Cuarenta años con el rey en el aperitivo de Nochebuena

Miguel Máiquez, 23/12/2012

Más de 7 mil­lones de tele­spec­ta­dores (64,2% de cuo­ta de pan­talla) vieron el año pasa­do el men­saje navideño del rey en el con­jun­to de las 30 cade­nas –nacionales, autonómi­cas y canales crea­d­os tras la irrup­ción de la TDT– que lo emi­tieron. Era un men­saje esper­a­do, tras el estal­li­do del caso Urdan­garin; el men­saje en que el monar­ca dijo aque­l­lo de que «la jus­ti­cia es igual para todos», y añadió que «las con­duc­tas cen­surables deben ser san­cionadas». La expectación gen­er­a­da frenó lig­era­mente la pér­di­da de espec­ta­dores que, con algu­na excep­ción, se ha venido reg­is­tran­do en los últi­mos años (9,1 mil­lones en 2000, 8,2 mil­lones en 2006, 7,2 mil­lones en 2009), pero no fue sufi­ciente para recu­per­ar los nive­les de hace una déca­da. La audi­en­cia en 2011 fue prác­ti­ca­mente la mis­ma que en 2010 (7.120.000 y 7.165.000, respectivamente).

¿Se está reducien­do el interés por lo que el rey ten­ga que decir en Nochebue­na? Un análi­sis históri­co de las audi­en­cias del men­saje navideño del monar­ca per­mite sacar dos con­clu­siones: Cada vez se ve un poco menos, y se nota una lig­era remon­ta­da cuan­do ha habido algún acon­tec­imien­to extra­or­di­nario durante el año. No obstante, en el seguimien­to del tradi­cional dis­cur­so regio influyen muchos fac­tores que no es fácil medir. Algunos de ellos tienen que ver con el medio mis­mo en que se trans­mite: ¿Sigue sien­do la tele­visión la reina de la noche en unos hog­a­res donde Inter­net va des­vian­do cada vez más la aten­ción mediáti­ca hacia otras pan­tallas (portátiles, telé­fonos inteligentes, table­tas)? No en vano, este año la Casa Real ha invi­ta­do a seguir el dis­cur­so tam­bién a través de la Red, con un con­ta­dor que indi­ca las horas que fal­tan para su emisión en direc­to medi­ante stream­ing. Otros fac­tores son pura­mente gen­era­cionales: ¿Están los más jóvenes pen­di­entes del dis­cur­so del monar­ca, o solo son ya los abue­los quienes man­dan callar a la famil­ia porque «va a hablar el rey»? Por edades, en 2011 el dis­cur­so obtu­vo las mejores cuo­tas de pan­talla entre los may­ores de 45 años. Por sex­os, fue más vis­to entre las mujeres…

Por otra parte, y aunque, evi­den­te­mente, no solo los monárquicos ven el dis­cur­so del rey, tam­bién es cier­to que, aunque la monar­quía sigue con­tan­do con un respal­do impor­tante, este apoyo ha ido descen­di­en­do poco a poco en los últi­mos años (69% en 2007, 57% en 2010, 49% en 2011, según un son­deo de Met­ro­scopia para El País real­iza­do en diciem­bre de 2011). Además, los últi­mos escán­da­los en que se han vis­to envuel­tos tan­to el rey como algunos miem­bros de la Casa Real pueden haber mer­ma­do el respeto a la figu­ra del monar­ca, si bien esto no tiene por qué tra­ducirse en un menor seguimien­to del dis­cur­so, tenien­do en cuen­ta que el mor­bo tam­bién gen­era mucha audiencia.

¿Qué razones lle­van actual­mente a los españoles a sen­tarse frente al tele­vi­sor en Nochebue­na para ver al rey antes de cenar? ¿Esper­an pal­abras de alien­to ante la cri­sis económi­ca? ¿Un men­saje de unidad y con­fi­an­za? ¿Con­sue­lo para los para­dos? ¿Un respal­do o una críti­ca vela­da al Gob­ier­no? ¿O, más bien, como en el caso de este año, ver qué tiene que decir ante escán­da­los como el de su acci­dente durante una cac­ería en Bot­sua­na o la inves­ti­gación por cor­rup­ción que afec­ta a su yer­no? ¿Men­cionará los recortes al pre­supuesto de la Casa Real? ¿Hará algu­na ref­er­en­cia al sep­a­ratismo catalán?

