¿Qué alimenta al monstruo de la homofobia en Rusia?

Miguel Máiquez, 8/9/2013

Cuan­do Barack Oba­ma estrechó esta sem­ana la mano de Vladimir Putin al ini­cio de la Cum­bre del G‑20, en San Peters­bur­go, la son­risa del pres­i­dente de los Esta­dos Unidos parecía, val­ga el tópi­co, bajo los efec­tos del más crudo frío de la estepa. El man­datario ruso se ha con­ver­tido en la prin­ci­pal pesadil­la del inquili­no de la Casa Blan­ca en casi todos los frentes imag­in­ables, empezan­do por el apoyo de Moscú al rég­i­men sirio, sigu­ien­do por el asi­lo con­ce­di­do por el Krem­lin al extéc­ni­co de la CIA y rev­e­lador de secre­tos Edward Snow­den, y ter­mi­nan­do por una cruza­da anti­gay del Gob­ier­no ruso ante la que Oba­ma, pre­sion­a­do por los colec­tivos en defen­sa de los dere­chos humanos, se ve cada vez más oblig­a­do a responder.

En un país donde casi las tres cuar­tas partes de la población con­sid­era que la homo­sex­u­al­i­dad no debería ser acep­ta­da por la sociedad, donde ape­nas se dis­tingue entre los tér­mi­nos «homo­sex­u­al» y «pedó­fi­lo», donde no se per­miten las uniones mat­ri­mo­ni­ales entre per­sonas del mis­mo sexo, y donde están pro­hibidas las mar­chas del Orgul­lo Gay, ser homo­sex­u­al y no ocul­tar­lo es prác­ti­ca­mente una hero­i­ci­dad. Gra­cias a dos polémi­cas leyes aprobadas el pasa­do mes de junio por el Par­la­men­to ruso, aho­ra supone, además, ten­er en con­tra al apara­to del Estado.

La primera de estas nor­mas pro­híbe la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al» dirigi­da a menores, en un tex­to lo sufi­cien­te­mente ambiguo como para que pue­da ser cas­ti­ga­da cualquier infor­ma­ción sobre «rela­ciones sex­u­ales no tradi­cionales». La segun­da pro­híbe a los homo­sex­u­ales extran­jeros adop­tar niños rusos. Hay, además, una prop­ues­ta para que se pro­hí­ba a los homo­sex­u­ales donar san­gre, y esta mis­ma sem­ana se ha pre­sen­tan­do un proyec­to de ley en el Par­la­men­to para que «el hecho de que uno de los padres ten­ga una ori­entación sex­u­al no tradi­cional sea causa para la pri­vación de la potes­tad parental».

Esta ofen­si­va homó­fo­ba, uni­da a la grave mul­ti­lpli­cación de actos vio­len­tos con­tra homo­sex­u­ales per­pe­tra­dos por gru­pos neon­azis, que actúan con una con­sid­er­able impunidad, ha sus­ci­ta­do protes­tas en numerosos país­es. La últi­ma, este mis­mo domin­go, cuan­do alrede­dor de dos cen­tenares de per­sonas se man­i­fes­taron ante la emba­ja­da rusa en París con una ‘besa­da’ con­tra la homo­fo­bia.

Ha habido tam­bién lla­mamien­tos a boicotear los próx­i­mos Jue­gos Olímpi­cos de Invier­no, que se cel­e­brarán en la ciu­dad rusa de Sochi, y orga­ni­za­ciones como Amnistía Inter­na­cional han tacha­do las nuevas leyes de «absur­das» y «anacróni­cas». En un plano más anecdóti­co, pero sin duda muy sim­bóli­co, bares y dis­cote­cas gays en Esta­dos Unidos, el Reino Unido, Aus­tralia y Canadá han lan­za­do en los últi­mos días un boicot con­tra el vod­ka de ori­gen ruso.

La indi­gnación va encon­tran­do poco a poco eco tam­bién en los gob­ier­nos, aunque, de momen­to, tími­da­mente. Oba­ma se reunió en San Peters­bur­go con una rep­re­sentación de activis­tas rusos en defen­sa de los dere­chos de los homo­sex­u­ales, y el primer min­istro británi­co, David Cameron, anun­ció que plantearía el tema durante la Cum­bre del G‑20. El min­istro de Rela­ciones Exte­ri­ores de Ale­ma­nia, Gui­do West­er­welle (gay), ha dicho que la ley rusa sobre «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al» no debería exi­s­tir en una sociedad mod­er­na y supues­ta­mente democráti­ca. Tam­bién el Con­se­jo de Europa ha hecho lle­gar men­sajes de protesta.

