La explosión yihadista dinamita Irak y emborrona aún más el mapa de Oriente Medio

Miguel Máiquez, 15/6/2014

En noviem­bre de 1918, recién con­clu­i­da la Primera Guer­ra Mundi­al, el coro­nel T. E. Lawrence, más cono­ci­do como Lawrence de Ara­bia, pre­sen­tó ante el Comité de Guer­ra británi­co un mapa real­iza­do por él mis­mo, en el que mostra­ba cómo deberían trazarse las nuevas fron­teras en Ori­ente Medio, una vez desa­pare­ci­do el Impe­rio Otomano. El mapa, más un boce­to que una prop­ues­ta detal­la­da, reserv­a­ba un espa­cio para los kur­dos de Irak, dividía con más o menos pre­cisión las áreas suní y chií de este país y, aunque man­tenía la fron­tera con la actu­al Siria para no molestar a los france­ses, agru­pa­ba el norte de ambos Esta­dos en una sola zona del mis­mo color.

No le hicieron ni caso. La Admin­is­tración británi­ca en Mesopotamia rec­hazó la idea de plano, y las poten­cias occi­den­tales sigu­ieron ade­lante con el acuer­do alcan­za­do durante la guer­ra por france­ses y británi­cos, que habían nego­ci­a­do en secre­to Mark Sykes y François Georges-Picot. El resul­ta­do, un Ori­ente Medio dis­eña­do según agen­das colo­niales, a base de escuadra y cartabón, fue el mapa que, con lig­eras varia­ciones, cono­ce­mos hoy, y tam­bién, aunque no la úni­ca, sí una de las prin­ci­pales semi­l­las de un siglo de guer­ras y caminos sin salida.

Más tarde ven­drían la creación del Esta­do de Israel y el dra­ma palesti­no, el boom del petróleo y sus con­se­cuen­cias, las dic­taduras, los nacional­is­mos, los exper­i­men­tos y las rev­olu­ciones, el fun­da­men­tal­is­mo islámi­co, el ter­ror­is­mo, los dobles raseros de la comu­nidad inter­na­cional y la frus­tración de que comu­nidades dis­tin­tas no puedan vivir en paz bajo un mis­mo techo, más allá de los país­es que las alber­gan. Pero el ger­men, haber deja­do de lado la com­ple­ja real­i­dad reli­giosa y étni­ca de Ori­ente Próx­i­mo, había queda­do plan­tan­do mucho antes, en los despa­chos de Lon­dres y París… ¿Has­ta ahora?

Las revueltas de la lla­ma­da «pri­mav­era árabe», ini­ci­a­da hace ya tres años; la dev­as­ta­do­ra guer­ra civ­il en Siria y su efec­to en los país­es veci­nos; el caos deja­do en Irak por la invasión que lid­eró EE UU en 2003; el renacimien­to de las eter­nas divi­siones en el Líbano… Mes tras mes, sem­ana tras sem­ana, las fron­teras que durante décadas man­tu­vieron, a menudo con mano de hier­ro, los gob­ier­nos de la zona, empiezan a embor­ronarse. Alian­zas y odios ances­trales –entre las dos prin­ci­pales ramas del islam, suníes y chiíes, sobre todo– van toman­do cada vez más pro­tag­o­nis­mo, y la iden­ti­dad sec­taria, étni­ca y reli­giosa se super­pone a la nacional. Los gru­pos más rad­i­cales del lla­ma­do yihadis­mo aprovechan la debil­i­dad de los gob­ier­nos o las situa­ciones de guer­ra para crear pseu­does­ta­dos en los que las líneas divi­so­rias creadas por Occi­dente pare­cen haber deja­do de existir.

Un nuevo escenario

En tan solo unos días, los yihadis­tas suníes del EIIL (Esta­do Islámi­co de Irak y el Lev­ante, ISIS, por sus siglas en inglés) se han hecho con el con­trol de Mosul, la segun­da ciu­dad más grande de Irak y la más impor­tante de su zona norte, lle­garon a entrar tri­un­fantes en Tikrit, cap­i­tal de la provin­cia de Sala­hedin y local­i­dad natal de Sadam Husein, y avan­zan aho­ra hacia Bag­dad tras haber provo­ca­do la hui­da de más de medio mil­lón de per­sonas, y ante la espan­ta­da del ejérci­to iraquí.

