Sida: 30 años de miedo, discriminación y lucha

Miguel Máiquez, 14/6/2011

Han pasa­do ya tres décadas des­de que, en junio de 1981, fueron descritos en Los Ánge­les, EE UU, los cin­co primeros casos en el mun­do de lo que un año después se conocía ya como «sida», y casi trein­ta años des­de que el virus se detec­tó en España, con un caso en el Hos­pi­tal Vall d’He­bron de Barcelona, en octubre de ese mis­mo año. Sabe­mos cómo se con­ta­gia y cómo no, y que­da lejos ya el tiem­po en que algunos decían sin ruborizarse que el sida era una «pla­ga div­ina con­tra los homo­sex­u­ales». Aún no hemos encon­tra­do una cura, o una vac­u­na, pero hemos avan­za­do muchísi­mo en su tratamien­to, en el diag­nós­ti­co pre­coz y en las condi­ciones de vida de las per­sonas que lo pade­cen. Y el lazo rojo es un sím­bo­lo tan uni­ver­sa­mente recono­ci­ble como la palo­ma de la paz o la V de la victoria.

Y, sin embar­go, el 20% de los españoles pien­sa que los nom­bres de los enfer­mos de sida deberían hac­erse públi­cos para poder ten­er la opción de evi­tar­los. El 19% está de acuer­do en que los enfer­mos de sida estén sep­a­ra­dos para pro­te­ger la salud públi­ca. Y uno de cada tres españoles inten­taría evi­tar el con­tac­to con una per­sona con VIH en difer­entes ámbitos de la vida cotid­i­ana. No son datos de una encues­ta real­iza­da hace 30 años, o 20; pertenecen a un estu­dio elab­o­ra­do recien­te­mente, que se pre­sen­tará en el XIV Con­gre­so Nacional sobre el Sida que va a cel­e­brarse en Zaragoza del 15 al 17 de este mes.

Hace trein­ta años el sida era ater­rador, mortífero y se extendía con rapi­dez. Hoy ten­emos la opor­tu­nidad de acabar con esa pan­demia de una vez por todas. 

Ban Ki-moon, sec­re­tario gen­er­al de la ONU

El miedo sigue ahí. Y todos los «por si aca­sos», tam­bién. La may­oría de los encues­ta­dos está en con­tra de dis­crim­i­nar a los enfer­mos de sida, pero pre­fiere no arries­garse cuan­do se tra­ta de sí mis­mos o de sus famil­iares, ni siquiera en los casos en que está cien­tí­fi­ca­mente descar­ta­do el ries­go de con­ta­gio. Y una gran parte de la población pre­fiere no hac­erse la prue­ba del sida, aún en el caso de haber esta­do en situa­ciones de ries­go. El miedo vence a las ven­ta­jas de un diag­nós­ti­co pre­coz: En España hay 130.000 per­sonas por­ta­do­ras del virus VIH y casi el 30%, unas 40.000, no lo saben.

Sombras y luces

Después de trein­ta años con­vivien­do con un virus cuya capaci­dad letal y de estigma­ti­zación social ha logra­do desplazar inclu­so al cáncer como enfer­medad más temi­da, se diría que hemos avan­za­do poco. Sigue habi­en­do dis­crim­i­nación, sigue sien­do incur­able y las estadís­ti­cas que hablan de descen­sos en el número de casos, o de esta­bi­lización de la enfer­medad en Occi­dente, se vienen aba­jo en cuan­to se adop­ta una per­spec­ti­va más glob­al que incluya las grandes bol­sas de sida del con­ti­nente africano y otros lugares del lla­ma­do Ter­cer Mun­do, por más que tam­bién aquí las tasas vayan bajan­do poco a poco.

No obstante, aunque parez­ca poco en tér­mi­nos abso­lu­tos y estadís­ti­cos, la real­i­dad es que sí hemos avan­za­do, y que prob­a­ble­mente seguire­mos hacién­do­lo. La propa­gación del virus no ha sido lo úni­co con­stante a lo largo de estas tres décadas. Lo ha sido tam­bién la lucha incans­able de miles de cien­tí­fi­cos en lab­o­ra­to­rios de todo el mun­do; la lucha incans­able de mil­lones de per­sonas por recau­dar fon­dos que finan­cien esa inves­ti­gación y ayu­den a los afec­ta­dos; la lucha incans­able de todos aque­l­los que tra­ba­jan para acabar con la dis­crim­i­nación o que atien­den y asis­ten a los afec­ta­dos, y, muy espe­cial­mente, la lucha tam­bién incans­able de los pro­pios enfer­mos y el ejem­p­lo de tenaci­dad que han dado muchos de ellos, famosos o anón­i­mos, al resto de la sociedad.

