Hepatitis C, un año entre la esperanza y la desesperación

Miguel Máiquez, 18/1/2015

En enero de 2014, la Agen­cia Euro­pea del Medica­men­to aprobó el uso del fár­ma­co sofos­bu­vir (com­er­cial­iza­do como Soval­di), una dro­ga cal­i­fi­ca­da como rev­olu­cionar­ia, capaz de com­bat­ir los cua­tro genoti­pos difer­entes cono­ci­dos de hepati­tis C, sin ape­nas efec­tos secun­dar­ios y con una tasa de curación de en torno al 90%. Para los cer­ca de 800.000 afec­ta­dos por la enfer­medad en España, la esper­an­za de la curación parecía estar, al fin, a la vuelta de la esquina.

Un año después, sin embar­go, tan solo los pacientes más graves tienen acce­so a un medica­men­to que, debido a su ele­vadísi­mo pre­cio (unos 25.000 euros por un tratamien­to de tres meses), el sis­tema san­i­tario públi­co (Gob­ier­no cen­tral y comu­nidades autóno­mas) finan­cia aún con cuen­tago­tas. El resto sigue esperan­do, y, para muchos, el anun­cio hace unos días de la pues­ta en mar­cha de un plan nacional que abor­dará el prob­le­ma, lle­ga demasi­a­do tarde. Este domin­go, la Platafor­ma de Afec­ta­dos por la Hepati­tis C cumplió un mes de encier­ro en el madrileño hos­pi­tal 12 de Octubre. Recla­man el acce­so a los nuevos fár­ma­cos para todos los enfer­mos y acu­san al min­istro de Sanidad, Alfon­so Alon­so, de hac­er «dem­a­gogia y electoralismo».

La hepati­tis C, cono­ci­da como la «enfer­medad silen­ciosa» porque puede tar­dar décadas en dar la cara, es la afec­ción infec­ciosa que más muer­tos causa en España al año, con entre diez y once fal­l­ec­imien­tos al día, según cal­cu­lan las difer­entes aso­cia­ciones de pacientes.

Estas son, en pre­gun­tas y respues­tas, las claves de una enfer­medad que es letal en sus casos más graves, y para la que has­ta hace muy poco no existía cura; las claves, tam­bién, de los nuevos tratamien­tos des­cu­bier­tos y de la polémi­ca deriva­da de su financiación.

¿Qué es la hepatitis?

La hepati­tis es la con­se­cuen­cia de una agre­sión al híga­do, la may­or glán­du­la de nue­stro organ­is­mo, cau­sa­da por muy diver­sos agentes inter­nos y exter­nos. Solo cuan­do el híga­do ha sido afec­ta­do glob­al­mente y de for­ma sus­tan­cial, éste deja de realizar sus más impor­tantes fun­ciones de secre­ción y pro­duc­ción de reac­ciones bio­quími­cas (insu­fi­cien­cia hep­áti­ca), apare­cien­do el cuadro clíni­co que car­ac­ter­i­za la hepatitis.

Aunque aprox­i­mada­mente un ter­cio de las per­sonas infec­tadas no lle­gan a desar­rol­lar la sin­toma­tología caraterís­ti­ca, y, por tan­to, no saben que han pade­ci­do la enfer­medad, cuan­do ésta se man­i­fi­es­ta, tras un peri­o­do de incubación, lo hace medi­ante fiebre, náuse­as y vómi­tos, pér­di­da de apeti­to, pig­mentación amar­il­len­ta (espe­cial­mente en los ojos) y debili­ta­mien­to y fati­ga per­sis­tente. En oca­siones los sín­tomas se con­fun­den con los de la gripe.

Si bien las hepati­tis sue­len pro­ducirse gen­eral­mente por una infec­ción víri­ca, en algu­nas cir­cun­stan­cias se des­cubren otras causas. Exis­ten hepati­tis tóx­i­cas (como la pro­duci­da por cier­tas setas venenosas), metabóli­cas (provo­ca­da por graves caren­cias ali­men­ti­cias), por defi­cien­cias cir­cu­la­to­rias (insu­fi­cien­cia cardía­ca) o por graves trastornos que difi­cul­tan el nor­mal flu­jo biliar.

