La tragedia de Ceuta reaviva la polémica sobre las devoluciones ilegales de inmigrantes

Miguel Máiquez, 9/2/2014

«Las Fuerzas y Cuer­pos de Seguri­dad del Esta­do encar­gadas de la cus­to­dia de costas y fron­teras que hayan inter­cep­ta­do a los extran­jeros que pre­tenden entrar irreg­u­lar­mente en España los con­ducirán con la may­or brevedad posi­ble a la cor­re­spon­di­ente comis­aría del Cuer­po Nacional de Policía, para que pue­da pro­ced­er­se a su iden­ti­fi­cación y, en su caso, a su devolu­ción. […] El extran­jero respec­to del cual se sigan trámites para adop­tar una res­olu­ción de devolu­ción ten­drá dere­cho a la asis­ten­cia jurídi­ca, así como a la asis­ten­cia de intérprete […]».

Este pár­rafo pertenece al artícu­lo 23 (capí­tu­lo VI) de la Ley de Extran­jería, y no deja lugar a dudas: las fuerzas de seguri­dad (la Guardia Civ­il, en este caso) no pueden devolver automáti­ca­mente a los inmi­grantes irreg­u­lares que con­siguen pis­ar sue­lo español. Es decir, sí pueden, y de hecho lo hacen fre­cuente­mente, pero no con la ley en la mano. La últi­ma vez que, según puede verse clara­mente en un vídeo, y de acuer­do con tes­ti­mo­nios de los pro­pios inmi­grantes, se actuó ile­gal­mente fue durante la trage­dia ocur­ri­da esta sem­ana en la fron­tera de Ceu­ta, cuan­do al menos 15 per­sonas perdieron la vida al inten­tar cruzar a España des­de Marruecos.

Las lla­madas «devolu­ciones en caliente» de inmi­grantes, que vienen sien­do denun­ci­adas des­de hace tiem­po por diver­sas ONG, no solo en Ceu­ta, sino tam­bién en Melil­la, han cen­tra­do las críti­cas a la actuación de la Guardia Civ­il ante el masi­vo inten­to de entra­da de esta sem­ana, jun­to con el uso de mate­r­i­al antidis­tur­bios con fines dis­ua­so­rios, y las difer­entes ver­siones ofi­ciales que se han ido suce­di­en­do sobre lo ocur­ri­do. El min­istro del Inte­ri­or, Jorge Fer­nán­dez Díaz, solic­itó este viernes com­pare­cer en el Con­gre­so de los Diputa­dos para dar expli­ca­ciones, y la Defen­so­ra del Pueblo, Soledad Becer­ril, ha abier­to ya una inves­ti­gación de oficio.

El asun­to ha lle­ga­do inclu­so has­ta la ONU, cuya Agen­cia para los Refu­gia­dos, ACNUR, ha mostra­do su «pre­ocu­pación por los inmi­grantes que arries­gan e inclu­so pier­den sus vidas mien­tras bus­can seguri­dad y pro­tec­ción a las puer­tas de la Unión Euro­pea», aña­di­en­do que estas per­sonas nece­si­tan pro­tec­ción inter­na­cional. ACNUR ha pedi­do tam­bién a los Esta­dos que respe­ten los dere­chos fun­da­men­tales en su gestión de las fron­teras y la inmi­gración irreg­u­lar, y que ase­guren que las per­sonas que nece­si­tan pro­tec­ción inter­na­cional puedan acced­er «a un lugar seguro» y puedan recibir un asi­lo jus­to y eficaz.

Problema enquistado

Después de los inten­tos masivos de entra­da ocur­ri­dos en Melil­la el pasa­do mes de julio, y de la polémi­ca decisión pos­te­ri­or del Gob­ier­no de colo­car cuchillas en la val­la de sep­a­ración en esta ciu­dad, las muertes de Ceu­ta han demostra­do que el prob­le­ma de la pre­sión migra­to­ria en las fron­teras con Mar­rue­cos está lejos de remitir.

