Rescatados, pero ni sanos ni salvos: Grecia, Irlanda y Portugal, tras las ayudas

Miguel Máiquez, 10/6/2012

Dos años después de que Gre­cia se con­vir­tiese en el primer país de la zona euro en ser rescata­do para evi­tar su ban­car­ro­ta, los tres país­es inter­venidos has­ta aho­ra (la propia Gre­cia, Irlan­da y Por­tu­gal) siguen luchan­do por sacar la cabeza del agu­jero de la cri­sis, en un túnel cuya sal­i­da parece lejos aún.

Gre­cia, al bor­de del colap­so social, par­al­iza­da por la incer­tidum­bre políti­ca y con dudas sobre su per­ma­nen­cia en el euro, con­tinúa lleván­dose la peor parte, e Irlan­da y Por­tu­gal, aunque están hacien­do los deberes, se mantienen en la cuer­da flo­ja: la economía irlan­desa volvió a caer tras el resurgimien­to del año pasa­do, y las per­spec­ti­vas de la por­tugue­sa no son nada halagüeñas.

Pero, al mar­gen de la evolu­ción macro­económi­ca y del cumplim­ien­to o no de los obje­tivos para reducir la deu­da y el déficit, los rescates han supuesto, sobre todo, una pre­sión bru­tal sobre los ciu­dadanos de los tres país­es, víc­ti­mas de los durísi­mos ajustes y recortes sociales impuestos por políti­cas que pri­man la aus­teri­dad sobre el crec­imien­to como fór­mu­la para super­ar la crisis.

Ésta es la evolu­ción y la situación actu­al de los tres país­es rescatados:

GRECIA

La caí­da

El 8 de diciem­bre de 2009 se desplomó la Bol­sa y los bonos de Gre­cia por su ele­va­da deu­da. La Comisión Euro­pea instó al país a tomar medias. Gre­cia cer­ró ese año con un déficit del 13,6% y una deu­da públi­ca del 113,4% del PIB. El Gob­ier­no respondió con un plan de ajuste, que fue con­tes­ta­do por los sindi­catos con la con­vo­ca­to­ria de varias huel­gas y manifestaciones.

La situación se agravó en el primer trimestre de 2010 tras cono­cerse que el ante­ri­or Gob­ier­no había falsea­do los datos financieros. La Comisión Euro­pea impu­so un estric­to con­trol al plan de ajuste del Ejec­u­ti­vo heleno y dis­eñó un sis­tema de ayu­da financiera para Gre­cia, con par­tic­i­pación del Fon­do Mon­e­tario Inter­na­cional (FMI).

El 27 de abril de 2010, Stan­dard and Poor’s reba­jó la deu­da grie­ga al niv­el de bono basura, lo que provocó fuertes caí­das en los índices de las bol­sas euro­peas, y el 2 de mayo los país­es de la zona euro apro­baron un prés­ta­mo para Grecia.

El rescate

El primer rescate a Gre­cia con­tem­pla­ba un paque­te de prés­ta­mos de 110.000 mil­lones para el peri­o­do 2010–2012, al que el FMI aporta­ba 30.000 mil­lones. El pla­zo para rein­te­grar el crédi­to, ini­cial­mente pre­vis­to has­ta 2014, se extendió pos­te­ri­or­mente has­ta 2017.

El 21 de julio de 2011 los líderes de la euro­zona acor­daron un segun­do rescate a Gre­cia por val­or de 159.000 mil­lones de euros para el peri­o­do 2011–2014, de los que 49.600 mil­lones sal­drían del sec­tor pri­va­do (37.000 mil­lones de los ban­cos y 12.600 de un pro­gra­ma de recom­pra de bonos grie­gos). No obstante, las condi­ciones del segun­do rescate fueron revisadas y final­mente el 27 de octubre la UE estable­ció un paque­te de ayu­da a Gre­cia de 130.000 mil­lones de euros y una qui­ta del 50% de su deu­da con la ban­ca privada.

El agravamien­to de la cri­sis, la impop­u­lar­i­dad de las medias que acom­pañan el nue­vo plan y la fal­ta de apoyo de la oposi­ción, lle­varon al entonces primer min­istro griego, Yor­gos Papan­dreu, a pro­pon­er un refer­én­dum sobre su apli­cación. La pre­sión de sus socios europeos obligó a Papan­dreu a rec­ti­ficar y el 9 de noviem­bre dim­i­tió y dio paso a un gob­ier­no de unidad nacional que asumiría la apli­cación del plan de rescate. Sin embar­go, el plan per­maneció blo­quea­do has­ta la madru­ga­da del 21 de febrero, cuan­do final­mente el Euro­grupo lo aprobó después de Gre­cia cumpli­era las condi­ciones exigi­das por los socios del euro.

