La llamada del Planeta Rojo: Marte, de la A a la Z

Miguel Máiquez, 27/11/2011

Se lla­ma Curios­i­ty (curiosi­dad), es el robot mejor equipa­do has­ta la fecha para la explo­ración espa­cial, y este sába­do ini­ció una trav­es­ía de 570 mil­lones de kilómet­ros rum­bo a Marte. Si todo sale bien, lle­gará al Plan­e­ta Rojo den­tro de ocho meses y medio y, una vez allí, comen­zará a hac­er lo que lle­van var­ios años hacien­do sus pre­de­ce­sores: Explo­rar, bus­car, analizar, proce­sar y enviárnoslo todo.

Esta vez, sin embar­go, los cien­tí­fi­cos están espe­cial­mente esper­an­za­dos: «Este robot es una proeza abso­lu­ta de inge­niería y nos apor­tará conocimien­tos que ni siquiera podemos imag­i­nar», ha dicho Doug McCuis­tion, direc­tor del pro­gra­ma de explo­ración de Marte de la NASA.

Y no es poco lo que sabe­mos ya. Des­de que en 1960 la entonces Unión Soviéti­ca lan­zase la Marsnik 1, el primer arte­fac­to dis­eña­do para via­jar a Marte (se desin­te­gró en el lan­za­mien­to), los secre­tos del plan­e­ta más cer­cano a la Tier­ra han ido desen­trañán­dose uno tras otro, incluyen­do el más esper­a­do: la exis­ten­cia de agua. Porque donde hay o hubo agua, pudo haber vida tal y como la entendemos.

Es con esa meta en el hor­i­zonte, bus­car respues­tas sobre la vida en Marte, con la que ha ini­ci­a­do Curios­i­ty su largo viaje.

Estas son, de la A la Z, las claves de la mis­ión, y tam­bién las del plan­e­ta en el que, a bor­do de una platafor­ma equipa­da con cua­tro cohetes propul­sores, se posará el robot en agos­to de 2012.

Atlas V

Un cohete Atlas V ergui­do sobre la platafor­ma 41 de la Base de la Fuerza Aérea de Cabo Cañav­er­al, en Flori­da (EE UU), encendió sus motores a las 15.02 h GMT de este sába­do, atrav­esó el man­to de nubes y propul­só a más de 24.000 kilómet­ros por hora, rum­bo a Marte, a la cáp­su­la en cuyo seno via­ja el robot Curiosity.

Curios­i­ty cuen­ta con tec­nología españo­la, un instru­men­to lla­ma­do Rover Envi­ro­men­tal Mon­i­tor­ing Sta­tion (REMS) del Con­se­jo Supe­ri­or de Inves­ti­ga­ciones Cien­tí­fi­cas (CSIC), que tomará datos mete­o­rológi­cos de la super­fi­cie de Marte, y una ante­na de alta ganan­cia, capaz de con­cen­trar la energía en una sola direc­ción y que ha sido con­stru­i­da en el cen­tro Astri­um de Bara­jas (Madrid).

Búsqueda

Curios­i­ty es el vehícu­lo robot del Lab­o­ra­to­rio de Cien­cias Mar­cianas (MSL, por sus siglas en inglés), equipa­do para tratar de averiguar si hubo o per­sis­ten en Marte los com­po­nentes orgáni­cos (molécu­las basadas en el car­bono) de la vida tal y como la enten­demos, y cuán­ta agua líqui­da con­tu­vo el plan­e­ta en el pasado.

Para ello, el robot explo­rador usará un espec­trómetro de masa, un cro­mató­grafo de gas, y un espec­trómetro de lás­er sin­toniz­able cuyo fin es analizar mues­tras de aire, sue­lo y rocas. Cuan­do estos datos se com­bi­nen con los de los otros instru­men­tos del MSL, los cien­tí­fi­cos serán capaces de deter­mi­nar, no sola­mente si una molécu­la es orgáni­ca, sino tam­bién si provi­no de una fuente con vida o sin vida.

