Mito tocado y hundido: Lance Armstrong, en 20 claves

Miguel Máiquez, 15/10/2012

«Sus metas le lle­varon a depen­der de la EPO, de la testos­terona y de las trans­fu­siones de san­gre, pero tam­bién, sin ningu­na con­sid­eración, a requerir a sus com­pañeros que tam­bién usasen dro­gas para ayu­dar­le a lograr esas metas […]. No era sufi­ciente que sus com­pañeros real­iza­sen el máx­i­mo esfuer­zo sobre la bici­cle­ta, tam­bién les exigía que se sumaran al pro­gra­ma de dopa­je prepara­do para ellos si no querían ser susti­tu­i­dos […]. No era tan solo una parte en la cul­tura de dopa­je de su equipo. Reforz­a­ba esa cul­tura y la hacía cumplir».

Las fras­es ante­ri­ores, pertenecientes al demole­dor informe de un mil­lar de pági­nas hecho públi­co esta sem­ana por la Agen­cia Anti­dopa­je de Esta­dos Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), no se refieren a ninguno de esos oscuros médi­cos rela­ciona­dos con la peor cara del ciclis­mo. Tam­poco a algún direc­tor deporti­vo ávi­do de títu­los a cualquier pre­cio. Se refieren al con­sid­er­a­do, durante muchos años, el mejor ciclista de todos los tiem­pos; al héroe que logró super­ar un cáncer y ganar siete veces con­sec­u­ti­vas la car­rera más dura y pres­ti­giosa del mun­do, el Tour de Fran­cia, sin dar nun­ca pos­i­ti­vo en un con­trol; al hom­bre que hizo que miles de niños esta­dounidens­es quisiesen ser como él cada vez que se monta­ban en una bici­cle­ta, del mis­mo modo que miles de niños españoles habían soña­do antes con ser Miguel Indurain. Se refieren a Lance Arm­strong.

El informe, basa­do en tes­ti­mo­nios y con­fe­siones de sus antigu­os com­pañeros, es la implaca­ble descrip­ción de, en pal­abras de la propia agen­cia, «el sis­tema de dopa­je más sofisti­ca­do que ha vis­to el deporte»; la may­or acusación de juego sucio real­iza­da has­ta aho­ra con­tra un deportista pro­fe­sion­al; el hundimien­to, prob­a­ble­mente defin­i­ti­vo, de un mito que esta­ba ya seri­amente tocado­des­de que salieron a la luz las primeras acusa­ciones de dopaje.

Estos son, en 20 claves, los momen­tos fun­da­men­tales de la car­rera más larga de Lance Arm­strong, de su ascen­so, su lucha, sus éxi­tos y su estrepi­tosa caída.

1. Lance Gunderson

Lance Edward Arm­strong nació en Plano, Texas (EE UU), en 1971, con el nom­bre orig­i­nal de Lance Edward Gun­der­son. Su padre, Eddie Gun­der­son, aban­donó a su madre, Lin­da Mooney­ham, cuan­do Lance tenía dos años. Lin­da se casó pos­te­ri­or­mente con Ter­ry Arm­strong, quien adop­tó a Lance en 1974, dán­dole su apellido.

Tras super­ar un grave cáncer tes­tic­u­lar, Lance Arm­strong se casó en 1998 (un año antes de con­seguir su primer Tour) con Kristin Richard, con quien tuvo tres hijos, y de la que se divor­ció en 2003. Después man­tu­vo rela­ciones sen­ti­men­tales con la can­tante Sheryl Crow (entre 2003 y 2006), con la dis­eñado­ra de moda Tory Burch (en 2007) y con la actriz Kate Hud­son (2008). Su pare­ja actu­al es Anna Hansen, con quien ha tenido dos hijos, naci­dos en 2009 y 2010.

En 1997 creó la fun­dación Live­strong de lucha con­tra el cáncer. Ha recibido innu­mer­ables galar­dones y reconocimien­tos, entre los que desta­can el Pre­mio Príncipe de Asturias de los Deportes, que le fue con­ce­di­do en el año 2000, y el Pre­mio de la Acad­e­mia France­sa del Deporte 2004.

En el año 2000 pub­licó su auto­bi­ografía, It’s Not About The Bike («No se tra­ta de la bici­cle­ta», tra­duci­da en España como «Mi vuelta a la vida»), escri­ta jun­to con Sal­ly Jenkins.

Lance Arm­strong mide 1,77 met­ros, pesa unos 70 kilos y, en un país, EE UU, donde la religión tiene tan­ta impor­tan­cia, se ha declar­a­do públi­ca­mente agnós­ti­co: «Al final de la vida, si hay alguien allí que ten­ga que juz­garme, espero que lo haga en relación a si he vivi­do una vida hon­es­ta, y no a si he leí­do deter­mi­na­do libro, o a si he sido bautizado».

