rég­i­men (la úni­ca que opera en el país) difundió el miér­coles pasa­do imá­genes de un acto mul­ti­tu­di­nario pre­si­di­do por altos man­datar­ios del Gob­ier­no y lle­va­do a cabo en el cen­tro de la cap­i­tal nor­core­ana, en el que dece­nas de miles de ciu­dadanos situ­a­dos de man­era core­ográ­fi­ca cel­e­bra­ban con aplau­sos y gri­tos de vic­to­ria el éxi­to del últi­mo ensayo nuclear. Un día después, y en respues­ta al anun­cio de san­ciones por parte de la ONU, el can­ciller nor­core­ano, Ri Yong Ho, ase­guró, en el mar­co de la XVII cum­bre del Movimien­to de País­es No Alin­ea­d­os, que «las prue­bas que hemos real­iza­do recien­te­mente son una medi­da de pro­tec­ción con­tra las ame­nazas y las san­ciones de las fuerzas hos­tiles, incluyen­do a los Esta­dos Unidos», al tiem­po que tach­a­ba las san­ciones inter­na­cionales de «impar­ciales» e «irra­cionales».

En este sen­ti­do, el rég­i­men nor­core­ano suele aludir a la con­tradic­ción que supone el hecho de que las san­ciones pro­cedan de país­es fuerte­mente nucleariza­dos o que no inter­vienen en otros casos de naciones que, aunque no lo admiten ofi­cial­mente, tam­bién poseen arma­men­to nuclear.

¿Qué poten­cial béli­co tiene real­mente Corea del Norte?, ¿has­ta qué pun­to es pre­ocu­pante?, ¿qué efec­to han tenido las san­ciones ante­ri­ores? Las claves de esta nue­va escal­a­da de la ten­sión nuclear, en pre­gun­tas y respuestas.

¿Cómo ha sido el último ensayo nuclear?

Has­ta aho­ra, Corea del Norte había deja­do pasar entre dos y tres años antes de realizar una nue­va prue­ba nuclear. Las cua­tro ante­ri­ores las efec­tuó en 2006, 2009, 2013 y enero de 2016. Este quin­to ensayo, sin embar­go, se ha pro­duci­do tan solo ocho meses después del ante­ri­or, coin­ci­di­en­do con el 68 aniver­sario de la fun­dación de la repúbli­ca actu­al, y en ple­na rec­ta final de la cam­paña pres­i­den­cial en Esta­dos Unidos.

El ejer­ci­cio se llevó a cabo el pasa­do 9 de sep­tiem­bre en la zona de prue­bas nuclear­es de Pung­gye-ri, unos 50 kilómet­ros al norte de la ciu­dad de Kilju, en el noreste del país, y causó una fuerte explosión sub­ter­ránea de unos 10 kilo­tones (la más potente de las reg­istradas has­ta aho­ra), que gen­eró un ter­re­mo­to de mag­ni­tud 5,04 en la escala de Richter y sacud­ió los alrede­dores de la base militar.

¿Por qué es especialmente preocupante?

La prue­ba con­sis­tió en la det­onación de una cabeza nuclear ajustable a un mis­il, lo que ha aumen­ta­do la pre­ocu­pación inter­na­cional de que en un futuro Corea del Norte sea capaz de minia­turizar cabezas nuclear­es y emplazarlas con éxi­to en sus mis­iles balís­ti­cos (de los que el país posee un abun­dante arse­nal) de cor­to, medio, e inclu­so largo alcance. Ese era, en cualquier caso, el obje­ti­vo del ensayo.

¿Cuáles son los antecedentes más recientes?

El pasa­do 22 de junio, Corea del Norte lanzó con éxi­to un mis­il de medio alcance, del tipo Musudan‑1, a una alti­tud de 1.413,7 kilómet­ros y con un ran­go de 400 kilómet­ros. La prue­ba demostró que la base mil­i­tar esta­dounidense de Guam, en el Pací­fi­co, podría quedar den­tro del radio de acción de los mis­iles norcoreanos.