Los com­po­nentes que va a estu­di­ar el robot han esta­do cayen­do en Marte des­de mete­ori­tos, cometas y partícu­las del pol­vo inter­plan­e­tario durante 4.500 mil­lones de años.

El robot pesa cer­ca de una tonela­da, tiene un tamaño sim­i­lar al de un coche pequeño y está equipa­do con seis ruedas. Su veloci­dad máx­i­ma será de 90 met­ros por hora.

Cráter

Curios­i­ty se posará en el cráter Gale, una zona que, tras realizar con­sul­tas a unos 100 cien­tí­fi­cos, fue elegi­da porque con­tiene min­erales que para su for­ma­ción nece­si­tan agua.

Sin embar­go, tenien­do en cuen­ta que la preser­vación de com­po­nentes orgáni­cos en la Tier­ra es muy irreg­u­lar, depen­di­en­do de las zonas del plan­e­ta donde se encuen­tren, si final­mente Curios­i­ty no logra encon­trar­los en este cráter, ello no sig­nifi­cará nece­sari­a­mente que no exis­tan en otras partes del reg­istro geológi­co de Marte.

El Sis­tema de Obser­vación Ambi­en­tal de Curios­i­ty medirá las tem­per­at­uras del aire y el sue­lo, la veloci­dad y direc­ción de los vien­tos, la pre­sión atmos­féri­ca, la humedad y la radiación ultra­vi­o­le­ta de la zona situ­a­da alrede­dor del robot explorador.

Esta infor­ma­ción ayu­dará a que los cien­tí­fi­cos entien­dan cómo inter­ac­túan el sue­lo y la atmós­fera del plan­e­ta, lo que podría dar ideas acer­ca de si Marte podría sus­ten­tar for­mas microscópi­cas de vida bajo las finas capas de sales en su superficie.

Datos básicos

Marte es el cuar­to plan­e­ta del Sis­tema Solar, el sép­ti­mo en cuan­to a masa y el más pare­ci­do a la Tier­ra, su plan­e­ta veci­no. Recibe su nom­bre del dios romano de la guerra.

Su super­fi­cie es rocosa, como la de la Tier­ra, y es posi­ble que algu­na vez haya tenido una atmós­fera sim­i­lar a la ter­restre. La atmós­fera actu­al de Marte es del­ga­da y tiene capas polares de hielo. La gravedad en Marte es de ape­nas el 38% de la de la Tier­ra y su super­fi­cie está sur­ca­da por cauces de ríos secos.

Marte se encuen­tra a 227,9 mil­lones de kilómet­ros del Sol, tiene un diámetro ecu­a­to­r­i­al de 6,787 kilómet­ros (aprox­i­mada­mente la mitad del tamaño de la Tier­ra), y es, en tér­mi­nos ter­restres, muy frío (la tem­per­atu­ra media es de ‑63ºC).

El año mar­ciano (lo que tar­da el plan­e­ta en dar la vuelta al Sol) tiene 687 días, y cada día (lo que tar­da en rotar sobre sí mis­mo), 24 horas y 37 minutos.

A Marte se le conoce tam­bién como el Plan­e­ta Rojo, porque de ese col­or se ve des­de la Tier­ra, debido el óxi­do de hier­ro de su suelo.

Exploración

La explo­ración con­tem­poránea de Marte comen­zó en el con­tex­to de la car­rera espa­cial entre Esta­dos Unidos y la Unión Soviéti­ca a la que dio lugar la Guer­ra Fría, pero el interés por Marte y por la posi­bil­i­dad de que alber­gase vida se remon­ta a mucho antes. con la inven­ción del tele­sco­pio, en 1608, y antes aún, cuan­do, en 1580, el astrónomo danés Tycho Bra­he real­izó ya valiosas obser­va­ciones del Plan­e­ta Rojo.