No parece, sin embar­go, que ningu­na de estas que­jas vaya a hac­er mucha mel­la en la políti­ca de Putin, un per­son­aje que cul­ti­va con esmero su ima­gen de «macho esla­vo», cazador y deportista, con sus fotos a pecho des­cu­bier­to (mate­r­i­al de primera para las sáti­ras en Inter­net donde le retratan como icono gay) y su mas­culin­idad a prue­ba de bomba.

Más impor­tante, en cualquier caso, es el hecho de que el pres­i­dente ruso se siente respal­da­do por la may­oría de la población de su país, y que las nuevas leyes, espe­cial­mente la rel­a­ti­va a la «pro­pa­gan­da», le per­miten ejercer un may­or con­trol sobre posi­bles man­i­festa­ciones de descon­tento social (ya se han pro­hibido actos de protes­ta en algu­nas zonas durante la cel­e­bración de los Jue­gos de Sochi), al tiem­po que afi­an­zan su ima­gen nacional­ista de defen­sor de la iden­ti­dad rusa frente a lo que muchos ciu­dadanos ven como val­ores impuestos por Occidente.

La Aso­ciación Inter­na­cional de Gays y Les­bianas ha con­ce­di­do a Rusia el dudoso hon­or de ser, jun­to con Mol­davia, el país europeo donde menos se respetan los dere­chos de los homo­sex­u­ales. Las leyes men­cionadas, la repre­sión poli­cial y la oposi­ción reli­giosa, tan­to de orto­dox­os como de musul­manes, a las mar­chas de Orgul­lo Gay han con­ver­tido al país en el más hos­til del con­ti­nente en lo que respec­ta a las minorías sexuales.

«En mate­ria de dere­chos humanos, lo que incluye a los homo­sex­u­ales, Rusia se parece más a Irán y Corea del Norte, que a Occi­dente», ase­guró recien­te­mente Vladimir Voloshin, redac­tor jefe de KVIR, la revista más pop­u­lar entre la comu­nidad homo­sex­u­al rusa. «La may­oría de los rusos siguen vien­do a los gays como algo malo, ter­ri­ble, anor­mal e incom­pren­si­ble. No entien­den que, con los prob­le­mas sociales que hay, nosotros exi­jamos que se respe­ten nue­stros dere­chos», añadió.

Las razones de este sen­timien­to homó­fobo en Rusia son com­ple­jas, y tienen que ver, aparte de con el carác­ter con­ser­vador de bue­na parte de la población (sobre todo la de las zonas rurales), con el pasa­do soviéti­co, con la influ­en­cia de la Igle­sia Orto­doxa, y con el nacional­is­mo y los sen­timien­tos antioccidentales.

Estas son algu­nas claves, tan­to de la ofen­si­va anti­gay en Rusia, como de las razones que la alimentan:

Las leyes

La leyes con­sid­er­adas dis­crim­i­na­to­rias con­tra los homo­sex­u­ales no son nuevas en Rusia. El artícu­lo 121 del códi­go penal, por ejem­p­lo, que san­ciona­ba con penas de cár­cel las prác­ti­cas homo­sex­u­ales, no fue aboli­do has­ta 1993, año en que tam­bién se dejó de con­sid­er­ar la homo­sex­u­al­i­dad como una enfer­medad men­tal. No obstante, dos nor­mas aprobadas el pasa­do mes de junio por el Par­la­men­to han dado al prob­le­ma una vis­i­bil­i­dad inter­na­cional sin precedentes.

El pasa­do 11 de junio la Duma (Par­la­men­to ruso) aprobó casi por una­n­im­i­dad (436 votos en una cámara de 450 diputa­dos) una ley que per­mi­tirá san­cionar a quienes infor­men a menores sobre «rela­ciones sex­u­ales no tradi­cionales». La ley ele­va a ran­go estatal una pro­hibi­ción que ya esta­ba vigente en numerosas regiones y ciu­dades del país.