El peri­odista y pro­fe­sor de Peri­odis­mo Manuel Ven­tero Velas­co, autor del libro Los men­sajes de Navi­dad del Rey (La Ley, 2010), desta­ca en una entre­vista a la agen­cia Europa Press «la lib­er­tad del monar­ca» en estas alocu­ciones navideñas, a pesar de que los dis­cur­sos cuen­tan con el pre­cep­ti­vo vis­to bueno del Gob­ier­no. «El ejer­ci­cio del dere­cho de men­saje del Rey es un asun­to de equi­lib­rio entre Gob­ier­no y Jefatu­ra del Esta­do, en el que ambos órganos tienen que ced­er posi­ciones nece­sari­a­mente», indi­ca Ven­tero. Según este autor, a veces ha habido algu­na «invitación» de Mon­cloa a Zarzuela para cam­biar una deter­mi­na­da expre­sión «porque pudiera ser ambigua o enten­der­se mal», pero «solo han sido un par de casos, y en un ambi­ente de nor­mal­i­dad». «Es algo anecdóti­co, como no puede ser de otra man­era. Imag­inemos la cri­sis de Esta­do que plantearía un con­flic­to seme­jante», añade.

Tras analizar por­menorizada­mente 35 men­sajes navideños emi­ti­dos por el rey, Ven­tero con­cluye que Juan Car­los I es «un buen comu­ni­cador», y que «resul­ta cer­cano». El pro­fe­sor desta­ca asimis­mo la adaptación de los men­sajes a los cam­bios en la sociedad españo­la (las ref­er­en­cias reli­giosas de los primeros años se van aban­do­nan­do poco a poco, por ejem­p­lo), así como la impor­tan­cia de la escenografía en las alocu­ciones: «Nada es casu­al, se for­ma un esce­nario audio­vi­su­al acorde con lo que se quiere decir».

Hace tan solo unos días la Casa Real estrenó un canal en YouTube donde pueden verse ínte­gros (con los comen­tar­ios desac­ti­va­dos) todos los men­sajes navideños del rey des­de 1975. A juz­gar por la respues­ta en Inter­net (42.000 repro­duc­ciones en un solo día), Juan Car­los I sigue tenien­do tirón. O tal vez sea la opor­tu­nidad de ver doc­u­men­tos históri­cos, de aso­marse a cómo éramos y com­pro­bar cómo hemos evolu­ciona­do en estos casi 40 años, de repasar los acon­tec­imien­tos más impor­tantes de nues­tra his­to­ria, unos hechos que, de un modo u otro, sue­len estar siem­pre pre­sentes en los dis­cur­sos de Navi­dad del Jefe del Esta­do. ¿De qué habla­ba el rey entonces y de qué habla aho­ra? ¿De qué suele hablar siem­pre? ¿Cómo vestía hace cua­tro décadas y cómo viste aho­ra? ¿Ha habla­do siem­pre con un belén detrás? ¿Cómo le ha ido mar­can­do el paso del tiempo?

En vísperas del men­saje de este año, anal­izamos los dis­cur­sos navideños del rey a través de los men­sajes más sig­ni­fica­tivos. Muchas de las declara­ciones real­izadas por el monar­ca en el pasa­do ante deter­mi­na­dos prob­le­mas de la sociedad españo­la, como las dis­tin­tas cri­sis económi­cas y el paro, no desen­tonarían en un dis­cur­so actual.

1975

El con­tex­to. Tras 40 años de dic­tadu­ra, España ini­cia­ba una nue­va eta­pa en su his­to­ria. Fran­co había muer­to hacía tan solo un mes y Juan Car­los I acaba­ba de ser procla­ma­do rey.

El men­saje. Arran­ca con una men­ción a Fran­co: «El año que final­iza nos ha deja­do un sel­lo de tris­teza, que ha tenido como cen­tro la enfer­medad y la pér­di­da del que fue durante tan­tos años nue­stro gen­er­alísi­mo. El tes­ta­men­to ofre­ci­do al pueblo español es, sin duda, un doc­u­men­to históri­co que refle­ja las enormes cual­i­dades humanas y lo sen­timien­tos llenos de patri­o­tismo sobre los que quiso asen­tar toda su actuación al frente de nues­tra nación». Hay tam­bién impor­tantes ref­er­en­cias cris­tianas («el hon­do sig­nifi­ca­do de espir­i­tu­al­i­dad, que nos puede servir para recor­dar la actu­al­i­dad del men­saje de Cristo hace casi 2.000 años, un men­saje de paz, de unidad y de amor que es la esen­cia de nue­stro cris­tian­is­mo») y lla­mamien­to a la unidad, la con­fi­an­za y el sac­ri­fi­cio para hac­er frente a «los prob­le­mas que ten­emos ante nosotros», que «no son fáciles».

