Siria, en el posible principio de un complicado final

Miguel Máiquez, 9/12/2012

Después de 20 meses de com­bat­es y bom­bardeos, más de 35.000 muer­tos, unos 400.000 refu­gia­dos (700.000 para fin de año), en torno a dos mil­lones y medio de desplaza­dos, incon­ta­bles vidas destrozadas, daños incal­cu­la­bles en ciu­dades e infraestruc­turas y más de un año de duras san­ciones económi­cas inter­na­cionales, la guer­ra civ­il en Siria parece estar alcan­zan­do al fin un desen­lace, y el rég­i­men de Bashar Al Asad podría ten­er sus días con­ta­dos. El prob­le­ma es saber cuán­tos días son esos, o si, lo más prob­a­ble, serán más bien sem­anas o inclu­so var­ios meses.

Los últi­mos acon­tec­imien­tos sobre el ter­reno hacen pen­sar que, efec­ti­va­mente, la bal­an­za está empezan­do a dese­qui­li­brarse. Los rebeldes han con­segui­do avances impor­tantes y han der­rib­a­do, por primera vez, aviones del Gob­ier­no. Tam­bién han cap­tura­do bases mil­itares y han logra­do inter­rum­pir algu­nas vías de sum­in­istro del rég­i­men. Por otra parte, los het­erogé­neos gru­pos de la oposi­ción han con­segui­do lle­gar a un acuer­do y ele­gir un líder común provisional.

Pero lo más sig­ni­fica­ti­vo puede ser el aumen­to de la pre­sión inter­na­cional. Nadie habla aún de una inter­ven­ción mil­i­tar direc­ta, pero el tono, ani­ma­do por la debil­i­dad en que parece encon­trarse el gob­ier­no de Dam­as­co, empieza a ser dis­tin­to. La OTAN ha anun­ci­a­do el despliegue de mis­iles Patri­ot en sue­lo tur­co para la defen­sa de la fron­tera con Siria, y ha desta­ca­do un gran número de efec­tivos en la zona (en prin­ci­pio, para defend­er a Turquía de un posi­ble ataque, pero el caso es que ahí están); las adver­ten­cias de EE UU y otros país­es occi­den­tales se han hecho más duras ante la posi­bil­i­dad de que Asad pue­da estar planteán­dose uti­lizar armas quími­cas y, lo ver­dadera­mente impor­tante, Rusia ha empeza­do a aflo­jar su apoyo al rég­i­men sirio. Bási­ca­mente, y al mar­gen de otros respal­dos más morales que reales, a Asad solo le que­da Irán.

Estas son las claves que podrían estar mar­can­do el prin­ci­pio del fin de la guer­ra en Siria, y los prob­le­mas que ven­drán el día después.

Avances rebeldes

En el aparta­do mil­i­tar, las unidades de rebeldes sirios oper­an según tres estrate­gias fun­da­men­tales: Cor­tar las rutas de sum­in­istro del rég­i­men, cap­turar bases mil­itares y apoder­arse del may­or número de armas posi­ble. En las tres están tenien­do éxi­to, aunque de momen­to no de una man­era que pue­da con­sid­er­arse total­mente defin­i­ti­va. Lo que sí parece claro es que los rebeldes han empeza­do a dar mues­tras de una may­or orga­ni­zación y efec­tivi­dad, algo de lo que no habían sido capaces has­ta aho­ra. De hecho, no han cedi­do ter­reno des­de el mes de sep­tiem­bre, a pesar de que la respues­ta mil­i­tar del rég­i­men no ha deja­do de incrementarse.

Gra­cias a esta pre­sión, los rebeldes han podi­do hac­erse con el con­trol de grandes regiones del norte del país (donde ya solo pueden ser ata­ca­dos por aire), y sumar armas más pesadas a las que reciben ya des­de Ara­bia Saudí y Catar a través de la fron­tera tur­ca. Hace algo más de una sem­ana con­sigu­ieron der­rib­ar un caza y un helicóptero del ejérci­to usan­do mis­iles tierra-aire.

La cap­tura de armas es fun­da­men­tal para los insur­gentes, ya que las poten­cias occi­den­tales y los país­es de la zona han rec­haz­a­do has­ta aho­ra armar­los direc­ta­mente, debido a dos razones: la fal­ta de unión entre los opos­i­tores y el cre­ciente número de mil­i­tantes fun­da­men­tal­is­tas islámi­cos (‘yihadis­tas’ y salafis­tas) entre las filas rebeldes. No obstante, esta políti­ca podría estar cam­bian­do ya, al menos de for­ma extrao­fi­cial. El diario francés Le Figaro, por ejem­p­lo, ha rev­e­la­do que asesores mil­itares france­ses se reunieron con insur­gentes sirios en las últi­mas sem­anas, para iden­ti­ficar a posi­bles recep­tores de sum­in­istros de armas. Los agentes france­ses con­ver­saron direc­ta­mente con miem­bros del Ejérci­to Libre Sirio «en una zona entre el Líbano y Dam­as­co», según el diario. Agentes británi­cos y esta­dounidens­es tam­bién estarían en con­ver­sa­ciones con líderes rebeldes.

Objetivos importantes

Las fuerzas opos­i­toras que siguen luchan­do por con­tro­lar Ale­po (la segun­da ciu­dad más grandes de Siria) cul­mi­naron el pasa­do 18 de noviem­bre un ase­dio de casi dos meses al con­quis­tar el emplaza­mien­to del Regimien­to 46º, una de las unidades impor­tantes den­tro de las fuerzas del Gob­ier­no desta­cadas en torno a la ciu­dad. Según indicó a la BBC Elias Han­na, un anal­ista mil­i­tar en la Uni­ver­si­dad Amer­i­cana de Beirut, esta vic­to­ria fue un «pun­to de inflex­ión tác­ti­co que puede dar lugar a un cam­bio estratégi­co». Dos días más tarde, los rebeldes reforzaron su con­trol de la provin­cia Deir Az Zur (situ­a­da al este del país y rica en petróleo) tras cap­turar un batal­lón de artillería, después de otro ase­dio de tres semanas.

Mili­cias de la oposi­ción siria han toma­do ya numerosas posi­ciones en torno a las local­i­dades de Idlib, Deir Az Zur y la propia Ale­po. Con estos obje­tivos rodea­d­os, o a pun­to de ser cap­tura­dos, la sigu­iente ciu­dad en caer podría ser la impor­tante local­i­dad de Hama, en el oeste del país. En sus avances, los rebeldes han con­segui­do con­quis­tar un aerop­uer­to mil­i­tar y dos cam­pos de petróleo, mien­tras siguen ata­can­do asimis­mo bases mil­itares cer­canas a Damasco.

La lucha en Damasco

Los com­bat­es que se libran en torno a la cap­i­tal y, en con­cre­to, en la autovía que une la ciu­dad con el aerop­uer­to, han empeza­do a afec­tar al trá­fi­co aéreo. El pasa­do 29 de noviem­bre hubo inter­rup­ciones de vue­los, y, como indi­ca Jor­di Pérez Colomé en eldiario.es, si la situación se empieza a repe­tir, la lle­ga­da de la cru­cial ayu­da iraní al rég­i­men puede verse comprometida.

En Dam­as­co, el éxi­to de los rebeldes reside en que, pese a que no han logra­do avan­zar sig­ni­fica­ti­va­mente aún, tam­poco han podi­do ser rec­haz­a­dos todavía por las fuerzas del rég­i­men, e inclu­so han con­segui­do aten­tar con­tra infraestruc­turas mil­itares (y tam­bién en zonas civiles) en la ciu­dad. James Miller expli­ca en EAWorld­View que la lucha es muy com­pli­ca­da para el Gob­ier­no, porque, además de los ataques mil­itares que recibe des­de los alrede­dores de la ciu­dad, muchos rebeldes y ene­mi­gos del rég­i­men están infil­tra­dos en bar­rios y dis­tri­tos del inte­ri­or de la cap­i­tal y sus suburbios.

Tam­bién es impor­tante la cues­tion de la leal­tad de los sol­da­dos sirios al rég­i­men, ya que las deser­ciones, a medi­da que los rebeldes vayan logran­do nuevas vic­to­rias, pueden con­ver­tirse en un ele­men­to dese­qui­li­brador clave. Según expli­ca Stephen Starr, autor del libro Revuelta en Siria: tes­ti­gos del lev­an­tamien­to, el cre­ciente uso de artillería al ini­cio de la guer­ra y de bom­bardeos aére­os aho­ra es una señal clara de que el Ejérci­to no con­fía en sus pro­pios sol­da­dos, y de que tienen que recur­rir al uso indis­crim­i­na­do de la fuerza para der­ro­tar a los rebeldes.

Armas químicas y amenazas

De for­ma para­lela al des­gaste cau­sa­do por los éxi­tos mil­itares rebeldes, y en parte como con­se­cuen­cia de ello, el rég­i­men sirio ha vis­to cómo la pre­sión de las poten­cias occi­den­tales se ha incre­men­ta­do notable­mente en los últi­mos días. Las últi­mas infor­ma­ciones sum­in­istradas por los ser­vi­cios de inteligen­cia esta­dounidens­es, en el sen­ti­do de que el ejérci­to sirio podría estar ulti­man­do los prepar­a­tivos para la uti­lización de armas quími­cas en la guer­ra, han hecho saltar las alar­mas. Tan­to Wash­ing­ton como Lon­dres han adver­tido a Asad de que no tol­er­arán el uso de este tipo de arma­men­to, y han ame­naza­do, aunque sin lle­gar a conc­re­tar, con tomar medi­das. El uso de armas quími­cas requeriría una respues­ta lo más ráp­i­da posi­ble, por lo que se supone que estas «medi­das» no se refieren a un incre­men­to de las san­ciones económi­cas, o a pasar armas a los rebe­les, sino a medi­das mil­itares más direc­tas que prob­a­ble­mente incluirían bom­bardeos aére­os y las larga­mente deman­dadas por la oposi­ción zonas de exclusión aérea.

La CIA sostiene que Siria cuen­ta «des­de hace años» con un pro­gra­ma de armas quími­cas, y que dispone de un arse­nal que puede ser uti­liza­do en aviones de com­bate, mis­iles balís­ti­cos y cohetes de artillería. La agen­cia de espi­ona­je esta­dounidense tam­bién sospecha que Siria ha inten­ta­do desar­rol­lar agentes nerviosos más tóx­i­cos y per­sis­tentes, como el gas VX, y que posee gas mostaza y gas sarín. Además, un informe inde­pen­di­ente, que cita a agen­cias de inteligen­cia árabes y occi­den­tales, cal­cu­la que Siria posee unas mil toneladas de armas quími­cas, alma­ce­nadas en medio cen­te­nar de pueb­los y ciudades.

Siria no ha fir­ma­do la Con­ven­ción sobre Armas Quími­cas ni ha rat­i­fi­ca­do la Con­ven­ción sobre Armas Biológ­i­cas y Tóx­i­cas, y el rég­i­men no ha nega­do que posee este tipo de armas, aunque insiste en que «en el caso de ten­er­las, jamás las uti­lizaría» con­tra su propia población. Dam­as­co acusa a las poten­cias occi­den­tales de inven­tar la ame­naza de las armas quími­cas como excusa para una even­tu­al inter­ven­ción mil­i­tar, de un modo que no es difí­cil rela­cionar con aque­l­las inex­is­tentes armas de destruc­ción masi­va que invo­ca­ban EE UU y sus ali­a­dos como jus­ti­fi­cación para la invasión de Irak.

«Lo que gen­era pre­ocu­pación en torno a las noti­cias pub­li­cadas por los medios es nue­stro temor a que algunos de los país­es que respal­dan al ter­ror­is­mo y a los ter­ror­is­tas [en ref­er­en­cia a los rebeldes] puedan entre­gar­les armas quími­cas y afir­mar que fue el Gob­ier­no sirio el que usó este arma­men­to», indicó este domin­go el Min­is­te­rio de Exte­ri­ores sirio en una car­ta envi­a­da a Naciones Unidas.

Rusia empieza a ceder

La clave del final del rég­i­men de Bashar al Asad estará, prob­a­ble­mente, en Rusia. Has­ta aho­ra, tan­to Moscú como Pekín han impe­di­do con su veto con­de­nas firmes a Siria por parte del Con­se­jo de Seguri­dad de la ONU, hacien­do imposi­ble que se llegue a plantear una inter­ven­ción mil­i­tar como la lle­va­da a cabo en Lib­ia. Ni EE UU ni la UE han mostra­do mucho interés en una acción seme­jante (que sería eje­cu­ta­da por la OTAN), argu­men­tan­do que, con Irán, Líbano e Israel a tiro de piedra, el ries­go de deses­ta­bi­lización y de guer­ra a gran escala en la zona es mucho may­or que el que existía en Lib­ia, donde, por otra parte, había tam­bién más intere­ses económi­cos (gas y petróleo) en juego. Pero, en cualquier caso, el rec­ha­zo ruso (más explíc­i­to y deter­mi­nante que el chi­no, en este caso) ha impe­di­do que la opción se haya lle­ga­do ni siquiera ten­er en cuen­ta, y, lo más impor­tante, Asad ha sen­ti­do que no esta­ba ais­la­do ante la comu­nidad internacional.

Aho­ra, sin embar­go, Rusia parece haber enten­di­do que el final de Asad puede estar cer­ca, y nece­si­ta situ­arse en una mejor posi­ción de cara al día después, cuan­do sus lazos históri­cos y económi­cos con Dam­as­co (una relación que se remon­ta a los tiem­pos de la Unión Soviéti­ca, y que incluye un impor­tante com­er­cio de armas y el uso por parte de Moscú de la base naval siria de Tar­tus) podrían vol­verse en su con­tra. Por otra parte, la espe­cial sen­si­bil­i­dad de la población rusa ante políti­cas que siguen «los dic­ta­dos de Occi­dente» y su «doble moral» es aho­ra menos impor­tante para el Krem­lin, una vez pasadas ya las elec­ciones de marzo.

Pero, al mar­gen de estas con­sid­era­ciones de lec­tura más políti­ca, tam­bién es cier­to que Moscú, que ha apos­ta­do des­de el prin­ci­pio por una sal­i­da nego­ci­a­da a la cri­sis, esté empezan­do a asumir que eso no será posi­ble, y que el rég­i­men de Asad está cada vez más debil­i­ta­do. El jueves, Vladimir Vasi­lyev, ali­a­do del pres­i­dente Vladimir Putin en el Par­la­men­to ruso, indicó que «seguimos pen­san­do que el actu­al gob­ier­no ruso debería lle­var a cabo sus fun­ciones, pero el tiem­po está demostran­do que esa tarea está más allá de sus fuerzas».

Así, la diplo­ma­cia ha empeza­do a fun­cionar ya de un modo más acti­vo. El pasa­do lunes Putin se reunió en Estam­bul con el pres­i­dente tur­co, Recep Tayyip Erdo­gan, un paso impor­tante, ya que ambos país­es han encabeza­do las dos posi­ciones opues­tas sobre el con­flic­to (Turquía, par­tidaria de una inter­ven­ción más direc­ta; Rusia, par­tidaria de no inter­venir). Y el jueves el min­istro ruso de Exte­ri­ores, Sergei Lavrov, man­tu­vo un encuen­tro en Dublín con la secere­taria de Esta­do de EE UU, Hillary Clin­ton, y con el envi­a­do inter­na­cional en Siria, Lakhdar Brahimi.

A pesar de todo, las espadas entre Rusia y EE UU siguen en alto, al menos de cara a la galería. Las nego­cia­ciones no van a ser fáciles ni ráp­i­das. Tras la reunión de Dublín, Clin­ton dijo que «no creo que nadie piense que exista algún pro­gre­so impor­tante», y Lavrov se mostró igualde escép­ti­co: «No haría pronós­ti­cos opti­mis­tas. Que­da por ver qué sal­drá de esto», declaró. Los rusos, además, se han des­mar­ca­do tam­bién de las acusa­ciones sobre las armas químicas.

¿Y después?

Según sug­ería hace unos días The New York Times, la dis­cusión se cen­tra aho­ra no tan­to en cómo acabar con Asad, sino en qué hac­er una vez que el pres­i­dente sirio haya caí­do. En este sen­ti­do, a EE UU le pre­ocu­pa su fal­ta de influ­en­cia en los gru­pos rebeldes, y cada vez más voces están recla­man­do a Wash­ing­ton que, al igual que han hecho la Unión Euro­pea (encabeza­da por Fran­cia) y var­ios país­es del Gol­fo, reconoz­ca ple­na­mente a la coali­ción de oposi­ción siria.

El prob­le­ma es a quién recono­cer y a quién apo­yar. Como expli­ca en su blog el peri­odista Íñi­go Sáenz de Ugarte, EE UU se encuen­tra ante el mis­mo difí­cil dile­ma al que ya tuvo que enfrentarse en Irak: «Los gru­pos del exilio están for­ma­dos por gente descono­ci­da en Siria, sin con­tar con los aprovecha­dos que quieren hac­er nego­cio (siem­pre hay mucho dinero disponible). Los gru­pos del inte­ri­or del país, inclu­idas las mili­cias, respon­den más a leal­tades locales, no cuen­tan con una orga­ni­zación nacional que les rep­re­sente y coor­dine, y tienen una pres­en­cia impor­tante de gru­pos suníes e islamis­tas a los que se supone hos­tiles a los intere­ses de EE UU y Europa».

La tentación es optar por la la recien­te­mente for­ma­da Coali­ción Nacional de Fuerzas Rev­olu­cionar­ias y de Oposi­ción de Siria, la alian­za opos­i­to­ra crea­da el mes pasa­do en Catar bajo los aus­pi­cios de las poten­cias árabes y occi­den­tales y, según afir­ma Joshua Lan­dis, pro­fe­sor de estu­dios de Ori­ente Medio en la Uni­ver­si­dad de Okla­homa y exper­to en Siria, «rel­a­ti­va­mente proamer­i­cana, no demasi­a­do anti­is­raelí y no demasi­a­do islamista».

Sáenz de Ugarte, sin embar­go, recuer­da que «quienes lle­van la ini­cia­ti­va sobre el ter­reno son gru­pos arma­dos, unos inte­gra­dos por ciu­dadanos que han aban­don­a­do sus pro­fe­siones para coger las armas y otros aus­pi­ci­a­dos por gru­pos rad­i­cales que no tienen la menor inten­ción de seguir las pau­tas que desearían los lec­tores de la pren­sa occi­den­tal. Lib­er­tad para ellos sig­nifi­ca ele­gir su pro­pio des­ti­no, y eso puede no pasar nece­sari­a­mente por respetar los dere­chos de las minorías o de la mujer».

Mando unificado

Mien­tras tan­to, los rebeldes (o por lo menos los que están orga­ni­za­dos) tam­bién empiezan ya a prepararse para la caí­da del rég­i­men. Este sába­do, un total de 263 fig­uras desta­cadas de la oposi­ción, civiles y mil­itares, la may­oría de ten­den­cia islamista, eligieron en Turquía al gen­er­al de briga­da Selim Idris, un antiguo ofi­cial del Ejérci­to sirio que desertó, como jefe del nue­vo man­do unifi­ca­do de la rebe­lión arma­da. Idris lid­er­ará un man­do con­jun­to de 30 miembros.

Según infor­mó la agen­cia Reuters, la nue­va direc­ción del coman­do cen­tral­iza­do de la insur­gen­cia incluye a numerosos diri­gentes vin­cu­la­dos a los Her­manos Musul­manes, y tam­bién a gru­pos salafis­tas, par­tidar­ios de una inter­pretación estric­ta y tradi­cional de la ley islámi­ca. En cam­bio, mar­gina a otros ofi­ciales de alto ran­go que han deser­ta­do de las filas del Ejérci­to para unirse a la rebe­lión. En con­cre­to, se cal­cu­la que dos ter­cios de los man­dos pertenecen a los Her­manos Musul­manes y sus ali­a­dos, un refle­jo del peso cada vez may­or que tienen las mili­cias islamis­tas en los combates.

Está por ver, sin embar­go, el alcance real de este acuer­do alcan­za­do en Turquía, ya que muchas de las unidades y mili­cias que están luchan­do en el inte­ri­or del país, islamis­tas rad­i­cales inclu­i­dos, están fuera del con­trol de los gru­pos que con­for­man el Ejérci­to Libre Sirio, o sim­ple­mente no lo reconocen.

El destino de Bashar al Asad

Pocos son los anal­is­tas que se atreven a vatic­i­nar un final rápi­do del rég­i­men de Bashar al Asad, pero tam­bién son pocos los que ponen en duda que esto ocur­rirá tarde o tem­pra­no, ago­tadas ya las posi­bil­i­dades de una sal­i­da nego­ci­a­da con la oposi­ción. Y ante ese esce­nario, al pres­i­dente sirio le quedarán dos opciones: Exil­iarse o, como él mis­mo ha insis­ti­do en sus pocas apari­ciones públi­cas durante la cri­sis, «morir en Siria».

Con respec­to a la posi­bil­i­dad del exilio, los rumores han comen­za­do ya, una prue­ba más de que la situación no es la que era hace tan solo unos meses. Según infor­mó esta sem­ana el diario israelí Haaretz, Asad estaría estu­dian­do pedir asi­lo políti­co en algún país de Améri­ca Lati­na para él y su famil­ia, en el caso de que fuera oblig­a­do a aban­donar Dam­as­co. Las fuentes citadas por el per­iódi­co indi­ca­ban que la diplo­ma­cia siria habría ini­ca­do «con­tac­tos» con Cuba, Venezuela y Ecuador.

Según el diario,  el vicem­i­nistro sirio de Exte­ri­ores, Faisal al Miq­dad, man­tu­vo encuen­tros en estos tres país­es lati­noamer­i­canos y llevó con­si­go car­tas per­son­ales clasi­fi­cadas de Asad a los respec­tivos pres­i­dentes. El Min­is­te­rio de Exte­ri­ores vene­zolano con­fir­mó al diario El Uni­ver­sal que Al Miq­dad entregó una car­ta para el pres­i­dente del país, Hugo Chávez, que éste recibió antes de via­jar a Cuba el miér­coles pasa­do para recibir tratamien­to médico.

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