Estado Islámico: el ‘califato’ del terror cumple un año

Miguel Máiquez, 28/6/2015

La idea, que prob­a­ble­mente tomó cuer­po entre los muros de la prisión iraquí de Buc­ca tras la invasión esta­dounidense de Irak, llev­a­ba años fraguán­dose, pero su res­olu­ción duró ape­nas unos meses: después de una serie de ataques que comen­zaron en enero de 2014, y en una autén­ti­ca guer­ra relám­pa­go, los yihadis­tas fun­da­men­tal­is­tas sun­níes del cono­ci­do entonces como EIIL (Esta­do Islámi­co de Irak y el Lev­ante, ISIS, por sus siglas en inglés) tomaron Mosul, se hicieron en unas sem­anas con el con­trol de un exten­so ter­ri­to­rio en el norte de Irak, lo anex­ionaron a las zonas que dom­ina­ban ya en Siria, y, en un comu­ni­ca­do lleno de ref­er­en­cias a las vie­jas glo­rias del impe­rio musul­mán, procla­maron un nue­vo «cal­ifa­to» bajo el nom­bre de Esta­do Islámi­co (EI).

La fecha elegi­da para la procla­mación, el 29 de junio, no podía ser más sig­ni­fica­ti­va: acaba­ba de comen­zar el mes sagra­do del Ramadán. Días más tarde, el fla­mante líder del grupo, Abu Bakr al Bag­da­di, autodes­ig­na­do aho­ra cal­i­fa y «príncipe de los creyentes», y el segun­do ter­ror­ista más bus­ca­do en la lista del FBI, solo por detrás del suce­sor de Bin Laden en Al Qae­da, llam­a­ba a los musul­manes de todo el mun­do a jurar­le leal­tad y a unirse a la lucha.

Un año, dece­nas de miles de muer­tos y tres mil­lones de desplaza­dos después, EI (a quien sus ene­mi­gos pre­fieren denom­i­nar por su acrón­i­mo árabe Daesh, un tér­mi­no fonéti­ca­mente despec­ti­vo), no solo ha logra­do sobre­vivir a los ataques lan­za­dos por una poco efec­ti­va coali­ción inter­na­cional, por el rég­i­men sirio y por las mili­cias kur­das, sino que, a pesar de las pér­di­das sufridas recien­te­mente, ha con­sol­i­da­do un ter­ri­to­rio que abar­ca ya cer­ca de un ter­cio de Irak y alrede­dor de la mitad (si bien es cier­to que con mucho desier­to inclu­i­do) de Siria.

Sobre la base de un sóli­do colchón financiero, los yihadis­tas establecieron el cen­tro iraquí de su «cal­ifa­to» en Mosul, cap­i­tal de la provin­cia de Nínive, mien­tras que en Siria han logra­do ase­gu­rar su prin­ci­pal bastión en Al Raqqa, al norte del país, tras arrebatársela al Frente al Nus­ra (fil­ial de Al Qae­da) y otras fac­ciones islamistas.

Su dominio se sus­ten­ta en cua­tro ejes fun­da­men­tales: una inter­pretación rad­i­cal, excluyente y vision­ar­ia de la religión como jus­ti­fi­cación teóri­ca; el ter­ror y la vio­len­cia como méto­do coerci­ti­vo; la sat­is­fac­ción de necesi­dades bási­cas para la población como ele­men­to de cohe­sión social; y un efizaz apara­to de pro­pa­gan­da que logra reclu­tar com­bat­ientes y sim­pa­ti­zantes en todo el mun­do a través de men­sajes, vídeos y foros, prin­ci­pal­mente en las redes sociales de Internet.

Aniversario sangriento

El grupo, que opera ya como un autén­ti­co Esta­do en las zonas que dom­i­na, se ha con­ver­tido además en la nue­va mar­ca de ref­er­en­cia del ter­ror­is­mo yihadista inter­na­cional, coor­di­nan­do ataques o ponien­do en mar­cha e inspi­ran­do célu­las dur­mientes o ter­ror­is­tas ais­la­dos (los lla­ma­dos «lobos soli­tar­ios»), como demues­tra la san­gri­en­ta olea­da de ataques y aten­ta­dos que mar­caron este viernes la víspera del primer aniver­sario del «cal­ifa­to»: al menos 27 muer­tos en un aten­ta­do con­tra una mezqui­ta chií en Kuwait, 37 tur­is­tas asesina­dos en un ataque en dos hote­les de Túnez, y un decap­i­ta­do en una fábri­ca de la ciu­dad france­sa de Lyon. El jueves, en una de las may­ores matan­zas per­pe­tradas por los yihadis­tas en Siria has­ta la fecha, los mili­cianos de EI acabaron con la vida de al menos 200 per­sonas en un ataque a la ciu­dad fron­ter­i­za de Kobani, y durante com­bat­es con las fuerzas de la reta­guardia kurda.

