La democracia llama a la puerta en Túnez tras 23 años de dictadura y una revuelta histórica

Miguel Máiquez, 16/1/2011

Hace ape­nas un mes, Túnez seguí­a sien­do, a ojos de Occi­dente, ese pequeño paí­s tran­quilo y esta­ble del Norte de África que aca­taba sin rechis­tar las exi­gen­cias de EE UU en su lucha con­tra el terro­rismo isla­mista y al que adu­la­ban sin rubor los gobier­nos euro­peos (sus veci­nos del sur, Fran­cia, Ita­lia y España, espe­cial­mente); un rin­cón lleno de sol, pla­yas, mag­ní­­fi­cas rui­nas his­tó­ri­cas y el sufi­ciente exo­tismo árabe en un ambi­ente seguro como para atraer cada año a miles de turis­tas. ¿Una dic­ta­dura? Tal vez, pero nada grave. La apa­rien­cia demo­crá­tica era sufi­ciente y, en cual­quier caso, era una dic­tadu­ra amiga.

Hoy, esos mis­mos ojos con­tem­plan un esce­na­rio en ple­na revo­lu­ción popu­lar, en el que, tras sema­nas de revuel­tas calle­je­ras, repre­sión poli­cial, poco con­vin­cen­tes pro­me­sas de cam­bio y dece­nas de muer­tos, la demo­cra­cia real podrí­a estar lla­mando por fin a la puer­ta, por pri­mera vez en un país árabe.

La expli­ca­ción es sen­ci­lla: No es que Túnez haya cam­biado de la noche a la mañana, es que nun­ca ha sido lo que la mayo­rí­a de los gobier­nos occi­den­ta­les pre­fe­rí­an creer (o hac­er creer) que era.

Un espe­jismo

Durante más de 20 años, y tras la cor­tina de una fal­sa demo­cra­cia, el régi­men auto­ri­ta­rio de Zine al Abi­dine Ben Alí­ habí­a con­ver­tido el paí­s magrebí­ en el coto pri­vado de la fami­lia gober­nante, donde la corrup­ción y el nepo­tismo cam­pa­ban a sus anchas y la fal­ta de liber­tad a todos los nive­les era flagrante.

Los ingre­sos del tur­is­mo y las ayu­das esta­dou­ni­den­ses y euro­peas, a cam­bio de la con­ten­ción del isla­mismo y de la inmi­gra­ción, per­mi­tie­ron un espe­jismo de pros­pe­ri­dad eco­nó­mica que, sin embar­go, se vino aba­jo al esta­llar la cri­sis glo­bal en 2008. El paro y los pre­cios se dis­pa­ra­ron, los suel­dos se hun­die­ron y la juven­tud, prin­ci­pal ví­c­tima de la situa­ción, sal­ió a la calle.

Las deman­das económi­cas y sociales dieron pron­to el lógi­co paso a la exi­gen­cia de lib­er­tad y democ­ra­cia, y la olea­da ha resul­ta­do ser incon­tenible. Ben Alí está hui­do, el Gob­ier­no dis­uel­to; los europeos, pen­di­entes de una posi­ble evac­uación, y la gente, esperan­do al fin unas elec­ciones que se han anun­ci­a­do ya para den­tro de un mes.

Todavía es una incóg­ni­ta si la tran­si­ción será un éxi­to o no, como lo es tam­bién has­ta qué pun­to la revuelta tuneci­na hará pon­er sus bar­bas a remo­jar a los gob­er­nantes vecinos.

En Argelia (otro rég­i­men fal­sa­mente democráti­co, pero, a difer­en­cia de Túnez, de ori­entación pseu­doso­cial­ista) ya ha habido protes­tas pop­u­lares con­tra el gob­ier­no de Boute­fli­ka por la situación económi­ca. En Egip­to, Mubarak aca­ba de ganar (otra vez) unas elec­ciones tildadas de farsa por la oposi­ción, mien­tras crece la ten­sión y la vio­len­cia con­tra la minoría cris­tiana y por la mar­ginación de los islamis­tas. Y en Mar­rue­cos, que tiene en la reciente revuelta saha­raui la pun­ta de lan­za de la con­testación social por el dete­ri­oro económi­co, la cor­rup­ción del rég­i­men ha queda­do al des­cu­bier­to por los cables de Wik­ileaks. La Lib­ia del eter­no Gadafi es, por aho­ra, un hue­so más difí­cil de roer.