2. De la piscina a la bicicleta

Arm­strong comen­zó su car­rera deporti­va a los 12 años, en el equipo de nat­ación de su ciu­dad. A pesar de sus buenos logros (llegó a quedar cuar­to en una com­peti­ción estatal de medio fon­do), pron­to amplió sus miras más allá de la pisci­na y comen­zó a com­pe­tir en tri­atlón (nat­ación, ciclis­mo y car­rera a pie), un deporte al que regere­saría años después, tras su reti­ra­da del ciclis­mo, y que sigue prac­ti­can­do en la actu­al­i­dad. En 1988 logró el primer puesto en el cal­en­dario nacional de tri­atlón para menores de 19 años, y dos años después ya era un tri­atle­ta pro­fe­sion­al con dos campe­onatos en su haber y una evi­den­cia: En el agua y en el sue­lo era bueno, pero sobre dos ruedas era aún mejor.

3. De olímpico a profesional

Sus primeros tri­un­fos con la bici­cle­ta le lle­varon a par­tic­i­par en los Jue­gos Olímpi­cos de Barcelona, en la modal­i­dad de ciclis­mo en ruta. Acabó dec­i­mocuar­to, pero lo más impor­tante es que, tras su actuación, fir­mó con el equipo Motoro­la su primer con­tra­to como ciclista pro­fe­sion­al y empezaron a lle­gar las vic­to­rias: En 1993 logró el Tro­feo Laigueglia en Italia, diez car­reras de un día y varias eta­pas de vueltas. Además, se con­vir­tió en uno de los corre­dores más jóvenes en ganar el Mundi­al de Fon­do en Car­retera, cel­e­bra­do en Oslo, donde se impu­so a Miguel Indurain, que llegó segun­do. Al año sigu­iente ter­minó segun­do en la Clási­ca de San Sebastián y en la Liège-Bas­togne-Liège. Y en 1995 volvió a ganar la Clási­ca de San Sebastián y se impu­so en una eta­pa del Tourde Francia.

Su ascen­so comen­z­a­ba a pare­cer impa­ra­ble, pero la sigu­iente tem­po­ra­da, sin embar­go, su rendimien­to empezó a caer tras con­ver­tirse en el primer esta­dounidense en ganar la Flecha Val­ona. Solo cor­rió cin­co días en el Tour y defraudó en los Jue­gos Olímpi­cos de Atlanta, donde final­izó sex­to en la con­trar­reloj y dec­i­mose­gun­do en ruta. Algo fun­ciona­ba mal.

4. El cáncer

En octubre de 1996 Lance Arm­strong tenía 25 años y acaba­ba de fir­mar por Cofidis, su nue­vo equipo. Diver­sos sín­tomas le lle­varon a a con­sul­tar al uról­o­go. Se le detec­tó un cáncer tes­tic­u­lar con metás­ta­sis en los pul­mones y el cere­bro. Arm­strong se sometió de urgen­cia a una operación en la que le extir­paron un testícu­lo, y comen­zó a recibir cic­los de quimioter­apia. Según rela­ta él mis­mo en su auto­bi­ografía, los médi­cos le dieron menos de un 40% de posi­bil­i­dades de sobrevivir.

Tras nuevas inter­ven­ciones en las que le extir­paron los tumores cere­brales, y después de some­terse durante var­ios meses a un tratamien­to pio­nero en la Uni­ver­si­dad de Indi­ana, Arm­strong logró super­ar el cáncer. La elec­ción de una quimioter­apia que no dis­min­uyó su capaci­dad pul­monar fue clave para sal­var su car­rera deportiva.

En 1997 anun­ció la creación de una fun­dación bené­fi­ca para inves­ti­gar la enfer­medad y reanudó los entre­namien­tos. Enro­la­do en un nue­vo equipo, el US Postal, Arm­strong regresó a la com­peti­ción en la París-Niza de 1998, pero aban­donó tras el pról­o­go y, desmor­al­iza­do, pen­só en reti­rarse defin­i­ti­va­mente del ciclis­mo profesional.

5. Johan Bruyneel

Fue entonces cuan­do entró en esce­na el direc­tor deporti­vo de su equipo, el exci­clista bel­ga Johan Bruyneel, cuyo apoyo fue clave para que Arm­strong deci­diese no arro­jar la toal­la. El esta­dounidense ganó ese ver­a­no la Vuelta a Lux­em­bur­go, acabó cuar­to en la Vuelta a España y logró esa mis­ma posi­ción en el Campe­ona­to del Mun­do. El US Postal, que en pal­abras de Bruyneel era entonces «un desajuste total de bici­cle­tas, coches, uni­formes y equipos», acabaría con­vir­tién­dose en la platafor­ma que lle­varía a Arm­strong en volan­das hacia sus grandes éxi­tos futuros.