Según el últi­mo recuen­to real­iza­do por la Mis­ión de la ONU en Irak (UNAMI), entre junio y mayo de este año murieron más de 10.600 civiles por la vio­len­cia en este país. Y de acuer­do con la Orga­ni­zación Inter­na­cional para las Migra­ciones (OIM), tres mil­lones de iraquíes se encuen­tran desplaza­dos des­de enero de 2014, cuan­do comen­zó la ofen­si­va de Esta­do Islámico.

A cabal­lo entre el fanatismo reli­gioso y la vio­len­cia nihilista, con planteamien­tos ide­ológi­cos teocráti­cos hereda­dos de Al Qae­da, y con una macabra imag­in­ería graba­da en vídeo (decap­ita­ciones, eje­cu­ciones en masa, destruc­ción de joyas del pat­ri­mo­nio históri­co y cul­tur­al), Esta­do Islámi­co ha sabido aprovechar no solo la debil­i­dad mil­i­tar de sus opo­nentes (un ejérci­to iraquí inop­er­ante y en reti­ra­da, una Siria dev­as­ta­da por más de cua­tro años de guer­ra civ­il, una comu­nidad inter­na­cional divi­di­da y depen­di­ente de múlti­ples intere­ses geoes­tratégi­cos), o el efec­to con­ta­gioso del ter­ror entre la población, sino tam­bién el resen­timien­to gen­er­a­do entre muchos sun­níes por los abu­sos del ante­ri­or gob­ier­no iraquí de la minoría chií, el enfrentamien­to sec­tario entre chiíes y sun­níes exac­er­ba­do durante estos últi­mos años en Irak y favore­ci­do por la invasión de EE UU, y, como señala el peri­odista Enric González, «la mez­cla tóx­i­ca de petrodólares y fun­da­men­tal­is­mo que emana de la Penín­su­la Arábi­ga y muy espe­cial­mente de Ara­bia Saudí».

Control territorial y capacidad de ataque

A pesar de que, según Esta­dos Unidos, Esta­do Islámi­co habría per­di­do el con­trol de entre 13.000 y 17.000 kilómet­ros cuadra­dos des­de que instau­ró el «cal­ifa­to», el grupo sigue dom­i­nan­do actual­mente unos 300.000 kilómet­ros cuadra­dos en el norte de Irak y en las provin­cias sirias de Homs, Al Raqqa, Deir al Zur, Al Hasa­ka, Hama, Ale­po, Dam­as­co y Rif Damasco.

No obstante, más impor­tante que la exten­sión en sí del ter­ri­to­rio (sim­i­lar a la de Gran Bre­taña, con una población de entre cua­tro y cin­co mil­lones de per­sonas) es la rel­e­van­cia de sus últi­mas con­quis­tas, espe­cial­mente las lle­vadas a cabo el pasa­do 17 de mayo, cuan­do EI se hizo con el con­trol de Rama­di, la cap­i­tal de la provin­cia iraquí de Ambar, y cua­tro días después, cuan­do los yihadis­tas tomaron la históri­ca y mon­u­men­tal ciu­dad siria de Palmi­ra, pat­ri­mo­nio de la humanidad y sede tam­bién de una de las más bru­tales pri­siones del rég­i­men de Bashar al Asad.

Ambas vic­to­rias han demostra­do que EI posee aho­ra una capaci­dad de ataque que no tenía hace un año, y que le per­mite actu­ar simultánea­mente en zonas sep­a­radas entre sí por cien­tos de kilómet­ros, com­bat­ien­do con éxi­to tan­to al ejérci­to iraquí como al sirio, inclu­so sin la ven­ta­ja del fac­tor sor­pre­sa con que tomaron Mosul en 2014.

Lo cier­to es que la super­viven­cia del «cal­ifa­to» no parece ame­naza­da a cor­to pla­zo, y que EI difí­cil­mente va a poder ser der­ro­ta­do medi­ante bom­bardeos y acciones pura­mente mil­itares. Los más de 4.000 ataques aére­os lan­za­dos has­ta la fecha por la coali­ción inter­na­cional lid­er­a­da por EE UU (comen­zaron en agos­to del año pasa­do en Irak y  se extendieron a Siria en octubre) han mata­do, según Wash­ing­ton, a unos 10.000 com­bat­ientes yihadis­tas, pero EI no ha deja­do de reclu­tar nuevos efec­tivos en todo este tiem­po. Has­ta aho­ra, el Ejérci­to iraquí solo ha logra­do recu­per­ar Tikrit, y gra­cias al apoyo de las mili­cias chiíes proiraníes que lid­era el gen­er­al Qasem Soleimani.