Pero, de momen­to, el cam­bio se ha pro­duci­do, y esta vez no ha sido un cam­bio impul­sa­do por los mil­itares. Estas son las claves de lo ocurrido:

1. EL CONTEXTO

La ‘perla’ del Magreb

Situ­a­do en la cos­ta mediter­ránea africana, y con 10,3 mil­lones de habi­tantes (el 98%, musul­manes), Túnez es el país más pequeño del Magreb, la parte occi­den­tal del mun­do árabe, que incluye asimis­mo a Mar­rue­cos, Argelia y Lib­ia. El 40% de su ter­ri­to­rio está ocu­pa­do por el desier­to del Sáhara, mien­tras que el resto es sue­lo fér­til y ade­cua­do para la agricultura.

Has­ta aho­ra, Túnez era el país magre­bí menos con­flic­ti­vo, lo que, unido a sus playas, su sol, su gran riqueza históri­ca y cul­tur­al, y la garan­tía de con­fort y seguri­dad para los vis­i­tantes, le hacían un gran reclamo para el tur­is­mo (más de 126.000 españoles lo vis­i­tan cada año).

Con un gob­ier­no proes­ta­dounidense, y con­sid­er­a­do un Esta­do mod­éli­co en la zona por Occi­dente, Túnez es el socio norteafricano de la UE que más ayu­das recibe per cápi­ta, aunque en tér­mi­nos abso­lu­tos le supera Mar­rue­cos. La inver­sión extran­jera está cap­i­tanea­da por Fran­cia, con 1.250 empre­sas pre­sentes en Túnez, segui­da de Italia, Ale­ma­nia, el Reino Unido, Bél­gi­ca, Holan­da y España.

Las ayu­das exte­ri­ores, jun­to a los ingre­sos prove­nientes del tur­is­mo, la indus­tria man­u­fac­tur­era y los fos­fatos, habían hecho de Túnez un país rel­a­ti­va­mente próspero, has­ta que estal­ló la cri­sis económi­ca mundi­al en 2008.

Paro y corrupción

Con la cri­sis, la inver­sión extran­jera cayó en pic­a­do (un 33% en 2009) y se dis­pararon los pre­cios de los pro­duc­tos bási­cos, pero el país habría podi­do man­ten­er el tipo de no ser por la per­sis­ten­cia de sus dos grandes prob­le­mas endémi­cos: el paro y la corrupción.

El paro, que afec­ta sobre todo a la juven­tud, en una nación donde dos ter­cios de la población es joven (el 55%, menor de 25 años), supera el 15%, y las políti­cas del Gob­ier­no para ata­jar­lo han sido inex­is­tentes o ineficaces.

Al ser la edu­cación oblig­a­to­ria, muchos de estos para­dos son uni­ver­si­tar­ios (el número de licen­ci­a­dos se ha trip­li­ca­do en la últi­ma déca­da) que se ven abo­ca­dos, bien a emi­grar a Europa, algo nada fácil ante las políti­cas cada vez más restric­ti­vas del Viejo Con­ti­nente, bien a ori­en­tar su futuro hacia un des­ti­no pre­cario y poco apeteci­ble en la agricultura.

La cor­rup­ción y el nepo­tismo han sido, por su parte, la seña de iden­ti­dad del rég­i­men. Las grandes empre­sas están en manos de los Tra­bel­si, la famil­ia del has­ta aho­ra pres­i­dente Ben Alí y su esposa, Leila. Muchas de ellas han sido expropi­adas en aras del «interés nacional». Y la redis­tribu­ción de las grandes ganan­cias que estas empre­sas gen­er­an bril­la por su ausen­cia o se reduce a aso­cia­ciones de sol­i­dari­dad, con­tro­ladas tam­bién por el par­tido oficial.

