Siria entra en su quinto año de guerra arrasada y con Asad reforzado por el avance yihadista

Miguel Máiquez, 15/3/2015

El 15 de mar­zo de 2011, hace aho­ra cua­tro años, cien­tos de per­sonas salieron a la calle en la local­i­dad siria de Daraa para exi­gir la lib­eración de una quin­ce­na de estu­di­antes que habían sido detenidos por realizar pin­tadas en con­tra del rég­i­men dic­ta­to­r­i­al del pres­i­dente Bashar al Asad. En ple­na efer­ves­cen­cia de la lla­ma­da ‘pri­mav­era árabe’, la protes­ta fue la mecha que prendió la lla­ma. Las man­i­festa­ciones exigien­do democ­ra­cia y el fin de la cor­rup­ción políti­ca y de los abu­sos a los dere­chos humanos pron­to se extendieron por todo el país.

El Gob­ier­no respondió con arrestos masivos, tor­tu­ra de pri­sioneros, bru­tal­i­dad poli­cial, más cen­sura, y, tam­bién, algu­nas con­ce­siones políti­cas menores. Pero las protes­tas sigu­ieron cre­cien­do, y el cam­bio parecía posi­ble. Tal vez más a la man­era vio­len­ta de Lib­ia que a la man­era más o menos ‘pací­fi­ca’ de Túnez o Egip­to, pero inevitable.

Cua­tro años después, sin embar­go, la guer­ra civ­il que estal­ló tras aque­l­las primeras protes­tas con­tinúa, Al Asad sigue en el poder, y el niv­el de destruc­ción del país hace ya tiem­po que rebasó los límites de lo imaginable.

La com­ple­ja real­i­dad étni­ca, social y reli­giosa de Siria, los intere­ses y apoyos inter­na­cionales, y la entra­da en el tablero del yihadis­mo fun­da­men­tal­ista, entre otros fac­tores, han estanca­do un con­flic­to cuyas cifras es difí­cil no cal­i­ficar de escalofri­antes: más de 210.000 muer­tos, casi cua­tro mil­lones de refu­gia­dos, cer­ca del 80% de la población vivien­do en la pobreza… Más todo el sufrim­ien­to que es imposi­ble cuan­tificar en datos: famil­ias destrozadas, daños psi­cológi­cos, sueños rotos, niños trauma­ti­za­dos. El país está arrasa­do des­de todos los pun­tos de vista (humano, económi­co y cul­tur­al), las vio­la­ciones de los dere­chos humanos (tan­to por las fuerzas del rég­i­men como por gru­pos de la oposi­ción) son con­tin­uas, el frágil teji­do social que la mano de hier­ro de la dic­tadu­ra había preser­va­do unido durante décadas está hecho trizas, y las per­spec­ti­vas de que la pesadil­la acabe pron­to son, sien­do opti­mis­tas, escasas.

De momen­to, el prin­ci­pal ganador en el con­flic­to no es otro que el pres­i­dente sirio. La expan­sión de los inte­gris­tas de Esta­do Islámi­co en Siria e Irak ha alter­ado por com­ple­to la bal­an­za. Para los país­es occi­den­tales y muchos país­es árabes que antes exigían su renun­cia inmedi­a­ta, el ene­mi­go número uno no es ya Al Asad, sino el ter­ror yihadista. Y en este con­tex­to, Al Asad, cuyo ejérci­to sigue masacran­do a la población (indis­crim­i­nadas bom­bas de bar­ril inclu­idas), pero está tam­bién en primera línea de com­bate con­tra los fun­da­men­tal­is­tas, se ha con­ver­tido en una pieza clave.

Nadie lo reconoce abier­ta­mente, pero, tan­to en Esta­dos Unidos como en Europa, cada vez son más las señales que indi­can una aceptación de fac­to de la per­ma­nen­cia de Al Asad en la pres­i­den­cia, como primer paso hacia una futu­ra coali­ción de unidad nacional que pue­da incluir tan­to al pres­i­dente como a la oposi­ción antiy­i­hadista. La propia oposi­ción en el exilio ya no condi­ciona el diál­o­go a la renun­cia del diri­gente sirio, aunque aún con­fía en que el pres­i­dente acabe aban­do­nan­do el poder.

De «carnicero» a objetivo secundario

En la UE, la has­ta aho­ra posi­ción casi unán­ime en con­tra de Al Asad empieza a diluirse, y pocos diri­gentes le cal­i­f­i­can ya, como hicera en su día el primer min­istro francés, Manuel Valls, de «car­nicero».  «Al mar­gen de Fran­cia, Gran Bre­taña y Dina­mar­ca, que rec­haz­an cualquier papel de Al Asad en el futuro de Siria, muchos país­es europeos pien­san que después de cua­tro años, esta posi­ción resul­ta ya insostenible», afir­ma un diplomáti­co europeo, en declara­ciones recogi­das por la agen­cia AFP.

Quien prob­a­ble­mente ha descrito mejor el nue­vo esce­nario es, no obstante, el sec­re­tario de Esta­do esta­dounidense, John Ker­ry, quien declaró recien­te­mente que el pres­i­dente sirio «ha per­di­do toda legit­im­i­dad, pero no ten­emos otra pri­or­i­dad más impor­tante que deses­ta­bi­lizar y der­ro­tar a Daesh [acrón­i­mo en árabe del grupo Esta­do Islámico]».

El apoyo de Occi­dente a los autócratas de la región, mon­e­da común has­ta el estal­li­do de la ‘pri­mav­era árabe’, se ha ali­men­ta­do siem­pre de dos grandes excusas: garan­ti­zar el sum­in­istro de petróleo (obvian­do la evi­den­cia de que los pro­duc­tores nece­si­tan al con­sum­i­dor tan­to como los con­sum­i­dores al pro­duc­tor), y fre­nar a los islamis­tas (obvian­do la evi­den­cia de que el islamis­mo flo­rece en con­tex­tos de repre­sión, desigual­dad y mis­e­ria). La segun­da excusa vuelve a impon­erse en Siria, y Al Asad parece ser aho­ra el «mal menor»

Muchos anal­is­tas con­sid­er­an que la situación actu­al podría haberse evi­ta­do si la comu­nidad inter­na­cional hubiese inter­venido efi­caz­mente y des­de un prin­ci­pio en favor de los rebeldes, y, en con­cre­to, de la «oposi­ción mod­er­a­da» que llevó las rien­das de la lucha en los primeros meses del con­flic­to. Pero el apoyo de país­es como Rusia, Chi­na e Irán al rég­i­men de Al Asad, unido a los temores de que las armas acabasen en manos de la oposi­ción yihadista, lo hizo imposible.

