Mito tocado y hundido: Lance Armstrong, en 20 claves

Miguel Máiquez, 15/10/2012

«Sus metas le llevaron a depender de la EPO, de la testosterona y de las transfusiones de sangre, pero también, sin ninguna consideración, a requerir a sus compañeros que también usasen drogas para ayudarle a lograr esas metas […]. No era suficiente que sus compañeros realizasen el máximo esfuerzo sobre la bicicleta, también les exigía que se sumaran al programa de dopaje preparado para ellos si no querían ser sustituidos […]. No era tan solo una parte en la cultura de dopaje de su equipo. Reforzaba esa cultura y la hacía cumplir».

Las frases anteriores, pertenecientes al demoledor informe de un millar de páginas hecho público esta semana por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), no se refieren a ninguno de esos oscuros médicos relacionados con la peor cara del ciclismo. Tampoco a algún director deportivo ávido de títulos a cualquier precio. Se refieren al considerado, durante muchos años, el mejor ciclista de todos los tiempos; al héroe que logró superar un cáncer y ganar siete veces consecutivas la carrera más dura y prestigiosa del mundo, el Tour de Francia, sin dar nunca positivo en un control; al hombre que hizo que miles de niños estadounidenses quisiesen ser como él cada vez que se montaban en una bicicleta, del mismo modo que miles de niños españoles habían soñado antes con ser Miguel Indurain. Se refieren a Lance Armstrong.

El informe, basado en testimonios y confesiones de sus antiguos compañeros, es la implacable descripción de, en palabras de la propia agencia, «el sistema de dopaje más sofisticado que ha visto el deporte»; la mayor acusación de juego sucio realizada hasta ahora contra un deportista profesional; el hundimiento, probablemente definitivo, de un mito que estaba ya seriamente tocadodesde que salieron a la luz las primeras acusaciones de dopaje.

Estos son, en 20 claves, los momentos fundamentales de la carrera más larga de Lance Armstrong, de su ascenso, su lucha, sus éxitos y su estrepitosa caída.

1. Lance Gunderson

Lance Edward Armstrong nació en Plano, Texas (EE UU), en 1971, con el nombre original de Lance Edward Gunderson. Su padre, Eddie Gunderson, abandonó a su madre, Linda Mooneyham, cuando Lance tenía dos años. Linda se casó posteriormente con Terry Armstrong, quien adoptó a Lance en 1974, dándole su apellido.

Tras superar un grave cáncer testicular, Lance Armstrong se casó en 1998 (un año antes de conseguir su primer Tour) con Kristin Richard, con quien tuvo tres hijos, y de la que se divorció en 2003. Después mantuvo relaciones sentimentales con la cantante Sheryl Crow (entre 2003 y 2006), con la diseñadora de moda Tory Burch (en 2007) y con la actriz Kate Hudson (2008). Su pareja actual es Anna Hansen, con quien ha tenido dos hijos, nacidos en 2009 y 2010.

En 1997 creó la fundación Livestrong de lucha contra el cáncer. Ha recibido innumerables galardones y reconocimientos, entre los que destacan el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, que le fue concedido en el año 2000, y el Premio de la Academia Francesa del Deporte 2004.

En el año 2000 publicó su autobiografía, It’s Not About The Bike («No se trata de la bicicleta», traducida en España como «Mi vuelta a la vida»), escrita junto con Sally Jenkins.

Lance Armstrong mide 1,77 metros, pesa unos 70 kilos y, en un país, EE UU, donde la religión tiene tanta importancia, se ha declarado públicamente agnóstico: «Al final de la vida, si hay alguien allí que tenga que juzgarme, espero que lo haga en relación a si he vivido una vida honesta, y no a si he leído determinado libro, o a si he sido bautizado».

2. De la piscina a la bicicleta

Armstrong comenzó su carrera deportiva a los 12 años, en el equipo de natación de su ciudad. A pesar de sus buenos logros (llegó a quedar cuarto en una competición estatal de medio fondo), pronto amplió sus miras más allá de la piscina y comenzó a competir en triatlón (natación, ciclismo y carrera a pie), un deporte al que regeresaría años después, tras su retirada del ciclismo, y que sigue practicando en la actualidad. En 1988 logró el primer puesto en el calendario nacional de triatlón para menores de 19 años, y dos años después ya era un triatleta profesional con dos campeonatos en su haber y una evidencia: En el agua y en el suelo era bueno, pero sobre dos ruedas era aún mejor.