6. La gloria

En 1999 Bruyneel con­ven­ció a Arm­strong de que era posi­ble aspi­rar a lo más alto: el Tour de Fran­cia. El tex­ano arrasó en la clasi­fi­cación gen­er­al, pero una caí­da de su prin­ci­pal rival, Alex Züle (que perdió seis min­u­tos) y las ausen­cias de grandes fig­uras como Jan Ull­rich (lesion­a­do) y Mar­co Pan­tani (acu­sa­do de dopa­je) deslucieron su tri­un­fo. Arm­strong aún tenía que demostrar que era el mejor.

Lo hizo al año sigu­iente, y sigu­ió hacién­do­lo durante cin­co años más: Arropa­do por grandes ciclis­tas (Rober­to Heras, Eki­mov, Hin­capie), con todo el equipo puesto a su dis­posi­ción y cen­tra­do casi exclu­si­va­mente en la ron­da gala, el esta­dounidense ganó en total siete Tours con­sec­u­tivos (entre 1999 y 2005), superan­do el récord de cin­co que poseía has­ta entonces Miguel Indurain. Además, con­sigu­ió la medal­la de bronce en la con­trar­reloj indi­vid­ual de los Jue­gos Olímpi­cos de Atlanta, en 2006.

7. Retirada, regreso y final

Tras su sép­ti­ma vic­to­ria en el Tour, Arm­strong decide reti­rarse, pese a que aún tenía un año más de con­tra­to con su equipo de ese momen­to, el Dis­cov­ery Chan­nel (heredero del US Postal). Cen­tra entonces sus esfuer­zos en recau­dar dinero para la lucha con­tra el cáncer, y para ello par­tic­i­pa en dis­tin­tos acon­tec­imien­tos deportivos, incluyen­do la maratónde Nue­va York de 2006.

En sep­tiem­bre de 2008, y con la inten­ción de lograr más apoyo para la batal­la con­tra la enfer­medad, anun­cia su vuelta al ciclis­mo pro­fe­sion­al para el año sigu­iente. Inten­tará el asalto a su octa­vo Tour, esta vez en las filas del equipo Astana, que dirige tam­bién Johan Bruyneel, y en el que mili­ta el español Alber­to Con­ta­dor.

Antes, el tex­ano par­tic­i­pa en la Vuelta a Castil­la y León, donde se frac­tura una clavícu­la en una caí­da, y com­pite, como preparación para la car­rera france­sa, en el Giro de Italia. Cuan­do lle­ga el Tour, sin embar­go, se hace evi­dente que los tiem­pos han cam­bi­a­do. Con­ta­dor se con­vierte en el prin­ci­pal rival de Arm­strong y aca­ba logran­do la vic­to­ria, dejan­do al esta­dounidense en ter­cera posi­ción. En el Tour del año sigu­iente, Arm­strong mues­tra una gran debil­i­dad en la mon­taña y final­iza en el puesto 23. En 2011 anun­cia su reti­ra­da defin­i­ti­va y comien­za a par­tic­i­par en prue­bas de triatlón.

8. El doctor Ferrari y el caso Festina

Las primeras sospe­chas de juego sucio lle­gan a raíz de la relación de Arm­strong con el con­tro­ver­tido preparador y médi­co ital­iano Michele Fer­rari, quien en 1999 había admi­ti­do pub­li­ca­mente haber recur­ri­do al dopa­je en el entre­namien­to de deportis­tas a su car­go, en un tiem­po en que estás téc­ni­cas no habían sido iden­ti­fi­cadas ni pro­hibidas aún por las autori­dades del ciclis­mo. Des­de 1984 Fer­rari había logra­do espec­tac­u­lares avances en el esta­do fisi­co de muchos ciclis­tas, y recibía entre un 10% y un 20% de las gana­cias de los corre­dores por sus ser­vi­cios exclusivos.

El caso Fes­ti­na, sin embar­go, había cam­bi­a­do por com­ple­to el panora­ma. La operación, real­iza­da en 1998 en Fran­cia, per­mi­tió desar­tic­u­lar una gran red de dopa­je inter­na­cional en el ciclis­mo, lid­er­a­da por el direc­tor, el médi­co y el masajista del equipo Fes­ti­na (Bruno Rous­sel, Eric Rijkaert y Willy Voet, respec­ti­va­mente), a través de diver­sos pro­duc­tos ilíc­i­tos para mejo­rar el rendimien­to de los deportis­tas. Conc­re­ta­mente, la EPO (eritropoyeti­na, una hor­mona, entonces todavía inde­tectable, que ele­va el niv­el de hema­t­ocrito, aumen­tan­do la resisten­cia al ejer­ci­cio físi­co), la lla­ma­da hor­mona de crec­imien­to (mejo­ra el rendimien­to atléti­co, y puede ten­er efec­tos secun­dar­ios) y la testos­terona (esteroides que mejo­ran el desar­rol­lo mus­cu­lar, la fuerza, o la resistencia).