En los últi­mos años, los acuer­dos alcan­za­dos con Mar­rue­cos y otros país­es africanos cos­teros para el con­trol de los flu­jos clan­des­ti­nos han reduci­do sig­ni­fica­ti­va­mente la lle­ga­da de pat­eras a las islas Canarias, pero han incre­men­ta­do la pre­sión sobre otras fron­teras, entre ellas las de Ceu­ta y Melil­la. Este mis­mo viernes, tan solo un día después del trági­co inten­to de entra­da ocur­ri­do en Ceu­ta, el pres­i­dente de la Ciu­dad Autóno­ma, Juan Vivas, indi­ca­ba que otros 1.000 inmi­grantes podrán estar en las inmedia­ciones, «esperan­do el salto a la frontera».

Y es que la clave, como lle­van años recor­dan­do las ONG de apoyo a los inmi­grantes, no es cómo o dónde «con­tener­los», sino desar­rol­lar políti­cas más efi­caces para luchar con­tra las mafias de trá­fi­co de per­sonas, pro­mover mejores condi­ciones de vida en los país­es de ori­gen, y mejo­rar tam­bién el cues­tion­able tra­to que a menudo se dis­pen­sa a per­sonas que, con o sin pape­les, lle­gan huyen­do de la mis­e­ria o de la guer­ra a un país teóri­ca­mente sol­i­dario y, en com­para­ción, rico. Eso, y una may­or coheren­cia entre la humanidad que procla­ma Europa sobre el papel y el blinda­je cada vez may­or que, al mis­mo tiem­po, impone sobre sus fron­teras con los país­es pobres.

Estos son, en pre­gun­tas y respues­tas, los aspec­tos fun­da­men­tales de la may­or trage­dia ocur­ri­da en nues­tras fron­teras des­de que se pro­ducen avalan­chas de inmi­grantes en Ceu­ta y Melilla.

¿Qué ha pasado en Ceuta?

En la mañana del pasa­do jueves, al menos 15 inmi­grantes murieron cuan­do un grupo de unos 250 sub­sa­har­i­anos intenta­ba entrar en Ceu­ta bor­de­an­do el espigón de la playa del Tara­jal, en la fron­tera con Mar­rue­cos. El últi­mo cadáver hal­la­do has­ta aho­ra fue rescata­do este sába­do en aguas españolas.

Aunque los detalles de lo ocur­ri­do exac­ta­mente siguen sien­do con­fu­sos, la secuen­cia de los hechos habría comen­za­do de madru­ga­da, cuan­do un grupo de unos 400 inmi­grantes se aprox­imó al paso fron­ter­i­zo cono­ci­do como Tarajal‑2 des­de las lomas de El Auyal, en ter­ri­to­rio mar­ro­quí. En ese momen­to, los sis­temas de vig­i­lan­cia insta­l­a­dos en el Cen­tro Oper­a­ti­vo de Ser­vi­cios detectan el movimien­to y las autori­dades españo­las dan avi­so a las mar­ro­quíes, al tiem­po que la Guardia Civ­il despl­ie­ga una bar­rera de agentes para blo­quear el paso.

Ante la imposi­bil­i­dad de seguir ade­lante, los inmi­grantes se div­i­den en dos gru­pos. Uno de ellos avan­za hacia el paso com­er­cial, donde es repeli­do por los agentes mar­ro­quíes; el otro, for­ma­do por unas 250 per­sonas, se dirige hacia el espigón fron­ter­i­zo que blo­quea el paso a través de la playa. Los inmi­grantes se echan al agua para tratar de vadear el espigón, nadan­do o agar­ra­dos a las rocas. En el inten­to mueren una quin­ce­na de per­sonas, al menos cua­tro de ellas por aplastamiento.

¿Cómo actuó la Guardia Civil?