Asimis­mo, el híga­do puede verse afec­ta­do por var­ios tipos de virus, como cit­o­megalovirus, her­pes, virus de Epstein-Barr, etc. Sin embar­go, las hepati­tis de may­or interés, tan­to en el ámbito cien­tí­fi­co-médi­co como en el de la opinión públi­ca, son las cau­sadas por los lla­ma­dos «virus de la hepati­tis». Des­de hace tiem­po se cono­cen bien las car­ac­terís­ti­cas de dos de ellos: el «A» y el «B», a los que pron­to se añadió un ter­cero, el «D».

Des­de hace tan solo unas décadas, se suman a esta lista el «C», cau­sante de muchas hepati­tis cono­ci­das has­ta no hace mucho con el indefinido nom­bre de «NoA-NoB», debido a lo poco que se sabía de ellas; el «E» y, últi­ma­mente, el «G». Es decir, seis letras dis­tin­tas para clasi­ficar los virus que provo­can un prob­le­ma pare­ci­do, cau­sante de una de las enfer­medades más comunes del mun­do: la hepati­tis, una defi­cien­cia que los exper­tos cal­i­f­i­can «de menor rel­e­van­cia que el Sín­drome de Inmun­od­e­fi­cien­cia Adquiri­da, Sida, pero más con­ta­giosa que éste».

¿Qué es la hepatitis C?

La hepati­tis C es una enfer­medad infec­ciosa que afec­ta prin­ci­pal­mente al híga­do y es cau­sa­da por el denom­i­na­do Virus de la Hepati­tis C (VHC). La infec­ción agu­da es por lo gen­er­al asin­tomáti­ca, pero la infec­ción cróni­ca puede pro­ducir lesiones en el híga­do y a la larga orig­i­nar cir­ro­sis. En algunos casos, los pacientes con cir­ro­sis tam­bién pre­sen­tan insu­fi­cien­cia hep­áti­ca, cáncer de híga­do y varices esofág­i­cas poten­cial­mente fatales.

La infec­ción puede hac­erse cróni­ca en entre un 50% y un 70% de los casos. Un 20% de estos pacientes desar­rol­lará cir­ro­sis en los diez años pos­te­ri­ores al con­ta­gio. Muchos casos de hepati­tis C se diag­nos­ti­can en pacientes sin sín­tomas que no recuer­dan haber pasa­do una hepati­tis agu­da. A veces el diag­nós­ti­co se hace cuan­do los pacientes van a donar san­gre o si se real­izan análi­sis rutinarios.

La exis­ten­cia de la hepati­tis C (orig­i­nal­mente «hepati­tis NoA-NoB») fue pos­tu­la­da en la déca­da de 1970 y con­fir­ma­da en 1989.

¿Cómo se contrae?

La hepati­tis C se trans­mite prin­ci­pal­mente medi­ante el con­tac­to con san­gre con­t­a­m­i­na­da aso­ci­a­do con el uso de jeringuil­las no desech­ables o instru­men­tal médi­co no ester­il­iza­do, y por trans­fu­siones de san­gre no tes­tadas pre­vi­a­mente. Esta últi­ma vía, antes muy fre­cuente, ha desa­pare­ci­do ya prác­ti­ca­mente en la may­or parte de los país­es, debido a los con­troles exhaus­tivos que se lle­van a cabo sobre la san­gre y hemoderivados.

¿Cuántos afectados hay?

La hepati­tis C afec­ta a entre 130 y 170 mil­lones de per­sonas en todo el mun­do. En España no existe aún un reg­istro nacional, por lo que solo hay cál­cu­los aprox­i­ma­dos del número de afec­ta­dos. El Min­is­te­rio de Sanidad habla de unas 700.000 per­sonas con antic­uer­pos pos­i­tivos (las platafor­mas de afec­ta­dos ele­van la cifra a unos 800.000), de los cuales tienen infec­ción 480.000. Unos 50.000 están diag­nos­ti­ca­dos, y has­ta un 70% descono­cen su estado.

¿Qué es el sofosbuvir?

Es el fár­ma­co con­tra la hepati­tis C más efi­caz des­cu­bier­to has­ta aho­ra. Se tra­ta de un prin­ci­pio acti­vo com­er­cial­iza­do bajo el nom­bre de Soval­di y desar­rol­la­do por el gigante far­ma­céu­ti­co cal­i­for­ni­ano Gilead. En com­bi­nación con otros medica­men­tos pre­sen­ta unas tasas de curación de has­ta el 90%, y sin efec­tos adver­sos rel­e­vantes, reducien­do además el tiem­po de tratamien­to a 12 o 24 sem­anas en algunos casos.