El entonces orga­ni­zador del Tour, Jean-Marie Leblanc, con­fesó que no le «hacía feliz» el hecho de que los nom­bres de Arm­strong y Fer­rari estu­viesen «mez­cla­dos». Cuan­do el doc­tor Fer­rari fue con­de­na­do por fraude deporti­vo, Arm­strong, quien ase­guró que el médi­co «nun­ca le había sug­eri­do, rec­eta­do o facil­i­ta­do ningu­na dro­ga»,  rompió su relación pro­fe­sion­al con el preparador.

En noviem­bre de 2000 sal­ió a la luz la inves­ti­gación judi­cial ini­ci­a­da por una denun­cia anón­i­ma por dopa­je en el equipo de Arm­strong durante el Tour de 1999. El corre­dor ame­nazó con no dis­putar la prue­ba y durante la preparación de 2001 no pisó las car­reteras france­sas. La causa fue sobre­seí­da tras some­terse a análi­sis de ori­na y san­gre, en agos­to de 2002.

9. Los secetos de la masajista

En 2004, poco antes del ini­cio del Tour, los peri­odis­tas Pierre Ballester y David Walsh pub­li­caron el libro L.A. con­fi­den­tial, los secre­tos de Lance Arm­strong, en el que una antigua masajista de su equipo, Emma O’Reil­ly, le acus­a­ba de doparse. O’Reil­ly ase­gura­ba que el ciclista le pidió que tirara jeringuil­las usadas y le solic­itó maquil­la­je para ocul­tar las mar­cas de las agu­jas en los bra­zos. En otro tes­ti­mo­nio, Steve Swarts indi­ca­ba que él y otros corre­dores del equipo Motoro­la, incluyen­do a Arm­strong, habían empeza­do a recur­rir al dopa­je a par­tir de 1995. Arm­strong negó las acusa­ciones y demandó, con éxi­to, al sem­anal The Sun­day Times por pub­licar partes del libro.

Pero la liebre ya había salta­do, y en mar­zo de 2005 el exa­s­is­tente per­son­al de Arm­strong Mike Ander­son pre­sen­tó una denun­cia en la que afirma­ba haber encon­tra­do en febrero de 2004, en el cuar­to de baño del domi­cilio en Girona de Lance Arm­strong, una caja con el títu­lo « ‘andros­te­ri­na’, un esteroide anab­o­lizante pre­cur­sor de la testos­terona». El ciclista volvió a rec­haz­ar las acusa­ciones y ambos resolvieron el caso con un acuer­do extrajudicial.

10. La batalla contra la prensa francesa

Arm­strong ha ase­gu­ra­do en numerosas oca­siones sen­tirse «acosa­do» por la pren­sa france­sa y, en espe­cial, por el diario L’E­quipe. El per­iódi­co deporti­vo pub­licó que en las mues­tras de ori­na de Lance Arm­strong tomadas en 1999 fueron supues­ta­mente encon­tra­dos restos de EPO. Arm­strong se defendió acha­can­do la noti­cia al «resentimiento«de la pren­sa gala pos sus vic­to­rias en el Tour.

En junio de 2006, la Unión Ciclista Inter­na­cional (UCI) reit­eró la validez del lla­ma­do informe Vri­j­man, que excul­pa­ba a Arm­strong, al sosten­er que los análi­sis que se realizaron a las mues­tras de ori­na fueron lle­va­dos a cabo de man­era incor­rec­ta. Pero ese mis­mo mes, el diario Le Monde pub­licó nuevas acusa­ciones, real­izadas esta vez por el ex com­pañero de Arm­strong Frankie Andreu y por la mujer de éste, Bet­sy. El mat­ri­mo­nio soste­nia que el ciclista había admi­ti­do con­sumir sus­tan­cias dopantes jus­to después de pasar por el quiró­fano durante su tratamien­to para vencer al cáncer, en 1996.

11. Landis y el primer golpe de la USADA

El sigu­iente episo­dio lle­ga de la mano del corre­dor, tam­bi­en esta­dounidense, Floyd Lan­dis, quien en mayo de 2010 admite que usa­ba sus­tan­cias dopantes para mejo­rar el rendimien­to con el equipo US Postal, y acusa a los miem­bros de la escuadra, incluyen­do a Arm­strong. Arm­strong, una vez más, nie­ga las acusaciones.

Un año después, en mayo de 2011 (tres meses después del Tour Down Under de Aus­tralia, la últi­ma par­ti­ciación de Arm­strong en el ciclis­mo com­pet­i­ti­vo), Tyler Hamil­ton, otro excom­pañero de escuadra de Arm­strong, afir­ma a la cade­na CBS News que él y Arm­strong habían toma­do EPO durante los Tours de Fran­cia de 1999, 2000 y 2001.

