Más de 26.000 muertos a las puertas del muro de Europa

Miguel Máiquez, 15/2/2015

Dos bar­cos com­er­ciales y un navío de la guardia costera ital­iana rescataron el viernes, cer­ca de la cos­ta de Lib­ia, a unos 700 inmi­grantes que intenta­ban cruzar a Europa a bor­do de pre­car­ios botes. El sába­do fueron recogi­dos otros 600, entre ellos varias mujeres embarazadas, que via­ja­ban en seis embar­ca­ciones sim­i­lares. Este mis­mo domin­go, los ser­vi­cios de sal­va­men­to localizaron una dece­na de embar­ca­ciones más (lan­chas neumáti­cas), con más de 2.100 inmi­grantes a bordo.

Los rescata­dos fueron traslada­dos a la isla ital­iana de Lampe­dusa, donde desem­bar­caron con los ros­tros aún ateri­dos por el frío, pero, al pare­cer, en bue­nas condi­ciones de salud. Aho­ra les toca enfrentarse al cal­vario de una prob­a­ble deportación, y a la per­spec­ti­va de ten­er que regre­sar a lugares en los que seguir vivien­do supone una opción peor que jugarse la vida a bor­do de una bar­caza, en pleno invier­no, sin pape­les ni dinero, y con un futuro incier­to. Pero al menos pueden contarlo.

Menos de un año y medio después de que, a primeros de octubre de 2013, dos naufra­gios suce­sivos frente a las costas de Lampe­dusa provo­caran la muerte de 366 inmi­grantes, muchos de ellos niños, una nue­va trage­dia volvió a teñir de luto hace unos días el Canal de Sicil­ia. Las noti­cias empezaron a lle­gar el pasa­do sába­do y se fueron con­fir­man­do durante las horas sigu­ientes: al menos 300 per­sonas habían muer­to de frío o engul­l­i­das por las olas tras pasar var­ios días a la deri­va, cuan­do trata­ban de cruzar a Italia des­de Libia.

El Alto Comi­sion­a­do de las Naciones Unidas para los Refu­gia­dos (ACNUR) ase­gu­ra que al menos 218.000 inmi­grantes y refu­gia­dos cruzaron el Mediter­rá­neo en bote el año pasa­do. De ellos, unos 3.500 murieron en la trav­es­ía. Entre 2000 y 2013, más de 23.000 per­sonas perdieron la vida mien­tras intenta­ban alcan­zar el viejo con­ti­nente, lo que supone una media de más de 1.700 fal­l­ec­imien­tos doc­u­men­ta­dos cada año. En total, alrede­dor de 26.000 muer­tos en 14 años. Las cifras reales, en cualquier  caso, no se cono­cerán nun­ca, ya que muchos cuer­pos se los tra­ga el mar.

La catástrofe de 2013 en Lampe­dusa con­mo­cionó a la opinión públi­ca euro­pea y pare­ció acti­var respues­tas en las insti­tu­ciones. Pero la real­i­dad ha puesto en evi­den­cia que o no se ha hecho nada, o lo que se ha hecho no está sien­do efi­caz. En el cen­tro de las críti­cas se encuen­tra la decisión de susti­tuir la operación de búsque­da y rescate ital­iana Mare Nos­trum por una mis­ión de con­trol fron­ter­i­zo, mucho más lim­i­ta­da, de la Unión Euro­pea, cono­ci­da como Tritón.

El pasa­do jueves, el Alto Comis­ario de Naciones Unidas para los Refu­gia­dos, Anto­nio Guter­res, afir­mó que la Unión Euro­pea debe estable­cer una operación de búsque­da y rescate a gran escala para evi­tar más trage­dias: «No cabe duda, después de los suce­sos de esta sem­ana, que la Operación Tritón euro­pea es una susti­tu­ta tris­te­mente inade­cua­da de la ital­iana Mare Nos­trum», indicó. «El foco tiene que estar en sal­var vidas. Nece­si­ta­mos una operación de búsque­da y rescate robus­ta en el Mediter­rá­neo cen­tral, no solo una patrul­la fron­ter­i­za», añadió.