20.000 combatientes

Esta­do Islámi­co cuen­ta con unos 200.000 com­bat­ientes (muchos de ellos exmiem­bros sun­níes de la antigua Guardia Repub­li­cana de Sadam Husein) y una cifra de mil­i­tantes extran­jeros proce­dentes de un cen­te­nar de país­es que oscila, según las fuentes, entre 15.000 y 30.000.

Los yihadis­tas mantienen dos grandes frentes abier­tos: en Siria com­bat­en con­tra las tropas del pres­i­dente Bashar al Asad, gru­pos rebeldes de ten­den­cia islamista, el Frente al Nus­ra y las mili­cias kur­das del Par­tido de los Tra­ba­jadores del Kur­dis­tán (PKK) y las Unidades de Pro­tec­ción del Pueblo kur­do sirio (YPG), quienes en oca­siones luchan en un frente común. En Irak, donde EI ha lle­ga­do a unos cien kilómet­ros de la cap­i­tal, Bag­dad, lucha con­tra gru­pos trib­ales, las mili­cias chiíes, las fuerzas guber­na­men­tales y las fuerzas kur­das pesh­mer­ga.

Estos gru­pos están apoy­a­dos por la aviación de la coali­ción inter­na­cional que lid­era EE UU y que, en Irak, está for­ma­da, además, por Aus­tralia, Bél­gi­ca, Canadá, Dina­mar­ca, Fran­cia, Jor­da­nia, Holan­da y el Reino Unido. En Siria par­tic­i­pan tam­bién en la cam­paña otros país­es árabes, como Bahréin, Ara­bia Saudí y los Emi­ratos Árabes Unidos.

La últi­ma gran batal­la se ha libra­do en la ciu­dad siria de Kobani, fron­ter­i­za con Turquía, donde este sába­do la mili­cia a kur­do-siria YPG logró pon­er fin al vio­len­to asalto pro­tag­on­i­za­do des­de la madru­ga­da del jueves por Esta­do Islámi­co y neu­tralizar, tras más de dos días de inten­sos com­bat­es, los últi­mos focos de resisten­cia yihadis­tas. Kobani había sido recu­per­a­da por los kur­dos el pasa­do mes de enero después de cua­tro meses de ase­dio de Esta­do Islámi­co. Esta nue­va ofen­si­va se ha sal­da­do con más de 200 civiles muer­tos y cer­ca de 300 heridos.

Expansión internacional

Con el jura­men­to de fidel­i­dad real­iza­do el pasa­do mes de mar­zo por el líder del grupo yihadista nige­ri­ano Boko Haram, Abubakar Shekau, Esta­do Islámi­co amplió su influ­en­cia en esta zona de África (Boko Haram no opera úni­ca­mente en Nige­ria, sino tam­bién en zonas de Chad, Níger y Camerún) y sumó entre 7.000 y 10.000 combatientes.

En el Magreb, y según infor­ma Europa Press, Esta­do Islámi­co cuen­ta con la fidel­i­dad de var­ios gru­pos pre­sentes en tres país­es: Argelia, Lib­ia y Egip­to. En Argelia oper­an los Sol­da­dos del Cal­ifa­to en Argelia; en Egip­to, los Sol­da­dos del Cal­ifa­to en la Tier­ra de Kinana y un grupo espe­cial­mente acti­vo, Ansar Bait al Maqdis, los Seguidores de la San­ta Casa, aho­ra cono­ci­do sim­ple­mente como Provin­cia del Sinaí, una de las 24 wilayas o provin­cias creadas por las autori­dades de Esta­do Islámi­co. En Lib­ia, un país con­vul­sion­a­do por un enfrentamien­to civ­il entre los gru­pos arma­dos que par­tic­i­paron en el der­ro­camien­to de Muam­mar al Gadafi en 2011, se han crea­do tres provin­cias yihadis­tas: Fezán, Trípoli y Bar­qa, anun­ci­adas en noviem­bre de 2014. Son los herederos de gru­pos como el Con­se­jo de la Shu­ra de Jóvenes Islámi­cos o los Leones de Libia.