Final­mente, en junio de 2012 la Agen­cia Anti Dopa­je de EE UU toma car­tas en el asun­to y pre­sen­ta ofi­cial­mente 15 car­gos for­males con­tra Arm­strong por dopa­je con­tin­u­a­do y trá­fi­co de dro­gas entre 1998 y 2011. Se acusa al ciclista de haber usa­do EPO, testos­terona y cor­ti­coides, y de haberse real­iza­do trans­fu­siones de san­gre para mejo­rar su rendimien­to durante todos esos años.

En julio, Arm­strong pre­sen­ta una deman­da con­tra la USADA, que es rec­haz­a­da en una corte de Texas, y el 23 agos­to Arm­strong declara que renun­cia a defend­er­se: La USADA anun­cia entonces que Arm­strong será despo­ja­do de todos sus títu­los, que se remon­tan al 1 de agos­to de 1998, y veta al tex­ano del ciclis­mo de por vida (en ter­ri­to­rio estadounidense).

12. Apoyos

En un prin­ci­pio, la sus­pen­sión a per­pe­tu­idad y la reti­ra­da de los siete títu­los del Tour de Fran­cia no parecieron haber afec­ta­do demasi­a­do ni a la pop­u­lar­i­dad ni al apoyo que recibe la fun­dación de Arm­strong con­tra el cáncer.

Nada más cono­cerse la decisión de la USADA, com­pañías y patroci­nadores hicieron públi­cos comu­ni­ca­dos en los que señal­a­ban que no sólo creían en «la inocen­cia» de Arm­strong, sino que man­tenían y daban todo su apoyo al proyec­to Live­strong. Los patroci­nadores de Arm­strong o de la Fun­dación, incluyen­do com­pañías como Nike, Anheuser-Busch, Oak­ley, John­son Health Tech, Sport­ing KC, FRS, Hon­ey Stinger o Amer­i­can Cen­tu­ry Invest­ments, optaron por per­manecer al lado del ciclista. Las dona­ciones no solic­i­tadas que recibe la Fun­dación de Arm­strong se incre­men­taron de for­ma con­sid­er­able después de cono­cerse el cas­ti­go impuesto al ciclista,

13. Dopaje sin precedentes

No se sabían, aún, los detalles que ha hecho públi­cos esta sem­ana la USADA, en el informe y las con­clu­siones que, bajo el títu­lo de La decisión razon­a­da, pre­sen­tó el pasa­do día 10 a la Unión Ciclista Inter­na­cional (UCI), y donde rev­ela las prue­bas recogi­das con­tra Arm­strong y el US Postal, incluyen­do los tes­ti­mo­nios y las con­fe­siones de 11 excompañeros.

«Hoy envi­amos la ‘decisión razon­a­da’ en el caso de Lance Arm­strong e infor­ma­ción de apoyo a la UCI, la AMA [Agen­cia Mundi­al Anti­dopa­je] y la Cor­po­ración Mundi­al de Tri­atlón. La prue­ba mues­tra sin ningu­na duda que el US Postal Ser­vice Pro Cycling Team cor­rió con el más sofisti­ca­do, pro­fe­sion­al­iza­do y exi­toso pro­gra­ma de dopa­je que el deporte jamás ha vis­to», indi­ca la agen­cia esta­dounidense. La infor­ma­ción rev­ela «una con­cluyente e innegable prue­ba que arro­ja por fin luz sobre este sis­temáti­co, sus­ten­ta­do y alta­mente pro­fe­sion­al­iza­do» pro­gra­ma de prác­ti­cas irreg­u­lares de la escuadra, que fueron «pro­fe­sion­al­mente dis­eñadas» para «pre­sion­ar» a los deportis­tas para el uso de «dro­gas, evadir su detec­ción, ase­gu­rar su silen­cio y final­mente ten­er una injus­ta ven­ta­ja». «Un pro­gra­ma orga­ni­za­do por indi­vid­u­os que pen­saron que esta­ban por enci­ma de las reglas y quienes todavía jue­gan un may­or y acti­vo papel en el deporte en la actu­al­i­dad», añade la USADA.

14. «Bidones de agua rellenos de EPO»

Los once excom­pañeros de Lance Arm­strong que cita la USADA son Frankie Andreu, Michael Bar­ry, Tom Daniel­son, Tyler Hamil­ton, George Hin­capie, Floyd Lan­dis, Levi Leipheimer, Stephen Swart, Chris­t­ian Vande Velde, Jonathan Vaugh­ters y David Zabriskie. «Los que están en acti­vo han sido sus­pendi­dos de acuer­do a las reglas. De algún modo, para ellos habría sido más fácil sim­ple­mente dejar­lo pasar, pero aman el deporte», indi­ca la agen­cia. «A Lance Arm­strong se le dio la mis­ma opor­tu­nidad y ser parte de la solu­ción. Lo rec­hazó. En cam­bio, ejer­ció su dere­cho legal a no con­tes­tar­las prue­bas y acep­tar con conocimien­to la imposi­ción de su san­ción», añade.

