¿Empieza a agrietarse el muro legal contra la marihuana?

Miguel Máiquez, 24/6/2012

Des­de que a prin­ci­p­ios del siglo XX comen­zó a crim­i­nalizarse el cul­ti­vo, la pos­esión, la ven­ta y el con­sumo de cannabis, el debate sobre la legal­ización de la mar­i­hua­na («el pro­duc­to ile­gal más con­sum­i­do del mun­do», como la ha definido la ONU) ha per­maneci­do abier­to, como refle­jo de una sociedad pro­fun­da­mente divi­di­da entre quienes la con­sid­er­an una peli­grosa dro­ga y una ame­naza social, y quienes entien­den, por el con­trario, que la hier­ba no es com­pa­ra­ble a otras sus­tan­cias más ‘duras’, que es menos noci­va que el alco­hol o el taba­co, que la ile­gal­ización es con­trapro­du­cente o que su con­sumo pertenece al ámbito pri­va­do del individuo.

Más allá de la polémi­ca sobre los efec­tos de la mar­i­hua­na sobre la salud, la con­tro­ver­sia afec­ta tam­bién a la crim­i­nal­i­dad deriva­da de la pro­hibi­ción. Mien­tras que muchos siguen man­te­nien­do que la respues­ta al nar­cotrá­fi­co requiere más ‘mano dura’, el fra­ca­so de las políti­cas poli­ciales y pro­hibi­cionistas con que la may­oría de los país­es com­bat­en el prob­le­ma ha lle­va­do a cada vez más voces rel­e­vantes a apos­tar por la despe­nal­ización, o, al menos, por la regulación.

En EE UU una encues­ta rev­e­la­ba hace unos días que la despe­nal­ización de la mar­i­hua­na cuen­ta con el apoyo récord del 50% de la población, algo que podría influir en la pos­tu­ra de Oba­ma sobre este asun­to, en el mar­co de la cam­paña elec­toral. Y esta mis­ma sem­ana, el Gob­ier­no de Uruguay volvía a pon­er el debate en primer plano al anun­ciar que no solo legalizará la hierba,sino que tam­bién peleará por ello a niv­el internacional.

No obstante, y pese a que ini­cia­ti­vas como la del ayun­tamien­to tar­ra­co­nense de Ras­quera (com­er­cializar cul­tivos de mar­i­hua­na como parte de un plan anti­cri­sis) pare­cen estar resque­bra­jan­do el tabú, las tesis pro­hibi­cionistas o restric­ti­vas siguen sien­do pre­dom­i­nantes. La fal­ta de un con­sen­so cien­tí­fi­co (se suce­den los estu­dios con­fir­man­do o desmintien­do los ben­efi­cios ter­apéu­ti­cos de la mar­i­hua­na, o su peli­grosi­dad), el con­sumo entre ado­les­centes, o planteamien­tos más ide­ológi­cos o de carác­ter moral, ali­men­tan el rec­ha­zo de los gob­ier­nos a la despe­nal­ización. En Holan­da, uno de los tradi­cionales ‘san­tu­ar­ios’ para el con­sumo de cannabis, se aca­ban de apro­bar leyes más restric­ti­vas, y en Canadá, país pio­nero en la legal­ización del uso de la mar­i­hua­na con fines ter­apéu­ti­cos, el Gob­ier­no insiste una y otra vez en que no pien­sa pasar de ahí.

Estas son las claves de la mar­i­hua­na, de su situación legal en el mun­do y del debate en torno a una plan­ta que, con per­miso o sin él, el ser humano lle­va con­sum­ien­do des­de hace miles de años.

¿Qué es la marihuana y cómo actúa?

La plan­ta de la mar­i­hua­na, o cannabis (Can­navis Sati­va, nom­bre que proviene de las pal­abras cáñamo ‑cannabis- y cul­ti­vo ‑sati­va-), con­tiene sus­tan­cias psi­coac­ti­vas cuyo con­sumo, así como el de su resina, la sus­tan­cia deriva­da cono­ci­da como hachís, está aso­ci­a­do a fines recre­ativos, med­i­c­i­nales o inclu­so reli­giosos. Los pro­duc­tos no psi­coac­tivos del cannabis (la fibra y las semi­l­las, que tienen, entre otros, un uso tex­til) son legales en muchos país­es, donde exis­ten licen­cias para su cul­ti­vo. La hier­ba, sin embar­go, es una sus­tan­cia con­tro­la­da en casi todo el mun­do, aunque exis­ten excep­ciones por motivos médicos.

