La batalla contra las armas en Estados Unidos: ¿misión imposible?

Miguel Máiquez, 21/4/2013

«Hoy es un día de gran vergüen­za para Wash­ing­ton». Con esta frase resumía el pres­i­dente de Esta­dos Unidos, Barack Oba­ma, su frus­tración y su eno­jo tras la votación en el Sena­do que, el pasa­do miér­coles, tum­bó lo poco que qued­a­ba ya de su prop­ues­ta orig­i­nal con­tra la vio­len­cia cau­sa­da por las armas de fuego.

La ini­cia­ti­va del pres­i­dente había sido poda­da y suaviza­da has­ta que fue posi­ble pre­sen­tar­la como un acuer­do entre los dos prin­ci­pales par­tidos (demócra­ta y repub­li­cano); tenía el apoyo, según las encues­tas, de cer­ca del 90% de la población y, tal vez lo más impor­tante, lle­ga­ba con los niños muer­tos en la matan­za de la escuela de New­town, ocur­ri­da hace solo cua­tro meses, muy pre­sentes aún en la memoria.

Nada de eso fue sufi­ciente. A pesar de que, además, la may­oría de los senadores votaron a favor (54, frente a 46 en con­tra), la prop­ues­ta fue rec­haz­a­da, al no con­seguir los 60 votos que nece­sita­ba para poder ser aproba­da en el Senado.

Para los padres de las víc­ti­mas de New­town y de tan­tas otras matan­zas sim­i­lares, la votación del Sena­do fue, prob­a­ble­mente, el peor momen­to de una sem­ana ya de por sí excep­cional­mente trág­i­ca, en la que la sociedad esta­dounidense ha tenido que hac­er frente a un impac­tante aten­ta­do ter­ror­ista (las bom­bas en el maratón de Boston, con tres muer­tos y más de 170 heri­dos) y a un dramáti­co acci­dente (la explosión en una fábri­ca de fer­til­izantes de Texas, con al menos 14 fallecidos).

Estas son, en pre­gun­tas y respues­tas, las claves de la prop­ues­ta de Oba­ma y de por qué no ha sali­do ade­lante en un país donde cada hora se pro­ducen tres muertes por armas de fuego; donde, en los últi­mos 20 años, se han con­tabi­liza­do 23 trage­dias sim­i­lares a la de la escuela de New­town, con un bal­ance de más de 60 muer­tos. Un país donde, al mis­mo tiem­po, la cul­tura de las armas y el dere­cho a poseer­las libre­mente tienen un respal­do hon­da­mente arraiga­do en la sociedad (el debate es sobre más o menos con­trol, nun­ca sobre pro­hibi­ción total), estrechamente lig­a­do al con­cep­to de autode­fen­sa, a la idea de la inde­pen­den­cia inalien­able del indi­vid­uo frente al Esta­do, y, tam­bién, a impor­tantes intere­ses económi­cos: Actual­mente hay más de 50.000 establec­imien­tos autor­iza­dos para la ven­ta de pis­to­las, rifles e inclu­so ame­tral­lado­ras en todo EE UU, y en los últi­mos tres años y medio las ven­tas del fab­ri­cante Smith & Wes­son, por ejem­p­lo, se han dis­para­do un 44%.

¿Cómo es la legislación sobre armas en EE UU?

Muy per­mi­si­va (la menos restric­ti­va entre los país­es occi­den­tales), y ambigua.

La pos­esión y la com­praven­ta de armas en EE UU está reg­u­la­da por leyes fed­erales y tam­bién por leyes estatales. Exis­ten reg­istros locales de armas y de sus puestos de ven­ta, cri­te­rios de selec­ción de sus com­pradores (edad, salud men­tal, expe­ri­en­cia en armas y antecedentes penales) y algu­nas restric­ciones a cier­tos tipos. Sin embar­go, la efec­tivi­dad de las leyes estatales es muy lim­i­ta­da, ya que es fácil adquirir armas en esta­dos restric­tivos veci­nos a otros más tolerantes.