El tex­to de la nor­ma es delib­er­ada­mente ambiguo (evi­ta men­cionar explici­ta­mente la pal­abra «homo­sex­u­al»), pero supone que podrá cas­ti­garse a quienes se dediquen a difundir «la idea ter­giver­sa­da de que las ori­enta­ciones sex­u­ales tradi­cionales y no tradi­cionales tienen igual val­or social», y a quienes «impon­gan infor­ma­ción sobre las rela­ciones sex­u­ales no tradi­cionales que provoque el interés por esas rela­ciones». Las mul­tas van de 4.000 a 5.000 rub­los (alrede­dor de 100 euros) para las per­sonas físi­cas en gen­er­al, de 40.000 a 50.000 rub­los (unos 1.000 euros) para las per­sonas con car­gos, y de has­ta 1 mil­lón de rub­los o sus­pen­sión de activi­dades durante 90 días para las enti­dades jurídicas.

Unos días después, el 18 de junio, la Duma aprobó por una­n­im­i­dad una mod­i­fi­cación del Códi­go de Famil­ia por la que las pare­jas homo­sex­u­ales extran­jeras no podrán adop­tar niños rusos. La pro­hibi­ción se apli­ca asimis­mo a los solteros de los país­es donde haya sido aproba­do el mat­ri­mo­nio entre per­sonas del mis­mo sexo (un total de 16, incui­dos 9 en Europa, entre ellos, España).

Además, están sobre la mesa dos prop­ues­tas pre­sen­tadas en estas últi­mas sem­anas al Par­la­men­to por diputa­dos rusos. La primera pro­pone la pro­hibi­ción de donar san­gre a los homo­sex­u­ales; la segun­da establece que «el hecho de que uno de los padres ten­ga una ori­entación sex­u­al no tradi­cional será causal para la pri­vación de la potes­tad parental». En la nota explica­ti­va que acom­paña este últi­mo tex­to se afir­ma que, «según los exper­tos», entre el 5% y 7% por cien­to de los habi­tantes de Rusia son de «ori­entación sex­u­al no tradi­cional» y, como mín­i­mo, un ter­cio de ellos tienen hijos.

«Tchaikovsky era gay, pero era un gran músico»

Putin insiste en que las leyes aprobadas por su Gob­ier­no no supo­nen dis­crim­i­nación hacia los homo­sex­u­ales. El pres­i­dente ruso afir­ma que «la gente con una ori­entación sex­u­al no tradi­cional no sufre ningún abu­so en su vida pro­fe­sion­al», y, en relación a la polémi­ca sus­ci­ta­da de cara a los Jue­gos de Invier­no, se ha com­pro­meti­do a impedir «cualquier tipo de dis­crim­i­nación» con­tra los atle­tas homo­sex­u­ales que par­ticipen, aña­di­en­do que no ten­drá ningún prob­le­ma en entre­gar­les medal­las si las obtienen, ya que «no habrá ningún abu­so por parte del Gob­ier­no en el reconocimien­to de sus méritos».

«Tchaikovsky era gay, aunque es cier­to no lo amamos por eso, pero era un gran músi­co y todos amamos su músi­ca. ¿Y qué?», dijo Putin en una entre­vista con el estatal Canal 1 ruso difun­di­da el pasa­do miér­coles. «No hay razón para hac­er una mon­taña de un gra­no de are­na, nada tene­broso ni ter­ri­ble está ocur­rien­do aquí en nue­stro país» agregó. Con­sul­ta­do sobre si se reuniría con miem­bros de la comu­nidad de gays y les­bianas, Putin dijo: «Les ase­guro que tra­ba­jo con estas per­sonas, a veces les doy pre­mios estatales».

Estigma social

El pasa­do mes de junio, el Cen­tro de Inves­ti­gación Pew pub­licó una encues­ta sobre las acti­tudes hacia la homo­sex­u­al­i­dad en el mun­do. Según el son­deo, el 74% de los rusos con­sid­era que la homo­sex­u­al­i­dad no debería ser acep­ta­da como algo nor­mal en la sociedad.

Ante­ri­or­mente, en 2010, otra encues­ta del cen­tro ruso Lev­a­da, difun­di­da en castel­lano en el blog Sal­sa rusa, ofrecía datos más especí­fi­cos: El 74% de los encues­ta­dos está con­ven­ci­do de que los gays y les­bianas son per­sonas moral­mente licen­ciosas y psíquica­mente incom­ple­tas, y ape­nas el 15% respondió que los homo­sex­u­ales deberían ten­er los mis­mos dere­chos que las per­sonas de «ori­entación sex­u­al tradi­cional». El 24% con­sid­era que hay que pro­por­cionar a los homo­sex­u­ales ayu­da psi­cológ­i­ca, y el 84% se man­i­fi­es­ta en con­tra de los mat­ri­mo­nios de per­sonas del mis­mo sexo en Rusia.