3. De olímpico a profesional

Sus primeros triunfos con la bicicleta le llevaron a participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en la modalidad de ciclismo en ruta. Acabó decimocuarto, pero lo más importante es que, tras su actuación, firmó con el equipo Motorola su primer contrato como ciclista profesional y empezaron a llegar las victorias: En 1993 logró el Trofeo Laigueglia en Italia, diez carreras de un día y varias etapas de vueltas. Además, se convirtió en uno de los corredores más jóvenes en ganar el Mundial de Fondo en Carretera, celebrado en Oslo, donde se impuso a Miguel Indurain, que llegó segundo. Al año siguiente terminó segundo en la Clásica de San Sebastián y en la Liège-Bastogne-Liège. Y en 1995 volvió a ganar la Clásica de San Sebastián y se impuso en una etapa del Tourde Francia.

Su ascenso comenzaba a parecer imparable, pero la siguiente temporada, sin embargo, su rendimiento empezó a caer tras convertirse en el primer estadounidense en ganar la Flecha Valona. Solo corrió cinco días en el Tour y defraudó en los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde finalizó sexto en la contrarreloj y decimosegundo en ruta. Algo funcionaba mal.

4. El cáncer

En octubre de 1996 Lance Armstrong tenía 25 años y acababa de firmar por Cofidis, su nuevo equipo. Diversos síntomas le llevaron a a consultar al urólogo. Se le detectó un cáncer testicular con metástasis en los pulmones y el cerebro. Armstrong se sometió de urgencia a una operación en la que le extirparon un testículo, y comenzó a recibir ciclos de quimioterapia. Según relata él mismo en su autobiografía, los médicos le dieron menos de un 40% de posibilidades de sobrevivir.

Tras nuevas intervenciones en las que le extirparon los tumores cerebrales, y después de someterse durante varios meses a un tratamiento pionero en la Universidad de Indiana, Armstrong logró superar el cáncer. La elección de una quimioterapia que no disminuyó su capacidad pulmonar fue clave para salvar su carrera deportiva.

En 1997 anunció la creación de una fundación benéfica para investigar la enfermedad y reanudó los entrenamientos. Enrolado en un nuevo equipo, el US Postal, Armstrong regresó a la competición en la París-Niza de 1998, pero abandonó tras el prólogo y, desmoralizado, pensó en retirarse definitivamente del ciclismo profesional.

5. Johan Bruyneel

Fue entonces cuando entró en escena el director deportivo de su equipo, el exciclista belga Johan Bruyneel, cuyo apoyo fue clave para que Armstrong decidiese no arrojar la toalla. El estadounidense ganó ese verano la Vuelta a Luxemburgo, acabó cuarto en la Vuelta a España y logró esa misma posición en el Campeonato del Mundo. El US Postal, que en palabras de Bruyneel era entonces «un desajuste total de bicicletas, coches, uniformes y equipos», acabaría convirtiéndose en la plataforma que llevaría a Armstrong en volandas hacia sus grandes éxitos futuros.

6. La gloria

En 1999 Bruyneel convenció a Armstrong de que era posible aspirar a lo más alto: el Tour de Francia. El texano arrasó en la clasificación general, pero una caída de su principal rival, Alex Züle (que perdió seis minutos) y las ausencias de grandes figuras como Jan Ullrich (lesionado) y Marco Pantani (acusado de dopaje) deslucieron su triunfo. Armstrong aún tenía que demostrar que era el mejor.

Lo hizo al año siguiente, y siguió haciéndolo durante cinco años más: Arropado por grandes ciclistas (Roberto Heras, Ekimov, Hincapie), con todo el equipo puesto a su disposición y centrado casi exclusivamente en la ronda gala, el estadounidense ganó en total siete Tours consecutivos (entre 1999 y 2005), superando el récord de cinco que poseía hasta entonces Miguel Indurain. Además, consiguió la medalla de bronce en la contrarreloj individual de los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 2006.