El esce­nario. El monar­ca, con pape­les en la mano, aparece jun­to a la Famil­ia Real (la Reina, el Príncipe y las Infan­tas). A Don Felipe, que tiene entonces siete años de edad, le cues­ta estarse qui­eto. De fon­do, flo­res y un gran belén.

1976

El con­tex­to. El rey había cumpli­do un año como Jefe del Esta­do. Adol­fo Suárez era el nue­vo pres­i­dente del Gob­ier­no, tras la dimisión en julio de Car­los Arias Navar­ro. San­ti­a­go Car­ril­lo había sido detenido unas sem­anas antes al entrar en España jun­to con otros diri­gentes comunistas.

El men­saje. Opti­mis­mo («hay motivos para sen­tirnos con­tentos con lo real­iza­do y ani­ma­dos para seguir afrontan­do el futuro con esper­an­za») y agradec­imien­to al «apoyo con­stante» del pueblo español. Sin conc­re­tar, el rey señala que «el crec­imien­to de la población y la evolu­ción de las cos­tum­bres» han crea­do «ten­siones espir­i­tuales e ide­ológ­i­cas que sacu­d­en con fuerza nues­tra sociedad», y añade que «con el firme asidero de nues­tra fe en Dios debe­mos asim­i­lar y aprovechar los val­ores pos­i­tivos de esta evolu­ción, elim­i­nan­do sus aspec­tos per­ju­di­ciales, para con­ser­var, a toda cos­ta, el pat­ri­mo­nio espir­i­tu­al de nues­tra patria». Con respec­to a los cam­bios políti­cos, el rey defiende la monar­quía como garante de la unidad y pide «pru­den­cia», pero tam­bién «decisión». Hay tam­bién una ref­er­en­cia a la cri­sis económi­ca de entonces, y advierte que harán fal­ta «deci­siones que requieren sac­ri­fi­cios de todos». Alude al prob­le­ma del paro y a la necesi­dad de una reestruc­turación del teji­do productivo.

El esce­nario. En un tono más rela­ja­do y algo menos solemne que el año ante­ri­or, el men­saje comien­za con el Príncipe y las Infan­tas com­ple­tan­do el belén navideño. Después, el monar­ca, de nue­vo con el dis­cur­so en la mano, vuelve a hablar acom­paña­do por su famil­ia, ya sin el belén de fondo.

1978

El con­tex­to. La Con­sti­tu­ción ha sido aproba­da en referéndum.

El men­saje. El rey insiste varias veces en la necesi­dad de la unidad, y men­ciona los retos que plantean los «nuevos sis­temas de con­viven­cia». Habla tam­bién de «democ­ra­cia ine­ludi­ble» y de «devolver la sober­anía al pueblo español», y recuer­da a los emi­grantes españoles el extran­jero, al tiem­po que rinde hom­e­na­je las fuerzas armadas. El lengua­je es más enrevesa­do que en los dis­cur­sos ante­ri­ores («no es menos ver­dad que pertenece­mos a una famil­ia históri­ca­mente más grande y may­ori­taria en la que se vierten, como en un rico mar, nue­stros cau­dales par­tic­u­lares y pro­fun­dos en cuan­to seres históri­cos», «nun­ca como aho­ra los españoles hemos tenidos tan­tos motivos para creer en la esen­cia intan­gi­ble y eter­na de la propia familia»).

El esce­nario. Vuelve a comen­zar con la esce­na ya tradi­cional del Príncipe y las Infan­tas mon­tan­do el belén, tras lo que los hijos de los reyes salu­dan a sus padres con un beso y, jun­to con la Reina, se sien­tan al lado del monar­ca mien­tras éste real­iza su discurso.

1980

El con­tex­to. Los reyes han real­iza­do su primera visi­ta ofi­cial al País Vas­co. Primeros estatu­tos de autonomía y elec­ciones en Cataluña y Euska­di. Es el año con más víc­ti­mas de ETA (93 muertos).