En cuan­to a las leyes fed­erales, al final se enfrentan siem­pre a la con­tro­ver­ti­da Segun­da Enmien­da de la Con­sti­tu­ción, una de las diez enmien­das rat­i­fi­cadas hace hace más de dos sig­los, en 1791, y que reg­u­la el dere­cho de los ciu­dadanos a poseer y por­tar armas de fuego.

¿Por qué es polémica la Segunda Enmienda?

El prob­le­ma fun­da­men­tal es que de la Segun­da Enmien­da exis­ten dos ver­siones que tienen lig­eras difer­en­cias de pun­tuación entre sí, lo que ha provo­ca­do diver­sas interpretaciones.

La primera ver­sión fue aproba­da por el Con­gre­so y dice tex­tual­mente: «A well reg­u­lat­ed Mili­tia, being nec­es­sary to the secu­ri­ty of a free State, the right of the peo­ple to keep and bear Arms, shall not be infringed» (Una mili­cia bien reg­u­la­da, nece­saria para la seguri­dad de un esta­do libre, el dere­cho de los ciu­dadanos a poseer y por­tar armas, no será vulnerado).

La segun­da, mejor redac­ta­da, fue dis­tribui­da a los esta­dos, rat­i­fi­ca­da por ellos y aut­en­tifi­ca­da por el Sec­re­tario de Esta­do, Thomas Jef­fer­son: «A well reg­u­lat­ed Mili­tia being nec­es­sary to the secu­ri­ty of a free state, the right of the peo­ple to keep and bear arms shall not be infringed» (Sien­do una mili­cia bien reg­u­la­da nece­saria para la seguri­dad de un esta­do libre, el dere­cho de los ciu­dadanos a poseer y por­tar armas no será vulnerado).

La difer­ente colo­cación de las comas en los tex­tos abrió el debate sobre si ese dere­cho se cir­cun­scribe a una mili­cia orga­ni­za­da o si es exten­si­vo a los indi­vid­u­os de man­era difer­en­ci­a­da, es decir, si se refiere a dere­chos colec­tivos o individuales.

Los defen­sores del dere­cho a poseer armas esgri­men tam­bién la Nove­na Enmien­da, según la cual ningu­na ley puede vio­lar dere­chos de los ciu­dadanos pre­vi­a­mente recono­ci­dos (el dere­cho a poseer armas existía antes que la enmienda).

Los tri­bunales han resuel­to en tres oca­siones a favor de los dere­chos indi­vid­uales de los ciu­dadanos. La primera res­olu­ción fue dic­ta­da en 2001 en el caso Unit­ed Sta­tus ver­sus Emer­son. En 2008 el Tri­bunal Supre­mo dic­t­a­m­inó a favor del dere­cho indi­vid­ual en el caso Dis­trict of Colum­bia ver­sus Hel­er. Final­mente en 2010 el Tri­bunal Supre­mo resolvió que el dere­cho de los indi­vid­u­os es aplic­a­ble tam­bién en los esta­dos en el caso McDon­ald ver­sus Chica­go.

¿Cuál era la propuesta original de Obama?

Como respues­ta a la matan­za del pasa­do 14 de diciem­bre, cuan­do un joven arma­do mató a 25 per­sonas (la may­oría, niños) antes de acabar con su vida, en una escuela infan­til en New­town (Con­nec­cti­cut), Barack Oba­ma lanzó, el 16 de enero, la may­or prop­ues­ta sobre el con­trol de armas en dos décadas.

El plan incluía 23 decre­tos pres­i­den­ciales, que no nece­si­tan la aprobación del Con­gre­so y que el pres­i­dente fir­mó el día 16 con la pres­en­cia de famil­iares de las víc­ti­mas de New­town, y varias prop­ues­tas leg­isla­ti­vas que deberían ser dis­cu­ti­das en las cámaras leg­isla­ti­vas. Las ordenes pres­i­den­ciales fir­madas por Oba­ma y las prop­ues­tas leg­isla­ti­vas esta­ban des­ti­nadas a evi­tar que las armas lleguen a manos inade­cuadas, pro­hibir la ven­ta de las armas de asalto, aumen­tar la seguri­dad en las escue­las y mejo­rar los ser­vi­cios de salud mental.