Y los datos, pese a seguir sien­do ter­ri­bles, abren tam­bién una puer­ta a la esper­an­za: A finales de 2010, en torno a 6,6 mil­lones de per­sonas recibían ter­apia antir­retro­víri­ca en país­es de ingre­sos bajos y medios, lo que supone una cifra casi 22 veces supe­ri­or a la de 2001. Des­de ese últi­mo año, las infec­ciones se han reduci­do en un 20%.

De momen­to, y aunque al final todo pue­da quedarse, como tan­tas otras veces, en una sim­ple declaración de inten­ciones, los gob­ier­nos pare­cen haber com­pren­di­do que el primer paso esen­cial es con­seguir al menos que todos los enfer­mos ten­gan acce­so a los tratamien­tos que se cono­cen: Los rep­re­sen­tantes de los país­es que par­tic­i­paron la sem­ana pasa­da en la reunión de alto niv­el sobre el sida que acogió Naciones Unidas acor­daron «redoblar sus esfuer­zos» para que el acce­so al tratamien­to con­tra el VIH sea uni­ver­sal de aquí a 2015. La ini­cia­ti­va, que fue adop­ta­da después por una­n­im­i­dad en la Asam­blea Gen­er­al de la ONU, no será una tarea fácil, a menos que cam­bie rad­i­cal­mente la for­ma en que esos mis­mos gob­ier­nos dis­tribuyen el dinero de que dispo­nen (según Onusi­da, la ampliación del tratamien­to nece­si­taría de fon­dos adi­cionales de más de 4.000 mil­lones de euros cada año has­ta 2015), pero es un principio.

Estas son 20 claves de 30 años de con­viven­cia con el Virus de Inmun­od­e­fi­cien­cia Humana, jun­to con tes­ti­mo­nios reales de per­sonas que pade­cen la enfer­medad, recogi­dos por el proyec­to VIH/Sida, aquí y aho­ra, hable­mos, patroci­na­do por el Plan Nacional sobre el Sida, y por la BBC en un repor­ta­je sobre mujeres con sida en Latinoamérica.

Vivir con el sida es vivir pen­di­ente de un piti­do del móvil para tomarme la pastil­la, ten­er siem­pre cuida­do si te cor­tas o te san­gran las encías… Mis ami­gos lo han acep­ta­do bien, con mi famil­ia es más difí­cil. Es un tabú. 

Mar­cos, 25 años, con VIH des­de 2007

1. El sida

El sida (acrón­i­mo de sín­drome de inmun­od­e­fi­cien­cia adquiri­da) es una enfer­medad que afec­ta a los seres humanos infec­ta­dos por el VIH (Virus de Inmuned­fi­cien­cia Humana). Una per­sona padece de sida cuan­do su organ­is­mo, debido a la inmun­od­e­fi­cien­cia provo­ca­da por el VIH, no es capaz de ofre­cer una respues­ta inmune ade­cua­da con­tra las infecciones.

No es lo mis­mo estar infec­ta­do por el VIH que pade­cer de sida. Una per­sona infec­ta­da por el VIH es seropos­i­ti­va y pasa a desar­rol­lar un cuadro de sida cuan­do su niv­el de lin­foc­i­tos T CD4 (el tipo de célu­las que ata­ca el virus) desciende por deba­jo de 200 célu­las por milil­itro de sangre.

2. Las cifras

Des­de que se ini­ció la epi­demia a comien­zos de los ochen­ta, 34 mil­lones de per­sonas han resul­ta­do infec­tadas con el VIH en el mun­do, y de ellas, al menos 30 mil­lones han muer­to por esta causa, según datos del últi­mo informe del Pro­gra­ma Con­jun­to de las Naciones Unidas con­tra el Sida (Onusi­da).

Más de 16 mil­lones de niños han queda­do huér­fanos a causa de la enfer­medad. Según cifras de Unicef, cada año nacen en el mun­do cer­ca de 370.000 niños con VIH y de ellos, casi la mitad pueden fal­l­e­cer antes de cumplir dos años si no reciben el tratamien­to que nece­si­tan. De acuer­do con el Fon­do de las Naciones Unidas para las Mujeres (UNIFEM), a pesar de que la infec­ción del VIH comen­zó con­cen­trán­dose bási­ca­mente en hom­bres, a día de hoy las mujeres supo­nen el 50% de las per­sonas infec­tadas con el VIH.

Los con­ta­gios por VIH, alcan­zaron su pico más alto a finales de los 90. En los últi­mos años las infec­ciones por VIH dis­min­uyeron un 17%, debido, sobre todo, a los resul­ta­dos obtenidos con los tratamien­tos y a los pro­gra­mas de prevención.

3. El comienzo

Se con­sid­era que la «era del sida» empezó el 5 de junio de 1981, cuan­do el Cen­tro para el Con­trol y Pre­ven­ción de Enfer­medades de EE UU describió cin­co casos de neu­monía por Pneu­mo­cys­tis carinii en Los Ánge­les. Un mes después se con­stataron en San Fran­cis­co var­ios casos de sar­co­ma de Kaposi, un tipo de cáncer de piel.

Los médi­cos conocían ya ambas enfer­medades, pero la apari­ción con­jun­ta de las dos en var­ios pacientes les llamó la aten­ción. La may­oría de los pacientes eran hom­bres homo­sex­u­ales sex­ual­mente activos, muchos de los cuales tam­bién sufrían de otras enfer­medades cróni­cas que más tarde se iden­ti­fi­caron como infec­ciones. Todos ellos carecían del número ade­cua­do de un tipo de célu­las san­guíneas lla­madas T CD4+. La may­oría murió en pocos meses.

En España el primer enfer­mo de sida fal­l­e­ció en el Hos­pi­tal Vall d’He­brón de Barcelona, tras ser diag­nos­ti­ca­do como tal en octubre de 1981. Era un hom­bre homo­sex­u­al de 35 años de edad.

Al prin­ci­pio fue muy duro, pero he apren­di­do a sobre­vivir, a pon­erme nuevos retos. 

Quim, 42 años, con VIH des­de 1990

4. El pánico

La ráp­i­da propa­gación de la enfer­medad, la poca infor­ma­ción exis­tente todavía al prin­ci­pio y el carác­ter inevitable­mente letal del virus dieron lugar a una autén­ti­ca psi­co­sis a comien­zos de los años ochen­ta, espe­cial­mente entre la comu­nidad homo­sex­u­al. De hecho, llegó a lla­marse «sín­drome de los homo­sex­u­ales» has­ta que aparecieron los primeros casos de hemo­fíli­cos infectados.

5. Los descubrimientos clave

Poco a poco, el tra­ba­jo de los cien­tí­fi­cos empieza a dar sus fru­tos: En 1982 se define el Sín­drome de Inmun­od­e­fi­cien­cia Adquiri­da y sus mod­os de trans­misión. En 1983 el VIH es iden­ti­fi­ca­do como agente causal del sida y el médi­co francés Luc Mon­tag­nier con­sigue ais­lar por primera vez el virus, un logro que tam­bién fue atribui­do, con polémi­ca, al esta­dounidense Robert Gallo.

6. El contagio

En los primeros años se pens­a­ba que el mero con­tac­to con un enfer­mo de sida podría bas­tar para con­ta­gia­rse el virus. Ello llevó a situa­ciones de dis­crim­i­nación y ais­lamien­to social cuyos efec­tos per­sis­ten aún. Los mod­os de con­ta­gio, sin embar­go, están muy claros.

Tal y como lo expli­ca el Min­is­te­rio de Sanidad, el sida sólo se trans­mite a través de tres vías: la sex­u­al (cuan­do hay rela­ciones sex­u­ales con pen­e­tración, ya sea anal, vagi­nal u oral, y sin preser­v­a­ti­vo), la san­guínea (al com­par­tir jeringas, agu­jas, instru­men­tos cor­tantes que hayan esta­do en con­tac­to con san­gre infec­ta­da, mate­r­i­al no ester­il­iza­do para tat­u­a­jes y pierc­ings, acupun­tu­ra, etc.) y vía madre-hijo (cuan­do una mujer es seropos­i­ti­va puede trans­mi­tir el virus durante el embara­zo, el par­to o la lactancia).