El com­puesto quími­co psi­coac­ti­vo pre­dom­i­nante en el cannabis es el tetrahidro­cannabi­nol (THC). Según la Ofic­i­na de Naciones Unidas con­tra la Dro­ga y el Deli­to (ONUDD), la mar­i­hua­na gen­eral­mente con­tiene un 5% de THC, la resina puede con­tener un 20% y el aceite de hachís más de un 60%.

El cannabis se con­sume de varias man­eras, la may­oría de las cuales impli­can la inhalación de humo, ya sea a través de cig­a­r­ril­los (por­ros), tubos, o bongs (cachim­bas portátiles con cámara de agua). Tam­bién puede con­sumirse por vía oral (en for­ma de paste­les de mar­i­hua­na, por ejem­p­lo). El metab­o­lis­mo ini­cial de los cannabi­noides en el humo de la mar­i­hua­na se pro­duce en los pul­mones, mien­tras que por vía oral son metab­o­liza­dos en el trac­to gas­troin­testi­nal y el hígado.

¿Cuánto se consume?

En 2004 Naciones Unidas cal­culó que aprox­i­mada­mente el 4% de la población mundi­al adul­ta (162 mil­lones de per­sonas) con­sume mar­i­hua­na anual­mente, y que alrede­dor del 0,6% (22,5 mil­lones) la con­sume a diario. El cannabis es la dro­ga más con­sum­i­da en Europa, según el Obser­va­to­rio Europeo de las Dro­gas y Tox­i­co­manías (EMCDDA), que rev­eló en un estu­dio pub­li­ca­do el pasa­do mes de mar­zo que un total de 78 mil­lones de europeos de entre 15 y 64 años de edad han con­sum­i­do cannabis al menos una vez en su vida, lo que supone un 23,2% de la población del continente.

España es uno de los may­ores con­sum­i­dores de cannabis de Europa y tam­bién uno de los prin­ci­pales pun­tos de entra­da de la dro­ga, en su may­oría proce­dente del norte de África. Un 32,1% de los españoles han con­sum­i­do cannabis al menos una vez en la vida, una pro­por­ción solo menor que la obser­va­da en Dinamarca,donde un 32,5% de la población lo ha proba­do al menos una vez.

España ocu­pa la ter­cera posi­ción euro­pea, con un 10,6% de la población que se declaró con­sum­i­do­ra, incluyen­do los que lo hacen de for­ma oca­sion­al, entre noviem­bre de 2010 y el mis­mo mes de 2011. En primer lugar se encuen­tra Italia, donde un 14,3% de la población con­sum­ió cannabis en ese peri­o­do de tiem­po, segui­da de la Repúbli­ca Checa, con una pro­por­ción del 11,1%.

¿Qué efectos tiene?

Los efec­tos de la mar­i­hua­na en el organ­is­mo varían mucho entre unas per­sonas y otras, y depen­den de la dosis, del con­tenido de THC y de la for­ma de admin­is­tración, así como de la per­son­al­i­dad, las expec­ta­ti­vas y la expe­ri­en­cia pre­via del suje­to, y tam­bién del con­tex­to en que se con­suma o de que se com­bine o no con otras dro­gas como el alcohol.

Mien­tras que algunos con­sum­i­dores afir­man que la alteración del esta­do de áni­mo y de la cog­ni­ción cau­sa­da por la sus­tan­cia incre­men­ta la socia­bil­i­dad o el recogimien­to, el con­sumo de grandes can­ti­dades puede dar lugar tam­bién a des­ori­entación, des­per­son­al­ización, para­noia, esta­dos de páni­co, taquicar­dia, alu­ci­na­ciones o cuadros psicóti­cos graves.

En gen­er­al, la mar­i­hua­na dis­min­uye la activi­dad cere­bral y estim­u­la los lla­ma­dos «cir­cuitos de rec­om­pen­sa» o sis­temas neu­ronales que provo­can sen­sa­ciones de plac­er. A cor­to pla­zo puede provo­car ensoñación, pér­di­da de la sen­sación de tiem­po, dis­tor­sión de la per­cep­ción espa­cial, acen­tuación de los col­ores, dis­min­u­ción de los refle­jos, risa descon­tro­la­da, aumen­to del apeti­to, sequedad en la boca, sen­sa­ciones de exaltación o de rela­jamien­to y aumen­to de la libido.