Esta­do Islámi­co extiende tam­bién sus ten­tácu­los en Afgan­istán, donde el Batal­lón Al Tawhid (tér­mi­no uti­liza­do para referirse a la región de Áfgan­istán y Pak­istán), Ansar al Tawhid en Tier­ras del Hind y la Provin­cia de Jorasán han procla­ma­do su fidel­i­dad. En Pak­istán opera la Briga­da Al Tawheed en Jorasan y el Movimien­to Cal­ifa­to y Yihad, fil­iales declar­adas de EI.

Por últi­mo, en Indone­sia y Fil­ip­inas se han someti­do a la autori­dad del cal­i­fa los Fieles del Cal­ifa­to en Fil­ip­inas y los Com­bat­ientes para la Lib­er­tad del Bangsamoro Islámi­co (BIFF, por sus siglas en inglés). En Indone­sia han procla­ma­do la baya (jura­men­to de fidel­i­dad) los Muyahidines del Tim­or Indone­sio y Jamaah Ansharut Tauhid, los seguidores de Abu Bakr Bashir.

La may­oría de las wilayas declar­adas has­ta aho­ra cor­re­spon­den a divi­siones admin­is­tra­ti­vas pre­vias. Sin embar­go, en muchas de ellas el grupo ni siquiera cuen­ta con pres­en­cia real. EI ha anun­ci­a­do además su inten­ción de con­quis­tar o «lib­er­ar» país­es como España o la región del Cáu­ca­so ruso de may­oría musulmana.

Otras orga­ni­za­ciones islamis­tas rad­i­cales no han procla­ma­do la baya al cal­i­fa, pero sí han declar­a­do su sim­patía y apoyo a su causa. Entre ellas están gru­pos menores como Al Attasam belKetab ua al Sun­na (Sudán), el Con­se­jo de la Shu­ra de los Muyahidines en los Alrede­dores de Jerusalén (Palesti­na), Jamia Haf­sa (Pak­istán) o el Batal­lón Uqba bin Nafi (Túnez), pero tam­bién hay otros gru­pos más importantes.

Des­de sep­tiem­bre apoya a Esta­do Islámi­co el Movimien­to Islámi­co de Uzbek­istán (MIU), un grupo fun­da­do en 1998 con el obje­ti­vo de der­ro­car al pres­i­dente de Uzbek­istán, Islam Kari­mov, e impon­er la sharia (ley islámi­ca) en el país. Tam­bién ha lle­ga­do el apoyo a EI des­de Fil­ip­inas, donde Abú Sayyaf pre­tende crear un esta­do musul­mán en el oeste de Min­danao y el sur del archipiélago.

Los líderes

La may­oría de los actuales diri­gentes de Esta­do Islámi­co son exo­fi­ciales iraquíes, incluyen­do a numerosos antigu­os miem­bros de sus comités de seguri­dad y estrate­gia mil­i­tar, y todos ellos bajo el man­do de Al Bag­da­di. Éste, cono­ci­do tam­bién como cal­i­fa Ibrahim, se mantiene en paradero descono­ci­do, y ape­nas ha apare­ci­do en públi­co. Según algu­nas infor­ma­ciones que no lle­garon a ser con­fir­madas, Al Bag­da­di habría resul­ta­do heri­do durante un bom­bardeo de la coali­ción inter­na­cional el pasa­do mes de marzo.

El otro per­son­aje clave de Esta­do Islámi­co es el fal­l­e­ci­do Haji Bakr, autén­ti­co ideól­o­go del grupo, y que murió a prin­ci­p­ios de enero de 2014 durate un ataque de la Briga­da de los Már­tires de Siria en la ciu­dad de Tal Rifaat, en el norte de este país. Tras la muerte de Haji Bakr, el Con­se­jo Mil­i­tar de Esta­do Islámi­co pasó a estar dirigi­do por Abu Abdul­rah­man al Bilawi, a quién mataron las fuerzas de seguri­dad iraquíes en junio de ese mis­mo año. Le sucedió el coro­nel Abu Ayman al Iraqi, otro exo­fi­cial del ejerci­to de Sadam Husein.

El pasa­do 16 de mayo, la Casa Blan­ca infor­mó de que fuerzas espe­ciales de los Esta­dos Unidos habían mata­do en Siria a Abu Sayyaf, otro de los líderes del grupo jihadista, impli­ca­do en las opera­ciones mil­itares de EI y a car­go del com­er­cio ile­gal de petróleo y gas, así como de las opera­ciones financieras de la organización.