Tres sig­los después, en 1877, el astrónomo ital­iano Gio­van­ni Schi­a­par­el­li afir­mó haber vis­to canales por todo el plan­e­ta, y astrónomos pos­te­ri­ores inten­taron com­pro­bar la teoría del esta­dounidense Per­ci­val Low­ell, quien sug­ería que los pre­sun­tos canales des­cu­bier­tos por Shi­a­par­el­li eran un sis­tema de irri­gación crea­do por seres inteligentes.

Actual­mente, y en espera de la lle­ga­da de Curios­i­ty, hay cin­co instru­men­tos fab­ri­ca­dos por el hom­bre fun­cio­nan­do en Marte: Dos robots en la super­fi­cie (Spir­it y Oppor­tu­ni­ty) y tres son­das orbitales (Mars Odyssey y Mars Recon­nais­sance, de EE UU, y Mars Express, de la Agen­cia Espa­cial Euro­pea).

Fotos

El primer mapa de Marte lo real­izó el astrónomo alemán Wil­helm Beer en 1830 (supu­so que las áreas oscuras debían ser agua y las claras con­ti­nentes). Le seguirían muchos otros, todos ellos muy difer­entes entre sí, has­ta que la astronomía mod­er­na comen­zó a trazar los mapas definitivos.

En 1965 Esta­dos Unidos envió a Marte la son­da Mariner 4, que con­sigu­ió trans­mi­tir las primeras fotografías del plan­e­ta tomadas de cer­ca. Las imá­genes mostra­ban un paisaje des­o­la­do, desér­ti­co y con abun­dantes cráteres. Para finales de 1990 ya se había logra­do fotografi­ar toda la superficie.

Guía

Casi 50 años después de que se tomasen las primeras fotografías ‘in situ’, los cien­tí­fi­cos y afi­ciona­dos dispo­nen ya de una guía turís­ti­ca de Marte, una obra que recopi­la los datos más útiles del plan­e­ta rojo, entre ellos los lugares donde se puede encon­trar más agua, su relieve o has­ta la ropa que se debería lle­var para pro­te­gerse de su cli­ma extremo.

Escri­ta por el divul­gador cien­tí­fi­co esta­dounidense William Ken­neth Hart­mann, la Guía turís­ti­ca de Marte. Los mis­te­riosos paisajes del plan­e­ta rojo es una obra de 500 pági­nas en la que se recopi­lan muchos de los des­cubrim­ien­tos que la cien­cia ha hecho ya sobre el plan­e­ta, y en la que, sobre todo, se local­izan sobre el ter­reno algunos de los datos más curiosos que las misiones espa­ciales han arro­ja­do has­ta ahora.

Habitabilidad

La fasci­nación por Marte pro­cede tan­to de las inves­ti­ga­ciones rela­cionadas con la exis­ten­cia de vida como de sus posi­bil­i­dades como des­ti­no futuro de la humanidad. En este sen­ti­do, Marte ha sido el cen­tro de innu­mer­ables espec­u­la­ciones (des­de la cien­cia fic­ción has­ta estu­dios cien­tí­fi­cos) sobre posi­bles colo­nias, ya que es el plan­e­ta más fácil de alcan­zar des­de la Tierra.

De momen­to, no parece una tarea fácil. Fisi­ológi­ca­mente, la atmós­fera de Marte puede ser con­sid­er­a­da un vacío, con lo que un humano despro­te­gi­do, sin un tra­je espa­cial, no podría sobre­vivir más de un min­u­to. Por otra parte, Marte no tiene un cam­po mag­néti­co com­pa­ra­ble al ter­restre, lo que, com­bi­na­do con su fina atmós­fera, per­mite que una can­ti­dad sig­ni­fica­ti­va de radiación llegue a su super­fi­cie. Según las mediciones de la nave Mars Odyssey, los nive­les de radiación en la órbi­ta de Marte son unas dos veces y media supe­ri­ores a los reg­istra­dos en la Estación Espa­cial Inter­na­cional, algo que, después de tres años de exposi­ción, alcan­zaría los límtes de seguri­dad adop­ta­dos por la NASA. Todo ello sin con­tar las inmen­sas tor­men­tas de pol­vo, los tor­na­dos o las tem­per­at­uras a nive­les infe­ri­ores a la congelación.