La Guardia Civ­il empleó botes de humo y dis­paró sal­vas, fogueo y balas de goma al aire para dis­uadir a los inmi­grantes. Tras una primera ver­sión en la que se afirma­ba que las fuerzas de seguri­dad españo­las no habían tenido que actu­ar, el Min­is­te­rio del Inte­ri­or acabó admi­tien­do el uso de mate­r­i­al antidis­tur­bios, pero no cuan­do los inmi­grantes se lan­zaron al agua, sino úni­ca­mente cuan­do inten­taron atrav­es­ar la fron­tera ter­restre. En este sen­ti­do, el del­e­ga­do del Gob­ier­no en Ceu­ta, Fran­cis­co Anto­nio González Pérez, recono­ció que las Fuerzas de Seguri­dad españo­las uti­lizaron «mate­r­i­al antidis­tur­bios» para con­tener a los inmi­grantes, pero «nun­ca sobre las per­sonas» y solo «al aire y para asustar».

Algunos tes­ti­mo­nios de los super­vivientes, sin embar­go, con­tradi­cen estas afir­ma­ciones y afir­man que los agentes dis­pararon cuan­do los inmi­grantes esta­ban ya en el agua, cau­san­do una situación de páni­co, más aún cuan­do muchas de estas per­sonas no saben nadar.

En cuan­to a si los inmi­grantes lle­garon a pis­ar sue­lo español o no, el direc­tor gen­er­al de la Guardia Civ­il, Arse­nio Fer­nán­dez de Mesa, que defiende la actuación del Insti­tu­to Arma­do en Ceu­ta, ha ase­gu­ra­do que la muerte de los inmi­grantes no se pro­du­jo en ter­ri­to­rio español y que ninguno de ellos llegó a pis­ar ter­ri­to­rio nacional, a pesar de que fuentes ofi­ciales han admi­ti­do lo con­trario, y de la exis­ten­cia de un vídeo, difun­di­do ini­cial­mente por La Sex­ta Noti­cias, en el que se con­sta­ta esta otra versión.

Según ha indi­ca­do un por­tavoz de la Guardia Civ­il de Ceu­ta, «los agentes que esta­ban esperan­do en el Tara­jal la lle­ga­da de los inmi­grantes que chapote­a­ban en direc­ción a la oril­la no esta­ban vien­do cómo la gente se esta­ba ahogan­do, y, en todo caso, tam­poco habrían podi­do lan­zarse al agua porque se encon­tra­ban en aguas mar­ro­quíes, donde tan­to las fuerzas poli­ciales alauitas como sus equipos de rescate esta­ban ya trabajando».

La Guardia Civ­il afir­ma que su Grupo de Activi­dades Sub­acuáti­cas (GEAS) se ha ofre­ci­do a Mar­rue­cos para colab­o­rar en las tar­eas de búsque­da y rescate de más cuer­pos, ofrec­imien­to que las autori­dades mar­ro­quíes «han dec­li­na­do». En aguas españo­las, incide la Ben­eméri­ta, «no se ha ahoga­do ningu­na persona».

¿Ha habido «devoluciones en caliente»?

En el vídeo men­ciona­do se obser­va clara­mente cómo los agentes lle­van a los inmi­grantes direc­ta­mente de vuelta a Mar­rue­cos des­de la playa españo­la, aunque un por­tavoz de la Guardia Civ­il de Ceu­ta ha ase­gu­ra­do que los agentes no incumpli­eron la ley porque «el inmi­grante no está en ter­ri­to­rio español has­ta que no haya sobrepasa­do el cordón de seguri­dad». Otras fuentes de la Ben­eméri­ta, citadas por eldiario.es, con­tradi­cen, sin embar­go, esta inter­pretación de la fron­tera, si bien indi­can que «por razones human­i­tarias y, para no fre­nar al grupo de inmi­grantes que se acer­ca­ba a la playa del Tara­jal con sus bar­cos, se decidió que los agentes for­masen una colum­na humana que hiciese de fron­tera». Después de fre­nar a estas per­sonas, la Gen­darmería devolvió a los inmi­grantes a la policía marroquí.

Según afir­man fuentes de la Guardia Civ­il citadas por la agen­cia Europa Press, la devolu­ción sobre la mar­cha de los inmi­grantes que lle­gan a nado des­de Mar­rue­cos a la playa ceutí del Tara­jal es «lo habit­u­al», y for­ma parte de un «pro­to­co­lo» por el cual, cuan­do resul­ta «evi­dente» y «recono­ci­do» por el reino alauí que los inmi­grantes han sali­do de su ter­ri­to­rio, se omite el pro­ce­so admin­is­tra­ti­vo de expul­sión y se eje­cu­ta direc­ta­mente la entre­ga de las per­sonas detenidas a las fuerzas poli­ciales marroquíes.