Los 23 decre­tos pres­i­den­ciales se cen­tran, bási­ca­mente, en mejo­rar y for­t­ale­cer el sis­tema actu­al, y entre ellos desta­can un mem­o­ran­do pres­i­den­cial por el que se exige a las agen­cias fed­erales que rev­e­len los datos rel­e­vantes disponibles para hac­er más efec­ti­vo el sis­tema fed­er­al de ver­i­fi­cación de antecedentes; elim­i­nar bar­reras legales innece­sarias, espe­cial­mente en relación con los seguros de salud, que pueden impedir a los esta­dos facil­i­tar infor­ma­ción; obligar al Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia a que revise y mane­je la infor­ma­ción de aque­l­los indi­vid­u­os que por sus car­ac­terís­ti­cas tienen pro­hibi­da la tenen­cia de armas; pon­er en mar­cha una cam­paña nacional sobre el uso respon­s­able de las armas per­son­ales; o dar may­or pro­tec­ción y refuer­zo en la respues­ta ante tiro­teos en cen­tros educativos.

Las prop­ues­tas leg­isla­ti­vas, mucho más conc­re­tas, tenían, por su parte, tres pilares fun­da­men­tales: pro­hibir los rifles de asalto, lim­i­tar el número de balas en los car­gadores, y exten­der el con­trol de los antecedentes a todas las transac­ciones de armas.

¿Qué propuesta fue presentada finalmente en el Senado?

Tras fra­casar el pasa­do mes de mar­zo el inten­to de pro­hibir los rifles de asalto, al final, de los tres ejes prin­ci­pales de la prop­ues­ta leg­isla­ti­va de Oba­ma, solo el referi­do a la exten­sión del con­trol de los antecedentes obtu­vo el apoyo sufi­ciente para poder ser vota­do en el Senado.

La prop­ues­ta, que aún así seguía sien­do la más ambi­ciosa en los últi­mos 20 años, fue pro­movi­da como un acuer­do bipar­ti­to por un senador demócra­ta, Joe Manchin, y otro repub­li­cano, Pat Toomey. En con­cre­to, la ini­cia­ti­va habría oblig­a­do a todos aque­l­los que com­pren armas en cualquier tipo de transac­ción, incluyen­do a través de Inter­net o en las ferias espe­cial­izadas, a some­terse a una super­visión de su his­to­r­i­al poli­cial y psiquiátri­co, con el fin de evi­tar que las armas puedan ser adquiri­das por crim­i­nales o enfer­mos mentales.

Actual­mente solo tienen que pasar un con­trol los com­pradores que adquieren armas en armerías legales, unas ven­tas que rep­re­sen­tan úni­ca­mente el 60% del total, al no incluir la com­praven­ta entre par­tic­u­lares, por Inter­net o en las miles de ferias de armas que se cel­e­bran cada año en todo el país.

¿Cómo fue la votación?

Para salir ade­lante, la enmien­da nece­sita­ba al menos 60 votos favor­ables, ya que los repub­li­canos habían logra­do impedir que pudiera ser aproba­da por may­oría sim­ple. Votaron a favor 54 senadores, y en con­tra, 46, por lo que la prop­ues­ta fue rec­haz­a­da. Solo cua­tro senadores repub­li­canos la respal­daron, y cua­tro demócratas se opusieron (Har­ry Reid, líder de la may­oría demócra­ta en el Sena­do y firme defen­sor de la enmien­da, tam­bién votó en con­tra, pero lo hizo como man­io­bra políti­ca para poder pre­sen­tar de nue­vo la prop­ues­ta en un futuro).

Como expli­ca Ryan Liz­za en The New York­er, parte de la con­tradic­ción entre el resul­ta­do de la votación y el respal­do ciu­dadano que tenía la prop­ues­ta se expli­ca por la propia com­posi­ción del Sena­do esta­dounidense, que equipara el poder políti­co de esta­dos con pesos demográ­fi­cos muy difer­entes. Los dos senadores de Cal­i­for­nia, que votaron a favor, rep­re­sen­tan a 38 mil­lones de ciu­dadanos, mien­tras que los dos senadores de Wyoming, que votaron en con­tra, rep­re­sen­tan a 576.000 esta­dounidens­es. En este sen­ti­do, Alec MacGillis desta­ca en The New Repub­lic que la relación entre el esta­do más grande y el más pequeño, que era de 11 a 1 cuan­do se creó el Sena­do, es aho­ra de 66 a 1.