Las ame­nazas de EE UU de bom­bardear al rég­i­men que sigu­ieron a las denun­cias por el uso de gas­es con­tra la población se quedaron en nada tras el acuer­do alcan­za­do con Rusia para la destruc­ción del arse­nal quími­co sirio. Y la pre­sión diplomáti­ca y a través de san­ciones económi­cas más duras que, como alter­na­ti­va a una nue­va inter­ven­ción mil­i­tar en la región, podría haberse ejer­ci­do de no ser por los vetos de Rusia y Chi­na, parece hoy invi­able y, para muchos exper­tos, inclu­so contraproducente.

La real­i­dad sobre el ter­reno es que los aviones de la coa­li­cion inter­na­cional lid­er­a­da por EE UU están bom­barde­an­do a los, hoy por hoy, may­ores ene­mi­gos del rég­i­men sirio.

Un país devastado: las cifras

La guer­ra en Siria es una de las may­ores cri­sis des­de la II Guer­ra Mundi­al. Los sigu­ientes datos cor­re­spon­den a los cál­cu­los real­iza­dos por las difer­entes agen­cias de la ONU y orga­ni­za­ciones no guber­na­men­tales que tra­ba­jan en el país, así como a un informe recién pub­li­ca­do por el Cen­tro Sirio de Inves­ti­gación Políti­ca, con el respal­do de Naciones Unidas.

  • Entre 210.000 y 220.000 muer­tos. De ellos, se cal­cu­la que cer­ca de 64.000 eran civiles;  más de 44.000, sol­da­dos del rég­i­men; 31.300, mili­cianos leales al Gob­ier­no; 17.000, fun­cionar­ios guber­na­men­tales; unos 35.000, com­bat­ientes rebeldes; 2.400, opos­i­tores deser­tores del ejérci­to; y más de 22.600, com­bat­ientes yihadistas.
  • Más de 840.000 heridos.
  • 3,8 mil­lones de refu­gia­dos, repar­tidos, prin­ci­pal­mente, entre Turquía (más de 1,7 mil­lones), Líbano (1,2 mil­lones), Jor­da­nia (622.000, incluyen­do los 100.000 acogi­dos en el cam­po de refu­gia­dos de Za’atari, el segun­do may­or del mun­do, tras el de Dadaab, en Kenia), el Kur­dis­tán iraquí (250.000) y Egip­to (136.000). La mitad ellos son niños.
  • 7,6 mil­lones de desplaza­dos inter­nos, en ter­ri­to­rio sirio.
  • Más de 4,8 mil­lones de sirios viv­en en lugares siti­a­dos o de muy difí­cil acceso.
  • Más de 12,2 mil­lones depen­den de ayu­da human­i­taria de emer­gen­cia para sobre­vivir (el pre­supuesto de la ayu­da human­i­taria nece­saria para 2015 se cal­cu­la en 8.000 mil­lones de dólares, de los que a día de hoy se ha cubier­to solo un 2%).
  • La esper­an­za de vida se ha reduci­do de 75,9 años en 2010 a 55,7 años a finales de 2014 (un 27%).
  • 5,6 mil­lones de niños nece­si­tan ayu­da, un 31% más que hace un año. De estos menores, unos dos mil­lones viv­en siti­a­dos en zonas a las que la ayu­da human­i­taria no puede acced­er por los combates.
  • 2,6 mil­lones de niños no pueden acud­ir a la escuela (muchas están destru­idas o los padres tienen miedo de que vayan por temor a los ataques).
  • Las pér­di­das económi­cas totales se cal­cu­lan en unos 200.000 mil­l­lones de dólares.
  • El 80% de la población vive aho­ra en nive­les de pobreza; el 30%, en pobreza extrema, con difi­cul­tades para sat­is­fac­er sus necesi­dades bási­cas de alimentos.
  • Casi tres mil­lones de sirios han per­di­do sus puestos de tra­ba­jo, lo que impli­ca que unos 12 mil­lones han per­di­do su fuente prin­ci­pal de ingre­sos. El desem­pleo ha aumen­ta­do del 14,9% en 2011 al 57,7% en 2014.
  • El 83% de la luz eléc­tri­ca se ha apa­ga­do, según una inves­ti­gación real­iza­da por el académi­co Xi Li, de la Uni­ver­si­dad de Wuhan (Chi­na), en la que com­para imá­genes de satélite cap­tadas entre mar­zo de 2011 y febrero de 2015. En Dam­as­co, la cap­i­tal, se han extin­gui­do el 33% de las luces, mien­tras que en las ciu­dades más afec­tadas por la guer­ra, como Ale­po, Idlib y Raqa, la cifra alcan­za el 97%:
Imá­genes de satélite mues­tran la extin­ción de luces en Siria a causa de la guer­ra, entre mar­zo de 2011 (izquier­da) y febrero de 2015 (derecha). Fuente: #with­Syr­ia / Wuhan University
  • Según un informe, pub­li­ca­do por Médi­cos por los Dere­chos Humanos, 610 per­sonas ded­i­cadas a tar­eas médi­cas han muer­to en Siria des­de 2011, a raíz de 233 ataques a 183 insta­la­ciones médicas.
  • La guer­ra ha provo­ca­do la destruc­ción total, o daña­do seri­amente, al menos 290 sitios del pat­ri­mo­nio cul­tur­al sirio, incluyen­do impor­tantes mon­u­men­tos históri­cos e innu­mer­ables obje­tos artís­ti­cos, según un informe del Insti­tu­to para la For­ma­ción y la Inves­ti­gación de Naciones Unidas, UNITAR, pub­li­ca­do a finales del año pasado.

El origen

La fal­ta de lib­er­tades y el férreo con­trol poli­cial ejer­ci­do por el Gob­ier­no sirio sobre una población que había vivi­do bajo una ley de emer­gen­cia des­de que el par­tido Baaz llegó al poder en 1963, fueron los prin­ci­pales det­o­nantes de las protes­tas ini­ci­adas en 2011, en el mar­co de la lla­ma­da ‘pri­mav­era árabe’.