Las condi­ciones

El acuer­do para la con­ce­sión del segun­do rescate a Gre­cia se basa en reforzar la vig­i­lan­cia sobre el país y en impon­er una pres­en­cia per­ma­nente de la mis­ión de las insti­tu­ciones inter­na­cionales sobre el ter­reno para ver­i­ficar que Ate­nas cumple con las condi­ciones pactadas. Es con­sid­er­a­do como la may­or cesión de sober­anía de un Esta­do en tiem­pos de paz.

El plan impli­ca la creación de una cuen­ta blo­quea­da para sat­is­fac­er los pagos de la deu­da y el com­pro­miso del Gob­ier­no griego de imple­men­tar las ya durísi­mas medi­das de aus­teri­dad, incluyen­do reduc­ción de las pen­siones, retra­so de la edad de jubi­lación, con­gelación y reduc­ción de salarios, despi­dos de fun­cionar­ios, privatizaciones…

El obje­ti­vo es reducir el niv­el actu­al de la deu­da del país (165,3% del PIB en 2011) has­ta el 120,5% del PIB en 2020.

¿Se están cumpliendo?

De momen­to, no. Des­de que el país fue inter­venido, Gre­cia ha incumpli­do un año tras otro el Pro­gra­ma de Esta­bil­i­dad, y aunque ha logra­do reducir su déficit públi­co de un 13,6% a finales de 2009 al 9,1% con que cer­ró 2011, este descen­so está muy por detrás de los planes pre­vis­tos, debido al efec­to que la con­trac­ción económi­ca tiene en la recau­dación fis­cal. Por lo pron­to, Ate­nas ya ha reduci­do un obje­ti­vo ini­cial de recau­dar 50.000 mil­lones de euros para el año 2015 a 19.000 mil­lones de euros, después de un comien­zo muy lento. Pero inclu­so la meta revisa­da de 3.000 mil­lones de euros para 2012 sigue sien­do difí­cil de alcanzar.

El país con­tinúa sum­i­do en una situación críti­ca. Según datos ofi­ciales, la economía grie­ga se con­traerá este año, por quin­to ejer­ci­cio con­sec­u­ti­vo, en un 4,75%, y des­de 2008 has­ta 2011 su PIB acu­mu­la una caí­da del 13,8%. Así, actual­mente, la situación no es muy difer­ente de la que en febrero de 2010 llevó a la UE a abrir la puer­ta al primer rescate de un país de la eurozona.

La pro­lon­ga­da incer­tidum­bre elec­toral ha deja­do a Gre­cia en un esta­do de con­ge­lamien­to, por lo que el Gob­ier­no que emer­ja final­mente de las leg­isla­ti­vas pre­vis­tas para el domin­go 17 (con­ver­tidas en un plebisc­i­to sobre la per­ma­nen­cia del país en el euro), recibirá un país ya atrasa­do en sus prome­sas a los prestamistas.

¿Está el país mejor o peor?

Peor. Los ajustes y la aus­teri­dad impul­sa­da por Bruse­las y los acree­dores inter­na­cionales ha cau­sa­do que el paro se haya más que dupli­ca­do has­ta el actu­al máx­i­mo históri­co del 22%. Se han cer­ra­do alrede­dor de un ter­cio de los nego­cios y la caí­da del poder adquis­i­ti­vo de gran parte de los grie­gos se ha reduci­do a casi la mitad, mien­tras que más de un cuar­to de la población vive bajo el umbral de la pobreza.

Por otra parte, la subi­da de impuestos y tasas, uni­da a la reduc­ción de las pen­siones, ha abo­ca­do a una situación espe­cial­mente difí­cil a la población de más edad, que tiene aho­ra jubi­la­ciones más modestas.

En cuan­to al crec­imien­to de la economía, el pre­cio que ha paga­do Gre­cia por reducir su dese­qui­lib­rio entre ingre­sos y gas­tos es el descen­so de su PIB, un 4,50% en 2010, y un 6,90% en 2011.