7. Retirada, regreso y final

Tras su séptima victoria en el Tour, Armstrong decide retirarse, pese a que aún tenía un año más de contrato con su equipo de ese momento, el Discovery Channel (heredero del US Postal). Centra entonces sus esfuerzos en recaudar dinero para la lucha contra el cáncer, y para ello participa en distintos acontecimientos deportivos, incluyendo la maratónde Nueva York de 2006.

En septiembre de 2008, y con la intención de lograr más apoyo para la batalla contra la enfermedad, anuncia su vuelta al ciclismo profesional para el año siguiente. Intentará el asalto a su octavo Tour, esta vez en las filas del equipo Astana, que dirige también Johan Bruyneel, y en el que milita el español Alberto Contador.

Antes, el texano participa en la Vuelta a Castilla y León, donde se fractura una clavícula en una caída, y compite, como preparación para la carrera francesa, en el Giro de Italia. Cuando llega el Tour, sin embargo, se hace evidente que los tiempos han cambiado. Contador se convierte en el principal rival de Armstrong y acaba logrando la victoria, dejando al estadounidense en tercera posición. En el Tour del año siguiente, Armstrong muestra una gran debilidad en la montaña y finaliza en el puesto 23. En 2011 anuncia su retirada definitiva y comienza a participar en pruebas de triatlón.

8. El doctor Ferrari y el caso Festina

Las primeras sospechas de juego sucio llegan a raíz de la relación de Armstrong con el controvertido preparador y médico italiano Michele Ferrari, quien en 1999 había admitido publicamente haber recurrido al dopaje en el entrenamiento de deportistas a su cargo, en un tiempo en que estás técnicas no habían sido identificadas ni prohibidas aún por las autoridades del ciclismo. Desde 1984 Ferrari había logrado espectaculares avances en el estado fisico de muchos ciclistas, y recibía entre un 10% y un 20% de las ganacias de los corredores por sus servicios exclusivos.

El caso Festina, sin embargo, había cambiado por completo el panorama. La operación, realizada en 1998 en Francia, permitió desarticular una gran red de dopaje internacional en el ciclismo, liderada por el director, el médico y el masajista del equipo Festina (Bruno Roussel, Eric Rijkaert y Willy Voet, respectivamente), a través de diversos productos ilícitos para mejorar el rendimiento de los deportistas. Concretamente, la EPO (eritropoyetina, una hormona, entonces todavía indetectable, que eleva el nivel de hematocrito, aumentando la resistencia al ejercicio físico), la llamada hormona de crecimiento (mejora el rendimiento atlético, y puede tener efectos secundarios) y la testosterona (esteroides que mejoran el desarrollo muscular, la fuerza, o la resistencia).

El entonces organizador del Tour, Jean-Marie Leblanc, confesó que no le «hacía feliz» el hecho de que los nombres de Armstrong y Ferrari estuviesen «mezclados». Cuando el doctor Ferrari fue condenado por fraude deportivo, Armstrong, quien aseguró que el médico «nunca le había sugerido, recetado o facilitado ninguna droga»,  rompió su relación profesional con el preparador.

En noviembre de 2000 salió a la luz la investigación judicial iniciada por una denuncia anónima por dopaje en el equipo de Armstrong durante el Tour de 1999. El corredor amenazó con no disputar la prueba y durante la preparación de 2001 no pisó las carreteras francesas. La causa fue sobreseída tras someterse a análisis de orina y sangre, en agosto de 2002.

9. Los secetos de la masajista

En 2004, poco antes del inicio del Tour, los periodistas Pierre Ballester y David Walsh publicaron el libro L.A. confidential, los secretos de Lance Armstrong, en el que una antigua masajista de su equipo, Emma O’Reilly, le acusaba de doparse. O’Reilly aseguraba que el ciclista le pidió que tirara jeringuillas usadas y le solicitó maquillaje para ocultar las marcas de las agujas en los brazos. En otro testimonio, Steve Swarts indicaba que él y otros corredores del equipo Motorola, incluyendo a Armstrong, habían empezado a recurrir al dopaje a partir de 1995. Armstrong negó las acusaciones y demandó, con éxito, al semanal The Sunday Times por publicar partes del libro.

Pero la liebre ya había saltado, y en marzo de 2005 el exasistente personal de Armstrong Mike Anderson presentó una denuncia en la que afirmaba haber encontrado en febrero de 2004, en el cuarto de baño del domicilio en Girona de Lance Armstrong, una caja con el título « ‘androsterina’, un esteroide anabolizante precursor de la testosterona». El ciclista volvió a rechazar las acusaciones y ambos resolvieron el caso con un acuerdo extrajudicial.