Los insur­gentes, demasi­a­do rad­i­cales inclu­so para la Al Qae­da de la que se escindieron, fanáti­cos insta­l­a­dos en el ter­ror de la intol­er­an­cia total, están estrechamente conec­ta­dos con gru­pos sim­i­lares que com­bat­en en la guer­ra en Siria. Entre sus primeras acciones, a golpe de excavado­ra y con la gran difusión mediáti­ca que les per­mite su inten­sa activi­dad en las redes sociales, se apresuraron a destru­ir los aban­don­a­dos pasos fron­ter­i­zos con este país y anun­cia­ron la unifi­cación for­mal de los ter­ri­to­rios que con­trolan en ambos Esta­dos. Las fron­teras ide­ales del cal­ifa­to islámi­co que tienen en mente se extien­den des­de el gol­fo Pér­si­co has­ta el Atlán­ti­co, pero, de momen­to, sus límites no difieren mucho de aquel olvi­da­do mapa de Lawrence.

Esta explosión está suponien­do, además, una opor­tu­nidad para los kur­dos del norte de Irak, oblig­a­dos a defend­er­se ante la ausen­cia del Ejérci­to nacional iraquí, y ha provo­ca­do que Irán (la gran poten­cia chií) se haya com­pro­meti­do a inter­venir, colab­o­ran­do inclu­so con Esta­dos Unidos si es necesario.

Es demasi­a­do pron­to para hac­er predic­ciones, y son muchos y muy com­ple­jos los intere­ses que hay en juego, pero, para algunos anal­is­tas, podríamos estar asistien­do al final de Irak tal y como lo conocemos.

Estas son, en pre­gun­tas y respues­tas, las prin­ci­pales claves de la crisis:

¿Qué está pasando en Irak?

El pasa­do martes, el EIIL, apoy­a­do por com­bat­ientes trib­ales y otros gru­pos afines, se hizo con el con­trol de Mosul, cap­i­tal de la provin­cia iraquí de Nínive, en el norte del país, antes de exten­der en los sigu­ientes días una espec­tac­u­lar ofen­si­va hacia las provin­cias de Sala­hedin, Kirkuk y Diyala, en su camino hacia Bag­dad y los san­tu­ar­ios chiíes de Ker­bala y Nayaf. Los insur­gentes lle­garon a entrar en Tikrit, la cuna del fal­l­e­ci­do líder iraquí Sadam Husein, si bien esta local­i­dad fue recu­per­a­da después por el ejérci­to.

La toma de Mosul, la segun­da gran ciu­dad que cae en manos del EIIL este año, después de Faluya, supone un duro golpe a los inten­tos del primer min­istro iraquí, Nuri al Mali­ki, por der­ro­tar a los insur­gentes. Des­de la reti­ra­da de las fuerzas esta­dounidens­es del país en 2011, los yihadis­tas han ido ocu­pan­do cada vez más territorio.

El avance actu­al del EIIL ha provo­ca­do la hui­da de cien­tos de miles de per­sonas (algu­nas fuentes ele­van el número de desplaza­dos en la zona al medio mil­lón), prin­ci­pal­mente hacia el Kur­dis­tán iraquí. La ofen­si­va se pro­duce después de que los yihadis­tas se hayan hecho con bue­na parte del nordeste de Siria (el grupo con­tro­la la provin­cia de Al Raqqa y tiene gran pres­en­cia en la veci­na Deir Ezzor, fron­ter­i­za con Irak), y tiene como obje­ti­vo estable­cer un esta­do islámi­co entre estos dos países.

La situación se agravó este viernes cuan­do el más alto cléri­go chií en Irak instó a los ciu­dadanos a tomar armas con­tra los extrem­is­tas suníes, y Naciones Unidas infor­mó de que tiene prue­bas de que algunos miem­bros del EIIL han real­iza­do eje­cu­ciones sumarias de civiles en su avance hacia el sur. Diver­sos vídeos y fotografías dis­tribui­dos estos días en Inter­net mues­tran pri­sioneros cap­tura­dos por los insur­gentes, eje­cu­ta­dos o marchan­do en grandes filas con des­ti­no incierto.

Entre tan­to, tropas kur­das tomaron este jueves el con­trol de la ciu­dad petrol­era de Kirkuk, en la región autóno­ma del Kur­dis­tán iraquí, ante la hui­da de sol­da­dos y policías iraquíes, y con el fin de defend­er a la población del avance de los yihadistas.

¿Cuál es el contexto?

La vio­len­cia sec­taria, prin­ci­pal­mente entre suníes (en torno al 35% de la población) y chiíes (cer­ca del 65%), ha sido una con­stante en Irak des­de la invasión lid­er­a­da por EE UU que der­rocó a Sadam Husein en 2003. El pun­to máx­i­mo se alcanzó durante la guer­ra civ­il de 2006–2007 y, tras unos años de rel­a­ti­va cal­ma, la ten­sión volvió a recrude­cerse a lo largo de 2013, con aten­ta­dos casi diar­ios y dece­nas de miles de muer­tos cada mes.

