La locomotora china, en un cruce de caminos

Miguel Máiquez, 11/11/2012

Ape­nas tres años después de la cel­e­bración del 60 aniver­sario de la fun­dación de la repúbli­ca comu­nista, y con alrede­dor de tres décadas ya de pro­gre­si­va aper­tu­ra económi­ca a sus espal­das, Chi­na ha lle­ga­do a un cruce de caminos, tan­to económi­co como políti­co. El país se encuen­tra actual­mente al final de un peri­o­do dora­do en el que ha logra­do con­sol­i­darse defin­i­ti­va­mente como super­po­ten­cia ‑económi­ca, diplomáti­ca, e inclu­so aeroe­s­pa­cial y deporti­va-, y sigue gozan­do de una salud que para sí la quisier­an las mal­tre­chas economías euro­peas. Según un informe de la OCDE dado a cono­cer esta mis­ma sem­ana, la economía chi­na va a super­ar a la de la zona euro en 2012, y a la de Esta­dos Unidos en menos de una década.

No obstante, el arras­tre de la cri­sis mundi­al y el estancamien­to a la hora de pon­er en mar­cha nuevas medi­das de reac­ti­vación han empeza­do a tra­ducirse en una ralen­ti­zación del crec­imien­to y en pre­ocu­pación por el futuro. Son los fan­tas­mas a los que ten­drá que enfrentarse la nue­va cúpu­la gob­er­nante que sal­ga del cru­cial XVIII Con­gre­so del Par­tido Comu­nista Chi­no, ini­ci­a­do en Pekín el pasa­do jueves. Sal­vo improb­a­bles sor­pre­sas, la cabeza del rég­i­men estará ocu­pa­da por el actu­al vicepres­i­dente Xi Jin­ping como nue­vo pres­i­dente del país y sec­re­tario gen­er­al del par­tido, en susti­tu­ción de Hu Jin­tao, y por el actu­al viceprimer min­istro Li Keqiang­co­mo nue­vo primer min­istro, en susti­tu­ción de Wen Jiabao.

El XVIII Con­gre­so del PCCh tiene ante sí el doble reto de devolver legit­im­i­dad a los líderes tras los últi­mos casos de cor­rup­ción, y de comen­zar a despe­jar la incer­tidum­bre exis­tente sobre el rum­bo que tomarán las refor­mas, en el mar­co del pecu­liar «cap­i­tal­is­mo estatal» chi­no. Todo ello, con una agen­da bien car­ga­da de otros temas a los que tam­bién habrá que dar respues­ta en los próx­i­mos años, y que abar­can des­de el prob­le­ma del Tibet has­ta la ten­sión con Japón, pasan­do por el descon­tento de un sec­tor cada vez may­or de la población (Chi­na vive la gran con­tradic­ción de ser un país de renta media baja, a pesar de su condi­ción de segun­da poten­cia mundi­al), las denun­cias sobre dere­chos humanos o las deman­das de aper­tu­ra política.

Dado que ningún gob­ier­no occi­den­tal parece dis­puesto a antepon­er los aspec­tos políti­cos a los económi­cos cuan­do se tra­ta de Chi­na, y que, a difer­en­cia de lo que se exige a otros país­es, la ausen­cia de lib­er­tades no es un obstácu­lo para el com­er­cio con el país asiáti­co, de la bue­na salud de la economía chi­na depende en bue­na parte que los demás podamos ver algo de luz al final del túnel de la cri­sis: La inver­sión exte­ri­or chi­na en Europa se trip­licó entre 2009 y 2010, pasan­do de los 780.000 mil­lones de euros de prome­dio de los años 2004 a 2008 a 2,3 bil­lones de euros, y se volvió a trip­licar en el año 2011, cuan­do superó los 7,5 bil­lones de euros. España recibió 144 mil­lones de euros de inver­sión direc­ta entre 2000 y 2011 y, aunque todavía está lejos de alcan­zar las cifras de sus veci­nos europeos, se sitúa entre los primeros país­es obje­ti­vo de las inver­siones chinas.

Un análi­sis DAFO (Debil­i­dades, Ame­nazas, For­t­alezas y Opor­tu­nidades) al momen­to clave del gigante asiático.

