Venezuela, fracturada: la crisis, en 5 claves

Miguel Máiquez, 1/3/2014

Vein­ticin­co años después del «Cara­ca­zo», la revuelta pop­u­lar con­tra una subi­da de pre­cios y tar­i­fas que se ini­ció el 27 de febrero de 1989, fue sofo­ca­da a tiros por policías y mil­itares, y acabó con cien­tos de muer­tos, Venezuela está sum­i­da en una pro­fun­da polar­ización y vive des­de hace dos sem­anas una nue­va olea­da de protes­tas en la que han fal­l­e­ci­do ya al menos 18 per­sonas (según el bal­ance ofi­cial; otras fuentes sitúan la cifra en 16) y unas 150 han resul­ta­do heridas.

El ori­gen de la frac­tura, ali­men­ta­da por la encona­da división entre chav­is­tas (en el Gob­ier­no) y antichav­is­tas, se encuen­tra en una grave cri­sis social refle­ja­da en la inse­guri­dad, la escasez de pro­duc­tos bási­cos, una inflación galopante y cortes con­stantes de elec­t­ri­ci­dad. Los últi­mos det­o­nantes han sido una gran escal­a­da de la delin­cuen­cia y la lla­ma­da Ley de Pre­cios Jus­tos, aproba­da final­mente por el Ejec­u­ti­vo del pres­i­dente Nicolás Maduro el pasa­do 24 de enero, y que pro­híbe már­genes de ganan­cias supe­ri­ores al 30%, con penas de has­ta 10 años de cár­cel para los acaparadores.

Las protes­tas actuales estal­laron el 12 de febrero, con grandes con­cen­tra­ciones en las prin­ci­pales ciu­dades del país y vio­len­tos enfrentamien­tos en Cara­cas que se sal­daron con tres muer­tos y dece­nas de heri­dos y detenidos. Tres días después, Maduro respon­s­abi­lizó de los hechos al diri­gente opos­i­tor Leopol­do López, del par­tido Vol­un­tad Pop­u­lar, y acusó tam­bién de insti­gador al expres­i­dente colom­biano Álvaro Uribe.

La situación se volvió más ten­sa aún cuan­do, el 16 de febrero, el Gob­ier­no con­fir­mó una orden de cap­tura con­tra Leopol­do López bajo la acusación, entre otros car­gos, de homi­cidio y ter­ror­is­mo. Maduro afir­mó además que Esta­dos Unidos está detrás de las protes­tas y expul­só a tres diplomáti­cos del país norteam­er­i­cano, un gesto que fue respon­di­do pos­te­ri­or­mente por Wash­ing­ton expul­san­do a su vez a tres diplomáti­cos venezolanos.

El día 18, López se entregó a las autori­dades en medio de una mul­ti­tu­di­nar­ia man­i­festación en Cara­cas, y al día sigu­iente subió a seis la cifra de muer­tos. El diri­gente opos­i­tor per­manece detenido en la pen­i­ten­cia­ría mil­i­tar de Ramo Verde, a las afueras de la capital.

El Gob­ier­no cal­i­fi­ca las protes­tas de ataque «nazi-fascista», mien­tras se van mul­ti­pli­can­do denun­cias por tor­turas, agre­siones y deten­ciones ile­gales de manifestantes.

Estas son cin­co claves para enten­der qué está pasan­do y por qué:

1. El polémico gobierno de Nicolás Maduro

El 8 de mar­zo de 2013, tres días después del fal­l­ec­imien­to de Hugo Chávez, Maduro, des­ig­na­do por el pro­pio coman­dante como su suce­sor, juró como pres­i­dente encar­ga­do de Venezuela, y el 14 de abril ganó las elec­ciones al impon­erse por un estre­cho mar­gen al can­dida­to opos­i­tor, Hen­rique Capriles. Capriles impugnó los comi­cios, pero la Jus­ti­cia vene­zolana acabó rat­i­f­i­can­do el resultado.

En noviem­bre, el Par­la­men­to otorgó a Maduro poderes espe­ciales para gob­ernar por decre­to, después de que el pres­i­dente orde­nase la ocu­pación de una red de tien­das de elec­trodomés­ti­cos a la que acus­a­ba de espec­u­lar. En los días sigu­ientes se inspec­cionaron, entre graves protes­tas y enfrentamien­tos, otros establec­imien­tos para estable­cer «pre­cios justos».

