Irán elige presidente bajo el férreo control del régimen

Miguel Máiquez, 13/6/2013

Irán cel­e­bra este viernes unas elec­ciones pres­i­den­ciales impor­tantes para el futuro del país, pero mar­cadas por el con­trol del todopoderoso Con­se­jo de Guardianes, por la ausen­cia de autén­ti­cos opos­i­tores al rég­i­men y, de fon­do, por el más que prob­a­ble man­ten­imien­to del polémi­co pro­gra­ma nuclear del país, pase lo que pase.

Tras la exclusión ini­cial de dos de los can­didatos favoritos, y después de la reti­ra­da de dos más en estos últi­mos días, quedan un total de seis aspi­rantes al puesto que ocu­pa Mah­mud Ahmadineyad des­de que fuera elegi­do para un segun­do manda­to en las con­tro­ver­tidas y caóti­cas elec­ciones de hace cua­tro años. Solo uno de ellos, Hasan Rohaní, puede con­sid­er­arse medi­ana­mente reformista, o, más exac­ta­mente, moderado.

No es pre­vis­i­ble que ninguno de los posi­bles vence­dores vaya a mod­i­ficar las líneas prin­ci­pales de la políti­ca exte­ri­or iraní, espe­cial­mente en asun­tos que concier­nen a Occi­dente, como el pro­gra­ma nuclear o el apoyo al rég­i­men sirio de Bashar al Asad. En ambos casos, las deci­siones últi­mas depen­den direc­ta­mente del líder supre­mo. Sobre el pro­gra­ma nuclear, el jefe del equipo nego­ci­ador iraní y uno de los can­didatos a las pres­i­den­ciales, Said Yalilí, ya ade­lan­tó el mes pasa­do a la cade­na Euronews que «los resul­ta­dos de las elec­ciones no van a afec­tar a las activi­dades de enriquec­imien­to [de uranio]».

Otra cosa es que un nue­vo pres­i­dente de talante menos rad­i­cal pue­da lle­gar a influir en las posi­ciones de la cúpu­la diri­gente, como ya ocur­rió durante el manda­to del reformista Mohamed Jatamí (1997–2005). En cualquier caso, sí exis­ten difer­en­cias entre los aspi­rantes a la pres­i­den­cia, entre los que aún no había un favorito claro al cierre de la cam­paña elec­toral, que pueden afec­tar al día a día de los iraníes.

Estas son algu­nas claves de los comicios:

Adiós a Ahmadineyad

Los iraníes están con­vo­ca­dos para ele­gir en las urnas al que será el undéci­mo pres­i­dente de la Repúbli­ca Islámi­ca, en susti­tu­ción del actu­al, Mah­mud Ahmadineyad. Ahmadineyad ha con­clu­i­do su segun­do manda­to de cua­tro años, y la Con­sti­tu­ción iraní establece que el pres­i­dente no tiene dere­cho a pre­sen­tarse a un tercero.

En el caso de que ningún can­dida­to con­si­ga más del 50% de los votos habrá una segun­da vuelta, pre­vista, en prin­ci­pio, para el próx­i­mo 21 de junio, y en la que se volverán a enfrentar los dos can­didatos que más votos hayan obtenido.

El car­go de pres­i­dente es el segun­do más impor­tante en la estruc­tura políti­ca iraní, después del de líder supre­mo (jefe del Esta­do), puesto que ocu­pa des­de 1989 el aya­tolá Alí Jamenei.

Los Guardianes deciden

La elec­ción se lle­va a cabo por sufra­gio uni­ver­sal direc­to, pero, para poder pre­sen­tarse, los can­didatos tienen que pasar primero el vis­to bueno del Con­se­jo de Guardianes, a través de un organ­is­mo for­ma­do por exper­tos en ley islámi­ca y juris­tas especializados.