El país, de may­oría sun­ní, pero gob­er­na­do des­de 1971 por la minoría alauí (una rama del chiís­mo), rep­re­sen­ta­da aho­ra por el pres­i­dente Bashar Al Asad (quien sucedió a su padre a su muerte en 2000), vivió des­de el 15 de mar­zo de 2011 las protes­tas antigu­ber­na­men­tales más graves de su his­to­ria reciente, des­de la revuelta sun­ní de los Her­manos Musul­manes en 1982 en Hama, en la que murieron 20.000 de ellos.

Ante las críti­cas de la comu­nidad inter­na­cional, el rég­i­men atribuyó a «gru­pos ter­ror­is­tas» el ori­gen de las revueltas, al tiem­po que ase­guró ser obje­to de un com­plot extran­jero por su apoyo a gru­pos opuestos a EE UU, en ref­er­en­cia a la mili­cia chií libane­sa Hizbulá, al palesti­no Hamás y a sus vín­cu­los con Irán. La repre­sión le ha supuesto a Siria san­ciones por parte de organ­is­mos inter­na­cionales y la sus­pen­sión de la Liga Árabe en noviem­bre de 2011.

La situación se agravó a comien­zos de febrero de 2012 a raíz del ase­dio a Homs, bom­bardea­da des­de el aire en ataques que dejaron cen­tenares de muer­tos, y, después, en agos­to, con las matan­zas de Hula, Trem­seh y Daraya, donde la oposi­ción denun­ció el asesina­to de más de 300 per­sonas en cin­co días, la may­oría civiles.

En noviem­bre de 2012 las fuerzas rebeldes crearon en Doha (Catar) la Coali­ción Nacional para las Fuerzas de la Rev­olu­ción y la Oposi­ción Siria (CNFROS), que ha sido recono­ci­da por EE UU, Fran­cia, la Liga Árabe y el Con­se­jo de Coop­eración del Gol­fo (CCG), entre otros país­es y organ­is­mos, como úni­co rep­re­sen­tante del pueblo sirio.

Has­ta aho­ra, las media­ciones de los envi­a­dos espe­ciales de la ONU, primero Kofi Annan, quien dim­i­tió ante la imposi­bil­i­dad de impon­er su plan de paz; después el argeli­no Lad­jar Brahi­mi, que tam­bién renun­ció, y aho­ra el ital­iano Staffan de Mis­tu­ra, no han con­segui­do deten­er la repre­sión ni que pros­pere una res­olu­ción para una inter­ven­ción militar.

Fragmentación y radicalización

En mayo de 2013 el con­flic­to se extendió al Líbano, después de que la mili­cia Hizbulá, ali­a­da de Dam­as­co, inter­viniera al lado del Ejérci­to para com­bat­ir a los rebeldes en la ciu­dad de Quseir, un enclave estratégi­co para la oposi­ción debido a su ubi­cación en la ruta que conec­ta el norte del Líbano, de may­oría sun­ní, con Homs, lo que per­mitía el abastec­imien­to de armas.

Des­de entonces, la guer­ra ha evolu­ciona­do hacia una cre­ciente frag­mentación de las fuerzas par­tic­i­pantes, mar­ca­da por la irrup­ción de var­ios gru­pos yihadis­tas, espe­cial­mente Esta­do Islámi­co (EI), que han aprovecha­do la rev­olu­ción para reforzarse y ampli­ar su ter­ri­to­rio de opera­ciones. Estos gru­pos arma­dos extrem­is­tas defien­den pos­tu­la­dos ide­ológi­cos muy ale­ja­dos de los obje­tivos ini­ciales de los rev­olu­cionar­ios, y cuen­tan con la oposi­ción de una gran parte de la población, debido a su vio­len­cia. En sep­tiem­bre de 2014, EE UU y naciones ali­adas, incluyen­do var­ios país­es árabes, ini­cia­ron una ofen­si­va de ataques aére­os con­tra las posi­ciones de EI.

Mien­tras, el Ejérci­to Sirio Libre, que durante meses con­sti­tuyó la base de la rebe­lión  respal­da­da por Occi­dente, y que logró inclu­so algu­nas vic­to­rias con­tra el rég­i­men, es aho­ra una alian­za de pequeños gru­pos sin ape­nas recur­sos, y tan­to los gob­ier­nos de la región como la comu­nidad inter­na­cional han ido toma­do posi­ciones, respal­dan­do con finan­ciación, armas o ayu­da no letal a alguno o a var­ios de los gru­pos que par­tic­i­pan en los com­bat­es, com­pli­can­do más aún la situación.

Actual­mente, la comu­nidad inter­na­cional está cen­tra­da en la lucha con­tra Esta­do Islámi­co, lo que ha reba­ja­do la pre­sión con­tra el pres­i­dente, Bashar al Asad, quien ha vis­to reafir­ma­da su retóri­ca de lucha antiter­ror­ista para jus­ti­ficar su represión.

Las fuerzas del régimen

El ban­do guber­na­men­tal está com­puesto, prin­ci­pal­mente, por las Fuerzas Armadas (el ejérci­to reg­u­lar) y las Fuerzas de Defen­sa Nacional (surgi­das en 2012 al unirse los Comités Pop­u­lares y otros gru­pos arma­dos pro Asad, y que oper­an bajo el man­do de coman­dantes regionales coor­di­na­dos des­de Dam­as­co). Ambas están con­tro­ladas por el presidente.

En el lado del rég­i­men com­bat­en asimis­mo varias mili­cias y brigadas progu­ber­na­men­tales que, espe­cial­mente en algu­nas zonas del país, como el noroeste, han ido cobran­do cada vez más peso. Entre ellas desta­can los Batal­lones Baaz (con­sid­er­a­dos el bra­zo arma­do del par­tido, y con una gran pres­en­cia en Ale­po), y el grupo Resisten­cia Siria (de ten­den­cia marx­ista-lenin­ista, y dom­i­na­do por la minoría alauí, a la que pertenecen tan­to el pres­i­dente como la clase políti­ca dom­i­nante siria).