Su uso, en aso­ciación con el inter­fer­ón y la rib­avi­ri­na, fue aproba­do por la Agen­cia Euro­pea del Medica­men­to en enero de 2014.

Estos nuevos medica­men­tos vienen a susti­tuir a al telapre­vir y el bocepre­vir, dos fár­ma­cos apare­ci­dos en 2012 que mejo­raron la tasa de curación del 40% al 70%, pero que hay que admin­is­trar com­bi­na­dos con otros más antigu­os que provo­can duros efec­tos secun­dar­ios en pacientes graves.

¿Cuál es la diferencia entre el sofosbuvir y el simeprevir?

Des­de el 1 de agos­to tam­bién está inclu­i­do en la finan­ciación públi­ca españo­la otro fár­ma­co con­tra la hepati­tis C, el simeprevir.

El sofos­bu­vir, com­er­cial­iza­do como Soval­di, debe usarse en casos de avan­za­do esta­do de la enfer­medad y cuan­do no exis­tan alter­na­ti­vas. El simepre­vir, com­er­cial­iza­do como Oly­sio, está indi­ca­do en pacientes que rec­haz­an el tratamien­to con inter­fer­ón y tienen necesi­dad de tratamien­to urgente.

El sofos­bu­vir se puede usar frente a los seis genoti­pos del virus, y se con­sid­era un fár­ma­co con un «val­or ter­apéu­ti­co aña­di­do» en com­para­ción con los están­dares actuales de tratamien­to, tras haber demostra­do tasas ele­vadas de respues­ta viral sosteni­da, un buen per­fil de seguri­dad y menor duración de tratamiento.

¿Cuánto cuesta?

El sofos­bu­vir es muy caro. Actual­mente, en España, cues­ta unos 25.000 euros por cada tratamien­to de 12 sem­anas (has­ta 43.000 euros incluyen­do el tratamien­to com­bi­na­do con otro antivi­ral), y eso después de que el Gob­ier­no, ante las peti­ciones de las aso­cia­ciones de enfer­mos y de los pro­pios médi­cos, nego­ci­ase a la baja con Gilead el pre­cio orig­i­nal de 60.000 euros.

El acuer­do entre el Min­is­te­rio de Sanidad y el lab­o­ra­to­rio fab­ri­cante para incluir el fár­ma­co en la finan­ciación públi­ca, y ase­gu­rar así que los médi­cos puedan pre­scribir­lo a los pacientes que lo nece­siten, fue alcan­za­do el pasa­do 24 de sep­tiem­bre. No obstante, el ele­va­do coste de la sus­tan­cia hace que, al igual que en otros país­es donde el medica­men­to ha obtenido finan­ciación públi­ca, su admin­is­tración esté aún suje­ta a grandes restricciones.

El Gob­ier­no des­tinó en el pasa­do ejer­ci­cio un total de 125 mil­lones de euros para esta finan­ciación, con lo que solo los pacientes más graves pueden acced­er al tratamien­to. De momen­to, se cal­cu­la que úni­ca­mente 6.000 pacientes pueden optar a él, cuan­do, según señalan los hepatól­o­gos, exis­ten al menos 30.000 enfer­mos en fase avan­za­da que lo necesitarían.

¿Por qué es tan caro?

Cuan­do una empre­sa far­ma­céu­ti­ca com­er­cial­iza un nue­vo medica­men­to inten­ta, en primer lugar, recu­per­ar la inver­sión real­iza­da, pero tam­bién ganar dinero, de acuer­do con el sis­tema de ofer­ta y deman­da, y a través del reg­istro de la patente. Este mis­mo tratamien­to en la India, que no ha acep­ta­do el reg­istro de la patente, tiene un coste pre­vis­to de unos 260 euros.

Gilead fab­ri­ca el medica­men­to después de que en 2011 com­prase Phar­mas­set, la far­ma­céu­ti­ca que real­mente lo desar­rol­ló, y el mis­mo lab­o­ra­to­rio que, jun­to a Roche, dis­tribuyó el famoso Tam­i­flu con­tra la gripe A. Según pub­licó El Con­fi­den­cial, Gilead habría fac­tura­do más de 8.000 mil­lones de dólares gra­cias a Soval­di has­ta sep­tiem­bre de 2014.