El dinero

Con unos recur­sos económi­cos cal­cu­la­dos en alrede­dor de 2.000 mil­lones de dólares, Esta­do Islam­i­co es actual­mente el grupo yihadista más rico. Sus prin­ci­pales vías de finan­ciación son la ven­ta ile­gal del petróleo de las zonas cap­turadas en Irak (en torno a un mil­lón de dólares al día); los rescates por los secue­stros y el dinero obtenido por la extor­sión a com­er­ciantes; los pea­jes que cobran por cir­cu­lar y trans­portar mer­cancías en las car­reteras de su ter­ri­to­rio; el robo de ban­cos; y los miles de dólares que con­siguen tras colo­car de con­tra­ban­do en el mer­ca­do negro piezas saque­adas de museos y lugares arqueológicos.

Esta­do Islámi­co tam­bién se finan­cia medi­ante dona­ciones de par­tic­u­lares, la may­oría proce­dentes de grandes for­tu­nas del Gol­fo, aunque, a difer­en­cia de otros gru­pos yihadis­tas, esta fuente de ingre­sos no parece ser tan deter­mi­nante, ya que con­sti­tuiría tan solo el 5% del total.

La vida en el califato

Las imá­genes de los méto­dos repre­sivos de Esta­do Islámi­co son bien cono­ci­das. Los yihadis­tas han graba­do en vídeo y difun­di­do fusil­amien­tos, decap­ita­ciones, degol­lamien­tos y lap­i­da­ciones, así como la que­ma de sus víc­ti­mas o su lan­za­mien­to des­de azoteas de altos edificios.

En el ter­ri­to­rio que con­trolan se apli­ca la inter­pretación más rad­i­cal de la ley islámi­ca, con mat­ri­mo­nios forza­dos de mujeres, situa­ciones de esclav­i­tud de minorías someti­das (espe­cial­mente, la de los yazidíes), eje­cu­ciones ruti­nar­ias por deli­tos menores, entre­namien­to mil­i­tar de menores, expo­lio de bienes, cas­ti­gos brutales…

Tes­ti­gos cita­dos por la agen­cia Efe esta mis­ma sem­ana nar­ran cómo las mujeres no pueden salir a la calle sin un mehrem o tutor, que tiene que ser un varón de la famil­ia, y vesti­das con el niqab, el velo que tapa todo el cuer­po menos los ojos. En los hos­pi­tales, las mujeres no pueden ser aten­di­das por médi­cos hom­bres, y vicev­er­sa, y los yihadis­tas han impuesto su pro­pio pro­gra­ma en los cole­gios y la edu­cación oblig­a­to­ria para los menores de 7 a 18 años.

«Exi­gen impuestos por todo: por la limpieza y vig­i­lan­cia de las calles, a los com­er­ciantes, por el agua, la elec­t­ri­ci­dad y el telé­fono. En mi famil­ia pag­amos unos 50 dólares al mes, más de lo que pagábamos al rég­i­men», expli­ca uno de estos tes­ti­gos, un sirio que vive en el cal­ifa­to auto­procla­ma­do por los yihadis­tas. «Y el aumen­to de las tasas no se ha tra­duci­do en una mejoría de los ser­vi­cios: en Deir al Zur hay zonas en las que la elec­t­ri­ci­dad se cor­ta dos horas, cin­co e inclu­so el día entero», añade. A estos impuestos se suma el zakat, o limosna oblig­a­to­ria, y en el caso de los campesinos la donación de una parte de su cosecha a los rad­i­cales. La situación es sim­i­lar en la provin­cia de Al Raqqa, bastión prin­ci­pal de los extrem­is­tas en Siria, y donde «un fumador puede ser con­de­na­do a tres días de cár­cel y a bar­rer las calles durante otros tres».

En Irak, tras un año bajo el con­trol de Esta­do Islámi­co, la vida de los habi­tantes de Mosul, la ter­cera ciu­dad más grande del país, situ­a­da a unos 400 kilómet­ros al norte de Bag­dad y donde viv­en cer­ca de 2 mil­lones de per­sonas, tam­bién ha cam­bi­a­do rad­i­cal­mente: coches de la «Policía Islámi­ca» patrul­lan las calles, los detenidos son proce­sa­dos en «cortes islámi­cas», en la fron­tera del área con­tro­la­da por los insur­gentes se cobran tasas de adu­a­na, y guardianes de la moral reli­giosa vig­i­lan los mer­ca­dos locales para ase­gu­rarse de que las mujeres van vesti­das «cor­rec­ta­mente».