Uno de los prin­ci­pales ali­a­dos políti­cos y mil­itares de Al Asad es el par­tido-mili­cia chií libanés Hizbulá, cuyos com­bat­ientes han sido deter­mi­nantes en algu­nas de las vic­to­rias más sig­ni­fica­ti­vas con­seguidas por el rég­i­men. El Par­tido Alauí Democráti­co, una for­ma­ción tam­bién libane­sa, respal­da asimis­mo al pres­i­dente sirio, así como numerosas brigadas iraquíes de may­oría chií que com­bat­en en dis­tin­tas partes del país.

El Gob­ier­no de Al Asad sigue con­tan­do con el respal­do diplomáti­co de Rusia, Chi­na, Irán, Irak, Venezuela y Corea del Norte.

Islamistas y yihadistas

El denom­i­na­do orig­i­nal­mente Esta­do Islámi­co de Irak y Lev­ante (ISIL), que cam­bió su nom­bre por el de Esta­do Islámi­co (EI) en junio de 2014, comen­zó sus opera­ciones en ter­ri­to­rio sirio en abril de 2013; el Frente al Nus­ra, con­sid­er­a­do la rama de Al Qae­da en Siria, se con­sti­tuyó en enero de 2012.

El ISIL tuvo su ori­gen en el grupo Esta­do Islámi­co de Irak y se creó en octubre de 2006 a par­tir de la unión de varias orga­ni­za­ciones rad­i­cales durante la ocu­pación esta­dounidense del ter­ri­to­rio iraquí. Ambos com­bat­ían con los mis­mos obje­tivos, has­ta que en junio de 2013 estal­laron sus difer­en­cias cuan­do el líder de Al Qae­da, Ayman Al Zawahiri, designó al Frente al Nus­ra como la úni­ca fac­ción de su grupo en Siria y pidió al ISIL lim­i­tar sus acciones úni­ca­mente al ter­ri­to­rio iraquí, al tiem­po que se desvin­cu­la­ba de él. Ello provocó ten­sión entre ambos gru­pos, una situación que empe­oró debido a los con­flic­tos entre el ISIL y el resto de orga­ni­za­ciones islamis­tas opos­i­toras, entre ellas, el Frente Islámi­co Sirio (FIS), la may­or alian­za rebelde, que incluye varias brigadas de com­bat­ientes islamistas.

Pese a ser uno de los últi­mos gru­pos arma­dos en irrum­pir en el con­flic­to, el peso adquiri­do por Esta­do Islámi­co en Irak, la extrema vio­len­cia de sus prác­ti­cas (miles de civiles y de pri­sioneros asesina­dos a san­gre fría, decap­ita­ciones y cru­ci­fix­iones, rehenes occi­den­tales eje­cu­ta­dos, vio­la­ciones, mujeres esclav­izadas y homo­sex­u­ales degol­la­dos, per­se­cu­ción bru­tal de minorías reli­giosas, destruc­ción vandáli­ca de pat­ri­mo­nio históri­co….), su maquinar­ia pub­lic­i­taria (medi­antes vídeos y a través, sobre todo, de las redes sociales), y su capaci­dad para atraer a miles de com­bat­ientes extran­jeros (cien­tos de europeos inclu­i­dos) han puesto a Esta­do Islámi­co en el foco de todas las miradas en la región y el mun­do. La for­ma­ción, rela­ciona­da pero no vin­cu­la­da ya con Al Qae­da –que ha rec­haz­a­do los méto­dos del grupo–, ha con­segui­do impor­tantes avances en Irak y Siria, provo­can­do una inter­ven­ción mil­i­tar inter­na­cional, prin­ci­pal­mente en for­ma de ataques aére­os, para inten­tar fre­nar su expansión.

A pesar de com­par­tir muchos con­cep­tos ide­ológi­cos, Esta­do Islámi­co (auto­procla­ma­do «cal­ifa­to» des­de el año pasa­do), se ha enfrenta­do, además de al Gob­ier­no sirio, a otras for­ma­ciones yihadis­tas que se encon­tra­ban pre­vi­a­mente en el país, como el men­ciona­do Frente al Nus­ra y el Grupo Jorasán (parte tam­bién de la red de Al Qae­da y que se coor­di­na con su rama en Siria).

Otro grupo impor­tante es Jund al Aqsa, una escisión del Frente al Nus­ra for­ma­do sobre todo por deser­tores de otras mili­cias islamis­tas. Está inte­gra­do en la lla­ma­da Alian­za Muhayirin ua Ansar, de la que tam­bién for­man parte los grupús­cu­los salafis­tas Liuaa al Umma, la Briga­da Omar y la Briga­da Haq.

La oposición moderada

La may­oría de las fuerzas no islamis­tas, o mod­er­adas, de oposi­ción al rég­i­men de Bashar al Asad están actual­mente integradas en la Coali­ción Nacional de Siria (CNFROS), con­sti­tu­i­da el 11 de noviem­bre de 2012 tras un acuer­do alcan­za­do en Catar con el obje­ti­vo de agluti­nar a todos los gru­pos de oposi­ción y acabar con sus difer­en­cias. Des­de el pasa­do 5 de enero de 2015 está lid­er­a­da por Jaled Joya.

El grupo más impor­tante den­tro de la CNFROS, y su embrión, es el Con­se­jo Nacional Sirio (CNS), que nació en agos­to de 2011 como un movimien­to en el exilio con el propósi­to de coor­di­nar la revuelta. El CNS está dirigi­do por el vet­er­a­no opos­i­tor izquierdista y de con­fe­sión cris­tiana George Sabra.

CNFROS y CNS han par­tic­i­pa­do en dis­tin­tas reuniones en el exilio (en El Cairo y Estam­bul, prin­ci­pal­mente) para preparar una «hoja de ruta» para la eta­pa tran­si­to­ria, así como para man­ten­er la lucha y respal­dar al rebelde Ejérci­to Libre de Siria (ELS), que opera en el inte­ri­or, has­ta la caí­da del rég­i­men sirio.