De acuer­do con los datos pro­por­ciona­dos por Phar­mas­set a la Comisión de Mer­ca­dos y Val­ores de Esta­dos Unidos (SEC), y según recoge el men­ciona­do medio, el desar­rol­lo com­ple­to del fár­ma­co tuvo un coste de 62,4 mil­lones de dólares. En cuan­to a su pro­duc­ción, informes pub­li­ca­dos por difer­entes exper­tos ase­gu­ran que Soval­di no cues­ta más de 136 dólares (117 euros) para el tratamien­to de 12 sem­anas. Un reciente estu­dio de la Uni­ver­si­dad de Liv­er­pool (Reino Unido) ha demostra­do que el sofos­bu­vir podría ser pro­duci­do por 101 dólares (85 euros) para un tratamien­to de tres meses.

Ray­mond Schi­nazzi, el impul­sor de la inves­ti­gación que posi­bil­itó la creación de Soval­di en Phar­mas­set, expli­ca en una entre­vista a El Mun­do que «unos 35.000 euros por curar a una per­sona de una enfer­medad mor­tal es [un pre­cio] asum­i­ble para un país rico como España. Además, a largo pla­zo te ahor­ras dinero en trasplantes, en tratamien­tos oncológicos…».

Con respec­to al con­traste entre lo que cues­ta pro­ducir­lo y el pre­cio al que se vende, Schi­nazzi señala que «el fab­ri­cante tiene que recu­per­ar los 11.000 mil­lones de dólares que les costó com­prar la patente. Tam­bién debe costear los fár­ma­cos que nun­ca tri­un­fan en el mer­ca­do. Y, por supuesto, ha de obten­er ben­efi­cios para sus accionistas. Sin eso, nadie finan­cia­ría las inves­ti­ga­ciones para des­cubrir nuevos tratamien­tos. Puede sonar duro, pero es algo que he apren­di­do a lo largo de mi carrera».

¿Por qué varía el precio de unos países a otros?

El tratamien­to con sofos­bu­vir ron­da los 71.000 euros por paciente en Esta­dos Unidos, los 55.000 en Ale­ma­nia y unos 45.000 en el Reino Unido y Canadá. En Fran­cia cues­ta unos 41.000 euros, y en Egip­to, 900.

Esta difer­en­cia de pre­cios es habit­u­al. Según expli­ca al diario La Opinión de A Coruña Mar­ta de Olano, vocal de dis­tribu­ción del Cole­gio Ofi­cial de Far­ma­céu­ti­cos de A Coruña (COFC), el pre­cio de los medica­men­tos se dis­cute y nego­cia siem­pre entre las autori­dades san­i­tarias y la com­pañía far­ma­céu­ti­ca que lo com­er­cial­iza: «Si se tra­ta de un medica­men­to que no está finan­cia­do por la sanidad públi­ca, es la far­ma­céu­ti­ca la que pone libre­mente el pre­cio; en caso con­trario se nego­cia con el Min­is­te­rio. A la hora de fijar el pre­cio influyen muchas vari­ables. La far­ma­céu­ti­ca debe dar un informe sobre el coste de desar­rol­lo, fab­ri­cación y pro­mo­ción del medica­men­to, que además varía si el lab­o­ra­to­rio tiene cen­tros de inves­ti­gación en el país o no.… Y la economía de país tam­bién influye. Hay lab­o­ra­to­rios que venden sus medica­men­tos a menor pre­cio en país­es en vías de desarrollo».

¿Qué ha hecho la India?

La Ofic­i­na de Patentes de la India, país cono­ci­do como «la far­ma­cia de los pobres» por su gran pro­duc­ción de medica­men­tos genéri­cos a bajo pre­cio, ha rec­haz­a­do la peti­ción de la far­ma­céu­ti­ca Gilead para paten­tar el medica­men­to sofos­bu­vir. Esta decisión ha abier­to la puer­ta para que empre­sas de genéri­cos puedan pro­ducir el fármaco.

El alto pre­cio del medica­men­to motivó que las orga­ni­za­ciones Ini­cia­ti­va de Medica­men­tos, Acce­so y Conocimien­to (I‑MAK) y la Red de Del­hi de Per­sonas Pos­i­ti­vas (DNP +) recusaran la patente en la India entre noviem­bre de 2013 y mar­zo de 2014, pese a que Gilead había fir­ma­do acuer­dos vol­un­tar­ios de licen­cia con var­ios pro­duc­tores de genéri­cos del país.

Según infor­ma Médi­cos Sin Fron­teras, estos acuer­dos impo­nen muchas restric­ciones a las com­pañías de genéri­cos, incluyen­do qué país­es pueden ten­er acce­so a los medica­men­tos pro­duci­dos bajo estas licen­cias, así como restric­ciones agre­si­vas para los provee­dores de ser­vi­cios médi­cos y pacientes con respec­to a la dis­tribu­ción y el uso de los medica­men­tos. Aho­ra, con el rec­ha­zo a la patente, otras empre­sas que no han fir­ma­do la licen­cia podrán pro­ducir líbre­mente el fármaco.

La decisión de la ofic­i­na india de patentes se basa en que el nue­vo fár­ma­co pre­sen­ta tan solo «pequeños cam­bios» con respec­to a inno­va­ciones ante­ri­ores, y conc­re­ta que el com­puesto de Gilead, un inhibidor nucle­óti­do de la polimerasa NS5B, no apor­ta inno­vación sobre otra molécu­la de la far­ma­céu­ti­ca Idenix.

¿Podría hacer lo mismo España?

Legal­mente, España podría expropi­ar la patente y fab­ricar el medica­men­to a menos coste. Es lo que defien­den par­tidos como Podemos y UPyD, y ong como Far­ma­mun­di, amparán­dose en el Acuer­do sobre los Aspec­tos de los Dere­chos de Propiedad Int­elec­tu­al rela­ciona­dos con el Com­er­cio de la Orga­ni­zación Mundi­al del Com­er­cio, y, conc­re­ta­mente, en el artícu­lo que con­tem­pla las lla­madas licen­cias obligatorias.

De acuer­do con esta con­ven­ción, un país puede autor­izar a una empre­sa nacional a que fab­rique un medica­men­to para el mer­ca­do inter­no si se tra­ta de un asun­to de interés públi­co. No obstante, primero hay que inten­tar obten­er una licen­cia «de for­ma vol­un­taria en tér­mi­nos y condi­ciones com­er­ciales razon­ables», y es nece­sario asimis­mo que el tit­u­lar de la patente reci­ba «una remu­neración adecuada».

Algunos exper­tos creen que optar por expropi­ar la patente sería un error: «Se puede hac­er, pero tiene sus ries­gos. Yo, des­de luego, si soy la empre­sa y me lo hacen a mí, no vuel­vo a com­er­cializar un medica­men­to en España», señala Mar­ta de Olano.

La Orga­ni­zación de Con­sum­i­dores y Usuar­ios, OCU, sub­raya, sin embar­go, «la necesi­dad de que los gob­ier­nos no sigan el juego a las far­ma­céu­ti­cas y que defien­dan el interés gen­er­al y ase­guren el acce­so de la población a los medica­men­tos que pre­cise». «Deberían hac­er valer su capaci­dad de com­pra para rec­haz­ar prop­ues­tas arbi­trarias de los lab­o­ra­to­rios y nego­ciar pre­cios razon­ables. En Europa se podrían hac­er com­pras cen­tral­izadas de los nuevos fár­ma­cos para ten­er una fuerza de nego­ciación aún may­or», añade.

¿Cuál es el proceso para acceder al tratamiento en España?

Actual­mente, los cri­te­rios aproba­dos por el Gob­ier­no indi­can que hay que pre­scribir­los a per­sonas en lista de espera de trasplante de híga­do, los ya trasplan­ta­dos y los que están en el peor esta­do de cir­ro­sis y cuya vida corre peligro.

Para acced­er al tratamien­to, el primer req­ui­si­to es que un hepatól­o­go pre­scri­ba, en fun­ción de esos cri­te­rios, los nuevos antivi­rales. Esa peti­ción requiere de la autor­ización del hos­pi­tal y de la con­se­jería de salud cor­re­spon­di­ente. La duración de este pro­ce­so buro­cráti­co varía en fun­ción de cada comu­nidad autónoma.

Aso­cia­ciones de pacientes como la Fed­eración Nacional de Enfer­mos y Trasplan­ta­dos Hep­áti­cos (FNETH) y la Orga­ni­zación Nacional de Afec­ta­dos por Hepati­tis Virales (ONAH), citadas por El País, ase­gu­ran que, en gen­er­al, lo que se pre­scribe, lle­ga. Sin embar­go, hay casos en algunos cen­tros y comu­nidades en los que la demo­ra en la gestión es tan pro­lon­ga­da que, en la prác­ti­ca, el paciente no tiene su tratamiento.