Debilidades

Fre­na­zo

Chi­na ha vis­to decre­cer recien­te­mente sus exporta­ciones (en agos­to aumen­taron un 2,7%, un dato supe­ri­or a julio pero infe­ri­or al esper­a­do) has­ta un pun­to que no se veía des­de hace tres años, según recono­ció en sep­tiem­bre la Admin­is­tración Gen­er­al de Adu­a­nas del país. La caí­da de las ven­tas al exte­ri­or, lastra­da por la cri­sis esta­dounidense y de la euro­zona, es espe­cial­mente grave en un país que depende de sus exporta­ciones para man­ten­er sus altas tasas de crec­imien­to, y que nece­si­ta cre­cer al menos un 7% anu­al para poder sacar de la pobreza a mil­lones de per­sonas. El obje­ti­vo de crec­imien­to para este año es de un 7,5%, medio pun­to por­centu­al menos que el año anterior.

Paráli­sis

Al ini­cio de la cri­sis económi­ca mundi­al, el Gob­ier­no chi­no adop­tó una batería de medi­das para evi­tar el con­ta­gio, val­o­radas en unos 585.000 mil­lones de dólares. Actual­mente, sin embar­go, y según el análi­sis de exper­tos inter­na­cionales, el rég­i­men parece demasi­a­do ocu­pa­do con la tran­si­ción políti­ca y el recam­bio de sus líderes, y poco dis­puesto a empren­der nuevas ini­cia­ti­vas para evi­tar que la cri­sis acabe gol­pe­an­do de lleno al país.

El pasa­do ver­a­no, y según infor­mó The New York Times, el Gob­ier­no saliente inten­tó cor­re­gir la desacel­eración de la economía medi­ante la flex­i­bi­lización de los prés­ta­mos ban­car­ios, el aumen­to de las jubi­la­ciones y la ofer­ta de exen­ciones impos­i­ti­vas a la pequeña empre­sa, pero la fal­ta de con­sen­so entre los líderes económi­cos del Ejec­u­ti­vo acabó desac­ti­van­do una respues­ta más contundente.

Debate

Esta fal­ta de con­sen­so gira en torno a un debate fun­da­men­tal en el seno del Gob­ier­no sobre cómo garan­ti­zar la con­tinuidad del crec­imien­to. Según expli­ca Xulio Ríos, direc­tor del Obser­va­to­rio de la Políti­ca Chi­na, «algunos con­sid­er­an que la sen­da del crec­imien­to se garan­ti­za mucho mejor reser­van­do para el Esta­do el con­trol de los prin­ci­pales sec­tores estratégi­cos, mien­tras que otros opinan lo con­trario, que hay que dejar entrar en esos sec­tores a la inver­sión privada».

En este sen­ti­do, anal­is­tas que ven en una may­or inmer­sión en el sis­tema cap­i­tal­ista la solu­ción a los prob­le­mas económi­cos de Chi­na, recuer­dan que uno de los com­pro­misos de Pekín al entrar a la Orga­ni­zación Mundi­al del Com­er­cio, en 2001, fue per­mi­tir el cap­i­tal pri­va­do en la ban­ca, pero que once años después los ban­cos extran­jeros aún encuen­tran difi­cul­tades para estable­cerse en el mer­ca­do financiero de may­or crec­imien­to en el mun­do. Del mis­mo modo, las empre­sas pri­vadas encuen­tran grandes difi­cul­tades para acced­er a crédi­tos, que en cam­bio son con­ce­di­dos a las fir­mas estatales a tasas preferenciales.

Desigual­dad

Uno de los efec­tos más nocivos de los cam­bios acon­te­ci­dos en Chi­na en los últi­mos años es el avance de las desigual­dades entre la población, tan­to en el ámbito urbano como entre la ciu­dad y el mun­do rur­al, desigual­dades que, según señala Xulio Ríos, alcan­zan ya uno de los nive­les más ele­va­dos del mun­do. Ríos indi­ca que, a pesar de la mejo­ra en los ingre­sos de la población y de la may­or inver­sión públi­ca en bien­es­tar, las desigual­dades han segui­do cre­cien­do y supo­nen, jun­to con la cor­rup­ción, una de las prin­ci­pales causas de la pér­di­da de cred­i­bil­i­dad del PCCh.