El incre­men­to de la vio­len­cia está vin­cu­la­do al resen­timien­to de la población suní con la may­oría chií (actual­mente en el gob­ier­no lid­er­a­do por Nuri al Mali­ki), a la que los suníes acu­san de prac­ticar una dis­crim­i­nación sis­temáti­ca. Algu­nas muertes se pro­ducen cuan­do las fuerzas de seguri­dad se enfrentan a per­sonas o gru­pos arma­dos. En otros casos se tra­ta de pura vio­len­cia con­fe­sion­al, dirigi­da con­tra obje­tivos civiles.

La ten­sión se dis­paró tras la reti­ra­da de las tropas esta­dounidens­es, y las medi­das adop­tadas por el Gob­ier­no para inten­tar ata­jar­la solo han con­segui­do echar más leña al fuego. El ejec­u­ti­vo actu­al, con­ce­bido des­de el prin­ci­pio en base a iden­ti­dades reli­giosas, no ha logra­do artic­u­lar, o for­t­ale­cer, la idea de una úni­ca enti­dad nacional. A ello hay que añadir los inten­tos de Al Qae­da en Irak y de otros gru­pos extrem­is­tas como el EIIL por hac­erse fuertes en el país.

La guer­ra en Siria tam­bién está afectan­do. Los lazos entre los suníes de Irak y los de Siria son fuertes, y las tribus suníes iraquíes preciben la «opre­sión chií» como algo gen­er­al, prove­niente tan­to del Gob­ier­no iraquí como de la minoría alauí siria (el alauis­mo, con­fe­sión a la que pertenecen el pres­i­dente sirio, Bashar al Asad, y la clase diri­gente de este país, es una rama del islam que com­parte muchas prác­ti­cas y creen­cias con el chiísmo).

Por otro lado, a pesar del entre­namien­to que reci­bieron de las tropas esta­dounidens­es, las fuerzas de seguri­dad iraquíes no están aún preparadas para enfrentarse a los múlti­ples desafíos que pre­sen­ta la situación actu­al. Los suníes, además, acu­san a la policía y al ejérci­to de velar tan solo por los intere­ses del Gob­ier­no, en lugar de ser una fuerza nacional ded­i­ca­da a pro­te­ger al país y a los ciudadanos.

¿Por qué se ha producido ahora el avance yihadista?

El ori­gen del avance actu­al se encuen­tra en diciem­bre de 2013, cuan­do mil­i­tantes islamis­tas tomaron la ciu­dad de Faluya, en el cen­tro del país, y algu­nas pobla­ciones cer­canas a Rama­di. Aho­ra, el EIIL está aprovechan­do dos fac­tores clave: el cre­ciente descon­tento de la minoría suní hacia el pres­i­dente Mali­ki, y la cada vez may­or dimen­sión sec­taria de la guer­ra en la veci­na Siria. La debil­i­dad de las autori­dades estatales en el norte de ambos país­es hace posi­ble que los mil­i­tantes yihadis­tas puedan cruzar fácil­mente la fron­tera, y no hay que olvi­dar que la may­oría de la población del ter­ri­to­rio en que se mueven es de con­fe­sión suní.

En cualquier caso, la ofen­si­va actu­al no puede cal­i­fi­carse exac­ta­mente como un ataque sor­pre­sa. En las últi­mas sem­anas, el EIIL ya había ata­ca­do en otras zonas de Irak, como Samar­ra (local­i­dad espe­cial­mente impor­tante para el Gob­ier­no por su san­tu­ario chií), y el primer ataque sobre Mosul (el ver­dadero obje­ti­vo) se ini­ció el pasa­do 6 de junio, aunque en aque­l­la ocasión pudo ser repelido.

¿Cómo han podido avanzar tan rápidamente?

Los insur­gentes no han encon­tra­do ape­nas resisten­cia por parte de las fuerzas de seguri­dad iraquíes, aque­jadas de graves prob­le­mas de cor­rup­ción, mar­cadas por el sec­taris­mo en sus filas y con poco sen­timien­to de leal­tad a un gob­ier­no que, entre otras cosas, tar­da meses en pagar los salarios.

El Gob­ier­no iraquí cuen­ta con unos 930.000 sol­da­dos entre­na­dos por EE UU, y con un per­son­al de seguri­dad com­ple­men­tario de 270.000 efec­tivos, sufi­cientes, en teoría para con­tener a los rebeldes del EIIL, cuyo número se cal­cu­la entre 10.000 y 15.000. Las tropas iraquíes, sin embar­go, están desmor­al­izadas por la dureza del con­flic­to y por la crudeza de los ataques de los yihadis­tas, que incluyen aten­ta­dos sui­ci­das, decap­ita­ciones y crucifixiones.