¿Es peligrosa?

Según diver­sos estu­dios, el con­sumo pro­lon­ga­do de mar­i­hua­na puede causar prob­le­mas de memo­ria y apren­diza­je, trastornos emo­cionales (ansiedad, depre­sión) y de la per­son­al­i­dad, enfer­medades bron­co-pul­monares, trastornos del rit­mo car­dia­co, psi­co­sis y esquizofre­nia (sobre todo, pero no úni­ca­mente, en indi­vid­u­os predispuestos).

Tam­bién existe el ries­go de adic­ción, si bien var­ios informes estable­cen la depen­den­cia gen­er­a­da por el cannabis en un niv­el infe­ri­or al de la cau­sa­da por la nicoti­na del taba­co o el alco­hol, y muy por deba­jo de las con­sid­er­adas dro­gas duras, como la cocaí­na o, espe­cial­mente, la heroína.

Fumar cannabis es con­sid­er­a­do el méto­do más per­ju­di­cial de con­sumo, ya que la inhalación de humo de mate­ri­ales orgáni­cos puede causar prob­le­mas de salud difer­entes, como el cáncer, seme­jantes o peo­res a los cau­sa­dos por el taba­co.

En 1948 la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud estable­ció la mar­i­hua­na como una dro­ga peligrosa,tanto des­de el pun­to de vista men­tal y físi­co como des­de el pun­to de vista social, si bien no tiene una pos­tu­ra ofi­cial sobre su despenalización.

En cualquier caso, no existe un vere­dic­to úni­co en la comu­nidad cien­tí­fi­ca en relación a las cual­i­dades pos­i­ti­vas o neg­a­ti­vas de la plan­ta, y el debate incluye tam­bién otros ele­men­tos ajenos a la salud, como el nar­cotrá­fi­co o los intere­ses económi­cos (en EE UU, el cul­ti­vo de mar­i­hua­na, que se ha mul­ti­pli­ca­do por diez en los últi­mos años, gen­er­a­ba en 2006 unos 35.000 mil­lones de dólares ‑26.500 mil­lones de euros‑, más que el tri­go o el maíz), aspec­tos de tipo moral y reli­gioso, e inclu­so una ver­tiente filosó­fi­ca y políti­ca, en lo que respec­ta a los límites del Esta­do sobre la lib­er­tad del individuo.

¿Cuáles son sus usos medicinales?

En 1997, y basán­dose en más de 75 estu­dios apare­ci­dos des­de 1975, la pres­ti­giosa pub­li­cación cien­tí­fi­ca New Eng­land Jour­nal of Med­i­cine expu­so en un artícu­lo una serie de vir­tudes med­i­c­i­nales del con­sumo de mar­i­hua­na, referi­dos al aliv­io de los sín­tomas de muchas enfer­medades, entre ellas, el cáncer y el sida.

Numerosos estu­dios han aval­a­do esta tesis des­de entonces, amplian­do las supues­tas vir­tudes de la hier­ba a la lucha de males como la eplilep­sia, el Alzheimer o la escle­ro­sis múlti­ple. Esta mis­ma sem­ana, la revista Neu­rophar­ma­col­o­gy ha pub­li­ca­do los resul­ta­dos de una inves­ti­gación lle­va­da a cabo por el Grupo de Inves­ti­gación en Cannabi­noides de la Uni­ver­si­dad Com­plutense de Madrid, que ha detec­ta­do efec­tos pos­i­tivos del cannabis en un mod­e­lo de escle­ro­sis múlti­ple en ratones, demostran­do una mejo­ra en la pro­gre­sión de la enfermedad.

Los resul­ta­dos, sin embar­go, siguen sin ser con­cluyentes. En el mis­mo caso de la escle­ro­sis múlti­ple, el pasa­do mes de mayo un amplio estu­dio, finan­cia­do por el Con­se­jo Británi­co de Inves­ti­gación Médi­ca, rev­eló que cáp­su­las de cannabis no habían logra­do desacel­er­ar el avance de la enfer­medad. Pese a señales prom­ete­do­ras en estu­dios pre­vios a menor escala, los inves­ti­gadores hal­laron que los pacientes que toma­ban cáp­su­las que con­tenían THC no obtenían mejores resul­ta­dos que aque­l­los que recibían placebo.