El ELS fue crea­do en Turquía el 4 de octubre de 2011 por un grupo de deser­tores y pocos meses después trasladaron su base al inte­ri­or del país para diri­gir sus opera­ciones sobre el ter­reno. Cuan­do comen­zaron a oper­ar los gru­pos yihadis­tas, el ELS y el FIS cen­traron sus ataques sobre los fun­da­men­tal­is­tas. Según el Ejérci­to Libre de Siria, unos 50.000 com­bat­ientes de dis­tin­tas fac­ciones se enfrentan actual­mente sobre el ter­reno a los yihadis­tas que, se cal­cu­la, cuen­tan con 7.000 milicianos.

Los kurdos

Den­tro de Siria com­bate tam­bién con­tra los yihadis­tas el Par­tido de la Unión Democráti­ca (PYD), una de las prin­ci­pales for­ma­ciones políti­cas de la oposi­ción kur­do-siria, que rep­re­sen­ta al 9% de la población del país y que opera medi­ante su bra­zo arma­do, las Unidades de Pro­tec­ción del Pueblo Kur­do, con el obje­ti­vo últi­mo de instau­rar un esta­do autónomo.

Las Unidades de Pro­tec­ción han adop­ta­do una posi­ción defen­si­va para pro­te­ger a la población kur­da, y se han acaba­do con­vir­tien­do en uno de los los actores clave en la lucha con­tra los avances de Esta­do Islámi­co en el noreste de Siria. Cuen­tan con la ayu­da de los pesh­mer­ga, las fuerzas de seguri­dad del Kur­dis­tán iraquí, que tam­bién com­bat­en a los yihadis­tas en el país veci­no, así como con el respal­do aéreo de la coali­ción inter­na­cional que lid­era EE UU.

El mapa de la guerra

Des­de que comen­zó la guer­ra, las zonas que dom­i­nan los difer­entes ban­dos han ido cam­bian­do con fre­cuen­cia, en un con­flic­to que se car­ac­ter­i­za por com­bat­es muy inten­sos y ganan­cias pequeñas de terreno.

Actual­mente, el rég­i­men con­tro­la en torno al 40% del ter­ri­to­rio, prin­ci­pal­mente en la parte ori­en­tal del país, e incluyen­do la cap­i­tal (sal­vo algunos dis­tri­tos cer­canos donde se sigue com­bat­ien­do) y las grandes ciu­dades, excep­to Raqa y la mitad de Ale­po. En total, el 60% de la población se encuen­tra en zonas dom­i­nadas por el Gobierno.

Las fuerzas de la oposi­ción no islamista, por su parte, con­trolan aún bas­tante ter­ri­to­rio en el noroeste del país, parte de Ale­po y zonas al sur de la cap­i­tal y jun­to a los Altos del Golán, mien­tras que los yihadis­tas de Esta­do Islámi­co dom­i­nan el norte y el noreste, en un ter­ri­to­rio conec­ta­do con la zona de Irak bajo su con­trol, y con cen­tro en la ciu­dad de Raqa.

La guer­ra civ­il siria, en mar­zo de 2015. En rosa, las zonas con­tro­ladas por el rég­i­men de Bashar al Asad; en verde, las zonas con­tro­ladas por la oposi­ción; en gris, la zona con­tro­la­da por Esta­do Islámi­co (una gran parte, desier­to deshabita­do); en amar­il­lo, las zonas con­tro­ladas por fuerzas kur­das. Mapa: Wikipedia Commons

Los prin­ci­pales esce­nar­ios béli­cos con­tinúan sien­do las ciudades:

  • Dam­as­co. La cap­i­tal y sus alrede­dores siguen sien­do una de las zonas clave en la guer­ra. Medi­ante estrate­gias basadas en ase­dios y en bom­bardeos aére­os inten­sivos, el rég­i­men ha logra­do nego­ciar treguas con var­ios gru­pos arma­dos, pero los rebeldes con­tinúan ata­can­do, espe­cial­mente des­de dis­tri­tos situ­a­dos al sur y al este de la ciu­dad. Las luchas inter­nas entre los difer­entes gru­pos arma­dos de la oposi­ción tam­bién han aumen­ta­do en los últi­mos meses.
  • Ale­po. Los com­bat­es estal­laron en la, jun­to con Dam­as­co, ciu­dad más grande de Siria en julio de 2012, cuan­do los rebeldes con­sigu­ieron tomar numerosos dis­tri­tos de la entonces cap­i­tal económi­ca del país. La ofen­si­va, sin embar­go, se estancó y comen­zó entonces una guer­ra de des­gaste en la que la línea del frente va cam­bian­do con­tin­u­a­mente. Una gran parte de la ciu­dad ha sido destru­i­da por los com­bat­es y por los bom­bardeos, y los habi­tantes sufren escasez de sum­in­istro de agua y cortes de luz con­stantes. De los dos mil­lones de per­sonas que vivían al ini­cio del con­flic­to en el este de la ciu­dad, hoy ape­nas quedan 300.000. Des­de finales de 2013, los ataques con bar­riles bom­ba por parte del rég­i­men de Bashar al Asad han cau­sa­do miles de muer­tos y muti­la­dos, y han provo­ca­do un daño dev­as­ta­dor en infraestruc­turas y vivien­das. De los alrede­dor de 2.500 médi­cos que tra­ba­ja­ban en Ale­po al ini­cio del con­flic­to, menos de un cen­te­nar siguen en los hos­pi­tales que todavía oper­an en la ciu­dad, según un informe de Médi­cos sin Fronteras.
  • Kobani. Esta estratég­i­ca ciu­dad, situ­a­da en la fron­tera con Turquía y habita­da por población kur­da, se ha con­ver­tido en uno de los sím­bo­los de la resisten­cia con­tra Esta­do Islámi­co. Ase­di­a­da por los yihadis­tas des­de julio de 2014, los mili­cianos kur­dos, apoy­a­dos por ataques aére­os esta­dounidens­es, lograron final­mente retomar su con­trol a finales del pasa­do mes de enero, tras meses de inten­sos com­bat­es que dejaron al menos 1.600 muer­tos. El 80% de la ciu­dad había sido destru­i­do, y más de 200.000 per­sonas habían hui­do como refu­gia­dos a Turquía.
  • Homs. La ter­cera ciu­dad más grande del país, con­sid­er­a­da la «cap­i­tal de la rev­olu­ción», fue recu­per­a­da por el Gob­ier­no el pasa­do mes de mayo, tras tres años de resisten­cia y fuertes com­bat­es. Fue en Homs donde estal­laron las primeras protes­tas masi­vas con­tra el rég­i­men de Al Asad, y donde miles de res­i­dentes par­tic­i­paron, en abril de 2011, en man­i­festa­ciones que fueron reprim­i­das bru­tal­mente por las fuerzas de seguri­dad. Des­de entonces gran parte de la ciu­dad fue cayen­do bajo el con­trol de las fuerzas de oposi­ción, pero el ejérci­to fue recu­peran­do la may­oría de los dis­tri­tos con una estrate­gia basa­da en com­bat­es calle por calle, bom­bardeos y blo­queos de la ayu­da human­i­taria. La toma de Homs, ubi­ca­da entre Ale­po y Dam­as­co, cer­ca del Líbano, y prin­ci­pal vía de comu­ni­cación entre la cap­i­tal y el oeste del país, fue fun­da­men­tal para el régimen.
  • Yarmuk. El cam­pa­men­to de refu­gia­dos de Yarmuk, situ­a­do a tan solo 8 kilómet­ros de Dam­as­co, den­tro de los límites de la cap­i­tal, se con­struyó en 1957 para acoger a los refu­gia­dos palesti­nos tras la ocu­pación israelí. Comen­zó ocu­pan­do un área de 2,1 Km2 para dar cabi­da a los refu­gia­dos (unos 150.000 palesti­nos en la actu­al­i­dad) que fueron con­struyen­do mezquitas, escue­las y otros lugares públi­cos en lo que es con­sid­er­a­do ya como un dis­tri­to más de la ciu­dad. Tras el estal­li­do de la guer­ra civ­il, sin embar­go, miles de sirios comen­zaron a lle­gar  al cam­pa­men­to, y la zona se con­vir­tió en el esce­nario de inten­sos com­bat­es entre los rebeldes del Ejérci­to Libre de Siria y sus ali­a­dos palesti­nos (Liwa al-Asi­fa) por un lado, y una fac­ción del Frente Pop­u­lar para la Lib­eración de Palesti­na apoy­a­da por las fuerzas del Gob­ier­no sirio, por otro. El Ejérci­to sirio sitió el cam­pa­men­to, lo que se tradu­jo en una situación deses­per­a­da para miles de per­sonas, que reciben ayu­da inter­na­cional con cuen­tago­tas y viv­en, según la ONU, en una situación de «pri­vación com­ple­ta». El pasa­do día 6, la ONU pudo al fin reac­ti­var el repar­to de ali­men­tos, tras tres meses de blo­queo en los que no pudo entre­gar ayu­da human­i­taria a los cien­tos de famil­ias que viv­en allí.