Por otra parte, en las áreas suníes sue­len estar desta­ca­dos sol­da­dos suníes, que no ven con buenos ojos ten­er que com­bat­ir a miem­bros de su mis­ma con­fe­sión, y en cuan­to a la policía, muchos de sus com­po­nentes son reclu­ta­dos entre la población local, y muy vul­ner­a­bles, por tan­to, a la pre­sión de sus cor­re­li­gionar­ios y de los gru­pos ter­ror­is­tas. En Mosul, unos 30.000 sol­da­dos iraquíes aban­donaron sus armas y huyeron cuan­do fueron ata­ca­dos por cer­ca de 800 combatientes.

En cuan­to al EIIL en sí, sus mil­i­tantes estarían sien­do apoy­a­dos por exo­fi­ciales y exsol­da­dos del antiguo ejérci­to iraquí que se dis­olvió cuan­do EE UU invadió el país. Además, el grupo, reforza­do con vol­un­tar­ios lle­ga­dos no solo de Siria sino tam­bién de otros país­es de la región e inclu­so de Europa y EE UU, parece haber adap­ta­do sus tác­ti­cas y su men­saje para conec­tar mejor con la población iraquí. En Siria no ocul­tan sus obje­tivos e impo­nen abier­ta­mente su rad­i­cal inter­pretación de la ley islámi­ca, con pro­hibi­ciones que recuer­dan las prác­ti­cas de los tal­ibanes afganos y eje­cu­ciones en plazas públi­cas. En Irak pare­cen con­cen­trarse más en pre­sen­tarse como los pro­tec­tores de la comu­nidad suní frente al gob­ier­no chií de Maliki.

¿Qué es el EIIL y cuál es su relación con Al Qaeda?

El Esta­do Islámi­co de Irak y el Lev­ante surgió durante la guer­ra de Irak de 2003, y juró alian­za a Al Qae­da en 2004. En 2006, la orga­ni­zación, bajo el nom­bre de Esta­do Islámi­co de Irak, se estable­ció como una coali­ción que englob­a­ba a var­ios gru­pos insur­gentes iraquíes (incluyen­do su pre­de­ce­sor el Con­se­jo de la Shu­ra de los Muyahidines, la propia Al Qae­da en Irak y diver­sos clanes suníes), con el obje­ti­vo de estable­cer un cal­ifa­to islámi­co en las regiones suníes de Irak.

El grupo adop­tó su actu­al denom­i­nación de Esta­do Islámi­co de Irak y el Lev­ante en 2013, al ampli­ar su ámbito de opera­ciones a la veci­na Siria, donde se ha con­ver­tido es una de las prin­ci­pales fac­ciones de la guer­ra civ­il, y con­tro­la parte de las gob­er­na­ciones sirias de Idlib, Ale­po y Raqqa. En abril de ese año, la orga­ni­zación se pre­sen­tó como una fusión entre el orig­i­nal Esta­do Islámi­co de Irak (vin­cu­la­do a Al Qae­da) y el grupo yihadista rebelde sirio cono­ci­do como Frente Al Nus­ra.

Al Nus­ra, sin embar­go, rec­hazó la supues­ta alian­za, y dos meses después el pro­pio líder de Al Qae­da, Ayman al Zawahiri, desautor­izó al EIIL como rama ter­ri­to­r­i­al de la orga­ni­zación. Al Zawahiri, quien quiere una úni­ca fac­ción yihadista com­bat­ien­do a las fuerzas del Gob­ier­no sirio, teme que la bru­tal­i­dad de los méto­dos del EIIL y la vio­len­cia ter­ror­ista sis­temáti­ca que este grupo ejerce sobre la población local acabe desle­git­i­man­do la causa yihadista glob­al. Por su parte, el máx­i­mo diri­gente del EIIL, Abu Bakr al Bagh­da­di, des­obe­de­ció a Al Zawahiri y se negó a acep­tar la orden de que sus activi­dades se lim­i­tasen al ter­ri­to­rio iraquí.