Cor­rup­ción

La ima­gen del Par­tido Comu­nista Chi­no se ha vis­to seri­amente daña­da en los últi­mos tiem­pos por casos de cor­rup­ción y por informes que, aunque no han denun­ci­a­do com­por­tamien­tos delic­tivos, sí han rev­e­la­do las grandes sumas de dinero que han amasa­do algunos pari­entes de diri­gentes del PCCh. Bloomberg News, por ejem­p­lo, cal­cu­la que los famil­iares de Xi Jin­ping, el pre­vis­i­ble nue­vo líder del par­tido, poseían en junio más de 370 mil­lones de dólares en bienes, y The New York Times informa­ba de que la famil­ia exten­di­da del actu­al primer min­istro, Wen Jiabao, tiene bajo su con­trol activos por val­or de más de 2.500 mil­lones de dólares.

El caso más son­ado, no obstante, ha sido el del líder local Bo Xilai, exjefe del PCCh en Chongqing (cen­tro del país) y uno de los políti­cos que goz­a­ba de una may­or proyec­ción en Chi­na. Bo fue des­ti­tu­i­do y expul­sa­do del par­tido a finales de sep­tiem­bre, al pen­der sobre él una posi­ble acusación de cor­rup­ción, abu­so de poder y «rela­ciones inapropi­adas» con mujeres, según infor­mó la agen­cia ofi­cial, Xin­hua. Su des­ti­tu­ción se pro­du­jo poco después de que su antiguo «número dos», Wang Lijun, fuese con­de­na­do a 15 años de prisión. Wang había desa­ta­do el may­or escán­da­lo de la políti­ca chi­na en décadas cuan­do, el pasa­do febrero, inten­tó refu­gia­rse en el Con­sula­do de EE UU de Cheng­du, des­de donde denun­ció la mala prax­is de Bo y vin­culó a su esposa, Gu Kailai, con el homi­cidio del británi­co Neil Hey­wood el pasa­do noviembre.

Amenazas

Pre­cariedad

El lla­ma­do «mila­gro económi­co» chi­no de estos últi­mos años tiene un lado oscuro que puede con­ver­tirse en una autén­ti­ca bom­ba de relo­jería: Una de las prin­ci­pales bases del salto económi­co son los más de 200 mil­lones de emi­grantes que han aban­don­a­do el cam­po para bus­car tra­ba­jo en la ciu­dad, atraí­dos por las nuevas opor­tu­nidades lab­o­rales. A finales del año pasa­do los habi­tantes de las ciu­dades super­aron por primera vez a los del cam­po, lo que supone un pun­to de inflex­ión en un país emi­nen­te­mente rur­al durante sus cua­tro mile­nios de historia.

El prob­le­ma es que los emi­grantes, que con­sti­tuyen actual­mente la ter­cera parte de la población en edad lab­o­ral (de 15 a 64 años), care­cen de pleno acce­so a la edu­cación o inclu­so a la sanidad, y que muchos tra­ba­jan en condi­ciones total­mente pre­carias, como lo demues­tran, por ejem­p­lo, los cien­tos de muer­tos anuales en el sec­tor minero. La agitación social crece, y enfrentamien­tos como los ocur­ri­dos el pasa­do mes de sep­tiem­bre en la fábri­ca Fox­conn, prin­ci­pal provee­do­ra de Apple, empiezan a ser significativos.

Clase media

La otra gran fuente de descon­tento social proviene de una clase media que, aunque tími­da­mente aún, cada vez recla­ma una may­or rep­re­sen­ta­tivi­dad en la toma de deci­siones, al tiem­po que aumen­ta su frus­tración ante un crec­imien­to macro­económi­co de cuyos ben­efi­cios no parece estar dis­fru­tan­do. Se tra­ta, además, de un sec­tor de la población que, pese a los esfuer­zos cen­sores del Gob­ier­no (espe­cial­mente en Inter­net), está cada vez más infor­ma­do y tol­era cada vez menos las con­tradic­ciones y los escán­da­los que afectan a algunos líderes del régimen.

Paro

Chi­na ha logra­do man­ten­er esta­bles los índices de desem­pleo pese a la ralen­ti­zación económi­ca, pero aho­ra se enfrenta al desafío de gener­ar dece­nas de mil­lones de nuevos puestos de tra­ba­jo en los próx­i­mos años, sobre todo en sec­tores ale­ja­dos de la agri­cul­tura que pro­por­cio­nen un may­or val­or aña­di­do a su economía.