Represión y falta de libertad

Jun­to al descon­tento económi­co, la fal­ta de lib­er­tad ha sido el otro gran fac­tor que ha acaba­do agotan­do la pacien­cia de los tunecinos.

Túnez es un Esta­do poli­cial de con­fi­dentes, donde se con­tro­la has­ta el últi­mo correo elec­tróni­co, y en el que la cen­sura, des­de los libros y los medios de comu­ni­cación has­ta las redes sociales en Inter­net, está a la orden del día. Amnistía Inter­na­cional y Human Rights Watch han denun­ci­a­do la exis­ten­cia de cárce­les sec­re­tas, desa­pare­ci­dos, reg­istros domi­cil­iar­ios sin orden judi­cial, palizas…

Exis­ten tres par­tidos de oposi­ción, pero ape­nas tienen fuerza y están ais­la­dos (las elec­ciones las gana siem­pre el par­tido del Gob­ier­no con por­centa­jes supe­ri­ores al 80%). Y al igual que en Egip­to o Argelia, el rég­i­men ha ido debil­i­tan­do o elim­i­nan­do las estruc­turas sociales inter­me­dias (par­tidos, sindi­catos, aso­cia­ciones) capaces de plan­tar cara al poder.

El diagnóstico, en Wikileaks

La situación del país qued­a­ba bien refle­ja­da en los cables de los diplomáti­cos esta­dounidens­es sobre Túnez saca­dos a la luz por Wik­ileaks, y pub­li­ca­dos, entre otros medios, por El País. Algunos extrac­tos:

El pres­i­dente Ben Alí está enve­je­ci­do, su rég­i­men sufre de escle­ro­sis y no hay un claro suce­sor. Muchos tune­ci­nos están frustra­dos por la fal­ta de lib­er­tad políti­ca y sien­ten rabia por la cor­rup­ción de la famil­ia del pres­i­dente, por las ele­vadas tasas de desem­pleo y por las desigual­dades regionales.

El extrem­is­mo es una ame­naza con­tin­ua. […]. El gob­ier­no tune­ci­no no acep­ta con­se­jos ni críti­cas nacionales o inter­na­cionales. En lugar de ello, inten­ta impon­er un con­trol todavía may­or, echan­do a menudo mano de la policía […]. Túnez es un Esta­do poli­cial, con escasa lib­er­tad de expre­sión o aso­ciación, y con serios prob­le­mas de dere­chos humanos.

El pres­i­dente hace lo que su mujer le pide que haga […]. Los miem­bros de la amplia famil­ia de Ben Alí pueden hac­er lo que quier­an con impunidad, inclu­i­do fal­si­ficar documentos.

Una estrategia contraproducente

Ante esta situación, EE UU y la UE han juga­do con Túnez durante años la baza de mirar para otro lado a cam­bio de con­tar con un ali­a­do fiel en la zona, dán­dole car­ta blan­ca para hac­er el tra­ba­jo sucio en tres frentes: la lucha con­tra el islamis­mo rad­i­cal (espe­cial­mente des­de el 11‑S), la con­tención de la inmi­gración (en 2001 la UE fir­mó var­ios acuer­dos con Túnez para con­tro­lar la emi­gración clan­des­ti­na) y la pro­tec­ción del tur­is­mo (sobre todo, tras el aten­ta­do de 2002 vin­cu­la­do a Al Qae­da en una sin­a­goga en la isla de Jer­ba, en el que murieron 15 personas).

Sin embar­go, es pre­cisa­mente la cor­rup­ción, la repre­sión y la pobreza lo que, como demues­tran las expe­ri­en­cias de Argelia y Egip­to, da alas a los islamis­tas. Y es pre­cisa­mente la cor­rup­ción, la repre­sión y la pobreza lo que ha acaba­do sacan­do al pueblo a la calle y ful­mi­nan­do la ima­gen de Túnez como paraí­so turístico.