La com­pe­ten­cia entre Al Qae­da y el EIIL por lid­er­ar el yihadis­mo glob­al puede ten­er como con­se­cuen­cia un may­or ries­go de aten­ta­dos en Occi­denteLa com­pe­ten­cia entre Al Qae­da y el EIIL por lid­er­ar el yihadis­mo glob­al puede ten­er como con­se­cuen­cia un may­or ries­go de aten­ta­dos en Occi­dente, con fines pro­pa­gandís­ti­cos. Según expli­ca en el diario El País Fer­nan­do Reinares, inves­ti­gador prin­ci­pal de Ter­ror­is­mo Inter­na­cional en el Real Insti­tu­to Elcano y cat­e­dráti­co de Cien­cia Políti­ca en la Uni­ver­si­dad Rey Juan Car­los, «a par­tir de sus con­quis­tas en Irak y Siria el EIIL ha pasa­do a com­pe­tir con Al Qae­da por la hege­monía del yihadis­mo en Próx­i­mo Ori­ente y más allá. Es hoy el desar­rol­lo más impor­tante en la evolu­ción del yihadis­mo glob­al, cuyos actores están toman­do par­tido por Al Qae­da y sus afines o por el EIIL y los suyos […]. Al Qae­da y el EIIL, en su pugna por mov­i­lizar apoyos en el seno de las pobla­ciones musul­manas, inten­tarán mostrar poten­cial para infli­gir daño a país­es del mun­do occi­den­tal uti­lizan­do adep­tos con que cuenten en los mismos».

¿Cómo actúa en las zonas que controla?

Con sus caras a menudo cubier­tas y sus omnipresentes ban­deras negras, los extrem­is­tas del EIIL diri­gen las pobla­ciones que con­trolan como pequeños Esta­dos, apli­can­do su rad­i­cal inter­pretación de la ley islámi­ca y orga­ni­zan­do des­de cortes de ‘jus­ti­cia’ has­ta escue­las, ser­vi­cios urbanos bási­cos o inclu­so dis­tribu­ciones de alimentos.

En Siria ejercen su poder sin con­tem­pla­ciones (eje­cu­ciones públi­cas, amputa­ciones por robos, pro­hibi­ción de activi­dades como la músi­ca). En Irak parece exi­s­tir una may­or mod­eración, aunque solo rel­a­ti­va. En ambos casos han demostra­do bas­tante efi­ca­cia a la hora de ges­tionar los recur­sos, incluyen­do cam­pos de petróleo en Siria o plan­tas eléc­tri­c­as en Irak.

Tras tomar el con­trol de Mosul, el EIIL hizo públi­cas algu­nas con­sid­era­ciones y nor­mas para la población. Entre ellas:

  • Somos sol­da­dos del islam, y nues­tra respon­s­abil­i­dad es recu­per­ar la glo­ria del Cal­ifa­to Islámico.
  • Los líderes trib­ales y jeques que cola­boren con el Gob­ier­no serán con­sid­er­a­dos traidores.
  • Las mujeres solo deben salir de casa si es nece­sario, y, en ese caso, deben vestir de for­ma mod­es­ta y con ropa amplia.
  • El alco­hol, el taba­co y las dro­gas están prohibidos.
  • Sol­da­dos, policías y miem­bros de otras orga­ni­za­ciones ateas pueden arrepen­tirse. Habil­itare­mos lugares especí­fi­cos para que lo hagan.
  • Las reuniones públi­cas con armas y ban­deras [sal­vo las del EIIL] están prohibidas.
  • Nues­tra pos­tu­ra sobre los san­tu­ar­ios y tum­bas [chiíes] es cono­ci­da [serán destruidos].

En cuan­to a sus recur­sos económi­cos, el EIIL cuen­ta con amplias redes de extor­sión, y en febrero se hicieron con los valiosos cam­pos de gas de Cono­co, cuyo val­or se cal­cu­la en cien­tos de miles de dólares. Tras la toma de Mosul, el Gob­ier­no region­al iraquí ase­guró que el EIIL se había apoder­a­do del equiv­a­lente a 430 mil­lones de dólares en mon­e­da iraquí y oro.

¿Quién es su líder?

Con­sid­er­a­do por la revista Time «el hom­bre más peli­groso del mun­do», y apo­da­do por el diario Le Monde como «el nue­vo Bin Laden», el líder del EIIL, Abu Bakr al Bagh­da­di, es una figu­ra rel­a­ti­va­mente poco cono­ci­da, tremen­da­mente esqui­va y bas­tante enig­máti­ca. Esta­dos Unidos ofrece por su cabeza una rec­om­pen­sa de 10 mil­lones de dólares.