La pri­ma de ries­go está por enci­ma de los 2.700 pun­tos bási­cos, un niv­el que impi­de que Gre­cia pue­da finan­cia­rse y que la hace com­ple­ta­mente depen­di­ente de la UE y el FMI para no sus­pender pagos.

IRLANDA

La caí­da

Has­ta 2008 Irlan­da basó su trep­i­dante crec­imien­to económi­co en impuestos bajos que atraían inver­siones y multi­na­cionales y, como España, en un potente mer­ca­do inmo­bil­iario. Cuan­do ese año estal­ló la bur­bu­ja de la con­struc­ción, los val­ores de los inmue­bles se desplo­maron (has­ta un 60%) y los ban­cos se quedaron col­ga­dos (habían ofre­ci­do mul­ti­tud de crédi­tos en bus­ca de grandes beneficios).

Al igual que en España, el Gob­ier­no acud­ió entonces en apoyo de las enti­dades financieras con una inyec­ción de 50.000 mil­lones de euros. Las cuen­tas públi­cas, que sufrían además una caí­da en la recau­dación de impuestos por la cri­sis, se hundieron (el déficit públi­co se dis­paró has­ta el 32% del PIB).

El rescate

Tras resi­s­tirse durante var­ios días a ofer­tas de rescate, el 21 de noviem­bre de 2010 Dublín cedió final­mente y pidió una línea de crédi­to de unos 85.000 mil­lones de euros, insistien­do, como aho­ra el Gob­ier­no español, en que se trata­ba de una ayu­da cir­cun­scri­ta a reestruc­turar su sis­tema financiero. El dinero, del que el FMI apor­ta 22.500 mil­lones, debía ser devuel­to en un pla­zo de tres años.

Final­mente, de la can­ti­dad glob­al, 35.000 mil­lones de euros fueron des­ti­na­dos al sec­tor ban­car­io irlandés y los otros 50.000 mil­lones a las cuen­tas públi­cas del Estado.

Las condi­ciones

Para hac­erse acree­dor del rescate, el Gob­ier­no irlandés tuvo que apro­bar un duro plan de aus­teri­dad cua­trien­al cuyo obje­ti­vo es bajar el déficit a un 3% en 2014. El Ejec­u­ti­vo se ha com­pro­meti­do a aplicar medi­das de ajuste encam­i­nadas a ahor­rar 4.200 mil­lones de euros durante este año, de man­era que pue­da reducir su déficit públi­co has­ta el 8,6% del PIB en 2012. La hoja de ruta irlan­desa pre­vé que 1.500 mil­lones de euros irán a parar a las arcas del Esta­do medi­ante impuestos adi­cionales, mien­tras los 2.100 mil­lones restantes se con­seguirán gra­cias a una sev­era reduc­ción del gas­to público.

Así, el Gob­ier­no ha anun­ci­a­do planes para elim­i­nar 23.500 puestos de fun­cionar­ios has­ta 2015, lo que gener­ará un ahor­ro de 2.500 mil­lones de euros. Esto sig­nifi­cará que, des­de que comen­zaron los recortes, habrá una reduc­ción del 12% en el número de emplea­d­os públi­cos y una reba­ja del 15% en cuan­to al ahor­ro de los gas­tos. Entre otras medi­das, el Ejec­u­ti­vo ha subido el IVA, ha refor­ma­do el impuesto sobre la renta, ha recor­ta­do el salario mín­i­mo y ha anun­ci­a­do subidas en las tasas universitarias.

De este modo, Dublín con­fía en poder regre­sar a los mer­ca­dos de deu­da el próx­i­mo año para bus­car fuentes de finan­ciación inde­pen­di­entes a un tipo de interés más bajo que el 5,8% que aho­ra paga para devolver su rescate.

¿Se están cumpliendo?

Parecía que sí, y, de hecho, los buenos resul­ta­dos logra­dos el año pasa­do por la economía irlan­desa lle­varon a la can­ciller ale­m­ana, Angela Merkel, y al FMI a pon­er al país como ejem­p­lo de que las medi­das acor­dadas por la UE son las más apropi­adas. De hecho, la ‘troi­ka’ for­ma­da por el FMI, el BCE y la UE ha dado el vis­to bueno en todas sus inspec­ciones a la refor­ma inte­gral del ámbito financiero que ha lle­va­do a cabo Irlan­da, lo que ha per­mi­ti­do al país seguir reci­bi­en­do los difer­entes tramos de ayu­da acor­da­dos. Según la ‘troi­ka’, el Gob­ier­no cumplió con «hol­gu­ra» todas las metas fijadas para 2011, lo que le dejó en «una posi­ción ide­al» para «con­sol­i­dar» esos pro­gre­sos durante 2012, el año de los tijere­ta­zos más severos.