El papel de Internet: Nawaat y las redes sociales

A pesar de los ‘apagones’ y de la cen­sura que ha ejer­ci­do el Gob­ier­no durante las protes­tas, el papel de redes sociales en Inter­net como Face­book o Twit­ter ha sido de una impor­tan­cia con­sid­er­able en la revuelta que ha der­ro­ca­do al presidente.

El alto niv­el de edu­cación y de acce­so a la Red de los jóvenes tune­ci­nos les ha servi­do para orga­ni­zarse a través de unas nuevas tec­nologías que, a su vez, han lle­va­do los detalles de las protes­tas a todo el mun­do, sorte­an­do el con­trol del régimen.

En este sen­ti­do, una pági­na web, Nawaat.org, se ha con­ver­tido en el gran por­tavoz de la rebe­lión ciu­dadana, con la pub­li­cación, en árabe y en francés, de cen­tenares de tex­tos, vídeos y fotos, así como de con­vo­ca­to­rias a man­i­festa­ciones, comu­ni­ca­dos, reacciones…

2. LA REVUELTA, PASO A PASO

La con­testación social comen­zó a medi­a­dos de diciem­bre con man­i­festa­ciones, muchas de ellas vio­len­tas (cócte­les molo­tov, pedradas), en varias ciu­dades del país. La repre­sión poli­cial fue muy dura y ha habido dece­nas de muer­tos (21, según cifras ofi­ciales; cer­ca de 70, según la Fed­eración Inter­na­cional de Dere­chos Humanos) y cen­tenares de detenidos.

Se tra­ta de una revuelta sin líderes definidos (los par­tidos de la oposi­ción están demasi­a­do ais­la­dos y son mar­ginales), pro­tag­on­i­za­da prin­ci­pal­mente por jóvenes, y en el con­tex­to de un país con una amplia clase media y una impor­tante tradi­ción sec­u­lar (los islamis­tas han queda­do al mar­gen de las protestas).

La may­oría de los par­tic­i­pantes en las man­i­festa­ciones son estu­di­antes, pero tam­bién han sali­do a la calle tra­ba­jadores, int­elec­tuales, campesinos… Esta es la cronología de los hechos:

  • 17 de diciem­bre. Mohamed Bouaz­izi, un joven desem­plea­do con estu­dios supe­ri­ores, se inmo­la a lo bon­zo en la local­i­dad turís­ti­ca de Sidi Bou Zaid para denun­ciar abu­sos admin­is­tra­tivos, después de que la policía le con­fis­cara su car­ri­to con fru­ta y ver­du­ra que vendía en la calle, con el argu­men­to de que carecía de per­miso. Esto, unido a la cri­sis económi­ca que afec­ta al país, provo­ca una olea­da de revueltas sin prece­dentes. Las protes­tas se extien­den a El Guep, Mek­nas­si y Bouzayane.
  • 24 de diciem­bre. Jóvenes man­i­fes­tantes ata­can un cuar­tel de la guardia nacional con el resul­ta­do de cua­tro muer­tos entre los uniformados.
  • 28 de diciem­bre. Ante la gravedad de la situación, el pres­i­dente Ben Alí se desplaza al hos­pi­tal para vis­i­tar a Bouazizi.
  • 29 de diciem­bre. Ben Alí cesa a tres gob­er­nadores regionales y remod­ela parte del Ejecutivo.
  • 4 de enero. Muere Bouaz­izi. El Gob­ier­no apli­ca una fér­rea cen­sura en los medios de comu­ni­cación y blo­quea sitios web y corre­os elec­tróni­cos, espe­cial­mente los de quienes usan la red social Facebook.
  • 6 de enero. Amnistía Inter­na­cional con­de­na la represión.
  • 7 de enero. Se que­ma a lo bon­zo un joven de 17 años ante un insti­tu­to de la cap­i­tal, después de que fuera san­ciona­do por orga­ni­zar un acto de apoyo a las man­i­festa­ciones. Los dis­tur­bios se extien­den a las ciu­dades sureñas de Sil­iana, Tela, Redeyef, Um Laraies y Kebili, someti­das a un esta­do de sitio des­de el ini­cio de esta semana.
  • 8–9 de enero. 14 muer­tos, según el Gob­ier­no (la oposi­ción los cifra en 35), en los dis­tur­bios en Kasserin (en la fron­tera con Argelia) Thela y en Regeb. Los man­i­fes­tantes core­an «todos somos Bouazizi».
  • 10 de enero. La UE pide a las autori­dades tuneci­nas mod­eración en el uso de la fuerza y la lib­eración de los man­i­fes­tantes, peri­odis­tas y blogueros detenidos. El sec­re­tario gen­er­al de la ONU, Ban Ki Moon, pide con­tención y respeto a la lib­er­tad de expre­sión. Para inten­tar desac­ti­var las protes­tas Ben Alí anun­cia la creación de 300.000 empleos.
  • 11 de enero. El Gob­ier­no anun­cia cua­tro muer­tos más en Kaserin, lo que ele­va a 18 los fal­l­e­ci­dos recono­ci­dos ofi­cial­mente, mien­tras los sindi­catos hablan de más de 50. Mien­tras, se recrude­cen los com­bat­es en la región min­era de Gafsa y otras zonas del cen­tro y el suroeste. El Ejec­u­ti­vo dec­re­ta el toque de que­da en Beja, Gafsa, Kaserín y Telab. El Gob­ier­no español desacon­se­ja via­jar al inte­ri­or de Tunez.
  • 12 de enero. El toque de que­da se extiende a la cap­i­tal, toma­da ya por camiones y vehícu­los blinda­dos. Se recrudece la vio­len­cia en los bar­rios de Le Kram y la Goulette, cer­ca de Carta­go, donde se encuen­tra el Pala­cio Pres­i­den­cial. El min­istro de Inte­ri­or, Rafik Bel­haj Kacemm, es des­ti­tu­i­do. Se anun­cia la pues­ta en lib­er­tad de todos los detenidos.
  • 13 de enero. Un muer­to al car­gar la policía con­tra una man­i­festación de pro­fe­sores y estu­di­antes en el cen­tro de la cap­i­tal. Se agra­va la situación en Gafsa, donde los man­i­fes­tantes ata­can tres comis­arías y asaltan un super­me­r­ca­do y la ofic­i­na de Corre­os. La Fed­eración Inter­na­cional de Dere­chos Humanos tiene iden­ti­fi­ca­dos, des­de el ini­cio del con­flic­to, a 66 muer­tos. Ben Alí prom­ete un «com­ple­to y pro­fun­do» cam­bio a niv­el políti­co y económi­co en el que par­ticipen todos los actores de la sociedad civ­il y políti­ca, inclu­i­da la oposi­ción, al tiem­po que anun­cia que no se pre­sen­tará a las elec­ciones de 2014. Se con­tabi­lizan 13 muer­tos y 50 heri­dos en la cap­i­tal, después de la inter­ven­ción del pres­i­dente, en la que éste se com­pro­metió a no usar fuego real con­tra los manifestantes.
  • 14 de enero. Una mul­ti­tud de jóvenes recorre la prin­ci­pal aveni­da de Túnez cap­i­tal gri­tan­do consignas con­tra el pres­i­dente entre ellas «O te vas, o nos matas». Ante las mul­ti­tu­di­nar­ias protes­tas, Ben Alí des­ti­tuye al gob­ier­no en pleno y anun­cia elec­ciones leg­isla­ti­vas antic­i­padas en seis meses. El Gob­ier­no dec­re­ta el esta­do de excep­ción en todo el país, por lo que la policía puede dis­parar con­tra todo sospe­choso que no obe­dez­ca sus órdenes. A la vez, se declara el toque de que­da. Horas después, Ben Alí aban­dona Túnez y se refu­gia en Ara­bia Saudí; el primer min­istro, Mohamed Ghanuchi, asume la pres­i­den­cia inte­ri­na del país y el Ejérci­to toma posi­ciones en el mar­co del Esta­do de Emer­gen­cia. Durante la noche se pro­ducen dis­tur­bios y saque­os de los que se acusa a seguidores de Ben Alí.
  • 15 de enero. El pres­i­dente del Par­la­men­to, Fued Mebaza, es procla­ma­do pres­i­dente interi­no y prom­ete un gob­ier­no de unidad, sin exclu­siones. España y la UE coor­di­nan un plan con­jun­to para una evac­uación «even­tu­al» de sus ciu­dadanos de Túnez. En el país hay unos 1.600 españoles res­i­dentes y cer­ca de 200 turistas.

3. QUIÉN ES QUIÉN

Zine al Abidine Ben Alí

Inge­niero elec­tróni­co y, pos­te­ri­or­mente, mil­i­tar for­ma­do en acad­e­mias de Fran­cia y EE UU, Zine al Abidine Ben Alí, de 73 años, tomó el poder en 1987 por medio de un golpe de Esta­do. Después mod­i­ficó la Con­sti­tu­ción para poder pre­sen­tarse indefinida­mente a elec­ciones, denun­ci­adas repeti­da­mente por orga­ni­za­ciones de dere­chos humanos y la oposi­ción como fraudulentas.

Tras depon­er al que fuera pres­i­dente de Túnez entre 1957 y 1987, Habib Bur­gui­ba, dirigió el país de for­ma per­son­al, otor­gan­do priv­i­le­gios y con­cen­tran­do el poder en muy pocas manos. El rég­i­men se con­vir­tió en una clep­toc­ra­cia dirigi­da por los Tra­bel­si, apel­li­do de la famil­ia de la primera dama.

Son muchas las voces dis­cor­dantes que le cul­pan de haber igno­ra­do los dere­chos humanos y los val­ores democráti­cos, acusa­ciones que él siem­pre negó. Ben Alí rec­haz­a­ba las críti­cas que le acha­can haber amaña­do las vota­ciones, y llegó a comu­nicar que proce­saría a todo aquel que se atre­viese a «difundir men­ti­ras para dañar la ima­gen de Túnez».

Fue elegi­do por una­n­im­i­dad para un primer manda­to de cin­co años en 1989 y reelegi­do como úni­co can­dida­to de nue­vo en 1994. En 1999, ganó un nue­vo manda­to de cin­co años con un 99,4% de los votos, a pesar de la intro­duc­ción del pluripartidismo.

Un refer­én­dum en 2002 sobre una nue­va Car­ta Magna que per­mitía a Ben Alí exten­der su gob­ier­no has­ta el año 2014 fue aproba­do por más del 99% de los votantes. Ben Alí ganó con el 94,4% de los votos en las elec­ciones pres­i­den­ciales de 2004. En 2009 fue reelegi­do para un quin­to manda­to con 89,62% de los votos .

Mohamed Ghanuchi

Es el primer min­istro de Túnez, y se proclamó pres­i­dente en fun­ciones el 14 de enero. Un día después, sin embar­go, el Con­se­jo Con­sti­tu­cional señaló que este puesto debía ser ocu­pa­do por el pres­i­dente del Par­la­men­to, Fued Mebaza.

Econ­o­mista, y vin­cu­la­do total­mente a Ben Alí, Ghanuchi ha esta­do en el Gob­ier­no tune­ci­no des­de los tiem­pos del ante­ri­or pres­i­dente, Habib Bourguiba.

Fued Mebaza

Pres­i­dente del Par­la­men­to y recién nom­bra­do pres­i­dente interi­no, será el encar­ga­do de lid­er­ar la tran­si­ción hacia la democ­ra­cia. Ha anun­ci­a­do elec­ciones para den­tro de 60 días y ha prometi­do un gob­ier­no de unidad nacional durante el actu­al pro­ce­so políti­co. Tiene 77 años y es licen­ci­a­do en Dere­cho y en Económicas.

Mustafá Ben Yafar

Lid­era el par­tido opos­i­tor Foro Democráti­co por el Tra­ba­jo y las Lib­er­tades. Según infor­ma El País, Mebaza ha acep­ta­do su prop­ues­ta de for­mar un gob­ier­no de coalición.

Ahmed Nejib Chebbi

Diputa­do izquierdista y ex can­dida­to a la pres­i­den­cia por el opos­i­tor Par­tido Demócra­ta Pro­gre­sista, una de las pocas for­ma­ciones legales de Túnez.

Los islamistas

No es fácil cal­cu­lar el peso real de los islamis­tas rad­i­cales en Túnez, ya que los par­tidos y aso­cia­ciones de esta ten­den­cia han sido desar­tic­u­la­dos durante el rég­i­men de Ben Alí. Uno de sus líderes es Rachid Ghanuchi, quien ha pasa­do cin­co años en prisión. Con­de­na­do a cade­na per­pet­ua en 1992 por rebeldía, en 1993 el Reino Unido le con­cedió asi­lo políti­co. Según El País, tiene pro­hibi­da la entra­da en Esta­dos Unidos, Egip­to y Líbano.

La ausen­cia de los islamis­tas en la revuelta pop­u­lar puede haber sido una de las claves del éxi­to de las protes­tas. En país­es donde tienen mucho más peso, como Argelia o Egip­to, la ame­naza de una deri­va hacia un gob­ier­no islamista rad­i­cal habría hecho mucho más difí­cil el tri­un­fo de una rev­olu­ción como ésta.

El Ejército

El Ejérci­to tune­ci­no es rel­a­ti­va­mente pequeño en com­para­ción con el de otros país­es árabes. No ha toma­do parte acti­va en la repre­sión de la revuelta, de la que se ha encar­ga­do la Policía, aunque fue desple­ga­do en la cap­i­tal para evi­tar dis­tur­bios y saqueos.

4. Y AHORA QUÉ

Túnez ha ini­ci­a­do una tran­si­ción históri­ca hacia la democ­ra­cia, pero el éxi­to de este camino sigue sien­do muy incier­to y depende de muchos factores.

Por un lado, no exis­ten líderes definidos en la revuelta pop­u­lar, y la oposi­ción es muy débil. Tal y como señala el exper­to Michael Koplow en la revista For­eign Pol­i­cy, «si se cel­e­bran elec­ciones no está nada claro quién puede haber con la sufi­ciente cual­i­fi­cación como para ser acep­ta­do como can­dida­to por la gente».

Además, las per­sonas encar­gadas de lid­er­ar el actu­al pro­ce­so políti­co has­ta la for­ma­ción del prometi­do gob­ier­no de coali­ción proce­den del rég­i­men de Ben Alí.

Sin embar­go, estos prob­le­mas pueden verse con­trar­resta­dos por el hecho de que la revuelta cuen­ta con la neu­tral­i­dad del Ejérci­to y con el impor­tante apoyo de la clase media y de la élite int­elec­tu­al del país.

Por otra parte, los islamis­tas, diez­ma­dos por la repre­sión del rég­i­men, no deberían supon­er un obstácu­lo para la democ­ra­ti­zación del país. La gran homo­genei­dad que, a difer­en­cia de otros país­es del Norte de África, car­ac­ter­i­za a la sociedad tuneci­na, tam­bién puede hac­er las cosas más fáciles.

Túnez en síntesis

  • Super­fi­cie: 163.610 kilómet­ros cuadrados.
  • Fron­teras: 965 Km con Argelia; 459 Km con Libia.
  • Cos­ta: 1.148 Km (Mediter­rá­neo).
  • Recur­sos nat­u­rales: Fos­fatos, hier­ro, zinc, sal, petróleo.
  • Población: 10,3 mil­lones de habitantes.
  • Edad media de la población: 29 años.
  • Crec­imien­to de la población: 0.969%.
  • Población urbana: 67%.
  • Esper­an­za de vida: 76 años.
  • Gru­pos étni­cos: Árabes (98%), europeos (1%).
  • Religión: Musul­manes (98%), cris­tianos (1%), judíos y otros (1%).
  • Idioma: Árabe (ofi­cial), francés.
  • PIB per cápi­ta: 9.500 dólares EE UU.
  • Sec­tores: Agri­cul­tura: 10,6%; indus­tria: 34.6%; ser­vi­cios: 54.8%.
  • Paro: Entre el 14% y el 16%.

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