¿Se puede adquirir el medicamento en otros países?

No, a menos que lo pre­scri­ba un médi­co autor­iza­do de otro país, sigu­ien­do la reglamentación de ese país en cuan­to a condi­ciones de uso y dispensación.

En España, estos fár­ma­cos deben ser pre­scritos por el espe­cial­ista y se dis­pen­san direc­ta­mente en el hospital.

¿Qué exigen y qué denuncian los afectados?

Las difer­entes platafor­mas de afec­ta­dos por la hepati­tis C recla­man una par­ti­da extra­or­di­nar­ia de al menos 800 mil­lones de euros en los Pre­supuestos Gen­erales del Esta­do de 2015, con el fin de que los enfer­mos más graves de esta enfer­medad puedan ser tratados.

Este dinero, señalan, sería sufi­ciente para poder admin­is­trar los fár­ma­cos de últi­ma gen­eración a entre 45.000 y 50.000 pacientes graves. Las platafor­mas de afec­ta­dos ase­gu­ran que en España muere una per­sona cada dos horas como con­se­cuen­cia de la hepati­tis C.

La prin­ci­pal que­ja de los afec­ta­dos tiene que ver con la espera y la lenti­tud de la Admin­is­tración. La Agen­cia Euro­pea del Medica­men­to aprobó los primeros antivi­rales hace un año; el Gob­ier­no, con Ana Mato al frente del Min­is­te­rio de Sanidad, nece­sitó nueve meses para nego­ciar con el lab­o­ra­to­rio el pre­cio del sofos­bu­vir, y has­ta esta últi­ma sem­ana no ha sido capaz de conc­re­tar, en colab­o­ración con las comu­nidades autóno­mas, los pla­zos de un plan nacional para abor­dar el problema.

¿Cómo se han movilizado?

Gru­pos de afec­ta­dos están lle­van­do a cabo encier­ros en var­ios hos­pi­tales españoles. El más numeroso, que este domin­go cumplió un mes, se encuen­tra en el 12 de octubre de Madrid.

El pasa­do día 10 cien­tos de per­sonas par­tic­i­paron en una man­i­festación que par­tió des­de este cen­tro san­i­tario y llegó has­ta Mon­cloa, con el obje­ti­vo de entre­gar un escrito al pres­i­dente del Gob­ier­no, Mar­i­ano Rajoy. Par­tidos políti­cos, sindi­catos y movimien­tos sociales expre­saron su apoyo a los afec­ta­dos, que reivin­di­caron una par­ti­da pre­supues­taria extra­or­di­nar­ia para que se sum­in­istre el tratamien­to de últi­ma gen­eración a todos los enfer­mos con hepati­tis C.

Este domin­go, una nue­va edi­ción de la Marea Blan­ca volvió a recor­rer las calles del cen­tro de Madrid para exi­gir la med­icación nece­saria para todos los pacientes de hepati­tis C, recla­mar una mejor estrate­gia de salud men­tal y man­i­fes­tar su oposi­ción a las pri­va­ti­za­cionesy los recortes sanitarios.

Por otra parte, medio cen­te­nar de afec­ta­dos via­jarán a Bruse­las el próx­i­mo 21 de enero para denun­ciar ante el Par­la­men­to Europeo que España «deja morir a los enfer­mos de hepati­tis C». Una del­e­gación de la Platafor­ma de Afec­ta­dos por la Hepati­tis C man­ten­drá reuniones con rep­re­sen­tantes de dis­tin­tos gru­pos par­la­men­tar­ios europeos, como UPyD, Izquier­da Plur­al, PSOE, Los Verdes y Podemos, para plantear­les sus reivindicaciones.

En las entre­vis­tas, solic­i­tarán una par­ti­da urgente del Fon­do de Cohe­sión de la Unión Euro­pea para la hepati­tis C en España en respues­ta a una situación de «emer­gen­cia social». Asimis­mo, pro­pon­drán una com­pra colec­ti­va entre Esta­dos miem­bros de la Unión para reba­jar el pre­cio de los nuevos tratamien­tos o que los país­es emi­tan licen­cias oblig­a­to­rias sobre las patentes.

La aso­ciación El Defen­sor del Paciente ha pre­sen­ta­do una denun­cia con­tra el Min­is­te­rio de Sanidad al con­sid­er­ar que su actuación podría ser con­sti­tu­ti­va de deli­tos con­tra la salud públi­ca, y la Platafor­ma de Afec­ta­dos se querel­lará con­tra la exmin­is­tra de Sanidad Ana Mato por omisión del deber de socorro.