«Esto se viene hacien­do en esa playa de Ceu­ta», afir­ma un por­tavoz de la Guardia Civ­il, para explicar que «no hay otra for­ma de evi­tar que entren por mar en este pun­to». Los agentes españoles oper­an como si fue­sen una con­tin­uación de los mar­ro­quíes: des­de el reino alauí se solici­ta ayu­da porque un número de inmi­grantes han sali­do de su ter­ri­to­rio rum­bo a España y la Ben­eméri­ta responde con­tenién­doles y devolvién­doles a su llegada.

El mis­mo por­tavoz incide en que «lo que hace la Guardia Civ­il es esper­ar a que entren y, según entran, se les entre­ga otra vez a la policía mar­ro­quí porque han sali­do de una playa de Mar­rue­cos y las autori­dades así lo recono­cen. Eso se viene hacien­do, no es solo hoy».

La Aso­ciación Unifi­ca­da de la Guardia Civ­il (AUGC) lle­va tiem­po exigien­do un pro­to­co­lo de actuación que reg­ule las inter­ven­ciones que pueden lle­var en la fron­tera. Tras la entra­da en vig­or en octubre de 2012 del con­ve­nio his­pano-mar­ro­quí para la read­misión de inmi­grantes irreg­u­lares, el Min­is­te­rio del Inte­ri­or con­fir­mó al diario El Faro de Melil­la que no existe un pro­to­co­lo de actuación ante la inmi­gración ile­gal para saber en qué situa­ciones se deben eje­cu­tar las devolu­ciones a Mar­rue­cos de las per­sonas que saltan la val­la o entran en pat­era a la ciu­dad, y en cuáles se apli­ca la Ley de Extranjería.

¿Cómo han reaccionado las autoridades?

La con­se­jera de Pres­i­den­cia del Gob­ier­no de Ceu­ta, Yolan­da Bel (PP), defendió este viernes «sin duda y sin fisuras» la actuación de los agentes de la Guardia Civ­il y trans­mi­tió «la pena y las con­do­len­cias del Gob­ier­no de la Ciu­dad y de todos los ceutíes por el dra­ma suce­di­do jun­to a la fron­tera». «Ésta ‑añadió- es una ciu­dad sol­i­daria con todos los que aquí lle­gan, sean españoles o de cualquier otro país, y estos suce­sos nos cau­san un gran pesar». «La actuación de los guardias civiles fue efi­caz y efi­ciente, de for­ma ade­cua­da y pro­por­ciona­da, tal y como ha dicho el del­e­ga­do del Gob­ier­no, y cumplien­do con todos los parámet­ros legales», subrayó.

Con respec­to al Gob­ier­no cen­tral, la vicepres­i­den­ta del Gob­ier­no, Soraya Sáenz de San­ta­maría, anun­ció el viernes que el  min­istro del Inte­ri­or ha reg­istra­do en la Cámara Baja una solic­i­tud de com­pare­cen­cia en la Comisión de Inte­ri­or, una peti­ción que tam­bién habían solic­i­ta­do PSOE, IU, BNG e ICV. Sáenz de San­ta­maría lamen­tó en nom­bre del Ejec­u­ti­vo la trage­dia, pero no se refir­ió a las con­tradic­ciones en la ver­siones de lo suce­di­do, algu­nas de las cuales apun­tan a que la inter­ven­ción de la Guardia Civ­il pudo con­tribuir a la muerte de los inmi­grantes. La vicepres­i­den­ta se lim­itó a recono­cer la labor de las fuerzas y cuer­pos de seguri­dad y de numerosas orga­ni­za­ciones. Todas ellas, dijo, tratan de paliar la inmi­gración irreg­u­lar, un dra­ma que requiere una solu­ción «con­jun­ta».

¿Qué denuncian las ONG?