Un mes después, el 24 de agos­to, Corea del Norte lanzó, tam­bién con éxi­to, un mis­il sub­mari­no del tipo Pukkuksong‑1. El obje­ti­vo fue esta vez la Zona de Iden­ti­fi­cación de Defen­sa Aerea (ADIZ) de Japón, con un ran­go de 500 kilómet­ros. El lan­za­mien­to se real­izó jus­to horas antes de que arran­case una cum­bre tri­lat­er­al entre el Gob­ier­no nipón, Corea del Sur y China.

Por últi­mo, cua­tro días antes de efec­tu­ar su últi­mo ensayo nuclear, Corea del Norte volvió a dis­parar tres mis­iles balís­ti­cos al Mar de Japón (Mar del Este), según infor­mó el Ejérci­to sur­core­ano. Los proyec­tiles cayeron de nue­vo en aguas de la ADIZ japone­sa, tras recor­rer una dis­tan­cia de aprox­i­mada­mente 1.000 kilómet­ros, indicó un por­tavoz del Min­is­te­rio de Defen­sa de Corea del Sur.

¿Habrá más pruebas?

Lo más prob­a­ble es que sí. De hecho, el Gob­ier­no de Corea del Sur ya ase­guró el lunes pasa­do, tan solo tres días después de que el rég­i­men de Kim Jong-un realizara su quin­to ensayo atómi­co, que Corea del Norte está «prepara­da» para lle­var a cabo en cualquier momen­to una nue­va det­onación nuclear.

«Corea del Norte se prepara para lle­var a cabo una prue­ba nuclear adi­cional en la base de Pung­gye-ri, según las últi­mas inves­ti­ga­ciones de inteligen­cia de Corea del Sur y EE UU», indicó a la agen­cia Efe un por­tavoz del Min­is­te­rio de Defen­sa de Seúl. El por­tavoz no especi­ficó cuáles son las evi­den­cias que han lle­va­do a los ali­a­dos a sacar esa con­clusión, ya que, según señaló, se tra­ta de «infor­ma­ción confidencial».

Pre­vi­a­mente, una fuente guber­na­men­tal de Seúl había indi­ca­do a la agen­cia local Yon­hap que en el sitio de prue­bas de Pung­gye-ri, donde han tenido lugar todos los ensayos nuclear­es ante­ri­ores, existe un ter­cer túnel sin usar en el que supues­ta­mente Pyongyang prepara una próx­i­ma detonación.

Entre tan­to, el rég­i­men de Pyongyan sigue ade­lante con su tam­bién con­tro­ver­tido pro­gra­ma espa­cial, un plan de cin­co años al que EE UU y sus ali­a­dos atribuyen fines mil­itares. Este mis­mo martes, día 20, el Gob­ier­no nor­core­ano afir­mó haber proba­do con éxi­to un motor de alta poten­cia de un nue­vo cohete espa­cial para trans­portar satélites geoesta­cionar­ios (inclu­i­dos satélites de obser­vación de la Tier­ra), según infor­mó la agen­cia estatal de noti­cias del país, KCNA. De acuer­do con la agen­cia, la prue­ba fue super­visa­da por el pro­pio Kim Jong-un, en la primera apari­ción públi­ca del líder nor­core­ano recogi­da por los medios estatales des­de el ensayo nuclear del 9 de septiembre.

¿Cómo ha reaccionado la comunidad internacional?

Esta­dos Unidos anun­ció su inten­ción de que el Con­se­jo de Seguri­dad de la ONU apruebe una nue­va res­olu­ción «lo más fuerte posi­ble y cuan­to antes», que incluya san­ciones más duras al país asiáti­co. El rep­re­sen­tante de Wash­ing­ton sobre políti­cas hacia Corea del Norte, Sung Kim, aludió a la necesi­dad de «demostrar a Corea del Norte que sus acciones ile­gales y peli­grosas tienen graves con­se­cuen­cias». Según el envi­a­do esta­dounidense, el ensayo nuclear nor­core­ano «ha servi­do para for­t­ale­cer y alen­tar la deter­mi­nación inter­na­cional de hac­er pagar por sus acciones a Corea del Norte».

