El sueño de tener un Estado propio: 10 territorios marcados por el independentismo

Miguel Máiquez, 14/9/2014

A pesar de todo lo que ha llovi­do des­de que, a finales del siglo XV, comen­zaron a ges­tarse en Europa los antecedentes del esta­do-nación, para la may­oría de la humanidad, o de sus diri­gentes, aún parece imposi­ble con­ce­bir la civ­i­lización al mar­gen de unidades ter­ri­to­ri­ales sep­a­radas las unas de las otras por fron­teras, en teoría, inmuta­bles. Guer­ra tras guer­ra, invasión tras invasión y rev­olu­ción tras rev­olu­ción, el mapa del mun­do ha ido con­fig­urán­dose y frag­men­tán­dose a lo largo de los últi­mos 500 años has­ta desem­bo­car en los 193 Esta­dos inde­pen­di­entes recono­ci­dos actual­mente como tales por las Naciones Unidas, una real­i­dad com­ple­ta­mente invis­i­ble para los astro­nau­tas que tomaron la famosa foto de la Tier­ra des­de el espa­cio hace ya más de cua­tro décadas, pero que sigue deter­mi­nan­do la vida (y en demasi­a­dos casos, la muerte) aquí abajo.

Para muchos, no obstante, este mapa no refle­ja aún ni su iden­ti­dad ni su his­to­ria ni sus aspira­ciones, por no hablar de sus intere­ses económi­cos: en todo el plan­e­ta, des­de Cataluña has­ta el Tibet, des­de Que­bec has­ta el Kur­dis­tán, movimien­tos nacional­is­tas y sep­a­ratis­tas de las más diver­sas ide­ologías siguen alber­gan­do el viejo sueño de la inde­pen­den­cia, en con­tex­tos muy difer­entes, de for­ma pací­fi­ca o vio­len­ta, como sal­i­da a situa­ciones de opre­sión colo­nial en algunos casos o como mera reafir­ma­ción políti­ca de una tradi­ción cul­tur­al propia en otros. Todos, sin embar­go, están dirigien­do su mira­da estos días hacia un mis­mo lugar: Esco­cia.

El próx­i­mo jueves, los esco­ce­ses votarán en refer­én­dum si desean seguir pertenecien­do o no al Reino Unido, en una con­sul­ta históri­ca no solo por su evi­dente sig­nifi­cación políti­ca o por las con­se­cuen­cias que ten­dría una vic­to­ria del «sí», sino tam­bién por el cli­ma de con­sen­so que la ha hecho posi­ble y por el prece­dente que supone para otros ter­ri­to­rios con aspira­ciones inde­pen­den­tis­tas en el seno de la Unión Euro­pea.

La votación ha dado alas a otros movimien­tos sep­a­ratis­tas en un con­ti­nente que, ate­naza­do por la cri­sis económi­ca y por las desigual­dades ter­ri­to­ri­ales, no parece estar acer­cán­dose pre­cisa­mente a esa idea de unidad a la que se supone que iba a con­ducir­le la creación de una UE más pre­ocu­pa­da, al final, por su interés financiero y mer­can­til que por su razón de ser históri­ca y cultural.

Esco­cia y Cataluña son, por su vol­u­men demográ­fi­co y económi­co y por su peso históri­co, los casos más sig­ni­fica­tivos de sep­a­ratismo en el Viejo Con­ti­nente, pero los país­es sin movimien­tos nacional­is­tas en Europa, aque­l­los donde coin­ci­den sin prob­le­mas los con­cep­tos de nación como comu­nidad cul­tur­al y Esta­do como enti­dad políti­co admin­is­tra­ti­va, son una excep­ción. La inmen­sa may­oría se han ges­ta­do históri­ca­mente a base de trata­dos políti­cos o con­quis­tas béli­cas, y actual­mente tan solo Eslove­nia, Bul­gar­ia, Por­tu­gal, Mal­ta y Lux­em­bur­go no tienen dis­putas ter­ri­to­ri­ales reseñables den­tro de sus fronteras.