Varias ONG han denun­ci­a­do la devolu­ción a Mar­rue­cos del grupo de inmi­grantes que logró alcan­zar la playa ceutí. La Comisión Españo­la de Ayu­da al Refu­gia­do (CEAR) afir­ma que es una prác­ti­ca habit­u­al y denun­cia que se tra­ta de una «expul­sión ile­gal» que vio­la las leyes nacionales e internacionales.

Tam­bién SOS Racis­mo ha denun­ci­a­do que cuan­do logran lle­gar se les expul­sa de for­ma ile­gal por una puer­ta de la val­la, cuan­do muchas de estas per­sonas huyen de país­es en guer­ra, o con per­se­cu­ciones étni­cas o reli­giosas y podrían, por tan­to, solic­i­tar refu­gio, a pesar de lo cual, «ni siquiera se les da la opción: no se les per­mite pis­ar tier­ra española».

Las orga­ni­za­ciones sociales APDH‑A, SOS Racis­mo y Andalucía Acoge ya habían rec­haz­a­do el pasa­do miér­coles las reit­er­adas devolu­ciones ile­gales en las val­las de Ceu­ta y Melil­la, y habían exigi­do respon­s­abil­i­dades al Min­is­te­rio del Inte­ri­or, después de que se hiciera públi­ca una grabación que doc­u­menta­ba, una vez más, un inten­to de este tipo de prác­ti­cas por parte de agentes de la Guardia Civ­il en la val­la fron­ter­i­za entre Melil­la y Marruecos.

¿Hay una actitud violenta por parte de los inmigrantes?

Agentes de la Guardia Civ­il cita­dos estos días en diver­sos medios de comu­ni­cación jus­ti­f­i­can el empleo de mate­r­i­al antidis­tur­bios en una «acti­tud vio­len­ta» por parte de los inmi­grantes: «Han tira­do piedras con­tra todo lo que han pil­la­do. Es la primera vez que entran de una for­ma tan agre­si­va». Des­de el Min­is­te­rio del Inte­ri­or tam­bién se ha reforza­do esta ver­sión: «Se ha uti­liza­do mate­r­i­al antidis­tur­bios en el espigón porque el grupo de inmi­grantes ha mostra­do acti­tudes vio­len­tas y los agentes han tenido que lle­var a cabo una acción pro­por­ciona­da». El del­e­ga­do del Gob­ier­no en Ceu­ta, Fran­cis­co Anto­nio González Pérez, destacó asimis­mo la «inau­di­ta vio­len­cia» emplea­da por los sub­sa­har­i­anos para inten­tar acced­er a la ciu­dad autóno­ma Algunos tes­ti­gos, no obstante, lo nie­gan: «Nosotros teníamos las manos vacías no teníamos ningún obje­to», señala uno de los inmi­grantes a eldiario.es.

Tras los var­ios inten­tos masivos de entra­da de inmi­grantes en Melil­la el pasa­do mes de julio, el del­e­ga­do del Gob­ier­no en esta ciu­dad, Abdel­ma­lik El Barkani, insis­tió en que se han detec­ta­do «nove­dosas prác­ti­cas de ame­nazas y pre­sión a las Fuerzas de Seguri­dad del Esta­do que vienen pro­tag­on­i­zan­do últi­ma­mente y en may­or medi­da los inmi­grantes que inten­tan entrar». De acuer­do con fuentes poli­ciales citadas por la agen­cia Efe, «los sub­sa­har­i­anos vienen dis­puestos a jugarse su propia vida, sin impor­tar si ponen en ries­go la vida de los demás. En los asaltos al val­la­do, uti­lizan piedras y palos, mien­tras que, en las lle­gadas en pat­era, vienen pro­vis­tos de gar­rafas con gasoli­na e, inclu­so, ame­nazan con tirar al mar a los menores que via­jan en las embarcaciones».

Orga­ni­za­ciones de dere­chos humanos y de apoyo a los inmi­grantes ase­gu­ran, sin embar­go, que los episo­dios de vio­len­cia son, si aca­so, excep­cionales, y desta­can que son los inmi­grantes quienes sufren com­por­tamien­tos agre­sivos por parte de las fuerzas de seguri­dad, y que a menudo se pro­ducen expul­siones irreg­u­lares, cuan­do no ile­gales, de inmi­grantes que ya han han logra­do lle­gar a España.