10. La batalla contra la prensa francesa

Armstrong ha asegurado en numerosas ocasiones sentirse «acosado» por la prensa francesa y, en especial, por el diario L’Equipe. El periódico deportivo publicó que en las muestras de orina de Lance Armstrong tomadas en 1999 fueron supuestamente encontrados restos de EPO. Armstrong se defendió achacando la noticia al «resentimiento«de la prensa gala pos sus victorias en el Tour.

En junio de 2006, la Unión Ciclista Internacional (UCI) reiteró la validez del llamado informe Vrijman, que exculpaba a Armstrong, al sostener que los análisis que se realizaron a las muestras de orina fueron llevados a cabo de manera incorrecta. Pero ese mismo mes, el diario Le Monde publicó nuevas acusaciones, realizadas esta vez por el ex compañero de Armstrong Frankie Andreu y por la mujer de éste, Betsy. El matrimonio sostenia que el ciclista había admitido consumir sustancias dopantes justo después de pasar por el quirófano durante su tratamiento para vencer al cáncer, en 1996.

11. Landis y el primer golpe de la USADA

El siguiente episodio llega de la mano del corredor, tambien estadounidense, Floyd Landis, quien en mayo de 2010 admite que usaba sustancias dopantes para mejorar el rendimiento con el equipo US Postal, y acusa a los miembros de la escuadra, incluyendo a Armstrong. Armstrong, una vez más, niega las acusaciones.

Un año después, en mayo de 2011 (tres meses después del Tour Down Under de Australia, la última particiación de Armstrong en el ciclismo competitivo), Tyler Hamilton, otro excompañero de escuadra de Armstrong, afirma a la cadena CBS News que él y Armstrong habían tomado EPO durante los Tours de Francia de 1999, 2000 y 2001.

Finalmente, en junio de 2012 la Agencia Anti Dopaje de EE UU toma cartas en el asunto y presenta oficialmente 15 cargos formales contra Armstrong por dopaje continuado y tráfico de drogas entre 1998 y 2011. Se acusa al ciclista de haber usado EPO, testosterona y corticoides, y de haberse realizado transfusiones de sangre para mejorar su rendimiento durante todos esos años.

En julio, Armstrong presenta una demanda contra la USADA, que es rechazada en una corte de Texas, y el 23 agosto Armstrong declara que renuncia a defenderse: La USADA anuncia entonces que Armstrong será despojado de todos sus títulos, que se remontan al 1 de agosto de 1998, y veta al texano del ciclismo de por vida (en territorio estadounidense).

12. Apoyos

En un principio, la suspensión a perpetuidad y la retirada de los siete títulos del Tour de Francia no parecieron haber afectado demasiado ni a la popularidad ni al apoyo que recibe la fundación de Armstrong contra el cáncer.

Nada más conocerse la decisión de la USADA, compañías y patrocinadores hicieron públicos comunicados en los que señalaban que no sólo creían en «la inocencia» de Armstrong, sino que mantenían y daban todo su apoyo al proyecto Livestrong. Los patrocinadores de Armstrong o de la Fundación, incluyendo compañías como Nike, Anheuser-Busch, Oakley, Johnson Health Tech, Sporting KC, FRS, Honey Stinger o American Century Investments, optaron por permanecer al lado del ciclista. Las donaciones no solicitadas que recibe la Fundación de Armstrong se incrementaron de forma considerable después de conocerse el castigo impuesto al ciclista,

13. Dopaje sin precedentes

No se sabían, aún, los detalles que ha hecho públicos esta semana la USADA, en el informe y las conclusiones que, bajo el título de La decisión razonada, presentó el pasado día 10 a la Unión Ciclista Internacional (UCI), y donde revela las pruebas recogidas contra Armstrong y el US Postal, incluyendo los testimonios y las confesiones de 11 excompañeros.