¿Cuáles son los argumentos en contra de la despenalización?

En gen­er­al, los par­tidar­ios de man­ten­er la mar­i­hua­na como sus­tan­cia ile­gal, y de crim­i­nalizar su con­sumo, con­sid­er­an proba­dos los daños que la dro­ga provo­ca en la salud de quienes la con­sumen y entien­den asimis­mo que supone un peli­gro social con poten­ciales daños a ter­ceros (se sue­len invo­car, por ejem­p­lo, los acci­dentes de trá­fi­co cau­sa­dos por con­duc­tores que habían fuma­do cannabis, o el efec­to neg­a­ti­vo que puede ten­er una may­or ace­si­bil­i­dad a la dro­ga entre sec­tores de la población más vul­ner­a­bles, como los ado­les­centes, o entre per­sonas menos infor­madas sobre sus consecuencias).

Los argu­men­tos en con­tra de la despe­nal­ización sostienen que legalizar la mar­i­hua­na provo­caría un aumen­to de su con­sumo e insis­ten en que el cannabis suele ser la puer­ta de entra­da al con­sumo de otras dro­gas más noci­vas o inclu­so letales.

¿Cuáles son los argumentos a favor?

Al igual que entre los detrac­tores de la despe­nal­ización, entre los par­tidar­ios exis­ten difer­entes posturas,que van des­de la desreg­u­lación total has­ta una ven­ta basa­da en el con­trol del Esta­do (en far­ma­cias, por ejem­p­lo), pasan­do por la legal­ización solo con fines terapéuticos.

Actual­mente, uno de los gru­pos más influyentes en favor de la despe­nal­ización de la mar­i­hua­na es la Comisión Glob­al de Políti­cas sobre Dro­gas, integra­da por tres expres­i­dentes lati­noamer­i­canos y numerosas per­son­al­i­dades de otras partes del mun­do, incluyen­do exman­datar­ios, empre­sar­ios e int­elec­tuales, como el exsec­re­tario gen­er­al de la ONU, Kofi Annan; el exprimer min­istro griego, Yor­gos Papa­con­stan­tín; Javier Solana, alto rep­re­sen­tante europeo en Políti­ca Exte­ri­or; el ya fal­l­e­ci­do escritor mex­i­cano Car­los Fuentes, o el Nobel de Lit­er­atu­ra Mario Var­gas Llosa.

Esta comisión recomien­da acabar con la «crim­i­nal­ización», «mar­gin­al­ización» y «estigma­ti­zación» de los con­sum­i­dores que no cau­san daños a ter­ceros, e impul­sar a los gob­ier­nos a exper­i­men­tar con mod­e­los de reg­u­lación, espe­cial­mente en el caso de la mar­i­hua­na, para minar el poder del crimen orga­ni­za­do. Mantiene además que «la guer­ra con­tra las dro­gas no ha reduci­do el con­sumo, ha llena­do las cárce­les, cues­ta mil­lones de dólares, alien­ta el crimen orga­ni­za­do y causa miles de muertos».

¿Cuál es la situación legal en el mundo?