¿Cómo ha evolucionado la entrada de inmigrantes en los últimos años?

La pre­sión migra­to­ria sobre Ceu­ta y Melil­la alcanzó un pun­to críti­co en 2005, cuan­do 14 inmi­grantes sub­sa­har­i­anos perecieron en un suce­sión de asaltos a las fron­teras en las dos ciu­dades autóno­mas. El Gob­ier­no español cam­bió entonces la fisonomía de la val­la en Melil­la, que fue ele­va­da has­ta los seis met­ros, y se incor­poró como obstácu­lo nove­doso la «sir­ga tridi­men­sion­al», que per­mi­tió además la reti­ra­da, en 2007, de la con­certi­na, el alam­bre de cuchillas que rode­a­ba ini­cial­mente el vallado.

La colab­o­ración mar­ro­quí tam­bién fue clave para abor­tar numerosos acer­camien­tos de sub­sa­har­i­anos al perímetro fron­ter­i­zo. Tras el aumen­to de los con­troles, la emi­gración sub­sa­har­i­ana se desplazó hacia el sur, y Canarias se con­vir­tió a lo largo de 2006 en el pun­to de lle­ga­da de innu­mer­ables cayu­cos, que partían primero de Mau­ri­ta­nia y después de Sene­gal. Las fron­teras melil­lense y ceutí recu­per­aron entonces una rel­a­ti­va cal­ma, salpic­a­da por algunos hechos pun­tuales. Tres inmi­grantes fal­l­ecieron en el asalto a la val­la de Melil­la en 2006, dos más murieron en 2009, y otro en 2013.

Sin embar­go, el aumen­to de la pre­sión migra­to­ria, que ya se había deja­do sen­tir durante el ver­a­no de 2012, retornó con fuerza ese año. La Guardia Civ­il reforzó a finales de mayo de 2013 el dis­pos­i­ti­vo de seguri­dad, y se recu­per­aron, en algunos tramos, las con­certi­nas, medi­da que fue de nue­vo tan crit­i­ca­da como lo había sido durante su primera colocación.

En el caso de Ceu­ta, se cal­cu­la que en el entorno más próx­i­mo de la fron­tera hay actual­mente un mil­lar de sub­sa­har­i­anos a la espera de entrar ile­gal­mente en la ciu­dad. Este ele­va­do número de per­sonas obliga a los agentes a man­ten­er una con­stante aten­ción en el entorno fron­ter­i­zo, sobre todo tenien­do en cuen­ta que estos inmi­grantes viv­en ocul­tos en los montes próx­i­mos a la fron­tera, en condi­ciones infrahu­manas, mal­trata­dos a menudo por la policía mar­ro­quí, a merced de las mafias y a la espera de un asalto.

La oro­grafía del ter­reno, con con­stantes pen­di­entes, hace que los 8,2 kilómet­ros de perímetro fron­ter­i­zo ter­restre (con una doble val­la a seis met­ros de altura) resul­ten muy difí­cil de fran­quear por los inmi­grantes, que han adop­ta­do otros méto­dos de entra­da en los dos últi­mos años: los asaltos al val­la­do y la nave­gación en pequeñas bal­sas como las que habit­ual­mente se uti­lizan como juego en las playas.

La lle­ga­da del mal tiem­po suele dejar a un lado las trav­es­ías marí­ti­mas, por lo que los asaltos en grupo se han con­ver­tido en la téc­ni­ca más uti­liza­da para inten­tar acced­er ile­gal­mente al ter­ri­to­rio nacional. No obstante, fuentes de la Policía Nacional citadas por la agen­cia Efe indi­can que la pre­sión es con­tin­ua, sobre todo por la entra­da de inmi­grantes escon­di­dos en dobles fon­dos de vehícu­los o bien con doc­u­mentación falsificada.

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  1. Malos tiempos | Demasiadas palabras

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