Aún así, las condi­ciones de Marte son mucho más cer­canas a la hab­it­abil­i­dad que las de, por ejem­p­lo, Mer­cu­rio, que tiene tem­per­at­uras mucho mas extremas, tan­to de calor como de frío, o Venus, un autén­ti­co horno.

I‑SWARM

Varias insti­tu­ciones y empre­sas euro­peas colab­o­ran des­de hace unos tres años en el denom­i­na­do Proyec­to I‑SWARM, enfo­ca­do en el desar­rol­lo de robots dimin­u­tos que colab­o­ran entre sí y que podrían ser uti­liza­dos, entre otras cosas, en una hipotéti­ca col­o­nización en Marte para la con­struc­ción de las primeras estructuras.

Los robots, del tamaño de una hormi­ga, son capaces de recon­fig­u­rarse solos y, medi­ante sis­temas de infrar­ro­jos, se comu­ni­can entre ellos, pudi­en­do realizar acciones como con­stru­ir un robot de may­or tamaño o enviar infor­ma­ción a los demás para esqui­var objetos.

Junio de 2008

El 19 de junio de 2008 la NASA ase­guró que la son­da Phoenix pudo haber encon­tra­do hielo al realizar una excavación cer­ca del Polo Norte de Marte. Unos tro­zos de mate­r­i­al sub­li­maron después de ser des­cu­bier­tos el 15 de junio por un bra­zo de robot.

El 31 de julio de ese mis­mo año la NASA con­fir­ma que una de las mues­tras de sue­lo mar­ciano intro­duci­das en uno de los hornos del TEGA (Ther­mal and Evolved-Gas Ana­lyz­er), un instru­men­to que for­ma parte de la son­da, con­tenía hielo de agua.

Final­mente, el 1 de agos­to la NASA con­fir­ma la pres­en­cia de agua en Marte, tras ver­i­ficar las mues­tras apor­tadas por la Phoenix. Además, se pudo ver­i­ficar la exis­ten­cia de car­bon­a­to de cal­cio y de un per­clorato, una sus­tan­cia quími­ca que con­sti­tuye un ali­men­to para algunos microbios.

Kepler

Los datos sobre el movimien­to de Marte recopi­la­dos a finales del siglo XVI por el men­ciona­do astrónomo danés Tycho Bra­he per­mi­tieron a su ayu­dante, Johannes Kepler, hal­lar la nat­u­raleza elíp­ti­ca de la órbi­ta del plan­e­ta y deter­mi­nar más tarde las leyes del movimien­to plan­e­tario cono­ci­das como Leyes de Kepler.

Lunas

Marte posee dos satélites nat­u­rales, o ‘lunas’: Fobos y Deimos. Los dos son irreg­u­lares y se cree que fueron cap­tura­dos por la gravedad mar­ciana del cer­cano cin­turón de asteroides.

Los satélites de Marte fueron des­cu­bier­tos por el astrónomo esta­dounidense Asaph Hall en 1877. Los bau­tizó con los nom­bres de los dos hijos que en la mitología grie­ga acom­paña­ban en la batal­la a Ares (el dios de la guer­ra, lla­ma­do Marte por los romanos): Fobos (miedo) y Deimos (ter­ror).

Misiones

De las cer­ca de 40 misiones envi­adas a Marte des­de 1960, sólo la ter­cera parte han apor­ta­do datos ver­dadera­mente sig­ni­fica­tivos. Estas son las más importantes:

  • 1960 — Marsnik 1 (URSS). Dis­eño del primer arte­fac­to para via­jar a Marte. La nave se desin­te­gra el día de su lan­za­mien­to el 10 de octubre.
  • 1965. Mariner 4 (EE UU). Primera nave que pasa a cor­ta dis­tan­cia de Marte (a 9,8 kilómet­ros) el 15 de julio. Envía imá­genes de la super­fi­cie mar­ciana y final­iza la mis­ión el 1 de octubre al ser destru­i­da por una llu­via de meteoritos.
  • 1969. Mariner 6 y 7 (EE UU). Naves geme­las que, en mis­ión doble, son las que más se acer­can a Marte has­ta entonces (3,5 kilómet­ros). Pro­por­cio­nan fotografías y datos sobre radia­ciones ultra­vi­o­le­tas e infrar­ro­jos de la atmós­fera marciana.
  • 1971. Mars 2 (URSS). Lle­ga a Marte el 27 de noviem­bre. Fotografía mon­tañas y detec­ta la pres­en­cia de hidrógeno y oxígeno en las partes altas de la atmós­fera. La son­da porta­ba un módu­lo de descen­so sobre la super­fi­cie mar­ciana. Se estrel­la el 22 de agos­to de 1972 . Fue la primera son­da que alcan­za la super­fi­cie de Marte, aunque de for­ma accidentada.
  • 1971. Mars 3 (URSS). Lle­ga a Marte el 27 de noviem­bre y con­sigue posar un módu­lo de descen­so en la super­fi­cie del plan­e­ta. Deter­mi­na la gravedad de Marte y la com­posi­ción de su atmósfera.
  • 1971. Mariner 9 (EE UU).- Primera son­da inter­plan­e­taria que orbi­ta Marte, el 12 de noviem­bre. Envía fotos del 80% de la super­fi­cie y de sus satélites.
  • 1973. Mars 4 (URSS). Lle­ga a Marte el 10 de febrero y pro­por­ciona datos sobre la pres­en­cia de dióx­i­do de car­bono, vapor de agua y ozono en la atmós­fera marciana.
  • 1975. Viking 1 y 2 (EE UU). Lle­gan a Marte el 19 de junio y el 7 de agos­to de 1976, respec­ti­va­mente. Posan un módu­lo en la super­fi­cie y trans­miten imá­genes durante largo tiem­po. La Viking 1 facil­itó la ima­gen del famoso acci­dente geográ­fi­co sim­i­lar a un ros­tro. La Viking 2 pro­por­ciona la visión más com­ple­ta has­ta ese momen­to de Marte, inclu­i­dos indi­cios de grandes inun­da­ciones en el pasa­do. La Viking 1 final­izó su mis­ión en 1982 y la 2 en 1989.
  • 1988. Pho­bos 2 (URSS). Lle­ga a Marte en enero y envía imá­genes del plan­e­ta y de su satélite Pho­bos. El 27 de mar­zo se pierde el contacto.
  • 1996. Mars Pathfind­er (EE UU). Lle­ga a Marte el 4 de julio de 1997 con el módu­lo Sojouner, el primer vehícu­lo sobre ruedas que por con­trol remo­to des­de la Tier­ra se desplaza sobre la super­fi­cie de Marte. Envía fotos en col­or y en tres dimen­siones y anal­iza la com­posi­ción de las rocas y del sue­lo. Tras 83 días de mis­ión, se perdió el contacto.
  • 2001. Mars Odyssey (EE UU).- Orbi­ta Marte des­de el 24 de octubre de 2001. Ha envi­a­do mues­tras de la exis­ten­cia de hidrógeno y cristales de hielo bajo la super­fi­cie. El 23 de mayo de 2004 com­pletó 10.000 órbitas en torno al plan­e­ta rojo.
  • 2003. Mars Express (Europa/ESA). Por­ta­do­ra de una son­da de descen­so ‑Bea­gle-2‑, se sep­a­ró con éxi­to el 19 de diciem­bre, pero se perdió el con­tac­to con la son­da el 24 de diciem­bre de 2003. La ESA la dio por per­di­da el 1 de febrero. No obstante la Mars Express, en órbi­ta sobre Marte para estu­di­ar su car­tografía, com­posi­ción quími­ca y atmós­fera, ha envi­a­do a la tier­ra imá­genes del plan­e­ta rojo, así como de su luna Fobos.
  • 2004. Spir­it (EE UU). Lle­ga a Marte el 3 de enero de 2004 y envía la primera foto del plan­e­ta el 21 de enero. De la infor­ma­ción apor­ta­da se desprende que en Marte hubo algu­na vez agua y un ambi­ente habitable.
  • 2004. Oppor­tu­ni­ty (EE UU). Vehícu­lo explo­rador que ater­riza en Marte el 31 de enero de 2004. El 2 de mar­zo la NASA anun­cia el ater­riza­je del robot en un área de Marte donde el agua líqui­da empa­pó algu­na vez la super­fi­cie. En julio apor­ta prue­bas con­cluyentes acer­ca de la exis­ten­cia de agua en Marte.
  • 2007. La NASA lan­za en agos­to la son­da Phoenix para ver­i­ficar la exis­ten­cia de hielo y deter­mi­nar la exis­ten­cia de mate­r­i­al orgáni­co. El 1 de agos­to de 2008 la Nasa infor­ma de que las prue­bas real­izadas por la son­da con­fir­man la exis­ten­cia de agua en Marte. El 11 de noviem­bre la Nasa da por con­clu­i­da la mis­ión de Phoenix y el 25 de mayo de 2010 da por muer­ta la son­da espa­cial.
  • 2011. Lan­za­mien­to, el 26 de noviem­bre, del Lab­o­ra­to­rio de Cien­cias Mar­cianas, con el robot Curios­i­ty.