Los tes­ti­mo­nios no tienen desperdicio.

Vaugh­ters ase­gu­ra que en una ocasión fue a la habitación de Arm­strong para uti­lizar su orde­nador portátil y que, delante de él, Arm­strong se inyec­tó con una jeringuil­la usa­da para inyec­ciones de EPO, dicien­do: «Aho­ra que tú tam­bién uti­lizas EPO, no puedes escribir un libro sobre ello». El mis­mo Vaugh­ters con­fiesa que el doc­tor español Pedro Celaya «dis­tribuiría EPO en bidones de agua rel­lenos con viales de EPO apre­ta­dos entre hielo. En la botel­la ven­drían el nom­bre del corre­dor y el número de dosis. Por ejem­p­lo, yo podría recibir uno en el que pusiera, Jonathan 5x2, lo que sig­nifi­ca que con­tenía cin­co viales de EPO con 2000 unidades inter­na­cionales en cada uno».

Zabriskie, por su parte, afir­ma: «Nos daba tiem­po de bajar nue­stro niv­el de hema­t­ocrito antes de los con­troles. Johan [Bruyneel] siem­pre parecía saber cuán­do ven­drían los inspec­tores anti­dopa­je […] Parecía que había un increíble sis­tema de avi­so. Como nor­ma, solíamos saber cuán­do serían con una hora de antelación. Había tiem­po de sobra para usar un suero sali­no para reba­jar nue­stro niv­el de hema­t­ocrito». En otro doc­u­men­to indi­ca: «La geren­cia me pre­sen­tó dro­gas y me instruyó sobre cómo usarlas».

Y más: «El ciclis­mo llegó a ser en un momen­to un deporte donde la geren­cia y los médi­cos de algunos equipos coor­di­naron y facil­i­taron el uso de sus­tan­cias pro­hibidas» (Leipheimer). «Tenía que hac­er algo con el fin de perseguir mi sueño. Crucé la línea y será algo por lo que siem­pre estaré arrepen­ti­do» (Daniel­son). «Un día se me pre­sen­tó una opor­tu­nidad que para mí, en ese momen­to, parecía la úni­ca for­ma de cumplir mi sueño en el niv­el más alto del deporte» (Vande Velde). «Fui tes­ti­go de trans­fu­siones [de san­gre] en el año 2000, muchas veces. No era nada fuera de lo común. Todos lo hici­mos» (Hamil­ton).

Pero el tes­ti­mo­nio más sig­ni­fica­ti­vo tal vez sea el de George Hin­capie, com­pañero de Arm­strong durante 11 tem­po­radas (1994–1996, 1998–2005) y el úni­co ciclista que acom­pañó al tex­ano en sus siete vic­to­rias del Tour de Fran­cia. Hin­capie admi­tió haberse dopa­do, dijo que esta­ba en el pro­gra­ma de dopa­je san­guí­neo entre 2001 y 2005 y que sabía que Arm­strong tam­bién forma­ba parte de él. Añadió que tenía conocimien­to de que Arm­strong usa­ba EPO, testos­terona y trans­fu­siones san­guíneas, y afir­mó que una vez alertó a Arm­strong de la pres­en­cia de con­troles anti­dopa­je antes de una car­rera en España (Arm­strong no par­ticipó en la prueba).

15. La conexión española

Los tes­ti­mo­nios señalan a tres españoles con respon­s­abil­i­dades en la direc­ción téc­ni­ca y médi­ca del equipo como direc­ta­mente impli­ca­dos en la tra­ma de dopa­je. Se tra­ta del entre­nador José (Pepe) Martí y de los doc­tores Pedro Celaya y Luis Gar­cía del Moral. Martí y Gar­cía del Moral, jun­to al doc­tor ital­iano Michele Fer­rari, fueron con­de­na­dos a per­pe­tu­idad el pasa­do mes de julio por la USADA. Martí y Celaya han rec­haz­a­do los car­gos y han recur­ri­do ante un tri­bunal arbi­tral. Gar­cía del Moral  ha deci­di­do no inter­pon­er un recurso.

El ciclista Chris­t­ian Vande Velde describe a Gar­cía del Moral como un per­son­aje «seco y agre­si­vo que siem­pre parecía ten­er prisa. Entra­ba en tu habitación y te encon­tra­bas ensegui­da con una agu­ja en el bra­zo». Todo lo con­trario que Pedro Celaya, quien, según Jonathan Vaugth­ers, se pre­sen­tó en 1999 en la con­cen­tración del equipo en Cal­i­for­nia «con una hoja de Excel que incluía un plan de dopa­je para cada miem­bro del equipo […]. ‘Aquí es cuan­do usas hor­mona del crec­imien­to, aquí es cuan­do empiezas con EPO…’, decía». Y cor­ti­sona para las lesiones ficticias.