«Hoy enviamos la ‘decisión razonada’ en el caso de Lance Armstrong e información de apoyo a la UCI, la AMA [Agencia Mundial Antidopaje] y la Corporación Mundial de Triatlón. La prueba muestra sin ninguna duda que el US Postal Service Pro Cycling Team corrió con el más sofisticado, profesionalizado y exitoso programa de dopaje que el deporte jamás ha visto», indica la agencia estadounidense. La información revela «una concluyente e innegable prueba que arroja por fin luz sobre este sistemático, sustentado y altamente profesionalizado» programa de prácticas irregulares de la escuadra, que fueron «profesionalmente diseñadas» para «presionar» a los deportistas para el uso de «drogas, evadir su detección, asegurar su silencio y finalmente tener una injusta ventaja». «Un programa organizado por individuos que pensaron que estaban por encima de las reglas y quienes todavía juegan un mayor y activo papel en el deporte en la actualidad», añade la USADA.

14. «Bidones de agua rellenos de EPO»

Los once excompañeros de Lance Armstrong que cita la USADA son Frankie Andreu, Michael Barry, Tom Danielson, Tyler Hamilton, George Hincapie, Floyd Landis, Levi Leipheimer, Stephen Swart, Christian Vande Velde, Jonathan Vaughters y David Zabriskie. «Los que están en activo han sido suspendidos de acuerdo a las reglas. De algún modo, para ellos habría sido más fácil simplemente dejarlo pasar, pero aman el deporte», indica la agencia. «A Lance Armstrong se le dio la misma oportunidad y ser parte de la solución. Lo rechazó. En cambio, ejerció su derecho legal a no contestarlas pruebas y aceptar con conocimiento la imposición de su sanción», añade.

Los testimonios no tienen desperdicio.

Vaughters asegura que en una ocasión fue a la habitación de Armstrong para utilizar su ordenador portátil y que, delante de él, Armstrong se inyectó con una jeringuilla usada para inyecciones de EPO, diciendo: «Ahora que tú también utilizas EPO, no puedes escribir un libro sobre ello». El mismo Vaughters confiesa que el doctor español Pedro Celaya «distribuiría EPO en bidones de agua rellenos con viales de EPO apretados entre hielo. En la botella vendrían el nombre del corredor y el número de dosis. Por ejemplo, yo podría recibir uno en el que pusiera, Jonathan 5x2, lo que significa que contenía cinco viales de EPO con 2000 unidades internacionales en cada uno».

Zabriskie, por su parte, afirma: «Nos daba tiempo de bajar nuestro nivel de hematocrito antes de los controles. Johan [Bruyneel] siempre parecía saber cuándo vendrían los inspectores antidopaje […] Parecía que había un increíble sistema de aviso. Como norma, solíamos saber cuándo serían con una hora de antelación. Había tiempo de sobra para usar un suero salino para rebajar nuestro nivel de hematocrito». En otro documento indica: «La gerencia me presentó drogas y me instruyó sobre cómo usarlas».

Y más: «El ciclismo llegó a ser en un momento un deporte donde la gerencia y los médicos de algunos equipos coordinaron y facilitaron el uso de sustancias prohibidas» (Leipheimer). «Tenía que hacer algo con el fin de perseguir mi sueño. Crucé la línea y será algo por lo que siempre estaré arrepentido» (Danielson). «Un día se me presentó una oportunidad que para mí, en ese momento, parecía la única forma de cumplir mi sueño en el nivel más alto del deporte» (Vande Velde). «Fui testigo de transfusiones [de sangre] en el año 2000, muchas veces. No era nada fuera de lo común. Todos lo hicimos» (Hamilton).

Pero el testimonio más significativo tal vez sea el de George Hincapie, compañero de Armstrong durante 11 temporadas (1994–1996, 1998–2005) y el único ciclista que acompañó al texano en sus siete victorias del Tour de Francia. Hincapie admitió haberse dopado, dijo que estaba en el programa de dopaje sanguíneo entre 2001 y 2005 y que sabía que Armstrong también formaba parte de él. Añadió que tenía conocimiento de que Armstrong usaba EPO, testosterona y transfusiones sanguíneas, y afirmó que una vez alertó a Armstrong de la presencia de controles antidopaje antes de una carrera en España (Armstrong no participó en la prueba).