Las armas químicas

En 2011, el pres­i­dente de EE UU, Barack Oba­ma, trazó lo que denom­inó una «línea roja», cuyo traspa­so moti­varía la inter­ven­ción mil­i­tar esta­dounidense en el con­flic­to: el uso de armas quími­cas con­tra la población. Tras pro­ducirse varias denun­cias, en las que el rég­i­men de Al Asad fue acu­sa­do de uti­lizar gas sarín, el 21 de agos­to de 2013 cer­ca de medio mil­lar de per­sonas murieron y miles resul­taron heri­das en el dis­tri­to de Goutha, cer­cano a Dam­as­co, víc­ti­mas de gas­es quími­cos. La oposi­ción, así como Esta­dos Unidos y algunos de sus ali­a­dos occi­den­tales, atribuyeron el ataque al las fuerzas del Gob­ier­no sirio. El rég­i­men de Al Asad, por su parte, culpó a los rebeldes.

Las ame­nazas de ataque por parte de Wash­ing­ton y Lon­dres que sigu­ieron a lo ocur­ri­do en Goutha acabaron sien­do neu­tral­izadas final­mente por la fir­ma de un pacto entre EE UU y Rusia para la destruc­ción de todo el arse­nal quími­co sirio, cal­cu­la­do en más de 1.000 toneladas. El acuer­do, mar­ca­do por los con­tin­u­os retra­sos, pero algu­nas de cuyas fas­es ya se han com­ple­ta­do, especi­fi­ca­ba que ambos país­es lle­varían a cabo una eval­u­ación con­jun­ta del tipo y can­ti­dad de armas quími­cas que posee Siria; que la elim­i­nación del arse­nal quími­co debería realizarse «lo antes posi­ble» y «de for­ma segu­ra»; y que la destruc­ción de todas las armas quími­cas debería haberse com­ple­ta­do a medi­a­dos de 2014, con el apoyo logís­ti­co de Naciones Unidas.

Esta­dos Unidos anun­ció el pasa­do mes de agos­to que había com­ple­ta­do en alta mar la neu­tral­ización del arse­nal quími­co entre­ga­do por Siria has­ta la fecha. Oba­ma declaró, no obstante, que Dam­as­co aún debía «cumplir su com­pro­miso de destru­ir las restantes plan­tas de fab­ri­cación de armas quími­cas declar­adas», y que sigue habi­en­do «graves dudas», debido a las «omi­siones y dis­crep­an­cias» en la declaración siria sobre su arse­nal quími­co, así como por las acusa­ciones de que ha segui­do usan­do este tipo de armamento.

A pesar de las críti­cas de EE UU y de otros país­es, como el Reino Unido, la Orga­ni­zación para la Pro­hibi­ción de las Armas Quími­cas (OPAQ) ha declar­a­do que la respues­ta del rég­i­men sirio está sien­do «sat­is­fac­to­ria», y Rusia desta­ca la «bue­na vol­un­tad» del Gob­ier­no de Al Asad.

«Un peligroso punto de inflexión»

La cri­sis de los refu­gia­dos sirios ha des­bor­da­do por com­ple­to la capaci­dad de respues­ta de los gob­ier­nos de la región y de los organ­is­mos inter­na­cionales. En Líbano y Jor­da­nia, el crec­imien­to de la población exper­i­men­ta­do en el espa­cio de estos pocos años ha alcan­za­do nive­les para los que estos país­es no pre­veían estar prepara­dos has­ta den­tro de varias décadas. Un ter­cio de la población actu­al del Líbano es palesti­na o siria. Jor­da­nia se enfrenta a un desafío sim­i­lar. Y Turquía se ha con­ver­tido ya en el país que más refu­gia­dos acoge del mun­do. Hay que sumar, además, otros dos mil­lones de desplaza­dos inter­nos en Irak en 2014, y las cer­ca de 220.000 per­sonas que han bus­ca­do refu­gio en otros países.