  • España. Los deli­tos rela­ciona­dos con el cannabis están cas­ti­ga­dos con san­ciones admin­is­tra­ti­vas e incluyen el trá­fi­co ile­gal, favore­cer, facil­i­tar o pro­mover su uso y la pos­esión y el con­sumo en lugares públi­cos. El con­sumo y el cul­ti­vo para uso pro­pio no está penal­iza­do. La prác­ti­ca judi­cial indi­ca que la pos­esión punible com­prende los importes supe­ri­ores a 40 gramos. En España exis­ten los denom­i­na­dos clubes sociales de cannabis, a través de los cuales los socios pueden acced­er al cannabis de for­ma legal. El uso ter­apéu­ti­co está reg­u­la­do medi­ante rec­eta, si bien úni­ca­mente está aproba­do para casos avan­za­dos de escle­ro­sis múlti­ple con espasticidad.
  • Ale­ma­nia. La pos­esión de una can­ti­dad pequeña de cualquier dro­ga es un deli­to penal, pero no está proce­sa­da o cas­ti­ga­da cuan­do no hay daño a ter­ceros, no par­tic­i­pan menores de edad, la sus­tan­cia es de uso per­son­al o el deli­to impli­ca una «can­ti­dad insignificante».
  • Argenti­na. En 2009, la Corte Supre­ma de Jus­ti­cia declaró la incon­sti­tu­cional­i­dad de parte de la ley de estu­pe­fa­cientes, y en con­se­cuen­cia la tenen­cia en pequeñas can­ti­dades para con­sumo per­son­al que­da cubier­ta por la garan­tía de dere­cho a la intimidad.
  • Aus­tralia. La mar­i­hua­na es ile­gal, pero su uso está despe­nal­iza­do en algunos estados.
  • Bél­gi­ca. Despe­nal­izó el con­sumo y la pos­esión de pequeñas can­ti­dades de cannabis en 2001. El con­sumo en la calle y espa­cios públi­cos sí está multado.
  • Brasil. Penas de arresto por pos­esión y con­sumo en lugares públi­cos. El con­sumo per­son­al y pri­va­do puede con­ll­e­var adver­ten­cias y oblig­a­to­riedad de some­terse a un cur­so educa­ti­vo sobre los efec­tos de las dro­gas y a ser­vi­cio comunitario.
  • Canadá. Fue el primer país del mun­do en habil­i­tar un sis­tema legal para reg­u­lar el uso médi­co de la mar­i­hua­na. Las per­sonas que sean declar­adas enfer­mas por médi­cos y reciban un per­miso del gob­ier­no, pueden usar mar­i­hua­na de man­era legal. Sin embar­go, la pro­duc­ción com­er­cial y la ven­ta de la plan­ta para uso no médi­co con­tinúa estando penada.
  • Chile. Es legal el con­sumo per­son­al, pero no la pro­duc­ción y com­er­cial­ización, ni la induc­ción, pro­mo­ción o facil­itación por cualquier medio del uso o con­sumo de marihuana.
  • Chi­na. Los cas­ti­gos por pos­esión de cualquier tipo de dro­ga, incluyen­do la mar­i­hua­na, son muy duros, y pueden implicar des­de altas sen­ten­cias de prisión has­ta la pena de muerte, si bien ésta suele apli­carse solo a deli­tos graves de trá­fi­co y producción.
  • Esta­dos Unidos. El con­sumo de mar­i­hua­na es ile­gal, pero, gra­cias a una ley de 1970, en un total de 16 Esta­dos, incluyen­do la cap­i­tal fed­er­al, se per­mite su uso médi­co como palia­ti­vo del dolor en enfer­medades graves. No obstante, solo en Col­orado se puede com­prar y vender sin que­bran­tar la ley. El número de pacientes que piden mar­i­hua­na con fines ter­apéu­ti­cos en este esta­do se ha dis­para­do has­ta alcan­zar los 127.000 en 2011. Un refer­én­dum en Cal­i­for­nia para legalizar la mar­i­hua­na tam­bién para uso recre­ati­vo no pros­peró por un estre­cho mar­gen. EE UU es el país con may­or número de con­sum­i­dores y tam­bién el primer pro­duc­tor mundi­al de marihuana.
  • Egip­to. Como en muchos otros país­es árabes, el con­sumo de mar­i­hua­na está social­mente acep­ta­do (a difer­en­cia del de alco­hol), si bien la pos­esión de grandes can­ti­dades está pena­da por la ley.
  • Fran­cia. El con­sumo puede acar­rear penas de has­ta un año de prisión y la pos­esión puede cas­ti­garse con has­ta 10 años de cár­cel. No obstante, muchos jue­ces y fis­cales rec­haz­an seguir ade­lante con pro­ce­sos abier­tos a con­sum­i­dores. Los con­sum­i­dores reg­u­lares son dirigi­dos al ser­vi­cio de salud o a insti­tu­ciones sociales.