Según la Ofic­i­na Nacional de Estadís­ti­cas chi­na, el desem­pleo urbano se situó en una tasa infe­ri­or al 4,3% en los últi­mos cin­co años (un 4,1% a finales de 2011), una cifra que está den­tro de las pre­vi­siones de las autori­dades. Sin embar­go, este dato deja fuera las áreas rurales, que en caso de con­tabi­lizarse supon­drían un aumen­to de la tasa de has­ta 2,5 pun­tos por­centuales adi­cionales (lle­garía al 6,5 % en 2011), según un informe de la Econ­o­mist Intel­li­gence Unit (EIU).

El paro se ha man­tenido bajo con­trol has­ta aho­ra, gra­cias no solo al rápi­do crec­imien­to de la economía, sino tam­bién a la men­ciona­da alta pre­dis­posi­ción de los tra­ba­jadores a emi­grar. Según datos del Fon­do Mon­e­tario Inter­na­cional (FMI), actual­mente Chi­na cuen­ta con unos 150 mil­lones de tra­ba­jadores dis­puestos a emi­grar a cam­bio de un salario lig­era­mente supe­ri­or, lo que supone una ofer­ta de tra­ba­jo abun­dante y bara­ta que ha sido una de las claves del desar­rol­lo económi­co. Sin embar­go, el mis­mo FMI pre­vé que esta cifra se reducirá has­ta los 30 mil­lones en 2020, debido a que esta pre­dis­posi­ción es cada vez menor, y a que los incre­men­tos de salario reg­istra­dos durante los últi­mos tres años, de más de un 10% anu­al de media, «están enrique­cien­do» a la población.

Bur­bu­ja

El éxo­do rur­al y el fuerte pro­gra­ma de inver­sión del Gob­ier­no chi­no tam­bién han provo­ca­do que la con­struc­ción en el país se haya dis­para­do en la últi­ma déca­da. Tan­to, que des­de hace var­ios años se habla de una bur­bu­ja inmo­bil­iaria en el país: «Hay un cier­to peli­gro por ella, pero la están ‘pin­chan­do’ des­de el Gob­ier­no toman­do medi­das», ase­gu­ra Marce­lo Muñoz, decano de los empre­sar­ios españoles en China.

Fortalezas

Un buen pun­to de partida

Con un crec­imien­to económi­co que se ha man­tenido durante años en el 10% anu­al, Chi­na se ha con­ver­tido ya en el primer expor­ta­dor e impor­ta­dor del plan­e­ta y en la nación con may­ores reser­vas a niv­el mundi­al. Según la OCDE, la economía chi­na va a super­ar en este mis­mo 2012 a la de la zona euro, y sobrepasará a Esta­dos Unidos den­tro de seis u ocho años.

Además, la OCDE pre­vé que Chi­na sep­tu­pli­cará su niv­el de vida, de for­ma que mien­tras su PIB por habi­tante era el 16,6% del de EE UU ‑toma­do como ref­er­en­cia- el pasa­do año, en 2060 pasará a ser el 59,3%.

Sig­nos de estabilización

Las inver­siones chi­nas en infraestruc­turas se han acel­er­a­do y la pro­duc­ción indus­tri­al crece al may­or rit­mo de los últi­mos cin­co meses (un 9,6% inter­an­u­al en octubre). El superávit com­er­cial llegó en octubre al val­or más alto en 45 meses, y las exporta­ciones al más alto en cin­co meses (un 11% más). Son datos que pueden restar urgen­cia a nuevas medi­das de impul­so económico.

Según indicó Zhang Ping, direc­tor de la Comisión Nacional de Refor­ma y Desar­rol­lo, en declara­ciones recogi­das por la agen­cia Reuters, «los sig­nos de esta­bi­lización de la economía se han hecho más evi­dentes en octubre. Esta­mos total­mente seguros de que podemos lograr el obje­ti­vo de crec­imien­to para este año. En otras pal­abras, vamos a lograr un crec­imien­to por enci­ma del 7,5%». Zhang añadió, no obstante, que «no hay que ser com­plac­i­entes, porque el pro­ce­so de esta­bi­lización no es lo sufi­cien­te­mente firme».