¿Por qué votaron en contra senadores demócratas?

Los cua­tro senadores demócratas que votaron en con­tra, y cuyos votos eran claves para que la prop­ues­ta pros­perase, proce­den de esta­dos con una impor­tante población rur­al (tradi­cional­mente en con­tra del con­trol de armas) y, a pesar de que invo­caron sus prin­ci­p­ios, lo cier­to es que tres de ellos (Mark Begich, de Alas­ka; Mark Pry­or, de Arkansas, y Max Bau­cus, de Mon­tana) se jue­gan la reelec­ción el año que viene.

La cuar­ta, Hei­di Heitkamp, de Dako­ta del Norte, ha insis­ti­do en varias entre­vis­tas en que las armas son «un modo de vida» en su esta­do, y uno de sus carte­les en la cam­paña elec­toral rez­a­ba: «Escue­las, trac­tores y armas».

Los cua­tro, en cualquier caso, han recibido, además, una gran pre­sión por parte de los lob­bies (gru­pos de pre­sión) de las armas y de sus seguidores.

En la votación fue tam­bién defin­i­ti­vo el voto en con­tra de dos senadores repub­li­canos que podrían haber vota­do a favor, pero que final­mente se opusieron: Lisa Murkows­ki, de Alas­ka (una de las refor­mas pactadas por Manchin y Toomey, por la que los habi­tantes de zonas remo­tas quedarían exen­tos de los con­troles, se hizo para inten­tar con­vencer­la), y Dean Heller, de Nevada.

¿Cómo reaccionó el presidente?

Con indi­gnación. Tras la votación, Oba­ma com­pare­ció ante la pren­sa rodea­do de algunos de los padres de las víc­ti­mas de New­town, y acusó a los senadores, espe­cial­mente los repub­li­canos, de ced­er ante las pre­siones del lob­by de las armas en vez de escuchar al pueblo esta­dounidense: «Hoy es un día de gran vergüen­za para Wash­ing­ton», dijo.

«En lugar de apo­yar este com­pro­miso, el lob­by de las armas y sus ali­a­dos delib­er­ada­mente mintieron sobre el proyec­to de ley y han pre­sion­a­do a algunos senadores, que han temi­do por su reelec­ción», afir­mó Oba­ma. «A su juicio, se crearía una especie de reg­istro ‘Gran Her­mano’ de las armas, a pesar de que el proyec­to de ley hace lo con­trario. Y, por des­gra­cia, este patrón de propa­gación de falsedades acer­ca de esta leg­is­lación sirve a un propósi­to, porque esas men­ti­ras molestan a una minoría de propi­etar­ios de armas, que a su vez intim­i­dan a muchos senadores», añadió.

El pres­i­dente esta­dounidense prometió, sin embar­go, que «tarde o tem­pra­no» se logrará una leg­is­lación más estric­ta para el con­trol de armas. A su lado tiene al vicepres­i­dente, Joe Biden, uno de los máx­i­mos defen­sores de incre­men­tar los con­troles. Días antes de la votación en el Sena­do, Biden afir­mó que «hay un tipo de grupo com­ple­ta­mente nue­vo de per­sonas, no sé las cifras, que aho­ra nun­ca caza, sino que com­pra armas por una de dos razones: o por pro­tec­ción o sim­ple­mente por la sen­sación que da una AR-15. Les gus­ta cómo se sien­ten. Ya sabes, es como con­ducir un Ferrari».

¿Qué papel ha jugado la Asociación Nacional del Rifle?

Un papel deci­si­vo. Des­de que Oba­ma hiciese el primer anun­cio de su refor­ma, el prin­ci­pal grupo de pre­sión del país a favor de las armas ha lid­er­a­do una inten­sa cam­paña en con­tra de la prop­ues­ta. Los activis­tas y abo­ga­dos de la Aso­ciación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) han bom­bardea­do a los senadores con lla­madas tele­fóni­cas y corre­os elec­tróni­cos y han repeti­do una y otra vez que la exten­sión del con­trol de los antecedentes vul­nera los dere­chos con­sti­tu­cionales de los estadounidenses.