¿En qué consiste el plan anunciado por el Gobierno?

El nue­vo min­istro de Sanidad, Alfon­so Alon­so (suce­sor de la min­is­tra Ana Mato, bajo cuyo ejer­ci­cio fue aproba­do el uso del nue­vo medica­men­to), afir­mó el pasa­do miér­coles que espera que el plan para abor­dar la hepati­tis C esté lis­to para antes de Sem­ana San­ta, es decir en el mes de mar­zo. Alon­so añadió que en este momen­to «no tiene sen­ti­do» crear un fon­do económi­co espe­cial para finan­ciar los nuevos tratamien­tos, ya que aún no se cuen­ta con sufi­ciente infor­ma­ción epi­demi­ológ­i­ca sobre la enfermedad.

El plan, coor­di­na­do por el hepatól­o­go Juan Rodés, deter­mi­nará, con datos ofre­ci­dos por las difer­entes comu­nidades autóno­mas, cuán­tos pacientes hay, y estable­cerá cuáles serán las pri­or­i­dades y cuán­to dinero se destinará.

Jun­to a var­ios exper­tos inter­na­cionales, los exper­tos nacionales que con­for­marán el comité son el pro­pio Rodés; Agustín Albil­los, jefe de Gas­troen­terología del Hos­pi­tal Ramón y Cajal (Madrid); Alfon­so Moreno, cat­e­dráti­co de Far­ma­cología de la Uni­ver­si­dad Com­plutense; Javier Cre­spo, jefe de ser­vi­cio de Diges­ti­vo del Hos­pi­tal Mar­qués de Valdecil­la (Cantabria); María Buti, jefa de ser­vi­cio de Med­i­c­i­na Inter­na del Vall d’He­brón de Barcelona; y Anto­nio Andreu, direc­tor del Insti­tu­to de Salud Car­los III.

El Min­is­te­rio ha pedi­do ya a las comu­nidades que dis­eñen un reg­istro de los pacientes diag­nos­ti­ca­dos de hepati­tis C, su gra­do de fibro­sis hep­áti­ca y el genotipo del virus.

¿Cómo lo han acogido los afectados?

El por­tavoz de la Platafor­ma de Afec­ta­dos, Mario Cortés, indicó este domin­go que el anun­cio del Gob­ier­no de finalizar el plan para abor­dar la hepati­tis C antes de Sem­ana San­ta, cer­ca de las elec­ciones munic­i­pales y autonómi­cas, demues­tra que «sola­mente bus­can rédi­to elec­toral y están jugan­do con la vida de los enfermos».

Cortés acusó a Alon­so de hac­er «dem­a­gogia y elec­toral­is­mo» con los afec­ta­dos puesto que, «aho­ra, debido a la mov­i­lización de los enfer­mos, el PP va a tomar las medi­das que rec­hazó en el Par­la­men­to el año pasa­do», entre ellas, la pues­ta en mar­cha de un plan nacional con­tra la enfermedad.

El plan estratégi­co «lle­ga demasi­a­do tarde», según el por­tavoz de la platafor­ma, quien destacó que los fár­ma­cos de nue­va gen­eración con­tra la hepati­tis C lle­van un año aproba­dos por la Agen­cia Españo­la del Medica­men­to, y agregó que has­ta Sem­ana San­ta «van a seguir murien­do enfer­mos» por no haber recibido los tratamientos.

Cortés señaló que el encier­ro en el hos­pi­tal 12 de Octubre se man­ten­drá de for­ma indefini­da, tras afir­mar el min­istro que el Sis­tema Nacional de Salud (SNS) tiene capaci­dad financiera para asumir el tratamien­to con medica­men­tos inno­vadores de has­ta 7.000 enfer­mos de hepati­tis C, a pesar de que, según los hepatól­o­gos, hay entre 30.000 y 40.000 afec­ta­dos graves.

¿Qué dice la oposición?

En gen­er­al, los gru­pos políti­cos de la oposi­ción han crit­i­ca­do que se haya per­di­do tan­to tiem­po y que el plan no estu­viera lis­to cuan­do empezaron a lle­gar los fármacos.