Además, Esta­dos Unidos acom­pañó sus pal­abras con una demostración de fuerza. El martes pasa­do, dos bom­barderos super­sóni­cos de su Fuerza Aérea volaron sobre Corea del Sur, flan­quea­d­os por aviones de com­bate F‑15K sur­core­anos y F‑16 esta­dounidens­es. Los dos bom­barderos estratégi­cos B‑1B Lancer realizaron un vue­lo a baja altura cer­ca de la base de Osan, a unos 50 kilómet­ros al sur de la cap­i­tal sur­core­ana. Seúl y Wash­ing­ton emi­tieron un comu­ni­ca­do con­jun­to en el que indi­caron que están «prepara­dos para respon­der en todo momen­to a las ame­nazas con­tra la esta­bil­i­dad y la seguri­dad en la región».

Por su parte, la Alta Rep­re­sen­tante de Políti­ca Exte­ri­or y de Seguri­dad Común de la Unión Euro­pea, Fed­er­i­ca Mogheri­ni, ha defen­di­do una estrecha coor­di­nación del bloque con Japón y otros socios estratégi­cos para pro­mover igual­mente nuevas san­ciones de la ONU con­tra Corea del Norte. En ter­mi­nos seme­jantes se expresó el min­istro ruso de Exte­ri­ores, Ser­guéi Lavrov, quien ase­guró que «no podemos per­mi­tir que las acciones dirigi­das a socavar el rég­i­men de no pro­lif­eración, que rep­re­sen­tan ame­naza a la paz y la seguri­dad, que­den sin respuesta».

¿Qué papel juega China en la crisis?

El rég­i­men comu­nista chi­no es con­sid­er­a­do tradi­cional­mente como el úni­co ali­a­do de Corea del Norte en la región, más por razones geoes­tratég­i­cas (una even­tu­al reunifi­cación de la penín­su­la situ­aría en la órbi­ta de EE UU a otro de los prin­ci­pales veci­nos de Chi­na), que pura­mente ide­ológ­i­cas (Corea del Norte es tam­bién una dic­tadu­ra de inspiración comu­nista, pero com­ple­ta­mente cer­ra­da al exte­ri­or, basa­da en un cul­to desme­di­do a la per­son­al­i­dad de su líder, y sin con­ce­siones algu­nas al cap­i­tal­is­mo económi­co). El papel de Pekín como medi­ador, y como actor clave a la hora de pre­sion­ar a Pyongyan, se con­sid­era, pues, fun­da­men­tal. No en vano, Chi­na es el prin­ci­pal apoyo com­er­cial de una Corea del Norte cuya economía se encuen­tra en esta­do de colapso.

Has­ta aho­ra, Pekín se ha mostra­do ret­i­cente a alin­earse por com­ple­to con el resto de los país­es impli­ca­dos (EE UU, Corea del Sur, Japón) en su respues­ta a los desafíos nor­core­anos, pero la pacien­cia de Chi­na parece estar agotán­dose. Tras la últi­ma prue­ba nuclear nor­coeana, el Gob­ier­no chi­no mostró su enfa­do con las acciones de Corea del Norte y apos­tó por endure­cer las san­ciones económi­cas, aunque, eso sí, siem­pre en el mar­co de Naciones Unidas, y no de un modo uni­lat­er­al.

A lo largo de estos últi­mos años, el prin­ci­pal obje­ti­vo de EE UU ha sido hac­er com­pren­der a Kim Jong-un que, debido a las san­ciones económi­cas, man­ten­er la car­rera nuclear puede lle­gar a sig­nificar la caí­da total de su rég­i­men. El prob­le­ma es que la imposi­ción de esas san­ciones ha tenido el efec­to de trasladar la pelota de la cri­sis a Chi­na, el prin­ci­pal y prác­ti­ca­mente úni­co socio com­er­cial de Corea del Norte. Y, en estos momen­tos, la con­fi­an­za estratég­i­ca mutua entre Wash­ing­ton y Pekín se encuen­tra muy en cuar­ente­na debido al desar­rol­lo de un polémi­co sis­tema antimisiles en Corea del Sur, el lla­ma­do THAAD (Ther­mal High Alti­tude Area Defense), apoy­a­do por EE UU y que se espera esté oper­a­ti­vo en 2017.