La NRA, que cuen­ta con unos 4,5 mil­lones de afil­i­a­dos, se juga­ba mucho en esta votación, ya que los datos no le son muy favor­ables últi­ma­mente. Según un estu­dio del Cen­tre for Respon­sive Pol­i­tics que cita la agen­cia Reuters, solo un 5% de los 19 mil­lones de dólares que el grupo se gastó en la cam­paña elec­toral de 2012 fue inver­tido en can­didatos que resul­taron elegi­dos. Por otra parte, el número de armas en los hog­a­res, aunque sigue sien­do muy ele­va­do en com­para­ción con otros país­es occi­den­tales, está en retro­ce­so: menos de un ter­cio en 2011, frente al 54% de 1977, de acuer­do con una encues­ta de la Uni­ver­si­dad de Chica­go. Y entre ocho y nueve de cada diez esta­dounidens­es apoy­a­ba, además, la prop­ues­ta de Obama.

Lo que sí tiene la NRA es dinero. Según pub­licó The Guardian, todos los senadores que votaron en con­tra de la prop­ues­ta, menos tres, han recibido en algún momen­to dona­ciones proce­dentes de los lob­bies de las armas, algunos de ellos, como el repub­li­cano Dan Coatas, de Indi­ana, hace tan solo tres sem­anas. De acuer­do con datos de la Fun­dación Sun­light que cita el diario británi­co, la NRA ha don­a­do des­de el año 1990 has­ta 800.000 dólares a 40 senadores que votaron en con­tra de la enmienda.

Entre las razones de su éxi­to, sin embar­go, no se encuen­tran solo la pre­sión o el poder económi­co. Una minoría que defiende apa­sion­ada­mente una idea puede acabar tenien­do más peso en Wash­ing­ton que una may­oría menos cen­tra­da en una sola cuestión. Como expli­ca a Reuters un direc­ti­vo de la NRA, «el 90% dice: ‘vale, me parece bien’, y el 5% dice: ‘odio esto’, y, en el momen­to de votar, quien real­mente recuer­da tus posi­ciones es ese 5%».

¿Cuáles son los argumentos de los ‘lobbies’ pro armas?

El direc­tor ejec­u­ti­vo de la NRA, Chris Cox, ase­guró que la enmien­da rec­haz­a­da por el Sena­do «habría crim­i­nal­iza­do cier­tas trans­fer­en­cias pri­vadas de armas de fuego entre ciu­dadanos hon­estos, entre ami­gos de toda la vida, veci­nos y famil­iares, al nece­si­tar obten­er un per­miso del gob­ier­no fed­er­al para ejercer un dere­cho fun­da­men­tal o ser enjui­ci­a­dos». «La ampliación de la ver­i­fi­cación de antecedentes, en ferias de armas o en otro lugar, no va a reducir el crimen vio­len­to ni va a man­ten­er a nue­stros niños más seguros en sus escue­las», agregó.

Según explicó Cox, «la NRA con­tin­uará tra­ba­jan­do con los repub­li­canos y demócratas que se han com­pro­meti­do a pro­te­ger a nue­stros niños en las escue­las, a proce­sar a los crim­i­nales vio­len­tos con toda la fuerza de la ley, y a pon­er solu­ción a un sis­tema roto para el cuida­do de la salud mental».

¿Qué va a pasar ahora?

Los demócratas pueden jugar aún algu­nas car­tas. Según infor­ma El País, el líder de este par­tido en el Sena­do, Har­ry Reid, podrá devolver la enmien­da al Comité de Asun­tos Jurídi­cos, incluir la votación de la nor­ma den­tro del cal­en­dario ordi­nario de la Cámara (en ambos casos se otor­garía más tiem­po a Oba­ma para recabar apoyos), o per­mi­tir que se vote la prop­ues­ta de ley que él mis­mo pre­sen­tó, que incluye una exten­sión del con­trol de antecedentes mucho más amplia que la prop­ues­ta en la enmien­da rec­haz­a­da, y que es improb­a­ble que pros­pere. Con esta últi­ma estrate­gia, los demócratas podrían explotar la intran­si­gen­cia repub­li­cana de cara a las elec­ciones de 2014.