Un mes después de entrar en la ciu­dad, los mil­i­tantes islamis­tas dieron un ultimá­tum a los cris­tianos que aún no habían hui­do, para que acep­tasen la lla­ma­da dhim­ma, un con­tra­to usa­do antigua­mente que ofrece pro­tec­ción a los no musul­manes que viv­en en sociedades islámi­cas a cam­bio de que se con­vier­tan al islam o de que paguen un impuesto espe­cial. Según el comu­ni­ca­do leí­do por los islamis­tas, los cris­tianos que no acep­tasen ningu­na de estas dos opciones, «morirían».

El destrozo cultural

Jun­to a la repre­sión de las pobla­ciones dom­i­nadas y a los cien­tos de miles de muer­tos y desplaza­dos, el efec­to dev­as­ta­dor del avance de Esta­do Islámi­co se ha deja­do tam­bién sen­tir en el valioso pat­ri­mo­nio históri­co y cul­tur­al de la región.

Los yihadis­tas han dina­mi­ta­do mezquitas y mon­u­men­tos, saque­a­do museos, destroza­do estat­uas y acaba­do con piezas arque­ológ­i­cas y artís­ti­cas de val­or incal­cu­la­ble, incre­men­tan­do más aún el expo­lio al que lle­va años someti­da toda la zona, debido a la guer­ra civ­il siria y a la situación de vio­len­cia con­stante en Irak.

El pasa­do día 23, el grupo comen­zó a destru­ir mau­soleos de la ciu­dad mon­u­men­tal siria de Palmi­ra, pat­ri­mo­nio de la humanidad y una de las ruinas más espec­tac­u­lares de la antigüedad grecor­ro­mana. Antes, los rad­i­cales de EI ya habían daña­do grave­mente las ruinas asirias de Nim­rud (del siglo XIII a. C.) y de Hatra, tam­bién pat­ri­mo­nio de la humanidad; el Museo de la Civ­i­lización de la ciu­dad de Mosul y el yacimien­to de Dur Shar­rukin, cap­i­tal asiria durante parte del reina­do de Sargón II (722 – 705 a. C.).

La trayectoria de Estado Islámico, paso a paso

2004

  • Abril. Se anun­cia la creación en Irak del «Grupo Monoteís­mo y Yihad», coin­ci­di­en­do con el establec­imien­to de Al Qae­da en el país y a ini­cia­ti­va del ter­ror­ista jor­dano Abu Musab al Zar­qaui. Durante meses el grupo se atribuye múlti­ples aten­ta­dos en Bagdad.
  • 24 de octubre. El grupo pasa a lla­marse «Seguidores de Al-Qai­da y la Guer­ra San­ta en Mesopotamia».

2006

  • Enero. La orga­ni­zación se coali­ga con otros gru­pos de Muyahidín y pasa a denom­i­narse Esta­do Islámi­co de Irak.
  • 15 de octubre. El grupo anun­cia la creación en parte de Irak de un «esta­do islámi­co» que incluye zonas de Bag­dad, y las provin­cias de Al Anbar, al oeste de la cap­i­tal; Diyala, Sala­hedin y Ninive situ­adas al norte de Bag­dad, todas ellas de may­oría suní.
  • Noviem­bre. Abu Omar al Bag­da­di asume el man­do tras la muerte meses antes en un bom­bardeo aéreo esta­dounidense de Al Zarqaui.

2010

  • 16 de mayo. El grupo anun­cia que su nue­vo jefe es Abu Bakr al Bag­da­di, tras la muerte el 18 de abril de Abu Omar al Bagdadi.

2012

  • 22 de noviem­bre. El reportero esta­dounidense James Foley es secuestra­do en Siria a manos del grupo.

2013

  • Abril. El grupo añade a su nom­bre «y Lev­ante», con lo que pasa a denom­i­narse Esta­do Islámi­co de Irak y del Lev­ante (ISIL) coin­ci­di­en­do con su opera­ciones en Siria que libra un con­flic­to civ­il, y con el envío de yihadis­tas. Abu Bakr al Bag­da­di afir­ma que el extrem­ista Frente Al Nus­ra, que com­bate con­tra el rég­i­men sirio, es su fil­ial en Siria. El Frente al Nus­ra, sin embar­go, afir­ma que es leal a Al Qae­da pero que no depende de, ni for­ma un úni­co grupo con, su rama iraquí, el Esta­do Islámi­co de Irak.
  • Noviem­bre. El líder de Al Qae­da, Ayman al Zawahiri, des­igna al Frente al Nus­ra como la úni­ca «fil­ial de Al Qae­da en Siria, depen­di­ente de la Coman­dan­cia Cen­tral», y delimi­ta la activi­dad del ISIL a Irak.