«Somos gente normal»

Recientes declara­ciones de algu­nas per­son­al­i­dades de la vida deporti­va y cul­tur­al rusa tam­poco han con­tribui­do a crear un cli­ma de may­or tol­er­an­cia. El pasa­do 15 de agos­to, la campe­ona mundi­al rusa de pér­ti­ga Yele­na Isin­báye­va crit­icó el gesto de la atle­ta sue­ca Emma Green, quien com­pi­tió en los Mundi­ales de Atletismo de Moscú con las uñas pin­tadas con los col­ores del arco iris, indi­can­do que «es una fal­ta de respeto hacia nue­stro país, hacia nue­stro ciu­dadanos, porque nosotros somos rusos. Tal vez somos difer­entes a otros europeos, pero ten­emos una ley que hay que respetar».

«Esta­mos con­tra su pro­mo­ción, no, obvi­a­mente, con­tra la libre elec­ción de cada per­sona. Es su vida, es su elec­ción, sus sen­timien­tos, pero esta­mos en con­tra  de su pro­mo­ción y yo apoyo al Gob­ier­no», afir­mó la atle­ta. «Somos gente nor­mal, están­dar, sim­ple­mente vivi­mos hom­bres con mujeres y mujeres con hom­bres. Viene de la his­to­ria, nun­ca hemos tenido ningún prob­le­ma y no quer­e­mos ten­er­lo», con­cluyó. Pos­te­ri­or­mente, Isin­báye­va rec­ti­ficó sus pal­abras y achacó «la mal­in­ter­pretación» al idioma (se había expre­sa­do en inglés).

Tam­bién el oscariza­do cineas­ta ruso Niki­ta Mijalkov se sumó al debate: «No puede haber cine sano donde se legal­iza el mat­ri­mo­nio gay», dijo el pasa­do mes de julio. «Cuán­do las cosas anti­nat­u­rales se con­vierten en nor­ma, qué se puede esper­ar del cine. Se tra­ta de exter­minio de la armonía div­ina y humana», afir­mó el direc­tor de pelícu­las tan mem­o­rables como Ojos negros o Que­ma­do por el sol.

Ataques neonazis

El prin­ci­pal peli­gro para los homo­sex­u­ales rusos proviene, en cualquier caso, de los gru­pos neon­azis y de skin­heads que han pro­lif­er­a­do en Rusia en los últi­mos años, y cuyo obje­ti­vo no son solo los gays, sino tam­bién los inmi­grantes o los rusos que no son de raza blanca.

Según infor­ma Rodri­go Fer­nán­dez en El País, una de estas orga­ni­za­ciones, Okkupái Ped­ofil­iái, «ase­gu­ra realizar ‘entre­vis­tas satíri­co-filosó­fi­cas con pedó­fi­los’ », lo que en la prác­ti­ca sig­nifi­ca que tien­den tram­pas ‑gen­eral­mente con­tac­tos en Inter­net- para cap­turar a gays ‑no exclu­si­va­mente a ped­eras­tas, aunque para ellos no hay esa difer­en­cia- e infli­girles humil­la­ciones que son grabadas y luego subidas a la Red».

El legado soviético y un presente roto

En el primer códi­go penal que edi­taron los bolcheviques tras la Rev­olu­ción de 1917 desa­pare­ció el artícu­lo que pen­a­ba los actos homo­sex­u­ales, y por primera vez des­de 1716, la homo­sex­u­al­i­dad era com­ple­ta­mente legal. Sin embar­go, la legal­ización de los actos homo­sex­u­ales no supu­so el fin de la per­se­cu­ción. La homo­sex­u­al­i­dad pasó a dejar de ser con­sid­er­a­da un crimen para pasar a ser un des­or­den médi­co o psi­cológi­co, que debía ser curado.

Final­mente, Stal­in emi­tió un decre­to en 1933 por el que se recrim­i­nal­iz­a­ba la homo­sex­u­al­i­dad. Los gays pasaron a ser trata­dos como pedó­fi­los, bur­gue­ses, cor­rup­tos o fascis­tas. La homo­sex­u­al­i­dad no sólo era un crimen con­tra la nat­u­raleza, sino tam­bién con­tra la sociedad. Las cifras de hom­bres desa­pare­ci­dos en cam­pos de tra­ba­jo tras ser con­de­na­dos por homo­sex­u­al­i­dad no son cono­ci­das, pero las deten­ciones masi­vas durante la Gran Pur­ga garan­ti­zaron que la sub­cul­tura homo­sex­u­al resul­tara invis­i­ble durante las sigu­ientes cua­tro décadas.