El men­saje. El monar­ca ani­ma a con­tin­uar con el esfuer­zo para seguir avan­zan­do en la tran­si­ción democráti­ca, a pesar de las difi­cul­tades. Hace ref­er­en­cias expre­sas al ter­ror­is­mo, a la cri­sis económi­ca y al paro, y pide a los par­tidos políti­cos que antepon­gan los intere­ses de España a sus intere­ses particulares.

El esce­nario. Por primera vez, el rey real­iza su men­saje navideño en su despa­cho, sen­ta­do ante su mesa de tra­ba­jo, sin su famil­ia y sin pape­les en la mano. El dec­o­ra­do es aus­tero. Tan solo una ban­dera de España a un lado.

1981

El con­tex­to. Ha sido el año del inten­to de golpe de Esta­do.

El men­saje. Don Juan Car­los hace alusión al golpe del 23‑F y afir­ma que «no hay alter­na­ti­va vál­i­da» al Esta­do de Dere­cho «ni puede pen­sarse en solu­ciones impues­tas por minorías que podrían alter­ar el obje­ti­vo de paz y de orden inspi­rador de nues­tra con­duc­ta». A con­tin­uación pide «a Dios» que «esa ver­dad se abra a todos por enci­ma de cam­pañas calum­niosas, de fal­sas pro­pa­gan­das y de rumores mal­in­ten­ciona­dos». Y después agre­ga: «No nos esforce­mos en cam­biar un pasa­do que exis­tió, y que hemos de asumir con sus real­i­dades, sus hechos, sus recuer­dos y sus hom­bres, unos recuer­dos que han de ser respeta­dos, y unos hom­bres cuya colab­o­ración es nece­saria, porque no podemos pre­scindir de ningún español dis­puesto a tra­ba­jar deci­di­da­mente por su patria».

El con­tex­to. El dec­o­ra­do sigue sien­do sobrio, aunque no tan­to como en 1980. Esta vez el rey (de nue­vo solo; su famil­ia ya no volverá a acom­pañar­le en los men­sajes navideños) no aparece sen­ta­do a la mesa de su despa­cho, sino en una sil­la, más relajado.

1982

El con­tex­to. El PSOE ha gana­do las elec­ciones gen­erales. Primer Gob­ier­no de Felipe González. Ha sido, tam­bién, el año del Mundi­al de Fútbol.

El men­saje. El tono es muy gen­er­al, desta­can­do los temas que están siem­pre pre­sentes en los dis­cur­sos del rey: La unidad, la con­fi­an­za en el futuro y, espe­cial­mente este año, la impor­tan­cia de la famil­ia. El monar­ca ded­i­ca un espe­cial recuer­do a los miem­bros de las fuerzas del orden fal­l­e­ci­dos en el cumplim­ien­to de su deber y a los emi­grantes españoles.

El esce­nario. El men­saje se ini­cia con una ima­gen de la chime­nea ardi­en­do. El dec­o­ra­do es algo más hogareño.

1984

El con­tex­to. El paro afec­ta al 17,81% de la población acti­va. España y Fran­cia han fir­ma­do un pacto antiterrorista.

El men­saje. «España cier­ra filas en sus procla­ma­dos obje­tivos de ser una nación mod­er­na, iden­ti­fi­ca­da con las otras naciones, que sien­ten pro­fun­da­mente como nosotros los efec­tos de una cri­sis mundi­al agu­da». «Me due­lo con los que estáis esperan­do una opor­tu­nidad para desar­rol­lar vues­tra per­son­al capaci­dad, sin encon­trar un puesto de tra­ba­jo. No estare­mos en condi­ciones de avan­zar hacia la mod­ernidad mien­tras esto ocur­ra. Los jóvenes se impa­cien­tan con razón». Tam­bién, ref­er­en­cia al ter­ror­is­mo: «Los sac­ri­fi­cios de los españoles, de toda condi­ción, que han sufri­do sus con­se­cuen­cias deben servirnos de lec­ción como sociedad». El rey pide afrontar los prob­le­mas que, «por nue­stro carác­ter apa­sion­a­do, vehe­mente y a veces der­ro­tista, pare­cen sin solución».

El esce­nario. Por primera vez, el men­saje navideño no se ini­cia con el him­no nacional. En su lugar se emite un vídeo intro­duc­to­rio con el resumen de las prin­ci­pales activi­dades de la Coro­na durante el año.