Sin embar­go, la recu­peración podría haber resul­ta­do un espe­jis­mo: La economía irlan­desa ha vuel­to a caer este año, arrastra­da por la caí­da del con­sumo inter­no (fru­to de las medi­das de aus­teri­dad) y de las exporta­ciones (resul­ta­do de la desacel­eración de la economía chi­na y del estancamien­to del con­sumo en la UE), con dos trimestres con­sec­u­tivos de crec­imien­to económi­co neg­a­ti­vo. Como con­se­cuen­cia, los anal­is­tas vatic­i­nan que Irlan­da no podrá con­seguir este año el obje­ti­vo de un crec­imien­to del 1,3%. Por otra parte, la deu­da cre­ció del 92,5% del PIB en 2010 a un 109,3% en 2011.

El prin­ci­pal prob­le­ma, no obstante, es que el rescate no ha servi­do, de momen­to, para san­ear el nacional­iza­do sec­tor ban­car­io, en el que se han inyec­ta­do ya 63.000 mil­lones de euros sin que ello haya sido sufi­ciente para solu­cionar sus problemas.

¿Está el país mejor o peor?

Mejor en la macro­economía, peor en el día a día de los ciu­dadanos. Las duras medi­das de aus­teri­dad han con­segui­do pon­er fin a diez años con­sec­u­tivos de déficit públi­co, pero el pre­cio para la población (despi­dos, suel­dos recor­ta­dos, jubi­la­ciones antic­i­padas, más impuestos) está sien­do altísimo.

Además, con un índice de paro del 14%, toda una gen­eración de irlan­deses está vien­do cómo se escapan las esper­an­zas de encon­trar tra­ba­jo, lo que ha provo­ca­do una nue­va olea­da migra­to­ria a Esta­dos Unidos, Canadá, Aus­tralia y Nue­va Zelanda.

Aún así, el pasa­do 31 de mayo los irlan­deses apro­baron en refer­én­dum (un 60% a favor y un 40% en con­tra) el Trata­do Europeo de Esta­bil­i­dad, que com­pro­m­ete al país a lim­i­tar su déficit públi­co. El primer min­istro, Enda Ken­ny, que pre­side un gob­ier­no de coali­ción de su par­tido, Fine Gael con los laboris­tas, inter­pretó el resul­ta­do como un respal­do a su políti­ca de aus­teri­dad. Para los favor­ables al trata­do, el voto abre las puer­tas a la finan­ciación de Irlan­da con fon­dos europeos más allá de 2013, cuan­do se haya acaba­do el plan de rescate pacta­do en noviem­bre de 2010.

PORTUGAL

La caí­da

A difer­en­cia de España e Irlan­da, Por­tu­gal no fue víc­ti­ma de la explosión de una bur­bu­ja inmo­bil­iaria, y tam­poco se puede achacar su cri­sis a un hundimien­to de la ban­ca, un sec­tor que no está tan expuesto como en otros país­es. La deba­cle económi­ca por­tugue­sa tiene sus raíces, aparte de en la cri­sis glob­al, en un pro­gre­si­vo dete­ri­oro de la com­pet­i­tivi­dad de su economía, cuyo crec­imien­to ha sido extremada­mente débil a lo largo de los últi­mos diez años (en 2009 llegó a con­traerse en casi un 3%).

Muy depen­di­ente de las exporta­ciones, a Por­tu­gal le sobrevi­no la cri­sis con un ter­reno abona­do para acu­mu­lar deu­da y no poder pagar­la: La economía llev­a­ba años estanca­da, con el peor índice de crec­imien­to en casi un siglo, un desem­pleo del 11% (el peor dato en 30 años), un exce­si­vo gas­to públi­co y una tasa de ahor­ro muy baja.

En estas condi­ciones, la deu­da públi­ca, que era el 50% del PIB en el año 2000, pasó a ser del 92,4% a finales de 2010.