Y, como record­a­ba Amnistía Inter­na­cional (AI) en un reciente informe sobre refu­gia­dos e inmi­grantes en el Mediter­rá­neo, no es prob­a­ble que el número de quienes inten­tan lle­gar a Europa vaya a dis­minuir: «Por una parte, el con­flic­to en Siria con­tinúa, y la vio­len­cia se sigue exten­di­en­do por  Ori­ente Medio y el África Sub­sa­har­i­ana; por otra, se cier­ran las fron­teras ter­restres de la ‘For­t­aleza Europa’, espe­cial­mente vía Turquía, Gre­cia y Bul­gar­ia, y muchas per­sonas refu­giadas y migrantes con­sid­er­an que la úni­ca ruta que aún tienen abier­ta es la peli­grosa trav­es­ía por mar hacia Italia o Malta».

La UE y sus Esta­dos miem­bros, denun­cia la ONG, «están imponien­do una prue­ba de super­viven­cia a las per­sonas refu­giadas y migrantes. Imposi­bil­i­tadas de entrar en la UE a través de rutas seguras y ade­cuadas, dece­nas de miles de per­sonas, deses­per­adas por encon­trar asi­lo y una vida mejor, tratan de cruzar el Mediter­rá­neo cen­tral cada año».

Estas son algu­nas de las claves de la may­or cri­sis en tér­mi­nos de vidas humanas a la que se ha enfrenta­do Europa en los últi­mos años.

La última tragedia

ACNUR y la Orga­ni­zación Inter­na­cional de las Migra­ciones (OIM) con­fir­maron el pasa­do miér­coles que al menos 300 per­sonas habían desa­pare­ci­do en el mar ser abati­dos por una fuerte tor­men­ta cuan­do intenta­ban cruzar el Mediterráneo.

Del recuen­to que hicieron los pro­pios super­vivientes se desprende que cua­tro botes neumáti­cos con unas cien per­sonas a bor­do cada uno partieron de una playa cer­cana a Trípoli (Lib­ia) el pasa­do sába­do por la tarde. Traf­i­cantes de per­sonas les quitaron sus perte­nen­cias antes de embar­car­los y les lle­varon a alta mar a pesar de las pési­mas condi­ciones meteorológicas.

El lunes, la guardia costera ital­iana rescató a 106 de los que via­ja­ban en el primer bote. Otros 29 habían muer­to ya de hipoter­mia. El miér­coles, un bar­co com­er­cial ital­iano rescató a nueve inmi­grantes más, dos de los cuales via­ja­ban con el segun­do bote y siete en el ter­cero. Según la OIM, el número de super­vivientes, entre los que hay niños que via­ja­ban solos, asciende a 115. En total habían empren­di­do el via­je entre 400 y 450 inmi­grantes. Todos los rescates se lle­varon a cabo entre la isla ital­iana de Lampe­dusa y la cos­ta libia.

«Sabíamos que nos arries­gábamos, que cabía la posi­bil­i­dad de morir. Es un sac­ri­fi­cio con­sciente que hici­mos ante la posi­bil­i­dad de ten­er un futuro», dijo a la OIM uno de los super­vivientes, cita­do por la agen­cia Efe.

Los naufragios más graves

La posi­bil­i­dad de morir en estas trav­es­ías, es, efec­ti­va­mente, muy ele­va­da, como lo demues­tra un repa­so a los naufra­gios más graves ocur­ri­dos en los últi­mos años:

  • 17 de junio de 2003. Naufra­gio al sur de Sicil­ia de un bar­co car­ga­do con inmi­grantes, proce­dente de Lib­ia, con el resul­ta­do de 67 muer­tos y desaparecidos.
  • 19 de octubre de 2003. Mueren o desa­pare­cen 83 inmi­grantes por un naufra­gio frente a las costas de Sicilia.
  • 20 de diciem­bre de 2003. Cer­ca de 70 inmi­grantes mueren en Mar­maris (suroeste de Turquía) debido al hundimien­to de su bar­co, con el que trata­ban de lle­gar a Grecia.
  • 15 de abril de 2004. Un total de 80 inmi­grantes proce­dentes de Lib­ia fal­l­e­cen por el naufra­gio en Sicil­ia de su embarcación.
  • 15 de febrero de 2011. Unos 60 tune­ci­nos mueren ahoga­dos frente a la cos­ta de Zarzis (Túnez) cuan­do intenta­ban lle­gar a Italia. Según el rela­to de los super­vivientes fue la guardia costera tuneci­na la que provocó el naufra­gio al embe­stir a su embar­cación, en la que via­ja­ban unas 150 personas.
  • 6 de abril de 2011. Cer­ca de 150 refu­gia­dos soma­líes proce­dentes de Lib­ia y Eritrea desa­pare­cen tras el hundimien­to de su bar­co en la isla ital­iana de Lampedusa.
  • 9 de mayo 2011. Una embar­cación proce­dente de Lib­ia con 72 per­sonas a bor­do que­da a la deri­va durante 16 días. Todos los inmi­grantes menos 11 mueren de sed y hambre.
  • 3 de octubre de 2013. Un bar­co que trans­porta­ba inmi­grantes des­de Lib­ia a Italia se hunde frente a Lampe­dusa. La may­oría de los inmi­grantes eran orig­i­nar­ios de Eritrea, Soma­lia y Ghana. Se con­fir­man un total de 359 muer­tos, sin incluir a los desaparecidos.
  • 11 de octubre de 2013. Se pro­duce un segun­do naufra­gio a 120 kilómet­ros de Lampe­dusa. El bar­co trans­porta­ba inmi­grantes proce­dentes de Siria y Palesti­na. Mueren al menos 34 personas.