El sida no se trans­mite con con­tac­tos cotid­i­anos como besos, cari­cias, lava­bos públi­cos, duchas, tos, estor­nudos, vasos, cubier­tos, ali­men­tos, lugares de tra­ba­jo, cole­gios, gim­na­sios o pisci­nas. Tam­poco a través de la sali­va, las lágri­mas o el sudor, ni por pica­duras de insec­tos o por con­tac­to con ani­males domésticos.

7. La epidemia

En 1985 el gran alcance de la epi­demia es ya un hecho. Todas las regiones del mun­do tienen con­fir­ma­do al menos un caso de VIH. En EE UU comien­za la detec­ción sis­temáti­ca del virus en las dona­ciones de san­gre, y la enfer­medad traspasa fron­teras sociales y se con­vierte, en muchos casos, en la man­era más cru­el y ter­ri­ble de ‘salir del armario’.

Ese mis­mo año, el actor Rock Hud­son es el primer per­son­aje de fama inter­na­cional que rev­ela ten­er sida. Le seguirán casos impac­tantes para la opinión públi­ca como los de la estrel­la de la NBA Mag­ic John­son o el can­tante Fred­die Mer­cury. Des­de entonces, entre los mil­lones de víc­ti­mas anón­i­mas, muchos per­son­ajes famosos, como el bailarín Nureyev o el fotó­grafo Map­plethor­pe, han sido tam­bién víc­ti­mas de la enfermedad.

Creía que el sida era una cosa de los 80, de las dro­gas, que no tenía que ver con­mi­go. No usé preser­v­a­ti­vo y me infec­té. Me sen­tí estúpido. 

Rafa, 28 años, con VIH des­de 2007

8. La respuesta internacional

En 1987 la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (OMS) establece el Pro­gra­ma Espe­cial sobre el Sida, más tarde denom­i­na­do Pro­gra­ma Mundi­al del sida. Un año después se ccel­e­bra en Lon­dres la primera reunión de los min­istros de salud de todo mun­do para abor­dar el problema.

9. Un Día Mundial

Una de las deci­siones de la cum­bre de Lon­dres fue el establec­imien­to del Día Mundi­al de la Lucha con­tra el Sida, que des­de entonces se cel­e­bra cada año el 1 de dicem­bre. Des­de 1988 has­ta 2004 su orga­ni­zación cor­rió a car­go del pro­gra­ma Onusi­da, y des­de 2005 está en manos de la orga­ni­zación inde­pen­di­ente WAC (Cam­paña Mundi­al con­tra el Sida, por sus siglas en inglés). Has­ta 2010 el lema fue «Paren al sida: cum­plan la promesa».

10. El lazo rojo

El lazo rojo es un sím­bo­lo inter­na­cional para mostrar apoyo a la lucha con­tra el sida y sol­i­darizarse con las víc­ti­mas. Fue crea­do en 1991 por Frank Moore como una ini­cia­ti­va del Visu­al Aids Artists Cau­cus, un grupo car­i­ta­ti­vo de artis­tas de Nue­va York. La primera figu­ra públi­ca que lo portó fue Jere­my Irons en los pre­mios Tony de 1991.

11. El tratamiento

El AZT o zidovu­d­i­na fue el primer antir­re­tovi­ral que con­sigu­ió retar­dar la exten­sión de la infec­ción por VIH. Su uso en EE UU fue autor­iza­do en 1987, y en 1989 la pre­sión de los gru­pos con­tra el sida acabó obligan­do a las far­ma­céu­ti­cas a bajar su pre­cio. Diez años después se demostó su efi­ca­cia para reducir el con­ta­gio durante el embarazo.

Actual­mente, los medica­men­tos antir­retro­vi­rales con­siguen inhibir enz­i­mas esen­ciales que reducen la repli­cación del VIH y fre­nan el pro­gre­so de la enfer­medad y la apari­ción de infec­ciones. De este modo, el sida, aunque no puede curarse aún, sí puede con­ver­tirse con el uso con­tin­u­a­do de estos fár­ma­cos en una enfer­medad cróni­ca com­pat­i­ble con una vida larga.