Este es un breve repa­so a 10 ter­ri­to­rios en todo el mun­do en los que exis­ten impor­tantes movimien­tos cuyo obje­ti­vo es la con­se­cu­ción de un Esta­do inde­pen­di­ente, sin con­tar aque­l­los recono­ci­dos inter­na­cional­mente como ocu­pa­dos (Palesti­na, la Repúbli­ca del Norte de Chipre, el Sáhara Occi­den­tal), o aque­l­los donde una parte de la población desea pertenecer a un Esta­do difer­ente (Cachemi­ra, Ucrania).

1. Escocia (Reino Unido)

Esco­cia, cuyos ciu­dadanos decidirán el próx­i­mo día 18 en refer­én­dum si desean o no la inde­pen­den­cia del Reino Unido, fue un Esta­do sober­a­no has­ta la aprobación del Acta de Unión de 1707, cuan­do el entonces Reino de Esco­cia fue unido al Reino de Inglater­ra dan­do lugar al Reino Unido. Actual­mente, el ter­ri­to­rio es una nación con­sti­tuyente y región admin­is­tra­ti­va del Reino Unido de Gran Bre­taña e Irlan­da del Norte, y dispone de su pro­pio gob­ier­no autónomo, el Par­la­men­to Escocés, con sede en Edim­bur­go. Tras un acuer­do entre el Par­la­men­to Escocés y el Par­la­men­to del Reino Unido, la pre­gun­ta for­mal del refer­én­dum será sim­ple y direc­ta: «¿Debería Esco­cia ser un país inde­pen­di­ente (sí o no)?».

Legal­mente, solo Lon­dres tenía la potes­tad de con­vo­car la con­sul­ta, pero el Gob­ier­no de David Cameron acep­tó ced­er pro­vi­sion­al­mente esta com­pe­ten­cia tras el denom­i­na­do Acuer­do de Edim­bur­go, alcan­za­do con el Ejec­u­ti­vo escocés en octubre de 2012.

En el cam­po inde­pen­den­tista, el Par­tido Nacional Escocés (SNP), lid­er­a­do por el min­istro prin­ci­pal escocés, Alex Salmond, argu­men­ta que la con­for­ma­ción actu­al del Reino Unido se ha queda­do obso­le­ta y que Esco­cia está desaprovechan­do las grandes posi­bil­i­dades económi­cas que supo­nen sus reser­vas petrol­eras. Su dis­cur­so se cen­tra en la defen­sa del esta­do del bien­es­tar como con­tra­posi­ción a los recortes impuestos por el Gob­ier­no con­ser­vador de David Cameron. Lon­dres, por su parte, sostiene que el Reino Unido es una de las uniones políti­cas más exi­tosas, tan­to  políti­ca como social­mente, y advierte de las con­se­cuen­cias neg­a­ti­vas, espe­cial­mente económi­cas, que ten­dría para los esco­ce­ses una vic­to­ria del «sí».

Los inde­pen­den­tis­tas desearían man­ten­er la libra ester­li­na como mon­e­da, pero los tres prin­ci­pales par­tidos del Reino Unido –Con­ser­vador, Laborista y Lib­er­al-Demócra­ta– han expre­sa­do su oposi­ción a esta medida.

Los últi­mos son­deos augu­ran un resul­ta­do muy ajus­ta­do. Después de meses en los que el apoyo al «no» se había man­tenido may­ori­tario, una encues­ta pub­li­ca­da el pasa­do día 7 por el per­iódi­co británi­co The Sun­day Times puso al frente a los inde­pendis­tas por primera vez, con un 51% frente al 49% (excluyen­do a los inde­cisos). Sin embar­go, otro son­deo de la fir­ma ICM para el per­iódi­co The Guardian otor­ga­ba este viernes a los par­tidar­ios de man­ten­er la unión de Esco­cia con el Reino Unido el 51% de apoyo, frente al 49% del «no», con un 17 % de los votantes aún indecisos.