Naci­do en la ciu­dad iraquí de Samar­ra en 1971, Al Bagh­da­di, de quien ape­nas exis­ten un par de fotografías públi­cas, ase­gu­ra ser descen­di­ente direc­to del pro­fe­ta Mahoma y, según una biografía cita­da fre­cuente­mente por los yihadis­tas, pro­cede de una famil­ia pro­fun­da­mente reli­giosa y obtu­vo un doc­tor­a­do en la Uni­ver­si­dad Islámi­ca de Bag­dad. En 2005 fue cap­tura­do por las tropas esta­dounidens­es y pasó cua­tro años como pri­sionero en Buc­ca, al sur de Irak, donde, pre­sum­i­ble­mente, entró en con­tac­to con com­bat­ientes de Al Qaeda.

En 2010, tras la muerte de var­ios de los líderes de Al Qae­da en Irak, Al Bagh­da­di asum­ió el man­do de la orga­ni­zación inte­grista en el país, en un momen­to en que la rebe­lión suní esta­ba muy debil­i­ta­da. La guer­ra en Siria y las políti­cas del Gob­ier­no iraquí reforzaron tan­to al grupo como su liderazgo.

Como señal­a­ba hace unos días un antiguo ofi­cial antiter­ror­ista británi­co a la agen­cia AFP, «durante los últi­mos 10 años, Al Zawahiri [el líder de Al Qae­da] ha esta­do escon­di­do en la fron­tera entre Afgan­istán y Pak­istán y se ha lim­i­ta­do a pub­licar unos pocos comu­ni­ca­dos y vídeos, mien­tras que Al Bagh­da­di ha cap­tura­do ciu­dades, ha mov­i­liza­do enormes can­ti­dades de gente, ha asesina­do sin piedad a lo largo de Irak y Siria… Si fueras un tipo que bus­ca acción, tu opción sería Al Baghdadi».

¿Cómo son sus combatientes?

El EIIL, un grupo que está com­bat­ien­do, con éxi­to, a dos gob­ier­nos y a otros gru­pos rebeldes, es como un imán para mil­i­tantes rad­i­cales, no solo iraquíes y sirios, sino de todo el mun­do, incluyen­do, tal y como puede verse en los vídeos y men­sajes que dis­tribuye en Inter­net, chechenos, ale­manes, británi­cos o estadounidenses.

Un líder del opos­i­tor Ejérci­to Libre de Siria indi­ca­ba a The New York Times que los com­bat­ientes del EIIL están «mejor paga­dos, mejor entre­na­dos y mejor arma­dos que muchos sol­da­dos de los ejérci­tos nacionales de Siria e Irak». Según tes­ti­mo­nios cita­dos por ese mis­mo diario, muchos se unen a los yihadis­tas por motivos ide­ológi­cos, pero otros lo hacen tam­bi­en atraí­dos por los altos salarios y por la capaci­dad del grupo para con­sol­i­dar su poder en las zonas que controla.

¿Pueden tomar Bagdad?

No es muy prob­a­ble. Por un lado, la defen­sa de la cap­i­tal, pertrecha­da por mili­cias chiíes y con una pres­en­cia del ejérci­to mucho más sól­i­da, no ten­dría nada que ver con lo ocur­ri­do en el norte. La impli­cación inter­na­cional sería, además, mucho may­or, empezan­do por Irán.

Por otra parte, no parece que, de momen­to, el EIIL ten­ga la capaci­dad humana, logís­ti­ca y mil­i­tar nece­saria para cap­turar (y man­ten­er) Bag­dad y seguir con­trolan­do, a la vez, el resto del territorio.

¿Qué responsabilidad tiene EE UU?

Para algunos anal­is­tas, la situación que vive actual­mente Irak es la con­se­cuen­cia direc­ta de la invasión lid­er­a­da por Esta­dos Unidos en 2003, bajo la pres­i­den­cia de George W. Bush. La des­man­telación del rég­i­men (y del ejerci­to) de Sadam Husein, que, aunque de for­ma bru­tal, man­tenía unido el país con un férreo cen­tral­is­mo, no fue susti­tu­i­da por un gob­ier­no lo sufi­cien­te­mente inte­grador. El rég­i­men dic­ta­to­r­i­al de Sadam, con­tro­la­do por la minoría suní, creó durante décadas un resen­timien­to entre kur­dos y chiíes cuya solu­ción difí­cil­mente podía pasar por dar­le, sin más, la vuelta a la tor­tilla. Teóri­ca­mente, la inten­ción de Wash­ing­ton era crear un mod­e­lo que uniese a todas las comu­nidades. En la prác­ti­ca supu­so un Esta­do dom­i­na­do por la may­oría chií.