12. Los cócteles

Lo más nor­mal en los tratamien­tos que se apli­can hoy en día es la com­bi­nación de dis­tin­tos fár­ma­cos anti­retro­vi­lares, lo que común­mente se denom­i­na «cóc­tel». Estos «cócte­les» reem­plazaron a las ter­apias tradi­cionales de un solo medica­men­to, que sólo se mantienen en el caso de las embarazadas VIH positivas.

A veces no veo esper­an­za. Luego me dep­ri­mo, luego le echo ganas, luego no le echo ganas. Y hay veces en que quisiera mejor morirme. 

Lucía, 21 años, con VIH des­de 2000

13. El problema de la vacuna

El gran obstácu­lo para la obten­ción de una vac­u­na se encuen­tra en que el VIH muta ráp­i­da­mente, lo que sig­nifi­ca que adquiere difer­entes for­mas y no es homogé­neo en todas las per­sonas ni en todos los momen­tos. Así, el virus logra esqui­var cualquier vac­u­na y cualquier reac­ción inmunológ­i­ca del organ­is­mo, ya que las célu­las encar­gadas de atacar­lo no lo reconocen.

14. La investigación actual

Los estu­dios que se real­izan actual­mente a niv­el mundi­al todavía se encuen­tran en fas­es pre­clíni­cas y a un niv­el muy incip­i­ente. Cien­tí­fi­cos y exper­tos de var­ios país­es tra­ba­jan coor­di­nada­mente en la creación de un fár­ma­co que sea capaz de blo­quear la entra­da del VIH en las células.

El pasa­do mes de febrero, el Hos­pi­tal Clínic de Barcelona anun­ció los mejores resul­ta­dos de una vac­u­na ter­apéu­ti­ca con­tra el sida has­ta el momen­to, al con­seguir reducir la car­ga viral de la enfer­medad en la may­oría de los pacientes a los que se suministró.

Asimis­mo, una vac­u­na basa­da en el virus de la rabia está sien­do estu­di­a­da en el Cen­tro de Vac­u­nas de la Uni­ver­si­dad de Jef­fer­son, Esta­dos Unidos, donde ya ha sido proba­da en monos, encon­tran­do que ejerce un fac­tor de pro­tec­ción con­tra un virus que causa en los simios una enfer­medad muy sim­i­lar al sida que ata­ca a los humanos. El estu­dio fue pub­li­ca­do en la revista Vac­cine.

15. La prevención

A fal­ta de una vac­u­na pre­ven­ti­va y de un tratamien­to que cure la enfer­medad, las autori­dades san­i­tarias insis­ten en que el uso del preser­v­a­ti­vo sigue sien­do la prin­ci­pal estrate­gia para evi­tar la trans­misión sex­u­al del VIH, y en la impor­tan­cia realizarse la prue­ba del VIH lo antes posi­ble para mejo­rar el pronós­ti­co y la cal­i­dad de vida de las per­sonas infec­tadas, así como para evi­tar la trans­misión a otras personas.

La recomen­dación del preser­v­a­ti­vo ha sido fuente de polémi­ca con algunos sec­tores que se mues­tran en con­tra del uso de los anti­con­cep­tivos, como la Igle­sia Católi­ca, que ha apos­ta­do en oca­siones por la absti­nen­cia sex­u­al o la reduc­ción de las rela­ciones sex­u­ales al mat­ri­mo­nio la mejor for­ma de prevención.

Los méto­dos de pre­ven­ción, en cualquier caso, pueden vari­ar según las cos­tum­bres y la real­i­dad social de las difer­entes zonas del mun­do. En el África sub­sa­har­i­ana, por ejem­p­lo, se ha mostra­do efi­caz en la lucha con­tra el sida el fomen­to de la monogamia y el retra­so de la activi­dad sex­u­al entre los jóvenes.

Mi vida es nor­mal, tran­quila. Estoy bien med­ica­da, sal­go a tra­ba­jar todos los días. Lo que me pre­ocu­pa son mis hijos ¿Quién los cuidaría si algu­na vez enfer­mo de verdad? 