El pasa­do 8 de diciem­bre el chav­is­mo ganó las elec­ciones munic­i­pales al sumar 5,1 mil­lones de votos frente a 4,4 mil­lones de la opos­i­to­ra Mesa de la Unidad (MUD), y el 24 de enero entró en vig­or la men­ciona­da Ley de Pre­cios Justos.

Des­de que está en el poder, con una retóri­ca pop­ulista, excén­tri­ca y mís­ti­ca que a menudo ridi­culizan sus detrac­tores, y entre con­stantes denun­cias de autori­taris­mo y hostigamien­to a la oposi­ción, Maduro ha baja­do pre­cios por decre­to, ha inten­ta­do com­bat­ir la inflación por la vía mil­i­tar, ha detenido a «empre­sar­ios bur­gue­ses», ha prometi­do tele­vi­sores de plas­ma para el pueblo, y ha aproba­do con­tin­uas subidas del salario mín­i­mo. Todo ello, sin mucho éxi­to de momento.

El pres­i­dente vene­zolano heredó de Chávez un gran las­tre en mate­ria económi­ca, pero tam­bién casi 15 años de pro­gra­mas de gas­to públi­co des­ti­na­dos a impul­sar políti­cas sociales, que ben­e­fi­cia­ron a seg­men­tos vul­ner­a­bles de la población, y le ase­gu­ran un impor­tante apoyo popular.

2. #LaSalida

A prin­ci­p­ios de febrero, la oposi­ción anun­ció asam­bleas pop­u­lares y protes­tas calle­jeras en todo el país durante un mes, para exi­gir a Maduro una sal­i­da de la cri­sis social y económi­ca. Seguidores del opos­i­tor Leopol­do López inun­daron las redes sociales y una parte de la oposi­ción abrazó la ini­cia­ti­va, que cul­minó el 12 de febrero, Día de la Juven­tud, con una mar­cha masi­va. La protes­ta se definió como #LaSal­i­da, una de las eti­que­tas más uti­lizadas en Inter­net por los antichavistas.

Pese al apoyo políti­co de parte de la oposi­ción, los autén­ti­cos pro­tag­o­nistas de la protes­ta fueron los estu­di­antes, que salieron a la calle para exi­gir un cam­bio y un país libre de delin­cuen­cia. Lo hicieron sin una estrate­gia conc­re­ta ni líderes des­ig­na­dos, pero demostran­do una gran capaci­dad de movilización.

Cuan­do la may­oría de los man­i­fes­tantes ya habían aban­don­a­do lo que has­ta entonces era una mov­i­lización pací­fi­ca, indi­vid­u­os en moto­ci­cle­tas abrieron fuego con­tra el resto de la muchedum­bre. Murieron dos estu­di­antes activis­tas y un sim­pa­ti­zante del Gob­ier­no, y hubo dece­nas de heri­dos. El diario Últi­mas Noti­cias pub­licó que los autores de los dis­paros forma­ban parte del Ser­vi­cio Boli­var­i­ano de Inteligen­cia Nacional (Sebin), cuyo direc­tor fue des­ti­tu­i­do por Maduro.

«No aban­donare­mos la calle. Nosotros no ten­emos un solo líder, ni ten­emos intere­ses políti­cos. Esta­mos har­tos de que nos roben has­ta den­tro de las aulas de clase, que no haya ali­men­tos en los super­me­r­ca­dos. Hemos cre­ci­do en un país divi­di­do, con un dis­cur­so vio­len­to. Quer­e­mos que el Gob­ier­no haga su tra­ba­jo», afir­mó tras las primeras protes­tas un estu­di­ante de la Uni­ver­si­dad de Carabobo en la ciu­dad de Valencia.

El Gob­ier­no (de momen­to, sin fisuras) denun­cia que la situación es, en el fon­do, un inten­to de golpe de Esta­do. El país está semi­mil­i­ta­riza­do y se ha crea­do el denom­i­na­do Coman­do Nacional Antigolpe, con el obje­ti­vo de «revis­ar y con­trar­restar los planes golpis­tas y fascis­tas que ges­tan aque­l­los sec­tores de la derecha finan­cia­dos por Esta­dos Unidos», en pal­abras de Maduro: «Aler­ta en cada fábri­ca, en cada cen­tro de tra­ba­jo, en cada bar­rio, en cada uni­ver­si­dad. Vamos a der­ro­tar el golpe fascista con el pueblo mov­i­liza­do y organizado».