En este sen­ti­do, los exper­tos desta­can que esta nue­va brecha abier­ta entre chi­nos y esta­dounidens­es ha dado oxígeno al rég­i­men nor­core­ano, e insiten en que cer­rar­la es la úni­ca posi­bil­i­dad de avan­zar de for­ma efec­ti­va hacia la desnu­clearización del rég­i­men de Pyongyan.

¿En qué estado se encuentra el programa nuclear norcoreano?

Téc­ni­ca­mente, Corea del Norte tiene capaci­dad para fab­ricar una bom­ba nuclear (los ensayos atómi­cos real­iza­dos serían la prue­ba). No obstante, para poder lan­zar un ataque con­tra otros pais­es nece­si­ta poder fab­ricar cabezas nuclear­es lo sufi­cien­te­mente pequeñas como para poder insta­lar­las en mis­iles. Pyongyan ase­gu­ra que ya lo ha con­segui­do, o que está a pun­to de con­seguir­lo, pero esta infor­ma­ción no ha sido ver­i­fi­ca­da por ningu­na fuente independiente.

La impen­e­tra­bil­i­dad del rég­i­men hace que las infor­ma­ciones sobre su capaci­dad mil­i­tar se mue­van siem­pre en el ter­reno de la espec­u­lación. De hecho, ni siquiera está claro si este últi­mo ensayo nuclear se ha real­iza­do con bom­bas atómi­cas o con bom­bas de hidrogeno (bom­ba H). A grandes ras­gos, en las primeras se uti­liza la téc­ni­ca de fisión nuclear (división de áto­mos), mien­tras que en las segun­das, más potentes, se recurre a la fusión nuclear (unión de áto­mos). Las prue­bas de 2006, 2009 y 2013 fueron todas ensayos con bom­bas atómi­cas. Según Pyongyan, la del pasa­do mes de enero se llevó a cabo con una bom­ba de hidrógeno.

Otro aspec­to a ten­er en cen­ta es si se está uti­lizan­do uranio o plu­to­nio. Los exper­tos creen que en las dos primeras prue­bas se usó plu­to­nio, pero no se sabe a cien­cia cier­ta cuál de los dos min­erales ha usa­do des­de entonces el rég­i­men nor­core­ano. Una prue­ba exi­tosa con uranio, es decir, lograr enrique­cer uranio para su uso en una bom­ba, sig­nifi­caría un gran paso ade­lante en la car­rera nuclear de Corea del Norte, ya que las reser­vas de plu­to­nio del país son lim­i­tadas. Otro fac­tor impor­tante es que el enriquec­imien­to de plu­to­nio nece­si­ta de grandes insta­la­ciones, fácil­mente local­iz­ables, mien­tras que el de uranio puede lle­varse a cabo de un modo más secreto.

Según el exper­to en el pro­gra­ma nuclear nor­core­ano Siegfried Heck­er, quien recor­rió en 2010 Yong­by­on, la prin­ci­pal insta­lación nuclear de Corea del Norte, Pyongyan ten­dría mate­r­i­al sufi­ciente para fab­ricar has­ta 20 bom­bas nuclear­es antes de finales de este año, gra­cias a una acel­eración de la activi­dad de sus insta­la­ciones de enriquec­imien­to de uranio, y a una reser­va exis­tente de plu­to­nio. En un informe recién pub­li­ca­do en el sitio de inter­net 38 North, de la Uni­ver­si­dad Johns Hop­kins de Wash­ing­ton, Heck­er indi­ca que Corea del Norte tiene una abun­dan­cia de reser­vas de uranio, y que ha tra­ba­ja­do en secre­to durante más de una déca­da en un proyec­to para enrique­cer el mate­r­i­al a niv­el de gra­do de armas.