El alto comi­sion­a­do de la Agen­cia de la ONU para los Refu­gia­dos (ACNUR), António Guter­res, explicó hace unos días ante el Con­se­jo de Seguri­dad de Naciones Unidas que el con­tin­uo crec­imien­to en el número de desplaza­dos «es asom­broso» y que, al mis­mo tiem­po, la nat­u­raleza mis­ma de la cri­sis está cam­bian­do: «A medi­da que aumen­ta el niv­el de deses­peración y se va reducien­do el espa­cio de pro­tec­ción disponible, nos acer­camos a un peli­groso pun­to de inflex­ión».

Tras pasar años en el exilio, los recur­sos de los refu­gia­dos hace tiem­po que se han ago­ta­do, y sus condi­ciones de vida se están dete­ri­o­ran­do drás­ti­ca­mente. Más de la mitad de los refu­gia­dos sirios en Líbano habi­tan en vivien­das inse­guras, casi un ter­cio ya el año pasa­do. Y una encues­ta real­iza­da a 40.000 famil­ias sirias en Jor­da­nia rev­eló que dos ter­cios de éstas están vivien­do por deba­jo de la línea abso­lu­ta de pobreza. «Los lla­mamien­tos human­i­tar­ios se encuen­tran sis­temáti­ca­mente fal­tos de fon­dos», denun­ció Guterres.

El flu­jo de refu­gia­dos ha supuesto un enorme impacto para las economías y las sociedades, sobre todo en Líbano, Jor­da­nia y el norte de Irak, des­bor­dan­do los ser­vi­cios sociales, las infraestruc­turas y los recur­sos guber­na­men­tales. Y a medi­da que los país­es de acogi­da se enfrentan a cre­cientes ries­gos de seguri­dad, como con­se­cuen­cia de la expan­sión region­al del con­flic­to, y no reciben la ayu­da nece­saria para respon­der a esta avalan­cha, los sirios lo tienen cada vez más difí­cil para alcan­zar su propia seguridad.

El número men­su­al de reg­istros en ACNUR en Líbano ha caí­do en cer­ca de un 80% con respec­to a prin­ci­p­ios de 2014, y el número de los que entran en Jor­da­nia se ha reduci­do tam­bién sus­tan­cial­mente. Un número rel­e­vante de refu­gia­dos sigue cruzan­do la fron­tera hacia Turquía, cuyo gob­ier­no ha gas­ta­do ya alrede­dor de 6.000 mil­lones de dólares en asis­ten­cia direc­ta a los refu­gia­dos sirios.

El dra­ma se ha exten­di­do tam­bién has­ta el Mediter­rá­neo: miles de famil­ias sirias que han hui­do de la guer­ra se ven forzadas a arries­gar de nue­vo sus vidas en pre­carias embar­ca­ciones, bus­can­do pro­tec­ción en Europa. Des­de prin­ci­p­ios de 2015, unas 370 per­sonas han muer­to tratan­do de cruzar el mar. Es decir, un muer­to ahoga­do por cada veinte que con­siguen llegar.

El conflicto, paso a paso

Los prin­ci­pales acon­tec­imien­tos de estos cua­tros años de guer­ra, en una cronología elab­o­ra­da por la agen­cia Efe:

2011

  • 15 de mar­zo. Primeras protes­tas en la provin­cia sureña de Der­aa bajo el lema «Una Siria sin tiranía».
  • 20 de  mar­zo. Vio­len­tos enfrentamien­tos en Der­aa, epi­cen­tro de la revuelta.
  • 30 de mar­zo. Bashar al Asad se dirige por primera vez a la nación y denun­cia una conspiración.
  • 29 de julio. For­ma­ción del Ejérci­to Libre Sirio (ELS).
  • 18 de agos­to. EE UU anun­cia san­ciones a las que se suma por primera vez la UE.
  • 23 de agos­to. La oposi­ción políti­ca crea el Con­se­jo Nacional Sirio (CNS).
  • 4 de octubre. Rusia y Chi­na vetan una res­olu­ción de la ONU con­tra el rég­i­men sirio.
  • 12 de noviem­bre: La Liga Árabe expul­sa a Siria.

2012

  • 23 de enero. Comien­za a actu­ar el Frente al Nus­ra, fil­ial siria de Al Qaeda.
  • 3–4 de febrero. Un bom­bardeo en Homs provo­ca 300 muer­tos. Segun­do veto de Rusia y Chi­na en el Con­se­jo de Seguridad.
  • 6 de febrero. EE UU cier­ra su emba­ja­da en Damasco.
  • 10 de mar­zo. Kofi Annan, nom­bra­do medi­ador de la ONU. Renun­cia­rá en agosto.
  • 7 de mayo. Elec­ciones leg­isla­ti­vas, boicoteadas por la oposición.
  • 24 de mayo. El nue­vo par­la­men­to inau­gu­ra sus reuniones, con may­oría abso­lu­ta del par­tido Baaz, de Al Asad.
  • 29 de mayo. Los país­es occi­den­tales expul­san a los emba­jadores sirios por la matan­za de Hula.
  • 18 de julio. Mueren en un aten­ta­do el min­istro de Defen­sa, Daud Abdelá Ray­i­ha, su vicem­i­nistro y cuña­do de Al Asad, gen­er­al Asef Shaukat, y el jefe de Seguri­dad Hisham Ijtiar.
  • 19 de julio. Los rebeldes lan­zan una ofen­si­va para tomar Ale­po, y con­trolan parte de la ciu­dad. Ter­cer veto de Rusia y Chi­na en el Con­se­jo Seguridad.
  • 6 de agos­to. El primer min­istro, Riad Hiyab, se con­vierte en el deser­tor más impor­tante del rég­i­men de Damasco.
  • 17 de agos­to. El diplomáti­co argeli­no Laj­dar Brahi­mi, nue­vo medi­ador de la ONU.
  • 11 de noviem­bre. Gru­pos opos­i­tores se unen en la Coali­ción Nacional para las Fuerzas de la Rev­olu­ción y la Oposi­ción Siria (CNFROS).
  • 12 de noviem­bre. La Liga Árabe reconoce a la CNFROS como rep­re­sen­tante de la oposi­ción siria.
  • 3 diciem­bre. La ONU reti­ra a su per­son­al «no esen­cial» de Siria.