2014

  • Enero. Varias fac­ciones rebeldes, en su may­oría islamis­tas, lan­zan una ofen­si­va para expul­sar del ter­ri­to­rio sirio al ISIL.
  • 10 de junio. El ISIL se apodera de la ciu­dad iraquí de Mosul, saquea sus ban­cos has­ta con­seguir 450 mil­lones de dólares en mon­e­da iraquí, si bien las autori­dades de la región autóno­ma del Kur­dis­tán ele­van el dinero roba­do a 1.000 millones.
  • 11 de junio. El ISIL se hace con el con­trol de Tikrit.
  • 16 de junio. El ISIL toma el con­trol de la estratég­i­ca local­i­dad iraquí de Tal Afar, entre Mosul y la fron­tera siria.
  • 29 de junio. El grupo declara la instau­ración de un «cal­ifa­to» que se extiende des­de Diyala (al este de Irak) has­ta la ciu­dad siria de Ale­po, y cam­bia su nom­bre por el de Esta­do Islámi­co (EI).
  • 3 de agos­to. EI con­quista la población iraquí de Sin­yar y otras zonas del norte de Irak, lo que des­en­ca­de­na una cri­sis human­i­taria denun­ci­a­da por la ONU que obliga a más de 120.000 cris­tianos a escapar des­de las local­i­dades de Qaraqosh (la may­or ciu­dad cris­tiana de Irak) y Telkif hacia las de Erbil y Dohuk.
  • 8 de agos­to. EI se hace con el con­trol de la pre­sa de Mosul y EE UU ini­cia sus ataques «selec­tivos» con­tra posi­ciones yihadis­tas en el norte de Irak.
  • 9 de agos­to. Las fuerzas kur­das (pesh­mer­gas), que se habían reti­ra­do de Mosul ante el avance yihadista, lan­zan una ofen­si­va mil­i­tar, con ayu­da de la aviación esta­dounidense, para recu­per­ar Mosul.
  • 11 de agos­to. La Liga Árabe con­de­na «los crímenes con­tra la humanidad» de EI con­tra cris­tianos y yazidíes iraquíes, y recuer­da que hay informes que indi­can que han asesina­do a más de 500 yazidíes y expul­sa­do a dece­nas de miles de sus hogares.
  • 19 de agos­to. Un vídeo mues­tra la decap­itación del peri­odista James Foley. Días después la Inteligen­cia británi­ca iden­ti­fi­ca a Abdel Majed Abdel Baryry como «sospe­choso clave».
  • 24 de agos­to. EI toma el con­trol total del últi­mo bastión del rég­i­men sirio en Al Raqqa. Lib­er­a­do el peri­odista esta­dounidense Peter Theo Cur­tis, secuestra­do hace casi dos años en Siria.
  • 1 de sep­tiem­bre. El Par­la­men­to alemán avala el envío de armas a los kur­dos que luchan en el norte de Irak con­tra el EI.
  • 2 de sep­tiem­bre. Yihadis­tas de EI mues­tran en un vídeo la decap­itación del peri­odista esta­dounidense Steven Sot­loff.
  • 14 de sep­tiem­bre. El sec­re­tario de Esta­do de EE UU, John Ker­ry, con­fir­ma que Esta­dos Unidos está «en guer­ra» con EI un día después de que el grupo decap­i­tara al coop­er­ante británi­co David Haines.
  • 18 de sep­tiem­bre. Al menos quince supuestos yihadis­tas rela­ciona­dos con el EI son detenidos en Aus­tralia por plan­ear el secue­stro y decap­itación de civiles para divul­gar los vídeos en las redes sociales.
  • 19 de sep­tiem­bre. Cazas france­ses real­izan los primeros bom­bardeos con­tra posi­ciones de los yihadis­tas de EI en Irak y destruyen un depósi­to logís­ti­co en el noreste del país. Barack Oba­ma fir­ma una ley que amplía la autori­dad del Pen­tá­gono para entre­nar y armar a los rebeldes sirios en la lucha con­tra EI.
  • 22 de sep­tiem­bre. EE UU y «naciones ali­adas» ini­cian una ofen­si­va de ataques aére­os con­tra EI en las provin­cias sirias de Al Raqz y Deir al Zur y cau­san en este primer ataque la muerte de al menos 70 com­bat­ientes yihadis­tas y otros 300 resul­taron heridos.
  • 3 de octubre. EI decapi­ta al británi­co Alan Hen­ning, secuestra­do en Siria.
  • 12 de noviem­bre. Al menos 865 per­sonas han muer­to en Siria des­de el ini­cio de los bom­bardeos de la coali­ción internacional.
  • 16 de noviem­bre. EI ase­gu­ra haber eje­cu­ta­do al rehén esta­dounidense Peter Kas­sig.