2. Cataluña (España)

El inde­pen­den­tismo, o sece­sion­is­mo, catalán prop­ugna la inde­pen­den­cia bien de Cataluña en su actuales límites como comu­nidad autóno­ma, bien de una Cataluña ampli­a­da con la denom­i­na­da «Cataluña Norte» (Rosel­lón y Alta Cer­daña, en Fran­cia) y la fran­ja ori­en­tal de Aragón, bien de los denom­i­na­dos País­es Cata­lanes, en los que se incluirían asimis­mo la Comu­nidad Valen­ciana, las Islas Balear­es y parte de Aragón. En gen­er­al, y excep­to entre los sec­tores más izquierdis­tas, prop­ugna la libre y direc­ta inte­gración de Cataluña en la Unión Europea.

Cien­tos de miles de per­sonas se man­i­fes­taron el pasa­do jueves en Barcelona a favor de la con­sul­ta soberanista que el Gob­ier­no catalán pre­tende lle­var a cabo el próx­i­mo 9 de noviem­bre, y a la que se opone el Ejec­u­ti­vo cen­tral pre­si­di­do por Mar­i­ano Rajoy. El pres­i­dente de la Gen­er­al­i­tat, Artur Mas (Con­vergèn­cia), denun­cia que, a difer­en­cia de lo que ocurre en Canadá con Que­bec o en el Reino Unido con Esco­cia, el Gob­ier­no cen­tral «nie­ga a los cata­lanes el dere­cho civ­il bási­co» del refer­én­dum. Madrid, por su parte, insiste en la incon­sti­tu­cional­i­dad de la con­sul­ta. Ambas partes han sido inca­paces, has­ta la fecha, de estable­cer un ver­dadero diál­o­go al respec­to. De lle­gar a con­vo­carse uni­lat­eral­mente, el Gob­ier­no de Rajoy podría deten­er el refer­én­dum medi­ante la inter­posi­ción de un recur­so ante el Tri­bunal Constitucional.

3. País Vasco (España)

La som­bra de la vio­len­cia ter­ror­ista de ETA (829 muer­tos has­ta el anun­cio del cese defin­i­ti­vo de la lucha arma­da en 2011) sigue mar­ca­do el inde­pen­den­tismo vas­co, que aspi­ra a la creación de un Esta­do sober­a­no en los actuales país­es vas­cos español y francés, e incluyen­do, aunque esta opción no es unán­ime entre los nacional­is­tas, parte o la total­i­dad de Navarra.

El actu­al lehen­dakari, Íñi­go Urkul­lu (PNV), apoya la cel­e­bración del refer­én­dum soberanista en Cataluña y ha afir­ma­do que el Gob­ier­no cen­tral no puede «ten­er la puer­ta cer­ra­da» ante la deman­da de los ejec­u­tivos vas­co y catalán para que «abra la puer­ta al diál­o­go» como «la vía para resolver las cues­tiones políticas».

Según los datos recogi­dos el pasa­do mes de diciem­bre por el Eusko­barómetro, un estu­dio soci­ológi­co que real­iza semes­tral­mente la Uni­ver­si­dad del País Vas­co, la may­oría de los vas­cos (un 54%) estaría a favor de que se plantee en Euska­di un refer­én­dum sobre una posi­ble inde­pen­den­cia de España, una con­sul­ta en la que ganaría el «sí» por un estre­cho mar­gen, que se con­ver­tiría en un «no» tam­bién ajus­ta­do si la sep­a­ración implicara la sal­i­da de la Unión Europea.