De acuer­do con el tes­ti­monon­io de Hin­capie, Gar­cía del Moral sum­in­istró EPO a Arm­strong en el Tour de 1999 y le inyec­tó una bol­sa de san­gre en el aparta­men­to de Hin­capie en Girona en 2003. Hamil­ton y Lan­dis son tam­bién tes­ti­gos de la par­tic­i­pación de Del Moral en el dopa­je de Arm­strong, con trans­fu­siones de san­gre entre 1999 y 2003.

En el informe se recoge que, tras el caso Fes­ti­na, el doc­tor Celaya se volvió «mucho más nervioso e histéri­co». La men­ciona­da Emma O’Reil­ly le veía «frenéti­co, porque creía que podía ser señal­a­do como respon­s­able si se des­cubría que el US Postal esta­ba en pos­esión de sus­tan­cias pro­hibidas para mejo­rar el rendimien­to en el Tour de Fran­cia». Arm­strong pre­scindió de sus ser­vi­cios en 2004 porque Celaya «no era lo bas­tante agre­si­vo» en la gestión del «pro­gra­ma», pero volvió al equipo cuan­do el tex­ano dejó de con­fi­ar en el doc­tor Del Moral, a quien cul­pa­ba de su menor rendimien­to en el Tour de 2003.

Martí, por su parte, era, según el informe, el dis­tribuidor: Sum­in­is­tra­ba las sus­tan­cias que pre­scribía el doc­tor Fer­rari, y los corre­dores le llam­a­ban «el cartero». Hin­capie afir­ma que Mar­ti le pasó «testos­terona y EPO en 1999» . «En más de una ocasión me llevó EPO a mi res­i­den­cia y se la paga­ba», señala. A Hamil­ton se la entre­ga­ba en Girona (donde muchos ciclis­tas del US Postal tenían casa durante la tem­po­ra­da) y a Arm­strong se la llegó a lle­var a su casa en Niza, «ocul­ta en una bol­sa de papel y dicien­do que era ‘oro líquido’ ».

16. La historia reescrita, año a año

De com­pro­barse final­mente las acusa­ciones de la USADA, así sería, año a año, la his­to­ria de los siete Tours de Lance Arm­strong, de acuer­do con una infor­ma­ción pub­li­ca­da por The New York Times:

1999

  • Sus­tan­cias uti­lizadas: EPO, testos­terona y cor­ti­sona (ante­ri­or­mente, en 1999, tam­bién hor­mona de crecimiento).
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Un asis­tente de Arm­strong, apo­da­do Motor­man, seguía al equipo durante el Tour car­gan­do EPO en su motocicleta.
  • Cómo evadió los con­troles: Tras dar pos­i­ti­vo en una prue­ba de cor­ti­sona, un médi­co logró anu­lar el resul­ta­do ale­gan­do que se trata­ba de una pre­scrip­ción para lla­gas pro­duci­das por el sil­lín de la bicicleta.

2000

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Comien­zan las trans­fu­siones al sur­gir un nue­vo test para la detec­ción de EPO, que se sum­in­is­tra aho­ra en menores cantidades.
  • Cómo evadió los con­troles: No exis­ten con­troles para detec­tar trans­fu­siones de san­gre. Tras haber toma­do testos­terona, Arm­strong se reti­ra de una car­rera en España al ser adver­tido de que va a realizarse un control.

2001

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Un entre­nador sum­in­is­tra EPO direc­ta­mente a los corredores.
  • Cómo evadió los con­troles: Durante la com­peti­ción, Arm­strong duerme en tien­das de cam­paña que sim­u­lan una gran alti­tud, para ayu­dar a enmas­carar la pres­en­cia de EPO en el organismo.

2002

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Arm­strong comien­za a encar­garse per­sonal­mente de que los miem­bros de su equipo se dopen, y sum­in­is­tra testos­terona a sus compañeros.
  • Cómo evadió los con­troles: Aún no se real­izan con­troles para detec­tar trans­fu­siones de sangre.
  • Pagos real­iza­dos por Arm­strong al doc­tor Fer­rari: Al menos 150.000 dólares.

2003

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Con­tinúan las trans­fu­siones y Arm­strong facili­ta EPO a sus compañeros.
  • Cómo evadió los con­troles: Arm­strong recibe menores dosis de EPO para ayu­dar a escon­der el efec­to de las transfusiones.
  • Pagos real­iza­dos por Arm­strong al doc­tor Fer­rari: Al menos 475.000 dólares.

2004

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Las trans­fu­siones se real­izan en el auto­bús del equipo, aparca­do detrás del hotel.
  • Cómo evadió los con­troles: Se com­pran aparatos y equipos para con­tro­lar los val­ores san­guí­neos y ase­gu­rarse de que se mantienen en nive­les imposi­bles de detectar.
  • Pagos real­iza­dos por Arm­strong al doc­tor Fer­rari: Al menos 110.000 dólares.