2015

  • 7 de enero. EE UU ase­gu­ra haber destru­i­do más de 3.000 obje­tivos de EI des­de el aire.
  • 9 de enero. EI ala­ba el aten­ta­do del 7 de enero con­tra la sede del sem­a­nario satíri­co francés Char­lie Heb­do por parte de dos her­manos yihadis­tas, que se cobró la vida de 12 personas.
  • 22 de enero. Los min­istros de Exte­ri­ores de 21 país­es reafir­man en Lon­dres su «com­pro­miso» para der­ro­tar al EI.
  • 23 de enero. Al menos 1.408 muer­tos, de ellos 1.278 com­bat­ientes de EI, des­de el ini­cio de los bom­bardeos en Siria.
  • 25 de enero. EI mues­tra un video con la decap­itación del con­tratista japonés Haruna Yukawa.
  • 26 de enero. Las fuerzas kur­das con­trolan ya el 90% del enclave kur­do sirio de Kobani, fron­ter­i­zo con Turquía, tras los avances logra­dos frente a los yihadis­tas de EI.
  • 31 de enero. Otro video difun­di­do por el EI mues­tra al peri­odista japonés Ken­ji Goto decap­i­ta­do.
  • 3 de febrero. El pilo­to jor­dano Muaz Kasas­beh, cap­tura­do por EI después de que su avión sufriera prob­le­mas téc­ni­cos, es eje­cu­ta­do que­ma­do vivo en el inte­ri­or de una jaula.
  • 19 de mar­zo. EI reivin­di­ca el aten­ta­do del día ante­ri­or en el Museo del Bar­do de Túnez, en el que murieron 21 per­sonas, inclu­i­dos 18 tur­is­tas extran­jeros. Los dos ter­ror­is­tas que per­pe­traron el ataque fueron abati­dos por la policía.
  • 31 de mar­zo. Las fuerzas iraquíes recu­per­an Tikrit.
  • 1 de abril. EI entra en el cam­po de refu­gia­dos de Yarmuk, a 5 kilómet­ros de Dam­as­co, donde se enfrenta a Aknaf Beit al Maqdis, una fac­ción palesti­na opues­ta al rég­i­men de El Asad, y a otros gru­pos rebeldes sirios que han acu­d­i­do des­de las afueras de la cap­i­tal a defend­er el campo.
  • 21 de abril. El diario británi­co The Guardian pub­li­ca que Al Bag­da­di resultó heri­do de gravedad durante un ataque aéreo de la coali­ción inter­na­cional en marzo.
  • 28 de abril. EI ha eje­cu­ta­do a 2.154 per­sonas des­de que declaró el cal­ifa­to en las zonas bajo su con­trol en Siria, en junio de 2014, según el Obser­va­to­rio Sirio de Dere­chos Humanos.
  • 17 de mayo. Cer­ca de 300 muer­tos en la ciu­dad siria y pat­ri­mo­nio de la Unesco de Palmi­ra des­de que comen­zó hace cua­tro días la ofen­si­va de EI.
  • 21 de mayo. EI con­tro­la en torno al 50 % del ter­ri­to­rio sirio tras tomar área de Palmira.
  • 23 de mayo. Al menos 2.269 com­bat­ientes de EI muer­tos por ataques de coali­ción en Siria.
  • 5 de junio. El Pen­tá­gono ase­gu­ra que los ataques aére­os de la coali­ción con­tra el EI en Siria e Irak están aca­ban­do con la vida de mil yihadis­tas al mes.
  • 25 de junio. Esta­do Islámi­co lan­za ataques simultá­neos con­tra el Ejérci­to sirio y las mili­cias kur­das para tratar de recu­per­ar ter­reno tras perder en los últi­mos días local­i­dades estratég­i­cas cer­canas a la cap­i­tal de su auto­procla­ma­do cal­ifa­to, Al Raqqa. Fuerte ofen­si­va en Kobane (más de 200 muertos).
  • 26 de junio. Olea­da de ataques en tres país­es: al menos 27 muer­tos en un aten­ta­do con­tra una mezqui­ta chií en Kuwait, 37 tur­is­tas asesina­dos en un ataque en dos hote­les de Túnez, y un decap­i­ta­do en una fábri­ca de la ciu­dad france­sa de Lyon.
  • 27 de junio. Las mili­cias kur­das recu­per­an el con­trol de Kobani.

Con infor­ma­ción de Efe

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