4. Quebec (Canadá)

La provin­cia de Que­bec es la más exten­sa de Canadá, y tiene una población que supera los 8 mil­lones de habi­tantes, el 80% de los cuales son francó­fonos. Por su idioma, su cul­tura y sus insti­tu­ciones, fue recono­ci­da en 2006 por el Par­la­men­to cana­di­ense como una «nación den­tro de Canadá», un con­cep­to social y cul­tur­al que no tiene sig­nifi­cación legal. A difer­en­cia de las demás provin­cias cana­di­ens­es, donde son idiomas ofi­ciales tan­to el inglés como el francés, Que­bec tiene como úni­ca lengua ofi­cial el francés. Es, tam­bién, la úni­ca región may­ori­tari­a­mente francó­fona de Norteaméri­ca. El idioma francés goza de pro­tec­ción legal, y la provin­cia dispone de inspec­tores lingüís­ti­cos que revisan y con­trolan su uso.

El nacional­is­mo que­be­qués se ali­men­ta no solo de su iden­ti­dad lingüís­ti­ca y cul­tur­al, sino tam­bién de los peri­o­dos de repre­sión y asim­i­lación cau­sa­dos por la may­oría angló­fona en deter­mi­na­dos momen­tos históricos.

El primer refer­én­dum de inde­pen­den­cia de Que­bec se llevó a cabo en 1980. Los inde­pen­den­tis­tas, lid­er­a­dos por René Lévesque, obtu­vieron el 40,5 % de los sufra­gios. Un segun­do refer­én­dum se cele­bró en 1995, y en esta ocasión los inde­pen­den­tis­tas se quedaron a menos de un pun­to por­centu­al de la vic­to­ria, con el 49,6 % de los votos.

En las elec­ciones gen­erales de Que­bec de 2012, el par­tido inde­pen­den­tista (Par­tido Que­be­qués), lid­er­a­do por Pauline Marois, ganó la may­oría de los asien­tos de la Asam­blea Nacional de la provin­cia, for­man­do un gob­ier­no minori­tario. Marois planteó entonces la posi­bil­i­dad de con­vo­car un nue­vo refer­én­dum por la inde­pen­den­cia, pero en los últi­mos comi­cios, cel­e­bra­dos el pasa­do mes de abril, el fed­er­al­ista Par­tido Lib­er­al de Que­bec (PLQ) se hizo con la vic­to­ria con may­oría abso­lu­ta, arrebatan­do el Gob­ier­no a la for­ma­ción inde­pen­den­tista tras solo 18 meses en el poder.

5. Flandes (Bélgica)

La Región Fla­men­ca, o Flan­des, es una de las tres regiones que com­po­nen Bél­gi­ca, jun­to con Val­o­nia y la región de Bruse­las (cap­i­tal tan­to del Esta­do como de la propia Flan­des). Con­sti­tuye la zona del país, en el norte, donde la may­oría de la población habla holandés (fla­men­co). El movimien­to sep­a­ratista está rep­re­sen­ta­do prin­ci­pal­mente por el Par­tido Nacional­ista Fla­men­co (N‑VA), que se impu­so en las elec­ciones fed­erales cel­e­bradas el pasa­do mes de mayo.

Los nacional­is­tas, no obstante, han aparca­do recien­te­mente sus aspira­ciones inde­pen­den­tis­tas y abo­gan por ampli­ar al máx­i­mo sus com­pe­ten­cias den­tro de una Bél­gi­ca fed­er­al, cen­trán­dose en los aspec­tos económi­cos y en medi­das anti­in­mi­gración para «sal­va­guardar la iden­ti­dad flamenca».

Las difer­en­cias entre las pobla­ciones de habla france­sa (4 mil­lones) y holan­desa (6 mil­lones) han deter­mi­na­do la políti­ca bel­ga des­de hace décadas. El resen­timien­to gen­er­a­do en algunos sec­tores de la población por los sub­sidios de que dis­fru­tan las regiones francó­fonas (más pobres) ali­men­ta el sep­a­ratismo flamenco.