El rescate

Después de meses rec­hazan­do la posi­bil­i­dad, final­mente, el 6 de abril de 2011 el entonces primer min­istro social­ista José Sócrates anun­ció que solic­ita­ba ayu­da financiera a la UE. El 16 de mayo de ese mis­mo año, un mes antes de las elec­ciones, fue aproba­do un rescate para Por­tu­gal de 78.000 mil­lones de euros (52.000 mil­lones apor­ta­dos por la UE y los otros 26.000 por el FMI) durante tres años.

Las condi­ciones

En las elec­ciones del 5 de junio de 2011 logró la vic­to­ria el PSD (cen­troderecha). El nue­vo gob­ier­no, pre­si­di­do por Pedro Pas­sos Coel­ho, abor­dó las refor­mas y recortes exigi­dos por la UE y el FMI para pode recibir el rescate, incluyen­do un severo pro­gra­ma de ahor­ro, que con­tem­pla la pri­va­ti­zación de empre­sas y ser­vi­cios públi­cos, la con­gelación de salarios y pen­siones o la subi­da de impuestos, entre otras medi­das, con el obje­ti­vo de reducir el déficit has­ta el 3% antes de 2014.

¿Se están cumpliendo?

Un año después, Por­tu­gal ha logra­do cumplir has­ta aho­ra las exi­gen­cias de su rescate financiero y está, según la UE, en el «buen camino», lo que le per­mi­tirá recibir otro tramo de 4.000 mil­lones de euros.

No obstante, pese a que la UE y el FMI cer­ti­f­i­can que el país cumple las refor­mas y los ahor­ros impuestos (Por­tu­gal logró en 2011 cer­rar con un déficit del 4,20%, frente al 9,8% de 2010, un recorte de 5,6 pun­tos), estas insti­tu­ciones, que mar­can obje­tivos, vig­i­lan la evolu­ción de las finan­zas y evalúan al país cada tres meses antes de entre­gar cada tramo del prés­ta­mo, recono­cen asimis­mo que no está claro si Por­tu­gal podrá cam­i­nar solo y volver a finan­cia­rse en los mer­ca­dos a finales de 2013.

A pesar de ten­er garan­ti­za­da por el rescate la refi­nan­ciación de su deu­da, que supera ya el 100% del PIB, los intere­ses del bono por­tugués a diez años sigu­ieron subi­en­do en el mer­ca­do y dupli­caron con un 17% a prin­ci­p­ios de 2012 los nive­les del rescate. En los últi­mos meses han descen­di­do poco a poco y aho­ra ron­dan el 12%, un interés que, aún así, casi trip­li­ca lo soportable para el Esta­do. La recu­peración financiera y los fon­dos europeos no han logra­do evi­tar que los intere­ses vuel­van a cas­ti­gar a la deu­da lusa con cualquier mala noti­cia, sea de Por­tu­gal o de algún otro país víc­ti­ma de la cri­sis, como Gre­cia, Italia o España.

El FMI, la Comisión Euro­pea y el BCE han rat­i­fi­ca­do, no obstante, que pro­lon­garán su ayu­da si el país cumple los ajustes, pero no logra volver al mer­ca­do por razones externas.

¿Está el país mejor o peor?

Los prob­le­mas de Por­tu­gal no acabaron con el rescate. Al igual que ocur­rió con los intere­ses de su deu­da, que sigu­ieron subi­en­do pese al sal­vavi­das inter­na­cional, la ayu­da exter­na a Por­tu­gal no le salvó de nuevos descen­sos de nota de las agen­cias de cal­i­fi­cación, que han lle­va­do al país, sus empre­sas y ban­cos a los más bajos escalones del bono basura.

Aho­ra, en medio de una gen­er­al­iza­da subi­da de impuestos, recortes del gas­to públi­co y descen­sos salar­i­ales, el desem­pleo se ha dis­para­do has­ta ron­dar nive­les históri­cos del 15%, y este año se espera una caí­da del PIB del 3%.

Además, la caí­da del con­sumo y de la activi­dad y la deman­da de las empre­sas, con­se­cuen­cia de los recortes y de las medi­das de aus­teri­dad, ha reduci­do la recau­dación impos­i­ti­va del Gob­ier­no, pese a haber aumen­ta­do numerosos gravámenes, sobre todo los que pesan sobre los salarios.

Como con­se­cuen­cia de la drás­ti­ca reduc­ción del dese­qui­lib­rio pre­supues­tario a cor­to pla­zo, la economía por­tugue­sa ha pasa­do de cre­cer un 1,4% en 2010 a caer en 2011 un 1,6%.


Con infor­ma­ción de Efe

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