  • Fin­lan­dia. La pos­esión y el con­sumo se con­de­nan penal­mente, aunque se puede evi­tar ir a la cár­cel acu­d­i­en­do a ter­apia de desintoxicación.
  • Holan­da. El gob­ier­no holandés despe­nal­izó la pos­esión de menos de cin­co gramos de cannabis en 1976, y actual­mente la pro­duc­ción y el trá­fi­co no están reg­u­la­dos. Holan­da es el úni­co país en el que se tol­er­an los lla­ma­dos cof­fee shops, cafés en los que se puede com­prar y con­sumir deriva­dos del cannabis, pero el pasa­do mes de mayo una nue­va ley lim­itó la ven­ta de mar­i­hua­na en estos establec­imien­tos. Los cof­fee shops deben con­ver­tirse aho­ra en clubes pri­va­dos con un máx­i­mo de 2.000 socios, que deberán demostrar que son res­i­dentes legales en el país. En prin­ci­pio, la medi­da se apli­ca a las provin­cias del sur, fron­ter­i­zas con Bél­gi­ca y Ale­ma­nia, y deberá estar imple­men­ta­da en toda Holan­da en 2013.
  • India. La pos­esión está pena­da con penas que pueden acar­rear entre cin­co y diez de cár­cel, depen­di­en­do de la can­ti­dad. No obstante, en el norte del país el con­sumo está más tolerado.
  • Italia. Los deli­tos rela­ciona­dos con el cannabis como la pos­esión para uso per­son­al se cas­ti­gan con san­ciones admin­is­tra­ti­vas a par­tir de la segun­da infracción.
  • Jamaica. Aunque teóri­ca­mente no es legal, el uso del cannabis está muy acep­ta­do social­mente, lo que equiv­ale a una legal­iza­cion de fac­to. En cualquier caso, no se per­mite la importación o la exportación de ningún tipo de drogas.
  • Kenia. Penas de has­ta diez años de cár­cel por con­sumo y tenencia.
  • Mar­rue­cos. Teóri­ca­mente, la pos­esión de pequeñas can­ti­dades no está persegui­da legal­mente. El trá­fi­co a pequeña escala se cas­ti­ga con penas de entre dos y diez años de cár­cel. A gran escala, de diez a veinte años.
  • Méx­i­co. La pos­esión de pequeñas can­ti­dades para uso pro­pio no está cas­ti­ga­da, pero el trá­fi­co, el com­er­cio, la importación y la pro­pa­gan­da pueden con­ll­e­var penas de has­ta 25 años de cárcel.
  • Por­tu­gal. Se per­mite la pos­esión de pequeñas can­ti­dades para uso per­son­al, con una nor­ma­ti­va sim­i­lar a la españo­la. El máx­i­mo está estable­ci­do en 25 gramos de mar­i­hua­na o cin­co gramos de hachís.
  • Reino Unido. Los deli­tos rela­ciona­dos con la pos­esión de cannabis se cas­ti­gan con has­ta dos años de prisión (has­ta 14 si es con inten­ción de traficar), si bien la policía puede adver­tir en lugar de perseguir, y los tri­bunales pueden aplicar mul­tas, lib­er­tad condi­cional o ser­vi­cio comu­ni­tario. En 2004, el cannabis fue reclasi­fi­ca­do como dro­ga de clase C, un tipo de estu­pe­fa­cientes por cuyo uso no es nor­mal prac­ticar detenciones.
  • Rusia. La pos­esión de has­ta seis gramos de cannabis, o de has­ta dos gramos de hachís, con­ll­e­va mul­tas. Por enci­ma de estas can­ti­dades las penas pueden ser de prisión.
  • Suiza. La pos­esión, con­sumo y dis­tribu­ción son ile­gales, pero nor­mal­mente solo se impo­nen mul­tas mín­i­mas tan­to por pos­esión como por uso per­son­al. El Gob­ier­no fed­er­al debate suavizar la legislación.
  • Turquía. La pos­esión de cannabis puede con­ll­e­var has­ta dos años de cár­cel, aunque la sen­ten­cia puede inter­cam­biarse por entre uno y tres años de reha­bil­itación si se tra­ta de la primera vez.
  • Uruguay. Actual­mente, la pos­esión de pequeñas can­ti­dades para uso per­son­al no está penal­iza­da, y la ley no especi­fi­ca un máx­i­mo para esta can­ti­dad. El pasa­do miér­coles, el Gob­ier­no anun­ció la «legal­ización reg­u­la­da y con­tro­la­da» de la mar­i­hua­na en el país para com­bat­ir el deli­to, y prometió plantear esa estrate­gia en los foros inter­na­cionales con el argu­men­to de que el mod­e­lo de lucha con­tra el nar­cotrá­fi­co vigente en el mun­do ha fra­casa­do. La ini­cia­ti­va incluye un reg­istro de con­sum­i­dores e impuestos que se des­ti­narían a la reha­bil­itación de drogodependientes.

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