Logros

Durante la admin­is­tración de Hu Jin­tao, Chi­na ha reequi­li­bra­do las inver­siones hacia las provin­cias más pobres del inte­ri­or, des­ti­nan­do a estos ter­ri­to­rios recur­sos muy ele­va­dos. Tam­bién se ha puesto en mar­cha un sis­tema de jubi­la­ciones, de presta­ciones por desem­pleo y de seguro san­i­tario, que incluye por primera a los campesinos. En el exte­ri­or, Chi­na ha poten­ci­a­do el alcance de sus empre­sas e inver­siones por todo el planeta.

Oportunidades

Más con­sumo interno

La caí­da de las ven­tas al exte­ri­or ha gen­er­a­do que des­de hace un tiem­po el Gob­ier­no chi­no se replantee su depen­den­cia de las exporta­ciones y apueste por estim­u­lar el con­sumo inter­no del país. Así, y en pre­visión de que las ven­tas al exte­ri­or pudier­an ir a peor, el Gob­ier­no chi­no puso en mar­cha hace tiem­po un pro­gra­ma de reduc­ción de las desigual­dades inter­nas, con planes de expan­sión inter­na de la economía para con­trar­restar el estancamien­to de la deman­da euro­pea y esta­dounidense. El incre­men­to del con­sumo inter­no podría aliviar asimis­mo la depen­den­cia de la pro­duc­ción man­u­fac­tur­era y ayu­dar a encam­i­nar la economía hacia las indus­trias de servicios.

Menos sec­tor agrícola

Con respec­to a la ame­naza del desem­pleo, el prin­ci­pal cam­bio en la economía de la poten­cia asiáti­ca durante las próx­i­mas décadas pasa por reducir los 300 mil­lones de tra­ba­jadores del sec­tor agrí­co­la, una activi­dad que apor­ta menos del 10% del Pro­duc­to Inte­ri­or Bru­to (PIB), pero que aún agluti­na al 37% de los emplea­d­os del país, según datos ofi­ciales de la Ofic­i­na Nacional de Estadís­ti­ca. Ello supon­dría la gen­eración de unos 200 mil­lones de puestos de tra­ba­jo durante las próx­i­mas décadas en sec­tores como la indus­tria o los ser­vi­cios (que gen­er­an más val­or aña­di­do), y lograr que solo entre el 5 % y el 10 % de los tra­ba­jadores sean agrí­co­las, como ocurre en las economías desar­rol­ladas, según indi­ca Cap­i­tal Eco­nom­ics en un informe reciente.

Medi­das adoptadas

Chi­na ha puesto ya en mar­cha en los últi­mos meses una serie de medi­das, como el recorte de los tipos de interés o nuevas inver­siones en infraestruc­turas —desem­bol­sará 800.000 mil­lones de yuanes (97.000 mil­lones de euros) en proyec­tos de nuevas líneas de metro y tren—, que sumadas a otras como el recorte de impuestos o políti­cas para alen­tar las inver­siones del sec­tor pri­va­do, pueden ayu­dar, según ase­guró en sep­tiem­bre el primer min­istro chi­no, Wen Jiabao, a esta­bi­lizar la economía del país y cumplir con los obje­tivos plantea­d­os para este año.

Medi­das para el futuro

En su dis­cur­so inau­gur­al del XVIII Con­gre­so del PCCh, Hu Jin­tao enun­ció varias de las refor­mas que deberían ser tomadas, entre ellas, y además de la men­ciona­da incen­ti­vación del con­sumo inter­no, duplicar el PBI e imple­men­tar refor­mas políti­cas para una grad­ual aper­tu­ra en la toma de deci­siones. La nue­va cúpu­la será la encar­ga­da de aplicar los proyec­tos de refor­ma que se aprueben en el cónclave.

Diez preguntas y respuestas sobre el XVIII Congreso del PCCh

1. ¿Cada cuán­to tiem­po se cel­e­bran los con­gre­sos del PCCh?

Cada cin­co años.

2. ¿Para qué sirven?

Prin­ci­pal­mente, para anun­ciar las políti­cas del par­tido y, cada diez años (como aho­ra), para dar a cono­cer los nuevos líderes. La may­or parte de las medi­das se deci­den antes del prin­ci­pio del congreso.