Los que llegan

Al menos 218.000 per­sonas cruzaron el Mediter­rá­neo en 2014 en bus­ca de una vida mejor en Europa. El Min­is­te­rio del Inte­ri­or ital­iano ase­gu­ra que solo durante el mes de enero de 2015 atrav­es­aron el Mediter­rá­neo 3.528 migrantes, la may­oría de ellos prove­nientes de Siria (764), Gam­bia (451), Mali (436), Sene­gal (428), Soma­lia (405) y Eritrea (171).

Según datos ofre­ci­dos por Amnistía Inter­na­cional en su informe Vidas a la deri­va. Per­sonas refu­giadas y migrantes en el Mediter­rá­neo Cen­tral (pub­li­ca­do a finales de 2014), entre 2009 y 2012 entraron en la UE más de 1,7 mil­lones de inmi­grantes a largo pla­zo. En tér­mi­nos rel­a­tivos, añade la ONG, el número de quienes entraron clan­des­ti­na­mente por mar es bas­tante pequeño. Se cal­cu­la que entre 1998 y 2013, 623.118 refu­gia­dos y migrantes alcan­zaron las costas de la UE de for­ma irreg­u­lar, lo que supone una media de casi 40.000 per­sonas al año.

ACNUR, por su parte, indi­ca que en 2013 lle­garon en total 60.000 per­sonas por mar a través del Mediter­rá­neo; de ellas, 43.000 lle­garon a Italia. En 2014, los refu­gia­dos e inmi­grantes que entraron de for­ma irreg­u­lar en la fron­tera merid­ion­al de Europa por vía marí­ti­ma fueron más de 130.000, 118.000 de los cuales lle­garon a Italia. La gran may­oría de estas per­sonas salieron de Libia.

Más de 150.000 inmi­grantes fueron rescata­dos, y 330 traf­i­cantes, arresta­dos, tras un año de la Operación Mare Nos­trum, pues­ta en mar­cha por el Gob­ier­no ital­iano tras el aumen­to del fenó­meno migra­to­rio y las trage­dias del 3 y el 11 de octubre de 2013 frente a Lampedusa.

Se cal­cu­la que uno de cada siete de estos inmi­grantes son menores de edad, y muchos vienen huyen­do de la guer­ra civ­il en Siria. Según ACNUR, más de la mitad de los niños via­ja­ban solos en sus embar­ca­ciones, sin sus padres o algún otro famil­iar que les acompañase.

Los que mueren en el intento

El número de per­sonas fal­l­e­ci­das en el mar ha aumen­ta­do con­stan­te­mente des­de prin­ci­p­ios de la déca­da de 2000. Según ACNUR, que ya en 2011 había cal­i­fi­ca­do al Mediter­rá­neo como «la exten­sión de agua más mor­tal para refu­gia­dos y migrantes», en ese mis­mo año hubo alrede­dor de 1.500 muertes. En 2014, unas 3.500.

De acuer­do con los resul­ta­dos pub­li­ca­dos en mar­zo del año pasa­do en el informe The Migrants Files, una exhaus­ti­va inves­ti­gación en la que colab­o­raron el diario dig­i­tal español El Con­fi­den­cial y otros nueve per­iódi­cos y diez peri­odis­tas de seis país­es del con­ti­nente, más de 23.000 migrantes murieron mien­tras intenta­ban alcan­zar el viejo con­ti­nente entre 2000 y 2013. Se tra­ta de una cifra un 50% may­or (1.700 fal­l­ec­imien­tos doc­u­men­ta­dos cada año, de media) de lo que se cal­cu­la­ba en las esti­ma­ciones real­izadas has­ta la fecha, y que ni siquiera incluía el ele­vadísi­mo número de muertes que se pro­du­jeron final­men­tre el año pasado.