Novedad

Para su ater­riza­je, los vehícu­los Sojourn­er o los Mars Rover amor­tigua­ban su caí­da sobre la super­fi­cie mar­ciana con un sis­tema de bol­sas de aire que, ya esta­bles en el ter­reno, se abren y dejan salir al robot.
Sin embar­go, como Curios­i­ty es mucho más pesa­do que sus pre­de­ce­sores, esta vez se usará un nue­vo sis­tema basa­do en una especie de grúa-cohéte que reducirá la veloci­dad de caí­da y garan­ti­zará un descendimien­to lo más suave posi­ble sobre el terreno.

Olimpo

El vol­cán más alto del sis­tema solar se encuen­tra en Marte. Cono­ci­do como Monte Olimpo, tiene 24 kilómet­ros de altura y está apagado.

Marte tiene las mon­tañas más grandes del sis­tema solar y alber­ga cañones que si estu­viesen en la Tier­ra se exten­derían a lo largo de una dis­tan­cia equiv­a­lente a la exis­tente entre Nue­va York y Los Ángeles.

Presupuesto

La mis­ión del robot Curios­i­ty tiene un pre­supuesto de algo más de 1.800 mil­lones de euros.

Quejas

La Agen­cia Espa­cial Euro­pea ha expre­sa­do su frus­tración por el hecho de que EE UU haya fal­la­do en sus com­pro­misos para realizar una mis­ión con­jun­ta no trip­u­la­da a Marte. La NASA y la ESA acor­daron desar­rol­lar unidas la mis­ión Exo­Mars en 2016 y 2018, para medir el metano en la atmós­fera mar­ciana y tomar mues­tras de are­na y piedras para devolver­las a la Tier­ra por primera vez.

El proyec­to había sido cal­i­fi­ca­do como pri­or­i­tario por la Acad­e­mia Nacional de Cien­cias de Esta­dos Unidos, pero, has­ta la fecha, «la Admin­is­tración no se ha com­pro­meti­do con esta aso­ciación», según denun­ció Steve Squyres, direc­tor del Con­se­jo Asesor de la NASA.

Río Tinto

En 2010, un exper­i­men­to con par­tic­i­pación del CSIC y desar­rol­la­do en el río Tin­to (Huel­va) con­fir­mó la posi­bil­i­dad de que deter­mi­na­dos tipos de organ­is­mos puedan sobre­vivir bajo las restric­ti­vas condi­ciones de Marte.

Sal

Antes de la con­fir­ma­ción de la exis­ten­cia de agua en Marte, una cámara insta­l­a­da en la son­da Odyssey des­cubrió, en mar­zo de 2008, alrede­dor de 200 yacimien­tos en el hem­is­fe­rio sur del plan­e­ta con car­ac­terís­ti­cas que rev­e­la­ban la pres­en­cia de sal.

