Cuba encara su futuro entre el continuismo político y las reformas económicas

Miguel Máiquez, 20/4/2011
Publicado en 20minutos.es

De momen­to, nada de rev­olu­ción. La úni­ca rev­olu­ción va a seguir sien­do la que siem­pre ha sido. Cuba afrontará los próx­i­mos cin­co años inm­er­sa en el con­tinuis­mo políti­co, al menos mien­tras aguante la (cada vez más) vie­ja guardia. Fidel Cas­tro ha deja­do de ser el jefe del Par­tido, pero sigue ahí. Y Raúl, su her­mano y actu­al pres­i­dente del país, pien­sa man­ten­erse en su línea: Habrá refor­mas, sí, pero sólo económi­cas. Una cuestión de mera super­viven­cia y de inten­tar sal­var en lo posi­ble el sis­tema social­ista medi­ante una tími­da economía de mer­ca­do a la cubana, una especie de pseudo­cap­i­tal­is­mo de per­fil bajo. Para ello has­ta se ha inven­ta­do un nue­vo tér­mi­no, el «cuen­tapropis­mo», o, lo que es lo mis­mo, la posi­bil­i­dad de tra­ba­jar por cuen­ta propia. La expre­sión «ini­cia­ti­va pri­va­da» per­manece, por aho­ra, en el reino del tabú.

Este martes, en ple­na cel­e­bración del 50 aniver­sario de la históri­ca vic­to­ria con­tra Esta­dos Unidos en Bahía de Cochi­nos (Playa Girón), con­cluyó el VI Con­gre­so del gob­er­nante (y úni­co) Par­tido Comu­nista de Cuba, un even­to en el que, tal vez ingen­u­a­mente, habían deposi­ta­do algu­nas esper­an­zas de cam­bio los críti­cos al rég­i­men. Al final, sin embar­go, pocas sor­pre­sas. Como se pre­veía, Raúl Cas­tro (79 años) fue elegi­do para reem­plazar como primer sec­re­tario del par­tido a su her­mano Fidel, el úni­co que había ocu­pa­do el car­go des­de la fun­dación en 1965 has­ta ahora.

A sus 84 años, Fidel, que asis­tió al Con­gre­so atavi­a­do con su ya tradi­cional cha­que­ta de chan­dal, entre las igual­mente tradi­cionales ova­ciones de los del­e­ga­dos, se va apartan­do poco a poco de la vida públi­ca, pero la som­bra del coman­dante aún se proyec­ta con fuerza.

A pesar de que aban­donó el poder en 2006, su mera pres­en­cia, su lega­do y, espe­cial­mente, las opin­iones que aún vierte de vez en cuan­do en entre­vis­tas y, reg­u­lar­mente, a través de sus artícu­los en el diario Gran­ma, supo­nen todavía un autén­ti­co efec­to inhibidor para quienes lle­van aho­ra las rien­das políti­cas de la isla.

Como primer y fun­da­men­tal sig­no de con­tinuidad, el man­ten­imien­to de la men­ciona­da vie­ja guardia: El nom­bramien­to del primer vicepres­i­dente, José Ramón Macha­do Ven­tu­ra (80 años y comu­nista de la línea dura), como número dos, dio al traste con la recomen­dación que había hecho pre­vi­a­mente el pro­pio Raúl Cas­tro de lim­i­tar el tiem­po de las per­sonas en los car­gos para «reju­venecer» la cúpu­la del par­tido, y puso en entredi­cho sus críti­cas a la inca­paci­dad de con­seguir un reem­pla­zo gen­era­cional tras medio siglo en el poder.

El nue­vo Buró Políti­co, de 15 miem­bros, incluye a seis gen­erales de los de toda la vida y a var­ios miem­bros que ron­dan los 70 años. Más del 60% del apara­to está inte­gra­do por gen­erales o históri­cos, algo que no sat­is­face a Raúl, para quien todo se debe a los «errores» cometi­dos por el Par­tido Comu­nista y a su fra­ca­so a la hora de for­mar cuadros jóvenes «debida­mente preparados».

Más de 300 reformas económicas

Otra cosa, sin embar­go, fue la economía. Al fin y al cabo ese era el autén­ti­co obje­ti­vo del Con­gre­so, tenien­do en cuen­ta que los cam­bios políti­cos esta­ban poco menos que descartados.

El Con­gre­so, que ha dura­do cua­tro días y reunió a cer­ca de 1.000 del­e­ga­dos, ha queri­do trans­mi­tir a la población el men­saje de que el Par­tido se ha toma­do en serio la necesi­dad de bus­car sal­i­das a la pro­fun­da cri­sis que sufre la isla y, aunque no se ha atre­v­i­do a abrazar, ni mucho menos, el ‘cap­i­tal­is­mo’ a la man­era chi­na (aper­tu­ra económi­ca total con cer­ro­jo políti­co), sí aprobó más de 300 refor­mas encam­i­nadas a mod­ern­izar la anquilosa­da economía del país.

Las medi­das, de todos mod­os, tam­poco podían esper­ar demasi­a­do: Cuba, muy depen­di­ente de prés­ta­mos a cor­to pla­zo para poder finan­ciar sus importa­ciones de ali­men­tos y com­bustible, con grandes difi­cul­tades para con­seguir crédi­to y con una deu­da cer­cana a los 11.000 mil­lones de dólares, ape­nas se ha recu­per­a­do del nefas­to año pasa­do, al que llegó muy gol­pea­da por la cri­sis financiera inter­na­cional, el embar­go esta­dounidense, las secue­las de los hura­canes de 2008, la baja­da en 2009 de los pre­cios del níquel ‑su prin­ci­pal pro­duc­to de exportación‑, y el descen­so de los ingre­sos por turismo.

En este sen­ti­do, Raúl Cas­tro, que des­de que llegó al poder en 2008 ha insis­ti­do en la necesi­dad de ir trans­for­man­do poco a poco el mod­e­lo económi­co, ase­guró que su Gob­ier­no tratará de «mejo­rar la vida de los cubanos» y crit­icó el «exce­so de pater­nal­is­mo que ha reina­do durante medio siglo».

Encaje de bolillos entre el socialismo y el mercado

Las refor­mas aprobadas incluyen el fin de la car­tilla de racionamien­to, la reduc­ción grad­ual de más de un mil­lón de empleos estatales (ya está en mar­cha el recorte de unos 500.000, el may­or ajuste de fun­cionar­ios en 50 años), la expan­sión del sec­tor pri­va­do, el aumen­to de las inver­siones extran­jeras y la con­ce­sión de una may­or autonomía a cer­ca de 3.700 empre­sas estatales que han resul­ta­do ine­fi­cientes durante décadas. Tam­bién está pre­vista la expan­sión de crédi­tos ban­car­ios para impul­sar el sec­tor pri­va­do y cooperativo.

No va a ser fácil. Por un lado, el Gob­ier­no ten­drá que encon­trar lo que parece un com­pli­ca­do equi­lib­rio entre social­is­mo puro y duro y aper­tu­ra económi­ca (el Con­gre­so dio luz verde a la descen­tral­ización, pero al mis­mo tiem­po se man­tu­vo firme en no aban­donar la sen­da de la plan­i­fi­cación estatal). Por otra parte, algu­nas medi­das, como el recorte de sub­sidios de ali­men­tos, que Cas­tro con­sid­eró una «car­ga inso­portable» para la economía, han sido recibidas con pre­ocu­pación por muchos cubanos, que se ven oblig­a­dos a sub­si­s­tir des­de hace años con salarios muy bajos.

Tal vez por eso, el pres­i­dente destacó que las cosas se harán «sin prisa pero sin pausa». Los emblemáti­cos ser­vi­cios gra­tu­itos de salud y edu­cación se man­ten­drán, y los sub­sidios, según afir­mó, serán reti­ra­dos a los pro­duc­tos, pero no a las per­sonas. Para despe­jar posi­bles dudas, Cas­tro dejó claro que asume su nue­va tarea como primer sec­re­tario del par­tido «con el com­pro­miso de defend­er el social­is­mo y de no per­mi­tir jamás el regre­so del rég­i­men capitalista».

Se tra­ta, en defin­i­ti­va, de lo que los comu­nistas cubanos han bau­ti­za­do como «actu­al­ización del social­is­mo», un camino con el que se pre­tende ir gen­er­al­izan­do pro­gre­si­va­mente con­cep­tos como los impuestos, los micro­crédi­tos, la con­trat­ación entre par­tic­u­lares (en una medi­da históri­ca, los cubanos podrán vender­se coches y casas entre ellos), o el ya famoso «cuen­tapropis­mo», es decir, la posi­bil­i­dad de tra­ba­jar por cuen­ta propia.

«Autoempleo»

La nue­va nor­ma­ti­va sobre el «cuen­tapropis­mo» fue divul­ga­da hace ya unos meses y, des­de entonces, ape­nas se habla de otra cosa en la isla. El doc­u­men­to en cuestión recoge el lis­ta­do de las 178 activi­dades en las que se podrá tra­ba­jar por cuen­ta propia, y detal­la que en 83 de ellas se per­mi­tirá inclu­so la con­trat­ación de asalari­a­dos. Toda una novedad que ha des­per­ta­do tan­ta expectación como rece­los. La gente está pre­ocu­pa­da, sobre todo, por los impuestos que se aveci­nan: Un plan trib­u­tario espe­cial regirá para los «cuen­tapropis­tas», a los que se apli­cará, entre otros, un «impuesto sobre los ingre­sos per­son­ales» que oscilará entre un 25% y un 50%, en fun­ción de la renta anual.

El Gob­ier­no pre­vé que con estas medi­das 250.000 cubanos se incor­poren al tra­ba­jo por cuen­ta propia o «autoem­pleo», una activi­dad que a finales de 2009 ya ejer­cían unos 144.000 habi­tantes de la isla. Y con ese aumen­to de la activi­dad económi­ca pri­va­da, el Esta­do cubano espera aumen­tar sus ingre­sos trib­u­tar­ios de este año en 1.000 mil­lones de dólares, siem­pre según datos oficiales.

Muchos, eso sí, ten­drán que apren­der el ofi­cio, en una Cuba en la que abun­dan los abo­ga­dos y los inge­nieros, pero fal­tan téc­ni­cos y tra­ba­jadores manuales.

¿Hacia una nueva Cuba?

Hace cin­co años, los cubanos no podían per­mi­tirse alo­jarse en hote­les, com­prar elec­trodomés­ti­cos para uso par­tic­u­lar, poseer un orde­nador per­son­al o inclu­so ten­er un telé­fono móvil. Hoy ya pueden hac­er todo eso y, además, la ini­cia­ti­va pri­va­da ha ido ganan­do cada vez más mar­gen y está en mar­cha un repar­to sin prece­dentes entre los campesinos de las tier­ras ociosas del Estado.

Además, el blo­queo de Esta­dos Unidos, que sigue sien­do un duro escol­lo para el desar­rol­lo económi­co de la isla, se ha suaviza­do un poco, y, depen­di­en­do de los cam­bios políti­cos que puedan venir en el futuro, podría alig­er­arse aún más. En 2009, el recién estre­na­do gob­ier­no de Barack Oba­ma decidió lev­an­tar las restric­ciones exis­tentes has­ta entonces para que los ciu­dadanos esta­dounidens­es con famil­iares en Cuba via­jasen libre­mente a la isla y les envi­asen dinero o rega­los, y per­mi­tió a las com­pañías de tele­fonía de EE UU y a los medios de comu­ni­cación oper­ar en el mer­ca­do cubano y dotar de cober­tu­ra de redes a la isla.

Son cam­bios pequeños, pero están suce­di­en­do, y las refor­mas aprobadas aho­ra, que la oposi­ción al rég­i­men y muchos anal­is­tas económi­cos han cal­i­fi­ca­do de meros parch­es, podrían, sin embar­go, abrir puer­tas políti­cas a medio o largo pla­zo que tal vez el Gob­ier­no cubano no haya sabido calcular.

Los retos, empezan­do por el respeto a los dere­chos humanos y sigu­ien­do por una evolu­ción des­de el total­i­taris­mo actu­al hacia una democ­ra­cia que sepa inte­grar los logros con­segui­dos por la rev­olu­ción, son muchos, pero a la vez, el rele­vo gen­era­cional nece­sario para afrontar­los está, inevitable­mente, cada vez más cerca.

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