Mien­tras, y aunque la leg­is­lación fed­er­al esté blo­quea­da, var­ios esta­dos sí están toman­do medi­das, inspi­radas en muchos casos en la masacre de New­town. Así, Nue­va York ha ampli­a­do los tipos de armas de asalto pro­hibidos y ha lim­i­ta­do la can­ti­dad de muni­ción que puede vender­se. Tam­bién exi­girá nuevas cer­ti­fi­ca­ciones para obten­er una licen­cia de armas. Col­orado y Con­necti­cut, esce­nar­ios ambos de matan­zas provo­cadas por armas de fuego, tam­bién han endure­ci­do sus leg­is­la­ciones.

¿Cuándo se aprobaron las últimas reformas importantes?

En 1994, bajo la pres­i­den­cia del demócra­ta Bill Clin­ton.

Por un lado, la Ley Brady para la Pre­ven­ción de la Vio­len­cia por Armas de Fuego imponía un peri­o­do de espera de cin­co días antes de que un impor­ta­dor o un vende­dor pudier­an entre­gar el arma solic­i­ta­da por un com­prador sin licen­cia. La ley imple­menta­ba asimis­mo un nue­vo sis­tema para com­pro­bar los antecedentes de los compradores.

Por otra parte, la ley cono­ci­da como «Assault Weapons Ban» (Pro­hibi­ción de armas de asalto) declar­a­ba ile­gales la fab­ri­cación, pos­esión e importación de armas semi­au­tomáti­cas de asalto, para uso civ­il, o sis­temas de ali­mentación de armas de gran capacidad.

¿Cuántas muertes se producen por armas de fuego en EE UU?

Se cal­cu­la que en Esta­dos Unidos hay unos 300 mil­lones de armas, es decir, casi una por cada habi­tante. Las muertes por armas de fuego han descen­di­do un 15% des­de 2005, pero las cifras siguen sien­do dramáti­cas. Según datos del FBI, en 2011 murieron 8.583 per­sonas por arma de fuego, cin­co veces más que los fal­l­e­ci­dos por armas blan­cas, la segun­da causa de muerte en el país.

Un estu­dio del Cen­tro para el Con­trol y Pre­ven­ción de Enfer­medades indi­ca que cada hora se reg­is­tra en EE UU una media de tres muertes rela­cionadas con armas de fuego, y siete per­sonas reciben un impacto de bala. Y en la exhaus­ti­va lista que, des­de la masacre de New­town, elab­o­ran la revista Slate y la cuen­ta de Twit­ter @GunDeaths, hay con­tabi­lizadas ya más de 3.530 muertes.

¿Cuáles son los estados más restrictivos?

En los difer­entes esta­dos exis­ten leg­is­la­ciones propias para reg­u­lar la pos­esión y ven­ta de armas de fuego. Esta reg­u­lación incluye los tipos de armas que se pueden poseer, los req­ui­si­tos para obten­er un arma y las pro­hibi­ciones y lim­ita­ciones en su com­er­cio y posesión.

El Law Cen­ter to Pre­vent Gun Vio­lence (Cen­tro Legal para la Pre­ven­ción de la Vio­len­cia de las Armas) con­fec­cionó en 2012 una lista de los esta­dos según su leg­is­lación en la mate­ria. Los esta­dos más restric­tivos eran, por este orden, Cal­i­for­nia, Nue­va Jer­sey, Mass­a­chus­sets, Con­necti­cut, Hawai, Nue­va York, Mary­land, Illi­nois, Rhode Island y Michi­gan. Por con­tra, Dako­ta del Sur era el esta­do más per­mi­si­vo, segui­do de Ari­zona, Mis­isipi, Ver­mont, Luisiana, Mon­tana, Wyoming, Ken­tucky, Kansas y Oklahoma.

¿Qué dicen las encuestas?