Ello levó a los cien­tí­fi­cos a pen­sar que en esas zonas pudo haber impor­tantes flu­jos de agua durante un tiem­po pro­lon­ga­do, hace unos 3.900 mil­lones de años.

Tiempo

Los creadores de Curios­i­ty cal­cu­lan que su batería de plu­to­nio debería proveer­le de sufi­ciente energía como para tra­ba­jar inin­ter­rump­i­da­mente por una déca­da. De hecho, lo más prob­a­ble es que los instru­men­tos de la nave habrán deja­do de fun­cionar antes de que se agote la batería.

Únicos

En 2008, la NASA man­tenía un catál­o­go de 57 mete­ori­tos con­sid­er­a­dos prove­nientes de Marte y recu­per­a­dos en var­ios país­es. Estos mete­ori­tos son extremada­mente valiosos, ya que se tra­ta de las úni­cas mues­tras físi­cas de Marte disponibles para analizar en la Tierra.

Viajes

En 2006 la NASA ini­ció el Proyec­to Con­stelación para preparar via­jes trip­u­la­dos a Marte, y un año después la Agen­cia Espa­cial Euro­pea fijó 2025 como el año para enviar su primera mis­ión tripulada.

El may­or sim­u­lacro de via­je espa­cial a Marte con­cluyó el pasa­do 4 de noviem­bre con la «lle­ga­da» a la Tier­ra de los «marte­nau­tas», seis vol­un­tar­ios que per­manecieron ais­la­dos del mun­do exte­ri­or en un módu­lo en Moscú durante los 520 días que duró el exper­i­men­to Marte-500, de la Agen­cia Espa­cial Euro­pea. Los par­tic­i­pantes en el proyec­to realizaron más de un cen­te­nar de exper­i­men­tos, tuvieron que reparar averías y efec­tu­aron inclu­so cam­i­natas sim­u­ladas en el Plan­e­ta Rojo.

Wells, Welles

En 1898, el escritor inglés H. G. Wells pub­licó su famoso libro La guer­ra de los mun­dos, una nov­ela de cien­cia fic­ción en la que, por primera vez, se describía una invasión mar­ciana de la Tier­ra. La nov­ela fue adap­ta­da por el cineas­ta y pro­duc­tor esta­dounidense Orson Welles en 1938 en for­ma de un ser­i­al radiofóni­co, y creó una gran alar­ma social, al emi­tirse como un infor­ma­ti­vo de carác­ter urgente. Miles de per­sonas que no oyeron la intro­duc­ción creyeron que habían sido inva­di­dos por mar­cianos, lo que provocó esce­nas de páni­co entre los ciudadanos.

Yale

Cien­tí­fi­cos de la Uni­ver­si­dad de Yale, en Esta­dos Unidos, desar­rol­laron en 2004 un méto­do para datar con pre­cisión el tiem­po y la tem­per­atu­ra de antigu­os impactos de mete­ori­tos sobre Marte que lle­varon a la eye­c­ción de piezas del plan­e­ta al espa­cio y a su even­tu­al impacto sobre la Tierra.

Para medir la edad geológ­i­ca y la his­to­ria ter­mal de una pieza de roca mar­ciana, ensa­yaron con la pér­di­da nat­ur­al de radi­ac­tivi­dad del uranio y el torio al gas helio en estos mete­ori­tos, y los com­bi­na­ron con el conocimien­to de cómo la tem­per­atu­ra afec­ta al gas helio a lo largo del tiempo.

Zond

«Zond» es el nom­bre de una serie de vehícu­los automáti­cos soviéti­cos, idea­d­os como sis­temas de prue­bas con vis­tas a un futuro alu­niza­je. Fueron puestos en ser­vi­cio entre 1963 y 1970. La serie se ini­ció con el despegue de las primeras naves Zond des­ti­nadas al estu­dio de Marte y Venus.

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