15. La conexión española

Los testimonios señalan a tres españoles con responsabilidades en la dirección técnica y médica del equipo como directamente implicados en la trama de dopaje. Se trata del entrenador José (Pepe) Martí y de los doctores Pedro Celaya y Luis García del Moral. Martí y García del Moral, junto al doctor italiano Michele Ferrari, fueron condenados a perpetuidad el pasado mes de julio por la USADA. Martí y Celaya han rechazado los cargos y han recurrido ante un tribunal arbitral. García del Moral  ha decidido no interponer un recurso.

El ciclista Christian Vande Velde describe a García del Moral como un personaje «seco y agresivo que siempre parecía tener prisa. Entraba en tu habitación y te encontrabas enseguida con una aguja en el brazo». Todo lo contrario que Pedro Celaya, quien, según Jonathan Vaugthers, se presentó en 1999 en la concentración del equipo en California «con una hoja de Excel que incluía un plan de dopaje para cada miembro del equipo […]. ‘Aquí es cuando usas hormona del crecimiento, aquí es cuando empiezas con EPO…’, decía». Y cortisona para las lesiones ficticias.

De acuerdo con el testimononio de Hincapie, García del Moral suministró EPO a Armstrong en el Tour de 1999 y le inyectó una bolsa de sangre en el apartamento de Hincapie en Girona en 2003. Hamilton y Landis son también testigos de la participación de Del Moral en el dopaje de Armstrong, con transfusiones de sangre entre 1999 y 2003.

En el informe se recoge que, tras el caso Festina, el doctor Celaya se volvió «mucho más nervioso e histérico». La mencionada Emma O’Reilly le veía «frenético, porque creía que podía ser señalado como responsable si se descubría que el US Postal estaba en posesión de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento en el Tour de Francia». Armstrong prescindió de sus servicios en 2004 porque Celaya «no era lo bastante agresivo» en la gestión del «programa», pero volvió al equipo cuando el texano dejó de confiar en el doctor Del Moral, a quien culpaba de su menor rendimiento en el Tour de 2003.

Martí, por su parte, era, según el informe, el distribuidor: Suministraba las sustancias que prescribía el doctor Ferrari, y los corredores le llamaban «el cartero». Hincapie afirma que Marti le pasó «testosterona y EPO en 1999» . «En más de una ocasión me llevó EPO a mi residencia y se la pagaba», señala. A Hamilton se la entregaba en Girona (donde muchos ciclistas del US Postal tenían casa durante la temporada) y a Armstrong se la llegó a llevar a su casa en Niza, «oculta en una bolsa de papel y diciendo que era ‘oro líquido’ ».

16. La historia reescrita, año a año

De comprobarse finalmente las acusaciones de la USADA, así sería, año a año, la historia de los siete Tours de Lance Armstrong, de acuerdo con una información publicada por The New York Times:

1999

  • Sustancias utilizadas: EPO, testosterona y cortisona (anteriormente, en 1999, también hormona de crecimiento).
  • Administración o transporte de las drogas: Un asistente de Armstrong, apodado Motorman, seguía al equipo durante el Tour cargando EPO en su motocicleta.
  • Cómo evadió los controles: Tras dar positivo en una prueba de cortisona, un médico logró anular el resultado alegando que se trataba de una prescripción para llagas producidas por el sillín de la bicicleta.

2000

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Comienzan las transfusiones al surgir un nuevo test para la detección de EPO, que se suministra ahora en menores cantidades.
  • Cómo evadió los controles: No existen controles para detectar transfusiones de sangre. Tras haber tomado testosterona, Armstrong se retira de una carrera en España al ser advertido de que va a realizarse un control.

2001

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Un entrenador suministra EPO directamente a los corredores.
  • Cómo evadió los controles: Durante la competición, Armstrong duerme en tiendas de campaña que simulan una gran altitud, para ayudar a enmascarar la presencia de EPO en el organismo.

2002

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Armstrong comienza a encargarse personalmente de que los miembros de su equipo se dopen, y suministra testosterona a sus compañeros.
  • Cómo evadió los controles: Aún no se realizan controles para detectar transfusiones de sangre.
  • Pagos realizados por Armstrong al doctor Ferrari: Al menos 150.000 dólares.

2003

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Continúan las transfusiones y Armstrong facilita EPO a sus compañeros.
  • Cómo evadió los controles: Armstrong recibe menores dosis de EPO para ayudar a esconder el efecto de las transfusiones.
  • Pagos realizados por Armstrong al doctor Ferrari: Al menos 475.000 dólares.