2013

  • 7 de mar­zo. La ciu­dad de Raqa se con­vierte en la primera cap­i­tal provin­cial en caer en manos de los rebeldes.
  • 8 de abril. El grupo yihadista Esta­do Islámi­co de Irak anun­cia que comien­za a actu­ar en Siria.
  • 9 de abril. Raqa pasa a estar bajo con­trol del aho­ra denom­i­na­do grupo Esta­do Islámi­co de Irak y del Levante.
  • 4 de junio. La ONU con­sta­ta el uso de armas quími­cas, pero no sabe quien las usó, según su informe.
  • 13 de junio. Oba­ma autor­iza el envío de armas a la oposición.
  • 21 de agos­to. La oposi­ción denun­cia 1.300 muer­tos por los efec­tos de armas quími­cas en la per­ife­ria de Damasco.
  • 24 de agos­to: Médi­cos Sin Fron­teras afir­ma que en tres hos­pi­tales de Dam­as­co fueron aten­di­dos unos 3.600 pacientes con sín­tomas de estar afec­ta­dos por pro­duc­tos neu­rotóx­i­cos, de los que 355 murieron.
  • 27 de agos­to. Oba­ma con­sid­era que «debe haber una respues­ta ade­cua­da» al rég­i­men por el posi­ble uso de armas químicas.
  • 5 de sep­tiem­bre. El primer min­istro británi­co, David Cameron, denun­cia que, por prue­bas real­izadas en el Reino Unido, se uti­lizó gas sarín en el ataque de agos­to en las afueras de Damasco.
  • 13 de sep­tiem­bre. Siria se adhiere a la Con­ven­ción Inter­na­cional para la Pro­hibi­ción de las Armas Quími­cas (OPAQ).
  • 14 de sep­tiem­bre. El acuer­do entre Rusia y EE UU para el des­man­te­lamien­to del arse­nal quími­co sirio ale­ja la posi­bil­i­dad de una inter­ven­ción militar.
  • 1 de octubre. Los inspec­tores de la ONU y de la OPAQ, que tienen como mis­ión ver­i­ficar el des­man­te­lamien­to del arse­nal del rég­i­men de Dam­as­co, lle­gan a Siria.
  • 6 de octubre. Los exper­tos comien­zan a destru­ir el arse­nal químico.
  • 23 de noviem­bre. Esta­do Islámi­co de Irak y del Lev­ante y el Frente al Nus­ra arrebatan al rég­i­men el may­or cam­po de petrĺeo de Siria en Deir al Zur.

2014

  • 22 de enero. El Gob­ier­no sirio y la oposi­ción se sien­tan por primera vez en la mesa de nego­cia­ciones en la primera ron­da de la con­fer­en­cia de paz de Gine­bra 2.
  • 31 de enero. Cul­mi­na la primera ron­da de nego­cia­ciones de Gine­bra 2, sin grandes avances.
  • 6 de febrero. La ONU anun­cia un acuer­do entre el Gob­ier­no y los rebeldes para evac­uar a los civiles del cas­co viejo de la ciu­dad de Homs.
  • 7 de febrero. Comien­za la evac­uación de civiles del ase­di­a­do cas­co antiguo de la ciu­dad de Homs.
  • 10 de febrero. Ini­cio de la segun­da ron­da de Gine­bra 2.
  • 15 febrero. Aca­ba la segun­da ron­da de nego­cia­ciones en Gine­bra, sin acuer­do para volver a reunirse.
  • 17 de mar­zo. El Par­la­men­to sirio aprue­ba la nue­va Ley Elec­toral, que per­mite por primera vez en décadas que se pre­sen­ten var­ios can­didatos a los comicios.
  • 4 de mayo. Rebeldes y rég­i­men sirio fir­man un acuer­do para un repliegue insur­gente del cas­co viejo de Homs. Cin­co días después, ter­mi­na la retirada.
  • 13 de mayo. Brahi­mi renun­cia ante la fal­ta de pro­gre­sos y la con­vo­ca­to­ria de elecciones.
  • 3 de junio. Al Asad es reelegi­do en los comi­cios como presidente.
  • 29 de junio. Esta­do Islámi­co (EI) procla­ma un cal­ifa­to que se extiende des­de la provin­cia siria de Ale­po has­ta la iraquí de Diyala.
  • 10 de julio. El diplomáti­co sue­co-ital­iano Staffan de Mis­tu­ra es des­ig­na­do nue­vo envi­a­do espe­cial de la ONU para Siria.
  • 16 de sep­tiem­bre. EI ini­cia una ofen­si­va con­tra el enclave kur­do sirio de Kobani.
  • 23 de sep­tiem­bre. EE UU y los país­es ali­a­dos (Ara­bia Saudí, Baréin, Emi­ratos Árabes Unidos y Jor­da­nia) ini­cian ataques aére­os con­tra posi­ciones de EI.
  • 1 de octubre. Aviones de la coali­ción inter­na­cional bom­bardean los alrede­dores de Kobani, enclave kur­do fron­ter­i­zo con Turquía, en un inten­to de impedir la expan­sión de EI.
  • 16 de octubre. La ONU con­fir­ma que más de 200.00 per­sonas han muer­to des­de el ini­cio de la guer­ra en Siria.
  • 30 de octubre. De Mis­tu­ra pre­sen­ta ante la ONU su prop­ues­ta para un alto el fuego en Alepo.

2015

  • 26 de enero. Los kur­dos expul­san a EI y recu­per­an el con­trol de Kobani.
  • 12 de mar­zo. El Alto Comi­sion­a­do de la ONU para los Refu­gia­dos (ACNUR) denun­cia que los 3,9 mil­lones de refu­gia­dos que ha provo­ca­do has­ta el momen­to el con­flic­to en Siria se enfrentan a «un futuro aún más som­brío» a fal­ta de más ayu­da inter­na­cional y de per­spec­ti­vas de una solu­ción políti­ca. «Ésta es la peor cri­sis human­i­taria de nues­tra era», afirma.

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