Cuan­do las leyes anti­ho­mo­sex­u­ales de Stal­in fueron abol­i­das en 1993, no hubo amnistía para quienes per­manecían encar­ce­la­dos por sodomía, según expli­ca el his­to­ri­ador Dean Healey, un exper­to en homo­sex­u­al­i­dad en Rusia. Y des­de los años noven­ta, señala por su parte a la revista The Atlantic Yvonne How­ell, pro­fe­so­ra de la Uni­ver­si­dad de Rich­mond (EE UU), los rusos se han enfrenta­do a «una ter­ri­ble cri­sis económi­ca, a la pér­di­da de ser­vi­cios públi­cos en muchas áreas y a una cor­rup­ción gen­er­al­iza­da, fac­tores que con­tribuyen a un refuer­zo de los estereoti­pos neg­a­tivos». «Las sociedades que se sien­ten inse­guras con respec­to a su iden­ti­dad políti­ca, social, económi­ca y cul­tur­al tien­den a enmas­carar esa inse­guri­dad reforzan­do la exhibi­ción de la fuerza de género», añade.

El peso de la Iglesia Ortodoxa

Las encues­tas y los estu­dios soci­ológi­cos rev­e­lan que las sociedades con un may­or peso reli­gioso sue­len ser menos tol­er­antes con la homo­sex­u­al­i­dad. Los país­es de may­oría islámi­ca, o zonas como el lla­ma­do «cin­turón bíbli­co», en Esta­dos Unidos, son buenos ejem­p­los. En su comen­tario sobre su encues­ta del pasa­do junio, el Cen­tro de Inves­ti­gación Pew indi­ca­ba que «la aceptación de la homo­sex­u­al­i­dad está par­tic­u­lar­mente expandi­da en país­es en los que la religión es menos cen­tral en la vida de las per­sonas. Esto tam­bién sucede en los país­es más ricos. En con­traste, en los país­es más pobres y con altos nive­les de reli­giosi­dad pocos creen que la homo­sex­u­al­i­dad debería ser acep­ta­da por la sociedad. No obstante, en algunos país­es en los que la religión tiende a ser menos cen­tral, como Rusia y Chi­na, los gays todavía deben ganar aceptación».

En Rusia tan solo un 33% de la población con­sid­era la religión como algo impor­tante en su vida, pero el peso políti­co de la Igle­sia Orto­doxa, ali­a­da con el Gob­ier­no de Putin y prin­ci­pal bastión del sen­timien­to nacional­ista ruso, es, sin embar­go, muy impor­tante. De hecho, muchos rusos ven en su perte­nen­cia a la Igle­sia Orto­doxa un modo de reafir­mar su ‘rusian­idad’.

Así, entre el 80% y el 90% de los rusos se iden­ti­f­i­can como cris­tianos orto­dox­os, aunque, después de décadas de ateís­mo ofi­cial, son muy pocos los que atien­den con reg­u­lar­i­dad los ser­viv­ios reli­giosos. La clave es que, según una encues­ta real­iza­da en el año 2007, la may­oría con­sid­era la religión como una «tradi­ción nacional» y un com­ple­men­to a sus val­ores éti­cos y morales. Y el patri­ar­ca orto­doxo, Kir­il (Cir­i­lo I), con­sid­era que «la homo­sex­u­al­i­dad es un peca­do» y se mues­tra con­trario a la legal­ización del mat­ri­mo­nio homo­sex­u­al y al dere­cho de las minorías sex­u­ales a la adopción.

El camino hasta aquí

Diver­sas leyes homó­fobas aprobadas en Rusia en los últi­mos años han ido allanan­do el camino a estas nuevas nor­mas estatales. El por­tal Pol­i­cymic ha recopi­la­do las más impor­tantes, en una cronología que incluye asimis­mo los prin­ci­pales actos homó­fo­bos reg­istra­dos recientemente:

  • 2006. La región de Ryazan pro­híbe la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al dirigi­da a menores», con mul­tas de has­ta 20.000 rub­los (unos 450 euros).
  • 2007. Activis­tas por los dere­chos de los homo­sex­u­ales inten­tan pedir al alcalde de Moscú que per­mi­ta el des­file del Orgul­lo Gay en la cap­i­tal. Son ata­ca­dos por gru­pos neon­azis ante la pasivi­dad poli­cial. Los agentes aca­ban dete­nien­do a los pro­pios activistas.
  • 2009. Iri­na Fedo­to­va, una les­biana que lucha por su dere­cho a con­traer mat­ri­mo­nio con su pare­ja, protes­ta jun­to a un insti­tu­to en Ryazan con men­sajes como «La homo­sex­u­al­i­dad es nor­mal», o «Estoy orgul­losa de mi homose­cual­i­dad. Es con­de­na­da a una mul­ta de 1.500 rub­los (unos 34 euros).
  • Junio de 2010. El Tri­bunal Con­sti­tu­cional de Rusia respal­da la ley de Ryazan.
  • Octubre de 2010. El Tri­bunal Europeo de Dere­chos Humanos sen­ten­cia que Rusia vio­ló la Con­ven­ción para la Pro­tec­ción de los Dere­chos Humanos y las Lib­er­tades Fun­da­men­tales al pro­hibir los des­files del Orgul­lo Gay en 2007, 2008 y 2009.
  • Junio de 2011. Veinte activis­tas detenidos en una man­i­festación pací­fi­ca en San Petersburgo.
  • Febrero-agos­to de 2012. Se aprue­ban leyes con­tra la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al» en San Peters­bur­go y en las regiones de Kostro­ma, Mag­a­dan, Novosi­birsk, Krasnodar Krai, Sama­ra y Bashko­r­tostan, entre otras.
  • Mayo de 2012. Detenidos unos 40 activis­tas que intenta­ban desple­gar una ban­dera arco iris frente al Tri­bunal de la Ciu­dad de Moscú.
  • Julio de 2012. Mul­tas a más de 70 per­sonas en San Peters­bur­go por «pro­mover la homosexualidad».
  • Sep­tiem­bre de 2012. Moscú aprue­ba una nor­ma que pro­híbe el des­file del Orgul­lo Gay.
  • Enero de 2013. Anton Krasovsky, una per­son­al­i­dad de la tele­visión rusa, es des­pe­di­do tras declarar que es gay en su pro­gra­ma. El proyec­to de ley para hac­er estatal la ley con­tra la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al» es aproba­do en la cámara baja del par­la­men­to.
  • Febrero de 2013. Kalin­ingra­do se con­vierte en la déci­ma región en apro­bar la ley con­tra la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al». Es la primera que hace exten­si­va la nor­ma a los may­ores de edad.
  • Mar­zo de 2013. Artem Kalin­in, activista por los dere­chos de los homo­sex­u­ales, es ata­ca­do físi­ca­mente por el líder de un grupo neon­azi. La agre­sión es recogi­da en un vídeo.
  • Mayo de 2013. Denun­cian que Vladislav Tornovoy, un joven de 23 años, murió tras ser tor­tu­ra­do, sodom­iza­do con botel­las de cerveza y gol­pea­do con una piedra en la cabeza, después de admi­tir que era homo­sex­u­al. Los agre­sores habrían sido sus pro­pios ‘ami­gos’.
  • Mayo de 2013. Las autori­dades de Moscú rec­haz­an dar per­miso al des­file del Orgul­lo Gay, ale­gan­do que «es imper­a­ti­vo tra­ba­jar de for­ma clara y con­sis­tente por man­ten­er la moral­i­dad, enseñan­do patri­o­tismo a las nuevas gen­era­ciones, en lugar de dan­do cabi­da a aspira­ciones incomprensibles».
  • Junio de 2013. La Duma aprue­ba las leyes con­tra la «pro­pa­gan­da homo­sex­u­al» y la adop­ción de niños rusos por parte de homo­sex­u­ales extranjeros.
  • Julio de 2013. Cua­tro holan­deses que real­iz­a­ban un doc­u­men­tal sobre la homo­sex­u­al­i­dad en Rusia son detenidos tras hablar con un grupo de ado­les­centes por «exten­der la pro­pa­gan­da de rela­ciones no tradi­cionales entre menores de edad».
  • Sep­tiem­bre de 2013. El diputa­do del ofi­cial­ista par­tido Rusia Uni­da Alexéi Zhu­ravliov pre­sen­ta un proyec­to de ley para que se prive a los homo­sex­u­ales de la patria potes­tad. El rela­tor de los dere­chos de los homo­sex­u­ales en el Con­se­jo de Europa, el noruego Hakon Haugli, aler­ta con­tra las leyes homó­fobas aprobadas en Rusia y pide a los par­la­men­tar­ios de este país a que no acepten esta nue­va ley.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *