El fraude en Barclays sacude a la banca y revela las diferencias con España

Miguel Máiquez, 8/7/2012

La rep­utación pop­u­lar de los grandes ban­cos nun­ca ha sido pre­cisa­mente alta. Ya en 1816 Thomas Jef­fer­son escribía en una car­ta a un senador que «sin­ce­ra­mente, creo que las enti­dades ban­car­ias son más peli­grosas que los ejérci­tos lis­tos para el com­bate». Casi 200 años después, tras la cri­sis del sis­tema financiero que estal­ló en 2008 como con­se­cuen­cia de las lla­madas hipote­cas basura, tras los rescates mil­lonar­ios a la ban­ca con dinero públi­co, y, más recien­te­mente, tras los escán­da­los de Bankia en España, JPMor­gan en EE UU, o Bar­clays en el Reino Unido, las pal­abras del que fuera ter­cer pres­i­dente de los Esta­dos Unidos pare­cen, si no proféti­cas, sí bas­tante acertadas.

Las malas (o direc­ta­mente ile­gales) prác­ti­cas, la incom­pe­ten­cia de muchos gestores, la fal­ta de pre­visión y lo que resul­ta difí­cil no cal­i­ficar como avari­cia financiera, han situ­a­do al sec­tor ban­car­io en unas cotas de cred­i­bil­i­dad alar­man­te­mente bajas, tenien­do en cuen­ta que se tra­ta de uno de los pilares fun­da­men­tales del sis­tema cap­i­tal­ista. En España, nueve de cada diez ciu­dadanos tienen «dudas» sobre las enti­dades financieras o les otor­gan una «cred­i­bil­i­dad nula», según un estu­dio pub­li­ca­do el mes pasa­do. En Esta­dos Unidos, solo el 21% (frente al 60% en 1980) tienen «ple­na con­fi­an­za» en los ban­cos, el niv­el más bajo en la his­to­ria reciente del país, de acuer­do con una encues­ta pub­li­ca­da tam­bién en junio. Y en el Reino Unido, otra encues­ta, dada a cono­cer días después de estal­lar el caso Bar­clays, rev­ela que cer­ca de dos ter­cios de los británi­cos no con­fían en su ban­co, que el 49% pien­sa que los grandes ban­cos no son hon­estos, y que el 45% cree que son incompetentes.

Lo peor, además, puede estar aún por lle­gar. El escán­da­lo de Bar­clays es fácil que se extien­da a otros grandes ban­cos y, aunque de momen­to aún no hay nom­bres con­fir­ma­dos sobre la mesa, el reg­u­lador de los mer­ca­dos de Ale­ma­nia ya ha anun­ci­a­do que ha ini­ci­a­do una inves­ti­gación sobre el Deutsche Bank, y tam­bién hay abier­tas inves­ti­ga­ciones en este sen­ti­do en EE UU, Japón y var­ios país­es europeos.

Entre tan­to, las autori­dades reac­cio­nan, aunque no siem­pre del mis­mo modo: En el Reino Unido, el con­se­jero del­e­ga­do de Bar­clays ha tenido que sen­tarse ante el Par­la­men­to para dar expli­ca­ciones (públi­cas y con cámaras de tele­visión), tan solo un día después de pre­sen­tar su dimisión. Los diputa­dos británi­cos han respal­da­do además la creación de una comisión para inves­ti­gar el com­por­tamien­to del sec­tor ban­car­io a raíz del escán­da­lo, una prop­ues­ta que pre­sen­tó el pro­pio gob­ier­no de David Cameron. En Esta­dos Unidos, el Con­gre­so tam­bién inter­vi­no acti­va­mente tras el desas­tre de sus insti­tu­ciones financieras de 2008.

En España, sin embar­go, los rep­re­sen­tantes políti­cos no han sido capaces de pon­erse de acuer­do para apro­bar una comisión de inves­ti­gación, blo­quea­da por la may­oría del PP y con poco apoyo del PSOE. Final­mente, y gra­cias a una querel­la pre­sen­ta­da por UPyD y por la Fis­calía Anti­cor­rup­ción, la jus­ti­cia ha toma­do car­tas en el asun­to, y 33 exge­stores de Bankia, incluyen­do dos exmin­istros -Rodri­go Rato y Ángel Acebes- y el expres­i­dente de Ban­ca­ja, José Luis Oli­vas, han sido cita­dos por la Audi­en­cia Nacional como imputados.

A difer­en­cia de lo ocur­ri­do en el Reino Unido, los políti­cos españoles (algunos de los cuales tenían grandes intere­ses en Bankia, de cuyo fias­co son respon­s­ables en bue­na medi­da altos car­gos nom­bra­dos por el PP, aho­ra en el Gob­ier­no), se han lim­i­ta­do a lle­var a cabo unas pocas com­pare­cen­cias a puer­ta cer­ra­da. La acti­tud agre­si­va de Cameron en el caso Bar­clays con­trasta tam­bién con la del pres­i­dente del Gob­ier­no español, Mar­i­ano Rajoy, quien ape­nas ha com­pare­ci­do para hablar sobre la cri­sis de Bankia, y cuyos min­istros han dado pocas o ambiguas expli­ca­ciones, espe­cial­mente en todo lo rela­ciona­do con la nacional­ización y pos­te­ri­or peti­ción de rescate del ban­co español.

Estas son, en pre­gun­tas y respues­tas, las claves del últi­mo gran escán­da­lo que ha sacu­d­i­do al sis­tema financiero:

¿Qué hizo Barclays?

Manip­u­lar en su prove­cho los indi­cadores ban­car­ios que refle­jan la for­t­aleza de una enti­dad financiera, y que afectan tam­bién a las hipote­cas, deu­das y deriva­dos de sus clientes. En con­cre­to, emplea­d­os de Bar­clays maquil­laron la tasas de prés­ta­mo inter­ban­car­io cono­ci­das como Libor para aumen­tar ben­efi­cios (entre 2005 y 2008) y para, en ple­na cri­sis cred­iti­cia en 2008, dar una ima­gen de sol­ven­cia del ban­co ante sus rivales, en un inten­to de escon­der el niv­el de estrés financiero en el que se encon­tra­ba la entidad.

¿Qué es el Libor y para qué sirve?

El Libor (abre­viatu­ra, en inglés, de Lon­don Inter­bank Offered Rate) es la tasa de ref­er­en­cia fun­da­men­tal para las opera­ciones de los mer­ca­dos financieros en el Reino Unido, y sirve para fijar los pre­cios de las transac­ciones financieras, afectan­do a con­tratos por val­or de entre 290 y 315 bil­lones de euros. Se tra­ta del índice que mide cuán­to tiene que pagar un ban­co como interés cuan­do recibe un prés­ta­mo de otra enti­dad financiera (en la euro­zona es el Euri­bor), algo que ocurre con fre­cuen­cia, ya que los ban­cos se prestan dinero unos a otros para cubrir fal­tas repenti­nas de liq­uidez, o para, en el caso del prestamista, obten­er beneficios.

Así, y a grandes ras­gos, si, por ejem­p­lo, Bar­clays recibe un prés­ta­mo de otro ban­co al 3% de interés, pero luego se pub­li­ca ofi­cial­mente que el Libor de ese día ha queda­do fija­do en el 4%, Bar­clays ha gana­do un 1%, lo que supone muchos mil­lones de libras.

¿Cómo se manipulaban los tipos de interés?

Las tasas que con­for­man el Libor se fijan cada día hábil a través de un pro­ce­so que super­visa la Aso­ciación de Ban­queros Británi­cos. Para estable­cer el Libor se pre­gun­ta a un grupo de entre 7 y 18 ban­cos impor­tantes qué tasa de interés ten­drían que pagar por pedir un prés­ta­mo en un peri­o­do deter­mi­na­do de tiem­po, y en una deter­mi­na­da mon­e­da. Si un ban­co se pone de acuer­do con otro para dar datos fal­sos, o manip­u­la los suyos, la tasa pub­li­ca­da no cor­re­sponde a la realidad.

Los corre­os elec­tróni­cos envi­a­dos por emplea­d­os de Bar­clays, y que han sali­do a la luz estos días, rev­e­lan que se trata­ba de una prác­ti­ca cor­ri­ente y que implic­a­ba la colab­o­ración de otros ban­cos. Un oper­ador senior de Bar­clays en Nue­va York, por ejem­p­lo, escribió: «Hola chicos, ten­emos una posi­ción impor­tante en el Libor a tres meses para los próx­i­mos tres días. ¿Podemos por favor man­ten­er­la o fijar­la en 5.39 para los próx­i­mos días? Sería de gran ayu­da. No quer­e­mos que se fije en un niv­el may­or a ese. Mil gra­cias». Las respues­tas de los cole­gas tam­poco tienen des­perdi­cio: «Por ti, cualquier cosa», o «Con­sid­éralo hecho…». O las mues­tras de agradec­imien­to: «Ami­go, te debo una», «Pasa un día después del tra­ba­jo y abriré una botel­la de Bollinger».

¿Afectó a los clientes?

Sí. El Libor es con­sid­er­a­do el índice de ref­er­en­cia más impor­tante del mun­do para las tasas de interés. Aprox­i­mada­mente 10 bil­lones de dólares en prés­ta­mos (incluyen­do tar­je­tas de crédi­to, prés­ta­mos para automóviles o a estu­di­antes, e hipote­cas de tasa vari­able), así como unos 350 bil­lones de dólares en deriva­dos, están vin­cu­la­dos a esta tasa. Si el Libor sube, los pagos men­su­ales de los clientes tam­bién pueden subir. Si baja, algunos deu­dores se ben­e­fi­cia­rán de menores tasas de interés, pero los fon­dos de inver­sión y pen­siones con inver­siones en val­ores ata­dos al Libor ganarán menos en intereses.

¿Cuándo y cómo estalló el escándalo?

Las autori­dades británi­cas sospech­a­ban des­de hacía por lo menos un año y medio que la ban­ca no esta­ba jugan­do limpio, pero querían reunir prue­bas feha­cientes. El escán­da­lo se desató final­mente el pasa­do 28 de junio, cuan­do, tras lle­gar a un acuer­do extra­ju­di­cial, Bar­clays fue mul­ta­do por los reg­u­ladores del Reino Unido y Esta­dos Unidos con 290 mil­lones de libras (360 mil­lones de euros), después de admi­tir que manip­uló el Libor y su equiv­a­lente europeo Euri­bor entre 2005 y 2009.

¿Qué consecuencias ha tenido?

El pasa­do martes, cin­co días después de cono­cerse la mul­ta, dim­i­tió el con­se­jero del­e­ga­do de Bar­clays, Bob Dia­mond, tras fuertes pre­siones políti­cas del Gob­ier­no británi­co -inclu­idas las del primer min­istro, David Cameron, quien cal­i­ficó las acciones de la enti­dad como «escan­dalosas» y «extremada­mente graves»- y tam­bién de los accionistas del ban­co. El pro­pio Dia­mond, de ori­gen esta­dounidense y el ban­quero mejor paga­do del país, declaró que renun­cia­ba a su puesto por «pre­siones exter­nas», que «habían alcan­za­do un niv­el que ame­naz­a­ba con dañar la rep­utación de la enti­dad». Con él se fue tam­bién el jefe de opera­ciones del ban­co, Jer­ry del Missier. Un día antes había dim­i­ti­do ya el pres­i­dente de la jun­ta, Mar­cus Agius. Dia­mond ha tenido que declarar, en una com­pare­cen­cia públi­ca, ante la comisión del Tesoro de la Cámara de los Comunes.

¿Qué ha dicho el consejero delegado?

En su declaración ante el par­la­men­to, Bob Dia­mond ase­guró el miér­coles que se había enter­a­do «este mes» de que emplea­d­os de su ban­co habían manip­u­la­do los tipos de interés. Dia­mond insis­tió en que desconocía esas prác­ti­cas, y atribuyó la manip­u­lación a un grupo de emplea­d­os «de con­duc­ta reprochable», a quienes «sin duda» habría que hac­er rendir cuen­tas, si bien no especi­ficó si se refer­ía a la imputación de car­gos criminales.

¿Cómo han reaccionado las autoridades?

A prop­ues­ta del Ejec­u­ti­vo de Cameron (con­ser­vador), el Par­la­men­to británi­co creará una comisión de inves­ti­gación sobre el caso, una ini­cia­ti­va que fue aproba­da en la Cámara de los Comunes con 330 votos a favor y 226 en con­tra. Aunque los con­ser­vadores no lograron ini­cial­mente el apoyo de los laboris­tas, éstos ya han dicho que respal­darán los tra­ba­jos de la comisión.

Además, la Ofic­i­na de Fraudes Graves del Reino Unido (SFO por sus siglas en inglés) ha deci­di­do pon­er en mar­cha for­mal­mente una inves­ti­gación crim­i­nal, algo que ha ini­ci­a­do asimis­mo el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia de Esta­dos Unidos, y que estu­di­an tam­bién las autori­dades de Suiza y Canadá.

La Aso­ciación de Ban­queros Británi­cos, por su parte, ase­gu­ra que está revisan­do ya el pro­ce­so medi­ante el cual se establece el Libor.

¿Es Barclays el único responsable?

Los pro­pios reg­u­ladores se enfrentan tam­bién a acusa­ciones. En una declaración públi­ca difun­di­da el 3 de julio, Bar­clays ase­guró que había aler­ta­do a autori­dades de EE UU y el Reino Unido sobre sospe­chosas cifras del Libor pre­sen­tadas por otros ban­cos a finales de 2008, y que le «decep­ciona­ba que ningu­na acción efec­ti­va se tomara».

Por su parte, el Ban­co de Inglater­ra (ban­co cen­tral) ha sido acu­sa­do de pre­sion­ar para reducir la tasa. En el cen­tro de la polémi­ca está una con­ver­sación tele­fóni­ca man­teni­da entre Dia­mond y el sub­gob­er­nador del Ban­co de Inglater­ra, Paul Tuck­er, el 29 de octubre de 2008, en la que el segun­do le dice al primero que miem­bros del Gob­ier­no están pre­ocu­pa­dos porque Bar­clays apor­ta esti­ma­ciones muy altas para fijar el Libor e insinúa que estas podrían ser más bajas.

¿Hay más bancos implicados?

Bar­clays no pudo actu­ar solo, nece­sita­ba la com­pli­ci­dad de otros ban­cos. La FSA (Autori­dad de Ser­vi­cios Financieros, por sus siglas en inglés) y los reg­u­ladores financieros de EE UU están inves­ti­gan­do a al menos 10 ban­cos, entre ellos el esta­dounidense Cit­i­group, el suizo UBS y el británi­co Roy­al Bank of Scot­land, propiedad del Esta­do en un 84%.

Este mis­mo viernes se supo que el reg­u­lador alemán BaFin está son­de­an­do al Deutsche Bank, a través de una «inves­ti­gación espe­cial» y «no ruti­nar­ia». Los resul­ta­dos se espera que sal­gan a la luz a medi­a­dos de julio. BaFin no quiso ofre­cer más infor­ma­ción, pero el ban­co alemán ya recono­ció a prin­ci­p­ios de este año que esta­ba cooperan­do con las autori­dades en inves­ti­ga­ciones rela­cionadas con el Libor. La enti­dad está colab­o­ran­do con el Depar­ta­men­to de Jus­ti­cia de EE UU, la Comisión de Val­ores y la Bol­sa de este país, así como con la Comisión Euro­pea, entre otros. Las pesquisas guardan relación con opera­ciones real­izadas entre 2005 y 2011.

Tam­bién se pre­sume que el Bank of Amer­i­ca está sien­do inves­ti­ga­do, pero la insti­tu­ción no ha hecho declara­ciones públi­cas sobre el escán­da­lo, y un por­tavoz declinó hac­er comentarios.

¿Qué va a pasar ahora?

Las con­clu­siones de la comisión de inves­ti­gación podrían apun­tar a una may­or reg­u­lación del sis­tema financiero y a un cam­bio en la for­ma de cal­cu­lar el Libor. Tam­bién es prob­a­ble que se revisen las san­ciones penales actuales rela­cionadas con esta tasa. Además, un comité del Par­la­men­to británi­co estu­di­ará cues­tiones de «trans­paren­cia, con­flic­tos de intere­ses y los están­dares pro­fe­sion­ales y cul­tur­ales que rigen la indus­tria bancaria».

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