La ley establece que los can­didatos deben ser «per­son­al­i­dades políti­cas y reli­giosas» de nacional­i­dad iraní, admin­istradores exper­i­men­ta­dos, con buenos antecedentes, «dig­nos de con­fi­an­za y vir­tu­osos», y creyentes y com­pro­meti­dos con los prin­ci­p­ios de la Repúbli­ca Islámi­ca y la con­fe­sión ofi­cial del país (el islam chií).

Dos favoritos, fuera de juego

De las 686 can­di­dat­uras pre­sen­tadas ini­cial­mente, el Con­se­jo de Guardianes, que no está oblig­a­do a explicar las razones de sus vetos, aprobó un total de ocho. Y entre los exclu­i­dos se encuen­tran dos de los can­didatos que a pri­ori esta­ban entre los favoritos: Akbar Hashemí Raf­sanyaní, un reformista mod­er­a­do que fue hom­bre de con­fi­an­za del aya­tolá Jomei­ni, que ha sido respon­s­able en gran medi­da de la con­for­ma­ción políti­ca del apara­to del Esta­do, y que ya ejer­ció la pres­i­den­cia entre 1989 y 1997, y Esfan­di­ar Rahim Mashaí, nacional­ista con­ser­vador y lib­er­al en cues­tiones sociales, ali­a­do políti­co de Ahmadineyad y enfrenta­do a sec­tores cler­i­cales vin­cu­la­dos a Jamenei. Ambos, el primero des­de el reformis­mo y el segun­do des­de el ofi­cial­is­mo, son vis­tos como los prin­ci­pales opos­i­tores a la línea del líder supremo.

Según expli­ca Rana Rahim­pour, del ser­vi­cio en per­sa de la BBC, la descal­i­fi­cación de estos dos can­didatos mues­tra que el líder supre­mo «ha opta­do por ten­er una elec­ción tran­quila, al con­ver­tir­la en un par­tido amis­toso entre con­ser­vadores y centristas».

Retiradas y consenso reformista

El primero en reti­rarse de los ocho can­didatos admi­ti­dos fue el diputa­do Gho­lam Ali Hadad Adel, uno de los cin­co aspi­rantes ultra­con­ser­vadores islámi­cos a la pres­i­den­cia. Un día después, este mis­mo martes (penúl­ti­mo día de cam­paña), anun­ció asimis­mo su renun­cia el can­dida­to reformista mod­er­a­do Mohamed Reza Aref, quien explicó que aban­don­a­ba la cam­paña para dar más opciones al otro can­dida­to de su cor­ri­ente, Hasan Rohaní, y a peti­ción del expres­i­dente Jatamí, al que cal­i­ficó de «líder reformista».

Los reformis­tas, que están cen­tran­do su estrate­gia en forzar una segun­da vuelta entre Rohaní y uno de los cua­tro can­didatos ultra­con­ser­vadores que quedan, esper­a­ban tam­bién la renun­cia en favor de Rohaní del tec­nócra­ta Mohamed Gharazí, quien apun­tó hace días que podría reti­rarse, aunque este miér­coles su hijo lo negó.

Sin riesgos

Ninguno de los seis can­didatos rep­re­sen­ta, de todos mod­os, una autén­ti­ca oposi­ción que supon­ga una alter­na­ti­va al rég­i­men, situación que es inter­pre­ta­da como un inten­to por parte del Con­se­jo de evi­tar que se repi­ta el gran movimien­to de protes­ta que estal­ló tras las elec­ciones de 2009 (la cono­ci­da como «rev­olu­ción verde»).

No obstante, tan­to Aref como Rohaní han lla­ma­do a acud­ir a las urnas a los seguidores de los reformis­tas, entre los que cunde el des­en­can­to y el rec­ha­zo al Gob­ier­no tras la cri­sis políti­ca y la repre­sión que sigu­ieron a los últi­mos comi­cios. Entonces, los reformis­tas denun­cia­ron fraude y pro­movieron protes­tas mul­ti­tu­di­nar­ias que fueron reprim­i­das con el resul­ta­do de dece­nas de muer­tos y miles de heri­dos. Los dos líderes de esta cor­ri­ente, Mir Husein Musaví y Meh­di Kar­rubí, fueron detenidos y en la actu­al­i­dad per­manecen bajo arresto domi­cil­iario, prác­ti­ca­mente incomunicados.