¿Qué fuerzas hay desplegadas en la zona?

Según fuentes citadas por la agen­cia Efe, Corea del Norte, cuyo pre­supuesto anu­al para defen­sa asciende a 8.770 mil­lones de dólares, cuen­ta con un ejérci­to de alrede­dor de un mil­lón de sol­da­dos en acti­vo, más 4,5 mil­lones de «guardias rojos» en la reser­va. El país, uno de los más mil­i­ta­riza­dos del mun­do, dispone de 21.000 piezas de artillería, 4.200 car­ros de com­bate, 72 sub­mari­nos, 706 navíos de guer­ra y 1.800 aviones de combate.

Corea del Sur, por su parte, tiene más de 522.000 sol­da­dos en acti­vo, y unos tres mil­lones en la reser­va, además de 11.000 piezas de artillería, 2.400 car­ros de com­bate, 10 sub­mari­nos, 167 bar­cos de guer­ra y 590 car­ros de com­bate; Japón cuen­ta con 150.000 sol­da­dos, 1.770 piezas de artillería, 1.500 car­ros de com­bate, 18 sub­mari­nos, 47 navíos de guer­ra y 552 aviones; y EE UU mantiene en la región a un total de 28.500 sol­da­dos, 70 aviones de com­bate, 48 car­ros, 16 piezas de artillería y 1.500 mis­iles de crucero Tom­a­hawk. Además, el por­taviones Ronald Rea­gan y un bom­bardero con mis­iles nuclear­es se incor­po­rarán a las man­io­bras que los esta­dounidens­es realizarán el próx­i­mo mes de octubre en la zona, jun­to con Corea del Sur y Japón.

¿Qué políticas defienden los dos candidatos a la Casa Blanca?

En línea con la lla­ma­da políti­ca de «pacien­cia estratég­i­ca» de la actu­al Admin­is­tración de Barack Oba­ma, la can­di­da­ta demócra­ta a la pres­i­den­cia de EE UU, Hillary Clin­ton, es par­tidaria de seguir recur­rien­do a san­ciones económi­cas has­ta que el rég­i­men nor­core­ano renun­cie a su arse­nal atómi­co, y de hac­er­lo en el mar­co de Naciones Unidas. Tam­bién ha pedi­do a Chi­na que use su influ­en­cia para que Pyongyan pon­ga fin a sus «acciones irresponsables».

Durante el tiem­po en que Clin­ton ocupó el car­go de Sec­re­taria de Esta­do (min­is­tra de Exte­ri­ores), entre 2009 y 2013, Corea del Norte rompió las nego­cia­ciones mul­ti­lat­erales sobre su pro­gra­ma nuclear, vio­ló las pro­hibi­ciones de la ONU sobre prue­bas con mis­iles de largo alcance, y real­izó dos ensayos atómi­cos. Clin­ton insis­tió en la políti­ca esta­dounidense de man­ten­er el acuer­do fir­ma­do en 2005, que estip­u­la­ba una desnu­clearización ver­i­fi­ca­ble de la penín­su­la de Corea, «de un modo pacífico».

La can­di­da­ta demócra­ta ha apoy­a­do asimis­mo la pos­tu­ra favor­able del pres­i­dente Oba­ma a incre­men­tar la pres­en­cia mil­i­tar esta­dounidense en Asia para con­trar­restar, en parte, la ame­naza norcoreana.

Por su parte, el can­dida­to repub­li­cano, Don­ald Trump, ha expre­sa­do diver­sos pun­tos de vista, a menudo con­tra­dic­to­rios. Trump ha señal­a­do que el Gob­ier­no esta­dounidense debería «prestar mas aten­ción» a un país que está «dirigi­do por un manía­co», si bien, en mayo de este año ase­guró que estaría dis­puesto a entablar con­ver­sa­ciones direc­tas con el líder nor­core­ano, Kim Jong-un, lo que, aparte de pon­er fin a tres décadas de estrate­gia diplomáti­ca, supon­dría, según advierten los exper­tos, legit­i­mar ofi­cial­mente el esta­tus de Corea del Norte como país con arma­men­to nuclear y provo­car la reac­ción neg­a­ti­va de ali­a­dos como Corea del Sur y Japón.

Tras la prue­ba nuclear del pasa­do enero, Trump indicó que Chi­na tiene «con­trol total» sobre Corea del Norte, y que si Pekín «no resuelve el prob­le­ma», EE UU debería «hac­er muy difí­ciles las rela­ciones com­er­ciales con Chi­na». «Yo obligaría a Chi­na a que hiciese desa­pare­cer [a Kim Jong-un], de un modo u otro, lo antes posi­ble», añadió sem­anas después.

Trump tam­bién se ha mostra­do par­tidario de que Japón desar­rolle sus propias armas nuclear­es como medi­da defen­si­va, y, en el año 2000, escribió que «yo haría saber a Pyongyan que, o se deshace de sus armas nuclear­es, o se puede ir preparan­do para un cas­ti­go sim­i­lar al que Ronald Rea­gan infligió a Gadafi en 1986».

Cronología: Medio siglo de tensión

  • 1953. Con­cluye la Guer­ra de Corea con la fir­ma de un armisti­cio. No se fir­ma la paz, por lo que, téc­ni­ca­mente, las dos Core­as siguen en guer­ra has­ta hoy.
  • 1964. Se ini­cia la con­struc­ción del reac­tor nuclear de Yong­by­on, que comien­za a oper­ar en 1987.
  • 1965. Corea del Norte ter­mi­na el ensam­bla­je de su primer reac­tor atómi­co, con ayu­da de la URSS. A finales de los 70 comien­za a desar­rol­lar su pro­gra­ma de armas nucleares.
  • 1985. Corea del Norte fir­ma el Trata­do de No Pro­lif­eración Nuclear (TNP).
  • 1992. El Organ­is­mo Inter­na­cional de Energía Atómi­ca (OIEA) infor­ma de que Pyongyang no puede pro­ducir armas nucleares.
  • 1993. Corea del Norte se reti­ra del TNP tras incumplir los req­ui­si­tos del OIEA. Primeras con­ver­sa­ciones ofi­ciales con EE UU. Pyongyang sus­pende su reti­ra­da del TNP.
  • 1994. Fal­l­ece el líder nor­core­ano Kim Il-sung y es suce­di­do por su hijo Kim Jong-il. Se alcan­za un acuer­do por el que Pyongyang se com­pro­m­ete a con­ge­lar su pro­gra­ma nuclear a cam­bio de la con­struc­ción de reac­tores de agua ligera.
  • 1998. Corea del Norte ensaya un mis­il de largo alcance, lo que par­al­iza tem­po­ral­mente la apli­cación del acuer­do de 1994.
  • 2002. EE UU incluye a Corea del Norte en el «eje del mal». Corea del Norte admite que desar­rol­ló un pro­gra­ma nuclear secre­to durante años, violan­do los acuer­dos de 1994, y expul­sa a los inspec­tores del OIEA.
  • 2003. Pyongyang anun­cia por primera vez ofi­cial­mente que posee arse­nal nuclear y sus­pende el diál­o­go. Más tarde, se cel­e­bra la primera ron­da de las seis partes direc­ta­mente afec­tadas por la cri­sis (EE UU, ambas Core­as, Japón, Chi­na y Rusia), sin resultados.
  • 2004. Tres nuevas ron­das de nego­cia­ciones, sin avances. Wash­ing­ton impone san­ciones financieras a enti­dades nor­core­anas por blan­queo de dinero.
  • 2005. Tras más de dos años de des­en­cuen­tros, el 19 de sep­tiem­bre, los seis país­es lle­gan a un acuer­do por el que Pyongyang se com­pro­m­ete a des­man­te­lar su pro­gra­ma nuclear con fines arma­men­tís­ti­cos, a cam­bio de ayu­da energéti­ca y garan­tías de seguri­dad por parte de EE UU.