La apues­ta de la Admin­is­tración de Barack Oba­ma por Mali­ki no hizo más que empe­o­rar la situaciónPos­te­ri­or­mente, la apues­ta de la Admin­is­tración de Barack Oba­ma por Mali­ki no hizo más que empe­o­rar las cosas, cre­an­do un país irre­versible­mente divi­di­do aho­ra entre suníes, chiíes y kur­dos. La reti­ra­da de las tropas esta­dounidens­es cuan­do aún no esta­ba garan­ti­za­da la esta­bil­i­dad políti­ca ni la seguri­dad acabó de der­rib­ar lo que era ya un frágil castil­lo de naipes. A pesar de los planes ini­ciales de EE UU de man­ten­er algu­nas fuerzas en Irak para apo­yar al ejérci­to local, las últi­mas tropas esta­dounidens­es aban­donaron el país en diciem­bre de 2011 sin que se hubiese con­segui­do un acuer­do en ese sen­ti­do entre Bag­dad y Washington.

¿Cómo ha respondido Obama?

De momen­to, el pres­i­dente de Esta­dos Unidos ha rec­haz­a­do una nue­va inter­ven­ción mil­i­tar ter­restre para con­tener a los yihadis­tas en Irak. El pasa­do viernes, Oba­ma indicó clara­mente que no hará regre­sar a las tropas esta­dounidens­es a este país, cuya situación describió como un «prob­le­ma region­al a largo pla­zo», si bien se com­pro­metió a ayu­dar a las autori­dades iraquíes a hac­er frente a los guer­rilleros, siem­pre que el Gob­ier­no de Bag­dad haga su tra­ba­jo: «Esta­dos Unidos hará la parte que le cor­re­spon­da, pero cualquier tipo de acción que empren­damos deberá estar acom­paña­da por los esfuer­zos de los líderes iraquíes», dijo.

No obstante, Oba­ma dejó la puer­ta abier­ta a otras opciones mil­itares, entre ellas la que se bara­ja con más fuerza: ataques aére­os selec­tivos. Este sába­do, el sec­re­tario de Defen­sa de EE UU, Chuck Hagel, ordenó el envío del por­taavioneGeorge H.W. Bush al gol­fo Pérsico.

¿Cómo ha reaccionado Irán?

Las autori­dades iraníes (chiíes), que han respal­da­do siem­pre al primer min­istro iraquí, se apresuraron a expre­sar su apoyo al Gob­ier­no de Bag­dad en su lucha con­tra los insur­gentes suníes, y han lle­ga­do a con­tem­plar inclu­so una even­tu­al (y has­ta aho­ra, impens­able) coop­eración con Esta­dos Unidos, país que pidió una respues­ta «fuerte y coor­di­na­da». El pres­i­dente iraní, Has­san Rohani, señaló que su país (prin­ci­pal ali­a­do del rég­i­men sirio) no tol­er­ará la vio­len­cia y el ter­ror en la región.

Rohani ha nega­do que Irán haya envi­a­do sol­da­dos a Irak, aunque indi­ca que «está dis­puesto a ayu­dar a un país ami­go». Como recuer­da en El Mun­do Javier Espinosa, «Irán ni siquiera nece­si­ta implicar gran número de tropas en el ter­ri­to­rio iraquí. Des­de hace años Teherán apad­ri­na toda una neb­u­losa de mili­cias como Asaib ahl Haq, Kataib Hizbulá, Kataib Sayyid al-Shuha­da o las Brigadas Badr, que casi actúan como unidades afil­i­adas a su pro­pio ejército».

¿Qué consecuencias está teniendo la crisis para los kurdos?

Tras el avance de los yihadis­tas, las fuerzas de seguri­dad de la región autóno­ma del Kur­dis­tán iraquí están ocu­pan­do las posi­ciones de las que ha hui­do el ejérci­to de Bag­dad, espe­cial­mente en las regiones de Nínive y Kirkuk. Se tra­ta de una zona a la que, tras la invasión esta­dounidense, regre­saron masi­va­mente miles de kur­dos desplaza­dos, y en la que se han pro­duci­do des­de entonces con­tin­u­os enfrentamien­tos con las autori­dades cen­trales, tan­to por cues­tiones ter­ri­to­ri­ales como por el con­trol de la gran riqueza petrol­era de esta región.

La situación actu­al supone una opor­tu­nidad úni­ca para que se pro­duz­ca una may­or desmem­bración con respec­to a Bag­dad, y para que los kur­dos afi­an­cen su con­trol políti­co y mil­i­tar en el norte. Por lo pron­to, los diputa­dos de esta comu­nidad boicotearon esta sem­ana la reunión del Par­la­men­to iraquí en la que Mali­ki pre­tendía con­seguir apoyo para declarar el esta­do de emer­gen­cia a niv­el nacional (una situación que acre­cen­taría notable­mente su poder), y que tuvo que ser sus­pendi­da ante la fal­ta de quórum.