1992

El con­tex­to. Es el año del quin­to cen­te­nario de la lle­ga­da de Colón a Améri­ca, de los Jue­gos Olímpi­cos de Barcelona, de la Exposi­ción Uni­ver­sal de Sevil­la y de Madrid como Cap­i­tal Cul­tur­al europea.

El men­saje. Además de alabar «los éxi­tos» de los acon­tec­imien­tos pro­tag­on­i­za­dos por España durante el año, el monar­ca hace una men­ción espe­cial a los inmi­grantes y al racis­mo: «Quiero salu­dar a quienes nos hon­ran con su con­viven­cia y com­parten con nosotros las esper­an­zas y los esfuer­zos de cada día», «España ha sabido com­par­tir lo que tiene sin reser­vas ni pre­juicios, y lo mis­mo sen­ti­mos aho­ra, cuan­do mal­os vien­tos de xeno­fo­bia soplan en algu­nas partes de Europa y tien­tan a per­sonas o gru­pos que aquí entre nosotros con­sti­tuyen una irrel­e­vante, aunque vio­len­ta, minoría. […] Estén seguros [los inmi­grantes] de que se encuen­tran en su casa y de que los con­sid­er­amos her­manos». Tam­bién alude a los efec­tos de la Primera Guer­ra del Gol­fo y, una vez más, a la cri­sis económi­ca mundial.

El esce­nario. Como en los últi­mos años ante­ri­ores, el rey vuelve a apare­cer en su despa­cho, sin pape­les en la mano y con tan solo una ban­dera de España como fondo.

1994

El con­tex­to. Últi­mos años del PSOE en el Gob­ier­no, mar­ca­dos por numerosos casos de cor­rup­ción. En uno de los más son­ados, el exdi­rec­tor gen­er­al de la Guardia Civ­il, Luis Roldán, se había dado a la fuga en el mes de abril.

El men­saje. «La ley es igual para todos, tan­to si ejercen activi­dades pri­vadas como públi­cas. Pero exis­ten deberes de respon­s­abil­i­dad en las per­son­al­i­dades públi­cas […]. Deter­mi­na­dos com­por­tamien­tos de cor­rup­ción han lev­an­ta­do sen­timien­tos de jus­ta inqui­etud e indi­gnación, porque con el mal ejem­p­lo que supo­nen ero­sio­n­an la con­viven­cia y rel­a­tivizan el val­or moral de la democ­ra­cia». El rey desta­ca tam­bién los «esper­an­zadores» avances en el pro­ce­so de paz en Ori­ente Próx­i­mo, y afir­ma: «La paz sin jus­ti­cia es vio­len­cia silen­ciosa». Vuelve a hac­er, asimis­mo, ref­er­en­cias a la cri­sis económi­ca, al desem­pleo y al ter­ror­is­mo, y a apelar a la sol­i­dari­dad y la con­viven­cia «con los extran­jeros que con­viv­en entre nosotros».

El esce­nario. De nue­vo con pape­les en la mano (será la últi­ma vez), con la ban­dera más en primer plano y flo­res de Navi­dad a un lado.

1996

El con­tex­to. Primer Gob­ier­no de José María Aznar.

El men­saje. El tono del dis­cur­so es opti­mista, desta­can­do los logros con­segui­dos durante los años de democ­ra­cia. «Ten­emos una economía en pro­gre­so que nos pro­por­ciona may­or bien­es­tar, y unas insti­tu­ciones capaces de artic­u­lar todas las ten­den­cias». «Hemos con­stru­i­do una España hab­it­able para todos. Deberíamos estar orgul­losos de ello y no reprocharnos de man­era sis­temáti­ca nues­tras insu­fi­cien­cias». Tam­bién alude al cam­bio de Gob­ier­no: «La alter­na­ti­va de poder pro­duci­da tras las elec­ciones de mar­zo ha rat­i­fi­ca­do la solidez de nue­stro pro­ce­so democráti­co y ha puesto de man­i­fiesto el nor­mal fun­cionamien­to de nues­tras insti­tu­ciones». Y, una vez más, lamen­ta el desem­pleo y las «escan­dalosas» condi­ciones de mar­gin­al­i­dad que afectan a parte de la sociedad española.

El esce­nario. Vuelve a apare­cer, por primera vez en muchos años, una ima­gen reli­giosa (un cuadro).

1997

El con­tex­to. ETA asesina a Miguel Ángel Blan­co y mantiene el secue­stro de José Anto­nio Orte­ga Lara, que acabaría duran­do 532 días. España se inte­gra en la estruc­tura mil­i­tar de la OTAN.