Cal­i­fi­ca­dos de «sedi­ciosos», los reformis­tas más avan­za­dos han sido bar­ri­dos de la con­tien­da elec­toral y han pasa­do a pro­mover el boicot a los comi­cios, mien­tras que el entorno de Ahmadineyad tam­bién ha sido mar­gin­a­do por el sec­tor más reli­gioso, y tacha­do de «desvia­cionista» del rég­i­men islámico.

Los conservadores

Mien­tras, entre los cua­tro can­didatos con­sid­er­a­dos ultra­con­ser­vadores y cer­canos al líder supre­mo, las dudas sobre quién puede ser el ganador siguen sin despejarse.

Ali Akbar Velay­atí, asesor del líder, parecía descar­ta­do, pero ha con­segui­do apoyos impor­tantes entre influyentes cléri­gos chiíes. Otro de los mejor situ­a­dos es Said Yalilí, el nego­ci­ador nuclear de Irán, pero su can­di­datu­ra solo la respal­dan, prin­ci­pal­mente, los gru­pos más rad­i­cales. Los otros dos, Mohamed Bagher Qal­ibaf (alcalde de Teheran) y Mohsen Rezaí (sec­re­tario del Con­se­jo del Dis­cern­imien­to) son más prag­máti­cos y pueden ten­er opciones si los elec­tores se cen­tran en temas como la economía o la gestión de los impuestos.

Quién es quién

» Hasan Rohaní (64 años, mod­er­a­do). Fue sec­re­tario del Con­se­jo Supe­ri­or de Seguri­dad Nacional entre 1989 y 2007 y es el actu­al rep­re­sen­tante del líder supre­mo en este mis­mo organ­is­mo. No es exac­ta­mente un reformista (su pro­gra­ma no incluye grandes cam­bios en la esen­cia del rég­i­men), pero sí ha logra­do el apoyo de los rep­re­sen­tantes de esta cor­ri­ente, aunque sea como últi­mo recur­so. Rohaní lid­eró el equipo iraní de nego­ciación con la troi­ka for­ma­da por el Reino Unido, Fran­cia y Ale­ma­nia en torno a los con­flic­tos deriva­dos del pro­gra­ma nuclear de Irán. Defiende la redac­ción de un códi­go de dere­chos civiles, la creación de un Min­is­te­rio de la Mujer y tam­bién una políti­ca exte­ri­or que acabe con «el ambi­ente de con­frontación con el mun­do», pon­ga fin al cre­ciente ais­lamien­to de Irán y libere al país de las san­ciones inter­na­cionales. Es el úni­co cléri­go de los seis candidatos.

» Mohamed Gharazí (71 años, inde­pen­di­ente). Inge­niero eléc­tri­co de pro­fe­sión, fue min­istro de Corre­os y Telé­grafos bajo la pres­i­den­cia de Raf­sanyani (entre 1985 y 1997) y, antes, min­istro del Petróleo (entre 1981 y 1985). Puede lograr parte del voto reformista.

» Mohamed Baqer Qal­ibaf (51 años, con­ser­vador). Es el alcalde de la cap­i­tal, Teherán, des­de 2005, y fue coman­dante de la Guardia Rev­olu­cionar­ia durante la guer­ra entre Irán e Irak. Doc­tor en geografía políti­ca, ejer­ció asimis­mo como coman­dante de los cuer­pos de policía iraníes entre 2000 y 2005. En la asam­blea del Foro Económi­co Mundi­al de 2008 en Davos (Suiza), Qal­ibaf afir­mó que Irán no nece­si­ta arma­men­to nuclear ni no con­ven­cional para su defen­sa, aña­di­en­do que «según nues­tra creen­cia islámi­ca, ese tipo de cosas está pro­hibido». Qal­ibaf con­denó el apoyo que mostraron a la pri­mav­era árabe y a la rev­olu­ción egip­cia los reformis­tas Musaví y Kar­rubí, a quienes ha cal­i­fi­ca­do de «jefes de la sedi­ción» y de «delin­cuentes». Ha crit­i­ca­do tam­bién a Ahmadineyad por su fal­ta de tac­to diplomáti­co (al cues­tionar el Holo­caus­to, por ejemplo).