2004

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Las transfusiones se realizan en el autobús del equipo, aparcado detrás del hotel.
  • Cómo evadió los controles: Se compran aparatos y equipos para controlar los valores sanguíneos y asegurarse de que se mantienen en niveles imposibles de detectar.
  • Pagos realizados por Armstrong al doctor Ferrari: Al menos 110.000 dólares.

2005

  • Forma de dopaje: EPO, testosterona y transfusión sanguínea.
  • Administración o transporte de las drogas: Armstrong suministra EPO a sus compañeros.
  • Cómo evadió los controles: Tras su victoria en el Tour, el director del equipo envía a un compañero de Armstrong al apartamento de éste para que se asegure de que no hay pruebas ni restos de drogas.
  • Pagos realizados por Armstrong al doctor Ferrari: Al menos 100.000 dólares.

17. ¿Credibilidad?

Para la mayoría de la sociedad estadounidense, los triunfos logrados por Armstrong eran, de algún modo, una extensión de su exitosa lucha contra el cáncer, y, sobre todo, un ejemplo de tenacidad, de superación y de la importancia de no rendirse ante la adversidad. Así lo presentaban, como recuerda Eva Sáiz en El País desde las grandes firmas que lo patrocinaban hasta el expresidente George W. Bush, de quien Armstrong llegó a ser asesor.

El propio Armstrong se ha escudado siempre en su fundación contra el cáncer, ante los ataques y las acusaciones de dopaje. De hecho, los donativos siguen aumentando y, como ha recordado estos días la prensa estadounidense, muchos organizadores de eventos para recogida de fondos contra la enfermedad han seguido invitando al ciclista, quien, culpable o no, seguía gozando aún de un gran tirón popular.

Sin embargo, el proceso iniciado por la USADA parece estar haciendo mella. Según una encuesta realizada por Q Scores, agencia especializada en analizar la simpatía que suscitan los deportistas, y publicada en el diario USA Today, los que tienen una impresión negativa de Armstrong (29%) casi triplican ya en número a quienes confían en su inocencia (10%).

18. «No me afecta»

De momento, la única respuesta pública de Armstrong a las últimas acusaciones de la USADA ha sido un escueto mensaje en su cuenta de Twitter (red en la que tiene más de 3.750.000 seguidores): «¿Qué voy a hacer esta noche? Estar con mi familia. No me afecta. Y pensar en esto: [un enlace a una nota sobre el 15 aniversario de su fundación]»:

19. Y ahora qué

La pelota está ahora en manos de la Unión Ciclista Internacional, que, con el informe de la USADA en la mano, tendrá que decidir si amplía mundialmente la sanción de por vida que ya pesa sobre Armstrong en suelo estadounidense. Este viernes, el presidente de laUCI, el irlandés Pat McQuaid, se limitó a decir desde China que «se tomará una decisión en 21 días».«El caso de Lance Armstrong lo tenemos encima de la mesa y lo vamos a estudiar con el equipo jurídico de la UCI. Tenemos 21 días para ello y entonces tomaremos una decisión», señaló, escueto, el máximo responsable del ciclismo mundial.

A la espera de lo que diga la UCI está, también, el Comité Olímpico Internacional.

Mientras, los organizadores del Tour de Francia son partidarios de retirar a Armstrong sus siete títulos y de dejar el historial de esas ediciones sin ganador, según ha dicho el director de la prueba, Christian Prudhomme: «Lo que deseamos es que no haya vencedor», indicó Prudhomme tras conocerse el informe de la USADA. «No somos indiferentes a lo que la USADA ha desvelado esta semana, es un cuadro abrumador el que se ha dibujado», agregó.

20. El dinero, también

La Federación Francesa de Ciclismo, por su parte, ha ido más allá y mantiene que Armstrong debe «reembolsar los premios obtenidos», que evalúa en casi tres millones de euros. A este dinero habría que añadir los datos conocidos a raíz del informe de la USADA, según los cuales a comienzos de 2000 Armstrong apostó a favor de sí mismo unos 300.000 euros ante una agencia de apuestas estadounidense, con unos beneficios que se multiplicarían por cada triunfo que obtuviera en el Tour de Francia.


Con información de Efe, Reuters, Europa Press y Wikipedia

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