6. Véneto y «Padania» (Italia)

El ter­ri­to­rio históri­co de la repúbli­ca inde­pen­di­ente de Vene­cia, cor­re­spon­di­ente en parte a la actu­al región ital­iana de Véne­to, y una de las grandes poten­cias mediter­ráneas has­ta la invasión napoleóni­ca de 1797, fue incor­po­ra­do al Reino de Italia en 1866, tras pasar por las manos primero de Fran­cia y después de Aus­tria. En un polémi­co refer­én­dum no ofi­cial cel­e­bra­do el pasa­do mes de mar­zo, el 89% de los votantes en esta región se declaró a favor de inde­pen­dizarse del Gob­ier­no de Roma, según anun­cia­ron los orga­ni­zadores de la consulta.

Por su parte, el par­tido derechista-pop­ulista y xenó­fobo de la Liga Norte usa el nom­bre de «Pada­nia» para referirse no solo al valle del Po (región a la que cor­re­spon­dería, téc­ni­ca­mente, el tér­mi­no), sino a la prác­ti­ca total­i­dad del norte de Italia (más desar­rol­la­do económi­ca­mente que el sur), incluyen­do Toscana, Umbría y Mar­cas, una zona para la que este grupo reclamó la sece­sión entre los años 1995 y 2001.

7. Chechenia (Rusia)

Cheche­nia es una de las 21 repúbli­cas que inte­gra­ban la Fed­eración Rusa. Su pequeño ter­ri­to­rio nor­caucási­co, rico en crudo y nudo estratégi­co de la ruta petrol­era hacia Occi­dente, limi­ta con Geor­gia. La may­oría de la población es de religión musulmana.

Tras la dis­olu­cion de la Unión Soviéti­ca, y pese al rec­ha­zo de Rusia, el exgen­er­al Yojar Dudayev, vence­dor en las elec­ciones pres­i­den­ciales chechenas, proclamó la inde­pen­den­cia del ter­ri­to­rio. La reac­ción rusa no tardó en lle­gar, con una irrup­ción mil­i­tar a gran escala que con­sti­tuyó la primera de las dos guer­ras –con­de­nadas ambas por Occi­dente– dis­putadas en esta autonomía.

La primera guer­ra dejó unos 100.000 muer­tos. Con­cluyó con un armisti­cio fir­ma­do en 1996 entre el gen­er­al Alexan­dr Lebed, «hom­bre fuerte» del entonces pres­i­dente ruso, Boris Yeltsin, y el líder rebelde Aslan Mas­jadov. La «solu­ción» rusa a este primer con­flic­to estable­ció un Ejec­u­ti­vo pro­vi­sion­al, comi­cios leg­isla­tivos para ele­gir a su rep­re­sen­tante en la Duma rusa, y una direc­ción afín en Cheche­nia. En 1997 se cel­e­braron nuevas elec­ciones, en las que se enfrentaron el suce­sor del difun­to pres­i­dente nacional­ista Dudayev, Zelim­jan Yan­dar­biev, y el diri­gente Aslan Mas­jadov, quien se impu­so con el 59% votos. Mas­jadov murió asesina­do en 2005.

La segun­da guer­ra (más de 100.000 muer­tos) estal­ló en agos­to de 1999, tras una serie de aten­ta­dos en Rusia de los que se respon­s­abi­lizó a ter­ror­is­tas chechenos, y después de que guer­rilleros chechenos ata­casen el veci­no Daguestán. Vladimir Putin, suce­sor de Yeltsin, man­tu­vo y endure­ció más aún, si cabe, la estrate­gia rusa.

En mayo de 2000 Putin restable­ció el gob­ier­no direc­to del Krem­lin y ofre­ció amnistía para los rebeldes que aban­donasen las armas. Ajmat Kadýrov fue nom­bra­do pres­i­dente de una admin­is­tración pror­rusa for­ma­da por antigu­os sep­a­ratis­tas. Kadýrov fue asesina­do en 2004, sien­do susti­tu­i­do por su hijo Ramzán. A pesar de procla­marse el fin de la guer­ra en 2002, los com­bat­es continuaron.