Los kur­dos ya han man­da­do al EIIL el men­saje de que no van a reac­cionar como el ejérci­to iraquí, y han reforza­do sus defen­sas en numerosas pobla­ciones. Su papel, no obstante, puede supon­er un impor­tante pun­to de fric­ción en el futuro, se incline la bal­an­za hacia donde se incline, ya que tan­to los árabes iraquíes suníes como los chiíes se opo­nen a sus recla­ma­ciones ter­ri­to­ri­ales más allá de su enclave actual.

¿Se dividirá Irak?

Esta nue­va cri­sis ha vuel­to a pon­er sobre la mesa la vie­ja idea, dis­cu­ti­da ya durante la guer­ra de 2003, de que Irak se divi­da en tres regiones sep­a­radas, o inclu­so en tres naciones inde­pen­di­entes: una chií (Bag­dad y la may­or parte del sur y la fron­tera ori­en­tal con Irán), una suní (el oeste y algu­nas zonas del norte), y una kur­da (tam­bién en el norte, e incluyen­do las ciu­dades de Irbil y Kirkuk, a las que Sadam desplazó grandes can­ti­dades de población árabe).

La opción de la división, plantea­da tam­bién en otros país­es de la región, tiene defen­sores y detrac­tores. Por un lado, y con­tan­do siem­pre con que los extrem­is­tas del EIIL fue­sen reem­plaza­dos en un futuro por un lid­er­az­go suní civ­i­liza­do, el nue­vo mapa obe­de­cería a una dis­tribu­ción mas homogénea de la población y supon­dría, en prin­ci­pio, menos ten­siones de carác­ter étni­co y con­fe­sion­al. Por otro lado, y como señal­a­ba el diario británi­co The Guardian en un edi­to­r­i­al, «un Irak divi­di­do sería demasi­a­do débil como para hac­er frente, en el mejor de los casos, a la pen­e­tración de poten­cias exte­ri­ores, y, en el peor de los casos, podría con­ver­tirse en el cam­po de batal­la de la guer­ra region­al entre suníes y chiíes».

La clave, al final, es deter­mi­nar has­ta qué pun­to es posi­ble un Esta­do inte­grador y acon­fe­sion­al a estas alturas, con tan­tos muer­tos a la espal­da en todos los bandos.

¿Cómo afecta la crisis a Turquía?

Al otro lado de la fron­tera septen­tri­on­al iraquí, el Gob­ier­no de Ankara ya ha cel­e­bra­do reuniones de emer­gen­cia, y decide cómo rescatar a los 80 ciu­dadanos tur­cos que mantiene secuestra­dos el EIIL.

Turquía, con grandes intere­ses energéti­cos en Irak, es aho­ra espe­cial­mente sen­si­ble a posi­bles ataques yihadis­tas, una situación que le ha oblig­a­do ha cam­biar su dis­cur­so en los últi­mos meses. En 2012, el Gob­ier­no de Recep Tayyip Erdo­gan, que apoya a los gru­pos opos­i­tores al rég­i­men sirio de Bashar al Asad, cal­i­ficó de «apresura­da» la decisión de EE UU de incluir al Frente Al Nus­ra como grupo ter­ror­ista. Por entonces, a Ankara no le pre­ocu­pa­ba espe­cial­mente la ide­ología de los rebeldes sirios. El pasa­do mes de junio, Turquía ya había colo­ca­do a Al Nus­ra en su propia lista de gru­pos terroristas.

¿Cómo está sufriendo la población?

El viernes, la alta comi­sion­a­da de la ONU para los Dere­chos Humanos, Navi Pil­lay, mostró su extrema pre­ocu­pación por «el dete­ri­oro dramáti­co de la situación en Irak», de donde provienen «infor­ma­ciones sobre eje­cu­ciones sumarias y extra­ju­di­ciales, y el desplaza­mien­to masi­vo de medio mil­lón adi­cional de per­sonas». El sába­do, la ONU cal­i­ficó la cri­sis como una «trage­dia humana» y cifró el número de desplaza­dos inter­nos en todo el país en alrede­dor de un mil­lón de per­sonas.

La masi­va lle­ga­da al Kur­dis­tán iraquí en los últi­mos días de civiles proce­dentes de la veci­na provin­cia de Nínive ha abier­to un nue­vo frente human­i­tario para la Agen­cia de la ONU para los Refu­gia­dos (ACNUR), que ya tenía que afrontar la ayu­da a los refu­gia­dos que siguen lle­gan­do de Siria y a los desplaza­dos en los últi­mos meses de la provin­cia iraquí de Al Anbar, en el oeste del país.

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