Ana, 37 años

16. La discriminación

La dis­crim­i­nación, no sólo de los enfer­mos de sida, sino tam­bién de los con­sid­er­a­dos gru­pos de ries­go, ha sido, sobre todo en los primeros años, una car­ac­terís­ti­ca intrínse­ca­mente uni­da al sida. Moti­va­do por el miedo o por pre­juicios, el tra­to dis­crim­i­na­to­rio hacia los enfer­mos de sida adop­ta múlti­ples caras, des­de la estigma­ti­zación y el ais­lamien­to social, o inclu­so famil­iar, has­ta la pér­di­da de opor­tu­nidades lab­o­rales, pasan­do, en las situa­ciones más extremas, por la negación de dere­chos bási­cos como la asis­ten­cia san­i­taria, la edu­cación, la lib­er­tad de movimien­to o la dene­gación de la entra­da a algunos país­es a refu­gia­dos y estu­di­antes proce­dentes de áreas alta­mente endémicas.

Según el informe de 2010 del Obser­va­to­rio de Dere­chos Humanos y VIH/sida de la REDVIH (Red Comu­ni­taria sobre el VIH/sida del Esta­do Español), la may­oría de los casos de dis­crim­i­nación en España se pro­duce en los ámbitos san­i­tario y lab­o­ral. Este organ­is­mo recibió el año pasa­do un total de 168 con­sul­tas en este sen­ti­do (el 26% rel­a­ti­vas al ámbito lab­o­ral, y el 23%, al san­i­tario), lo que rep­re­sen­ta un incre­men­to del 18% respec­to a 2009.

Los motivos más habit­uales de las con­sul­tas son los cam­bios en las condi­ciones de tra­ba­jo, la vul­neración de la con­fi­den­cial­i­dad de datos médi­cos, la solic­i­tud de la prue­ba del VIH sin ten­er rel­e­van­cia para el puesto o las difi­cul­tades para encon­trar trabajo.

17. El sida en España

Des­de que en 1981 se declarara la epi­demia de sida, en España se han noti­fi­ca­do un total de 77.953 casos de VIH, según datos del Reg­istro Nacional de Casos de Sida pub­li­ca­dos el 30 de junio de 2009.
Con estas cifras, España es uno de los país­es con may­or inci­den­cia del sida en Europa Occi­den­tal, pese a que en 2008 los casos diag­nos­ti­ca­dos en nue­stro país descendieron un 16,6% entre varones y un 8,6% entre las mujeres.

La vía más fre­cuente de con­ta­gio, con ten­den­cia a la baja, es entre usuar­ios de dro­gas por vía par­enter­al. De los 1.170 casos de sida diag­nos­ti­ca­dos en 2008, el 34,4% se debió al uso com­par­tido de jeringuil­las, tan­to en hom­bres (37,6%), como en mujeres (24,4%). Le siguen las rela­ciones het­ero­sex­u­ales no pro­te­gi­das (al 34,9%, con espe­cial rel­e­van­cia entre las mujeres, que rep­re­sen­tan más del 65,4% en esta modal­i­dad), y, en ter­cer lugar,  las rela­ciones homo­sex­u­ales no pro­te­gi­das entre hom­bres (un 20,3%).

En los últi­mos años, se ha detec­ta­do un pro­gre­si­vo aumen­to de la trans­misión sex­u­al del VIH, en detri­men­to de los supuestos debidos a la inyec­ción de dro­gas con mate­r­i­al con­t­a­m­i­na­do.
El 40% de los nuevos infec­ta­dos de sida son varones que prac­ti­can sexo con hom­bres, una ten­den­cia en alza en estas per­sonas, de las que una de cada diez está infec­ta­da, aprox­i­mada­mente, mien­tras que entre los het­ero­sex­u­ales la cifra se mantiene y se reduce entre quienes con­sumen dro­gas vía intravenosa.

Me he impli­ca­do mucho en la lucha con­tra el sida y he apren­di­do que la mejor man­era de vivir es hacién­dose visible. 

Kike, 50 años, con VIH des­de 1986

18. África

A pesar de que la enfer­medad en África tam­bién está en retro­ce­so (un 15% menos de infec­ciones en los últi­mos años, según in informe de Onusi­da), éste sigue sien­do el con­ti­nente con may­or número de infec­ta­dos y con más nuevos casos de con­ta­gio. El sida es la primera causa de defun­ción en África, donde 22,4 mil­lones de per­sonas viv­en con el VIH.

Conc­re­ta­mente, la región sub­sa­har­i­ana, con poco más del 10% de la población mundi­al, alber­ga casi las dos ter­ceras partes de todas las per­sonas que viv­en con el VIH, unos 22,4 mil­lones de per­sonas infec­tadas, lo que rep­re­sen­ta el 67% de por­ta­dores del virus en todo el mundo.