3. El difícil contexto social y económico

Venezuela se enfrenta a dos prob­le­mas fun­da­men­tales: la delin­cuen­cia, con una de las tasas de homi­cidios más altas del mun­do y una pre­ocu­pante impunidad, y una grave cri­sis económi­ca, con el may­or niv­el de inflación de toda la región (llegó has­ta el 56,2% en 2013).

La crim­i­nal­i­dad con la que con­viv­en a diario muchos ciu­dadanos reg­istró a prin­ci­p­ios de enero un episo­dio que pudo supon­er la gota que colmó el vaso, al ser asesina­dos durante un atra­co la pop­u­lar artista, mod­e­lo y Miss Venezuela 2004 Móni­ca Spear, y su mari­do. El asesina­to de Spear llevó la vio­len­cia en Venezuela a las por­tadas de los medios internacionales.

Mien­tras, la difí­cil situación económi­ca, fru­to, según la oposi­ción, de la políti­ca del Gob­ier­no, y según el Gob­ier­no, de un acoso impul­sa­do por «ene­mi­gos de la Rev­olu­ción Boli­var­i­ana», se refle­ja en una gran escasez (en las tien­das fal­tan pro­duc­tos bási­cos como leche, azú­car, medica­men­tos o inclu­so papel higiéni­co) y en con­tin­u­os cortes de energía eléc­tri­ca en todo el país.

Por otra parte, en Venezuela fun­ciona des­de hace más de 10 años un mecan­is­mo de con­trol de divisas que deja en manos del Esta­do la gestión del mer­ca­do cam­biario. Des­de el año pasa­do, el Gob­ier­no ha venido imponien­do un nue­vo sis­tema de con­trol, más férreo, a las mon­edas extran­jeras, en un inten­to de fre­nar la fuga de cap­i­tales y man­ten­er los pre­cios de la ces­ta de la com­pra bási­ca. Así, actual­mente, el dólar ofi­cial se cam­bia a unos 6,3 bolí­vares, pero en el mer­ca­do negro (el val­or real con el que los ciu­dadanos cal­cu­lan el coste de la vida) vale diez veces más. El pasa­do 24 de febrero, el Ejec­u­ti­vo decretó una flex­i­bi­lización del sis­tema para per­mi­tir que empre­sas y par­tic­u­lares par­ticipen en la com­pra y ven­ta de divisas a través de un nue­va platafor­ma de cam­bio de dólares, que se espera alivie la fal­ta de mon­e­da extran­jera que ha provo­ca­do escasez e inflación.

En cualquier caso, las medi­das impul­sadas por Maduro, encam­i­nadas a aumen­tar el con­trol estatal de la economía, y entre las que desta­can la imposi­ción de límites sobre los ben­efi­cios de las ven­tas y pre­cios fijos para el con­sum­i­dor, no han dado, de momen­to, resultado.

4. La oposición, en dos frecuencias

La oposi­ción políti­ca vene­zolana ha evolu­ciona­do hacia dos ver­tientes, una más mod­er­a­da, integra­da de algún modo en el sis­tema y rep­re­sen­ta­da por Hen­rique Capriles, y otra más rad­i­cal cuyo máx­i­mo rep­re­sen­tante es aho­ra el encar­ce­la­do líder de Vol­un­tad Pop­u­lar, Leopol­do López.

Capriles, prin­ci­pal figu­ra opos­i­to­ra has­ta aho­ra, se ha dis­tan­ci­a­do de las prop­ues­tas de Leopol­do López, y ha crit­i­ca­do los lla­mamien­tos a que Maduro aban­done antic­i­pada­mente el poder. El excan­dida­to pres­i­den­cial apues­ta por un «camino más largo» que evite situa­ciones de vio­len­cia: «Esta lucha es una resisten­cia, pero esta resisten­cia no crece si nos planteamos sal­i­das que no nos lle­van a nada», ha afir­ma­do. Su pos­tu­ra le está costan­do una caí­da en los índices de pop­u­lar­i­dad, y los anal­is­tas indi­can que parte de su apoyo se está trasvasan­do a Leopol­do López.