Los rusos han sido acu­sa­dos de prac­ticar tor­turas de for­ma sis­temáti­ca, así como de vio­la­ciones, saque­os, con­tra­ban­do y malver­sación. Los señores de la guer­ra chechenos, por su parte, tam­bién han cometi­do graves crímenes con­tra los pri­sioneros y civiles rusos, rehenes y civiles. Tan­to Amnistía Inter­na­cional como el Con­se­jo de Europa han con­de­na­do reit­er­ada­mente estos hechos.

8. Kurdistán (Turquía, Irak, Irán, Siria)

No existe un cen­so ofi­cial, pero se cal­cu­la que los kur­dos son actual­mente entre 40 y 50 mil­lones. Están repar­tidos entre Turquía (más de 20 mil­lones), Irán (unos 13 mil­lones), Irak (8 mil­lones), Siria (algo menos de 2 mil­lones) y Arme­nia (unos 100.000). Muchos viv­en tam­bién en la diás­po­ra, sobre todo en Ale­ma­nia, Sue­cia y el Reino Unido. Todos com­parten una lengua y una cul­tura comunes, y la may­oría son musul­manes (suníes, prin­ci­pal­mente), aunque existe tam­bién una minoría de cris­tianos e inclu­so algunos judíos. Se les con­sid­era el may­or pueblo del mun­do sin un Esta­do propio.

Tras el repar­to de Ori­ente Medio que hicieron las poten­cias occi­den­tales al tér­mi­no de la Primera Guer­ra Mundi­al, el ter­ri­to­rio del Kur­dis­tán quedó frag­men­ta­do entre los nuevos país­es, y los kur­dos se con­virtieron en tur­cos, iraquíes, sirios o iraníes, después de una efímera inde­pen­den­cia que fue aplas­ta­da en 1921, con la ayu­da de los británi­cos. En cada uno de estos país­es fueron oblig­a­dos a «inte­grarse» y se les pro­hibió el desar­rol­lo de su lengua, de sus cos­tum­bres y de su cultura.

En Turquía, la nación kur­da no existe ofi­cial­mente. Los kur­dos son con­sid­er­a­dos por el gob­ier­no de Ankara un pueblo de ori­gen tur­co, y su idioma, una «mez­cla defor­ma­da» del per­sa, el árabe y el tur­co. Has­ta hace solo unos años, los úni­cos mae­stros que podían enseñar en las escue­las kur­das eran docentes tur­cos envi­a­dos por el Esta­do des­de la otra pun­ta del país. A pesar de que la situación ha mejo­ra­do, debido, sobre todo, al deseo de Turquía de ingre­sar en la UE, la repre­sión sigue sien­do impor­tante. Han pasa­do los tiem­pos más duros del ter­ror­is­mo inde­pen­den­tista kur­do del PKK y la repre­salia bru­tal del ejérci­to tur­co (una guer­ra que dejó 37.000 muer­tos des­de finales de los años ochen­ta), pero la situación está aún lejos de una mín­i­ma normalidad.

En Irak, la suerte de los kur­dos ha sido espe­cial­mente trág­i­ca. El rég­i­men de Sadam Husein los puso en el pun­to de mira y, con el fin de evi­tar cualquier reivin­di­cación que implicara una seg­re­gación del norte del país, rico en petróleo y donde vive la may­oría de la población kur­da, no dudó en masacrar­los (armas quími­cas inclu­idas). Miles de per­sonas, muchas de ellas civiles, y una gran can­ti­dad de niños, fueron asesina­dos. Se cal­cu­la que cer­ca de 182.000 civiles murieron entre 1986 y 1989 durante opera­ciones mil­itares con­tra el Kur­dis­tán iraquí.