En África ya han muer­to las tres cuar­tas partes de los cer­ca de 30 mil­lones de per­sonas fal­l­e­ci­das en el mun­do des­de el comien­zo de la epi­demia, y se cal­cu­la que en los próx­i­mos diez años el sida matará más seres humanos solo en este con­ti­nente que todas las guer­ras del siglo XX.

19. El sida y la pobreza

Los tratamien­tos para aten­uar la enfer­medad del sida son cada vez más efec­tivos, y el acce­so a ellos es cada vez may­or, sal­vo en los país­es más pobres. Según datos de la OMS pub­li­ca­dos en 2010, 5,2 mil­lones de per­sonas habían recibido tratamien­to para el VIH a finales de 2009, frente a los 4 mil­lones de 2008. Sin embar­go cer­ca de 5 mil­lones de seropos­i­tivos siguen sin dispon­er actual­mente de medio alguno para acced­er a medica­men­tos que les per­mi­tan pro­lon­gar la vida.

Los tratamien­tos bási­cos han reduci­do su pre­cio entre un 10% y un 40% entre 2006 y 2008, pero los indi­ca­dos para quienes han desar­rol­la­do resisten­cia al virus aún siguen sien­do caros.
En los país­es occi­den­tales el pre­cio de la ter­apia con­tra el sida se acer­ca a los 7.000 euros anuales por per­sona, lo que resul­ta prác­ti­ca­mente inac­ce­si­ble para la may­oría de los afec­ta­dos de los país­es subdesarrollados.

Algunos país­es que uti­lizan medica­men­tos genéri­cos han con­segui­do reducir con­sid­er­able­mente el coste de la ter­apia. El debate actu­al se cen­tra en la difi­cul­tad legal por parte de los país­es en desar­rol­lo para la fab­ri­cación de estos medicamentos.

20. El futuro

Los últi­mos des­cubrim­ien­tos demues­tran que el tratamien­to con­tra el sida reduce el ries­go de trans­misión del VIH de una per­sona a otra en un 96%. El acuer­do para alcan­zar el acce­so uni­ver­sal al tratamien­to antir­retro­vi­ral adop­ta­do la sem­ana pasa­da por la Asam­blea Gen­er­al de Naciones Unidas supone que la comu­nidad inter­na­cional se com­pro­m­ete a que esos tratamien­tos lleguen a 15 mil­lones de per­sonas, más del doble de las que aho­ra tienen acce­so a ellos en los país­es más pobres del mun­do. Supone, según Onusi­da, que se reducirán a más de la mitad los casos de nuevas infec­ciones hacia 2015, y que para 2020 se lograrán evi­tar 12 mil­lones de infec­ciones y más de 7 mil­lones de muertes.

Esta nue­va cifra mar­ca­da por los par­tic­i­pantes en la segun­da cum­bre de este tipo que acoge la Asam­blea Gen­er­al ‑la primera fue en 2001- sig­nifi­ca un paso ade­lante que varias orga­ni­za­ciones se han apresura­do a aplaudir, aunque con cautela, ya que, de momen­to, la declaración no con­tem­pla com­pro­misos económi­cos concretos.

La lucha con­tra el sida se basará en cin­co claves, expues­tas por el sec­re­tario gen­er­al de la ONU, Ban Ki-moon:

  1. Aprovechar la energía de los jóvenes para rev­olu­cionar la prevención.
  2. Reac­ti­var los esfuer­zos para lograr el acce­so uni­ver­sal a los fármacos.
  3. Tra­ba­jar con los país­es para hac­er más renta­bles, efi­caces y sostenibles los pro­gra­mas de lucha con­tra el VIH.
  4. Pro­mover la salud, los dere­chos humanos y la dig­nidad de las mujeres y niñas
  5. Velar por la respon­s­abi­lización mutua en la respues­ta al sida.

Con infor­ma­ción del Plan Nacional sobre el Sida (Min­is­te­rio de Sanidad), el Obser­va­to­rio de Dere­chos Humanos y VIH/sida, el Pro­gra­ma Con­jun­to de las Naciones Unidas con­tra el Sida (Onusi­da), Unicef, la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (OMS), la agen­cia Efe y Wikipedia

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