El men­saje. El rey desta­ca el «crec­imien­to sostenido» que sigue exper­i­men­tan­do la economía españo­la y «el diál­o­go flu­i­do entre los inter­locu­tores sociales», aunque vuelve a denun­ciar el paro, espe­cial­mente entre los jóvenes y las mujeres. Habla del «inhu­mano secue­stro» de José Anto­nio Orte­ga Lara y del «atroz asesina­to» de Miguel Ángel Blan­co, y enfa­ti­za que «la sociedad vas­ca, con el resto de España, se lev­an­tó para decir ‘Bas­ta ya’ ».

El esce­nario. Vuelve el belén navideño, en un fon­do que incluye tam­bién la ban­dera, flo­res y fotos familiares.

Desde 2000

Los men­sajes

  • Acci­dente del Pres­tige (2002): «El desas­tre ocur­ri­do en Gali­cia nos enseña que ésta debe ser una de nues­tras prin­ci­pales preocupaciones».
  • Com­pro­miso mat­ri­mo­ni­al del Príncipe y Letizia Ortiz (2003): «Con­sti­tuye un moti­vo de gran ale­gría, tan­to des­de el pun­to de vista famil­iar como institucional».
  • Aten­ta­do del 11‑M (2004): Un «emo­ciona­do hom­e­na­je a todas las víc­ti­mas del ter­ror­is­mo», y en espe­cial para «los famil­iares de las víc­ti­mas de los abom­inables aten­ta­dos ter­ror­is­tas del pasa­do 11 de mar­zo y a cuan­tos heri­dos causó esa enorme trage­dia». «Su dolor debe reforzar nues­tra unidad para acabar con el ter­ror­is­mo. Para ello, con­ta­mos con el Esta­do de Dere­cho, la coop­eración inter­na­cional y las Fuerzas de Seguri­dad del Estado».
  • Trein­ta años de reina­do (2005): «Los españoles saben que siem­pre podrán con­tar con mi entre­ga ilu­sion­a­da, mi per­ma­nente vol­un­tad de ser­vi­cio y mi empeño por sumar esfuer­zos para afrontar nuevos retos y objetivos».
  • Des­en­cuen­tros entre PSOE y PP en la lucha antiter­ror­ista (2006): «Ape­lo al más alto con­sen­so de las insti­tu­ciones y los par­tidos del arco con­sti­tu­cional». «Es hora de redoblar esfuer­zos en esa direc­ción, des­de el respeto mutuo, con un diál­o­go sin­cero y respon­s­able, y siem­pre den­tro del pleno respeto a nues­tra Constitución».
  • Cri­sis económi­ca: Aca­para los dis­cur­sos des­de 2008 a 2011. En 2008 el rey men­ciona la pal­abra «cri­sis» has­ta cin­co veces y recla­ma «nuevas reglas inter­na­cionales más efi­caces para reforzar la esta­bil­i­dad, super­visión y trans­paren­cia del sec­tor financiero en un nue­vo entorno glob­al­iza­do». En 2010 pide que «los hom­bres y mujeres que han sufri­do en su propia carne o en sus famil­ias las pér­di­das de empleos» se con­vier­tan en una «pri­or­i­dad insoslayable».
  • Caso Urdan­garin (2011): «La jus­ti­cia es igual para todos. Todos ten­emos el deber de obser­var un com­por­tamien­to ade­cua­do y ejem­plar. Vivi­mos en un Esta­do de dere­cho y cualquier actuación cen­surable deberá ser juz­ga­da y san­ciona­da con arreg­lo a la ley».

El esce­nario. A par­tir del año 2000 se añade una ima­gen del pala­cio de la Zarzuela al escu­do de España con que comien­za el men­saje navideño del rey, mien­tras sue­na la ver­sión cor­ta del him­no nacional. El monar­ca aparece siem­pre con un belén de fon­do y, en oca­siones, tam­bién un árbol de Navi­dad. En 2007 intro­duce un toque de col­or al pon­erse una cor­ba­ta amar­il­la. En 2009, primer año en que el men­saje es emi­ti­do tam­bién por la tele­visión autonómi­ca vas­ca ETB, la ban­dera de la UE aparece jun­to a la españo­la. El men­saje de 2012 se podrá leer por primera vez en las cua­tro lenguas coo­fi­ciales de España en la pági­na web de la Casa del Rey.

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