Tras el der­ro­camien­to de Sadam por la invasión de Irak lid­er­a­da por EE UU en 2003, el Kur­dis­tán iraquí logró un alto gra­do de autonomía, entur­bia­do en los últi­mos años por las ten­sas rela­ciones con el Gob­ier­no cen­tral de Bag­dad. La situación, sin embar­go, dio un vuel­co rad­i­cal con el avance en el norte de Irak y Siria de los yihadis­tas del grupo denom­i­na­do aho­ra Esta­do Islámi­co. La reti­ra­da del Ejérci­to iraquí prop­i­ció que los mili­cianos kur­dos tomaran el con­trol de la región autóno­ma. El hecho de que los kur­dos se hayan con­ver­tido en la prin­ci­pal oposi­ción sobre el ter­reno con­tra los mil­i­tantes yihadis­tas, y su papel cru­cial en la ofen­si­va que prepara EE UU, supone una opor­tu­nidad úni­ca para que se pro­duz­ca una may­or desmem­bración con respec­to a Bagdad.

9. Tibet (China)

La región autóno­ma del Tibet (1.228.000 kilómet­ros cuadra­dos, 2,93 mil­lones de habi­tantes) se encuen­tra bajo admin­is­tración de Chi­na des­de el año 1951. El antiguo gob­ier­no tibetano fue expul­sa­do en 1959 medi­ante el uso de la fuerza. Des­de ese año, el gob­ier­no del Tibet, encabeza­do por el XIV Dalai Lama, mantiene un ejec­u­ti­vo en el exilio en Dharam­sala, al norte de la India.

Aunque el Tibet ha esta­do bajo la influ­en­cia de los mon­goles, reyes de Nepal, emper­adores manchúes y gob­er­nantes británi­cos durante algunos peri­o­dos de su his­to­ria, nun­ca perdió su condi­ción de Esta­do inde­pen­di­ente has­ta que en 1950 Chi­na invadió el ter­ri­to­rio. Pos­te­ri­or­mente, en 1965, el Tibet se con­sti­tuyó como región autóno­ma. Pekín sostiene que esta región le pertenece des­de el siglo VII, cuan­do se pro­du­jo el mat­ri­mo­nio entre la prince­sa chi­na Wen Cheng y el rey tibetano Songt­san Gambo.

En 1959 se pro­du­jeron los primeros choques vio­len­tos entre las autori­dades chi­nas y la población ocu­pa­da. Hubo más de 10.000 muer­tos y unos 100.000 tibetanos se vieron oblig­a­dos a emi­grar. Fue entonces cuan­do el dec­i­mocuar­to Dalai Lama, Ten­zin Gyat­so (Pre­mio Nobel de la Paz en 1989), huyó de su tier­ra natal y se instaló en la India. Las autori­dades de Pekín rec­haz­aron cualquier con­tac­to con el líder tibetano por con­sid­er­ar que solo quería la inde­pen­den­cia, algo que ha sido des­men­ti­do en numerosas oca­siones por el Dalai, quien insiste en que lo que pide es autonomía.

El «ros­tro humano» de la ocu­pación del Tibet por parte de la Chi­na comu­nista fue la abol­i­ción del rég­i­men feu­dal y teocráti­co, imper­ante durante sig­los, y su susti­tu­ción por un sis­tema social­izante que tra­jo a la región el desar­rol­lo indus­tri­al y un cier­to progreso.

En 1989, cuan­do se cumplía el 30 aniver­sario de la fal­l­i­da revuelta, los tibetanos ini­cia­ron una serie de man­i­festa­ciones en deman­da de su inde­pen­den­cia. Esta rebe­lión dejó varias dece­nas de muer­tos y llevó al Ejec­u­ti­vo de Pekín a declarar la ley mar­cial durante trece meses. Veinte años más tarde, en mar­zo de 2008, el Tíbet reg­istró sus peo­res protes­tas con­tra el Gob­ier­no chi­no en dos décadas, ini­ci­adas por mon­jes tibetanos y secun­dadas por la población civ­il. Murieron 20 per­sonas, según Pekín, y 203, según el Gob­ier­no tibetano en el exilio.