Casi seis de cada diez esta­dounidens­es se mostra­ban a favor de leyes más estric­tas para el con­trol de armas tras la matan­za de la escuela de Con­necti­cut, y la may­oría aprob­a­ba una pro­hibi­ción a niv­el nacional de las armas de tipo mil­i­tar, según una encues­ta de Asso­ci­at­ed Press-GfK. Este son­deo indi­ca­ba que el 84% de los adul­tos desea­ba asimis­mo que se establez­can nor­mas fed­erales para revis­ar los antecedentes de las per­sonas que com­pran armas en las ferias de armas. Un 58% dijo estar a favor de hac­er más estric­tas las leyes sobre la tenen­cia y com­pra de armas en EE UU. Ape­nas un 5% opinó que deberían ser más flex­i­bles, y el 35% con­sid­eró que no deben modificarse.

En com­para­ción, después del ataque en Vir­ginia Tech, en 2007, una encues­ta de Asso­ci­at­ed Press-Ipsos hal­ló que el 47% quería leyes más estric­tas, el 38% prefer­ía dejar­las inal­ter­adas y el 11% suavizarlas.

La may­oría de los demócratas (76%) y de los inde­pen­di­entes (60%) favore­cen leyes más estric­tas, mien­tras que la may­oría de los repub­li­canos (53%) desea que no se alteren las leves vigentes.

Por otra parte, existe tam­bién una difer­en­cia entre hom­bres y mujeres. Según una encues­ta reciente de la NBC y el Wall Street Jour­nal, el 65% de las mujeres apoya leyes más restric­ti­vas sobre las armas, frente a un 44% de los hom­bres. La pos­esión de armas entre las mujeres ha aumen­ta­do en los últi­mos años, pero, según un son­deo del March Pew Cen­ter, el número de hom­bres que posee armas de fuego es aún tres veces mayor.

Esta últi­ma encues­ta rev­ela asimis­mo que la opinión sobre la efec­tivi­dad de las armas depende mucho de que el suje­to las posea o de que haya o no armas en su casa: el 66% de la gente que no tiene armas en su hog­ar pien­sa que leyes más restric­ti­vas evi­tarían matan­zas como la de New­town, frente a solo el 35% de los encues­ta­dos que tienen armas en sus casas.

¿Qué efecto ha tenido un mayor control en otros países?

En Japón es prác­ti­ca­mente imposi­ble poseer un arma de fuego, pro­hibidas para todos los ciu­dadanos con excep­ción de los policías en acti­vo. El país tiene una de las tasas de pos­esión de armas más bajas del mun­do. La ley japone­sa, de 1998, señala que «ningu­na per­sona poseerá un arma o armas de fuego, o espa­da o espadas». A par­tir de ahí puede haber excep­ciones, para las que hay que super­ar estric­tos con­troles y exámenes, reg­istros e inspec­ciones que se deben repe­tir cada tres años. El resul­ta­do, infor­ma la BBC, es una mor­tan­dad casi cero por armas de fuego.

En Esco­cia (Reino Unido) se endurecieron las leyes sobre pos­esión de armas después de que en mar­zo de 1996, en Dun­blane, un hom­bre entrara en una escuela pri­maria y matase a 16 niños y su maes­tra. En los últi­mos cin­co años, según cifras ofi­ciales del Gob­ier­no escocés, la tasa de deli­tos con armas de fuego se redu­jo a la mitad. En 2012 murieron en Esco­cia por armas de fuego un total de cin­co personas.

Y en Aus­tralia se apro­baron asimis­mo medi­das con­tra la tenen­cia de armas tras la masacre de abril de 1996, cuan­do un pis­tolero abrió fuego con­tra un grupo de tur­is­tas en Port Arthur, en Tas­ma­nia, matan­do 35 per­sonas e hirien­do a 23. Diez años después, según pub­li­ca tam­bién la BBC, los homi­cidios por arma de fuego habían caí­do un 59% y las tasas de sui­cidios por las mis­mas causas habían baja­do un 65%. Antes de la matan­za en Port Arthur, se habían reg­istra­do en Aus­tralia once inci­dentes de tiro­teos masivos. Des­de entonces no ha habido ninguno.

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