2005

  • For­ma de dopa­je: EPO, testos­terona y trans­fusión sanguínea.
  • Admin­is­tración o trans­porte de las dro­gas: Arm­strong sum­in­is­tra EPO a sus compañeros.
  • Cómo evadió los con­troles: Tras su vic­to­ria en el Tour, el direc­tor del equipo envía a un com­pañero de Arm­strong al aparta­men­to de éste para que se ase­gure de que no hay prue­bas ni restos de drogas.
  • Pagos real­iza­dos por Arm­strong al doc­tor Fer­rari: Al menos 100.000 dólares.

17. ¿Credibilidad?

Para la may­oría de la sociedad esta­dounidense, los tri­un­fos logra­dos por Arm­strong eran, de algún modo, una exten­sión de su exi­tosa lucha con­tra el cáncer, y, sobre todo, un ejem­p­lo de tenaci­dad, de superación y de la impor­tan­cia de no rendirse ante la adver­si­dad. Así lo pre­senta­ban, como recuer­da Eva Sáiz en El País des­de las grandes fir­mas que lo patrocin­a­ban has­ta el expres­i­dente George W. Bush, de quien Arm­strong llegó a ser asesor.

El pro­pio Arm­strong se ha escu­d­a­do siem­pre en su fun­dación con­tra el cáncer, ante los ataques y las acusa­ciones de dopa­je. De hecho, los dona­tivos siguen aumen­tan­do y, como ha recor­da­do estos días la pren­sa esta­dounidense, muchos orga­ni­zadores de even­tos para recogi­da de fon­dos con­tra la enfer­medad han segui­do invi­tan­do al ciclista, quien, cul­pa­ble o no, seguía gozan­do aún de un gran tirón popular.

Sin embar­go, el pro­ce­so ini­ci­a­do por la USADA parece estar hacien­do mel­la. Según una encues­ta real­iza­da por Q Scores, agen­cia espe­cial­iza­da en analizar la sim­patía que sus­ci­tan los deportis­tas, y pub­li­ca­da en el diario USA Today, los que tienen una impre­sión neg­a­ti­va de Arm­strong (29%) casi trip­li­can ya en número a quienes con­fían en su inocen­cia (10%).

18. «No me afecta»

De momen­to, la úni­ca respues­ta públi­ca de Arm­strong a las últi­mas acusa­ciones de la USADA ha sido un escue­to men­saje en su cuen­ta de Twit­ter (red en la que tiene más de 3.750.000 seguidores): «¿Qué voy a hac­er esta noche? Estar con mi famil­ia. No me afec­ta. Y pen­sar en esto: [un enlace a una nota sobre el 15 aniver­sario de su fundación]»:

19. Y ahora qué

La pelota está aho­ra en manos de la Unión Ciclista Inter­na­cional, que, con el informe de la USADA en la mano, ten­drá que decidir si amplía mundial­mente la san­ción de por vida que ya pesa sobre Arm­strong en sue­lo esta­dounidense. Este viernes, el pres­i­dente de laU­CI, el irlandés Pat McQuaid, se lim­itó a decir des­de Chi­na que «se tomará una decisión en 21 días».«El caso de Lance Arm­strong lo ten­emos enci­ma de la mesa y lo vamos a estu­di­ar con el equipo jurídi­co de la UCI. Ten­emos 21 días para ello y entonces tomare­mos una decisión», señaló, escue­to, el máx­i­mo respon­s­able del ciclis­mo mundial.

A la espera de lo que diga la UCI está, tam­bién, el Comité Olímpi­co Internacional.

Mien­tras, los orga­ni­zadores del Tour de Fran­cia son par­tidar­ios de reti­rar a Arm­strong sus siete títu­los y de dejar el his­to­r­i­al de esas edi­ciones sin ganador, según ha dicho el direc­tor de la prue­ba, Chris­t­ian Prud­homme: «Lo que deseamos es que no haya vence­dor», indicó Prud­homme tras cono­cerse el informe de la USADA. «No somos indifer­entes a lo que la USADA ha desve­la­do esta sem­ana, es un cuadro abru­mador el que se ha dibu­ja­do», agregó.

20. El dinero, también

La Fed­eración France­sa de Ciclis­mo, por su parte, ha ido más allá y mantiene que Arm­strong debe «reem­bol­sar los pre­mios obtenidos», que evalúa en casi tres mil­lones de euros. A este dinero habría que añadir los datos cono­ci­dos a raíz del informe de la USADA, según los cuales a comien­zos de 2000 Arm­strong apos­tó a favor de sí mis­mo unos 300.000 euros ante una agen­cia de apues­tas esta­dounidense, con unos ben­efi­cios que se mul­ti­pli­carían por cada tri­un­fo que obtu­viera en el Tour de Francia.


Con infor­ma­ción de Efe, Reuters, Europa Press y Wikipedia

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