El sec­re­tario gen­er­al de Podemos, Pablo Igle­sias, apoya las reivin­di­ca­ciones de los afec­ta­dos y ha señal­a­do que «hay intere­ses y dere­chos puestos enci­ma de la mesa, el interés de una multi­na­cional por ganar dinero y el dere­cho de los ciu­dadanos a estar vivos, y, en medio de esos dere­chos e intere­ses, hay un Gob­ier­no e insti­tu­ciones públi­cas a las que cabe pre­gun­tar si están con una multi­na­cional far­ma­céu­ti­ca o con los ciu­dadanos». Igle­sias tachó de «ver­gonzoso» que el Gob­ier­no español «no haya esta­do en el grupo europeo que pre­tende sen­tar a una far­ma­céu­ti­ca para decir­le que no puede vender mil veces más caro de lo que le cues­ta un medicamento».

Izquier­da Uni­da tam­bién ha respal­da­do las deman­das de los afec­ta­dos. La del­e­gación de IU en el Par­la­men­to Europeo denun­ció en diciem­bre ante el comis­ario europeo de Sanidad la decisión de algu­nas comu­nidades autóno­mas de restringir el Solval­di a los casos más graves: «Enten­demos que Europa debe tomar algún tipo de acción ante esta situación. La Unión Euro­pea tiene una car­ta de dere­chos fun­da­men­tales y, en este caso, se vul­nera el dere­cho a la pro­tec­ción de la salud y el dere­cho a la vida», explicó la por­tavoz de IU en el Par­la­men­to Europeo, Mari­na Albiol.

La eurodiputa­da de Unión, Pro­gre­so y Democ­ra­cia (UPyD) Beat­riz Becer­ra ha insta­do por su parte al min­istro de Sanidad a tratar la hepati­tis C como «una cuestión de salud públi­ca», emi­tir una licen­cia oblig­a­to­ria y fab­ricar el nue­vo fár­ma­co para todos los afec­ta­dos por esta enfer­medad. Becer­ra ani­mó al tit­u­lar de Sanidad a «pasar a la his­to­ria» y con­ver­tir a España en el primer país de Europa que emi­ta una licen­cia oblig­a­to­ria y que fab­rique el nue­vo fár­ma­co (sofos­bu­vir) para todos los enfer­mos de hepati­tis C.

El PSOE, por su parte, ha cel­e­bra­do que se hayan aproba­do «sus prop­ues­tas» en el Con­se­jo Intert­er­ri­to­r­i­al del Sis­tema Nacional de Salud para la elab­o­ración de un plan estratégi­co que garan­tice el acce­so a los tratamien­tos pre­scritos por los pro­fe­sion­ales para la hepati­tis C. El PSOE con­sid­era tam­bién impor­tante «el hecho de que se haya estable­ci­do una comisión téc­ni­ca y cien­tí­fi­ca for­ma­da por pro­fe­sion­ales rel­e­vantes, exper­tos en la mate­ria, que aseso­rarán acer­ca de los difer­entes aspec­tos que afectan a esta patología». Sin embar­go, añade que los gob­ier­nos social­is­tas de Andalucía y Asturias «lamen­tan que no se haya aproba­do un acuer­do en mate­ria de finan­ciación», ya que el Min­is­te­rio de Sanidad «se ha plantea­do que la finan­ciación se decidirá con pos­te­ri­or­i­dad a un real­ización de un análi­sis epi­demi­ológi­co y de la situación de cada comu­nidad autóno­ma». Diver­sas agru­pa­ciones ter­ri­to­ri­ales social­is­tas se han sol­i­dariza­do con los afec­ta­dos y han crit­i­ca­do al Gobierno.

¿Y los médicos?

La Aso­ciación Españo­la para el Estu­dio del Híga­do (AEEH), que agru­pa a la may­oría de hepatól­o­gos de España, ase­gu­ra que al menos 30.000 pacientes con hepati­tis C deberían ben­e­fi­cia­rse de los nuevos medica­men­tos, frente a los entre 5.000 y 7.000 que ha cal­cu­la­do el Min­is­te­rio de Sanidad para 2015.

El pasa­do mes de diciem­bre, esta aso­ciación acusó a la autori­dad san­i­taria de «pon­er en ries­go la salud de los pacientes» por recomen­dar tratamien­tos para algu­nas situa­ciones «con una ele­va­da inci­den­cia de efec­tos adver­sos graves sin ningu­na base cien­tí­fi­ca», con­travinien­do las recomen­da­ciones «de cualquier guía nacional o internacional».

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