  • 2006. Pyongyang prue­ba al menos siete mis­iles y efec­túa «con éxi­to» una prue­ba nuclear sub­ter­ránea. La ONU aprue­ba san­ciones com­er­ciales y arma­men­tís­ti­cas. A finales de año se reanu­da el diál­o­go mul­ti­lat­er­al tras 13 meses de estancamien­to, pero sin avances.
  • 2007. Acuer­do que impli­ca el cierre de las insta­la­ciones nuclear­es de Corea del Norte a cam­bio de ayu­da energéti­ca y económi­ca. Inspec­tores del OIEA vis­i­tan Corea del Norte, pero con­cluye el pla­zo para que Pyongyang declare todo su pro­gra­ma nuclear, y las nego­cia­ciones se estancan.
  • 2008. Corea del Norte entre­ga el inven­tario sobre activi­dades e insta­la­ciones nuclear­es. EE UU anun­cia que lev­an­tará par­cial­mente las san­ciones y excluye a Corea del Norte de la lista de país­es terroristas.
  • 2009. El Ejérci­to nor­core­ano lan­za nue­va­mente un mis­il balís­ti­co inter­con­ti­nen­tal. Con­de­na unán­ime del Con­se­jo de Seguri­dad de la ONU. Corea del Norte efec­túa «con éxi­to» su segun­da prue­ba nuclear. Nuevas san­ciones de la ONU.
  • 2010. Pyongyang anun­cia que con­sigu­ió con éxi­to desar­rol­lar fusión nuclear, y que tiene una plan­ta de enriquec­imien­to de uranio.
  • 2011. Fal­l­ece el líder nor­core­ano, Kim Jong-il. Le sucede su hijo Kim Jong-un.
  • 2012. Pyongyang anun­cia una mora­to­ria de su pro­gra­ma de enriquec­imien­to de uranio. En abril, hace un lan­za­mien­to fal­li­do de un cohete de largo alcance, y EE UU can­cela el acuer­do de ayu­da ali­men­ta­ria. En diciem­bre lan­za un cohete de largo alcance. Nuevas san­ciones del Con­se­jo de Seguridad.
  • 2014. Corea del Norte dis­para al mar dos mis­iles de cor­to alcance y ame­naza con lan­zar un ataque nuclear sobre la Casa Blan­ca y el Pentágono.
  • 2015. Pyongyang rev­ela la con­struc­ción de nue­vo cen­tro de con­trol de satélites y la con­tinuidad de su «pro­gra­ma espa­cial», ase­gu­ra haber real­iza­do con éxi­to su primer lan­za­mien­to de prue­ba de un mis­il balís­ti­co sub­mari­no y afir­ma que tiene capaci­dad para minia­turizar explo­sivos nucleares.
  • 2016. En enero, Corea del Norte anun­cia que ha lle­va­do a cabo una nue­va prue­ba nuclear y ase­gu­ra que se tra­ta de la primera real­iza­da con una bom­ba de hidrógeno. En febrero lan­za un cohete espa­cial, con­sid­er­a­do un ensayo de mis­iles encu­bier­to, y reac­ti­va un reac­tor de pro­duc­ción de plu­to­nio. En mar­zo, el Con­se­jo de Seguri­dad y Esta­dos Unidos impo­nen nuevas san­ciones. En agos­to, el rég­i­men nor­core­ano con­fir­ma que ha retoma­do la pro­duc­ción de plu­to­nio y ase­gu­ra que no planea deten­er sus ensayos nuclear­es mien­tras con­tinúe percibi­en­do ame­nazas de EE UU. El 9 de sep­tiem­bre, Corea del Norte lle­va a cabo su quin­ta prue­ba nuclear. Des­de que Kim Jong-un llegó al poder, Corea del Norte ha real­iza­do un total de 30 prue­bas de mis­iles y otros proyec­tiles balís­ti­cos, según datos de Seúl.

Con infor­ma­ción de Efe

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