» Mohsen Rezaí (58 años, con­ser­vador). Fue tam­bién coman­dante de la Guardia Rev­olu­cionar­ia durante la guer­ra Irán-Irak, y es actual­mente sec­re­tario del Con­se­jo de Dis­cern­imien­to del Interés del Esta­do des­de 1997. For­ma­do en economía, Rezaí tiene como pri­or­i­dades en su pro­gra­ma mod­ern­izar el sec­tor agrí­co­la para garan­ti­zar la seguri­dad ali­men­ta­ria nacional, susti­tuir importa­ciones de Extremo Ori­ente, apo­yar la indus­tria, y coop­er­ar más con el suroeste asiáti­co. En noviem­bre de 2006, un juez argenti­no emi­tió una orden de arresto inter­na­cional con­tra él, otros seis iraníes y un libanés, en conex­ión con el aten­ta­do del 18 de julio de 1994 con­tra el cen­tro cul­tur­al judío AMIA en Buenos Aires, que causó 85 muer­tos y 151 heri­dos. Las autori­dades iraníes rec­haz­an tajan­te­mente la acusación.

» Alí Akbar Velay­atí (67 años, con­ser­vador). Fue min­istro de Exte­ri­ores durante 16 años (con Jomei­ni, con el primer min­istro Mir Hosein Musavi y con el pres­i­dente Raf­sanyani, entre 1981 y 1997). Actual­mente es con­se­jero de políti­ca inter­na­cional del aya­tolá Jamenei. Es la figu­ra políti­ca de la Repúbli­ca Islámi­ca que más tiem­po ha sido min­istro, habi­en­do ejer­ci­do tan­to durante casi toda la guer­ra Irán-Irak como durante el ini­cio del desar­rol­lo de las rela­ciones con los país­es occi­den­tales durante la pres­i­den­cia de Raf­sanyani. Tiene el apoyo de varias aso­cia­ciones de cléri­gos, pero le fal­ta respal­do popular.

» Said Yalilí (47 años, con­ser­vador). Can­dida­to del par­tido Frente por la Firmeza de la Repúbli­ca Islámi­ca, es, des­de 2007, el respon­s­able de la diplo­ma­cia rel­a­ti­va al pro­gra­ma nuclear de Irán, un puesto en el que se ha mostra­do inflex­i­ble, enar­bolan­do insis­ten­te­mente el dere­cho de Irán a desar­rol­lar una «energía nuclear pací­fi­ca». Fue vicepres­i­dente primero de Ahmadineyad des­de 2009 y es con­sid­er­a­do uno de los ‘duros’ de la políti­ca iraní. De fuertes con­vic­ciones reli­giosas, luchó en la guer­ra con Irak y es doc­tor­a­do en Cien­cias Políti­cas (pub­licó su tesis en 1994 bajo el títu­lo La políti­ca exte­ri­or del Pro­fe­ta). Asesor del líder supre­mo y muy pro­te­gi­do por éste, se le con­sid­era el favorito del régimen.

El peso de las sanciones

En un país que sufre des­de hace años el rig­or de las san­ciones impues­tas por Occi­dente, a causa, fun­da­men­tal­mente, del desar­rol­lo de su pro­gra­ma nuclear, la gestión de la economía se ha con­ver­tido en un tema ine­ludi­ble den­tro del debate políti­co nacional.