3. ¿Cuán­tos del­e­ga­dos participan?

En el actu­al, un total de 2.270, proce­dentes de todo el país.

4. ¿Cuán­to duran?

No hay un cal­en­dario fijo, pero, nor­mal­mente, en torno a una sem­ana. El actu­al se espera que sea clausura­do el 14 de noviembre.

5. ¿Son públicos?

Los dis­cur­sos, sí, pero las con­ver­sa­ciones son a puer­ta cerrada.

6. ¿Qué se apro­bará en el XVIII Congreso?

Se mod­i­fi­cará la con­sti­tu­ción del PCCh, lo que podría traer leves cam­bios ide­ológi­cos a la for­ma­ción que gob­ier­na en soli­tario Chi­na des­de hace 63 años, y al tér­mi­no de los siete días de reuniones se anun­cia­rá un nue­vo Comité Cen­tral, de 200 miem­bros (más 170 alter­na­tivos). Al día sigu­iente de la clausura del Con­gre­so, el 15 de noviem­bre, en la primera reunión del Comité Cen­tral se decidirá la com­posi­ción del Polit­buró (de 25 miem­bros) y del Comité Per­ma­nente (actual­mente de nueve, aunque se espera que se reduz­ca a siete), los ver­daderos núcleos de poder del Par­tido y del país.

7. ¿Quiénes serán los nuevos líderes?

A fal­ta de la aprobación ofi­cial, el actu­al vicepres­i­dente, Xi Jin­ping, será el nue­vo pres­i­dente del país y sec­re­tario gen­er­al del par­tido, y el actu­al viceprimer min­istro, Li Keqiang, será el nue­vo primer ministro.

8. ¿Quién es Xi Jinping?

Nació en Pekín en 1953 y estudió inge­niería quími­ca en la Uni­ver­si­dad de Tsinghua antes de vin­cu­larse al Par­tido Comu­nista en 1974. Tra­ba­jó en las provin­cias de Hebei, Fujian y Zhei­jang, y en 2007 fue nom­bra­do jefe del par­tido en Shang­hai, con la tarea de solu­cionar un escán­da­lo de cor­rup­ción. Sus vín­cu­los con el ejérci­to y su apoyo a las indus­trias estatales indi­can que tiene un talante con­ser­vador. Está casa­do con Peng Liyuan, una famosa can­tante de músi­ca folclórica.

9. ¿Que­da algu­na incógnita?

Con Xi Jin­ping ya ase­gu­ra­do des­de hace tiem­po como próx­i­mo líder del PCCh, la ver­dadera incóg­ni­ta del XVIII Con­gre­so es si el pres­i­dente Hu Jin­tao le entre­gará tam­bién su actu­al jefatu­ra del Ejérci­to o si la retendrá durante unos años, como hizo su ante­cesor, Jiang Zemin.

10. ¿Cómo es el sis­tema políti­co chino?

El Esta­do chi­no es una «repúbli­ca social­ista uni­taria y multi­na­cional». Su sis­tema de gob­ier­no es la «democ­ra­cia pop­u­lar», basa­da en un rég­i­men de par­tido úni­co inspi­ra­do en el marx­is­mo-lenin­is­mo y, espe­cial­mente, en el maoís­mo. Se rige por la Con­sti­tu­ción de 1982, la cuar­ta des­de la rev­olu­ción comu­nista de 1949, enmen­da­da en 1988, 1993, 1999 y 2004. El poder leg­isla­ti­vo está en manos de la Asam­blea Nacional Pop­u­lar (ANP), cuyos miem­bros son elegi­dos indi­rec­ta­mente para un peri­o­do de cin­co años. La ANP des­igna al Comité Per­ma­nente, que es su órgano de gob­ier­no. El poder ejec­u­ti­vo lo osten­ta el Con­se­jo de Asun­tos de Esta­do, con un primer min­istro a la cabeza. Pero el poder real lo ejerce el Comité Per­ma­nente del Par­tido Comu­nista de Chi­na, úni­co par­tido per­mi­ti­do, y cuyo sec­re­tario gen­er­al es Hu Jin­tao des­de el XVI Con­gre­so, cel­e­bra­do en noviem­bre de 2002.


Con infor­ma­ción de Sara Ríos

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