La travesía

Los refu­gia­dos e inmi­grantes que logran sobre­vivir sue­len cal­i­ficar la trav­es­ía por mar de expe­ri­en­cia ter­rorí­fi­ca. Como recoge Amnistía Inter­na­cional en el men­ciona­do informe, los relatos de estas per­sonas son muy coher­entes entre sí en lo que respec­ta a sus descrip­ciones, tan­to de cómo se orga­ni­zan las sal­i­das des­de Lib­ia para cruzar el Mediter­rá­neo cen­tral, como de las cir­cun­stan­cias del viaje.

Además de las difi­cul­tades del via­je en sí, incluyen­do las adver­sas condi­ciones cli­ma­tológ­i­cas cuan­do se real­iza en invier­no, es habit­u­al que estas embar­ca­ciones, no aptas para nave­g­ar, dirigi­das por cap­i­tanes sin expe­ri­en­cia y abar­ro­tadas, se pier­dan, se que­den sin com­bustible, y sufran averías en el motor y vías de agua.

En muchas oca­siones los inmi­grantes se deshidratan por la escasez de agua potable, se intox­i­can con el humo del motor o inl­cu­so mueren asfix­i­a­dos por el exce­so de per­sonas y la fal­ta de aire en las salas de máquinas del cas­co del bar­co. Casi nun­ca hay chale­cos sal­vavi­das u otros equipos de sal­va­men­to, y muchos de los via­jeros no saben nadar. «Los inci­dentes mor­tales no son nada excep­cionales, inclu­so cuan­do el bar­co no se hunde», indi­ca Amnistía.

ACNUR tam­bién ha recogi­do numerosos tes­ti­mo­nios acer­ca de las duras condi­ciones del via­je: «Entre­garon sus ahor­ros de toda la vida a los traf­i­cantes para poder via­jar en embar­ca­ciones pre­carias y sat­u­radas, haci­na­dos en pocos met­ros cuadra­dos sin ali­men­tos, sin agua y sin chale­cos sal­vavi­das», relató el Alto Comi­sion­a­do de esta orga­ni­zación, aña­di­en­do que algu­nas de las embar­ca­ciones que empren­den el via­je, que habit­ual­mente dura unos cua­tro días, se quedan varadas durante el trayec­to y per­manecen en el mar durante más de dos sem­anas antes de que llegue el rescate.

Aterrorizados y perdidos

Las condi­ciones pre­vias a la sal­i­da al mar no son mucho mejores. Uno de los tes­ti­mo­nios que recoge AI en su informe es el de Abdel, un mar­molista de 37 años y padre de seis hijos que huyó de Ale­po (Siria) en direc­ción a Lib­ia en 2012. En 2014 le empezó a pre­ocu­par la seguri­dad de su famil­ia en Lib­ia y decidió mar­charse: «El con­tra­ban­dista orga­nizó que nos reco­gier­an y nos lle­varan a la playa de Zuwara a mi famil­ia y a mí. Había aprox­i­mada­mente 300 sirios en el grupo y alrede­dor de 500 africanos de diver­sas nacional­i­dades. Los libios impli­ca­dos en la operación lle­ga­ban a la playa todos los días con armas de fuego y nos ater­ror­iz­a­ban. Vi cómo pega­ban a algunos africanos y a algunos inclu­so los mataron a golpes con tro­zos de madera y hier­ro. Los africanos lo tenían peor porque los trata­ban como si no fuer­an seres humanos».

«Final­mente –con­tinúa Abdel–, unos hom­bres arma­dos lle­varon a todos más cer­ca de la cos­ta, donde esper­a­ban unos botes hinch­ables. Cuan­do nos lle­varon a mi famil­ia y a mí al bar­co más grande, esperábamos que fuera may­or porque éramos muchos. Ensegui­da nos sen­ti­mos inqui­etos por el via­je. Había demasi­a­da gente en el bar­co. El capitán era uno de los pasajeros africanos y no era un capitán de ver­dad. Nos hicieron creer que tar­daríamos unas seis o siete horas en lle­gar, pero a mediodía del domin­go aún no habíamos lle­ga­do. Estábamos perdidos».

Barcos-chatarra

Un fenó­meno que ha cobra­do espe­cial inten­si­dad este invier­no es la apari­ción en el Mediter­rá­neo de ‘car­gueros fan­tas­ma’ (bar­cos sin ban­dera, sin matrícu­la ni armador cono­ci­do, y nor­mal­mente en un lam­en­ta­ble esta­do de con­ser­vación), ates­ta­dos de refu­gia­dos de guer­ra e inmi­grantes. Como indi­ca Ana Car­ba­josa en un repor­ta­je pub­li­ca­do en El País, «en los últi­mos diez años, el invier­no había sido tem­po­ra­da baja para los traf­i­cantes, que encon­tra­ban a menos gente dis­pues­ta a morir de frío en los botes de goma. Los car­gueros, mucho más seguros y pro­te­gi­dos de las bajas tem­per­at­uras, ame­nazan con pon­er fin a los patrones esta­cionales de la migración».

«Fle­tar bar­cos-chatar­ra, llenar­los de cien­tos de deses­per­a­dos pre­vio cobro de cien­tos de miles de euros y aban­donar­los a su suerte en alta mar es un lucra­ti­vo nego­cio. El pasaje puede costar tres veces más que en los bar­cos pequeños, pero a la vez, dis­para las prob­a­bil­i­dades de sobre­vivir», añade. En lo que va de invier­no, 14 buques de car­ga con inmi­grantes a bor­do han sido inter­cep­ta­dos en el Mediter­rá­neo cen­tral. En cada bar­co via­jan entre 200 y 800 personas.

De ‘Mare Nostrum’ a ‘Tritón’

El pasa­do 1 de noviem­bre arrancó la nue­va mis­ión con­jun­ta de la Agen­cia Euro­pea para la Gestión de la Coop­eración Oper­a­ti­va en las Fron­teras Exte­ri­ores de los Esta­dos miem­bros de la Unión (Fron­tex), denom­i­na­da Operación Tritón. Con la pues­ta en mar­cha de Tritón, Italia dio por cer­ra­da su propia operación de rescate y sal­va­men­to de inmi­grantes, Mare Nos­trum, que había sido acti­va­da tras la trage­dia migra­to­ria en Lampe­dusa en octubre de 2013, y cuyo coste en su primer año de fun­cionamien­to fue de 114 mil­lones de euros.

Tritón, una operación bas­tante menos cos­tosa, nació para inten­tar respon­der a la peti­ción de ayu­da de las autori­dades ital­ianas, des­bor­dadas en el rescate de per­sonas en el mar. Sin embar­go, la operación arrancó lastra­da por la incer­tidum­bre pre­supues­taria y entre las críti­cas de muchas ONG’s, que denun­cia­ron que no está dis­eña­da para la búsque­da y salvamento.

El pro­gra­ma cuen­ta con pre­supuesto men­su­al de 2,9 mil­lones de euros (Mare Nos­trum costa­ba a las arcas del Esta­do ital­iano 9,3 mil­lones de euros men­su­ales), y tan­to su zona oper­a­ti­va como los recur­sos nece­sar­ios fueron acor­da­dos entre Fron­tex e Italia. Está finan­cia­do por las dona­ciones de unos 26 país­es de la UE, pero dispone de menos medios que Mare Nos­trum (bar­cos más pequeños, por ejem­p­lo), y su posi­bil­i­dad de ale­jarse de las costas ital­ianas (tan solo 30 mil­las) es muy lim­i­ta­da. De hecho, la Comisión Euro­pea ha insis­ti­do en que Tritón no susti­tuye a Mare Nos­trum porque su perímetro es mucho más restringi­do en torno a Italia y las patrul­las no se acer­can a las costas libias.

Según la propia agen­cia, su obje­ti­vo es «apo­yar la labor de los Esta­dos miem­bros en el con­trol efi­caz de las fron­teras en la región del Mediter­rá­neo, y, al mis­mo tiem­po, pro­por­cionar asis­ten­cia a las per­sonas o los buques en peli­gro durante estas opera­ciones». Pero fuentes de los ser­vi­cios de la Comisión Euro­pea citadas por Efe reconocieron que el refuer­zo en el pre­supuesto de Fron­tex para que la operación pue­da lle­varse a cabo no era sufi­ciente para dotar a Tritón más allá del pasa­do 31 de diciem­bre. Fue nece­sario, por tan­to, que el Par­la­men­to Europeo y el Con­se­jo de la UE diesen luz verde a un aumen­to del pre­supuesto de la agen­cia de fron­teras exte­ri­ores para 2015 para pror­rog­ar la operaciones.

De acuer­do con las cifras pro­por­cionadas por ACNUR, el número de inmi­grantes que lle­garon por mar el pasa­do enero subió un 60% respec­to al mis­mo mes del año ante­ri­or, cuan­do Mare Nos­trum esta­ba aún operativo.

Las razones del fin de Mare Nos­trum no fueron solo pre­supues­tarias. El pro­gra­ma había recibido asimis­mo críti­cas políti­cas, incluyen­do las del Gob­ier­no británi­co, que llegó a afir­mar que la exis­ten­cia de esta operación suponía «un incen­ti­vo» para que los inmi­grantes se lan­zaran al mar en rudi­men­ta­rias embarcaciones.

Más control, menos rescates

Tras la inves­ti­gación que lle­varon a cabo en zonas de alta inten­si­dad migra­to­ria de Mal­ta e Italia, los autores del doc­u­men­to Vidas a la deri­va con­cluyeron que «la exce­si­va pre­ocu­pación por el con­trol migra­to­rio por parte de los Esta­dos europeos ha reduci­do la capaci­dad de los ser­vi­cios de rescate marí­ti­mos en el Mediter­rá­neo». Según expli­caron, el cierre de las fron­teras ha aca­para­do la may­oría de los fon­dos de la Unión en mate­ria migra­to­ria, en detri­men­to de otras medi­das para la aten­ción human­i­taria de los inmigrantes.

El gran aumen­to de per­sonas refu­giadas y migrantes dis­pues­tas a cor­rer el ries­go de realizar lar­gos via­jes en embar­ca­ciones destar­ta­l­adas y en condi­ciones de haci­namien­to no es solo con­se­cuen­cia del aumen­to de la inesta­bil­i­dad en Ori­ente Medio y el Norte de África, o del dete­ri­oro de la situación en Lib­ia. «Tam­bién es con­se­cuen­cia –indi­ca el informe–, del pro­gre­si­vo cierre de las fron­teras ter­restres de Europa y de la inex­is­ten­cia de vías seguras y legales de entra­da en la UE para estas per­sonas. Mien­tras los país­es de la UE sigan empu­jan­do a quienes huyen del con­flic­to o la pobreza a realizar peli­grosos trayec­tos marí­ti­mos, deberán estar dis­puestos, colec­ti­va­mente, a cumplir su obligación de sal­var vidas».

«Es una ecuación sen­cil­la: mien­tras el número de per­sonas que toma esta peli­grosa ruta marí­ti­ma aumente y los recur­sos ded­i­ca­dos a la búsque­da y el rescate dis­min­uyan, más per­sonas morirán», dijo por su parte John Dal­huisen, direc­tor del Pro­gra­ma Region­al para Europa y Asia Cen­tral de Amnistía Internacional.

Las mafias de traficantes

Pese a que tam­bién ha recono­ci­do en varias oca­siones las defi­cien­cias de sus opera­ciones de rescate, la Comisión Euro­pea, respon­s­able de las políti­cas migra­to­rias de la UE, suele pon­er el acen­to en la necesi­dad de com­bat­ir las mafias de traf­i­cantes de per­sonas que con­trolan las sal­i­das de los inmi­grantes des­de el sur del Mediter­rá­neo. Poco después de cono­cerse las primeras muertes de la últi­ma trage­dia en el Canal de Sicil­ia, el comis­ario europeo de Inmi­gración, Dim­itris Avramopou­los, afir­mó que «el dra­ma con­tinúa. Nues­tra lucha con­tra los traf­i­cantes con­tinúa de man­era incans­able y coor­di­na­da. Hay que hac­er más».

Tam­bién la Orga­ni­zación Inter­na­cional para las Migra­ciones señala como prin­ci­pales cul­pa­bles a las mafias: el pasa­do miér­coles la OIM denun­ció que «traf­i­cantes ilíc­i­tos de per­sonas en Lib­ia son los respon­s­ables de la muerte de cien­tos de migrantes africanos envi­a­dos al mar durante una tor­men­ta en botes neumáti­cos no aptos para nave­g­ar. Lo que está ocur­rien­do aho­ra es peor que una trage­dia: es un crimen, el más atroz que he vis­to en cin­cuen­ta años de ser­vi­cio», declaró el direc­tor gen­er­al de la orga­ni­zación, William Lacy Swing. «Estas redes de con­tra­ban­do actúan con casi total impunidad y cien­tos de per­sonas están murien­do.  El mun­do debe actu­ar», añadió

Sin embar­go, mien­tras que la Comisión Euro­pea pide «redoblar los esfuer­zos con­tra los traf­i­cantes que explotan la deses­peración de las per­sonas que inten­tan alcan­zar Europa», las orga­ni­za­ciones inter­na­cionales de ayu­da respon­den de for­ma casi unán­ime que son las políti­cas euro­peas migra­to­rias las que aca­ban forzan­do a los inmi­grantes, espe­cial­mente a los de ori­gen africano, a caer en manos de estas mafias.

«La may­oría de las per­sonas que lle­gan a las costas ital­ianas son poten­ciales refu­gia­dos. Proce­den de país­es en guer­ra, sufren tor­tu­ra o situa­ciones de per­se­cu­ción… Pero estas per­sonas no pueden pedir pro­tec­ción inter­na­cional de ningu­na otra for­ma que via­jan­do de for­ma ile­gal. Ellos mis­mos les están casi obligan­do a caer en manos de los traf­i­cantes», denu­cia­ba en eldiario.es Vir­ginia Álvarez, respon­s­able de políti­ca inte­ri­or de Amnistía Inter­na­cional, una con­testación com­par­ti­da por ACNUR y por la Coor­di­nado­ra Españo­la de ONGs, en con­ver­sa­ciones man­tenidas con ese mis­mo diario.

Disputas entre Italia y Malta

La fal­ta de coor­di­nación entre los Esta­dos ribereños, y espe­cial­mente entre Mal­ta e Italia, agra­va aún más los peli­gros del via­je. La dis­pu­ta que mantienen des­de hace tiem­po estos dos país­es respec­to a sus obliga­ciones de búsque­da y sal­va­men­to pudo ser, según denun­ció Amnistía Inter­na­coinal, una de las causas de la trage­dia de octubre de 2013, cuan­do un bar­co arras­trero que trans­porta­ba a más de 400 per­sonas se hundió en la zona de búsque­da y sal­va­men­to maltesa.

AI argu­men­ta asimis­mo que el Reglamen­to de Dublín, en vir­tud del cual el primer Esta­do miem­bro de la UE al que lle­ga el solic­i­tante es el respon­s­able de trami­tar su solic­i­tud de asi­lo, impone «una injus­ta pre­sión» sobre los país­es impli­ca­dos en las opera­ciones de sal­va­men­to, respon­s­ables de cubrir sus necesi­dades a más largo plazo.

El hecho de que no haya un repar­to de respon­s­abil­i­dades entre los país­es de la UE dis­uade a los país­es merid­ionales, espe­cial­mente a Mal­ta, de traer a sus puer­tos a refu­gia­dos e inmigrantes.

Las medidas de Europa

Según un informe de la Comisión Euro­pea (CE), de 2006, la UE recibirá 40 mil­lones de inmi­grantes has­ta 2050, que com­pen­sarán «solo en parte» el enve­jec­imien­to pobla­cional. La población acti­va se reducirá en 48 mil­lones y la UE pasará de cua­tro a solo dos per­sonas acti­vas por cada jubilado.

En febrero de 2002 los Quince apro­baron el Plan Glob­al con­tra la Inmi­gración Ile­gal, que incluía un ban­co de datos para con­tro­lar visa­dos, mejo­ras en los con­troles fron­ter­i­zos y políti­cas de repa­triación. El Con­se­jo Europeo de Sevil­la de junio 2003 estable­ció un cal­en­dario para crear una políti­ca común, además de vin­cu­lar las rela­ciones con ter­ceros país­es a la colab­o­ración de éstos con­tra la inmi­gración ile­gal. Des­de entonces, la UE ha fir­ma­do con var­ios país­es acuer­dos de read­misión. En mayo de 2005 se con­sti­tuyó la Agen­cia de Con­trol de Fron­teras Exte­ri­ores (Fron­tex), encar­ga­da de for­mar a agentes nacionales de fron­teras y del seguimien­to de la vig­i­lan­cia fronteriza.

Tras los asaltos a las val­las de Ceu­ta y Melil­la en 2005 y la lle­ga­da masi­va de cayu­cos a Canarias des­de 2006, España fue la primera en pedir ayu­da a Fron­tex, y la UE puso a dis­posi­ción españo­la el Cen­tro de seguimien­to de satélites europeo de Tor­re­jón de Ardoz. En agos­to sigu­iente, Fron­tex lanzó el primer despliegue de aviones y bar­cos para fre­nar la avalan­cha de cayu­cos. La Operación Hera fue relan­za­da en 2007 y 2008.

El 18 de junio de 2008, la Eurocá­mara aprobó una polémi­ca direc­ti­va euro­pea de repa­triación, que sus­citó la con­de­na unán­ime de los gob­ier­nos lati­noamer­i­canos y algunos africanos. Según la direc­ti­va los indoc­u­men­ta­dos (inclu­i­dos los menores) podrán ser detenidos e «inter­na­dos» en cen­tros espe­ciales por has­ta 18 meses mien­tras se trami­ta su expul­sión de Europa, adonde no podrán regre­sar en cin­co años. En julio sigu­iente, los min­istros de Inte­ri­or aco­gieron la prop­ues­ta france­sa de un pacto sobre inmi­gración que prop­ugna­ba un mod­e­lo selec­ti­vo, total­mente con­tro­la­do, y firmeza abso­lu­ta con los indocumentados.

Así, el 16 de octubre de 2008 se aprobó for­mal­mente y por una­n­im­i­dad el Pacto Europeo sobre la Inmi­gración y Asi­lo, que bus­ca lim­i­tar la inmi­gración a las necesi­dades del mer­ca­do lab­o­ral. Con él «Europa se dota de una autén­ti­ca políti­ca de inmi­gración», algo que era «indis­pens­able», afir­mó el entonces pres­i­dente francés, Nico­las Sarkozy (pres­i­dente de turno).

España fue el país de la Unión Euro­pea que impidió la entra­da a más inmi­grantes en 2013. En total, se denegó el acce­so a 317.840 per­sonas en todo ese año, un 0,6% más que el año ante­ri­or, y el 61% de ellas recibió la neg­a­ti­va de las autori­dades españo­las, según el V Informe Anu­al de Migración y Asi­lo (2013) de la Comisión Euro­pea que fue remi­ti­do al Parlamento.

Algunas propuestas

Entre las recomen­da­ciones que el informe de la UE hacía a las insti­tu­ciones y Esta­dos miem­bros de la UE, se encuen­tra ofre­cer rutas ade­cuadas y más seguras para que las per­sonas refu­giadas ten­gan acce­so a la pro­tec­ción, lo que supone aumen­tar el número de plazas de reasen­tamien­to y admisión human­i­taria de per­sonas refu­giadas, facil­i­tar la reunifi­cación famil­iar a las per­sonas refu­giadas que ten­gan famil­iares que vivan en la UE, aplicar una defini­ción amplia del con­cep­to de famil­iar, que abar­que la famil­ia exten­sa o no nuclear, y aplicar una may­or flex­i­bil­i­dad en cuan­to a los req­ui­si­tos doc­u­men­tales y de otra índole.

Tam­bién se pide que se garan­tice que las per­sonas refu­giadas que lle­gan a las fron­teras ter­restres exte­ri­ores de la UE puedan acced­er a los pro­ced­imien­tos de con­ce­sión de asi­lo, así como un refuer­zo de las opera­ciones de búsque­da y sal­va­men­to en el mar Egeo y en el Mediter­rá­neo, lo que incluye com­pro­m­e­ter recur­sos económi­cos, navales y aére­os sufi­cientes para Fron­tex, que patrullar en un gra­do pro­por­cional a la escala de las sal­i­das des­de las costas del Norte de África.

Otras recomen­da­ciones son adop­tar medi­das urgentes para garan­ti­zar el reg­istro de infor­ma­ción sobre las per­sonas refu­giadas y migrantes que mueren o desa­pare­cen en el mar, y su iden­ti­fi­cación, espe­cial­mente medi­ante entre­vis­tas sis­temáti­cas de las per­sonas rescatadas en el mar,y crear una base de datos y un mecan­is­mo de comu­ni­cación cen­tral­iza­dos de la UE para pro­por­cionar infor­ma­ción ofi­cial a las familias.

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