El rég­i­men mantiene que las san­ciones no están tenien­do con­se­cuen­cias graves, y es cier­to que no puede hablarse de la gran escasez que, por ejem­p­lo, pade­ció en este sen­ti­do el Irak de Sadam Huseín. Pero el veto financiero esta impi­di­en­do que se real­i­cen trans­fer­en­cias y opera­ciones ban­car­ias entre Irán y otros país­es, y ello ha cau­sa­do una fal­ta de reser­vas de divisas fuertes (dólares, euros), que impi­de a Teherán impor­tar muchas mer­cancías y pro­duc­tos que, en teoría, no están suje­tos a san­ciones, entre ellos, fár­ma­cos y equipos médi­cos. El rég­i­men ha lle­ga­do a recono­cer tam­bi­en una caí­da en sus ingre­sos por las vitales exporta­ciones de petróleo.

Boicot y desencanto

Otro fac­tor clave en estas elec­ciones será la par­tic­i­pación. Por un lado, los sec­tores más lib­erales han lla­ma­do al boicot; por otro, es prob­a­ble que una parte impor­tante de la población opte por la abs­ten­ción, ante la fal­ta de esper­an­zas de un cam­bio real, y tras la dramáti­ca expe­ri­en­cia de los últi­mos comicios.

Entre los más apáti­cos pare­cen encon­trarse los jóvenes. Según explic­a­ba un pro­fe­sor uni­ver­si­tario a la cor­re­spon­sal de El País, «en las últi­mas elec­ciones, cuan­do pre­gunt­a­ba a mis alum­nos, todos menos tres o cua­tro iban a votar por [el líder opos­i­tor Mir-Hosein] Musaví. Aho­ra, solo tres o cua­tro dicen que van a votar».

Bloqueo en Internet

Las autori­dades iraníes han incre­men­ta­do los obstácu­los para el acce­so a Inter­net en las últi­mas sem­anas, con más blo­queos, sobre todo, a las redes sociales, VPN y ser­vi­cios proxy. Un exper­to iraní en Inter­net, que pidió no ser iden­ti­fi­ca­do, dijo a la agen­cia Efe que «los ser­vi­cios secre­tos han toma­do todo tipo de medi­das para ralen­ti­zar el uso de Inter­net y evi­tar el acce­so a cualquier pági­na que con­sid­er­an poten­cial­mente peli­grosa para la seguridad».

Un gran número de pági­nas web están blo­queadas en Irán, entre ellas las de muchos medios de comu­ni­cación extran­jeros y tam­bién las de gru­pos sociales y políti­cos, tan­to iraníes como de otros país­es e inter­na­cionales, que el Gob­ier­no de Teherán con­sid­era hostiles.

También locales

En estos comi­cios está pre­vis­to ele­gir tam­bién a los miem­bros de los con­ce­jos munic­i­pales, así como a los rep­re­sen­tantes en la asam­blea leg­isla­ti­va iraní de cua­tro dis­tri­tos elec­torales. A las elec­ciones locales, ensom­bre­ci­das por las pres­i­den­ciales, se pre­sen­tan un total de 285.000 candidatos.

La estructura de poder en Irán

Irán es un rég­i­men teocráti­co cuya estruc­tura de poder tiene cua­tro pilares fundamentales:

» Líder Supre­mo: Es la máx­i­ma autori­dad políti­ca y reli­giosa. Con­tro­la tam­bién las fuerzas armadas.

» Con­se­jo de Guardianes: La insti­tu­ción más influyente. Está com­puesto por doce miem­bros, la mitad de los cuales son des­ig­na­dos direc­ta­mente por el líder supre­mo. Revisa que las leyes no con­tr­a­di­gan el espíritu de la rev­olu­ción islámica.

» Par­la­men­to: El poder leg­isla­ti­vo es ejer­ci­do por la Asam­blea Con­sul­ti­va Islámi­ca. En la últi­ma elec­ción (2012) ganaron los ultra­con­ser­vadores, lo que acre­cen­tó la influ­en­cia del líder supremo.

» Guardia rev­olu­cionar­ia: Es el cuer­po arma­do que se encar­ga de man­ten­er la seguri­dad inter­na y de preser­var la revolución.


Con infor­ma­ción de Efe, Reuters, Europa Press y Wikipedia

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