La repre­sión de las protes­tas le val­ió a Pekín un alud de críti­cas por parte de gob­ier­nos y enti­dades occi­den­tales ante la cita olímpi­ca de ese año. A con­se­cuen­cia de estas ten­siones, el Tíbet per­maneció lar­gos peri­o­dos de tiem­po cer­ra­do a tur­is­tas extran­jeros, se lim­itó el acce­so a la pren­sa inter­na­cional y se repi­tieron inci­dentes ais­la­dos de enfrentamien­tos entre tibetanos y fuerzas de seguridad.

10. Yemen del Sur (Yemen)

La Repúbli­ca de Yemen nació el 22 de mayo de 1990, cuan­do la Repúbli­ca Árabe del Yemen (Yemen del Norte) y la Repúbli­ca Pop­u­lar (Yemen del Sur), marx­ista, se unieron, después de 300 años, para for­mar una nue­va nación bajo la pres­i­den­cia de Ali Abdu­lah Saleh, jefe del antiguo Yemen del Norte, y quien había lle­ga­do al poder por un golpe de Esta­do en 1978.

En 1994, sin embar­go, el país volvió a romperse tras un lev­an­tamien­to del antiguo sur que desem­bocó en una breve (diez sem­anas) pero san­gri­en­ta guer­ra civ­il entre las fuerzas del Gob­ier­no cen­tral del nue­vo Esta­do, con­tro­la­do por el norte, y los gru­pos sece­sion­istas del sur, que acabó con la der­ro­ta de la mili­cia de la parte meridional.

Des­de entonces, los gru­pos del sur han denun­ci­a­do la mar­ginación que sufren por parte de las autori­dades de Saná y exi­gen la inde­pen­den­cia de la región.

Además de la ten­sión sep­a­ratista, en Yemen se super­po­nen actual­mente cua­tro con­flic­tos difer­entes: el que enfrenta al Gob­ier­no con la guer­ril­la huthi en el norte del país; las revueltas en la región de Adén, moti­vadas por el esca­so desar­rol­lo del antiguo Yemen del Sur; las protes­tas cívi­cas derivadas de la ‘Pri­mav­era árabe’ (que, tras la fir­ma de un acuer­do, forzaron la sal­i­da del pres­i­dente Saleh, después de 33 años en el poder), y la pres­en­cia de los gru­pos arma­dos yihadis­tas aso­ci­a­dos a Al Qae­da. Uno de estos gru­pos, Ansar al Sharía tomó a medi­a­dos de 2011 el con­trol de una parte del sur del país, y llegó a declarar la instau­ración de un emi­ra­to islámi­co en la provin­cia petrol­era de Shabua.

Otros

Otros ter­ri­to­rios donde exis­ten movimien­tos sep­a­ratis­tas y/o auton­o­mis­tas de impor­tan­cia, o que han lle­ga­do a ser recono­ci­dos como inde­pen­di­entes por algunos Estados:

  • Koso­vo (recono­ci­do por 108 de los 193 miem­bros de Naciones Unidas –Ser­bia, Rusia y España, entre los que no lo hacen–)
  • Ose­tia del Sur y Abja­sia (en Geor­gia, recono­ci­dos por Rusia)
  • Transnis­tria (Mol­davia)
  • Bavaria (Ale­ma­nia)
  • Gali­cia (España)
  • Gales (Reino Unido)
  • Bre­taña y Córce­ga (Fran­cia)
  • Repúbli­ca Srp­s­ka (Bosnia-Herze­gov­ina)
  • CerdeñaTrenti­no-Tirol del Sur (Italia)
  • Groen­lan­dia (Dina­mar­ca)
  • Nagorno-Karabaj (Azer­baiyán)
  • Nación Mapuche (Chile)
  • Xin­jian, Macao y Hong Kong (Chi­na)
  • Aceh (Indone­sia)
  • Baluchistán (Pak­istán)
  • Soma­lilan­dia (Soma­lia)

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