La trayec­to­ria de López, entre tan­to, había esta­do has­ta aho­ra oscure­ci­da por el pro­pio Capriles. En 2008, cuan­do era alcalde del munici­pio Cha­cao de Cara­cas, López fue inhab­il­i­ta­do políti­ca­mente en un polémi­co pro­ce­so pro­movi­do por la Con­traloría Gen­er­al. Ello le impidió pre­sen­tarse a las elec­ciones para la alcaldía de Cara­cas, unos comi­cios en los que las encues­tas le daban como favorito. López cedió entonces pro­tag­o­nis­mo a Capriles, su com­pañero de par­tido, y su car­rera políti­ca perdió fuerza, has­ta aho­ra, cuyo acti­vo papel en las recientes protes­tas y un dis­cur­so más rad­i­cal­iza­do le han situ­a­do como el opos­i­tor vene­zolano más recono­ci­do internacionalmente.

Con respec­to a los efec­tos de su deten­ción, para sus seguidores Leopol­do López se ha con­ver­tido en una figu­ra herói­ca, un pre­cio que el Gob­ier­no parece estar dis­puesto a pagar, a cam­bio de haber «desac­ti­va­do» (o inten­ta­do desac­ti­var) su dis­cur­so políti­co y su capaci­dad de con­vo­ca­to­ria. Aún no ha sido acu­sa­do for­mal­mente, pero los car­gos podrían incluir deli­tos de insti­gación públi­ca, daños a la propiedad, autoría int­elec­tu­al como deter­mi­nador de homi­cidio inten­cional y aso­ciación para delinquir.

Por últi­mo, están los gru­pos más extrem­is­tas, de cuyas estrate­gias vio­len­tas, según denun­cia el Gob­ier­no, se estaría valien­do una parte de la oposi­ción con el obje­ti­vo de «deses­ta­bi­lizar el país». Entre estas estrate­gias desta­can las lla­madas «guarim­bas», bar­ri­cadas calle­jeras en las que se que­man neumáti­cos y se tien­den alam­bres con púas para colap­sar el tráfico.

5. Estados Unidos, Colombia y la comunidad internacional

Los enfrentamien­tos entre el Gob­ier­no de Maduro y los de Esta­dos Unidos y Colom­bia han sido una con­stante des­de que el pres­i­dente vene­zolano asum­ió el car­go. El pasa­do mes de mayo, tras las protes­tas que acom­pañaron su investidu­ra, Maduro acusó a EE UU de haber «planea­do» los actos vio­len­tos, y denun­ció que Colom­bia esta­ba «con­spir­an­do» para der­ro­car­le, lle­gan­do a afir­mar que fue a este país a donde lle­garon, des­de EE UU, «unos exper­tos con un veneno para matarle».

La relación con Colom­bia mejoró en julio, con un inten­to de limar asperezas, aunque Maduro sigue tenien­do al expre­di­dente colom­biano Álvaro Uribe en su pun­to de mira. Con EE UU, sin embar­go, la ten­sión no ha hecho más que aumen­tar. El Gob­ier­no vene­zolano, que ofre­ció asi­lo al extéc­ni­co de la CIA Edward Snow­den, denun­ció en sep­tiem­bre que Wash­ing­ton había nega­do per­miso de sobre­vue­lo al avión de Maduro, y el día 30 de ese mis­mo mes anun­ció la expul­sión de tres fun­cionar­ios esta­dounidens­es. Otros tres diplomáti­cos de EE UU aca­ban de ser expul­sa­dos, tras afir­mar el pres­i­dente vene­zolano que Wash­ing­ton está detrás de las últi­mas protes­tas (Oba­ma ha cal­i­fi­ca­do de «ina­cept­able» la situación en Venezuela, y ha exigi­do la lib­eración de los man­i­fes­tantes opos­i­tores detenidos). Como respues­ta, EE UU ha expul­sa­do a su vez a tres fun­cionar­ios venezolanos.

El resto de la comu­nidad inter­na­cional está tan divi­di­da como la propia Venezuela. Maduro cuen­ta con el apoyo de los país­es que ya respald­a­ban a Chávez, como Bolivia, y de la Unión de Naciones Suramer­i­canas (Una­sur), que ha expre­sa­do su «firme rec­ha­zo al inten­to de deses­ta­bi­lizar el orden democráti­co con­sti­tu­i­do legí­ti­ma­mente por el voto popular».

La ofic­i­na del Alto Comi­sion­a­do de la ONU para los dere­chos humanos ha expre­sa­do su pre­ocu­pación por la escal­a­da de vio­len­cia en Venezuela y ha pedi­do una inves­ti­gación «inmedi­a­ta, exhaus­ti­va e impar­cial». Y la ONG Human Rights Watch (HRW) ha pedi­do asimis­mo al Gob­ier­no vene­zolano que lleve a cabo «sin demo­ra» una inves­ti­gación «impar­cial».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *